LA DESTERRITORIALIZACIÓN DE LAS COMUNIDADES
LOCALES RURALES Y SU CRECIENTE CONSIDERACIÓN COMO UNIDADES DE DESARROLLO
Resumen
En nuestros días tiene lugar la generación de una serie de
demandas colectivas, políticas agrarias y otros proyectos encaminados a
la rearticulación socioeconómica de ciertas comunidades locales
rurales, a la recuperación de su vitalidad sociodemografica y a
su desarrollo. Paradójicamente, esto acontece de manera paralela a una
agudización de la sensación de crisis en el mundo rural, en gran
medida, debida a que éste esta experimentando unas tendencias
hacia su creciente desterritorialización. Como consecuencia, las
estrategias de acción colectiva y las relaciones entre las clases que se
desarrollan en el seno de dichas comunidades cada vez dependen menos de la voluntad
de sus actores sociales endógenos y mas de intereses
socioeconómicos exógenos o de decisiones que condicionan la
organización y gestión de su territorio, adoptadas con efectos a
nivel global, por lo general, desde bastante distancia.
En la creciente consideración de las comunidades locales rurales como
unidades de desarrollo, por parte de las actuales políticas o demandas
colectivas, se manifiestan tentativas dirigidas a propiciar su
reterritorialización; es decir, reacciones reflexivas frente a lo global
tendentes a incrementar su grado de protagonismo en los procesos
socioeconómicos que determinan la gestión yorganización de
su espacio territorial.
1) Introducción
Los procesos de crecimiento económico y modernización que se
patentizaron con especial intensidad durante las décadas que sucedieron
a la Segunda Guerra Mundial conllevaron, con elevada frecuencia, un declive de
las comunidades rurales y una considerable reducción de su
población. La disminución de la población activa
agrícola, a raíz del descenso de las necesidades de mano de obra
agraria motivado por la gradual mecanización de los cultivos, junto con
la mejora de las expectativas de empleo en las ciudades como consecuencia de la
industrialización, destacan entre las razones que dieron lugar al
importante éxodo poblacional del campo a las ciudades experimentado por
la generalidad de los países del mundo a medida que se iban
modernizando. Insertos en este contexto, la mayoría de los
científicos sociales de los años sesenta y setenta creyeron que
las tendencias que apuntaban hacia un constante crecimiento de la
población urbana, paralelo al gradual descenso de la rural,
continuarían indefinidamente. Hoy estamos comprobando que tales
predicciones estaban equivocadas. En determinadas comunidades rurales de la
Unión Europea y de la mayoría de los países desarrollados
(y, por lo tanto, con una alta proporción de
población urbana)
se aprecia una tendencia, cada vez mas acentuada, cuyo sentido es
contrario al de la observada en los tiempos de auge de los procesos modernizadores.
Así, dichas comunidades, lejos de continuar perdiendo
población, manifiestan claros signos de recuperación
demografica y revitalización socioeconómica.De modo
analogo, en lo que se refiere al caso de España, puede afirmarse
que cada vez pierde mas fuerza la visión de una sociedad rural
que se despuebla poco a poco. De esta forma, si bien es cierto que
muchas de las comunidades rurales españolas han experimentado un declive
demografico, también es verdad que una considerable
proporción de ellas se encuentran actualmente en una fase de
recuperación poblacional y de reactivación económica y
ocupacional, de tal manera que, en ellas, la emigración no sólo
ha perdido intensidad, sino que practicamente ha llegado a desaparecer o
a ser neutralizada. Así se pone de manifiesto en el estudio de los
recientes movimientos migratorios entre las areas rurales y las urbanas,
que revela como el tradicional proceso de éxodo rural, protagonizado por
los jóvenes, esta siendo compensado con otro proceso inverso de
emigración urbana hacia el ambito rural, llevado a cabo sobre
todo por la población inactiva (Camarero: 1993). En cualquier caso, esto
es sólo una muestra de la pervivencia y capacidad de adaptación a
las presentes circunstancias de la sociedad rural (García Sanz: 1994
ó Pérez-Díaz: 1994), pues, de ningún modo, se trata
de un retorno al pasado de caracter fundamentalmente agrario. La
población activa agraria sigue reduciéndose, a la vez que se
afianzan tendencias hacia la diversificación, desagrarización y
terciariazación de la actividad productiva y económica rural
(García Sanz: 1997, 641-642; Camarero: 1997(a), 231).
