LA
SOCIEDAD TIENE PRELACIÓN
Punto de vista de un hereje
La política norteamericana respecto al Japón, especialmente durante la crisis
económica de Asia, se basa en cinco supuestos
que han venido a ser artículo de fe para los formuladores de esa política, para
los eruditos japoneses y aun para muchos ejecutivos de los negocios. Pero todos
son claramente erróneos o por lo menos muy dudosos. Son ellos. Sin embargo, los
supuestos correctos sobre el Japón son: Las burocracias dominan en casi todos
los países desarrollados. Los Estados Unidos y unos pocos países me nos
populosos de habla inglesa como Australia,
Nueva Zelanda y Canadá son excepciones, no son la regla.
Caídos del cielo
Es la expresión que los japoneses usan para designar la práctica según la cual
los altos funcionarios del gobierno, una vez que llegan a la edad de
jubilación, entre los 45 y los 55 años, pasan a ser “asesores” de las grandes
compañías, costumbre que en los Estados Unidos se considera típicamente
japonesa. Los asesores japoneses que caen del cielo son bien
pagados pero sus cargos son canonjías. Por lo general ni siquiera se
espera que vayan a la oficina, como
no sea una vez al mes a cobrar la nómina.
Las elites mandan
sSería muy difícil reducir el poder de la burocracia japonesa? Porque su
trayectoria ha sido desastrosa. Pasó de un fracaso a otro durante los últimos
25 años, no supo elegir los ganador esa fines de la década de 1960 y principios
de la de 1970 y escogió en cambio perdedores como el macro computador, con
laconsecuencia de que el Japón está hoy muy a la zaga en la industria
informática y en todo lo que sea alta tecnología. Desde entonces, la burocracia
se ha revelado infestada por la corrupción, que ha alcanzado incluso a
instituciones de prestigio como
el Banco del Japón y el Ministerio de Finanzas. Esto les ha costado a los
burócratas su pretensión de liderazgo moral. Aun los más firmes sostenes de la
burocracia, que son las grandes compañías, se han vuelto contra ella. Veamos
otro ejemplo: la falta de una elite dirigente en Italia ciertamente ha tenido
mucho que ver con la parálisis política y la inestabilidad social del país. Todo
gobernante hace lo mismo. Pero las elites se pueden mantener en el poder
únicamente porque no hay reemplazo a la vista. Mientras no se ofrezca una
alternativa. Estos son los hechos. La política estadounidense frente al tiene
que basarse en el supuesto de que la burocracia seguirá siendo, hasta donde es
posible prever en el futuro, la elite gobernante del Japón, o por lo menos la
más poderosa, con reglamentos o sin ellos. Económicamente la política agraria
japonesa ha sido un desastre. En materia de agricultura el país está peor
que cualquiera otro de los países desarrollados.
Incluso los Estados Unidos, pero a diferencia de los demás, el Japón necesita
hoy importar más alimentos que nunca antes, más que cualquiera otro de los
países desarrollados. El segundo gran éxito de la burocracia japonesa fue
también un caso de inacción estudiada: no atacar el problema de la distribución
al por menor. A fines de la década de 1950 yprincipios de la de 1960, el Japón
tenía el sistema de distribución más anticuado, costoso e ineficiente del
mundo, incluso más cercano al siglo XVIII que al XIX. Consistía en miles de
pequeñas tiendas de propiedad de las fa mujas, cuchitriles con costos tan
enormes y márgenes tan sumamente altos que apenas permitían a los propietarios
arreglárselas. Economistas y líderes de los negocios advertían que el país no
podía tener una sana
economía moderna mientras no contara con un eficiente sistema de distribución.
La burocracia, sin embargo, se negó a ayudar. Por el contrario, adoptó una tras
otra una serie de disposiciones destinadas a retardar el crecimiento de
modernos minoristas, como
los supermercados y los vendedores con descuento. Económicamente, reconocían
los burócratas, el sistema actual es un lastre enorme, pero es la red de
seguridad social del Japón. Una persona que pierda su empleo o que se tenga que
jubilar a los 55 años con una cesantía que apenas le alcanza para unos pocos
meses, siempre puede conseguir trabajo de subsistencia en la pequeña tienda de un
pariente. En esa época todavía no existían en el Japón ni el seguro ni la
pensión de desempleo. Cuarenta años después, el problema de la distribución al
por menor ha desaparecido, tanto social como
económicamente. Las pequeñas tiendas de familia todavía existen pero,
especialmente en las ciudades grandes, se han con vertido en concesionarias de
las grandes cadenas nuevas de distribución. Los antiguos cuchitriles
desaparecieron. Hoy las tiendas pequeñas son limpias, bien alumbradas,
administradascentralmente y computarizadas. Es muy posible que el Japón
tenga actualmente el sistema de distribución más eficiente y más barata del mundo, y los
pequeños comerciantes ganan buen dinero.
La tercera experiencia formativa de la burocracia japonesa, que a diferencia de
las dos primeras fue un fracaso, también le enseñó a no actuar. En efecto,
el fracaso provino de violar las enseñanzas anteriores y no hacer caso de
la sabiduría de aplazar y retardar.
A principios de la dé cada de 1980, el país experimentó lo que en cualquier
otra parte no se habría considerado una recesión sino una pequeña retardación del crecimiento
económico y el empleo. Pero esa retardación coincidió con la liberación del tipo de cambio fijo dólar-yen y la rápida caída del valor de cambio del dólar estadounidense que infundió pánico
al Japón, que dependía de las exportaciones. Los burócratas cedieron a la
resultante presión pública y se volvieron activistas al es tilo occidental.
Invirtieron sumas inmensas en esfuerzos por estimular la economía y el
resultado fue el desastre. El gobierno empezó a acumular mayores déficit
presupuestarios quela mayoría de los países desarrollados; el mercado de
valores se activó locamente y elevó la relación precio- utilidades hasta 50:1 y
aún más; los precios de la propiedad raíz experimentaron alzas más locas aun, y
los bancos, inundados de dinero para el cual no había prestatarios
sólidos, prestaban frenéticamente a los especuladores.
La pompa de jabón reventó, naturalmente (la actual crisis financiera es su
legado), y los bancos, las compañíasde seguros y demás entidades financieras
liquidaron pérdidas reales en valores bursátiles, finca raíz y préstamos
incobrables.
El Japón afronta una crisis financiera más grande que cualquier otro país
desarrollado a partir de la Segunda Guerra Mundial. Más serias aun, y
mucho más difíciles de manejar, son las amenazas sociales de las
crisis bancarias. Todo el sistema financiero japonés ya se está
contrayendo.
La sociedad japonesa
La clave más importante para entender cómo piensa, cómo trabaja y cómo se
comporta la burocracia japonesa es entender las prioridades del Japón.
A los ojos de un extranjero, el Japón parece poseer una extraordinaria fuerza
de cohesión social. Ninguna otra sociedad en la historia ha hecho frente con éxito
a dislocaciones y cambios tan extremos, como el viraje de 180 grados que le
impuso en la década de 1860 el comodoro Perry con su flota de guerra, y como
resultado del cual el país más aislado del mundo.
Bien saben cuán cerca estuvo el país del
colapso y la guerra civil en ambas ocasiones. De ahíla importancia
extraordinaria que conceden, por ejemplo, al empleo vitalicio como aglutinante social del Japón.