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La desterritorialización de las comunidades locales rurales y su creciente consideración como unidades de desarrollo



LA DESTERRITORIALIZACIÓN DE LAS COMUNIDADES LOCALES RURALES Y SU CRECIENTE CONSIDERACIÓN COMO UNIDADES DE DESARROLLO

Resumen
En nuestros días tiene lugar la generación de una serie de demandas colectivas, políticas agrarias y otros proyectos encaminados a la rearticulación socioeconómica de ciertas comunidades locales rurales, a la recuperación de su vitalidad sociodemografica y a su desarrollo. Paradójicamente, esto acontece de manera paralela a una agudización de la sensación de crisis en el mundo rural, en gran medida, debida a que éste esta experimentando unas tendencias hacia su creciente desterritorialización. Como consecuencia, las estrategias de acción colectiva y las relaciones entre las clases que se desarrollan en el seno de dichas comunidades cada vez dependen menos de la voluntad de sus actores sociales endógenos y mas de intereses socioeconómicos exógenos o de decisiones que condicionan la organización y gestión de su territorio, adoptadas con efectos a nivel global, por lo general, desde bastante distancia.


En la creciente consideración de las comunidades locales rurales como unidades de desarrollo, por parte de las actuales políticas o demandas colectivas, se manifiestan tentativas dirigidas a propiciar su reterritorialización; es decir, reacciones reflexivas frente a lo global tendentes a incrementar su grado de protagonismo en los procesos socioeconómicos que determinan la gestión yorganización de su espacio territorial.
 
1) Introducción
Los procesos de crecimiento económico y modernización que se patentizaron con especial intensidad durante las décadas que sucedieron a la Segunda Guerra Mundial conllevaron, con elevada frecuencia, un declive de las comunidades rurales y una considerable reducción de su población. La disminución de la población activa agrícola, a raíz del descenso de las necesidades de mano de obra agraria motivado por la gradual mecanización de los cultivos, junto con la mejora de las expectativas de empleo en las ciudades como consecuencia de la industrialización, destacan entre las razones que dieron lugar al importante éxodo poblacional del campo a las ciudades experimentado por la generalidad de los países del mundo a medida que se iban modernizando. Insertos en este contexto, la mayoría de los científicos sociales de los años sesenta y setenta creyeron que las tendencias que apuntaban hacia un constante crecimiento de la población urbana, paralelo al gradual descenso de la rural, continuarían indefinidamente. Hoy estamos comprobando que tales predicciones estaban equivocadas. En determinadas comunidades rurales de la Unión Europea y de la mayoría de los países desarrollados (y, por lo tanto, con una alta proporción de población urbana) se aprecia una tendencia, cada vez mas acentuada, cuyo sentido es contrario al de la observada en los tiempos de auge de los procesos modernizadores. Así, dichas comunidades, lejos de continuar perdiendo población, manifiestan claros signos de recuperación demografica y revitalización socioeconómica.De modo analogo, en lo que se refiere al caso de España, puede afirmarse que cada vez pierde mas fuerza la visión de una sociedad rural que se despuebla poco a poco. De esta forma, si bien es cierto que muchas de las comunidades rurales españolas han experimentado un declive demografico, también es verdad que una considerable proporción de ellas se encuentran actualmente en una fase de recuperación poblacional y de reactivación económica y ocupacional, de tal manera que, en ellas, la emigración no sólo ha perdido intensidad, sino que practicamente ha llegado a desaparecer o a ser neutralizada. Así se pone de manifiesto en el estudio de los recientes movimientos migratorios entre las areas rurales y las urbanas, que revela como el tradicional proceso de éxodo rural, protagonizado por los jóvenes, esta siendo compensado con otro proceso inverso de emigración urbana hacia el ambito rural, llevado a cabo sobre todo por la población inactiva (Camarero: 1993). En cualquier caso, esto es sólo una muestra de la pervivencia y capacidad de adaptación a las presentes circunstancias de la sociedad rural (García Sanz: 1994 ó Pérez-Díaz: 1994), pues, de ningún modo, se trata de un retorno al pasado de caracter fundamentalmente agrario. La población activa agraria sigue reduciéndose, a la vez que se afianzan tendencias hacia la diversificación, desagrarización y terciariazación de la actividad productiva y económica rural (García Sanz: 1997, 641-642; Camarero: 1997(a), 231).
Sin duda, entre las razones que repercuten en esta revitalización de ciertas comunidades rurales, hay quereferir el hecho de que en nuestros días, paralelamente a la crisis socioeconómica experimentada por el mundo urbano-industrial y al creciente desencanto con respecto al mismo, esta teniendo lugar la generación de una serie de demandas colectivas, procesos y proyectos que, independientemente de que surjan desde la base de las sociedad o sean fomentados por las políticas agrarias, pretenden la rearticulación socioeconómica y el desarrollo de tales comunidades.
