La obesidad y el asma son enfermedades cuya prevalencia ha aumentado de forma
considerable y paralela en todo el mundo, por lo que algunos autores proponen
que debe existir una relación entre ellas. Esta
relación podría se causal (que una situación llevara a la
otra), pues existen datos de que la obesidad podría preceder al asma;
sin embargo, también hay datos de que ambas situaciones morbosas
podrían desarrollarse en paralelo y que fueran dos exponentes de un desarrollo anómalo. Hay dos etapas de la vida en
las que el crecimiento y el desarrollo son especialmente rapidos
(inmediatamente después del nacimiento y en la pubertad),
momentos en los que se podría revelar mejor esta relación entre
el desarrollo y el asma/obesidad. En este contexto, la
dieta –especialmente en la pubertad– podría tener una
importancia considerable. La presente revisión muestra los datos
actuales sobre todas estas relaciones, que –sin duda–
marcaran una nueva senda en la investigación en los
próximos años.
INTRODUCCIÓN
Durante las últimas décadas se ha documentado un
incremento de diversas enfermedades pediatricas. Las
mas importantes son la obesidad y el asma. Mientras que el
incremento de la prevalencia de asma se ha tratado de explicar por la llamada
hipótesis higiénica, que defiende la existencia de un
desequilibrio desde un ambiente Th1hacia uno Th2 (si el sistema
inmunológico no tiene necesidad de enfrentarse a infecciones [Th1]
debido a un medio mucho mas aséptico, se favorecera una
predisposición alérgica [Th2] 1). Sin
embargo, esta hipótesis no explica las altas prevalencias en poblaciones
desfavorecidas del
centro de algunas grandes ciudades(2) o de algunos
países en vías de desarrollo(3). Por otro lado, el incremento de
la prevalencia de obesidad se debe muy probablemente al desequilibrio entre el
ingreso de energía (tanto en cantidad como en calidad) y
su gasto, en el que la falta de ejercicio es un punto clave.
LA OBESIDAD COMO CAUSA DE ASMA
Se ha sugerido que, al ser el incremento de su prevalencia paralelo, ambas
enfermedades deberían estar relacionadas(4).
Sin embargo, aún no se ha encontrado un nexo definitivo, que
debería estar relacionado tanto con la edad como con el sexo de la
población estudiada(5-7), e incluso con el fenotipo de asma
(alérgico o no alérgico)(8,9). La asociación entre
obesidad y asma se confunde ademas por el hecho de que muchos de los
estudios son transversales, por lo que no permiten identificar cual de
las dos enfermedades surge primero. Sin embargo, algunos datos sugieren que la
obesidad precede al asma(6,8,10-12).
Para explicar esta relación se han lanzado diversas hipótesis. La carga
mecanica de la obesidad podría afectar al crecimiento pulmonar,
lo que llevaría auna función pulmonar reducida: se ha visto que
los ratones con déficit de leptina que son obesos en periodos muy
precoces de su desarrollo tienen los pulmones mas pequeños que
los ratones normales(13). Ademas, la obesidad
podría conducir a una aceleración en el remodelamiento bronquial
secundario a la inflamación que se produce tras cada exacerbación
de asma; esto se ha sugerido a consecuencia de los hallazgos de un estudio que
muestra que los individuos asmaticos y obesos que pierden peso mejoran
su función pulmonar, pero mantienen la hiperreactividad bronquial(14). Por otro lado, la obesidad podría
inducir un “medio ambiente inflamatorio” con origen en el tejido
adiposo que sería capaz de liberar mediadores tales como la leptina,
adiponectina, factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), grelina, péptido
YY, proteína estimuladora de la acilación, visfatina e inhibidor
del activador del plasminógeno 1 (PAI-1)(15).
DESARROLLO EN PARALELO DE LA OBESIDAD Y
EL ASMA EN PERIODOS DE CRECIMIENTO RAPIDO
Algunos hallazgos apoyan la hipótesis de que la obesidad y el asma sean
procesos paralelos que puedan estar relacionados con el cambio del ambiente en
el que el niño se desarrolla, en lugar de que la obesidad sea causa de
asma. Es probablemente cuando el desarrollo es mas intenso
(inmediatamente tras el nacimiento y durante la pubertad) cuando estos procesos
pueden ser mas obvios.Algunos hechos apoyan este punto de vista
1. Determinados eventos perinatales(16,17) o incluso la dieta de la madre
durante este periodo parecen tener influencia tanto sobre la obesidad como sobre el asma
posterior(18).
