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Arte franciscano - la Arquitectura de los conventos franciscanos
A priori la arquitectura de los templos franciscanos asumió propuestas de notoria sencillez constructiva, haciendo valer mano de obra escasamente especializada. Así, una de sus tipologías
templarias de mayor éxito, ya ensayada desde el siglo XIII,
recurría a la nave única con simples muros de sillería que
soportaban cubiertas con arcos diafragmaticos y cerramientos
lígneos de comprobada acústica. En la Península
Ibérica fue común en zonas de reciente repoblación
(Levante, Extremadura y Andalucía), aplicando ademas capillas
entre los contrafuertes, sencilla portada occidental, rosetones y ventanales
rasgados con tracerías conforme a los modelos góticos imperantes.
Tal modelo implicaba a la postre un rechazo hacia las
triples naves monasticas que se adoptaron en los templos parroquiales y
en las colegiales. Para lascabeceras se recurría al testero Pero particularismos y reduccionismos
geograficos aparte, el templo franciscano adquiere caracter de
espacio público, abriendo sus puertas a toda suerte de acontecimientos
políticos y sociales (cortes generales,
concejos o regimientos villanos) y perfilando al tiempo una neta
separación entre cabecera y nave. La misma concepción de fachada
occidental, generalmente precedida por un atrio, al
estilo altomedieval, parece potenciar su papel de neto reclamo hacia la
feligresía. En cuanto a los espacios conventuales, los
franciscanos heredan la archipresente distribución benedictina y
bernarda. Amén del peremne claustro Pero tal
revolución de la cotidianidad cenobítica impregnó
también al resto de institutos regulares y cabildos catedralicios (cf.
bula de Martín V a los benedictinos de 1419). Martínez de Aguirre
indicaba cómo esta particularidad motivó el desarrollo de los
claustros a dos alturas (p. ejem. en el franciscano de San Juan de los Reyes,
donde solía hospedarse Isabel la Católica) o el aumento del
número de los mismos (también entre los dominicos como vemos en
Santo Tomas de Avila), si bien Marta Cuadrado ya apuntaba cómo la
cifra de claustros franciscanos hispanos conservados es muy escasa y casi
ridícula la del resto de conventos que aún mantienen dependencias
monacales. Ni los textos de San Francisco y Santo Domingo ni las legislaciones
posteriores refieren nada relacionado con la distribución de la
topografía conventual, así es que no debe sorprendernos la
natural adopción del precedente benedictino de Saint-Gall, con todo y
que las exigencias de la vida apostólica -en las antípodas de la
stabilitatis loci- diferían de las del retiro contemplativo y claustral.
Refectorio, dormitorio y sala capitular ò de profundis
se alzaban en torno al primero de los claustros construidos. Alrededor del resto de los claustros o patios secundarios
podían construirse otras oficinas necesarias para el desarrollo de la
vida conventual (biblioteca, prisión, cuadras, cocina, lavaderos,
despensas, almacenes, etc.), que generalmente datan de época moderna.
• José de Torres El teatro del Barroco supuso un periodo de esplendor Arte Neoclasico en la Nueva España El término Neoclasicismo surgió en el siglo XVIII para denominar de forma peyorativa al movimiento estético que venía a reflejar en las artes los principios intelectuales de la Ilustración, que desde mediados del siglo XVIII se venían produciendo en la filosofía, y que consecuentemente se habían transmitido a todos los ambitos de la cultura. El movimiento neoclasico comenzó en Francia y se extendió rapidamente. En arquitectura y escultura copia fachadas con frontones griegos, emplea dos famosas órdenes de la arquitectura clasica griega: dórico (columnas estiradas y capitel sin molduras), y el jónico (columnas esbeltas, apoyadas sobre basa, fuste escalonado, capitel decorado con volutas, arquitrabe de tresfranjas y friso libre de decoración). Prefiere el marmol blanco. Y de los romanos toma las espaciosas cúpulas y bóvedas. Aparecen los frontones triangulares y reaparecen las balaustradas. • Manuel Tolsa • Francisco Tresguerras • Jacobo Galvés • Adomo Boari • Manuel Villar • Miguel Noreña • Antonio Rivas Mercado En pintura predominó el dibujo, la forma, sobre el colorido. Ello da • Rafael Ximeno y Planes • Pelegrin Clavé • Eugenio Landesio • José María Velasco • Juan Cordero El teatro neoclasico es un movimiento teatral con orígenes en el siglo XVII, desarrollado plenamente durante el siglo XVIII, y que se caracterizó por retomar los estilos de las sociedades romanas y griegas clasicas representando así las ideas de la ilustración en el ambito de la cultura. En el teatro neoclasico había un gran interés en mantener el decoro, el realismo y combinar el entretenimiento con lecciones morales. La mayoría de las obras se realizaban en cinco actos, con pocas representaciones y frecuente improvisación. Política de privacidad |
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