Sin duda los hechos que desencadenaron las acciones de calle del 11 de abril de 2002 fueron originados
por una guerra psicológica implantada por los medios de
comunicación.
En abril de 2002, el presidente Chavez sumaba unos 3 años y unos
pocos días de llegar al poder por vía de elecciones
democraticas y con la firme propuesta de llevar a cabo cambios
importantes a favor de las grandes mayorías empobrecidas del país.
Durante los meses previos al 11 de abril las televisoras, radios y prensa
escrita privados incitaron a través de imagenes, reportajes y
grabaciones al pueblo y sí hubo un grupo que sucumbió a ese
llamado. Y daban toda veracidad a la constante marejada de informaciones e
imagenes que se transmitían por los mismos; sin corroborar si era
cierto o falso.
Fue el grupo que asistió a la marcha ese día,
concentración que no contemplaba llegar al palacio de Miraflores.
Una parte de la población seguía obediente y ciegamente las
ordenes que se transmitían por los medio de comunicación social.
Para el 11 de abril de 2002 las televisoras convocaron “a la marcha final
a Miraflores”. Se decía sin tapujo que era para sacar al
Presidente Chavez del poder. Cabe acotar que Miraflores es la sede del
poder Ejecutivo, donde sabían se encontraba el Presidente Chavez.
Y precisamente, en las calles adyacentes a Miraflores, donde se encontraban por
un lado quienes defendían al Presidente y por la otra grupos que participaron
de la marcha, franco tiradores comenzaron a asesinar a personas que apoyaban al
Presidente y a personas que formaron parte dela marcha; incluso a personas que
eran la prensa. Fueron mas de 20 los muertos con tiros en la cabeza.
Paralelamente, se transmitían escenas, que después se supo que
habían sido grabadas dos días antes, donde militares generales de
las distintas fuerzas informaban que estaba ocurriendo una masacre en
Miraflores y que ello justificaba un alzamiento militar.
Este conjunto de hechos conformaron el 11 de Abril y sus días previos;
pero, también constituyen la piezas de una guerra psicológica,
columna vertebral de una guerra de cuarta generación; lo ocurrido el 11
de Abril de 2002 encuadran muy bien con una operación de guerra
psicológica. En esos días el Pueblo Venezolano fue sometido
despiadadamente a una intensiva manipulación de la información y
a un direccionamiento psicológico para que se convirtieran, como en
efecto ocurrió, en soldados cooperantes en la acción militar que
se estaba fraguando. Acción militar que tenía como objetivo
fundamental extorsionar a los grupos políticos dominantes del proceso
Bolivariano para que influyeran en el establecimiento de una permanencia
pacífica, lucrativa y duradera de las transnacionales petroleras en la
explotación de los hidrocarburos venezolanos.
Así las cosas, la guerra de cuarta generación desarrollada en
Venezuela por el gobierno norteamericano tenía un componente militar y
otro de guerra psicológica. El componente militar aseguraba la
participación de un grupo de militares venezolanos de alto rango que
garantizarían la desactivación de los mecanismos de seguridad
interno. El otro elemento militar era el control y manejo de las
comunicacionesdentro de Venezuela (particularmente en los alrededores de
Miraflores) y finalmente, el componente militar, implicaba la
utilización de las fuerzas de apoyo armado aéreo y
marítimo, norteamericano, para el caso en que se saliera de control la
operación de extorsión.
En este último supuesto la operación debería ir dirigida a
garantizar militarmente la estabilidad política de los rufianes que
asumirían el poder lo que suponía controlar militarmente el foco
de resistencia dentro de las fuerzas armadas, así como contra la
población civil. Este escenario implicaría tal derramamiento de
sangre que complicaría la situación política y
haría mas tortuoso el objetivo de las transnacionales petroleras.
El componente de guerra psicológica había sido ejecutado a la
perfección. El grupo que controlaba la operación de
manipulación social a través de los cuatro canales televisivos y
la radios habían logrado crear una zozobra extrema dentro de la
población; habían relajado sus capacidades de analisis y
reflexión y eran instrumentos fieles a las ordenes de quienes decidiera
el momento para integrar las operaciones militar y de guerra psicológica
con el manejo diplomatico y la opinión pública
internacional.