Sin duda, entre las razones que repercuten en esta revitalización de
ciertas comunidades rurales, hay quereferir el hecho de que en nuestros
días, paralelamente a la crisis socioeconómica experimentada por
el mundo urbano-industrial y al creciente desencanto con respecto al mismo,
esta teniendo lugar la generación de una serie de demandas
colectivas, procesos y proyectos que, independientemente de que surjan desde la
base de las sociedad o sean fomentados por las políticas agrarias,
pretenden la rearticulación socioeconómica y el desarrollo de
tales comunidades.
Paradójicamente, esto acontece de manera paralela a la
agudización de la sensación de crisis en el seno de las
sociedades rurales, en las que se experimentan unas tendencias hacia su
creciente desterritorialización como consecuencia de su, cada vez mayor,
inserción en la dinamica de globalización en que se encuentra
la generalidad de la sociedad actual.
2) Los efectos desterritorializadores de la globalización
En las altamente globalizadas sociedades actuales las facilidades de
comunicación existentes suelen impulsarnos a que deje de importarnos lo
que acontece a escasos metros de nuestra vivienda y,
en cambio, tendamos a interesarnos por lo que sucede a miles de
kilómetros de distancia. Estamos cada vez mas vinculados con lo
extraño y lejano y ajenos a lo próximo
(Lamo de Espinosa: 1996, 136-138). Esto da lugar a un
alto grado de desterritorialización de las relaciones sociales y de la
identidad colectiva e individual.
En lo que se refiere a las comunidades rurales, la desterritorialización
puede ser entendida como una situación en la que, en gran medida, las
estrategias de acción colectiva y las relaciones entrelas clases que se
desarrollan en ellas cada vez dependen menos de la voluntad de los actores
sociales endógenos de su territorio y mas de intereses
exógenos o de decisiones, adoptadas, por lo general, desde bastante
distancia. Como consecuencia, las poblaciones rurales ven disminuir, poco a poco,
sus posibilidades de controlar los procesos socioeconómicos globales que
determinan la organización y gestión de su territorio. En
otras palabras, la acción productiva, organizativa, relacional y
cultural que decide la construcción social de lo rural tiene lugar, cada
vez mas frecuentemente, en un escenario de
alcance global o, por lo menos, esta altamente condicionada por lo que
acontece en dicho escenario. De este modo, en muchos casos, lo rural ya no
constituye un orden social con capacidad y autonomía (en realidad,
ésta no fue nunca completa) para decidir la gestión
socioeconómica de su territorio, o para conservar o desarrollar en
él una cultura netamente local y autóctona generadora de unos
referentes de sentido e identidad acordes con la forma de vida que propicia.
Asimismo, frente a la tradicionalmente habitual vinculación de lo rural
a un territorio con unas características específicas y claramente
separado de lo urbano, en nuestros días, esta muy extendido el
fenómeno del rururbanismo, de tal modo que, de la misma forma que el
mundo rural esta cada vez mas penetrado por practicas,
pautas de comportamiento y símbolos netamente urbanos, en las ciudades
se extienden los habitos, las manifestaciones socioculturales o las
predisposiciones favorables a dicho mundo.
Enrealidad, las presentes tendencias hacia la creciente
desterritorialización de las comunidades rurales concretas constituyen
una manifestación específica de una tendencia de alcance
mas amplio, según la cual la generalidad de los habitantes del
planeta ven cada vez mas limitadas sus posibilidades de controlar los
procesos socioculturales, políticos y económicos que determinan
la organización y gestión del entorno territorial en el que se
desenvuelve su vida diaria.
En muy gran medida, todo esto se debe a la creciente
globalización de tales procesos. La magnitud de los cambios
experimentados por el agro como consecuencia de la
globalización puede apreciarse mejor si se establece una
comparación entre dos polos extremos: el pasado histórico
tradicional campesino y la situación corriente de lo rural en las
presentes sociedades avanzadas. Las distintas comunidades rurales tradicionales
constituían un heterogéneo mosaico de
unidades sociales mas o menos aisladas, altamente diversificadas y
plurales, con unas economías relativamente independientes y al margen de
los influjos exógenos. Cada una de aquellas comunidades se
caracterizaba, habitualmente, por la homogeneidad cultural y unas formas de
vida circunscritas a un espacio de dimensiones
relativamente locales. Éste, al estar practicamente cerrado a las
potenciales perturbaciones del
exterior, fomentaba la autarquía, así como
el arraigo del
conservadurismo, el tradicionalismo, el localismo y el etnocentrismo. Todo ello
propiciaba una visión, en muchos casos, circular y quietista del tiempo,
de la vida y de la marcha de losfenómenos cósmicos, cuya
estabilidad se veía, por ejemplo, constatada mediante la observación
de las transformaciones cíclicas experimentadas por el medio natural en
el transcurso de las estaciones del año, o, desde otro punto de vista, a
través de la experiencia cotidiana de la secuencia, también
cíclica, de los ritmos de nacimiento, vida, muerte y regeneración
de la totalidad de la materia viviente (Entrena: 1992, 154-155). A su vez, esto posibilitaba que los procesos de formación y
reproducción de la sociedad rural solieran tener lugar dentro de su
territorio específico.
