ABSTRACT
Many patients with chronic alcohol abuse present a clinical picture of
malnourishment either because of reduced usual intake of essential nutrients or
because alcohol precludes an appropriate digestion and absorption of the
different essential elements, vitamins, and minerals. A usual example is
vitamin A deficiency in these patients. Besides, ethanol metabolic pathways
themselves (through the ADH and the MEOS system) generate toxic intermediate
products (acetaldehyde, free radicals) interfering with normal metabolism of
essential elements, mainly lipids, leading to cellular damage through lipid
peroxidation mechanisms and impairment of the membrane fluidity, fat deposits
(hepatocellular esteatosis), inflammation secondary to oxidative stress and
proinflammatory cytokines, activation of stellate cells, fibrogenesis, etc.
Nutritional supports may be effective to improve alcoholic liver disease. A
balanced diet, vitamin supplements, and pharmacological therapy with
antioxidants in order to recover depleted glutathione deposits are recommended.
It is paramount that these patients have a multidisciplinary clinical approach
to resolve the problem of alcohol dependency.
Key words: Chronic alcohol abuse. Alcohol dependency.
Nutritional supports.
Se ha descrito la existencia de unas relaciones complejas
entre la ingestión habitual de alcohol y el estado nutricional.
Cuando se consume en exceso, el alcohol puede interferir gravemente con el
estado nutricional del
bebedor, ya sea alterando la ingestión del alimento, su absorción o la
utilización de los nutrientes por elorganismo. Ademas,
el alcohol puede ejercer ciertos efectos nocivos en el hígado
directamente o través de los compuestos intermedios resultantes de su
metabolismo1.
Los aspectos nutricionales a revisar atañen al valor energético del alcohol, a su
relación con la digestión y absorción de nutrientes, a la
correlación entre el estado nutricional del
alcoholismo crónico y las funciones hepatocelulares y, finalmente, a las
posibles aproximaciones terapéuticas desde el punto de vista de la
nutrición del
paciente con alcoholismo crónico.
Valor nutricional de las bebidas alcohólicas
Su contenido primario es agua, alcohol puro (etanol) y cantidades variables de
azúcares, mientras que las proporciones de proteínas, vitaminas o
minerales son irrelevantes o nulas; por tanto, todo el posible aporte
calórico proviene de los azúcares y del propio alcohol (la
proporción de ambos es variable según cada tipo de bebida). Las
calorías derivadas del alcohol poseen menor valor
biológico que las procedentes de los hidratos de carbono2, sugiriendo
que parte de la energía contenida en el alcohol puede perderse o
desaprovecharse en el sentido de que no es útil para producir o mantener
masa corporal3.
Se han invocado varios mecanismos para explicar la
aparente pérdida de la energía derivado del alcohol4. Así, parte de la
energía puede desaprovecharse o malgastarse durante
los pasos metabólicos del
alcohol en el sistema enzimatico microsomal oxidante (MEOS).
También el alcohol puede dañar las mitocondrias y este daño se acompaña de desgaste
energético durante el proceso metabólico de las grasas.Estado
nutricional de los pacientes alcohólicos
Los alcohólicos normalmente no suelen llevar una dieta equilibrada,
ademas de que pueden sufrir alteraciones en cuanto a la absorción
y el aprovechamiento de los nutrientes. Por tanto, no es raro
que estos pacientes sufran malnutrición primaria o secundaria.
La malnutrición primaria ocurre cuando el alcohol reemplaza a otros nutrientes de la dieta, con lo que su
ingestión total se reduce; la malnutrición secundaria ocurre
cuando el aporte de nutrientes es adecuado, pero el alcohol interfiere con su
absorción en el intestino delgado (fig. 1).
El estado malnutricional mas grave, asociado a una significativa
reducción de la masa muscular, se encuentra en los pacientes que
ingresan en un hospital debido a que presentan complicaciones clínicas
de su alcoholismo como, por ejemplo, hepatopatía crónica o
pancreatitis. La persistencia en la ingestión de etanol comporta una
pérdida adicional de peso, mientras que la abstención se asocia a
una mejoría del
estado nutricional y ganancia de masa muscular; este patrón es
común a todos los pacientes alcohólicos, independientemente de
que exista o no una lesión hepatica crónica. Hay que
destacar la existencia de pacientes que ingieren cantidades exageradas de
alcohol y que, al mismo tiempo, hacen una dieta con alto contenido en grasas y
ademas llevan una vida sedentaria; al contrario que malnutrición,
tienden a presentar una obesidad central o troncular y es mas
común que este patrón se observe en mujeres4.
