REPUBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA EL INTERIOR
Y JUSTICIA
SERVICIOS DE INVESTIGACIONES PRIVADAS, TECNICAS JURIDICAS Y CRIMINALISTICAS.
Muerte del Dr. José Gregorio Hernandez
(Ensayo
Cumana’,
septiembre de 2014.
A continuación en este ensayo voy hablarle un poco sobre la muerte
del Dr. José Gregorio Hernandez, para así conocer de lo ocurrido en ese entonces. Un 29 de Junio, como todos
los días,
José Gregorio se levantó a las cinco, tomó
su primer baño del día, rezó el Angelus, y después
se dirigió a la iglesia
de la Divina Pastora a escuchar la misa y a comulgar. Como
era domingo, no tenía que ir a la universidad, por lo que se fue
a visitar algunos de sus enfermos en esa parroquia.
Regreso luego a su casa (en el número 3 de
San Andrés ha Desbarrancado),
donde su hermana Isolina le sirvió el desayuno: pan, mantequilla, queso y agua de panela. Después deorganizar su consultorio, salió a visitar las casas
de sus pacientes, cosa que acostumbraba
hacer en las mañanas que no tenía clases, entre las ocho
y las once y cuarenta y cinco. Para este recorrido
José Gregorio iba generalmente
a pie. Poco antes de las 12
llego a su casa, donde tomó su segundo baño
del día como era costumbre.
Al medio día rezó el Angelus y
se sentó a almorzar.
Este último almuerzo consistió en sopa, legumbres, arroz y carne acompañados
de un refresco de guanabana que le enviara su cuñada,
Dolores de Jesús Briceño
Gonzales, la esposa de César
Benigno. Para reposar el almuerzo se sentó en la mecedora que tenía para atender a los pobres que
venían a verlo durante dos horas
todos los días. Estaba esta mecedora junto a una imagen
de San José.
Pasada la una y media de la
tarde llego alguien a avisarle
de que una señora anciana se encontraba muy grave, José
Gregorio tomó su
sombrero y partió enseguida
a visitarla. Esta anciana vivía
entre Amadores y carbones. Cuando salió de consultar a la anciana enferma, José
Gregorio, considerando que esta era muy pobre
decidió el mismo irle a comprar las medicinas que
le había recetado y para ello se llegó
hasta la farmacia que se encontraba en la esquina de Amadores.
En ese entonces se encontraba estacionado un tranvía y en el momento en
que salía
José Gregorio de la farmacia con las medicinas otro
tranvía subía
desdeGuanabanos hacia
Amadores. José Gregorio fue
a cruzar la calle por delante del tranvía que se encontraba detenido, sin percatarse de que un automóvil se aceraba en esa dirección, sorprendido por la aparición inesperada del transeúnte el chofer no pudo detener a tiempo el vehículo que conducía a 30 Km por hora y José Gregorio recibió el fuerte impactó que lo lanzó por el aire contra un poste telefónico; golpeandose
en su caída con el filo de la acera. Este golpe de acuerdo
con el informe forense es lo que ocasiona
la muerte del
ilustre médico y siervo de Dios pocos minutos mas
tarde, pues le fracturó la base del craneo
y le provocó una hemorragia interna. La señorita Angela Paez se encontraba en ese momento
asomada en la ventana de su casa el número 29 entre Guanabano y Amadores y pudo ver el accidente. De acuerdo a su testimonio
cuando José Gregorio vio
que se le abalanzaba el automóvil, exclamo: 'Virgen Santísima'. Por extraña coincidencia el que conducía el automóvil
Fernando Bustamante Morales, iba
a ser compadre de José Gregorio y este había
curado en una ocasión a su madre y salvado de la peste a una de sus hermanas. En
el mismo auto que lo atropellara llevaron a
José Gregorio a toda carrera
hasta el Hospital Vargas. Cuando
llegaba el coche con la victima ya en estado
de coma salía en ese momento del hospital el Presbítero
Tomas García Pompa, Capellan de esa institución quién al enterarse del casoregresó
justo a tiempo para imponer los
Santos Oleos al moribundo. También
en el mismo auto del accidente fueron a buscar al doctor Luis Razzetti, quien habría de firmar el acta de defunción:'
Ademas de la fractura
de la base del craneo certificada,
tenía una ligera herida en la sien derecha, y un morado en la misma sien, señales del golpe contra el poste de hierro; por la nariz y la boca le brotaba sangre; mas arriba de las rodillas tenía
una franja morada en ambas piernas”. Las hermanas
de San José de Tarbes fueron
las encargadas de la piadosa labor de amortajar a
José Gregorio. Una vez
examinado y amortajado el cuerpo fue trasladado
a la casa de sus hermanos
José Benigno, Avelina
y Hercilia Hernandez,
en el número 57 en la avenida
Norte, entre Tienda Honda y
Puente de la Trinidad. La elección de esta casa para exponer el cuerpo se hizo tomando en cuenta el que era mas grande que la de José Gregorio y como
se esperaba una gran afluencia de dolientes en esta casa sería mas facil acomodarlos.
Sin embargo la reacción popular fue muy superior a lo que se esperaba.
La noticia de su muerte fue trasmitida
por toda Caracas en cuestión de minutos y el número de personas que se presentó a ofrecer sus últimos respetos al doctor Hernandez
fue tan grande que las autoridades
tuvieron que intervenir para organizar el desfile incesante de dolientes. Durante toda la noche estuvierondesfilando
pacientes y amistades por la capilla improvisada en la casa de la avenida
Norte para ver por última vez al médico y al amigo que tanto bien
les había hecho en éste mundo. A las siete de la mañana del día
siguiente, realizó
el oficio de difuntos de cuerpo presente el entonces Arzobispo de Caracas Primado de Venezuela Monseñor
Felipe Rincón Gonzales. A la luctuosa ceremonia concurrieron sus familiares y un gran número de representantes de organizaciones religiosas. Así mismo A las
10 de la mañana del
30 de Junio se inició
el traslado del
féretro hacia el Paraninfo Universitario. Este habría de hacerse en los hombros de los estudiantes y de sus discípulos. Dos largas hileras
de colegas y estudiantes precedían el cortejo fúnebre. Cada uno
de estos portaba una corona floral. Finalmente
Una vez depositada
la fúnebre carga se estableció una guardia de honor en torno al ataúd integrada por cuatro alumnos
los cuales eran reemplazados cada media hora. Las ofrendas florales que según algunos sumaban mas de mil coronas, fueron
colocadas en el salón
central del Paraninfo y en otros salones. Si grandioso había sido el desfile hacia el Paraninfo Universitario, indescriptible resultaría
el desbordante cortejo hacia la Catedral. Toda
Caracas se desbordaba en un verdadero mar humano para ver pasar
por última vez al que tantas
veces recorriera sus calles para
llevar salud, consuelo y ayuda.