En cambio, en las globalizadas sociedades de nuestros
días los problemas se hallan cada vez mas vinculados a la
imprevisible dinamica mundial. Los procesos experimentados, tanto
por el mundo rural como por el urbano, se encuentran insertos en un sistema
planetario global en el que tienden a afianzarse grupos de intereses y redes de
relaciones económicas, sociales y políticas de alcance
transnacional. Como resultado de ello, se
experimentan procesos de gradual pérdida de capacidad de maniobra por
parte de los estados, así como
de las comunidades regionales o locales (sean éstas de naturaleza rural
o urbana) para
establecer las directrices que determinan la organización y
gestión de su territorio.
La paulatina desterritorialización de lo rural se manifiesta
también en que, como consecuencia de la globalización,
tiene lugar una ruptura entre agricultura y territorio. Ello significa que la
primera ha perdido, en muchos casos, su caracter autóctono, y que
ya no resulta decisiva para configurar la organización ydistribución
del territorio local específico en el que se desarrolla, sino que en
ello intervienen otras actividades y criterios como, por ejemplo, las
posibilidades de comunicación existentes en tal territorio o si
éste es no urbano o urbanizable. También se ha experimentado una
ruptura entre agricultura y alimentación(1).
Los crecientemente industrializados procesos de producción
agroalimentaria suelen desarrollarse, hoy mas que nunca antes, al margen
del
control de los agricultores, a medida que tienden a hacerse mas
complejos y a ser realizados o controlados por grandes corporaciones
transnacionales. Éstas operan mediante la
integración global de las actividades de las diversas naciones o
comunidades locales, implicadas en procesos productivos cada vez mas
mundializados y desterritorializados, en lo que a su gestión y
extensión se refiere.
El aparente reavivamiento o fortalecimiento de las tradiciones locales agrarias
que se observa en muchos casos, entre otras interpretaciones, puede ser
entendido como una reacción reflexiva frente al hecho de que, a
raíz de su gradual inserción en la sociedad global, en mayor o
menor grado, muchas comunidades rurales concretas han ido experimentando un
paulatino desvanecimiento de los rasgos culturales y socioeconómicos que
las singularizaban como territorios locales mas o menos cerrados y
específicos, a la vez que sus habitantes han ido perdiendo, poco a poco,
parcelas de autonomía en lo relativo a decidir las normas con las que se
organizan productiva y socialmente. En esta situación, asuntos como el
precio de la tierra no dependenya tanto de su calidad intrínseca como de
criterios y factores externos al medio rural; por ejemplo, de la demanda
coyuntural mundial de ciertos productos por parte de determinadas corporaciones
transnacionales, a cuyas pautas de producción, calidad, envasado y
presentación de los productos se ven impelidos a adaptarse cada vez
mas los agricultores.
3) Las comunidades locales rurales como unidades de desarrollo
Como cualquier otra situación social, las presentes tendencias a la
agudización de la sensación crisis en el mundo rural se
comprenden mejor cuando se trata de conocer su génesis
sociohistórica. Con frecuencia, se olvida que el proceso de
globalización de las comunidades rurales ha tenido lugar de manera
paralela a su gradual modernización. El entusiasmo que otrora suscitaron
entre muchos los procesos de modernización (insistentemente asociados
con el progreso) y la concepción productivista del desarrollo a
ellos asociada se explica por los profundos cambios socioeconómicos a
que han dado lugar. Así, tales procesos han
solido conllevar una creciente diversificación ocupacional y un aumento
de las oportunidades de encontrar empleo no agrario, tanto dentro como fuera de las
sociedades rurales. Como consecuencia de ello,
se ha experimentado una progresiva quiebra de aquellas relaciones de clase y de
dominación de los grupos sociales (principalmente, los terratenientes)
que basaban su posición hegemónica en el agro en el hecho de
poseer o controlar la organización y distribución productiva del recurso que entonces
constituía la principal fuente de vida y de empleo:la
tierra. El resultado de esto ha sido la gradual erosión de las viejas
estructuras de poder y formas de dominación local, la salida del
inmovilismo, la superación de las limitaciones a la movilidad social y
de otras rigideces sociales del mundo rural tradicional, y, sobre todo, un
crecimiento económico que ha posibilitado la superación de la
escasez, mas o menos agravada cíclicamente, en la que solía
estar sumido dicho mundo.