2. La lactancia materna y los habitos dietéticos durante la
infancia y posteriormente se relacionan con el asma y con la obesidad(19,20).
3. Es en las niñas prepúberes en quienes la asociación
entre asma y obesidad es mas evidente(6,7), y
es perfectamente conocido que la obesidad favorece la menarquia prematura.
4. Los estudios epidemiológicos demuestran que las niñas que se
hicieron obesas durante los 6 y los 11 años de edad tuvieron 7 veces
mas probabilidad de desarrollar asma a la edad de 11 o 13 años(6).
Ademas, el comienzo precoz de la pubertad se ha asociado a la
persistencia de asma tras ella(11).
LA PUBERTAD Y SU INFLUENCIA EN LA RELACIÓN ENTRE OBESIDAD Y ASMA
Aunque tanto la obesidad como el asma pueden
comenzar muy precozmente en la vida del niño,
es probable que sea durante los años puberales cuando las conexiones
entre estas dos enfermedades pueden revelarse mejor, como algunos estudios han demostrado(6,21)
(Tabla 1).
[pic]
Algunos mecanismos podrían explicar este
proceso. Por ejemplo, la leptina –que es un mediador que detecta las
reservas de energía y envía esa información a los centros
que gobiernan no sólo la cantidad decomida ingerida sino también
la función reproductiva– es un factor permisivo clave para el
comienzo de la pubertad(22), probablemente por medio de la activación de
las neuronas dependientes de la kisspeptina(23). Ademas, el aumento del peso corporal que se produce
durante el estirón puberal induce un incremento correspondiente no
sólo de la leptina circulante, sino también de la interleuquina 6
(IL-6) y del
TNF-α. La IL-6 y la leptina frenan la actividad de las células Treg(24), que –a su vez– influyen en el
equilibrio Th1/Th2, pudiendo predisponer al asma alérgico. El TNF-α
tiene varias funciones importantes en la fisiopatología del asma,
incluyendo una acción inmunomoduladora directa sobre el músculo
liso bronquial, en el que estimula la expresión de varios mediadores
proasmaticos tales como la IL-6, quimioquinas y moléculas de adhesión(25).
El TNF-α puede tener también un papel importante en la
interacción del
mastocito con la célula muscular lisa(26).
Ademas, la melanocortina, que juega un papel primordial en el control de
la ingesta de comida y que parece ser una vía común para la
mediación de las acciones de la leptina y la grelina(27),
podría también desempeñar una función en el asma,
debido a que la hormona estimulante del melanocito alfa (α-MSH) parece ser
capaz de inhibir la migración de los eosinófilos(28), un rasgo
fundamental del asma alérgica.
El PAI-1 es elinhibidor endógeno mas importante del
plasminógeno tisular. El incremento de PAI-1 –que esta
elevado en la obesidad– podría influir en el remodelamiento de la
vía aérea a través de su acción en la homeostasis
de la matriz extracelular(15).
La adiponectina es una adipoquina muy interesante en el contexto de la obesidad
y el asma, ya que tiene acción antiinflamatoria y sus niveles disminuyen
a medida que la obesidad aumenta. Por contra de este papel antiinflamatorio
relacionado con el peso corporal, la adiponectina se encuentra aumentada en
otras enfermedades inflamatorias, tales como la artritis reumatoide, el lupus
eritematoso sistémico o la enfermedad inflamatoria crónica
intestinal. Ademas, los niveles elevados de adiponectina en sangre de
cordón se han asociado con un aumento del riesgo de asma en niños nacidos
de madres atópicas(29). Y, lo que es mas
importante, la adiponectina disminuye durante la obesidad sólo en los
niños, mientras que permanece constante en las niñas(30),
una situación que haría que el sexo fuera un factor modificador
de la asociación entre asma y obesidad durante la pubertad.
Un mediador importante recientemente relacionado con
el asma y que se ha visto que es modulado por el peso corporal es la eotaxina.
