LA
FUENTE DE ENERGÍA
Uno de los grandes problemas no resueltos de la astronomía es el de cómo se
formaron las galaxias. La hipótesis comúnmente aceptada es la de la contracción
gravitacional. En realidad, esta hipótesis se enfrenta a varios problemas
teóricos y ninguna observación la puede realmente confirmar. Sin embargo, las
ideas alternativas se hallan aún menos justificadas teóricamente. La idea de la
contracción, a partir de pequeñas fluctuaciones de densidad en la distribución
de la materia en el Universo, predice la formación de grandes nubes
protogalácticas autogravitantes (es decir, que mantuvieron su estructura por su
gravedad interna). Estas nubes, que, como
todos los cuerpos celestes en el Universo, rotaban sobre sí mismas, al
contraerse por su propia gravedad formaron una concentración de materia en el
centro. Se han hecho cálculos en computadoras a fin de simular la dinámica del colapso del
gas en este tipo de nubes, y los resultados indican que hay siempre una fuerte
concentración central de materia. Por otro lado, esto es lo que se observa en
todas las galaxias elípticas y espirales.
Una de lasprimeras ideas que se manejó para explicar el fenómeno de los
cuasares fue suponer que eran condensaciones superdensas de estrellas en
núcleos galácticos. En estas condiciones, las estrellas podrían chocar entre sí
y tales choques liberar así gran cantidad de energía. La densidad requerida
para que se produzcan estos choques es de unas 1010 estrellas en un volumen de
un año luz cúbico (lo cual representa aproximadamente cien mil veces la
densidad en el centro
de nuestra galaxia).
No era del
todo claro cómo los choques entre las estrellas podrían generar la energía
requerida. Por ello esta idea se transformó, en el sentido de que los choques
podrían generar estrellas altamente masivas que evolucionasen rápido,
explotando como supernovas. Esta idea era atractiva pues se sabía que dichas explosiones
generan partículas relativistas y radiación sincrotrónica. Sin embargo, la
eyección de partículas relativistas se daría en todas direcciones, lo cual no
explicaría la direccionalidad observada en los chorros de material que hemos
descrito antes. La alineación casi perfecta de algunos chorros con sus
radiolóbulos a distancias de hasta millones de años luz, refleja que la emisión
de las partículas relativistas ha sido canalizada en la misma dirección, con
una precisión sorprendente durante millones de años.
Una alternativa es que las colisiones produzcan una sola superestrella, que
subsecuentemente sigue creciendo por captura gravitacional de otras estrellas,
hasta formar una estrella gigante de varios millones de veces lamasa del Sol.
La idea de un solo objeto supermasivo está más acorde con la existencia de un
eje de simetría —el de la eyección de los chorros— aunque no explica el
mecanismo de aceleración de las partículas a velocidades cercanas a la de la
luz. Los primeros modelos de superestrella tomaron en cuenta que, al
evolucionar ésta, llegará un momento en que empiece a contraerse y forme un
gigantesco pulsar (estrella de neutrones). Al contraerse girará cada vez más
rápidamente, de la misma manera que un patinador sobre hielo aumenta su velocidad
de giro al contraer los brazos. Durante un tiempo se pensó que la energía
radiada podía, de alguna manera, provenir de la energía de rotación de este
tipo de superpulsar y que el eje de simetría correspondía al eje de rotación.
En 1916 el astrónomo alemán Karl Schwarzschild obtuvo la primera solución a
dichas ecuaciones, para el caso particular de un cuerpo masivo que tenga la
forma de una esfera. Esa solución de Schwarzschild se reducía, en primera
aproximación, a la ley de gravitación de Newton y, en segunda aproximación,
predecía efectos casi imperceptibles, pero que hoy en día han sido comprobados
con bastante precisión, entre ellos: la curvatura de los rayos luminosos al
pasar cerca del Sol y el corrimiento del perihelio de los planetas. Aparte de
estos efectos, todos muy importantes, pero que, por falta de espacio, no
podemos examinar con más detalle, la solución de Schwarzschild predecía un
fenómeno curioso: si un cuerpo de masa M tiene toda su masa concentrada dentro
de unaesfera de radio 2Gm/c2, llamado radio de Schwarzschild (G es la constante
de gravitación universal,3 M la masa del cuerpo y c la velocidad de la luz),
entonces ningún cuerpo, ni la luz, ni ningún tipo de información, podría
escaparse desde el interior de esa esfera.
En el lenguaje de la relatividad general se puede decir que el espacio-tiempo
se curva a tal grado que tse cierra sobre sí mismo! Todo lo que está
atrapado en ese pedazo de espacio cerrado nunca podrá salir al mundo exterior.
Un objeto puede entrar en este agujero negro, pero no podrá escaparse de ahí.
