TRAS LA LIBERACIÓN DE ZARAGOZA
Por supuesto, las tropas castellanas que entraron sin lucha en Zaragoza y
fueron acompañadas de refuerzos espontaneos surgidos en
territorio aragonés, no ejecutaron lo que la política torticera
de los traidores habían asegurado a la población que iba a
suceder, limitandose a restablecer la autoridad real, ya que fallaban en
el intento de capturar a Antonio Pérez.
No obstante, la historia negra afirma algo bien distinto: “Se
presentó el ejército en las puertas de Zaragoza,
no se supo ni templarse ni resistirle; y la libertad
aragonesa fue a espirar en el cadalso de Lanuza.”1
Pero Pérez se había refugiado en casa del Justicia de Aragón, Martín
de Lanuza, donde permaneció hasta el 10 de Noviembre de 1591,2 no sin antes animar a las gentes a resistir al
ejército real.
En fecha 18 de Noviembre de 1591 escribió una carta a Catalina de
Borbón, princesa de Bearne y hermana de Enrique IV, pidiéndole
asilo. En ella demuestra gran viveza literaria y seguridad en sí mismo,
presentandose como “animal raro” desechado por otros que
merece ser recogido.3 “Allí se fraguó inmediatamente el
intento de una invasión francesa que atizara la llama de la guerra de
Aragón, yendo avanguardia Gil de Mesa, Manuel Don Lope, los otros
amigos y compañeros del emigrado, ya que él de su persona no
fuera de ayuda, por ser hombre delicado.”4 El día 24, con las
fuerzas de Felipe II a 8 horas de camino, pasó a Francia.5
Por su parte Lanuza, cuya triste actuación durante la
“guerra” había hecho creer que actuaría de forma
inteligente, firmó un documento en el que afirmaba que su
actuación “en el frente” había estado motivada por la
flaqueza de la gente que mandaba, y dictando que la oposición
seguiría ejerciéndose desde Epila.6 Aprovechaba el comunicado
para definir la categoría de la chusma que capitaneaba y para quejarse
de la falta de apoyo que había tenido por parte del pueblo
aragonés. También instaba a los antiguos lugartenientes a que le
siguiesen, a lo que respondieron que “ya estaban
libres de la opresión y tiranía en que hasta entonces
habían estado.”7 Similares respuestas recibieron de las
demas ciudades, lo que provocó la disolución de la Junta
de Epila y el intento de prender a Antonio
Pérez con la intención de entregarlo a la Inquisición.
Lanuza y algunos compañeros volvieron a Zaragoza
sin tener en cuenta las últimas maquinaciones, que cuando fueron
tratadas en el consejo de Estado significaron un
cambio radical de actuación, y que motivaron la determinación de
cortarles la cabeza en el mas breve tiempo posible. Mientras, el
marqués de Lombay no lograbafrutos de sus buenas artes; no
conseguía una contra declaración pública anulando la
decisión de la corte del Justicia contra la entrada del ejército
y que se desaforase la ciudad por un tiempo para poder aplicar la justicia a
los culpables.8
A treinta y ocho días de dulzura ejercitada por Alonso de Vargas
sucedió la ejecución de las órdenes emanadas de la corte.
El duque de Villahermosa y el Conde de Aranda fueron presos, y Lanuza
sería ejecutado por traidor, sin mayores alharacas, el día 20 de
Diciembre. La palabra “traidor” no fue del agrado del reo, que protestó diciendo:
“traidor, no; mal aconsejado, sí”. “A
él le siguieron el 19 de octubre de 1592 los cinco colaboradores que
habían apoyado la rebelión (Juan de Luna, Pedro de Fuentes, Diego
de Heredia, Dionisio Pérez y Francisco de Ayerbe). Por su parte, el
Santo Oficio realizó el 20 de octubre de 1592 un auto de fe para
condenar a 74 vecinos de Zaragoza que habían participado en la revuelta.
