Desde los tiempos antiguos, las comunidades budistas estan regidas por
seis administradores, todos ellos discipulos del Buda,
cuya misión es la de guiar conjuntamente los asuntos de la comunidad. El cocinero encargado de la preparación de las comidas de
los monjes, el Tenzo, ocupa una de estas funciones.
La regla de los monasterios, el Zenonshingi [1] , precisa que la función del tenzo ha sido instituida 'porque
los monasterios hacen ofrenda de alimento a un gran número de
monjes'. Esta responsabilidad siempre ha sido confiada a maestros
iluminados que poseían el espíritu de la Vía, o a hombres
eminentes que aspiraban ardientemente al espíritu del despertar.
¿Acaso la practica de la Vía no forma un todo de un solo
acuerdo Un tenzo sin el
espíritu de la Vía sufriría en vano al intentar realizar
esta abrumadora tarea y no sería de ninguna ayuda a la comunidad. El Zenonshingi hace hincapié en que 'es porque
actualiza el espíritu de la Vía en la variedad y
renovación de los menús apropiados a las estaciones y necesidades
que el tenzo aporta a la sangha el aliento y el bienestar necesario para la
practica'.
Ya antes Isan Reiyu [2] y Tozan Shusho [3] ocuparon este
puesto, como
tantos otros grandes maestros y patriarcas a lo largo de los tiempos. Es decir
que el tenzo es sensiblemente diferente de los que día a día
preparan la comida, aunque estosúltimos sean
encargados o maestros cocineros en una gran casa.
Durante mi estancia en la China de los Song, he aprovechado
mi tiempo libre para preguntar a los ancianos sobre la naturaleza de las
funciones que ellos habían ejercido en el pasado. Les estoy agradecido por haberme instruido haciéndome
partícipe de sus experiencias. Sus enseñanzas son la
médula que desde los tiempos antiguos se transmiten los maestros y
patriarcas que han realizado la Vía. Por supuesto, es preciso leer con atención el Zenonshingi,
pero también es importante escuchar a los antiguos relatar su
experiencia sin perder el menor detalle.
Quisiera ahora seguir el desarrollo de las actividades de un
tenzo durante veinticuatro horas. Tras haber terminado
la comida del mediodía, el tenzo busca
al intendente que le entrega cereales, legumbres y otros productos para la
comida del
día siguiente. Una vez que estos productos estan en vuestras
manos, debéis cuidarlos como a la niña de vuestros
ojos. Acaso no dijo el maestro zen Honei Nin´yu :
'los objetos y los bienes de la comunidad que utilizais
cotidianamente son la niña de vuestros ojos, protegedlos y cuidad de
ellos.' Tratad los alimentos con el mismo respeto con el que
trataríais a los destinados a la mesa del emperador.
Tened los mismos miramientos para con todos los alimentos, cocidos o crudos.
Después, todos los administradores se reúnen en la cocina para
establecer los menús del día siguiente tras
deliberarsobre la elección de sabores y la preparación de los
platos: legumbres de acompañamiento, sémola y otros platos. El
Zenonshingi es muy claro en este punto: 'Antes de
decidir los menús del día
siguiente, sabores, legumbres y cereales, el cocinero debe consultar a los
administradores del
monasterio.' Se trata de los jefes de los seis departamentos que se
reparten la administración del
monasterio: el director (tsusu), el asistente del director (kansu), el tesorero (fusu), el
supervisor de la conducta de los monjes (ino), el cocinero (tenzo) y el jefe de
trabajos (shissui). Cuando se han tomado las
decisiones, los menús deben ser expuestos en los paneles situados frente
a la habitación del
superior y frente a la habitación de los monjes.
Una vez hecho esto, el tenzo inicia la preparación de la comida del
día siguiente. Cuando lavéis el arroz o las legumbres, hacedlo
con vuestras manos, en la intimidad de vuestra propia mirada, con diligencia y
conciencia, sin que vuestra atención se relaje un
solo instante. No seais cuidadoso para una cosa y negligente para otra.
Procurad que ni una sola gota del océano de los méritos se
os escape. No perdais la ocasión de agregar vuestro grano de
polvo a la cima de la montaña de los actos benéficos.
El Zenonshingi dice: 'si los seis sabores
[4] no estan en armonía y las Tres Virtudes [5] estan
ausentes, ese plato no es digno de ser presentado ante
la sangha'.
Cuando limpiais el arroz, vedtambién la arena.
Cuando echais la arena, ved también el arroz.
Si vuestra mirada va y viene escrutando minuciosamente
los detalles, sin que vuestro espíritu se relaje, automaticamente
las tres virtudes estaran presentes en toda su plenitud y los seis
sabores se desarrollaran por si mismos.
Seppo Gisson [6] fue en su momento cocinero en el monasterio
de Tozan Ryokai [7].
Un día que estaba lavando el arroz, el maestro
le pregunto: '¿Quitas la arena del arroz, o quitas el arroz y dejas la
arena?'
Seppo le respondió: 'Hago las dos cosas al mismo tiempo.'
'¿Entonces que van a comer nuestros monjes?' preguntó
Tozan.
Como respuesta, Seppo volcó el cubo. [8
Tozan le dijo: '¡Llegara el día en que partiras a la
búsqueda de otro maestro!'.