La consideración de los profundos cambios socioeconómicos antes
referidos contribuye a configurar en nuestra mente una imagen un tanto negativa de lo rural tradicional. Desde una
perspectiva rigurosa, es obligado reconocer que hay y han existido muchas formas
diferentes de comunidades rurales, y que éstas no fueron siempre tan
limitantes para los sujetos en ella inmersos como
se sugiere en el parrafo anterior; incluso, a veces, tuvieron un marcado
equilibrio social que fue drasticamente roto como consecuencia de los procesos de
modernización capitalista(2). Sin embargo,
incluso en estos casos, podemos observar la existencia de una serie de
problemas socioeconómicos (distintos en cada caso específico) que
nos llevan a constatar que la realidad de tales comunidades suele tener muy
poco que ver con las mixtificaciones de las mismas que hoy orientan los anhelos
de algunos desencantados, en cierto modo, nostalgicos y deseosos de
retornar a una especie de arcadia feliz mítica.
Los planteamientos productivistas del desarrollo tenían como meta
conseguir un paradigma de sociedad agraria que, en aras de su liberación
de las ataduras del conservadurismo yde la superación de las
limitaciones de la escasez crónica de su tradicional economía de
subsistencia, había de crecer y modernizarse, y en definitiva asimilarse
cada vez mas a lo urbano. El desarrollo así concebido
conllevó, en muchos casos, un creciente abandono de la cultura y de las
practicas económico-productivas de la comunidad rural
tradicional, una paulatina desruralización y salida de su
población a las ciudades (éxodo rural) y, sobre todo, una gradual
erosión de las estructuras sociales y redes relacionales que la
articulaban como entidad social mas o menos comunitaria y autarquica
vinculada a un territorio específico.
La concepción productivista del desarrollo ha contribuido,
también, a la actual crisis económica de superproducción
de las comunidades agrarias actuales, cuya creciente competencia interna y con
el exterior ha motivado que muchas de ellas hayan experimentado procesos de
considerable desarticulación social, lo que, a su vez, se ha traducido
en profundas modificaciones en las formas de estructuración de las
solidaridades colectivas y en las tradicionales relaciones entre las clases sociales.
Los factores y agentes socioeconómicos que determinan la
conformación de tales solidaridades y relaciones tienden a dejar de ser
el resultado de procesos o decisiones desarrollados casi estrictamente en el
seno de su ambito territorial local y a pasar a ser el producto de
decisiones o procesos con efectos a nivel global que, con frecuencia, son
controlados o impulsados desde ambitos ajenos y distantes.
Ademas, la globalización, que en mayor o menor grado haafectado a
la practica totalidad de la sociedad mundial, ha dado lugar a un proceso de transito de un escenario para la
acción socioeconómica, habitualmente, de ambito estatal a
otro de alcance global. En este nuevo escenario se
produce una creciente imbricación entre lo rural y lo urbano y, como consecuencia, dejan
de tener vigor las tradicionales dicotomías entre el campo y la ciudad,
a la vez que se experimenta una tendencia a reemplazar la dialéctica de
lo rural/urbano por la de lo local (rural y/o urbano)/global (Entrena: 1996).
En el presente contexto, en el que las formas de vida de los pueblos y de las
sociedades locales suscitan cada vez mas interés entre las gentes
(Starosta: 1994, 65), tiene lugar la aparición de esa serie de demandas
colectivas y proyectos tendentes a la rerulalización, a la revitalización
sociopoblacional y desarrollo de ciertas comunidades locales rurales antes
referidos.