El estado nutricional refleja con cierta aproximación el total de
calorías que seingieren diariamente en forma de alcohol. Si la
ingestión de alcohol supera al 30% del aporte calórico total, es
habitual que se reduzca significativamente la ingestión de hidratos de
carbono, proteínas y grasas; ademas, el consumo de vitaminas (A,
C y B1 o tiamina) esta también por debajo de los límites
mínimos recomendados5.
Efectos del alcohol sobre la ingestión y
absorción de nutrientes esenciales
Los efectos nocivos de la ingestión abundante de alcohol se reflejan
principalmente sobre el metabolismo proteico y de diferentes vitaminas.
Aminoacidos y proteínas: Son indispensables para el mantenimiento
de la estructura celular, participan en el transporte de distintas sustancias y
actúan como
enzimas mediadoras en casi todas las reacciones bioquímicas celulares. Los aminoacidos esenciales se adquieran a través de
la dieta. Se sabe que el alcohol interfiere con la captación de
estos aminoacidos esenciales, de forma que se ha demostrado en animales
de experimentación que se reduce significativamente la absorción
intestinal de aminoacidos tras recibir una dosis de alcohol6.
Cuando se produce una insuficiencia hepatocelular secundaria de alcoholismo
crónico, son evidentes las alteraciones de la síntesis
hepatica de proteínas (sobre todo albúmina y factores de
la coagulación) y de urea, así como un metabolismo
defectuoso de los aminoacidos aromaticos. Las consecuencias
clínicas, potencialmente graves, son las siguientes: 1) Hipoalbuminemia,
con alteraciones del transporte de ciertos minerales y posible
acumulación de líquido (retención hidrosalina); 2)
Hipoprotrombinemia ydéficit de síntesis de otros factores de la
coagulación, con riesgo de hemorragias digestivas o de
otrosórganos; 3) Reducción de la síntesis de urea, con
aumento de la concentración sanguínea de amoniaco y riesgo de desarrollar
encefalopatía hepatica, y 4) Alteración del balance de
aminoacidos, con incremento de los niveles de los aromaticos y
riesgo de encefalopatía hepatica.
La ingestión proteica de estos pacientes no ha de ser inferior a 30-50 g
por día.
Vitaminas: Es habitual que los pacientes alcohólicos, con o sin
hepatopatía secundaria, presenten alteraciones clínicas o
bioquímicas asociadas al déficit de ciertas vitaminas,
principalmente B1 o tiamina, B2 o riboflavina y B6 o piridoxina, ademas
de acido ascórbico (vitamina C),acido fólico y
retinol (vitamina A). Las carencias son mas importantes en los enfermos
con cirrosis y se deben tanto a una ingestión reducida con la dieta como
al déficit de absorción de vitaminas por el intestino.
Efectos del alcohol sobre los niveles de vitamina A: El consumo excesivo de
alcohol conlleva reducción de los depósitos intrahepaticos
de vitamina Ay beta-carotenos debido al aumento de la actividad de las enzimas
que metabolizan estas sustancias7. La reducción de vitamina A en el hígado se relaciona con el grado de
lesión hepatocelular, de forma que es mas grave en los pacientes
con cirrosis. A pesar de la existencia de una reducción de vitamina A en
el hígado los niveles sanguíneos de caroteno son normales, lo que
sugieren que la enfermedad hepatica comporta un defecto por captar los
beta-carotenos de la sangre o para transformarlos envitamina A. Esta falta de
síntesis explica la carencia intrahepatica de vitamina A, aparte
de que también se reduce por el efecto que ocasiona el alcohol
facilitando la excreción de vitamina A intrahepatica8. Por el
contrario, los niveles de beta-caroteno aumentan en la sangre en
relación con la ingestión excesiva de alcohol, tanto en animales
de experimentación9 como en humanos
alcohólicos10.
Consecuencias de los niveles alterados de vitamina A: La deficiencia comporta
dificultad del
ojo para acomodarse a los ambientes oscuros (hemeralopía o ceguera
nocturna).
El exceso de vitamina A en el hígado puede
promover la activación de todos los procesos implicados en la
fibrogénesis y síntesis de otras proteínas de matriz
extracelular, determinando que la formación de cicatriz difusa conlleve
el riesgo de generar una cirrosis hepatica11.
Malnutrición y función hepatocelular
La malnutrición, independientemente de su etiología, puede
comprometer gravemente las funciones del hígado. Por ejemplo, en
los países subdesarrollados muchos niños que no tienen un aporte proteico suficiente desarrollan una enfermedad
llamada kwashiorkor, caracterizada por acúmulo excesivo de grasa en el
hígado (esteatosis). También la
malnutrición deteriora la función hepatica en adultos,
según se ha observado en casos de hambrunas por subdesarrollo o por
guerras muy prolongadas.