He aquí como
practicaban antiguamente nuestros grandes antepasados: ellos dominaban la
Vía trabajando con las manos. ¿Cómo nosotros, sus lejanos
descendientes, podemos ser tan negligentes en nuestra practica Un maestro ha dicho:
'Remangandose es como
el tenzo realiza el espíritu de la Vía'. Tened cuidado de no
confundir un grano de arroz con un grano de arena y lo
dejeis escapar.
El Zenonshingi nos dice: 'Durante la preparación de la comida el
tenzo, debe cuidar perfectamente de la perfecta limpieza de todas las
cosas.' No vertais de cualquier manera el agua que ha lavado el
arroz. Los antiguos utilizaban un saco de tela para
filtrar el agua antes de tirarla. Tras poner el grano en la marmita yagregar la
cantidad exacta de agua, no relajéis vuestra vigilancia, porque nada
debe venir a contaminarlo, ni un ratón por
descuido, ni la mirada curiosa de un ocioso.
Tras esto el tenzo prepara las legumbres que acompañan la guen mai de la
mañana y guarda los utensilios y recipientes que han
sido utilizados para cocer el arroz y la sopa de la comida del mediodía. Verificad
su absoluta limpieza y colocad en alto lo que esté hecho para estar
arriba y abajo lo que esté hecho para ir abajo. Cada cosa
encontrara la paz
y el equilibrio en el lugar que le conviene, tanto arriba como abajo. Separad los palillos, cucharones
y otros instrumentos y guardad junto lo que va junto. Prestad atención a las cosas, no las tiréis de
cualquier manera.
Ahora el tenzo se consagra a la preparación de la comida del
día siguiente. Examina el arroz, quitando
cuidadosamente insectos, granos, piedras y otras impurezas y limpia las
legumbres. Durante estas operaciones, su asistente canta un sutra como ofrenda al
espíritu guardian del
horno. Tras esto prepara las legumbres de
acompañamiento y la sopa, verificandolo todo con sumo cuidado.
Cuando el intendente os da las provisiones, no debéis discutir sobre la
cantidad, grande o pequeña, ni examinar la
calidad, fina o basta. Solamente aplicaros de todo corazón en tratarlas
de la mejor manera y en sacar de ellas el mayor
partido posible. Nada es mas abominable que dejarse
llevar por la cólera o por laalegría al considerar la cantidad o
calidad de los productos. Practicar con ardor y diligencia es hacerlo de manera
que día y noche las cosas entran en vuestro espíritu y que
vuestro espíritu vuelve a las cosas, sin discriminación, con el
mismo espíritu.
La preparación de los productos necesarios para la confección de
los platos del
día siguiente se hace antes de media noche y después de media
noche el tenzo se consagra a la cocción. Tras la
comida de la mañana, lava las marmitas, pone a cocer el arroz y hace la
sopa. Cuando vertais el arroz en la marmita, debéis
quedaros cerca del
fregadero y vigilar personalmente que ningún grano se pierda y que la
cantidad de agua sea la prescrita. encended el fuego y
hacedlo cocer. Un viejo refran dice: 'Que
la marmita sea vuestra propia cabeza y el agua que cuece el arroz, la sangre
que da vida a vuestro cuerpo'.
Una vez que el arroz esta cocido, lo vertéis en recipientes de
bambú o de madera
que disponéis sobre una mesa. Evidentemente hay que prever la
cocción de las legumbres y de la sopa mientras que el arroz esta
cociendo. El tenzo debe estar presente durante la
cocción de los platos y vigilar su desarrollo. Aunque disponga de
asistentes, servidores, de mano de obra para el fuego y la vajilla o, como
recientemente en los grandes monasterios, especialistas encargados de la
cocción del arroz y de las sopas, aunque estas funciones no hayan
existido en los tiempos antiguos, el cocinero debesaber que todo este personal
esta bajo sus ordenes y que él es el único responsable de
todas las actividades de la cocina.
Cuando cocinéis no miréis las cosas ordinarias con una mirada
ordinaria, con sentimientos y pensamientos ordinarios. Con esta hoja de
legumbre que tenéis en vuestras manos construid una maravillosa morada
de buda y haced que este ínfimo grano proclame
su ley.
Dicho de otra manera, si preparais un pobre caldo de hierbas silvestres,
que no os inspire ningún sentimiento de disgusto o de desprecio, y si
elaborais un rico y cremoso potaje, que vuestro corazón no salte
de alegría; donde no existe apego, ¿cómo ha de haber
hostilidad Así, cuando tenéis que
ocuparos de una materia basta no la tratéis sin miramientos, mostrad
hacia ella la misma diligencia y atención que
mostraríais hacia un objeto precioso. Es importante que vuestro
espíritu no cambie según la calidad del objeto. Si
vuestro espíritu depende de las cosas, es como si
cambiarais de actitud y de lenguaje según la calidad de la
persona que os encontrais. Un comportamiento
semejante no es el propio de una persona que practica la Vía.
Si vuestra determinación es profunda y
encaminais todas vuestras energías hacia la Vía
podríais alcanzar la suprema pureza de los antiguos y sobrepasar a
vuestros antecesores llevando vuestro trabajo a la perfección hasta en
el mínimo detalle. ¿Cómo negociar la Vía
para alcanzar este objetivo?
