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Manuel Belgrano (3 de junio de 1770) - sus amores



Belgrano

Su vida
El 3 de junio de 1770 nació Manuel Belgrano en Buenos Aires.
La casa de la familia estaba ubicada en la calle Santo Domingo 430 (actualmente, la calle lleva el nombre Belgrano). Así se presenta en su Autobiografía:
| “El lugar de mi nacimiento es Buenos Aires; mis padres, don Domingo Belgrano y Peri conocido por Pérez, natural de Onella, y mi madre, doña María Josefa Gonzalez Casero, natural también de Buenos Aires. La ocupación de mi padre fue la de comerciante, y como le tocó el tiempo del monopolio, adquirió riquezas para vivir cómodamente y dar a sus hijos la educación mejor de aquella época'.Manuel Belgrano, Autobiografía.


Hacia 1750, el padre de Belgrano pasó de Génova a Cadiz para ejercer el comercio y después de naturalizarse español, viajó a Buenos Aires donde prontamente, se convirtió en un prominente comerciante. Con una buena posición económica, le brindó a sus hijos varones una buena educación. Así lo recuerda Belgrano:


| 'Me proporcionó la enseñanza de las primeras letras, la gramatica latina, filosofía y algo de teología en el mismo Buenos Aires. Sucesivamente me mandó a España a seguir la carrera de las leyes, y allí estudié en Salamanca; me gradué en Valladolid, continué en Madrid y me recibí de abogado en la cancillería de Valladolid.
Confieso que mi aplicación no la contraje tanto a la carrera que había ido a emprender, como el estudio de los idiomasvivos, de la economía política y al derecho público, y que en los primeros momentos en que tuve la suerte de encontrar hombres amantes al bien público que me manifestaron sus útiles ideas, se apoderó de mí el deseo de propender cuanto pudiese al provecho general, y adquirir renombre con mis trabajos hacia tan importante objeto, dirigiéndolos particularmente a favor de la patria.”Manuel Belgrano, Autobiografía.
Estudió las primeras letras en su casa, con maestros particulares, como era habitual en esa época. Luego, ingresó al Real Convictorio Carolino donde se graduó en 1786. Viajó a España y se graduó en Leyes en la Universidad de Salamanca a los diecinueve años de edad.
Aún en España, complementó sus estudios con la lectura de las obras de Montesquieu y de los enciclopedistas (Diderot, D'Alembert, Rousseau, Voltaire, D'Holbach, Quesnay y Turgot). Se interesó mucho por las ideas de Gaspar de Jovellanos, que por entonces, había redactado un informe sobre la ley agraria, criticando las formas en las que se explotaba la tierra en Andalucía, ya que se producía poco; propuso formas alternativas de división de la tierra y el aumento de producción de la misma. También estudió idiomas y realizó practicas profesionales en algunos bufetes de abogados.
En 1794, regresó a Buenos Aires, habiendo sido designado Secretario del Real Consulado.