8 fueron quemados y el resto fueron castigados físicamente, condenados a
galeras u obligados a pagar fuertes multas.”9
La muerte del justicia se llevó a término por decisión del
rey y como consecuencia del manifiesto que Lanuza había firmado en Epila
donde indicaba que seguía la resistencia; algo que Felipe II
intentó arreglar para evitar las medidas que finalmente hubo de adoptar.
Por ello, el marqués de Lombay se dedicó a unaactividad puramente
diplomatica tendente a conseguir la anulación de la
incitación a la resistencia. “A los pocos
días de llegar a Zaragoza como agente del rey, el marqués mantuvo
una reunión con el virrey don Jaime Ximeno de Lobera, obispo de Teruel,
y con el fiscal Nueros, en la que trataron sobre la mejor manera de lograr que
la corte del Justicia anulase la declaración de resistencia «para
que se borre de los corazones de todos los vasallos de V.M., digo los deste
Reyno»”10.
No obstante, “estuvo el justicia muy conforme con la voluntad de Dios, aunque
preguntando muchas veces la causa de su muerte, porque se juzgaba por
inocente.”11 Y la población se mantuvo en calma, si bien se
llevó a cabo sin presencia pública, palpandose un gran
sentimiento por la muerte del joven Justicia, si en la población por su
inasistencia, en los miembros del ejército, asistentes, por la pena que
les causaba llevar al cadalso a persona tan joven e inexperta que
constantemente preguntaba el porqué, “por si podía
disculpar a alguien”. Su cuerpo fue trasladado con honores por los
principales caballeros y capitanes del ejército. “El rey había querido castigar las culpas de la
persona, honrando al mismo tiempo al oficio y cargo que
desempeñaba.”12
No se respetaron los fueros, y eso denuncia Antonio Pérez en sus
“Relaciones”13, pero en esos momentos, lo que menos preocupaba a la
salvaguarda de Españaera el respeto a los fueros. El inexperto
Justicia cometió una serie de graves errores que no podían
someterse a los tramites legalistas, y Felipe II lo sabía…
y lo sentía. Sentía tener que ejecutar a un
joven e inexperto representante legal, pero no quedaba otra salida.
“Las cabezas pusieron luego, la de don Juan en la Diputación
con su letrero, la de don Diego en el puente con su letrero y la de Ayerbe en
la carcel nueva sin letrero y la de Fuertes a la puerta del
portillo'. La leyenda era la misma para todos porque todos habían
incurrido en el mismo delito. 'Esta es la cabeza -decía, por
ejemplo- de don Diego Fernandez de Heredia, que a sido condenado por
rebelde y traidor al rey nuestro señor, cometido crimen de lesa magestad
y comobido el pueblo. Madósele cortar la cabeza, confiscar sus bienes,
derribar sus casas y castillos a 19 de
octubre.”14
Un perdón general siguió a estos
castigos; perdón que fue tomado con recelo, pero de forma
injustificada.15
“Villahermosa y Aranda fueron enviados a Castilla donde encontraron la
muerte en extrañas circunstancias y la Inquisición comenzó
su particular venganza contra aquellos que la habían desafiado. Mientras
desde Béarn, Pérez y los que les habían acompañado
en su huida unieron fuerzas en torno a Enrique de Navarra, que estaba
mas interesado en aliviar la presión que Felipe II ejercía
sobre Francia que los problemas deAragón. Aún así
consiguieron reunir una pequeña fuerza que penetro a través de
los Pirineos en febrero de 1592, aunque rapidamente fueron derrotados
por el ejercito de Vargas a los que se unieron muchas fuerzas de la propia
Aragón ante lo que consideraron una invasión extranjera en manos
de protestantes. Heredia fue detenido y ejecutado, mientras que Antonio
Pérez paso el resto de su vida en el exilio ofreciendo sus servicios
tanto a Francia como
Inglaterra.”16
El intento de invadir Aragón y Cataluña era de acuerdo con
Enrique IV de Francia. Tropas bearnesas llegaron el 9 de Febrero de 1592 hasta
Biescas sin inconvenientes; los hugonotes quemaban las iglesias y saqueaban,
pero el pueblo se alzó en armas contra los invasores. El ejército
español hizo su aparición el día 22; se libró
batalla de la que los bearneses salieron deshechos.17 El apoyo de los naturales
fue esencial en el desenlace; “porque pareciéndoles a los
aragoneses de la montaña que con este atrevimiento ponian los amigo de
Antonio Perez nota de sospecha en la fidelidad, en la religión y en el
servicio del rei, acudieron al comun peligro con gran presteza y
animo.”18 Antonio Pérez no refiere estos
hechos en sus Relaciones.