Una vez decidido que fuera el 11 de Abril de 2002 el día en que
integraban las dos operaciones, un grupo importante de venezolanos fueron
llevados a través de la manipulación, a través de la
disociación, (a la marcha final) al teatro mediatico. Allí
los esperaban los Grupos Operativos (los francotiradores, los policías
metropolitanos y de Chacao) para detonar hechos de violencia y conflictos
sociales quedieran la ilusión, la imagen, de que todo estaba perdido y
que no quedaba otra.
Recalcamos que fue un teatro (tipo Holliwood) por cuanto es mentira que una
marcha, que ni siquiera pudo acercase a Miraflores, haya podido crear un
vacío de poder. Mas y cuando las fuerzas populares que apoyan al
gobierno estaban en la calle dispuestas a enfrentar los retos. Suponer que una
marcha de la oposición, relativamente inofensiva, pudiera tumbar un
gobierno es tan falso como que las personas del proceso que dispararon en
Puente LLaguno hirieron o mataron a nadie, como se demostró
posteriormente.
Aún mas, para reforzar lo dicho tenemos que indicar, que una gran
mayoría de las personas de la oposición, que venían en
marcha, cuando llegaron al silencio se dispersaron y se fueron para sus casas.
Posteriormente, todo lo que supimos los venezolanos fue informado por los
medios de comunicación que participaron del teatro y que nos vendieron
varias versiones: la primera: que Presidente había renunciado, la segunda:
que teníamos a un nuevo Presidente auto designado; la tercera: que
había habido un golpe de Estado en Venezuela y cuarta: que el Presidente
Chavez había sido rescatado.
ANALISIS DE LOS SUCESOS DE ABRIL
Antecedentes
Para finales de la década de los sesenta la burguesía venezolana,
en estrecha alianza con el imperialismo estadounidense, había logrado
una gran victoria política.
Hacía aguas la estrategia de la lucha armada implementada por las
fuerzas de izquierda conducidas por el PCV y el MIR. Una combinación de
estabilidad económica, represión de las luchas sociales y
hegemonía ideológica dela derecha política, aunado a una
limitada visión estratégica de la dirección de izquierda,
condujeron a la derrota del auge popular que se había incubado durante el
régimen de Pérez Jiménez y desatado a partir del 23 de
Enero de 1958.
Como una característica que marcó casi todo el siglo XX
venezolano -y que aún sigue vigente en nuestros días- la renta
petrolera desempeñó un rol de primer orden dada que su apropiación
permitió a las clases dominantes adelantar una reforma agraria limitada
y de alto contenido demagógico, y un también limitado proceso de
industrialización bajo el supuesto de la sustitución de
importaciones.
La crisis organica del 23 de Enero de 1958 y de la década de los
sesenta, se saldó a favor de la clase burguesa y sus aliados y
sostenedores externos. La renta petrolera –en torno a la cual se ha
producido una histórica lucha de clases por su
apropiación—permitió: 1) el fortalecimiento de una base o
estructura económica con una clase burguesa agro-industrial
estrechamente dependiente de las transnacionales, fundamentalmente yanquis; 2)
la usurpación por grandes terratenientes de las mejores tierras (otrora
recuperadas por el Estado venezolano de las manos de la élite
gomecista), estando esta clase terrateniente vinculada estrechamente a la
burguesía agro-industrial antes mencionada; 3) la conversión de
sectores medios –venidos fundamentalmente del mundo de la política
y de las esferas gerenciales- en empresarios contratistas y de
intermediación comercial, exacerbando el fenómeno de la
corrupción como forma de apropiación de la renta.
La sustitución de importaciones setradujo en una industria manufacturera
ligera, mediana o de ensamblaje, de tipo enclave imperial, es decir,
rigurosamente sometida a la dinamica de los circuitos económicos
del capitalismo mundial en camino a su globalización. Por su parte, el
imperialismo en su expresión petrolera sacaba una gran tajada en todos
los procesos de negociación de la renta, en los cuales se
“empaquetó” en uno sólo, los derechos impositivos
soberanos y el rol de propietario del sub-suelo ostentado tradicionalmente por
el Estado venezolano.