Paradójicamente, esto acontece de manera paralela a la agudización de la sensación de crisis en el seno de las sociedades rurales, en las que se experimentan unas tendencias hacia su creciente desterritorialización como consecuencia de su, cada vez mayor, inserción en la dinamica de globalización en que se encuentra la generalidad de la sociedad actual.
 
2) Los efectos desterritorializadores de la globalización
En las altamente globalizadas sociedades actuales las facilidades de comunicación existentes suelen impulsarnos a que deje de importarnos lo que acontece a escasos metros de nuestra vivienda y, en cambio, tendamos a interesarnos por lo que sucede a miles de kilómetros de distancia. Estamos cada vez mas vinculados con lo extraño y lejano y ajenos a lo próximo (Lamo de Espinosa: 1996, 136-138). Esto da lugar a un alto grado de desterritorialización de las relaciones sociales y de la identidad colectiva e individual.
En lo que se refiere a las comunidades rurales, la desterritorialización puede ser entendida como una situación en la que, en gran medida, las estrategias de acción colectiva y las relaciones entrelas clases que se desarrollan en ellas cada vez dependen menos de la voluntad de los actores sociales endógenos de su territorio y mas de intereses exógenos o de decisiones, adoptadas, por lo general, desde bastante distancia. Como consecuencia, las poblaciones rurales ven disminuir, poco a poco, sus posibilidades de controlar los procesos socioeconómicos globales que determinan la organización y gestión de su territorio. En otras palabras, la acción productiva, organizativa, relacional y cultural que decide la construcción social de lo rural tiene lugar, cada vez mas frecuentemente, en un escenario de alcance global o, por lo menos, esta altamente condicionada por lo que acontece en dicho escenario. De este modo, en muchos casos, lo rural ya no constituye un orden social con capacidad y autonomía (en realidad, ésta no fue nunca completa) para decidir la gestión socioeconómica de su territorio, o para conservar o desarrollar en él una cultura netamente local y autóctona generadora de unos referentes de sentido e identidad acordes con la forma de vida que propicia.
Asimismo, frente a la tradicionalmente habitual vinculación de lo rural a un territorio con unas características específicas y claramente separado de lo urbano, en nuestros días, esta muy extendido el fenómeno del rururbanismo, de tal modo que, de la misma forma que el mundo rural esta cada vez mas penetrado por practicas, pautas de comportamiento y símbolos netamente urbanos, en las ciudades se extienden los habitos, las manifestaciones socioculturales o las predisposiciones favorables a dicho mundo.
Enrealidad, las presentes tendencias hacia la creciente desterritorialización de las comunidades rurales concretas constituyen una manifestación específica de una tendencia de alcance mas amplio, según la cual la generalidad de los habitantes del planeta ven cada vez mas limitadas sus posibilidades de controlar los procesos socioculturales, políticos y económicos que determinan la organización y gestión del entorno territorial en el que se desenvuelve su vida diaria.
En muy gran medida, todo esto se debe a la creciente globalización de tales procesos. La magnitud de los cambios experimentados por el agro como consecuencia de la globalización puede apreciarse mejor si se establece una comparación entre dos polos extremos: el pasado histórico tradicional campesino y la situación corriente de lo rural en las presentes sociedades avanzadas. Las distintas comunidades rurales tradicionales constituían un heterogéneo mosaico de unidades sociales mas o menos aisladas, altamente diversificadas y plurales, con unas economías relativamente independientes y al margen de los influjos exógenos. Cada una de aquellas comunidades se caracterizaba, habitualmente, por la homogeneidad cultural y unas formas de vida circunscritas a un espacio de dimensiones relativamente locales. Éste, al estar practicamente cerrado a las potenciales perturbaciones del exterior, fomentaba la autarquía, así como el arraigo del conservadurismo, el tradicionalismo, el localismo y el etnocentrismo. Todo ello propiciaba una visión, en muchos casos, circular y quietista del tiempo, de la vida y de la marcha de losfenómenos cósmicos, cuya estabilidad se veía, por ejemplo, constatada mediante la observación de las transformaciones cíclicas experimentadas por el medio natural en el transcurso de las estaciones del año, o, desde otro punto de vista, a través de la experiencia cotidiana de la secuencia, también cíclica, de los ritmos de nacimiento, vida, muerte y regeneración de la totalidad de la materia viviente (Entrena: 1992, 154-155). A su vez, esto posibilitaba que los procesos de formación y reproducción de la sociedad rural solieran tener lugar dentro de su territorio específico.