Antonio Pérez había permanecido en Zaragoza hasta el 10 de
Noviembre de 1591, dos días antes de la entrada de Alonso de Vargas. Ya
en Francia, resuelto a vengarse del Rey, apresúrase a
ofrecersus servicios a Enrique IV de Francia y a Isabel de
Inglaterra, que los aceptan, y el antiguo Secretario de Estado informa al
pormenor de la situación de España, de sus recursos, de sus
flaquezas y mas que nada de los medios de combatir a su
señor natural. Durante su primera residencia en Londres, alla por
el año de 1594, escribe y publica sus Relaciones con el seudónimo
de Rafael Peregrino, dedicando su obra al Conde de Essex y enviando los
primeros ejemplares de ella a Burghley, a Southampton, a
Montjoy, a Harris y a otros muchos personajes de la Corte de
Isabel. Este libro tuvo éxito enorme y multitud de
ediciones en Inglaterra y en Francia. La magia del estilo y la alteza del pensamiento competían con el
interés que despertaba la materia. Antonio Pérez añade
a las acusaciones de Orange,
los amores de Felipe II con la princesa de Eboli, y el hecho de haber sido el Rey quien dio la orden de degollar al
príncipe D. Carlos. 'Las memorias del desterrado secretario de
Estado—escribe Bratli—, escritas con una elegancia desconocida en
aquel tiempo, permitieron por vez primera a Europa, avida de lo
sensacional, lanzar una mirada indiscreta en los asuntos interiores de la Corte
española, y hasta mediados del pasado siglo se consideraron las
Relaciones como fuentes históricas y a su autor como un
martir político'19
En 1600 escribió las “Maximas políticas” para
Enrique IV deFrancia20 que serían, según indica “mui utiles
a esta Monarquia aplicandolas según el tiempo y las
circunstancias”. Son unos consejos que resultan de
interés para el buen gobierno.
“Enrique IV comprendió al punto la utilidad que le
reportarían gestiones encaminadas a dar unidad é impulso
a cualquier empresa contra España; recibiéndole, pues,
desde luego a su servicio, como maestro de lengua española,
tomó a cargo el viatico hasta Londres, haciéndole
acompañar por el Sr. Vidasme de Chartres, portador de carta
autógrafa en que hacía a la Reina Isabel
recomendación expresiva en punto a lo que podía prometerse
de las revelaciones del ex−Ministro, utilizadas las cuales en lo que
conviniera a sus intereses, pedía le despachara para emplearlo
él con utilidad de las dos coronas.”21
Entre tanto, las cortes de Tarazona, convocadas por
Felipe II, limaron las asperezas que habían posibilitado el
fortalecimiento de Antonio Pérez, y dejó practicamente
igual el resto, tras lo cual publicó una amnistía general con
algunas excepciones. En las Cortes se acordó que a partir de ese momento “el Justicia fuese declarado amovible
ademas de ser proveído el cargo por el rey.”22 También “se condenaba a muerte a quien convocara al
pueblo para enarbolar la defensa de las libertades
forales.”23”Sosegadas todas estas cosas, el rei descargó a
Zaragoza del peso del
exército.”24
“A diferencia de los justiciasdel siglo XVI, los sucesores de don Juan de
Lanuza tuvieron formación jurídica y fueron, como se ha escrito
en nuestros días, letrados aragoneses curtidos en el servicio a la
monarquía durante largos años de permanencia en los organismos