Esta nueva estructura requería de un reacomodo en la superestructura que
tuvo su expresión política en la Constitución de 1961 y en
la democracia burguesa representativa, cuya hegemonía fue operada a
través del llamado Pacto de Puntofijo (se llama “Puntofijo”
la casa supuestamente propiedad de Rafael Caldera donde se reafirmó el
anti-patriótico pacto de dominación previamente acordado en Nueva
York y a la cual se debe su nombre. Esta aclaración en honor a la verdad
histórica y en descargo de la bella y pujante ciudad de Punto Fijo, en
el Estado Falcón).
La clase del campesinado pobre fue arrojada a las ciudades
constituyéndose en un peculiar ejército de reserva de
caracter crónico, base del fenómeno de la
marginación y de la exclusión, caracterizado por altísimos
índices de pobreza y de pobreza extrema. Ciertas capas de la clase
obrera empleada en empresas ineficientes -cuyos propietarios son generalmente
subsidiados por las mas diversas vías- empieza a manifestar
características -en comparación con la masa crónicamente
excluida- de estamento privilegiado de donde surge una llamadaaristocracia
sindical que asume el rol de dirección de la misma (CTV), condenando sus
luchas al estrecho marco del economicismo.
Los intelectuales tradicionales venidos de las clases medias (fundamentalmente
organizadas en AD, con Rómulo Betancourt a la cabeza), adoptan el punto
de vista ideológico de la clase burguesa y del imperio, facilitando, por
diversas vías, el fenómeno de la transculturización del
pueblo todo. De intelectuales tradicionales se convierten en intelectuales
organicos de la clase dominante y del imperialismo que pasa a
hegemonizar al bloque histórico para ese periodo (burguesía,
terratenientes, clases medias, clase obrera y el ejército de reserva
crónicamente excluido). Contribuyen al diseño del modelo
político e ideológico que tendra pleno dominio hasta el
año 1989, año en que se inicia una nueva crisis organica.
Estos intelectuales coadyuvan a resolver la crisis organica del 23 de
Enero y los años sesenta. La superestructura se reacomoda a la nueva
realidad estructural que se viene gestando en forma zigzageante desde la muerte
del dictador Gómez (1936), y mas atras todavía, con
el impacto de la producción petrolera en los primeros años del
siglo XX. Con la derrota de la vía armada, un sector de los
intelectuales organicos de la izquierda se suman al bloque
histórico hegemonizado por la burguesía y el imperio (aún
hoy, personeros relevantes de aquella intelectualidad organica de
izquierda, asumen desde retóricas posiciones de “izquierda”,
el punto de vista de la burguesía criolla y del imperio yanqui).
El papel coercitivo del Estado burgués (etapa de la
represiónbetancurista y adeco-copeyana en general) deja paso a la
dominación por vía del control ideológico, salvo aquellos
casos puntuales donde se sigue aplicando la coerción estatal, ilegal y
violadora de los elementales derechos humanos, contra reductos de la izquierda
mas comprometida. Se impone una relativa estabilidad política que
va desde el año 1968 hasta el año 1989.
Para Gramsci, sólo existe bloque histórico cuando logra realizarse
la hegemonía de una clase sobre el conjunto de la sociedad. Es la
ideología de la clase dominante, “interiorizada” socialmente
mediante los aparatos ideológicos constituidos por los medios de
comunicación, el sistema educativo y de enseñanza, la Iglesia, la
Fuerza Armada, etc., lo que permite a la clase dominante soldar en torno a
sí, un bloque de fuerzas sociales diferentes, algunas de ellas, incluso,
con intereses históricos contrapuestos. Eso sucede en Venezuela a partir
de la década de los sesenta.
Un nuevo auge de las luchas populares
Pero la fortaleza del bloque histórico hegemonizado por la
burguesía y el imperio lleva en su seno las contradicciones que la
debilitarían, al extremo de perder el control directo del aparato
gubernamental.
Factores exógenos influyen para una nueva disociación entre la
estructura y la superestructura en Venezuela. La elevación desmesurada
de los precios petroleros, producto de la crisis petrolera de los años
setenta, disparada a raíz del conflicto arabe-israelí, en
combinación con la acción de la OPEP y las contradicciones entre
el imperialismo petrolero y el no petrolero, trajo como consecuencia -dada la
incapacidadestructural de muchos países de asimilar tales ingresos- un
colosal aumento en los depósitos de grandes sumas de dinero en la banca
internacional. Los centros financieros capitalistas internacionales procedieron
entonces a adelantar una agresiva política de préstamos hacia los
países de la periferia imperial.