Dentro de las actuales experiencias e iniciativas en búsqueda del
desarrollo de las comunidades locales (rurales y/o urbanas) pueden incluirse
una serie de fenómenos tipificados con etiquetas tales como:
industrialización difusa, distritos industriales, iniciativas locales de
promoción o creación de actividades económicas(3),
experiencias empresariales mas o menos aisladas situadas en ciudades de
tamaño medio o pequeño, o en areas rurales(4), etc.. En
suma, no hay un acuerdo generalizado sobre lo que se
entiende por desarrollo local cuando se plantea la opción por él.
A nivel practico dicha opción suele consistir, en primer lugar,
en una tentativa de volver la mirada
hacialos recursos ociosos, hacia las posibles oportunidades de
generación de actividades productivas desaprovechadas, ya sea porque
fueron relegadas en el pasado, o porque entonces no existía un grado de
desarrollo tecnológico suficiente para posibilitar una provechosa
rentabilización de determinados procesos productivos. En segundo lugar,
se trata de descubrir las posibilidades de desarrollo, no solamente de las
zonas propicias para ello porque cuentan con un acopio de experiencia
empresarial y laboral suficiente que pudiera estar desaprovechada actualmente
como consecuencia de la desindustrialización, sino, también, en
los lugares que sólo tienen un limitado o inexistente acopio de tales
factores. En tercer lugar, el desarrollo local ha de consistir en procurar
identificar, incentivar y apoyar a los recursos humanos y agentes sociales
encargados de llevar a cabo las actividades que para propiciar el logro del
mismo se requieren. En este sentido, resulta muy
conveniente procurar llevar a cabo una adecuada selección de tales
recursos. Asimismo, hay que determinar y analizar los
factores que favorecen la cultura de la participación/implicación
en las propuestas y programas de desarrollo local por parte de los agentes
socioeconómicos. Éstos, como es sabido, no actúan individualmente
de forma aislada, sino insertos en organizaciones colectivas o formando parte
de redes de relaciones sociales, de cooperativas, de empresas privadas o de
instituciones públicas, cuyas funciones como instrumentos de desarrollo local hay que
establecer en cada caso específico. En cuarto lugar, se ha deprocurar la
implicación y movilización de los actores socioeconómicos del
contexto local. Finalmente, mas que distinguir entre modelos
exógenos o endógenos de desarrollo, lo que favorece una polaridad
espacial artificial, hay que hacer hincapié en la interacción
entre las fuerzas locales y externas en el control de los procesos de
desarrollo (Lowe, Murdoch y Ward: 1997 5). Para ello
hay que tratar de conocer las potencialidades que tiene cualquier comunidad
local (entendida como un entramado endógeno de reales o posibles
actividades económicas, asociativas y organizativas) y los
obstaculos u oportunidades que se le presentan para su desarrollo,
teniendo en cuenta la específica articulación de sus condiciones
socioeconómicas autóctonas con lo exógeno en una sociedad
cada vez mas globalizada. Así, es preciso determinar, por
ejemplo, como afecta la
globalización a ciertas actividades productivas específicas, como encuentran
éstas la manera mas adecuada y ventajosa de vincularse al mercado
mundial.
En cualquier caso, lejos de constituir una estrategia
claramente definida, diferenciada y articulada, aún el presente proceso
de opción por el desarrollo local se halla en fase de exploración
y de búsqueda de nuevas orientaciones. Lo que si esta
claro es el continuo acrecentamiento de la preocupación por la comunidad
local como
unidad de desarrollo y de atención. Entre las razones de esto pueden
referirse las siguientes
A) La nueva dialéctica de lo local (rural y/o urbano) frente a lo global
que se esta afirmando actualmente. Esto, que se manifiesta en el
creciente énfasisconferido a las identidades locales, esta
directamente vinculado a las presentes tendencias homogeneizadoras y universalizadoras
derivadas de la creciente globalización, y se erige en oposición
a ellas (Giddens: 1996, 14). Así, esta nueva
dialéctica puede ser interpretada como una tentativa de encontrar
fórmulas y estrategias mediante las que optimizar la relación con
lo global de diferentes comunidades locales específicas.
B) La elevada circulación de personas, ideas y mercancías que
conlleva la globalización a escala planetaria.