Pues bien, si los antiguospor dos cuartos hacían un
caldo de hierbas silvestres, vosotros con dos cuartos elaborad un suculento
potaje. Vaya, ¡qué difícil es la tarea
Las condiciones de hoy en día estan tan alejadas del pasado como
la distancia que separa el cielo de la tierra, ¿cómo
podríamos siquiera compararnos a los maestros del pasado? Sin embargo, aplicandonos
sin escatimar esfuerzos, no hay razón para no hacerlo tan bien o mejor
que ellos. Si esto no os parece evidente, es que
todavía no habéis clarificado suficientemente vuestro
espíritu. Vuestros dispersos sentimientos galopan como un caballo salvaje y
vuestras emociones saltan de rama en rama como
un mono.
Sin embargo, cuando estos fogosos y dispersos pensamientos retroceden y se
vuelven sobre sí mismos, aunque no sea mas que por un instante, nuestra naturaleza original aparece
automaticamente y todas las cosas son iguales y armoniosas. Así
es como
dirigimos las cosas en lugar de ser dirigidos por ellas. Un
espíritu aclarado y tranquilo no es ni tuerto ni ciego y abraza todos
los aspectos de la realidad. La hoja de legumbre que tienes en la mano se
convierte en el cuerpo sagrado de la última realidad y este cuerpo que tienes en la mano se vuelve simple legumbre.
De la practica de este maravilloso poder de
transformación, propia de la actividad del buda, se benefician todos los seres.
La comida esta preparada, ved que todo esté en orden y
aseguraos que reposa tranquilamente. Cuando suene
eltambor o la campana, uníos a la sangha en el dojo.
Mañana y noche, no debéis nunca faltar a zazén ni a la enseñanza del maestro.
Cuando volvais a vuestro cuarto, cerrad los ojos y
contad el número de monjes, novicios y antiguos que residen en el
dormitorio de los monjes. Agregad aquellos que viven
en las edificaciones próximas o estan en la enfermería.
Pensad en los pabellones de los monjes retirados. No
olvidéis a los que acaban de llegar y que aún no forman parte de
la sangha, los visitantes de paso y las ermitas. Algunos
monjes pueden estar temporalmente ausentes. Si tenéis la
mas mínima duda sobre el número exacto, preguntad al
asistente del
director, al supervisor de los monjes y a los responsables de los dormitorios,
residencias y pabellones o hablad con sus asistentes.
Una vez que habéis establecido el número
preciso de comidas, os hace falta ahora calcular la cantidad de comida
necesaria. Para cada comensal preved una ración de arroz, pero cuando
dividís una ración por dos, obtenéis dos raciones.
O tres si dividís por tres. O cuatro si dividís por cuatro.
También podéis dividir media unidad por dos y obtenéis dos
medias unidades y cuando sirvais el arroz, un
cuarto de unidad sera una ración. Por otro
lado, si servís nueve décimas partes de una unidad, ved cuanto os
queda; y si ahora guardais en reserva nueve décimas partes,
calculad cuantas décimas partes podréis servir.
Cuando un monje come un grano de arroz deLuling (arroz
de la mejor calidad) ve a Isan Reiyu. Cuando el cocinero sirve un grano de arroz de Luling, ve al búfalo. [9] El
búfalo se come a Isan Reiyu e Isan Reiyu hace
pastar al búfalo. ¿Estais seguro de vuestras cantidades y del
número de comidas a servir? Verificadlo una vez
mas, paso por paso. Una vez que todo
esta claro en vuestro espíritu y que distinguís
perfectamente todos los pormenores, dad las instrucciones apropiadas y en el
momento oportuno guiad a los otros en la Vía adaptandoos a las
facultades de cada uno. Esta practica, esfuerzo
tras esfuerzo, día tras día, no debe jamas relajarse.
Cuando un benefactor visita el monasterio y hace una
ofrenda (fuse) en comida, debéis decidir sobre el fuse junto a los otros
administradores. Esta regla ha sido observada siempre en los monasterios zen desde los tiempos antiguos. Sucede lo mismo con la
distribución de todos los bienes destinados a la comunidad. Si no queréis que el desorden reine en donde estais,
no usurpéis derechos ajenos.
Ahora, en el momento que la comida esta en las
bandejas y a punto de servirse, el tenzo viste el kesa [10] y despliega su
zagu. [11] Enciende una varilla de incienso como ofrenda y se prosterna nueve veces en
dirección del
cuarto de los monjes. Tras esto, hace llevar las bandejas al
cuarto de los monjes en donde se sirve.
Este es el desarrollo de la vida de un tenzo que
consagra su atención a la preparación de la comida, sin perder el
tiempo encosas inútiles. Si vuestras actividades son
auténticas y actuais por el bien de los demas, todo lo que
realicéis alimentara el cuerpo de la última realidad.
En contrapartida, nuestra gran sangha sentira un
bienestar apaciguador y gustara de practicar.
Hace ya siglos que las enseñanzas del buda fueron llevadas a
Japón y sin embargo todavía nadie se ha interesado por el
método de preparación de la comida de los monjes. Nuestros
antepasados no han dejado ninguna consigna sobre el
tema y nuestros sabios predecesores no han incluido este capítulo en su
enseñanza. Ni que decir tiene que nadie jamas ha hecho
mención de las nueve prosternaciones antes de servir la comida. Ni en sueños ha pensado alguien en ello alguna vez. Me parece que en nuestro país la gente no le da mas
importancia a la comida y a su preparación que la que le puedan dar los
animales de pelo y pluma. ¡Es del todo deplorable
¿por qué sucede esto?.