La superficie de la esfera cuyo radio es el radio de Schwarzschild, se llama
horizonte de eventos del agujero negro; la luz puede cruzar el horizonte sólo
en un sentido: de afuera hacia adentro, y nunca al revés. Lo que ocurre dentro
del horizonte está eternamente desconectado del exterior, no puede ser visto ni
puede influir sobre el resto del Universo.4
Existe una manera más clásica —en el sentido de la física clásica o
prerrelativista— y más intuitiva de pensar en estos cuerpos, con base en una
idea formulada por Laplace en su libro El sistema del mundo (publicado en
1793). En este libro, Laplace habla de 'cuerpos oscuros' que no dejan
escapar la luz. El razonamiento que llevó a Laplace a ese concepto es bastante
simple. Sabemos por experiencia que un proyectil arrojado verticalmente hacia
arriba alcanza una altura máxima que depende de la velocidad con la que fue
lanzado; mientras mayor sea la velocidad inicial, más alto llegará antes de
iniciarsu caída. Pero si al proyectil se le imprime una velocidad inicial
superior a 11.5 km por segundo, subirá y no volverá a caer, escapándose
definitivamente de la atracción gravitacional terrestre. A esta velocidad
mínima se le llama velocidad de escape y varía de un planeta o estrella a
otros. La velocidad de escape desde la superficie de un cuerpo esférico es
[pic]donde M es la masa del cuerpo, r su radio y G la constante de gravitación
universal. Es fácil ver en la fórmula de arriba que la velocidad de escape de
un cuerpo esférico de masa M será igual a la velocidad de la luz (v = c), si su
radio es: rg = 2GM/c2. Este radio se llama radio gravitacional y es exactamente
igual al radio de Schwarzschild.
Si en la expresión de arriba sustituimos la masa del Sol (2x1033 gramos),
encontramos que su radio gravitacional es de aproximadamente 3 kilómetros. Es
decir, que si toda la masa del Sol estuviese contenida en una esfera de 3
kilómetros de radio, éste sería un agujero negro. Para la Tierra, el radio
gravitacional es de un centímetro, aproximadamente.
En la época de Laplace, estas ideas quedaron como meras lucubraciones,
esencialmente por dos motivos: la primera es que no se sabía si la gravitación
actuaba sobre los rayos luminosos (de hecho, en aquella época, ni siquiera se
sabía qué era la luz). La segunda es que nadie pensaba que pudiesen realmente
existir en la naturaleza cuerpos con semejantes masas y esas dimensiones.
Respecto al primer punto, como ya hemos visto, la TGR predice que la curvatura
delespacio-tiempo —que percibimos como atracción gravitacional— actúa támbién
sobre los rayos luminosos, y este efecto ha sido medido. Respecto al segundo
punto, la astrofísica moderna nos ha dado la respuesta. En particular, la
teoría de la evolución estelar predice que las estrellas altamente masivas se
transforman en agujeros negros al final de sus vidas. Vale la pena hacer aquí
un paréntesis para profundizar un poco sobre este tema.
Una estrella es una enorme esfera de gas incandescente que brilla porque en su
centro se producen reacciones termonucleares, o de fusión nuclear. A la
temperatura de varios millones de grados que existe en el interior de una
estrella, los átomos se hallan totalmente ionizados; es decir, tenemos núcleos
desprovistos de sus électrones. Estos núcleos chocan violentamente entre sí y
llegan a fusionarse. Al principio son los núcleos de hidrógeno —con un protón
en el núcleo— los que se fusionan para formar núcleos de helio. La masa del
núcleo de helio es ligeramente menor a la masa de sus constituy
La realidad es que ninguna de estas ideas ofrece una explicación satisfactoria
a todo el conjunto de fenómenos observados en relación con la actividad en los
núcleos de galaxias y cuasares y, mucho menos, un modelo cuantitativo. Estos
modelos tuvieron cierto auge en los años sesenta hasta mediados de los setenta
pues se basaban en objetos conocidos: cúmulos densos, explosiones de
supernovas, etc., aunque fuesen extrapolados a extremos desconocidos.
Todo esto se daba en contraposición a una idea que en esa época parecía
inaceptable por extravagante y descabellada, para decir lo menos. Esta idea
—formulada independientemente en 1964 por dos astrofísicos soviéticos,
Zeldovich y Novikov, y uno norteamericano, Salpeter— era que en el centro de
los cuasares y losnúcleos activos de galaxias había un gigantesco agujero
negro. La energía debía generarse por la caída de material al hoyo negro. Esta
idea, hoy ampliamente desarrollada, es, con mucho, la más aceptada por la
comunidad astronómica. Esto se debe a que, por un lado, provee un modelo
teóricamente sólido para explicar cuantitativamente casi todos los fenómenos
observados, y, por otro, las observaciones la confirman cada vez con mayor
certeza.