Producto de la dependencia política, económica e
ideológica de la clase dominante local, Venezuela se endeuda enorme e
improductivamente, constituyendo, a posteriori, el llamado servicio de la deuda
un importante porcentaje del presupuesto nacional.
La ineficiencia e improductividad de la economía venezolana, salvo su
sector petrolero (que no obstante la mayor porción de su
plusvalía es generada internacionalmente) se eleva exponencialmente.
Inmensos recursos inyectados a la economía terminan siendo apropiados
por las clases dominantes. Se dispara la inflación, se devalúa la
moneda y se profundiza la pobreza y la exclusión.
En el mundo se imponen las políticas neoliberales que exigen la
minimización del rol del Estado en la regulación de las
economías nacionales. Siendo el Estado venezolano el instrumento que
distribuía la renta petrolera, la política neoliberal de
privatizaciones (servicios y empresas basicas, incluyendo a PDVSA) fue
percibida por la población venezolana no burguesa (clases medias,
campesinos pobres, clase obrera y excluidos crónicos), como una amenaza
a su ya precaria existencia, que no obstante, por la vía del goteo, se
mantenía como parte del bloque histórico hegemonizado por la
burguesía-imperio, ya mas por razones de control ideológico.
Se resquebraja entonces dichobloque histórico.
La irrupción popular de febrero de 1989 detona la situación. Una
nueva crisis organica esta en puerta. Se agudizan las
contradicciones internas en el seno de las clases dominantes aún cuando
aquellas no se perciben abiertamente.
Las rebeliones militares de 1992 (4 de Febrero y 27 de Noviembre) se convierten
en una referencia para la conformación de una nueva agrupación de
intelectuales organicos. Ahora las contradicciones en el seno del bloque
histórico son manifiestas y conducen a la destitución y
enjuiciamiento de Carlos Andrés Pérez, Presidente por segunda vez
desde 1989.
Para Gramsci, en la constitución del bloque histórico es
fundamental la función de los intelectuales actuando a nivel
superestructural para fraguar la unidad organica entre estructura y
superestructura. Eso empieza a ocurrir en Venezuela desde 1992, donde un nuevo
sujeto empieza a actuar.
No obstante una leve recuperación del estamento político y de la
estrategia neoliberal privatizadora producto de la precaria victoria electoral
y gobierno de Caldera, la crisis económica se traslada al plano
financiero a través de la fuga masiva de capitales y la caída de
los precios internacionales del petróleo. La unipolaridad a consecuencia
del derrumbe del bloque soviético facilita al neoliberalismo imperial
estadounidense y sus aliados someter temporalmente a la OPEP, con la
complicidad de las burguesías criollas y sus intelectuales
organicos.
En el plano político, el Pacto de Puntofijo pierde operatividad (crisis
de los partidos políticos tradicionales) y las clases dominadas vuelven
su atención a losnóveles líderes surgidos o puestos en la
palestra en las jornadas de 1992. El discurso anti-neoliberal se difunde entre
las masas excluidas. Para Gramsci, la hegemonía implica dirección
y dominación. La crisis se manifiesta como crisis de hegemonía
cuando dominación y dirección se encuentran disociadas. Esa era
la situación en Venezuela para el bloque histórico
oligarquico en la antesala de las elecciones de diciembre de 1998.
La coyuntura electoral de 1998 con el triunfo de Hugo Chavez y el ideal
bolivariano, robinsoniano y zamorano como base doctrinaria, sella la crisis
terminal de la hegemonía sobre la sociedad en su conjunto de las clases
dominantes venezolanas aliadas al imperio y rompe el bloque histórico
conformado por éstas.
Un nuevo bloque histórico revolucionario
A la par, comienza a conformarse un nuevo bloque histórico integrado por
sectores medios, clase obrera, campesinos pobres y excluidos crónicos,
agrupados en torno a una intelectualidad organica donde destaca la
figura carismatica de Hugo Chavez. Se abre un interesante periodo
de crisis organica, al romperse la articulación entre estructura
y superestructura.
Ante el desalojo del aparato gubernamental de los representantes de la
burguesía (provenientes fundamentalmente del estamento político)
y la ocupación de estos espacios por sectores políticos de la
izquierda no tradicional, la burguesía intenta reagruparse.
