Juanelo Turriano fue un relojero y constructor de
maquinas nacido a principios del siglo
XVI en Cremona
(Italia). Mas tarde empezó como
criado de Felipe II, trabajando también de ingeniero, siendo su obra
mas famosa el artificio que hizo en Toledo
para subir el agua desde el río Tajo
hasta el Alcazar.
Aunque no se conserva un plano preciso de la maquina, se tiene
un croquis de su funcionamiento, un inventario de piezas. Todo el mecanismo se
movía por unas grandes ruedas hidraulicas impulsadas por un salto
del Tajo, también contaba con una serie de torres con unos cazos
acoplados a palancas oscilantes movidas por unas ruedas semicirculares que, por
medio de cadenas, levantaban de un lado y bajaban de otro todos los cazos. El agua pasaba así desde el depósito inferior por el
primer cazo, y vertiéndola sucesivamente y de forma continua, llegaba
hasta el depósito elevado de la torre. De esta
forma, de torre en torre, llegaba hasta el Alcazar.
Sabemos que la de Valladolid
fue de Pedro de Zubiaurre, que la inició en 1603, muerto ya Juanelo.
Pero Zubiaurre, aunque posiblemente conocía el artificio toledano, dada
su fama, no tomó de ahí su idea, seguramente por su complicado
mantenimiento.
El general Zubiaurre llegó a Valladoliden 1603, para resolver ciertos
problemas relacionados con asuntos de guerra naval. En ese
momento Valladolid
era sede de la Corte.
A través del retrato de la infanta doña Ana Mauricia, hecho por
Juan Pantoja de la Cruz un año antes, en 1602, podemos ver que la imagen
del paisaje que se observa a través de una ventana sera el lugar
elegido por Zubiaurre para colocar su ingenio un año después.
Zubiaurre dedicó casi toda su vida y su fortuna
al servicio de la Armada española, combatiendo en numerosas acciones
navales, tanto en Francia, como
en Flandes y en Inglaterra. En muchas de ellas
resultó vencedor, lo que le atrajo la persecución de sus enemigos
ingleses, sobretodo el pirata Drake, al que había derrotado en varias
ocasiones. Como consecuencia de ello, estuvo preso en varias ocasiones en Londres,
Francia y Holanda. El rey de España, Felipe II, al que mantuvo
informado de sus acciones, le hizo merced
del
título de General. Pero Zubiaurre no se limitó
a su labor militar, sino que sus conocimientos y su practica se
extendieron a la artillería y a la ingeniería.
En el año 1582 el agua del Tamesis en
Londres era, por primera vez, elevada por una maquina que admiró
a los londinenses ya que la presión de agua proporcionada por la misma
servía paraalimentar las casas de varias calles de la ciudad. La
maquina de bombeo estaba situada en uno de los arcos del puente de
Londres. El puente con sus casas sobre él y bajo sus arcos, maquinarias
y molinos, recuerda el de otras ciudades europeas medievales, como el puente de Platerías de Valladolid.
El inventor de la maquina de Londres, fue un
hombre de origen aleman llamado Peter Maurice o Morris, quien
reclamó la originalidad de su invención, aunque es posible que se
inspirara en las que ya existían en su país de origen.
Mientras Morris tramitaba e instalaba su ingenio para abastecer agua a Londres,
Pedro de Zubiaurre estaba en esa ciudad haciendo gestiones para libertar varios
navíos españoles y portugueses con su tripulación. Durante
su tiempo de permanencia en Inglaterra, Zubiaurre concibió un plan para
apoderarse de algunas plazas fuertes inglesas, lo que llegó a
oídos de la Reina, quien suspendió las negociaciones,
mandó arrestar a Zubiaurre, le tomó varios navíos y fue
encerrado en la Torre de Londres por segunda vez, permaneciendo allí
durante dos años. Después fue trasladado a Holanda donde
sufrió torturas y estuvo prisionero durante un
año.
Dicen que Zubiaurre copió el invento de Morris,
estando preso en la Torre de Londres, lo que es difícil decreer ya que
apresado allí, en las condiciones en que estaba, era imposible acceder a
una maquina que no era visible al exterior. Por otra parte, el
propio Zubiaurre comunicó al rey posteriormente que en el año
1581, hallandose en Inglaterra (aún no estaba preso),
envió a un criado suyo con el modelo del ingenio con el que se
subía agua y se hizo la experiencia con una maquina en el Palacio
Real de Madrid, en presencia del monarca y de otras personas. El criado,
enterado de la prisión de Zubiaurre y pensando que nunca volvería
en las condiciones que estaba, se aprovechó del asunto y vendió la invención
a particulares de Sevilla y Bilbao.
Vuelto por fin Zubiaurre a España, y enterado de la traición del
criado, ordenó su prisión y solicitó una patente de
invención del ingenio, que originariamente era de Morris, pero que no
tenía validez en España.
En Valladolid escaseaba el agua a principios del
siglo XVII, ya que las obras de abastecimiento de las fuentes de Argales,
iniciadas dos décadas antes, estaban en sus inicios y paralizadas por
falta de fondos. La llegada en 1601 de la Corte a Valladolid había agravado el problema.
Entre los años de 1602 y 1603 se realizaron estas obras, bajo la dirección
del arquitecto Diego de Praves. Parecía así que se iba a
resolverel problema del abastecimiento de agua, al contar con la que iba a
proporcionar el ingenio de Zubiaurre, sin embargo, el duque de Lerma, al ver la
utilidad, que para el riego de huertas y jardines particulares tendría
el abundante caudal de agua que proporcionaba la maquina que se
había instalado cerca de sus posesiones, la tomó “de
prestado” desviandola por canales de madera para su propia
utilidad. Una vez asegurada la posesión del ingenio de agua,
vendió el conjunto así revalorizado a la Corona, pero
haciéndose nombrar alcalde perpetuo para sí y, sus descendientes.
Zubiaurre tuvo como
ayudante a Pedro de Armolea. La obra arquitectónica quedó a cargo
de Diego de Praves. El resultado de la obra es difícil de comprobar pues
en la actualidad sólo queda parte del basamento sobre el azud,
realizado en fuerte sillería de piedra.
Los jardines de la Huerta del Rey debieron de seguir
durante cierto tiempo con parte de un primitivo esplendor. El príncipe
de Gales, que llegó a Valladolid el 16 de septiembre de 1623 y
visitó la Huerta del Rey, consiguiendo que se le regalase una de las
esculturas de las fuentes, que había hecho Juan de Bolonia,
representando a Sansón y el filisteo, que actualmente se conserva en el
Victoria y Albert Museum de Londres.