En cambio, en las globalizadas sociedades de nuestros días los problemas se hallan cada vez mas vinculados a la imprevisible dinamica mundial. Los procesos experimentados, tanto por el mundo rural como por el urbano, se encuentran insertos en un sistema planetario global en el que tienden a afianzarse grupos de intereses y redes de relaciones económicas, sociales y políticas de alcance transnacional. Como resultado de ello, se experimentan procesos de gradual pérdida de capacidad de maniobra por parte de los estados, así como de las comunidades regionales o locales (sean éstas de naturaleza rural o urbana) para establecer las directrices que determinan la organización y gestión de su territorio.
La paulatina desterritorialización de lo rural se manifiesta también en que, como consecuencia de la globalización, tiene lugar una ruptura entre agricultura y territorio. Ello significa que la primera ha perdido, en muchos casos, su caracter autóctono, y que ya no resulta decisiva para configurar la organización ydistribución del territorio local específico en el que se desarrolla, sino que en ello intervienen otras actividades y criterios como, por ejemplo, las posibilidades de comunicación existentes en tal territorio o si éste es no urbano o urbanizable. También se ha experimentado una ruptura entre agricultura y alimentación(1). Los crecientemente industrializados procesos de producción agroalimentaria suelen desarrollarse, hoy mas que nunca antes, al margen del control de los agricultores, a medida que tienden a hacerse mas complejos y a ser realizados o controlados por grandes corporaciones transnacionales. Éstas operan mediante la integración global de las actividades de las diversas naciones o comunidades locales, implicadas en procesos productivos cada vez mas mundializados y desterritorializados, en lo que a su gestión y extensión se refiere.
El aparente reavivamiento o fortalecimiento de las tradiciones locales agrarias que se observa en muchos casos, entre otras interpretaciones, puede ser entendido como una reacción reflexiva frente al hecho de que, a raíz de su gradual inserción en la sociedad global, en mayor o menor grado, muchas comunidades rurales concretas han ido experimentando un paulatino desvanecimiento de los rasgos culturales y socioeconómicos que las singularizaban como territorios locales mas o menos cerrados y específicos, a la vez que sus habitantes han ido perdiendo, poco a poco, parcelas de autonomía en lo relativo a decidir las normas con las que se organizan productiva y socialmente. En esta situación, asuntos como el precio de la tierra no dependenya tanto de su calidad intrínseca como de criterios y factores externos al medio rural; por ejemplo, de la demanda coyuntural mundial de ciertos productos por parte de determinadas corporaciones transnacionales, a cuyas pautas de producción, calidad, envasado y presentación de los productos se ven impelidos a adaptarse cada vez mas los agricultores.
 
3) Las comunidades locales rurales como unidades de desarrollo
Como cualquier otra situación social, las presentes tendencias a la agudización de la sensación crisis en el mundo rural se comprenden mejor cuando se trata de conocer su génesis sociohistórica. Con frecuencia, se olvida que el proceso de globalización de las comunidades rurales ha tenido lugar de manera paralela a su gradual modernización. El entusiasmo que otrora suscitaron entre muchos los procesos de modernización (insistentemente asociados con el progreso) y la concepción productivista del desarrollo a ellos asociada se explica por los profundos cambios socioeconómicos a que han dado lugar. Así, tales procesos han solido conllevar una creciente diversificación ocupacional y un aumento de las oportunidades de encontrar empleo no agrario, tanto dentro como fuera de las sociedades rurales. Como consecuencia de ello, se ha experimentado una progresiva quiebra de aquellas relaciones de clase y de dominación de los grupos sociales (principalmente, los terratenientes) que basaban su posición hegemónica en el agro en el hecho de poseer o controlar la organización y distribución productiva del recurso que entonces constituía la principal fuente de vida y de empleo:la tierra. El resultado de esto ha sido la gradual erosión de las viejas estructuras de poder y formas de dominación local, la salida del inmovilismo, la superación de las limitaciones a la movilidad social y de otras rigideces sociales del mundo rural tradicional, y, sobre todo, un crecimiento económico que ha posibilitado la superación de la escasez, mas o menos agravada cíclicamente, en la que solía estar sumido dicho mundo.