reales y previamente nombrados caballeros por el rey para tal efecto”.25
Pero como todo puede ser visto desde diferentes angulos, veamos
cómo relata la historia negra el hecho de la amnistía:
“amnistiaba a todo el mundo, menos a los
eclesiasticos y frailes que habían tomado parte en los alborotos
de Zaragoza y debian caer bajo la justicia de la inquisición, ni
a los letrados que hubiesen declarado que se podia legalmente rechazar
el ejército castellano, ni a los capitanes que hubiesen ido
a combatirle mandando sus compañias, ni a los alféreces
que hubiesen levantado banderas contra él , ni ademas ciento diez
y nueve personas, entre las que se contaban Antonio Perez, D. Juan de Torrellas
Bardaxí, yerno del conde de Sastago, D. Pedro de Bolea, primo del
conde de Fuentes y abuelo de los condes de Aranda, D. Felipe de Castro
Cervellon, de la casa de los condes de Boil, D. Pedro de Sesé, hijo de
D. Miguel y padre de D. José, barón de Cerdan, que fué
después virey de Aragón, D. Juan de Moncayo, Manuel D. Lope, D.
Juan Agustín, D. Dionisio de Eguaras, Gil de Mesa y muchos otros
hidalgos, religiosos, escribanos, procuradores, abogados, mercaderes,artesanos
y labradores.”
Recordemos el total de sentencias, ya señalado mas arriba: Aparte
los maximos responsables, “por su parte, el Santo Oficio
realizó el 20 de octubre de 1592 un auto de fe para condenar a 74
vecinos de Zaragoza que habían participado en la revuelta. 8 fueron
quemados y el resto fueron castigados físicamente, condenados a galeras
u obligados a pagar fuertes multas.”26 Capítulo que la leyenda negra duplica en su contabilidad
relatada anteriormente, y condenando a muerte, por su cuenta y riesgo a todos
los juzgados. Así, aseguran, “a setenta y
nueve condenaron a muerte ademas de las censuras infamatorias
pronunciadas contra muchos acusados, los cuales debían rehabilitarse
públicamente con una vela en la mano el dia que se celebrase el solemne
auto de fé.”27 La imaginación de los
“historiadores” europeos que confeccionaron la historia negra
contra España mostraron en este capítulo su gran capacidad de
inventiva, que con tanta gracia prodigarían desde entonces,
convirtiéndose, ademas en grandes defensores de las libertades de
cualquier sector español que les pareciese oportuno, fuesen los fueros
de Aragón, los investigados por la Inquisición o los
indígenas americanos, con el único objetivo de tapar las masacres
que sus respectivos estados cometían de forma verdadera y no inventada.
Mientras, Antonio Pérez iba vendiendo los secretos de España,
primero enFrancia, e inmediatamente en Inglaterra, donde, por supuesto,
tenía un caluroso recibimiento por parte de la reina Isabel, declarada
enemiga de España y lo español. “El pabellón de
España no cabía en los mares con la flamulas inglesa, y
era necesario que pereciese el uno para dejar a las otras tranquilo y
floreciente imperio.”28
Por su parte, los intentos de acabar con la vida de Pérez por parte de
diversos elementos que querían congraciarse con la monarquía
hispanica resultaron fallidos, significando en varias ocasiones la
muerte de quién intentaba abreviar la vida del traidor. La
inquietud del
atentado, no obstante, perseguiría al traidor toda la vida.
