TRIBUNA
Alimentación transgénica
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lo importante es no adoptar posturas fundamentalistas en el sentido de llegar a
conclusiones cerradas y terminadas en esta ni en
ninguna otra materia | | |
La ingeniería genética ha producido una llamativa
revolución al posibilitar mejoras extraordinarias en la calidad de vida
en muy diversos planos. Desde luego, al igual que cualquier
instrumento, se la puede utilizar para el bien o para el mal lo cual traslada
el asunto al campo axiológico. En el caso que consideramos, nos
estamos refiriendo a notables aumentos en la productividad, a plantas
resistentes a plagas y pestes que, por ende, no
requieren el uso de plaguicidas y pesticidas químicos, a la posibilidad
de incrementar el valor nutriente, a la capacidad de incorporar ingredientes
que fortalezcan la salud (incluyendo la disminución de alergias) y
mejoren el medio ambiente y el enriquecimiento de los suelos.
Estos descubrimientos son señalados, entre otras
instituciones, por la American Medical Association (AMA) de EE.UU. y se encuentran consignados en libros como
el compilado por Nicholas Kalaizandonakes titulado The Environment and the
Economic Impact of Agbiotech: A Global Prespective y en declaraciones de
entidades que habitualmente no simpatizan con emprendimientos privados tal como alFAO de las
Naciones Unidas que, sin embargo, se ha pronunciado a favor de estas innovaciones
tecnológicas.
No se nos escapa las reacciones adversas a estos adelantos científicos
propugnadas por movimientos socialistas de diversos matices que la emprenden
contra empresas que han sido pioneras y han abierto
cauces fértiles en distintas direcciones como Monsanto y DuPont. Estas condenas y
otras observaciones y críticas de fuentes
mas responsables son facilmente contrarrestadas por
argumentaciones basadas en datos fidedignos que son expuestos en numerosas
publicaciones especializadas. Pero lo que resulta mas relevante y
determinante es cuando se emplean auditorías privadas en competencia y
se despolitiza este muy delicado control. Si el
seguimiento esta en manos de una agencia política y se produce
una intoxicación el resultado mas extremo es que se prescinde de
los servicios de un burócrata y se lo reemplaza
por otro y todo sigue igual. Sin embargo, si los contralores
estan en manos de agencias privadas en competencia, cualquier suceso
contrario a la salud o al medio ambiente que resulte de productos avalados por
una entidad privada afecta la vida misma de esa institución y derrumba
su marca en el mercado. Es por ello que los incentivos para prestar un buen servicio resultan de un peso decisivo y
determinante. La “cinta azul de la calidad” u otros distintivos y
marcas (como, por
ejemplo, productos diferenciados como
el “goldenrice” que provee de mas vitamina A) sustentadas
por empresas de auditoria, consultoras o lo que demande el público es lo
que garantiza la mejor situación posible para los destinatarios y su
entorno.
Toda obra humana es falible, de lo que se trata es de
minimizar costos y riesgos para lo cual los antedichos incentivos son de una
importancia crucial. En el caso de los experimentos con nuevas
tecnologías y métodos de producción —en este caso de alimentos— resulta vital la
garantía de la mejor calidad posible.
De mas esta decir que lo que aquí dejamos consignado no es
incompatible con que simultaneamente se trabajen otros procedimientos como
los alimentos organicos en los que se excluyen todo tipo de
agroquímicos y transgenéticos, para lo que se recurre a
fertilizantes producto de la composta o abono organico que es el
resultado de residuos animales y vegetales. Otro lado de la biblioteca
argumenta que este procedimiento natural es lo que
mejor cuida la salud y el medio ambiente al tiempo que ahorra energía.
En todo caso, lo importante es no adoptar posturas fundamentalistas en el
sentido de llegar a conclusiones cerradas y terminadas en esta ni en ninguna otra materia, puesto que las corroboraciones
siempre tienen el caracter de la provisionalidad y estan abiertas
a refutaciones. Como queda dicho, lo importante es que los controles de calidad
estén en manos idóneas para lo que es indispensable que el mercado
sea abierto ycompetitivo al efecto de maximizar los incentivos y alinearlos con
los intereses de los consumidores y de todos los que se encuentren involucrados
con los efectos directos e indirectos de la alimentación. En una
sociedad libre, los fanatismos y las mentes cerradas no deben imponer sus
perspectivas a los demas, de ese modo el proceso evolutivo va mostrando
las mejores soluciones a través de la prueba y el error en el contexto
de la protección mas eficaz de la población. En última
instancia, el mercado —es decir, los consumidores—
dictaminara acerca de las preferencias a través de los precios
sin que ello signifique que necesariamente se pronuncie por un
solo procedimiento sino que puede mantener varios a la vez.
Claro que la producción organica no puede mantenerse simplemente
bajo la pretendida argumentación de que lo natural es lo mejor puesto
que eso eliminaría la protección contra el frío, los
rayos, la lluvia, las enfermedades y tantos otros avatares contra los cuales han combatido los fenomenales adelantos que se han puesto al
servicio del
hombre.
Según Guy Sorman, los ataques a la alimentación
transgénica son fruto de “la nostalgia de la agricultura
tradicional” que se niega a incorporar adelantos tecnológicos de
gran provecho para el ser humano y el medio ambiente. Sostiene que es
también el resultado de la envidia a procedimientos que se traducen en
precios mucho mas bajos y productividades mucho mas altas en
elcontexto de las innovaciones de empresas capitalistas a las que descarriados movimientos ecologistas le tienen
especial fastidio puesto que su eje central estriba en la eliminación de
la propiedad en base a figuras tales como “los derechos difusos” y
la “subjetividad plural”. Y la tendencia a
disminuir el adecuado resguardo a la propiedad hace que irrumpa “la
tragedia de los comunes” que contradice los incentivos a que cada uno
cuide de lo suyo a riesgo de que se desvalorice su activo. Esto desde luego no solo comprende a los activistas sino a muchas
personas de buena voluntad que no siempre basan sus conclusiones en
argumentaciones sólidas.
De todos modos, tal como hemos apuntado, la resolución de los conflictos
—cuando los hubiere— deben estar en manos de los dictamenes
de la opinión pública en base a los asesoramientos que estime
pertinente y la representación que considere conveniente, y que solo
debe recurrirse a al fuerza en caso de fraude y, en general, la lesión
de derechos. No se trata de enojarse sino de demostrar mejor calidad en
competencia.
Por último, resulta en una flagrante contradicción el mostrar
preocupación por las hambrunas en distintos lares
y simultaneamente oponerse a mayores y mejores producciones al estilo de
lo que viene bregando el Club de Roma y otras organizaciones internacionales
sobre las cuales autores como
Julian Simon y Thomas Sowell han demostrado las grav
es falencias en que
incurren.