--TRABAJO PRACTICO DE literatura
latinoamericana
El autor Jorge Kloar de Alva define el Discurso Colonial como
los modos de hablar, escribir, pintar y comunicarse que permitieron que las
ideas pasaran de un discurso a otro, con objeto de autorizar y posibilitar los
objetivos del control colonial y las estrategias
de resistencia
y adaptación al mismo.
El discurso colonial fue, entonces, el dispositivo de control social e
ideológico de utilización europea para facilitar su
dominación sobre otras razas, es decir, la estrategia que les
permitió imponer sobre otras culturas sus modos de conducta, lenguaje y
creencias, deslegitimando la de los indígenas, pues los españoles
creían que su posición cultural y política dominante en el
mundo los colocaba en situación ventajosa ante la posición
indígena.
Pero el discurso colonial sirvió, a la vez, como arma con la que oponer
resistencia a la dominación y como forma de adaptación de las
víctimas de la colonización al mundo colonial europeo; como modo
de defenderse contra actos de agresión y como la manera de proteger sus
intereses localistas.
Y con el propósito de garantizar la continuidad del curso de la historia local, lascomunidades
nahuas, desarrollan un discurso de resistencia
para domesticar los objetos, actos e ideas europeas, ligandolas a las
practicas e instituciones propias, con el fin de reinterpretar la
sociedad colonial y como
modo de supervivencia.
Partiendo de esta definición de discurso colonial, podría decirse
que la obra Comentarios Reales es un discurso de resistencia, a través
de la cual, el autor busca reivindicar sus orígenes, las tradiciones de
su cultura materna, para incorporarlas a la retórica europea. La
incorporación del mundo europeo a su propio
mundo, permitía, al mismo tiempo, la conservación de varios
elementos de su propia cosmovisión y la adaptación
política y social que deseaban los españoles.
Para escribir la obra el autor, ademas de utilizar diversas estrategias
discursivas que le permiten posicionarse como
sujeto de la enunciación, se afirma en fuentes orales y escritas, maneja
la retórica del
género, cita y comenta fuentes contemporaneas a él para
sustentar sus argumentos. Garcilaso había estudiado con suma
dedicación la corriente de pensamiento neoplatónica, de la cual
toma la idea de concordia entre opuestos y la posibilidad de construir un compendio armónico entre lo español y lo
andino. Por ellorecurre a dichas estrategias discursivas para reivindicar a su
pueblo, legitimar la fuente oral heredada por la madre y así poder
conciliar su cultura con la europea. Al ser descendiente inca
se siente autorizado para escribir y revisar los errores de
interpretación de la realidad peruana. “…Esa lengua que
mamé en la leche…” como expresa en la obra, es la que
lo lleva a mediar entre fuentes escritas y orales. Recurre para ello a mitos y
leyendas que eran de tradición oral, transmitidas de generación
en generación, como relata en el libro I capítulo XV:
“…y el camino mas facil…era contar lo que en
mis niñeces oí muchas veces a mi madre y a sus hermanos y
tíos y otros mayores…” y las cuales debían
“oírlas y guardarlas en el corazón” (libro I,
capítulo XV). Este testimonio contado por sus
antepasados es la información sobreviviente que preserva el narrador.
Y es su condición de mestizo, de quechua
hablante, la que le permite mostrar, de manera sutil, la mala
interpretación que dan los españoles a las creencias y costumbres
nativas. Por ejemplo, en el libro segundo, capítulo II, relata como los
españoles se equivocan al dilucidar el significado del vocablo
Pachacamac usado por los indígenas para nombrar al sumo Dios, y
éstosse lo atribuían al demonio, por “no saber de
fundamento la lengua general de los Incas para ver y entender…”;
deja así en claro que hubo un error de entendimiento. Hace aquí uso de otra estrategia, la manipulación, para
conciliar las creencias religiosas tanto nativas como españolas. El autor se posiciona
como indio cristiano católico para demostrar que los indígenas
adoraban a un solo Dios verdadero y que era el mismo que “…los
españoles predicaban…”, que si bien adoraban al Sol, un Dios
visible por sus beneficios, “tuvieron al Pachacamac en mayor
veneración interior que el Sol… que era el que daba vida al
universo… que no le conocían porque no le habían
visto…mas lo adoraban en el corazón… y le
tenían por Dios no conocido…”.
Siguiendo esta línea, también se puede ver en la obra la
analogía que hace sobre su Imperio y el Imperio romano,
para argumentar de alguna manera, que su civilización no era la
única que había adorado tantos dioses. Al describir las
civilizaciones preincaicas, apunta que en aquellas culturas barbaras,
apenas tenían un lenguaje para entenderse unos con otros; que
“estos fueron simplicísimos en toda cosa…,” y que
sólo lo hacían “…por diferenciarse unos de otros en
sus dioses..”(libro I capítulo IX),a diferencia de los griegos y romanos, que como escribe el
Inca …que tanto presumían de sus ciencias, tuvieron, cuando
mas florecían en su Imperio, treinta mil dioses….De esta
manera el autor asume los prejuicios y fallas que pesaban sobre las formas de
vida, costumbres y creencias de su pueblo, pero justificandolo desde la
divina providencia, pues argumenta que es Dios quien dispone, quien regula lo
que pasa. En el libro I, capítulo XV, escribe: “…Viviendo o
muriendo aquellas gentes de la manera que hemos visto, permitió Dios
Nuestro Señor que de ellos mismos saliese un lucero del alba …que
les diese alguna noticia de la ley natural…y las convirtiesen en hombres,
capaces de razón y de cualquiera buena doctrina…”.
A lo largo de toda la obra se puede observar esa necesidad del autor de
restaurar, conciliar o armonizar la cosmovisión inca con la
española. En todo su discurso intenta persuadir, corregir, mediar para
darle al discurso andino el valor de un texto
historiografico europeo. Siente la necesidad de
re-escribir la historia nativa, para reivindicarla y darle el valor que se
merece sin desprestigiar la historia europea. Quiere
restaurar de alguna manera una armonía que se rompió y que no se
volvera a recuperar.