La malnutrición es común en el alcoholismo, por lo que se
pensó inicialmente que el déficit nutricional sería
responsable del
daño hepatico. Estudios en humanos, primates y roedores han demostrado que el abuso de alcoholpuede ser nocivo para
el hígado incluso en casos de nutrición excelente12.
Los estudios epidemiológicos han puesto en
evidencia la correlación entre el consumo per capita de alcohol y
la incidencia y prevalencia de cirrosis, indicando que el alcohol per se causa
enfermedad hepatica irreversible.
Relación entre factores nutricionales y metabolismo del alcohol
El alcohol se metaboliza casi exclusivamente en el hígado mediante dos
vías enzimaticas: 1) Alcohol deshidrogenasa (ADH), y 2) Sistema
microsomal oxidativo del
alcohol (MEOS). Se ha demostrado que ambas vías
enzimaticas tienen múltiples e importantes consecuencias
nutricionales y metabólicas en los pacientes que ingieren cantidades
abusivas de alcohol.
Vía ADH: Convierte el alcohol en acetaldehído, una sustancia
potencialmente tóxica. La rapidez de este paso
metabólico depende en parte de los factores nutricionales; por ejemplo,
la dieta baja en proteínas reduce los niveles hepaticos de ADH y,
consecuentemente, disminuye la metabolización del alcohol13. Este efecto también se
ha observado en animales de experimentación sometidos a
ayuno prolongado.
Por tanto, se asume que en un paciente
alcohólico con malnutrición se ralentiza la degradación del alcohol y,
secundariamente, sus niveles en sangre se mantiene elevados durante mas
tiempo; esta alcoholemia proporciona un mayor oportunidad de lesiones
crónicas en el hígado y otros órganos (pancreas,
cerebro, riñones…).
El metabolismo de alcohol por la vía de la ADH genera
acetaldehído y atomos de hidrógeno. Estos
atomos reaccionan con la nicotinamida adeninadinucleótico (NAD) y
la convierten en un producto reducido (NADH). Si la
degradación enzimatica del
alcohol generara mucha NADH, el desequilibrio NAD/NADH puede causar graves
errores metabólicos12 como
una síntesis anormal de acido lactico y la consecuente
reducción de la capacidad excretora de acido úrico por el
riñón por tanto, la ingestión excesiva de alcohol puede
causar gota.
Por otra parte, el aumento de NADH promueve la síntesis de acidos
grasos y reduce su degradación metabólica en el hígado,
por lo que contribuye causalmente a lo formación de un
hígado graso (esteatosis). Otros factores cooperativos son: 1)
Excreción disminuida por el hígado de grasas con contenido
proteico; 2) Liberación de grasa en otros órganos y transporte al
hígado, y 3) Captación aumentada por el hígado de las
grasas circulantes en la sangre. El resultado de todos estos
procesos es el hígado graso, que constituye la primera forma de
lesión hepatica causada por el alcohol14.
En fases avanzadas de la lesión hepatocelular, la NADH induce la
síntesis de colageno y la subsiguiente transformación
fibrosa del
hígado a través del
estímulo de la proliferación, maduración y
diferenciación de las células estrelladas hepaticas15.
Sistema MEOS: Las enzimas en los microsomas hepaticos adquieren
relevancia metabólica en los pacientes con ingestión
crónica y excesiva de alcohol; este sistema
microsomal es asimismo de importancia decisiva en el metabolismo y
eliminación de múltiples farmacos16. Debido a ambas
razones expuestas, la activación del sistema MEOS por el alcohol
puede acarrear una alteración en el metabolismo deciertos
farmacos y contribuir a que se produzcan interacciones nocivas que
acaben provocando una daño hepatocelular grave.
El componente del
sistema MEOS decisivo para el metabolismo del alcohol es el citocromo P450 2E1
(CYP2E1), cuyos niveles intrahepaticos aumentan sustancialmente tras la
ingestión de etanol17. La actividad aumentada del CYP2E1
contribuye al desarrollo de hepatopatía crónica, la cual se
manifiesta inicialmente en forma de esteatohepatitis (depósito de grasa
mas inflamación). Adicionalmente, el metabolismo del alcohol a
través del sistema MEOS también puede producir daño
hepatico mediante la generación de sustancias tóxicas,
como especies reactivos del oxígeno (ROS), o por reducción de los
niveles intrahepatico de sustancias protectoras como el glutatión
reducido (GSH) y la vitamina E (α-tocoferol). Así,
los pacientes cirróticos tienen unas concentraciones muy disminuidas de
vitamina E en el higado18.
Manejo nutricional de la hepatopatía alcohólica
La instauración precoz de un tratamiento mejora
notablemente el pronóstico de la enfermedad hepatocelular, incluso en
aquellos pacientes en los que ya se ha instaurado una cirrosis19.