La eotaxina –secretada por varios tipos celulares– es un agente
quimiotactico clave responsable de la inflamación bronquial
mediada por loseosinófilos(31). Muy
recientemente se ha demostrado que los valores circulantes de eotaxina
estan elevados en las personas obesas y disminuyen paralelamente a la
disminución del
índice de masa corporal. Esta quimioquina parece ser sintetizada en el
componente vascular y del estroma del tejido adiposo(32).
Por lo tanto, existen algunas conexiones entre la obesidad y
el asma que podrían indicar que la obesidad puede favorecer la
aparición de asma. Sin embargo, hay también algunas
conexiones por las que el asma podría favorecer la obesidad: se ha visto
que los niños con asma tienden a hacer menos ejercicio, como ha quedado
demostrado por algún estudio que ha comprobado que el número de
horas que los niños asmaticos estan frente al televisor es
mayor que el que dedican los niños que no son asmaticos(33).
Esta falta de gasto energético es un riesgo de
obesidad. Sin embargo, la relación no esta tan clara,
como se comenta
a continuación.
La dieta: factor de riesgo independiente
de padecer asma y obesidad
La dieta y el ejercicio son vías comunes para la obesidad y el asma, con
independencia de cual de las dos situaciones se dé primero
(Figura 1). Esto queda bastante claro durante los primeros meses de la vida:
los niños que toman lactancia materna tienen una colonización
bacteriana de su intestino diferente de los que son alimentados con lactancia artificial(34). De forma similar, losniños
alimentados con leches artificiales ganan peso mas rapidamente,
aunque este hecho no parece resultar en una mayor prevalencia de obesidad posterior(35).
Aunque la información es aún escasa, es probable que las llamadas
“huellas digitales” (ADN) de la microflora intestinal –que
permanece bastante estable durante años–
se relacionen con la dieta. Bien por medio de este mecanismo o de otros, como
las propiedades antioxidantes o prooxidantes de algunos alimentos(36), o por
medio del efecto prebiótico –como las fibras– para modular
la microflora intestinal(37), podrían tener un efecto sobre el asma y la
obesidad.
Dos grupos de investigación diferentes –incluido el nuestro–
han asociado recientemente la dieta mediterranea con una menor
prevalencia de asma a diferentes edades, con independencia del ejercicio(7,38,39).
Ademas, la dieta mediterranea también ha mostrado un
efecto protector en el niño cuando la madre consume esta dieta durante
el embarazo(18). La explicación de por
qué esta dieta podría ser un factor
protector de asma puede buscarse a varios niveles. Considerando que la dieta
mediterranea es rica tanto en antioxidantes como en
acidos grasos monoinsaturados cis, esta protección no es una
sorpresa. De forma individual, ya se había encontrado
que la ingesta frecuente de pescados y de cereales se asocia con una menor
prevalencia de asma importante. A partir de unaedad que podría
situarse entre los 7 y los 8 años, la atopia es un factor de riesgo de
asma mas grave(40); por lo tanto, es razonable pensar que la dieta
podría actuar modulando (al alza o a la baja) el efecto de la atopia en
el asma.
[pic]
Un analisis ecológico del
European Community Respiratory Health Survey (ECRHS) mostró que
existía una tendencia a que la sensibilización alérgica
disminuyera cuando se ingerían mayores cantidades de vitaminas C y A(41). Ademas, otros estudios han encontrado una
asociación entre el consumo frecuente de frutas cítricas y un
menor número de síntomas relacionados con el asma en el
año anterior(42,43), y también de
rinitis. La ingesta frecuente de verduras también ha mostrado ser un
factor protector de asma, de rinoconjuntivitis alérgica y de dermatitis atópica(44). La ingesta de cereales también
parece ser un factor protector de asma(7,45).
La protección que ofrece la dieta mediterranea probablemente se
debe a un efecto mixto por la ingesta de alimentos “protectores” y
la ausencia de ingesta de alimentos “peligrosos”. Los alimentos protectores son los que poseen propiedades
antioxidantes y los ricos en prebióticos. Por su parte, los
“peligrosos” serían aquellos que son ricos en grasas ricas
en acidos grasos trans y en grasa saturada (como ocurre en la “comida
rapida” 7,46,47). De hecho, la dieta
mediterranea ha demostrado su capacidad paraincrementar la capacidad
antioxidante total en los adultos sanos(48).