Antonio Pérez buscaba hacer el maximo mal a España;
“En Walter Raleigh, en Drake, en Hawkins, en todos aquellos corsarios
ansiosos de botín, tenía que hallar faciles auxiliares; en
el Conde de Essex estaba asegurado el impulso. Todavía
tentaba la fidelidad de los prisioneros españoles para que sirvieran de
guías a las expediciones, y desdichado el que, desechando las
insinuaciones, caía por su cuenta. Por
semejante falta había conseguido que le entregaran a un sargento
de los de la Invencible, y teníalo en su casa sometido al mas
barbaro tratamiento sólo por el placer diabólico de
descargar en un español su encono.”29
“Poco tiempo necesitó la penetración del ex−Secretario de Estado para darse
cuenta exacta de la políticadel reino, oyendo a uno de los que
mas la influían. El Conde de Essex, joven, impetuoso,
popular, favorito de la Reina Isabel, en asuntos de gobierno tenía
balanceada la influencia por la circunspección de los Consejos del lord
Tesorero Cecil, barón de Burghley, antiguo y experimentado Ministro.
Mientras el primero, deseoso de fama, procuraba el principio de una campaña
ofensiva contra Felipe II, en estrecha unión con Francia, Cecil
quería medir la asistencia que se diera a Enrique IV, por las
ventajas positivas que produjera a cambio; y como precisamente por
entonces, casi vencida la Liga, había abjurado el Príncipe de
Bearne, aspirando a concluir con la conquista de la opinión lo
que no había logrado del todo con las conquistas de las armas, Burghley
pensaba no haber razón que aconsejara otros procedimientos que los
apropiados a entretener la guerra en Francia y en los Países
Bajos, alejandola de Inglaterra.”30
Antonio Pérez, por su parte, y “por mediación del conde de Essex obtuvo una pension de ciento y treinta
libras”31 procedente del
tesoro britanico.
El último servicio que prestó a los enemigos de España fue
servir de bufón “español” en las cortes
francesa y, sobre todo, inglesa.
Presumía Perez de No recibir emolumentos de las cortes
extranjeras, si bien es conocido que tanto Francia como Inglaterra le pagaron pensión, y
también recibieron dinero los otrostraidores que le acompañaron,
entre los que destacan Martín de Lanuza y Manuel Donlope. Sus
benefactores: Enrique IV de Francia e Isabel I de Inglaterra, que no obstante,
acabaron firmando un tratado el 10 de Mayo de 1586 sin que Pérez fuese
intermediario. Desengaño cuya amargura apagó en casa del conde de
Essex, organizando el asalto de Cadiz a cargo de una armada de 150 naves
inglesas con el apoyo de los rebeldes de los Paises Bajos.32
En Francia pronto pasó de ser el exiliado triunfador a mostrarse
“Exasperado, insufrible en el trato, encerrado en la casa de Coucy,
negandose a ir con Enrique IV a la Fere, con pretexto de
una caída sobre el hielo, desataba la lengua contra la informalidad de
los franceses, que al parecer pretendían hacer con él lo que con
un limón, que se arroja después de exprimido, a mas
de entorpecer sus asuntos y retrasar el pago de la pensión que le
habían señalado.”33
Pero si en Francia estaba cayendo en picado, todavía era tenido en
cuenta en Inglaterra, donde se tramaron una serie de acciones de envergadura.
El pirata Drake destruyó la armada española de Cadiz en
1587, y en 1588 se produjo el desastre de la Armada “Invencible”.