La burguesía y el imperio saben que aún dominan la estructura económica
nacional y varios segmentos de la superestructura. Se percatan que las fuerzas
de izquierda sólo controlan parcialmente el aparatogubernamental. El
nivel de organización de las clases dominadas es precario (MVR y otros
partidos de la izquierda, Círculos Bolivarianos, Comando de la
Revolución). El avance se había producido sobre la base de una
institución burguesa como es el voto universal.
Audazmente, el liderazgo del llamado “proceso” había
convocado y provocado una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que produjo a
su vez una nueva constitución (1999) en un límpido y
profundamente democratico-burgués proceso: referendo nacional
para aprobar la convocatoria a ANC, elección directa y secreta de
asambleístas y referendo nacional aprobatorio de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV). Posteriormente, se
procede a la legitimación, de nuevo por vía electoral, de los
nuevos poderes. Se abre el camino jurídico hacia la conformación
de una nueva superestructura.
Gramsci nos dice: “La supremacía de un grupo social (clase) se
manifiesta de dos maneras: como ‘dominación’ y como
‘dirección intelectual y moral’. Un grupo social ejerce la
dominación sobre grupos adversos, a los que tiende a liquidar o someter,
incluso por la fuerza de las armas, y dirige a los grupos que le son
próximos o aliados. Un grupo social puede, e incluso debe, ser dirigente
antes de conquistar el poder gubernamental.
Y esta es una de las principales condiciones para la conquista del poder en
sí mismo. Después, cuando ejerce el poder, incluso si lo detenta
con firmeza, se convierte en grupo dominante, pero debe seguir siendo el grupo
dirigente” (las negritas son nuestras).
La situación nos conduce al año 2001 cuando el
gobiernobolivariano desarrolla y promulga las llamadas Leyes Habilitantes que
tocan areas sensibles de la economía como la industria petrolera,
la propiedad de la tierra, el asunto de la pesca de arrastre, etc. El gobierno
paraliza los procesos privatizadores e insinúa su intención de
intervenir regulando el mercado.
La ofensiva gubernamental amenaza con tomar control de PDVSA, es decir, el
nuevo bloque histórico en formación intenta consolidar una base
económica cuya dirección esté fuera del círculo de
las clases aliadas de la burguesía.
La burguesía y el imperio contraatacan
La burguesía convoca la contraofensiva. Mueve para ello las palancas que
le quedan tanto en el nivel estructural como en el superestructural. A la
paralización económica del empresariado privado agrupado en
FEDECAMARAS se suma el estamento técnico-gerencial que controla PDVSA.
Este último se convierte en el factor civil de vanguardia de la
contraofensiva burguesa tras la cual se agregan importantes contingentes de las
clases medias auto-segregadas que habitan en cuasi-exclusivas zonas
residenciales que en las principales ciudades del país copian el estilo
de vida de las sociedades desarrolladas del norte (de allí el mote de
“pitiyanquis”). Este último fenómeno, que refuerza la
discriminación étnica heredada de la colonia, tiene que ver con
la política de inmigración de europeos desarrollada por
Pérez Jiménez en la década del cincuenta, cuyos
descendientes, en gran medida y con cualificadas excepciones, han adoptado la
cosmovisión del capitalismo euro-céntrico dominante en el mundo.
Desde la superestructura conspiran: un sectormilitar de derecha, que
afortunadamente para ellos controlan gran parte de los servicios de
inteligencia militar; cuerpos policiales civiles como la Policía
Metropolitana (controlado por un Alcalde desertor de las filas
revolucionarias), la DISIP y el CICPC; la jerarquía eclesiastica;
la burocracia universitaria; toda la gama de partidos políticos
derivados de la atomización de los tradicionales partidos AD y COPEI los
cuales aportan su masa clientelar; y por supuesto, los medios privados de
comunicación, devenidos en aparatos propagandísticos, de
agitación y de conducción tactica de la ofensiva burguesa.
El 11 de Abril de 2002 se produce el golpe de Estado planeado meses
atras en las esferas del poder burgués-imperial con
asesoría directa y participación encubierta del gobierno
estadounidense de George W. Bush.