Cuando estaba en China, durante mi estancia en el monasterio del monte T´ien T´ung,
encontré a un monje llamado Yung. Originario de la región del
mismo nombre, era el tenzo en este monasterio. Un
día tras la comida, cuando me dirigía hacia el pabellón de
reposo a través de la galería Este, lo vi secando
champiñones frente a la Sala del Buda. Tenía
una vara de bambú en las manos y no llevaba sombrero. El tórrido sol quemaba el suelo. Iba y venía
chorreando sudor, volteando una y otra vez los champiñones con toda su
alma.Era un trabajo ingrato y abrumador. Su espalda
estaba tensa como
un arco y sus blancas cejas parecían un penacho. Me acerque a él y le pregunte:
'¿Qué edad tenéis?'.
'Sesenta y ocho años.'
'¿Por qué no le pedís a un
sirviente que haga esta tarea?'
'Porque aquello que hace otro no lo puedo hacer yo.'
'Veo que os ceñís a la regla de los
antiguos, pero ¿por qué hacer esta tarea bajo el ardiente
sol?'
'¿Dejarlo para mas tarde
¿para cuando?'
Ya no sabía qué mas decirle.
Continué mi camino a lo largo de la
galería pensando en lo que acababa de decirme el cocinero. Sus palabras me habían tocado el punto sensible y, en el
fondo, presentía el gran alcance de esta función.
Llegamos a China a mediados
de abril de 1223, pero me quedé algún tiempo a bordo del
barco en el puerto de Ch´ing Yüan. Un
día, a principios de mayo, mientras conversaba con el capitan, se
presentó un monje. Tenía unos sesenta
años. El objeto de su misión era comprar
champiñones directamente a los comerciantes japoneses que estaban a
bordo. Le invité a tomar el té y le
pregunté de donde venía. Me dijo que era el tenzo del monasterio del monte Ayüwang.
'Soy oriundo de la provincia de Szechwan,
pero dejé mi pueblo hace cuarenta años y ahora tengo sesenta.
Durante todos estos años, he viajado de un
monasterio a otro, sin establecerme en ningún sitio hasta el año
pasado cuando encontré a Koun Doken, el superior del
templo Ku-yün del
monte Ayüwang. Vine avisitarle y me quedé cerca de él,
descubriendo que hasta ese momento no había
hecho mas que perder mi tiempo. Al final del
Ango (retiro de verano) se me encomendó ser tenzo. Mañana
celebramos el quinto día del quinto mes lunar y he visto
que no tenía nada bueno para ofrecer de comida. He
pensado en hacer una sopa de tallarines, pero no tenía
champiñones. Por eso he venido aquí con
propósito de comprarlos. Así
podré hacer una ofrenda a todos los monjes de las diez
direcciones.'
'¿Cuando salisteis del
monasterio?'
'Esta tarde después de comer.'
'¿A que distancia esta el monte Ayüwang?'
'Quince o veinte kilómetros.'
'¿Cuando debéis partir?
'En cuanto haya comprado los champiñones.'
'Nuestro encuentro de hoy en el barco se ha debido a circunstancias
fortuitas que nos han permitido conversar un momento.
¿No es esto un presagio? Os
lo ruego, permitidme invitaros a pasar la noche a bordo.'
'Debo volver al monasterio para preparar la comida de mañana.
No estaría bien si no vigilara yo mismo la cocina.'
'¡En ese gran monasterio seguramente habra alguien capaz de cocinar ! Seguramente podran prescindir de
un cocinero sin que haya un disgusto.'
'Esta función ha sido confiada a este
viejo. Digamos que es mi practica de viejo. ¿Cómo podría delegar en otra persona?
Por otro lado, no he pedido autorización para pasar la noche fuera del monasterio.'
'Vuestra edad merece una consideración, ¿por qué no
os consagrais solamente a la practicade zazen o al estudio de las
palabras de los antiguos maestros, en lugar de afanaros tanto como cocinero, sin hacer mas que
trabajos manuales ¿Qué
provecho sacais de ello?'
El cocinero se hecho a reír y me dijo:
'Mi buen amigo que venís del
extranjero, ¡todavía no habéis comprendido lo que significa
la practica de la Vía y aún no sabéis lo que
quieren decir las palabras y las letras !'
Su inesperada respuesta me lleno de confusión y de vergüenza y le
pregunté: '¿Qué queréis decir con 'las
palabras y las letras' y que entendéis por 'la practica
de la Vía'?'
'Sí no titubeais en estas preguntas esenciales, os
convertiréis seguramente en un hombre de la
Vía.'
En ese preciso momento, era incapaz de comprender lo
que quería decir, y agregó:
' Si no comprendéis, venid un día a verme al monte
Ayüwang, examinaremos mas de cerca la naturaleza de las palabras y
las letras. Se hace tarde, el sol pronto se pondra,
debo darme prisa en regresar.'
Se levantó y partió apresuradamente hacia el
monasterio.
En julio del mismo
año, mientras permanecía en el monasterio del
monte Tien-t´ung, recibí un día la visita del
cocinero del
monte Ayüwang. Me dijo:
'Voy a dejar mi función al final del Ango
y tengo la intención de volver a mi región. Cuando
supe que estabais aquí, pensé en venir a saludaros.'