Después de esto, y como réplica a la “Invencible”,
Inglaterra organizó en 1589 la invasión de España que
debía ser llevada a cabo por una armada al mando de los piratas Drake y
Honréis sobre Santander, la Coruña y Lisboa, para loque contaban
con la colaboración de Antonio de Crato, pretendiente a la corona
portuguesa. “La operación acabó en una total derrota sin
precedentes para los ingleses y constituyó un rotundo fracaso de
dimensiones comparables a las de la famosa Armada Invencible española. A
raíz de este desastre, el que había sido
hasta entonces héroe popular en Inglaterra, Sir Francis Drake,
cayó en desgracia.”34
Don Martín de Padilla y don Juan de Portocarrero, al mando de una
escuadra de galeras, y tras la campaña de Lisboa, acosaron y derrotaron
al pirata Drake, que comandaba una escuadra muy superior compuesta de
agiles veleros. La “contra-armada” inglesa acabó en
una gran derrota a Inglaterra y al traidor Antonio Pérez, a manos de la
Armada Española.35
La guerra se desarrolló durante 19 años (1585 a 1604), con
frentes en España, Inglaterra, Francia, Irlanda, Países Bajos, y
posiciones españolas a ambos lados del Atlantico. El tratado de
Londres del año 1604, que ya no contó con la presencia de Antonio
Pérez, puso fin a esta guerra y
determinó el predominio de España en los mares.
La muerte de los piratas Hawkins y Drake en 1595 y 1596 en sus intentos por
invadir Puerto Rico fue provocada por la acción, no del temporal, sino
de D. Bernardino de Avellaneda, quién derroto a los piratas significando
un duro golpe para Inglaterra y un respiro para España.
Por su parte, AntonioPérez se estaba convirtiendo aceleradamente en un bufón; ya no era despreciado sólo en
Francia: “Lastima tengo de vuestro hermano, viendo que le
acompaña en casa y en el coche ese Pérez, sanguinario, vanidoso,
profano, dilapidador. Temo que semejante compañía desvíe
la bendición del Señor Dios Un miserable como
él no puede llevar otra mira que vivir a expensas de
Francisco”36 Tal decía la madre de Francisco Bacon a su hermano
Antonio. En Francia no era mejor su situación, siendo que el origen de sus desdichas era él mismo, agobiado por
sus recelos hacia todo el que le rodeaba. No obstante, según el mismo
Pérez, “El Rey se le quejaba de que tuviera a Inglaterra
mas afecto que a Francia; pedíale con abrazos y besos que
no le dejara, asegurando que en ninguna parte estaría mas seguro
que a su lado”37.
“Desde su vuelta a Francia, recibia una pension de cuatro mil
escudos y se le habia insinuado se le nombraría consejero privado,
agraciandosele ademas con el collar de la orden del Espíritu Santo.”38
A finales de 1596 solicitaba de Enrique IV el capelo cardenalicio para
él o para su hijo, con la aplicación de rentas varias39, lo cual
significa que la situación de su familia no era de prisión, como
insinúa la leyenda negra contra España. Este
mismo año “propuso Antonio Pérez un proyecto nuevo de gran
importancia. Contaba con cuatro plazas y dos puertos en el reino de
Napoles: conel beneplacito de la Reina y la dirección del
Conde de Essex, se comprometía a tomar la empresa a su
cuenta y riesgo, en la inteligencia de que la corona de Inglaterra no aceptaria
responsabilidad de ninguna clase hasta adquirir la certeza de que él
(Pérez) estaba en aptitud de hacer por sí solo la guerra al Rey
de España por uno ó dos años. Demostrado esto,
ofrecía dar a la Reina Isabel la posesión y
soberanía de dicho reino de Napoles, poniendo en sus manos las
plazas y puertos de referencia; de modo que, enviando alla una escuadra,
entretenía la guerra lejos de su reino, y, por medio de inteligencias
con el turco, se molestaba al mas temible enemigo. A este
proyecto presentó objeciones Nanton, haciendo ver las dificultades de
enviar una escuadra hasta el fondo del Mediterraneo, así como la
resistencia que los napolitanos opondrían a la religión
reformada, y molestado con la contradicción respondió el Sr.
Antonio que si la Reina no quería hacer el ensayo, ella se lo
perdía.”40
Cosas similares planteaba en Francia, desde donde soñaba con una nueva
invasión de Aragón, pero las buenas artes de España
hicieron que Francia mendigase la paz a España.