La consideración de los profundos cambios socioeconómicos antes referidos contribuye a configurar en nuestra mente una imagen un tanto negativa de lo rural tradicional. Desde una perspectiva rigurosa, es obligado reconocer que hay y han existido muchas formas diferentes de comunidades rurales, y que éstas no fueron siempre tan limitantes para los sujetos en ella inmersos como se sugiere en el parrafo anterior; incluso, a veces, tuvieron un marcado equilibrio social que fue drasticamente roto como consecuencia de los procesos de modernización capitalista(2). Sin embargo, incluso en estos casos, podemos observar la existencia de una serie de problemas socioeconómicos (distintos en cada caso específico) que nos llevan a constatar que la realidad de tales comunidades suele tener muy poco que ver con las mixtificaciones de las mismas que hoy orientan los anhelos de algunos desencantados, en cierto modo, nostalgicos y deseosos de retornar a una especie de arcadia feliz mítica.
Los planteamientos productivistas del desarrollo tenían como meta conseguir un paradigma de sociedad agraria que, en aras de su liberación de las ataduras del conservadurismo yde la superación de las limitaciones de la escasez crónica de su tradicional economía de subsistencia, había de crecer y modernizarse, y en definitiva asimilarse cada vez mas a lo urbano. El desarrollo así concebido conllevó, en muchos casos, un creciente abandono de la cultura y de las practicas económico-productivas de la comunidad rural tradicional, una paulatina desruralización y salida de su población a las ciudades (éxodo rural) y, sobre todo, una gradual erosión de las estructuras sociales y redes relacionales que la articulaban como entidad social mas o menos comunitaria y autarquica vinculada a un territorio específico.
La concepción productivista del desarrollo ha contribuido, también, a la actual crisis económica de superproducción de las comunidades agrarias actuales, cuya creciente competencia interna y con el exterior ha motivado que muchas de ellas hayan experimentado procesos de considerable desarticulación social, lo que, a su vez, se ha traducido en profundas modificaciones en las formas de estructuración de las solidaridades colectivas y en las tradicionales relaciones entre las clases sociales. Los factores y agentes socioeconómicos que determinan la conformación de tales solidaridades y relaciones tienden a dejar de ser el resultado de procesos o decisiones desarrollados casi estrictamente en el seno de su ambito territorial local y a pasar a ser el producto de decisiones o procesos con efectos a nivel global que, con frecuencia, son controlados o impulsados desde ambitos ajenos y distantes.
Ademas, la globalización, que en mayor o menor grado haafectado a la practica totalidad de la sociedad mundial, ha dado lugar a un proceso de transito de un escenario para la acción socioeconómica, habitualmente, de ambito estatal a otro de alcance global. En este nuevo escenario se produce una creciente imbricación entre lo rural y lo urbano y, como consecuencia, dejan de tener vigor las tradicionales dicotomías entre el campo y la ciudad, a la vez que se experimenta una tendencia a reemplazar la dialéctica de lo rural/urbano por la de lo local (rural y/o urbano)/global (Entrena: 1996).
En el presente contexto, en el que las formas de vida de los pueblos y de las sociedades locales suscitan cada vez mas interés entre las gentes (Starosta: 1994, 65), tiene lugar la aparición de esa serie de demandas colectivas y proyectos tendentes a la rerulalización, a la revitalización sociopoblacional y desarrollo de ciertas comunidades locales rurales antes referidos.
Dentro de las actuales experiencias e iniciativas en búsqueda del desarrollo de las comunidades locales (rurales y/o urbanas) pueden incluirse una serie de fenómenos tipificados con etiquetas tales como: industrialización difusa, distritos industriales, iniciativas locales de promoción o creación de actividades económicas(3), experiencias empresariales mas o menos aisladas situadas en ciudades de tamaño medio o pequeño, o en areas rurales(4), etc.. En suma, no hay un acuerdo generalizado sobre lo que se entiende por desarrollo local cuando se plantea la opción por él.