Estaba encantado de volver a verle y le acogí con alegría. Tras
hablar de unas cosas y otras dirigí la conversación a la
discusión quehabíamos entablado a bordo del barco en
relación con las palabras y las letras y con la practica, y me
dijo:
' Una persona que estudia las palabras y las letras debe saber lo que es
una palabra o una letra y aquel que se consagra a la practica de la
Vía debe comprender lo que quiere decir practicar.'
'¿Qué entendéis por 'las
palabras y las letras'?'
'Uno, dos, tres, cuatro, cinco.'
'¿Qué es la practica de la Vía?'
'No se esconde ningún tesoro en el universo.'
Tras esto hablamos de otros temas que ya no es necesario
mencionar aquí.
Si adquirí algún conocimiento sobre las palabras y las letras y
comprendí un poco lo que es la practica
de la Vía, fue gracias a la benevolencia de este cocinero.
Cuando le conté esta conversación a mi
añorado maestro Myozen, derramó lagrimas de gratitud.
Mas tarde, entre mis lecturas, encontré esta estrofa que Setcho
Juken había escrito dirigida a un monje
¿Una palabra, siete, tres o cinco, [12]
para captar la verdad de las miríadas de formas del Universo?
No os fiéis de ellas.
En la noche profunda
la luna brillante ilumina el vasto océano.
La joya del
dragón negro que buscais
esta aquí y allí, por todas partes.
Leyendo este poema, me vino a la mente la conversación
que había tenido el año anterior. Lo que expresaba Setcho Juken
se correspondía exactamente con lo que me había dicho el
cocinero. Esta estrofa venía a confirmar mi
sentimiento de que el tenzo de Ayüwang era verdaderamente unhombre de la
Vía.
Así es como he
llegado a ver el sentido de 'uno, dos, tres, cuatro, cinco', y como ahora he captado
también el de seis, siete, ocho, nueve, diez. Vosotros, mis hermanos de
las generaciones futuras, aplicaros en ver desde aquí lo que esta
allí, y desde allí lo que esta aquí y paladeareis
mas alla de las palabras el sabor único del zen. Por el
contrario, si no hacéis este esfuerzo,
seréis las victimas del veneno de la
dualidad y gustareis del
zen de los cinco sabores que os impedira preparar con corazón y
talento el alimento de la comunidad.
Realmente, la función de tenzo concretiza la
transmisión de los antiguos. Es a la vez el ojo
y la oreja, la palabra y el sentido. ¿Cómo no
habría de ser ella el centro
de la diana, el corazón de la practica
Si sois dignos de vuestro nombre de tenzo, vuestro arte y
vuestro espíritu son idénticos. En el Zenonshingi se dice:
'aportad todos vuestros cuidados a la preparación de las dos
comidas diarias, velando tanto por la cantidad como por la calidad. Ninguna
de las Cuatro Ofrendas -alimento, ropa, lecho y medicina - debe faltar
jamas. El venerado Shakyamuni nos ha ofrecido el fuse de veinte
años de su vida a nosotros, sus lejanos descendientes, para protegernos.
Gracias al mérito de su acto, gozamos de la ayuda de su inextinguible luz. Sabed pues servir de la mejor manera
a la comunidad sin temer jamas a la pobreza. Si
vuestro espíritu no conoce límites, vuestra parte debienestar es
inextinguible'. Con este mismo
espíritu el superior de un monasterio debe servir a la comunidad.
Lo esencial en el arte de la cocina es tener una actitud de espíritu
profundamente sincera y respetuosa hacia los productos y el tratarlos sin
juzgarlos por su apariencia, ya sea basta o refinada. ¿No os
acordais de la anciana que obtuvo infinitos méritos por haber
ofrecido al buda con un corazón puro el agua con la que había
lavado su arroz Pensad en el rey Ashoka, que en el
instante de morir ofreció medio mango a un
monasterio. Plantando esta última raíz de bien,
recibió la predicción de que recolectaría los frutos en su
próxima existencia. El lazo que creamos con el buda no va en función de la grandeza de la ofrenda, sino de
la autenticidad de nuestro corazón. Nuestra
practica quiere que seamos verdaderos en todos los actos de nuestra
vida.
Un plato preparado con ricos ingredientes no es
necesariamente superior ni un cocido de humildes legumbres es necesariamente
inferior. Cuando cojais o preparéis vulgares plantas silvestres,
hacedlo sinceramente, con todo vuestro corazón y tratadlas con tantos
miramientos como
trataríais a los productos mas raros. El vasto océano tiene un único sabor a pesar de recibir el agua de
innumerables ríos y el vasto océano de la naturaleza original no
hace discriminaciones entre los sutiles sabores de un delicado plato y el gusto
grosero de un cocido de hierbas silvestres. De igual manera,cuando
hacéis crecer el germen de la Vía y alimentais al
embrión sagrado, comidas refinadas o vulgares tienen un solo sabor. Hay un viejo adagio que dice: 'La boca de un monje es como un horno'. Recordad que una planta silvestre puede alimentar al sagrado
embrión y hacer crecer el germen de la Vía. No la
rechacéis con desprecio ni la tratéis a
la ligera. Un 'instructor y guía de dioses
y hombres' [13] debe saber sacar partido de una simple legumbre.
Por otro lado, no juzguéis las cualidades y los
defectos de los miembros de la comunidad y no tengais en cuenta su
ancianidad o su edad. Puesto que ignorais vuestro propio
porvenir, ¿cómo podríais augurar el de los demas Sí medís las faltas de los demas
tomando como
norma vuestras propias faltas, ¿cómo no cometeríais
errores Los hombres
difieren en edad y facultades, pero son todos iguales sobre la Vía. Por otro lado puede que el que actuó mal ayer, actúe
bien hoy. ¿Qué es un santo?