Esta situación da lugar a que las imagenes de la sociedad, las
preferencias y expectativas de las personas o de los diferentes colectivos
poblacionales locales, regionales o de clase aumenten su grado de
diversificación y sean cada vez mas inestables, imprevisibles y,
con frecuencia, opuestas entre sí. Ello propicia un
intenso y contradictorio nivel de implicación reflexiva de la
población en los procesos sociales, lo que, a su vez, contribuye a
disminuir considerablemente la capacidad de regulación
socioeconómica y el margen de maniobra de los estados. Éstos, al haber llegado sus políticas de bienestar a una situación
mas o menos agónica, se aprestan hoy 'a deslastrar viejos
compromisos' (Bouzada: 1995, 83). Cada vez son mas difíciles
de materializar o entran en crisis los grandes proyectos de naturaleza
macrosocial, en los que solían sustentarse las políticas estatales
y las teorías o propuestas de reforma agraria o de desarrollo,
planteadas como
crecimiento y modernización. De hecho, las tendencias globalizadoras,
observadas en el transcurso de losúltimos veinte años, aconsejan
proceder a un replanteamiento de los modelos
sociológicos elaborados tomando, mas o menos conscientemente, como marco analítico el estado-nación, a la
vez que acoger espacios sociales y actores tanto por encima como por debajo de tal marco (Pardo
Avellaneda: 1992). Se explican así, tanto los estudios e interés
por la creciente globalización social como la, cada vez mayor, preocupación
social o intelectual por el retorno a lo microsocial o a la sociedad local
rural y/o urbana.
C) La crisis del
Estado de Bienestar y las cada vez mayores dificultades para encontrar empleo.
Tales problemas evidencian un gradual desmoronamiento
de los sistemas de protección social institucionalizada y de las
condiciones socioeconómicas que han venido constituyendo la base
material sobre la que se ha hecho posible una realización individual como sujetos mas o
menos autónoma. Las consecuencias negativas que para muchos suelen
derivarse de esta situación se hacen sentir con mayor fuerza en el
contexto de relativo aislamiento y desvinculación grupal en el que
transcurre la vida cotidiana en las grandes urbes. Así, la gran ciudad,
cuya imagen dominante durante el auge de la
modernización y del éxodo rural
era la de un espacio idóneo para la libertad y la realización
personal, se torna ahora para muchos un ambito de soledad, de desamparo y de desarraigo. De
ahí, esa
tendencia, cada vez mas extendida, a dirigir la mirada nostalgica hacia la
pequeña o mediana sociedad local de índole rural o urbana, o hacia la
germinación y el fortalecimiento de diversos movimientossociales y otras
formas microsolidarias de relación colectiva de caracter primario
o grupal.
D) La necesidad de articular respuestas locales a los fenómenos de
inseguridad experimentados por la sociedad como consecuencia de
los crecientes niveles de desocupación, sentimientos de precariedad
socio-vital e incertidumbres con respecto al porvenir a corto y medio plazo. El
considerable nivel de desarrollo económico-productivo alcanzado nos pone
a salvo de las tradicionales incertidumbres del entorno, pero
nos hace dependientes de otras nuevas (Lamo de Espinosa: 1996, 137). Variables
como el clima, las fluctuaciones de las cosechas, las sequías, las
enfermedades o las epidemias locales o regionales, que han condicionado
enormemente la vida cotidiana de la gente durante milenios, pierden ahora
importancia frente a otras variables que son el resultado de unas formas de
acción y de relación social cuyos efectos y ambito de
influencia cada vez estan mas mundializados. Esto acontece en un contexto en el que tiende a prevalecer el estricto uso de
la ciencia para el logro de ganancias materiales y una descontrolada
explotación de la naturaleza que esta causando la
desintegración de las bases productivas y socio-institucionales sobre
las que se sustenta el orden social y se reproduce la identidad humana. Las
negativas consecuencias que puedan derivarse del presente modelo
de explotación de los recursos no han sido tomadas completamente en
consideración. Ello explica, en gran medida, que
persista en vigor dicho modelo a pesar de los preocupantes peligros que para la
supervivencia delmedioambiente natural y de la especie humana se derivan de
él. La noción de sociedad del riesgo, acuñada con notable
éxito por Ulrich Beck (1992), resulta muy adecuada para conceptualizar
esta imprevisible situación que ha sido tipificada por Giddens (1996, 13
y 85) como de
incertidumbre fabricada, ya que, en gran medida, es el resultado de la propia
acción socio-productiva humana. Frente a esto, las presentes opciones
por el desarrollo de las comunidades locales pueden ser interpretadas como
tentativas dirigidas a encontrar alternativas concretas mas
facilmente viables de empleo, de ubicación socioeconómica,
así como a propiciar la generación de espacios socio-vitales
mas idóneos para el desarrollo de la identidad individual y
colectiva.