Pero este golpe, ademas del paro patronal con que se inicia, contiene
elementos muy peculiares o singulares. Por un lado, la movilización de
una gran masa humana para darle “legitimidad” al evento. Las clases
dominantes y otras clases subordinadas se movilizan en extremo para concurrir a
una movilización nacional contra el centro del poder ejecutivo nacional,
el Palacio de Miraflores. Por otro lado, una gigantesca operación
mediatica concentrada en todos sus recursos materiales,
tecnológicos y humanos en provocar una disociación entre el
liderazgo revolucionario y las clases y sectores sociales motrices del bloque
histórico revolucionario, cuyo clímax fue la
criminalización del gobierno revolucionario y del Comandante-Presidente
Chavez al achacarle los asesinatos ejecutados por lasfuerzas golpistas.
Y en tercer lugar, el poder coercitivo de un sector militar de derecha, jugando
un rol de reserva, de presión y/o de negociación.
Por casi dos días (12 y 13 de abril) el sector golpista precariamente
logra desalojar a los revolucionarios del poder gubernamental. Sin embargo, el
aparato mediatico, sin preverlo, se convierte en herramienta en contra
de los golpistas cuando trasmite masivamente un hecho político
inédito en la historia venezolana: la asunción directa del poder
político por voceros de la burguesía.
La mas rancia burguesía que asume directamente el poder
político (tradicionalmente la burguesía se valió de
“representantes” pertenecientes a clases subordinadas para ejercer
la dirección del aparato del Estado), deroga torpemente y de un plumazo,
en ceremonia masivamente transmitida, la Constitución de 1999 y toda la
superestructura institucional levantada sobre ella. Explotan las
contradicciones dentro del sector golpista por el reparto de cuotas de poder.
Gramsci precisa que es necesario distinguir entre la hegemonía que se
expresa a través de la primacía ideológica de una clase
sobre la sociedad y que al agotarse intenta prolongarse normalmente por la
hegemonía exclusivamente política de la dictadura. Pensamiento
que se aplica perfectamente para entender los sucesos de abril de 2002.
Triunfo del nuevo bloque histórico revolucionario
La respuesta del bloque histórico revolucionario en formación no
se hizo esperar. Las clases dominadas percibieron la asunción del poder
de una clase social profundamente contraria a los intereses del pueblo que
seguramenteaplicaría los lineamientos neoliberales que ya venían
siendo identificados por las masas populares como saqueadores de las riquezas
nacionales, incluyendo la renta petrolera. Una combinación de fuerzas
populares en la calle y de militares patriotas en sus guarniciones,
descabezaron a los golpistas deteniendo a sus principales líderes
civiles y militares, y restablecieron el hilo constitucional y al Presidente
Chavez en su cargo (este último había sido apresado por
los golpistas).
La burguesía no tuvo capacidad (sus intelectuales organicos) de
ganar las conciencias de las masas populares (reconstituir el viejo bloque
histórico) como base fundamental para desmontar progresivamente una
superestructura jurídica de reciente implementación, aún
no desarrollada plenamente. Por otro lado, ante la crisis organica,
sobreestimaron su capacidad coercitiva para compensar la debilidad arriba
mencionada, puesto que al lado de los sectores militares de derecha, se
levantaba un sector militar comprometido con el nuevo bloque histórico
revolucionario. Muchos de los intelectuales organicos del bloque
histórico revolucionario, incluyendo el maximo líder,
habían salido de allí y mantenían fuertes vínculos
con sus camaradas activos. El proceso histórico de conformación
de la fuerza armada venezolana merece un analisis aparte. Sólo
señalaremos aquí que no es una fuerza armada con una oficialidad
de castas, como es el caso de otras fuerzas armadas latinoamericanas.
A manera de conclusión
Entre las consecuencias directas de la derrota del golpe de abril de 2002
podemos señalar el avance del sector revolucionario en elcontrol del por
excelencia instrumento coercitivo del Estado: la fuerza armada. Fueron
identificados, dados de bajo o separados del control de tropas, numerosos
oficiales de afiliación ideológica derechista. Los cuerpos de
inteligencia, que en manos de los golpistas jugaron un papel fundamental en
impedir la develación y aborto de la conspiración, fueron
inmediatamente depurados y reestructurados.