Sus amores
Uno de los mitos de la historia argentina puso en duda lamasculinidad de Manuel Belgrano. Tal vez, sus modos delicados, su voz aflautada, la enfermedad venérea que padecía (sífilis), las representaciones generadas a través de la iconografía, contribuyeron a la construcción de esta idea. Pero para ser fieles a la historia, debemos decir que hubo en la vida de Belgrano muchas mujeres, tanto en España durante su juventud como en el Río de la Plata y, a pesar de estar ocupado en actividades periodísticas, políticas y militares, no dejó de destinar tiempo a cultivar relaciones amorosas.
En la época, las tertulias eran espacios apropiados para mostrar en sociedad las cualidades de las jóvenes casamenteras y para arreglar su matrimonio. El matrimonio de las hijas de las familias de la elite era una cuestión de importancia, ya que de esa manera, se controlaban los destinos de la descendencia. Por eso, en los arreglos matrimoniales el amor era lo de menos. Sólo en algunos casos, se iniciaba una relación amorosa, tal es la historia de Belgrano y María Josefa Ezcurra.
En una de las tertulias que frecuentaba, conoció a María Josefa Ezcurra en 1802, cuando él había regresado a Buenos Aires. Era la mayor de la familia Ezcurra. Ella había contraído matrimonio con Juan Esteban Ezcurra, un primo que llegado de Navarra, había logrado hacer fortuna rapidamente pero que, disconforme con los ideales de la Revolución de Mayo, regresó a la península ibérica y dirigió sus negocios desdeallí. Estuvieron casados durante nueve años; ella quedó en Buenos Aires gozando de las libertades de una viuda sin hijos de los que hacerse cargo.
Luego de la creación de las baterías sobre el río Parana para impedir el avance de los realistas y de enarbolar por primera vez la bandera de la patria, Belgrano regresó a Buenos Aires. Se encontraron nuevamente y se enamoraron, él tenía algo mas de cuarenta años y ella tan sólo veintisiete.
Cuando le ordenaron a Belgrano partir hacia el norte para comandar el ejército patriota, el amor hizo que María Josefa lo siguiera por Salta, Tucuman y Jujuy sin temer a los peligros a los que se enfrentaba. Sin embargo, temía a la opinión de los miembros de la sociedad cuando conocieran que ella no respetaba las rigurosas normas éticas de la época ya que, sin estar casada con Manuel Belgrano estaba esperando un hijo de él.
Avanzado el embarazo, ella no podía continuar viajando con el ejército, decidieron entonces que el niño naciera en Santa Fe, en la estancia de unos amigos. El 30 de julio de 1813 nació un varón. Sin apellido, fue bautizado en la catedral de Santa Fe. El nacimiento se mantuvo en absoluto secreto.
Los padres no reconocieron al niño, que fue entregado a una de las hermanas de María Josefa, Encarnación Ezcurra casada con Juan Manuel de Rosas. Esta pareja adoptó al niño dandole el nombre de Pedro Pablo Rosas y Belgrano.
En 1812, Belgrano y María DoloresHelguero tuvieron un primer encuentro. Él habría quedado prendado por la hermosura de la joven y le habría prometido matrimonio.
Debido a los trajines de la guerra, debieron distanciarse pero cuando se reencontraron, vivieron un intenso romance, fruto del cual Dolores quedó embarazada.
Belgrano marchó a cumplir con sus obligaciones militares y los padres de Dolores la obligaron a casarse con otro hombre. Durante este matrimonio, nació la hija de Belgrano; luego, el esposo de Dolores la abandonó.

El 4 de mayo de 1819 nació Manuela Mónica del Corazón de Jesús, cuando Belgrano ya estaba muy enfermo. Habiendo solicitado licencia para atender sus afecciones, viajó a Tucuman para conocer a su hija, pero no pudo disfrutarla por muchos tiempo.
Alejado de sus amores y vencido por la enfermedad, murió en Buenos Aires a los pocos meses.