E) La vida diaria de la gente transcurre, habitualmente, dentro de un ambito socio-espacial o campo específico.
Éste constituye el escenario en el que se desarrolla el proceso de
socialización conformador de las estructuras mentales, actitudes o
comportamientos de los sujetos(6); en definitiva, del habitus que los
ubica e identifica socialmente ante ellos y los demas (Bourdieu: 1989).
En las sociedades tradicionales solía existir una clara correspondencia
entre el campo espacial, en el que se desenvolvía la vida de la
población, y el marco simbólico-cultural que determinaba su
habitus de comportamiento, ya que el segundo solía desarrollarse dentro
del ambito territorial, relativamente local y cerrado, del primero; de
ahí, el usual localismo manifestado por dicho habitus. Sin embargo, en
la actualidad, esto no suele ser así. Aunque las personassiguen viviendo
en ambitos localizables espacial o socialmente (incluso, los que viajan
mucho tienen un círculo de relaciones
mas o menos restringido e identificable), la génesis de su
habitus esta cada vez mas condicionada por la cultura global en
la que se hallan inmersos. Se experimenta, de este
modo, una creciente desterritorialización de los referentes
simbólico-culturales de la vida y la identidad colectiva e individual,
lo que, a su vez, origina sentimientos o realidades de anomia, de aparente
conexión con lo lejano y de desarraigo o desapego con respecto a lo
mas próximo. En este contexto, las
presentes tentativas de reafirmación de la comunidad local rural pueden
ser explicadas como
intentos de reacción frente a lo global buscando espacios físicos
abarcables de cara a regularlos socialmente, y a asentar en ellos raíces
y vínculos sociales en los que sustentar la identidad individual y
colectiva y la acción socioeconómica. Frente a la
desterritorialización y al universalismo propiciado por la
globalización, se gesta un creciente
particularismo social, fuertemente territorializado. Éste se pone,
también, de manifiesto a través de fenómenos sociales como
las tribus juveniles urbanas, los movimientos nacionalistas, los localismos o
los regionalismos políticos o culturales.
3.1) Tentativas de reterritorialización
Las actuales tendencias hacia la reafirmación de las comunidades locales
(rurales y/o urbanas) y hacia su consideración como unidades de desarrollo pueden ser
interpretadas como
tentativas de reterritorialización de las mismas. Desde esta
perspectiva, labúsqueda del
desarrollo sostenible se manifiesta como una
estrategia tendente a evitar el deterioro medioambiental y la
desarticulación socioeconómica de dichas comunidades a que
solía dar lugar la puesta en practica de las concepciones
productivistas del
desarrollo. Frente a esto, el desarrollo sostenible estaría encaminado
al mantenimiento de la comunidad local, a garantizar su supervivencia y
permanencia en un territorio, cuyo entorno medioambiental se trata, en
consecuencia, de conservar.
En lo que se refiere al medio agrario, las opciones por el desarrollo
sostenible implican que, de una política productivista
basicamente centrada en lo sectorial (en especial, en el fomento de la
producción del
sector agrícola), se esta pasando a otra mas compleja que
asocia la agricultura con el desarrollo rural y la protección del medio ambiente.
Esto, que es percibido como un obstaculo para sus planes de
intensificación productiva por ciertos agricultores, suele llevar a
otros a tratar de sacar ventaja de la situación optando por el cultivo
de productos calificados o etiquetables como naturales (Mormont: 1990).
En cualquier caso, independientemente de cual sea la reacción ante ellos
o sus efectos concretos, el hecho es que los actuales planes de desarrollo
tratan de adecuarse a las presentes circunstancias adoptando una visión
integrada de lo rural y de lo urbano, en la que, desde una perspectiva
mas globalizante, se procuran incorporar también otras
prioridades de orden ecológico o relativas a la articulación
social de la comunidad local. A este respecto, uno de los objetivosmanifiestos
de dichos planes es potenciar o crear redes relacionales en tal comunidad
(Pérez Yruela y Giménez: 1994(b), 225), lo que, en tanto que
contribuye al fortalecimiento de su tejido asociativo, puede repercutir
también en su reterritorialización, ya que aumenta la capacidad y
el grado de autonomía y de protagonismo de sus habitantes para gestionar
los recursos socioeconómicos y culturales del territorio al que se
sienten vinculados porque sobre él se constituyen sus formas de producción
y reproducción social, su vida cotidiana, cultura e identidad colectiva.