Y acto seguido el habil político comenzó a pedir permiso
para regresar a España, llegando a negar que
hubiese realizado actos de flagrante traición a la Patria.
El 2 de Mayo de 1598 se firmaba en Vervins la paz entre Francia yEspaña,
donde España devolvió todas las plazas menos Calais a cambio de que
Francia rompiese su alianza con Inglaterra. Antonio Pérez había
hecho gestiones para que en el tratado de paz de
contemplase su caso, pero parece que Enrique IV no estaba por tratar intereses
de bufones, y el asunto no se vio en el tratado de paz.41 Lamentablemente para
España, a Felipe II le quedaban cuatro meses de vida. Moría
a los 71 años.
En Septiembre de 1598 fallecía Felipe II, y Antonio Pérez se
hacía ilusiones de volver a España, sobre todo cuando Felipe III
daba libertad a su mujer y a sus hijos, y también amnistiaba al duque de
Aranda. “en abril de 1599 se expidió la
orden de libertad de Doña Juana Coello… Aunque la entrada del Rey
en Zaragoza se solemnizara con el perdón de los proscriptos, la libertad
de los presos, el derribo de los padrones de infamia de los caudillos de la
revolución aragonesa, Antonio Pérez seguía exceptuado,
recibiendo mortificación y desengaño nuevo. «¡Ah!
escribía, a cabo de nueve años de
prisiones han soltado a madre é hijos; pero se les ha mandado que
no puedan salir de España. Paresce cosa de rehenes del tiempo de
aquellos reyes moros; paresce que valgo algo, y no valgo nada.”42
Este mismo año, catorce días después de haber fallecido
Felipe II, el 24 de Septiembre de 1598, dedicaba Antonio Pérez a su
señor Enrique IV una nueva edición de la obra que mas fama
le dioy que inició la leyenda negra contra España: “Las
relaciones”, que ya habían sido publicadas en 1591.
En 1604 salía nuevamente de Francia para dirigirse a Inglaterra, tras
haber renunciado a la pensión que recibía del Enrique IV, pero
era tal el desprecio que por el sentían ya las cortes inglesa y francesa
que “Antes de desembarcar en la isla, recibió carta del Conde de
Devonshire haciéndole saber que el Rey no le acordaba licencia de entrar
en sus Estados por tener de él muy mala opinión y merecer
a lord Cecil odio y desprecio”43.
Volvió a Francia, donde solicitó la pensión a la que
había renunciado al marchar a Inglaterra. Al
mismo tiempo se ofrecía como espía al embajador español, a
cambio de un sueldo, mientras vendía sus bienes para poder sobrevivir.44
El duque de Lerma decía al respecto: “no hallo que en Francia
pueda ser de daño, ni en ninguna parte de provecho para el servicio de
Dios ni de V. M., y que de los daños que hiciese en otras partes no habría
disculpa, pues no hay razón para prometerse dél mejores cosas que
las pasadas. Y que cuando se hubiese de hacer algo por
él, sería entretenerle en alguna isla remota, no para que haga
algo, sino para que se salve, y aun dara cuidado que allí no haga
daño.”45
Antonio Pérez murió el 3 de Noviembre de 1611 dejando la
siguiente declaración: «Declaracion hecha por mi Antonio Perez
a la hora de mi muerte, la cual nopude escribir de mi mano por hallarme
fatigado en tal paso; y por esto rogué a Gil de Mesa la
escribiese de la suya en la forma y tenor que yo le fuese diciendo. Por el paso
en que estoy y por la cuenta que voy a dar a Dios, declaro y juro que he
vivido siempre como fiel y católico cristiano; y de esto hago
a Dios testigo: Y confieso a mi rey y señor natural y
a todas las coronas y reinos que posee, que jamas fui sino fiel servidor
y vasallo suyo; de lo cual podran ser buenos testigos el señor
condestable de Castilla y su sobrino el Sr. D. Baltasar de Zuñiga, que
me lo oyeron decir diversas veces en los discursos largos que tuvieron conmigo;
y los ofrecimientos que muchas y distintas veces hice de retirarme
a donde me mandase mi rey a vivir y morir como fiel vasallo suyo.