Sus hijos
A veces, era preferible la infelicidad a soportar el reproche social por no haber respetado las normas establecidas. Una mujer casada debía respetar a su marido aunque –como en los casos de María Josefa y de María Dolores- su esposo no conviviera con ella, la hubiera abandonado y no hubiera regresado nunca. No podía volver a casarse a menos que enviudara. Belgrano sabía que el esposo de Dolores se había trasladado al Alto Perú y recurría a informantes para conocer si aún vivía, porque de lo contrario, podría contraer nupcias con su amada.
Esta concepción social, llevó aBelgrano a no reconocer a sus hijos, como modo de no deshonrar el buen nombre de sus madres. Es por eso, que ni siquiera los reconoce en su testamento.
Belgrano había solicitado a Encarnación Ezcurra y Juan Manuel de Rosas -los tíos de Pedro Pablo, que lo adoptaron y lo criaron- que cuando fuera mayor de edad, se le informara que él era su verdadero padre, lo que fue cumplido.
El hijo mayor de Belgrano se instaló en la zona de los actuales distritos de Azul y Olavarria, donde Rosas, le había obsequiado enormes extensiones de tierra. Fue designado juez de paz y comandante militar interino de esos pagos y se dedicó a las tareas vinculadas a la explotación ganadera. Se casó en 1851 con Juana Rodríguez con la que tuvo dieciséis hijos.
Belgrano tuvo ocasión de conocer a Manuela Mónica de la que debió distanciarse cuando su estado de salud se agravó y decidió viajar a Buenos Aires. En ese momento, remitió una misiva al Cabildo de Tucuman, a través de la cual declaraba: “[…] Que la cuadra de terreno, contenida en la donación que me hizo la M.I. Municipalidad y consta de los documentos antecedentes, con todo lo que en ella edificado por mí, pertenece por derecha de heredad a mi hija Manuela Mónica del Corazón de Jesús, nacida el 4 de mayo de 1819 en esta capital y bautizada el 7, siendo sus padrinos la Sra. Dña. Manuela Liendo y Don Celestino Liendo, hermanos y vecinos de la misma. Para que conste la firmo hoy 22de enero de 1820 en la valerosa Tucuman, rogando a las juntas militares, como a las civiles, le dispensen toda justa protección”.
Manuela Mónica vivió con su madre hasta 1825, cuando se trasladó a Buenos Aires para quedar al cuidado de sus tíos Juana y Domingo Belgrano, cumpliendo el deseo de su padre. Con ellos vivió en el actual distrito de Azul (Provincia de Buenos Aires), donde conoció a su hermano Pedro Pablo que tenía allí sus campos. Cultivaron una profunda relación y se presume que fue su hermano quien le presentara a su futuro esposo, Manuel Vega Belgrano, un pariente político con quien se casó Manuela en 1852 y tuvo tres hijos.
Manuel Belgrano sabía que su hijo no necesitaría su protección económica por eso, lo poco con lo que contaba trató de dejarlo para su hija. En un escrito citado por Mitre, Belgrano solicita a su hermano, el sacerdote Domingo Estanislao Belgrano '[…] que, pagadas todas sus deudas, aplicase todo el remanente de sus bienes a favor de una hija natural llamada Manuela Mónica, de edad de poco mas de un año, que había dejado en Tucuman'.
Su autobiografía
En 1814, Manuel Belgrano comenzó con la escritura de esta Autobiografía, que luego formó parte de sus Memorias y que no había sido publicada. En ella, manifestó la necesidad de poner en conocimiento de sus congéneres sus experiencias como hombre público para que sean de utilidad en la construcción de un futuro mejor.AUTOBIOGRAFÍA
(fragmento)
| Nada importa saber o no, la vida de cierta clase de hombres, que todos sus trabajos y afanes los han contraído a sí mismos, y ni un solo instante han concedido a los demas, pero la de los hombres públicos, sea cual fuere, debe siempre presentarse, o para que sirva de ejemplo que se imite, o dé una lección que retraiga de incidir en sus defectos. Se ha dicho, y dicho muy bien, 'que el estudio de lo pasado enseña cómo debe manejarse el hombre en lo presente y porvenir', porque desengañémonos, la base de nuestras operaciones, siempre es la misma, aunque las circunstancias alguna vez la desfiguren.
Yo emprendo escribir mi vida pública -puede ser que mi amor propio acaso me alucine- con el objeto que sea útil a mis paisanos, y también con el de ponerme a cubierto de la maledicencia; porque el único premio a que aspiro por todos mis trabajos, después de lo que espero de la misericordia del Todopoderoso, es conservar el buen nombre que desde mis tiernos años logré en Europa, con las gentes con quienes tuve el honor de tratar, cuando contaba con una libertad indefinida, estaba entregado a mí mismo, a distancia de dos mil leguas de mis padres, y tenía cuanto necesitaba para satisfacer mis caprichos.De la Autobiografía de Manuel Belgrano.*Aclaración: Se respetó la ortografía de la fuente documental.
Sus ideas
Manuel Belgrano (1770-1820), hijo de un rico comerciante genovés, nació enBuenos Aires el 3 de junio de 1770. Estudió leyes en Salamanca y Valladolid (España) y en 1794 regresó a Buenos Aires, haciéndose cargo de la secretaría del Consulado de Comercio, tarea que desempeñó hasta 1810 con pequeños intervalos.
Desde su puesto de funcionario o a través de publicaciones como el 'Semanario de Agricultura' y el 'Correo de Comercio', desplegó una activa propaganda contra el monopolio comercial español, fomentó los intereses económicos del Plata, fundó las Academias de Nautica y de Dibujo.