No obstante, al ser identificado o asociado con estos anhelos colectivos, el
desarrollo sostenible local puede funcionar también como un nuevo mito,
de manera analoga a como el mito de la idea de progreso legitimó la
concepción productivista del
desarrollo. Con referencia al mundo rural, esta mitificación suele
traducirse en una tendencia a su idealización y a
ignorar sus asimetrías y dominaciones, lo que, a su vez, puede servir
para legitimar u ocultar los problemas socioeconómicos derivados de las
exigencias de reestructuración funcional que le vienen impuestas como consecuencia de los
presentes procesos de globalización en que se halla inmerso. En esta
situación, a menudo, el desarrollo de las comunidades rurales se
manifiesta en nuestras sociedades como una respuesta a exigencias y
demandas urbanas. Se explican, así, fenómenos como el presente
auge del turismo rural en contraste con el tradicional turismo de masas, las
políticas de conservación medioambiental que tratan de convertir
al agricultor enguardian verde, o la nostalgia del mundo rural de
ciertos novelistas y cineastas. Estos y otros
fenómenos muestran una parte de esa construcción esencialista y
prístina 'que bien puede denominarse el idilio rural. Pero
existen otras construcciones mas cotidianas: lo rural como espacio laboral irregular, estacional y
marginal, lo rural como lugar de trabajo de los
inmigrantes, lo rural como espacio masculinizado
y envejecido y hasta lo rural como
devastador de recursos hídricos ' (Camarero: 1997(b).
NOTAS
-(1) Me baso al hacer estas observaciones en la tesis
de Bentrand Hervieu. Según éste, en el mundo rural se han experimentando cinco grandes rupturas que son: la
ruptura demografica, la ruptura del
modelo familiar de explotación, la ruptura entre agricultura y
territorio, la ruptura entre agricultura y alimentación y la ruptura
entre agricultura y medio ambiente (Hervieu: 1993).
-(2) Por referir sólo un ejemplo a este respecto, Eric R. Wolf (1979)
pone de manifiesto el caracter marcadamente comunitario de ciertas
comunidades indígenas en la zona de Morelos (México), durante la
etapa anterior a la Revolución de 1910-17.
-(3)Un ejemplo de esto es la concepción de la política de
desarrollo local de Vazquez Barquero, según el cual la
actuación del Estado en este sentido ha de concretarse en disposiciones
como las siguientes: a) medidas impulsoras de la competencia con una ley
antimonopolista y una política fiscal estricta que contrapese el poder
de las uniones de empresas; b) medidas de ampliación de la
financiación a través de una legislación flexible; c)
medidas de mejora dela gestión empresarial a través de la
simplificación y coordinación de las disposiciones administrativas,
legales y reglamentarias, así como la continuación en la
reducción del peso de Seguridad Social de las empresas; d) medidas de
mejora tecnológica; e) medidas de asistencia y asesoramiento; f) medidas
de fomento del cooperativismo; g) medidas que favorezcan la accesibilidad y la
localización, a través de un sistema de comunicaciones adecuado y
facilidades a los polígonos industriales (Vazquez Barquero: 1984,
133 y ss.).
4) Un caso paradigmatico a este respecto es
el del
desarrollo de las agrociudades. Francisco López-Casero, compilador de un
libro colectivo que recoge una serie de interesantes y sugerentes trabajos
acerca de las estructuras sociales y procesos de desarrollo de la agrociudad
mediterranea, conceptúa a ésta como un ente local de tipo
medio en el que el mundo rural y el urbano 'se enfrentan y amalgaman,
confunden y clarifican, terminando por constituir algo específico e
irreductible a categorías previamente establecidas' (1989, 3).
5) Para el lector interesado en ahondar en esta
cuestión, se precisa que en el artículo a que hace referencia
esta cita, se considera el cambio de orientación en los estudios sobre
desarrollo rural en Europa, a la vez que se formula un concepto empírico
y relacional del desarrollo endógeno, desde la perspectiva del control
local, y se analiza la importancia de la metodología del analisis
de redes como medio para estudiar el concepto empírico de desarrollo
rural endógeno.
6) Una buena síntesis acerca de lo que se
entiendepor socialización y su relación con el control social es
la realizada por Iglesias de Ussel (1988).
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