¿Qué es un hombre ordinario? Nadie lo sabe. Se dice en el Zenonshingi que un monje no es ni santo ni hombre ordinario, abraza las diez
direcciones. Si estais firmemente resueltos a no permanecer en la
dualidad del bien y del mal entraréis directamente en la Vía de
la incomparable sabiduría del despertar, pero si tropezais en el
uno o en el otro no veréis la Vía, incluso aunque esté
ante vosotros. Aplicandose en no discriminar es como se alcanza los
huesos y la médula de los antiguos maestros.Vosotros, mis hermanos que ejerceréis
la función de tenzo en el futuro, realizaréis también el
despertar haciendo el mismo esfuerzo. Sabiendo que nuestro
gran antepasado Hyakujo Ekai os ha dejado una línea de señales
para guiaros en la Vía ¿cómo podríais ignorarlas?
A mi vuelta a Japón, colgué mi bastón de peregrino durante dos o tres años en Kennin-ji. Si bien es
cierto que existía una función de tenzo en este
monasterio, el titular de este cargo no tenía nada que ver con un
auténtico tenzo digno de este nombre. ¡Incluso ignoraba que la
cocina era una actividad de Buda! No sabiendo discernir la Vía,
¿cómo habría podido entregarse a la practica?
¡Es una lastima que no hay podido nunca tener la oportunidad de ver en
acción un auténtico tenzo Es del todo deplorable desperdiciar así su tiempo y reducir
a la nada su practica haciéndolo de forma chapucera.
Observé a este monje en el ejercicio de sus
funciones. No velaba personalmente por la preparación de las dos comidas
cotidianas y para todo se remitía a un
estúpido, descerebrado e indiferente sirviente. Daba órdenes,
fuera el asunto de importancia o no, pero jamas verificaba la
ejecución del
trabajo, como si el hacerlo fuera tan vergonzoso
o inconveniente como mirar a la mujer del vecino. Pasaba su tiempo en su habitación, durmiendo, hablando con
los vecinos, leyendo o cantando sutras. Pasaban los días y los
meses sin que se arrimara jamas a una cacerola. Ni que decir tiene que
noentraba dentro de sus calculos el proveerse de los productos
necesarios y todavía menos el prever un
menú. ¿Cómo hubiera podido saber que estas actividades son
en sí la practica de la Vía? Jamas le había
venido a la mente, ni en sueños, el
prosternarse nueve veces antes de hacer llevar los platos al comedor. Ignorando él mismo estas cosas, ¿cómo hubiera
sido capaz de formar jóvenes alumnos? Esta
deplorable situación me entristeció profundamente. He
aquí como
se comporta un hombre que no tiene el espíritu de la Vía porque
no ha tenido la suerte de encontrar un verdadero maestro; entra en una
montaña de piedras preciosas y vuelve a su casa con las manos
vacías; penetra en un océano de gemas y vuelve sin un adorno
precioso.
Sí aún no tenéis el espíritu del despertar, es
importante que sepais que realizaréis la Vía practicando
con un maestro que haya realizado él mismo su verdadera naturaleza
original. Sin embargo, si aún no habéis encontrado a esta persona pero en vosotros hay una profunda
determinación de producir el espíritu del despertar y ponéis todo vuestro
corazón en vuestro trabajo, realizareis también la Vía. Claro esta que, si ninguna de estas condiciones se cumple,
no esperéis ningún beneficio.
En todos los monasterios donde he estado en la gran China de los Song, he observado que
los administradores y sus adjuntos eran nombrados para su función por un año. No obstante, en todo momento y bajo toda
circunstancia suscomportamientos manifestaban las tres líneas de
conducta que se exigen al superior de un monasterio: por un lado trabajan para
el bien de los demas, obteniendo así un doble provecho, para
ellos mismos y para los demas; por otro, realzan el prestigio del
monasterio por la nobleza de su espíritu a semejanza de los antiguos;
finalmente rivalizan con los grandes maestros del pasado siguiendo sus pasos y
su ejemplo. Sobre esto, quisiera que comprendiérais bien que aquel que
no tiene en cuenta a los demas es un tonto y
que aquel que considera a los demas como a si mismo es un sabio. Antiguamente un
maestro dijo
Habéis finalizado dos tercios de vuestra vida,
Sin jamas haber hecho brillar la menor parcela de vuestra alma.
Insaciables, devorais vuestra vida corriendo tras
futilidades.
¿Qué puedo hacer por vosotros, si ni
siquiera volvéis la cabeza cuando os llamo?
Sabed que os arrastraran vuestras emociones si no veis a este buen amigo. ¡Sería deplorable que fuérais
como ese estúpido hijo prodigo que lleva
con él el tesoro que le ha dejado su padre y que lo deja de lado, como si fuera un
montón de desperdicios Es
preciso que no os pase esto. Todos los hombres de la Vía que en
el pasado han ejercido la función de cocinero
han mostrado que sus actividades y sus valores espirituales estaban en perfecta
concordancia. Isan Reiyu alcanzó el despertar cuando
era cocinero. Fue también el cocinero Tozan Susho quien, cuando
estaba pesando elsésamo, respondió a un monje que le preguntaba
sobre el buda: ' ¿El buda? ¡Tres libras de sésamo!'