Al formarse la Junta de Gobierno el 25 de mayo de 1810, Belgrano fue elegido vocal de la misma. Tradujo un libro de Economía Política, redactó escritos sobre el tema y trató de interesar en los principios fundamentales de la economía política a un grupo de jóvenes que como él deseaban lo mejor para su patria. Participó en el proceso de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas y de las Guerras de Independencia.
Presentamos a continuación, algunas ideas que nos acercan al pensamiento de Manuel Belgrano.
Las memorias del Consulado de Buenos Aires y Artículos del Correo de Comercio
El Real Consulado de Buenos Aires era una de las instituciones coloniales mas importantes junto al Virrey y al Cabildo. Se instaló en Buenos Aires en 1794 a pedido de los comerciantes. El Consulado dependía directamente de la Corona española y debía guiarse según las normas establecidas por laCasa de Contratación de Sevilla. La creación del Consulado correspondía a las reformas que los reyes borbónicos habían diseñado para España y sus colonias con la finalidad de reestructurar la economía.
Se organizó como un cuerpo colegiado con funciones de tribunal comercial que debía arbitrar en pleitos y denuncias presentadas por los comerciantes y controlar en el manejo de la Aduana. También estaba destinado a propiciar el fomento económico y en este campo, desempeñó un importante rol Manuel Belgrano, que había sido designado secretario perpetuo de la institución.
La legislación real estableció que el secretario del Consulado debía escribir cada año una memoria sobre alguna de las cuestiones que correspondían a la actividad del Consulado. Las sesiones anuales de la institución debían abrirse con la lectura de la memoria correspondiente.
Las memorias incluían consejos practicos basados en las ideas económicas en boga en Europa, fundamentalmente influidas por la fisiocracia. Estos escritos contienen lo mas importante del pensamiento de Manuel Belgrano fundamentalmente en lo relativo a la necesidad de liberalizar el comercio rioplatense del fuerte proteccionismo español con el fin de beneficiar a los comerciantes criollos. Ademas, en ellos, hacía hincapié en la necesidad que el comercio, la industria y la educación tenían para el crecimiento del Río de la Plata.
Estas ideas también fueron publicadas endiversos artículos del semanario Correo de Comercio, periódico dirigido por Belgrano.
Sus Contemporaneos
Joel Robert Poinsett, cónsul general de los Estados Unidos de Norteamérica para las provincias españolas de Buenos Aires, Chile y Perú, en un informe a su gobierno el 3 de febrero de 1811 expresó:
| 'Don Manuel Belgrano que, desde la batalla de Vilcapugio había permanecido en el retiro, reasumió el mando del ejército del Perú. Las tropas recibieron con entusiasmo al general que tan a menudo los había conducido a la victoria y que había conservado su integridad en medio de los cambios de partido y las intrigas de facción, y no había manifestado otra ambición que consagrar su vida y fortuna a la gran causa en que estaba empeñado.' | |
José Celedonio Balbín, dedicado al comercio en Tucuman, conoció a Belgrano e intimó con él.
De una de las dos cartas que en 1860 dirigió a Mitre, se entresacan los parrafos en que se formulan una semblanza y otras referencias sobre el prócer.
| 'El general era de regular estatura, pelo rubio, cara y nariz fina, color muy blanco, algo rosado, sin barba, tenía una fístula debajo de un ojo (que no lo desfiguraba porque era casi imperceptible), su cara era mas bien de aleman que de porteño, no se le podía acompañar por la calle porque su andar era casi corriendo, no dormía mas que tres a cuatro horas, montando a caballo a medianoche que salía de ronda a observar elejército, acompañado solamente de un ordenanza. Era tal la abnegación con que este hombre extraordinario se entregó a la libertad de su patria, que no tenía un momento de reposo, nunca buscaba su comodidad, con el mismo placer se acostaba en el suelo o sobre un banco, que en la mullida cama.
El General Belgrano era un hombre de talento cultivado, de maneras finas y elegantes; gustaba mucho del trato de las señoras. Un día me dijo que algo de lo que sabía lo había aprendido en la sociedad con ellas. Otro día me dice: Me lleno de placer cuando voy de visita a una casa y encuentro en el estrado en sociedad con las señoras a los oficiales de mi ejército; en el trato con ellas los hombres se acostumbran a modales finos y agradables, se hacen amables y sensibles, en fin, el hombre que gusta de la sociedad de ellas nunca puede ser un malvado.