Por otro lado, la dieta mediterranea se ha asociado a
una menor prevalencia de obesidad. Debido a su alto contenido en fibra y
en grasa no saturada (aceite de oliva, pescado), esta dieta se asocia a un
mejor control del
peso corporal(49). Por el contrario, la “comida
rapida” se relaciona con un incremento de la ingesta calórica(50), y su consumo se relaciona enormemente
con el ambiente familiar y escolar, especialmente en la transición desde
la niñez a la edad adulta(51).
El ejercicio: factor protector independiente
en el asma y en la obesidad
El ejercicio frecuente se ha asociado a una menor prevalencia de asma leve,
pero no parece tener relación con el asma mas grave(7).
Si hubiera un efecto de “causa inversa”
(el asma provoca que se haga menos ejercicio), sería de esperar una
asociación mas fuerte entre los asmaticos mas
graves. Por lo tanto, se podría sugerir que los casos leves de asma se
benefician del
ejercicio (o se producen menos casos de asma leve entre los niños que
hacen mas ejercicio), mientras que los casos graves, no (los
niños con asma grave hacen una cantidad de ejercicio parecida a la de
los niños normales). Sin embargo, es probable que el asma grave
–en comparación con el asma leve– se asocie a un ejercicio
menos intenso, que podría ser conveniente para mantener un
ejercicioadecuado de la musculatura bronquial que la conservara sin tendencia
al acortamiento y –como
consecuencia– a la constricción(52).
La hipótesis de un músculo liso
bronquial poco entrenado debido a la falta de ejercicio es atractiva y
establecería un nexo entre el asma y la obesidad. La
característica definitoria del
asma es el estrechamiento de la vía aérea, y los estudios de
biopsias han mostrado que este estrechamiento esta asociado a un engrosamiento
considerable del
músculo y de la capa de colageno, particularmente la adyacente a
la membrana basal. Estas alteraciones se producen al comienzo de la enfermedad
y se mantienen a lo largo de la vida, y es lo que se ha dado en llamar
“remodelamiento” bronquial(53,54). Pero, ademas de estar hipertrofiados, estos músculos
son hiperreactivos. Cuando un bronquio es
mas estrecho de lo normal, la pérdida de circunferencia del mismo implica una
reducción de la longitud de sus componentes anulares. La reducción
permanente de la longitud de una estructura elastica es una contractura,
y la causa habitual de una contractura es la falta de extensión(52).
Los componentes elasticos tales como el colageno y el
músculo estan pensados para operar bajo una tensión
mínima. Cuando ésta no se provoca por la distensión
intermitente, puede no desarrollarse en su extensión correcta, en el
caso de los niños, o reducir su longitud, en adultos, hasta el puntoen
el que su uso habitual es ineficiente para generar la
tensión maxima para una función efectiva. Esto puede
apreciarse con frecuencia en articulaciones en las que estas contracturas son
al principio reversibles y posteriormente quedan fijadas por entrecruzamiento
de las fibras(55). Lo mismo podría suceder en
el bronquio, en el que el crecimiento de sus estructuras –si no son
distendidas hasta su capacidad maxima– añadiría
masa, pero no circunferencia, con el resultado de un
engrosamiento de la pared y de una luz estrecha. Esto produciría un círculo vicioso: a menos distensión, menos
luz y mas masa, lo que, a su vez, entorpecería la
distensión. Sin duda, esta hipótesis de la contractura por falta
de uso relegaría al asma alérgica a un
caso especial dentro de la ley general de que los conductos en sistemas de
presión baja son potencialmente inestables, con o sin la presencia de
irritantes.
CONCLUSIONES
En resumen, no existe una relación claramente establecida entre la
obesidad y el asma, que son las dos enfermedades crónicas mas
frecuentes en la infancia, que se han convertido casi
en epidemias en los últimos años, y que probablemente
aumentaran la morbilidad futura entre los adultos de forma sustancial.
Se necesitan estudios que desentrañen la relación que pueda haber entre estas dos entidades nosológicas y que
planteen estrategias de prevención, que podrían ser comunes.