¿Existe algo mas precioso que la
realización de la Vía? ¿Hay algún momento
mas grande que aquel del despertar? Para el que aspira
ardientemente a la realización de la Vía y que se entrega a la
practica, un puñado de arena se convierte en un tesoro, y una
imagen de buda que esta esculpiendo, un objeto de veneración. La
historia ha dejado numerosas experiencias de este
tipo. Ciertamente, esta acciones son meritorias pero, ¡cuanto mas
benéficas son si cabe las actividades de un
cocinero, que hayan podido serlo las de nuestros grandes predecesores! Si
llevais vuestra tarea exactamente en el puro espíritu que ellos
nos han transmitido, ¿cómo
podríais dejar de igualar su perfección en la Vía?
La función de jefe o de responsable cualquiera que sea el dominio de la
actividad, incluido el de tenzo, requiere tres cualidades: alegría de
vivir, benevolencia y grandeza de espíritu.
Alegría de vivir, significa que estais
contentos de hacer vuestro trabajo. Pensad que si hubiérais
nacido en el reino de los dioses, seríais acaparados por tantas
alegrías y tantos placeres que no tendríais tiempo ni
ocasión de suscitar en vosotros el espíritu del despertar y
aún menos de practicar; ni siquiera tendríais la oportunidad de
preparar la comida que ofrecéis a los Tres Tesoros (Sambo) [14],
¡y sin embargo son el bien mas precioso del Universo! Los
TresTesoros son incomparables en excelencia, ni el rey
de los dioses ni el soberano del
mundo se le podrían comparar. El Zenonshingi dice sobre los monjes: ' Respetados y honrados viven tranquilamente apartados
de los asuntos del mundo; no siendo
mancillados por la creación de objetos del pensamiento, son la excelencia de la
humanidad'.
No solamente tenéis la suerte de pertenecer a la especie humana sino que
ademas tenéis el honor y el privilegio de alimentar a los Tres
Tesoros para el bien de todos los seres. ¿No es un
magnífico karma? ¿Cómo no estar totalmente contento Imaginad que hubierais nacido en otro mundo, como
el de los infiernos, o el de los espíritus avidos, o el de las
bestias, o el de los demonios, o en cualquier otra situación, que no os
permitiera ver y entender la Vía. Imaginad que incluso habiendo vestido
el milagroso habito del monje, no estéis en estado de preparar
correctamente las comidas de los Tres Tesoros, porque vuestro espíritu y
vuestro cuerpo, receptaculos de sufrimiento, estan entorpecidos
por el doloroso destino que os aflige. Ya que esta vida os
permite cocinar, sed felices de vivir esta vida y alegraos de ser lo que
sois. Vuestro excelente karma es fuente de
inalterables méritos por kalpas y kalpas. Ojala
podais, por vuestro trabajo y vuestra aplicación, día a
día, en cada momento, venir en ayuda de todos los seres del universo y
utilizar vuestro cuerpo que es el fruto de miríadas de vidas para
crearbuenos lazos karmicos. Sí considerais todas las cosas
en este espíritu, vuestro corazón
rebosara alegría. Incluso aunque fuérais el soberano del
mundo, si no prepararais las comidas ofrecidas a los Tres Tesoros, no
sacaríais ningún provecho y todos vuestros esfuerzos
serían en vano.
La benevolencia es el sentimiento de un padre o de una
madre hacia su hijo. Cuando pensamos en los Tres Tesoros experimentamos este mismo sentimiento. Aunque los padres sean
pobres o estén incluso en la miseria, tan grande es su ternura como atentos sus
cuidados. ¿Cómo explicar este
sentimiento? El que no tiene hijos no puede comprenderlo, es
preciso que uno mismo sea padre para sentirlo. Un
padre no considera a su hijo en términos de pérdida o de
provecho, piensa antes que nada en criarlo bien. Despreciando su confort
personal le abriga del
frío y le protege del
sol. La ternura de los padres es el colmo de la benevolencia. Aquel que ha
alcanzado el espíritu del despertar conoce este
sentimiento y solo aquel que lo practica puede sentirlo. ¿Acaso cuando
tenéis en vuestras manos el agua o el grano, no los veis con la tierna y
amante mirada de una madre que cuida de su hijo? Nuestro gran maestro
Shakyamuni ¿nos habría hecho el don de veinte años de su
vida si no se hubiera inclinado sobre nosotros con la tierna atención de
un padre que no busca obtener resultados ni hacer
fortuna?
La grandeza de espíritu es grande como
una montaña, vasta como
elocéano. Es un espíritu sin ideas
recibidas o partidarias. No se alegra cuando solo hay un
ligero peso a llevar, ni se aflige por levantar un gran peso. Incluso cuando
escucha la llamada de la primavera, no salta
de alegría entre el rocío y si contempla los colores del otoño, no
derrama melancólicas lagrimas. Un paisaje
incluye las vicisitudes de las cuatro estaciones, como el peso incluye el gramo y la libra. Un gran espíritu engloba la totalidad de los
componentes. Así, de esta manera, hay que escribir, comprender y
profundizar la palabra grande. Si Kazan Zenne, [15] cocinero del monasterio del monte Chia, no hubiera comprendido la
palabra grande, no habría estallado en risas al escuchar el
sermón de Taigen Fu [16] y este último no hubiera realizado el
despertar. Si la palabra grande no hubiera sido inscrita en el espíritu del maestro Isan Reiyu, no
habría soplado tres veces sobre la ramita de madera que había recogido. Sí
el maestro Tozan Shusho hubiera ignorado la palabra grande, no habría
respondido: '¡Tres libras de sésamo!' al monje que le
preguntaba sobre el buda. Es esencial que sepais que nuestros grandes
maestros del
pasado han profundizado la palabra grande bajo toda clase de circunstancias.