Se presentaba aseado como lo había conocido yo siempre, con una levita de paño azul con alamares de seda negra que se usaba entonces, su espada y gorra militar de paño. Su caballo no tenía mas lujo que un gran mandil de paño azul sin galón alguno, que cubría la silla, y que estaba yo cansado de verlo usar en Buenos Aires a todos los jefes de caballería. Todo el lujo que llevó al ejército fue una volanta inglesa de dos ruedas que él manejaba, con un caballo y en la que paseaba algunas mañanas acompañado de su segundo el General Cruz; esto llamaba la atención porque era la primera vez quese veía en Tucuman. En los días clasicos que vestía uniforme se presentaba con un sombrero ribeteado con un rico galón de oro que le había regalado (el hoy general) don Tomas Iriarte cuando se pasó del ejército enemigo. La casa que habitaba y que el general mandó edificar en la Ciudadela era de techo de paja, sus muebles se reducían a doce sillas de paja ordinaria, dos bancos de madera, una mesa ordinaria, un catre pequeño de campaña con delgado colchón que siempre estaba doblado; y la prueba de que su equipaje era muy modesto, fue que al año de haber llegado me hizo presente se hallaba sin camisas, y me pidió le hiciese traer de Buenos Aires dos piezas irlanda de hilo, lo que efectué. Se hallaba siempre en la mayor escasez, así es que muchas veces me mandó pedir cien o doscientos pesos para comer.'
Samuel Haigh, viajero inglés, llegó a nuestro país en 1817 como representante de una firma comercial. De regreso a su patria, publicó, en 1829, sus bosquejos de Buenos Aires, Chile y Perú, en los cuales describe sus encuentros con San Martín, O'Higgins, Monteagudo, Belgrano -con éste y su ejército, cerca de Fraile Muerto (Córdoba)- y otros personajes de la época.
| Apenas habíamos andado dos leguas, por la mañana cuando encontramos toda la fuerza del General Belgrano, compuesta de 3.000 hombres, en camino al interior. Los soldados iban en estado lastimoso, muchos descalzos y vestidos de harapos y como elaire matutino era penetrante, pasaban tiritando de frío cual espectros vivientes. El general no había todavía montado a caballo: se hallaba en la posta y me invitó a participar de su almuerzo. Fue muy afable, especialmente después de saber que yo era inglés; pues él también había viajado en Europa y estado en Inglaterra, y me pidió dar recuerdos a Mister Hullet, de Syndenham Grave; para cumplir aprovechó esta primera aunque tardía oportunidad. Le hice saber noticias de Chile, y le informé que el Lord Cochrane había ido a Payta, en busca de la escuadra española, y en su ausencia, el almirante Blanco había levantado el bloqueo de Lima y regresado a Valparaíso. Esta afirmación pareció sorprenderlo y se expresó como si fuese desatinada la conducta del almirante en aquella ocasión; sin embargo me dijo en inglés: 'What can you expect from us; we must, commit blundres, for we are the sons of Spaniards, and no better than they are' ('¿Qué, puede esperar usted de nosotros? Debemos cometer desatinos, pues somos hijos de españoles, y no mejores que ellos'). El Coronel Bustos, que también almorzaba con nosotros, parecía un hombre inteligente.
Belgrano nació en Buenos Aires y tenía reputación de ser muy instruido, pero no fue general afortunado. Entonces, debido a su debilidad, no podía montar a caballo sin ayuda extraña, y no parecía capaz del esfuerzo requerido para la guerra en las Pampas. Su persona era grande ypesada, pero tenía un hermoso rostro italiano.
El general me informó que sus soldados iban tan escasos de ropa porque se había suspendido la remisión de auxilios de Buenos Aires, pues el gobierno temía que cayesen en manos del enemigo (Los caudillos del litoral, contra los que combatía el ejército del Perú, al mando de Belgrano). Se había negociado una tregua de ocho días entre los beligerantes hasta que llegase de Buenos Aires contestación a algunas proposiciones.
Me preguntó mi ruta y me aconsejó ir por territorio de los indios, pero le informé de mi arreglo con los gauchos. 'Bien -díjome-, son gente salvaje, pero mi nombre quizas pueda servir a usted', y me extendió un pasaporte por si encontraba alguna guerrilla de Buenos Aires.
José María Paz ingresó en la milicia en 1810 y sirvió bajo las órdenes del General Belgrano hasta 1819. Las impresiones y juicios que se transcriben, figuran en sus Memorias Póstumas aparecidas en 1855.
| “El General Belgrano, por mas críticas que fuesen nuestras circunstancias, jamas se dejó sobrecoger del terror que suele dominar a las almas vulgares, y por grande que fuese su responsabilidad, la arrostró con una constancia heroica. En las situaciones mas peligrosas se manifestó digno del puesto que ocupaba, alentando a los débiles e imponiendo a los que suponía pusilanimes, aunque usando a veces de causticidad ofensiva.
En los contrastes que sufrieron nuestras armas bajolas órdenes del General Belgrano, fue siempre de los últimos que se retiró del campo de batalla, dando ejemplo y haciendo menos graves nuestras pérdidas. En las retiradas que fueron la consecuencia de estos contrastes, desplegó siempre una energía y un espíritu de orden admirables; de modo que a pesar de nuestros reveses no se relajó la disciplina ni se cometieron desórdenes.
¡Honor al General Belgrano! Él supo conservar el orden tanto en las victorias como en los reveses. Cuando él mandó en esos días de luto y de desgracia los paisanos y los indios venían pasiblemente a traer las provisiones al pequeño cuerpo que se retiraba; tan lejos de manifestarnos aversión. Sólo se dejaba percibir, en lo general, un sentimiento de simpatica tristeza. No hubo entonces, riñas fratricidas ni pueblos sublevados para acabar con los restos del ejército de la independencia; nada de escandalos que deshonran el caracter americano y manchan la mas justa de las revoluciones”.Memorias Póstumas
Testamento
Los últimos meses de Belgrano