Tratamiento de las deficiencias nutricionales
Los alcohólicos crónicos ingieren habitualmente aportes insuficientes
de carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas A, C y B (especialmente
tiamina) y minerales como calcio y hierro. A su vez, las
deficiencias de estos nutrientes exacerban los efectos nocivos del
alcohol.
Por tanto, es decisivo que a estos pacientes se les aporte una dieta completa y
equilibrada,suprimiendo como es obvio la
ingestión de etanol, y se añadan suplementos dietéticos;
por ejemplo, vitamina B1 o tiamina a la dosis diaria de 50 mg orales o por
vía parenteral en pacientes hospitalizados, así como vitamina
B2(riboflabina) y B6 (piridoxina) a las dosis habituales. Tanto el acido
fólico como
la vitamina A deben suplementarse en el caso de que se demuestren deficiencias.
También se ha propuesto que los pacientes con malnutrición
reciban un tratamiento con esteroides anabolizantes,
administrados durante periodos cortos para promover los procesos
anabólicos responsables de la mejoría del estado nutricional20.
Prevención de la esteatosis
La interferencia del
alcohol con el normal metabolismo de los acidos grasos propicia el no
depósito de grasa en el hepatocito. Así, la reducción de
la grasa de la dieta puede mejorar la gravedad del hígado
graso21. También es beneficioso cambiar el tipo de
grasas ingeridas; se sabe que el consumo de triglicéridos de cadena
larga favorece la esteatosis, mientras los triglicéridos de cadena media
(MCT) reducen significativamente el déposito graso22. Por tanto, es aconsejable administrar a los pacientes con
alcoholismo crónico una dieta rica en MCT.
Tratamiento antioxidante
La ingestión de alcohol induce estrés oxidativo en los
hepatocitos, participando en el desarrollo de enfermedad crónica. La
producción y acúmulo intrahepatico de radicales libres
(ROS) depende de: 1) Alteración del equilibrio NAD/NADH; 2) Generación
de ROS durante el metabolismo del etanol por el sistema MEOS, y 3)
Reducción hepatocelular de los nivelesde glutatión producido
(GSH) al ser atrapado, junto a la cisteína, por el
acetaldehído23. El incremento de ROS y el
déficit de GPH alteran el metabolismo lipídico y causan
peroxidación lipídica; ademas se puede disparar la
síntesis de citoquinas implicadas en procesos de inflamación y
fibrogénesis.
La alternativa terapéutica de estos pacientes se centra en conseguir altas concentraciones de GSH en el hígado, pero ni el
propio GSH ni su precursor el aminoacido cisteína se pueden
utilizar como
suplementos porque no entran en la célula hepatica. Por estas razones se estan ensayando dietas ricas en
precursores de cisteína, con la N-acetilcisteína o la S-adenosil
metamina (SAMe). Otra importante substancia con efecto antioxidante es
la vitamina E, cuyos niveles intrahepaticos estan reducidos en
los pacientes con cirrosis de etiología alcohólica. En una
reciente revisión se detallan los mecanismos patogénicos del
estrés oxidativo y las alternativas terapéuticas antioxidantes en
los pacientes con hepatopatías crónicas de diferentes
etiologías24.
Farmacos antioxidantes en estudio
S-adenosilmetionina (SAMe): El aminoacido metionina es un precursor de la cisteína, y su función
última es la de repleccionar los depósitos intrahepaticos
de GSH. La deficiencia de SAMe se puede corregir
administrando a los pacientes suplementos de este sistema enzimatico
decisivo para reponer los niveles de GSH25. En un
estudio muticéntrico realizado en España26 se demostraron los
efectos beneficiosos del
SAMe en pacientes con cirrosis alcohólica.
Fosfatidilcolina (PPC): Es un preparado eficaz
paraprevenir la peroxidación lipídica asociada al estrés
oxidativo27.En animales de experimentación se ha observado que es
útil para prevenir el desarrollo de hepatopatía avanzada28.
Silimarina: Se han demostrado sus efectos
antioxidantes en animales de experimentación29. Los efectos
clínicos observados en humanos han sido controvertidos30 , por lo que se estan diseñando estudios
clínicos multicéntricos.
En resumen, se puede afirmar que los tres pilares en los que se basa el
tratamiento de la hepatopatía crónica de origen alcohólico
son: 1) Abstención absoluta de la ingestión de bebidas alcohólicas;
2) Dieta equilibrada, con proporciones óptimas de principios inmediatos,
minerales y vitaminas, y 3) Alcanzar un índice de masa corporal adecuado
y añadir un soporte terapéutico con farmacos antioxidantes24.
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