Cada uno, libremente, lo ha gritado con fuerte voz, ha expuesto el gran
principio, realizado el gran asunto y formado grandes hombres. Han completado a los seres llevandolos al despertar.
Aunque seais superior de un monasterio,
encargadode una función o simple monje, no olvidéis actuar
siempre con alegría, benevolencia y grandeza de espíritu.
He escrito este texto para legarlo a los sabios de las
generaciones futuras que estudiaran la Vía.
Redactado en la primavera del
año 1237, por el monje Dogen que transmite la ley desde la
función de superior del
monasterio Kannondôri Kôshôhôrin-ji.
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Glosario
[1]. Zenonshingi: Obra que contiene la regla relativa a la vida de un monje en un monasterio zen. Escrita por el maestro
Hyakuyo Ekai , esta todavía vigente.
[2] Isan Reiyu (o Guishan Lingyu): Dejó a su familia a los quince
años para hacerse monje. Tras recibir la ordenación, a los
veintitrés años parte en peregrinación y se detiene en el
monasterio del
maestro Hyakujo Ekai, donde permanece veinte años como tenzo, llegando a ser su
discípulo principal y sucesor. Hyakujo Ekai le encarga partir al monte
Kuei-shan, donde Isan Reiyu funda un monasterio en que
llegó a haber mil quinientos miembros.
[3] Tozan Susho (o Dongshan Shouchu): Recorrió 2.000 km. mientras
atravesaba China
para encontrar al maestro Ummon.
[4] Los seis sabores: Amargo, acido, dulce, picante, salado,
soso.
[5] Las Tres Virtudes: Suavidad-ligereza; limpieza-frescura;
cuidado-precisión.
[6] Seppo Gison: Maestro zen; peregrinó como monje hasta los 50
años por diversos monasteriosrealizando la función de tenzo. A
los 50 años se estableció llegando a tener un
gran número de discípulos.
[7] Tozan Ryokai: Fundador de la escuela Soto junto a su discípulo
Sozan.
[8] En el zen no existe antagonismo entre el bien y el
mal. Con este gesto él muestra que la
progresión del
razonamiento es inoperante, pero no prueba su despertar, porque volcando el
cubo crea un nuevo antagonismo.
[9] Literalmente 'el búfalo de agua'. El búfalo en los
textos zen simboliza la naturaleza de Buda inherente a
toda persona. Es difícil de capturar y aun mas
de domesticar. Ver :: La Doma del Buey. Las
Diez Etapas del Despertar
[10] Kesa: Vestido de la libertad. Manto de tela, compuesto
de bandas de tela cosidas entre si. Se lleva sobre el hombro izquierdo y
por encima del kimono
o del kolomo
durante zazén y en las ceremonias. Simboliza la
transmisión de maestro a discípulo.
[11] Zagu: Antiguamente estera ligera que se ponía en el suelo para
sentarse. Actualmente es una pieza rectangular de tela que se extiende en el
suelo durante las prosternaciones para evitar que el
kesa toque el suelo.
[12] Alusión a una forma de poesía china de cuatro versos donde
cada verso contenía por orden uno, siete, tres y cinco versos.
[13] Uno de los epítetos para nombrar al Buda.
[14] Sambo: Los Tres Tesoros, el Buda, el Dharma y la Sangha, son la base del
budismo, no pudiendo existir vida religiosa búdica sin fe en los Tres
Tesoros. Ver :: 'El RefugioBudista'
[15] Kassan Zenne: Entró a los cinco años en un monasterio y fue
poco menos que una lumbrera en el terreno intelectual. Tras recibir la
ordenación partió en peregrinaje y tras visitar al maestro Dogo
Enche y siguiendo sus indicaciones partió a la búsqueda del
maestro Sensu Tokujô. Este último vivía como barquero para
huir de las persecuciones antibúdicas y desde hacía unos treinta
años esperaba al discípulo a quien transmitir su sucesión.
Al ver a Kassan y tras conversar con él le lanzó al rio de un empujón. Este hecho
parece ser que 'despertó' a Kassan. Tras
esto Sensu le entregó el sello de la transmisión y tras montar en
su barca desapareció en el río.
[16] Taigen Fu: Era el responsable de los monjes en el monasterio del
monte Tai-Yüan y un hombre muy erudito. A una de sus conferencias asistió
de forma inesperada Kassan Zenne, quien tras escucharle durante
un momento se echó a reir a carcajadas y abandonó la sala. Tras
esto Taigen Fu se confesó ante Kassan como un hombre torpe
y sin talento, hecho que Kassan no solo no desmintió sino que corroboró
afirmando que se andaba por las ramas y que hablaba de cosas que no
conocía. Siguiendo las instrucciones de Kassan, Taigen
se encierra en su habitación dispuesto a hacer zazén hasta el
fondo de sí mismo. Al amanecer del día
siguiente se 'despertó'.
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