La enfermedad que padecía Manuel Belgrano condicionó su accionar político y militar. En septiembre de 1819 dejó el mando del ejército al general Francisco Fernandez de la Cruz. Los últimos meses de su vida los pasó en Tucuman, en soledad y reducido a una apremiante pobreza. De vez en cuando, recibía la visita de muy pocos amigos que le facilitaban el dinero suficiente para poder vivir y aquienes les expresó que sentía que sus dolencias se agravaban y que deseaba morir en Buenos Aires.
Para viajar a Buenos Aires, pidió al gobierno que le suministrara los fondos necesarios, pero no recibió respuesta positiva. Fue uno de sus amigos José Celedonio Balbín quien le facilitó la suma de 2.000 pesos plata, que Belgrano aceptó y prometió devolverle cuando le pagaran el dinero que las sumas que le debían por su trabajo como general del ejército.
En el viaje a Buenos Aires, lo acompañaron su capellan, su médico de cabecera, el doctor Joseph Redhead y un hermano de Dolores Helguera. Su enfermedad había llegado a un estado tan avanzado que ya no podía andar a caballo, debía ser bajado en brazos al llegar a cada posta. En Buenos Aires, pasó el tiempo que le quedaba sentado en un sillón y en la cama donde falleció. Sólo recibió la visita de sus hermanos y de muy pocos amigos. Fue sepultado en la Iglesia de Santo Domingo.
Contaba don José Celedonio Balbín a Bartolomé Mitre:
| “De resultas de la revolución (la del Capital Abraham Gonzalez) se vio abandonado de todos el General Belgrano, nadie lo visitaba, todos se retraían a hacerlo. Entonces empecé a visitarlo todas las tardes, y cuando su enfermedad se lo permitía salíamos juntos a pasear a caballo. Esto nos traía la animadversión de los revolucionarios, lo que me importaba muy poco, porque cumplía un deber de amistad. Como quince días después de larevolución, una tarde me dijo el General: me hallo sumamente pobre, se han agregado a mi causa varios jefes fieles y honrados y no tengo como mantenerlos; ayer he escrito al gobernador Araoz pidiéndole algún auxilio de dinero y me lo ha negado; le hice presente al general, que había hecho mal en dirigirse al gobernador, estando yo que podía darle lo que necesitase. Al día siguiente le mandé $6.000 con su mismo criado.Una tarde que paseabamos a caballo me dice el General: yo quería a Tucuman como a mi propio país (hace referencia a Buenos Aires) pero han sido tan ingratos conmigo que he determinado irme a Buenos Aires, pues mi enfermedad se agrava cada día. Le aprobé su pensamiento indicandole que no debía perder tiempo. A los 3 ó 4 días lo encontré triste y abatido, le pregunté lo que tenía y me contestó muy afligido: amigo, ya no pudo ir a morir a mi país, pues no tengo recurso alguno para moverme de aquí: ayer he escrito al gobernador pidiéndole algún dinero y caballos para mi carruaje y me ha negado todo. Le contesté, habiendo caballos y plata y cuanto se necesite… y me preguntó ¿de dónde lo sacó pues ¿qué se ha olvidado usted que me tiene de amigo? Si, lo sé, me contestó, pero lo he molestado a usted tantas veces, que no quiero serle mas gravoso. Señor general a mí no me molesta nunca y en prueba de ello, dentro de dos días le mandaré a Usted. 2.500 pesos, haga ya los preparativos par su viaje. Le mandé loofrecido y se empeñó en que lo acompañara, ofreciéndome un asiento en su coche, pero me resultó imposible complacerlo.A los ocho días se puso en marcha el General acompañado del Dr. Redhead y su Capellan el Padre Villegas, con dos ayudantes, los Sargentos mayores don Jrónimo Helguera y don Emilio Salvigni. Cuando llegaban a una posta, lo bajaban cargado y lo conducían a una cama”.
Mas adelante Balbín continúa:
| “Al día siguiente de llegar a Buenos Aires, pasé a visitar al General Belgrano a quien encontré sentado en un sillón poltrona, en un estado lamentable; después de un momento de conversación me dice: es cruel mi situación pues me impide montar a caballo, para tomar parte en la defensa de Buenos Aires, contra López el de Santa Fe, que se prepara para invadir esta ciudad; luego siguió diciendo: Amigo Balbín, me hallo muy malo, duraré pocos días, espero la muerte sin temor, pero llevo un gran sentimiento de sepulcro; le pregunté ¿Cual es General?, y me contestó; muero tan pobre que no pudo pagarle el dinero que me prestó, pero no lo perdera Ud. El gobierno me debe algunos miles de pesos de mis sueldos, luego que el país se tranquilice le pagaran a mi albacea, el que queda encargado de satisfacer a Ud. con el primer dinero que reciba. Como un año después de su fallecimiento fui pagado.”
Testamento de Belgrano
Sin tener esposa e hijos legítimos, Manuel Belgrano redactó su testamento el veinticincode mayo de 1820, dejando sus bienes a su hermano, el sacerdote Domingo Estanislao Belgrano. Aunque no aparece en el testamento, le encargó a su hermano que cuidara de su hija de tan sólo un año, Manuela Mónica, brindandole todo lo que necesitara.
Sabías que
| En el Museo Municipal de Artes Plasticas Damaso Arce de Olavaria, se expone un retrato de Manuel Belgrano de altísimo valor histórico.