Y ahora últimamente por mano del propio Gil de Mesa, y de otro mi
confidente, he escrito cartas al supremo consejo de la inquisicion y al
ilustrísimo cardenal de Toledo inquisidor general, al señor
obispo de Canarias de la general inquisicion, ofreciéndoles que me
presentaria al dicho santo oficio para justificarme de la acusacion que en
él me había sido puesta , y para esto les pedí salvo
conducto; y que me presentaría donde me fuese mandado y señalado,
como el dicho señor obispo podra atestiguar. Y por ser esta la
verdad digo, que si muero en este reino y amparo de esta corona, ha sido
a mas no poder ypor la necesidad en que me ha puesto la violencia de mis
trabajos, asegurando al mundo toda esta verdad y suplicando a mi rey y
señor natural, que con su gran clemencia y piedad, se acuerde de
los servicios hechos por mi padre a la magestad del suyo y la de su
abuelo, para que por ellos merezcan mi muger é hijos huérfanos y
desamparados, que se les haga alguna merced; y que estos afligidos y
miserables, no pierdan por haber acabado su padre en reinos
estraños, la gracia y favor que merecen por fieles y leales vasallos,
a los cuales mando, que vivan y mueran en la ley de tales. Y sin poder
decir mas la firmé de mi manó y nombre
en Paris
a los tres de noviembre de mil seiscientos y uno. - Antonio Perez
»46 (El error en la fecha debe ser obra del editor, en
1835. El año del testamento debe ser 1611, y no
1601).
Declaración dirigida, evidentemente, a salvaguardar
los intereses materiales de sus descendientes, extremo que consiguió,
pero por lo que parece, no gracias a su petición testamentaria.
“El consejo de la suprema votaron en 17 de abril de 1592: en que atento
los nuevos autos del proceso debían -de revocar y revocaron la
dicha sentencia dada y pronunciada contra Antonio Perez en todo y por todo como
en ella se contiene, y declararon deber ser absuelta su memoria y fama; y
que no obste a los, hijos y descendientes de Antonio Perez el dicho
proceso y sentencia derelajacion para ningun oficio honroso; ni debenles
obstar lo dicho y alegado por el fiscal de la inquisicion contra su limpieza.
Esta sentencia consultada con Felipe III por el consejo de inquisicion -
puso S. M. de su propio puño: Hagase lo que parece, pues se dice
que es conforme de justícía con lo qué quedó
vindicada la fama despues de tantos padecimientos y costumbres de Antonio Perez
y su familia.”47
Nuevamente Joaquín del Castillo y Magote incurre en un error, ya que el
17 de Abril de 1592, el rey no era Felipe III, sino Felipe II, y en el proceso
que tuvo lugar en los meses de Abril y Mayo de 1592, es en el que se le condena
a muerte.48 El 16 de Junio de 1615, cuando ya había fallecido, es
exculpado de hereje por parte de la Inquisición.49
El duque de Lerma, valido de Felipe III, animó a la viuda de Antonio
Pérez para que presentase recurso ante la Santa Inquisición al
objeto de que fuese absuelto quién antes había sido condenado a
muerte, y principalmente con objeto de quitar la nota infamante sobre los
herederos. En un proceso donde salió a relucir toda la historia del
personaje, fue finalmente absuelto del delito de herejía, con lo
quedaban libres de infamia sus herederos.50
Y los compañeros de traición fueron también rehabilitados;
así, es de destacar que, entre ellos, Manuel Donlope participó en
las Cortes de Aragón celebradas en 1626.51