Otra consecuencia importante fue la proclamación del caracter
antiimperialista del proceso, a la luz de la participación directa en el
golpe del gobierno de Bush.
La derrota de la operación mediatica de los propietarios privados
de medios, debilitó en gran medida la credibilidad entre las masas
populares de este importante aparato ideológico de la burguesía.
No obstante, el control de la estatal petrolera siguió pendiente. Otra
batalla, contra el sabotaje petrolero (diciembre 2002-enero 2003),
pondra el control de PDVSA en manos del bloque histórico
revolucionario. Posteriormente se derrotara en las calles a las
“guarimbas” y en las urnas electorales a la propuesta revocatoria.
Fracasa la experiencia organizativa del Comando de la Revolución
(alianza de cúpulas de partidos de izquierda), sobrepasada por la
movilización popular liderada por nuevas instancias no suficientemente
conocidas o comprendidas en ese momento.
No hubo necesidad de emplear a fondo las vías coercitivas del Estado
para someter a la clase política otrora dominante, lo cual es
expresión política de la sólida dirección de la
nueva intelectualidad organica sobre el nuevo bloque histórico
revolucionario que sí se movilizóintensamente.
El nuevo bloque histórico revolucionario continuó su proceso de
consolidación, y si se quiere depurandose con la salida del derechista
sector miquilenista (ya antes se había roto con un sector del MAS y con
el simulador Alfredo Peña, también reformistas o de derechas). Se
abren nuevas posibilidades para las transformaciones profundas en la estructura
económica y en su superestructura, que llevaran en el
corto-mediano plazo a declarar el caracter socialista de la
revolución bolivariana.
Sigue aún la polémica sobre la pertinencia o no de que la
dirección del nuevo bloque histórico revolucionario pasara a una
ofensiva a fondo contra el poder burgués-imperial. Debemos recordar que
en el plano ideológico, aquella jornada representó la victoria de
las ideas anti-neoliberales sobre el llamado “capitalismo salvaje”.
Aún se discutía en el seno de aquella intelectualidad
organica una probable “tercera vía”. Todo esto ante
la influencia del derrumbe de la URSS y de la urgente necesidad de la
revolución bolivariana, y en general de la revolución
nuestraamericana, de hallar caminos doctrinarios que sirvieran de guía
al ya largo proceso de luchas por la liberación política, social
y económica de nuestros países.
Evidentemente, no todos los factores de orden ideológico,
político y organizacional (ni nacionales ni internacionales) estaban
maduros como para emprender una ofensiva a fondo contra el poder
burgués-imperial, so pena de perder el rol de dirección
organica ganado tan precariamente por aquella intelectualidad
revolucionaria salida de los cuarteles y potenciada por importantes cuadrosdel
mundo civil. Por supuesto, quizas en aquella oportunidad nada de esto
fue pensado en forma rigurosamente “científica” siendo
mas la intuición, el instinto de clase y, por qué no, el
azar, lo que prevaleció en las decisiones tomadas.
Lo que sí esta claro es que no fue tomado un camino favorable a
la anarquía (como tampoco sucedió después en
ocasión de la convocatoria del CNE a referendo revocatorio). Era
menester reorganizar las fuerzas populares, neutralizar la oficialidad militar
de derecha, depurar los cuerpos de inteligencia y profundizar en la aplicación
de las nuevas leyes habilitantes favorecedoras de un impulso de las fuerzas
productivas en términos no-capitalistas (estaba pendiente la
declaración del caracter socialista del proceso). Se vislumbraba
la necesidad de la unificación del movimiento revolucionario en un
partido de cuadros abierto a las masas que le diera mayor consistencia
organica al proceso. Pasaría un lustro para concretar el proyecto
partidario que aún no concluye.
Las enseñanzas de los eventos de abril de 2002 siguen alumbrando el camino
a la revolución bolivariana, hoy también socialista. La sangre
derramada regó un camino por donde ha pasado todo un pueblo el cual
sigue señalando derroteros para otros pueblos.
Pero no hay que bajar la guardia. El imperialismo y sus lacayos no descansan en
su afan de sostener el sistema caduco y depredador que es el
capitalismo.
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE, VENCEREMOS
Trabajo presentado en el Diplomado Gobierno y Poder Ciudadano dictado en la
Escuela Venezolana de Planificación, año 2009, y revisado en
abril 2010