Se trata de una pintura realizada por el artista francés Francois-Casimir Carbonnier durante la estadía de Belgrano en Londres en 1815 cuando fue enviado en misión diplomatica por el gobierno.Olavarría fue lugar de residencia de una rama de la familia Belgrano. La obra fue adquirida y donada por el desaparecido Banco de Olavarria; fue declarada Patrimonio Municipal de esa localidad de la provincia de Buenos Aires en 1996.

Actualmente, el propietario del inmueble que ocupara el Banco de Olavarría, reclama la devolución del cuadro afirmando que el mismo, estaba incluido en el inventario cuando adquirió el edificio.

Esta controversia aún no se halla resuelta. |
El lunes 2 de julio de 2007 los periódicos, las radios y los canales de televisión informaron acerca del robo del reloj de Belgrano que encontraba exhibido en una de las vitrinas del Museo Histórico Nacional.
Era un reloj de oro de bolsillo con una cadena de cuatro eslabones que le había obsequiado el rey Jorge III de Inglaterra. Se trataba de unode los pocos bienes materiales con los que contaba Belgrano.
Como se hallaba en la pobreza -el gobierno le debía 18 meses de sueldo- antes de morir se lo entregó su médico, el doctor Redhead, en pago por los servicios y cuidados que le había brindado.
El reloj sigue sin aparecer.

La Asamblea del año XIII premió a Manuel Belgrano con 40.000 pesos por las victorias obtenidas frente a los españoles en las batallas de Salta y Tucuman. Belgrano donó el dinero para la construcción de cuatro escuelas públicas en Santiago del Estero, Tucuman, Jujuy y Tarija (que pertenece actualmente a Bolivia): 'He creído propio de mi honor y de los deseos que me inflaman por la prosperidad de mi patria destinar los expresados 40.000 pesos para la donación de cuatro escuelas públicas de primeras letras en que se enseñe a leer y a escribir, la doctrina cristiana y los primeros rudimentos y obligaciones del hombre en sociedad', expresó el general.
Los sucesivos gobiernos dieron otros destinos a ese dinero y las escuelas demoraron mucho en ser construidas. La escuela de Santiago del Estero se construyó en 1822, la de Tarija en 1974 y la de Tucuman en 1998. La última de las escuelas fue levantada en Jujuy, en el barrio Campo Verde, de la capital de esa provincia y fue inaugurada el 6 de julio de 2004.
La visionaria idea de Belgrano acerca de la importancia de destinar fondos a la educación se hizo esperar tan sólo 191 años.


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