A nivel practico dicha opción suele consistir, en primer lugar, en una tentativa de volver la mirada hacialos recursos ociosos, hacia las posibles oportunidades de generación de actividades productivas desaprovechadas, ya sea porque fueron relegadas en el pasado, o porque entonces no existía un grado de desarrollo tecnológico suficiente para posibilitar una provechosa rentabilización de determinados procesos productivos. En segundo lugar, se trata de descubrir las posibilidades de desarrollo, no solamente de las zonas propicias para ello porque cuentan con un acopio de experiencia empresarial y laboral suficiente que pudiera estar desaprovechada actualmente como consecuencia de la desindustrialización, sino, también, en los lugares que sólo tienen un limitado o inexistente acopio de tales factores. En tercer lugar, el desarrollo local ha de consistir en procurar identificar, incentivar y apoyar a los recursos humanos y agentes sociales encargados de llevar a cabo las actividades que para propiciar el logro del mismo se requieren. En este sentido, resulta muy conveniente procurar llevar a cabo una adecuada selección de tales recursos. Asimismo, hay que determinar y analizar los factores que favorecen la cultura de la participación/implicación en las propuestas y programas de desarrollo local por parte de los agentes socioeconómicos. Éstos, como es sabido, no actúan individualmente de forma aislada, sino insertos en organizaciones colectivas o formando parte de redes de relaciones sociales, de cooperativas, de empresas privadas o de instituciones públicas, cuyas funciones como instrumentos de desarrollo local hay que establecer en cada caso específico. En cuarto lugar, se ha deprocurar la implicación y movilización de los actores socioeconómicos del contexto local. Finalmente, mas que distinguir entre modelos exógenos o endógenos de desarrollo, lo que favorece una polaridad espacial artificial, hay que hacer hincapié en la interacción entre las fuerzas locales y externas en el control de los procesos de desarrollo (Lowe, Murdoch y Ward: 1997 5). Para ello hay que tratar de conocer las potencialidades que tiene cualquier comunidad local (entendida como un entramado endógeno de reales o posibles actividades económicas, asociativas y organizativas) y los obstaculos u oportunidades que se le presentan para su desarrollo, teniendo en cuenta la específica articulación de sus condiciones socioeconómicas autóctonas con lo exógeno en una sociedad cada vez mas globalizada. Así, es preciso determinar, por ejemplo, como afecta la globalización a ciertas actividades productivas específicas, como encuentran éstas la manera mas adecuada y ventajosa de vincularse al mercado mundial.
En cualquier caso, lejos de constituir una estrategia claramente definida, diferenciada y articulada, aún el presente proceso de opción por el desarrollo local se halla en fase de exploración y de búsqueda de nuevas orientaciones. Lo que si esta claro es el continuo acrecentamiento de la preocupación por la comunidad local como unidad de desarrollo y de atención. Entre las razones de esto pueden referirse las siguientes
A) La nueva dialéctica de lo local (rural y/o urbano) frente a lo global que se esta afirmando actualmente. Esto, que se manifiesta en el creciente énfasisconferido a las identidades locales, esta directamente vinculado a las presentes tendencias homogeneizadoras y universalizadoras derivadas de la creciente globalización, y se erige en oposición a ellas (Giddens: 1996, 14). Así, esta nueva dialéctica puede ser interpretada como una tentativa de encontrar fórmulas y estrategias mediante las que optimizar la relación con lo global de diferentes comunidades locales específicas.
B) La elevada circulación de personas, ideas y mercancías que conlleva la globalización a escala planetaria. Esta situación da lugar a que las imagenes de la sociedad, las preferencias y expectativas de las personas o de los diferentes colectivos poblacionales locales, regionales o de clase aumenten su grado de diversificación y sean cada vez mas inestables, imprevisibles y, con frecuencia, opuestas entre sí. Ello propicia un intenso y contradictorio nivel de implicación reflexiva de la población en los procesos sociales, lo que, a su vez, contribuye a disminuir considerablemente la capacidad de regulación socioeconómica y el margen de maniobra de los estados. Éstos, al haber llegado sus políticas de bienestar a una situación mas o menos agónica, se aprestan hoy 'a deslastrar viejos compromisos' (Bouzada: 1995, 83). Cada vez son mas difíciles de materializar o entran en crisis los grandes proyectos de naturaleza macrosocial, en los que solían sustentarse las políticas estatales y las teorías o propuestas de reforma agraria o de desarrollo, planteadas como crecimiento y modernización. De hecho, las tendencias globalizadoras, observadas en el transcurso de losúltimos veinte años, aconsejan proceder a un replanteamiento de los modelos sociológicos elaborados tomando, mas o menos conscientemente, como marco analítico el estado-nación, a la vez que acoger espacios sociales y actores tanto por encima como por debajo de tal marco (Pardo Avellaneda: 1992). Se explican así, tanto los estudios e interés por la creciente globalización social como la, cada vez mayor, preocupación social o intelectual por el retorno a lo microsocial o a la sociedad local rural y/o urbana.
C) La crisis del Estado de Bienestar y las cada vez mayores dificultades para encontrar empleo. Tales problemas evidencian un gradual desmoronamiento de los sistemas de protección social institucionalizada y de las condiciones socioeconómicas que han venido constituyendo la base material sobre la que se ha hecho posible una realización individual como sujetos mas o menos autónoma. Las consecuencias negativas que para muchos suelen derivarse de esta situación se hacen sentir con mayor fuerza en el contexto de relativo aislamiento y desvinculación grupal en el que transcurre la vida cotidiana en las grandes urbes. Así, la gran ciudad, cuya imagen dominante durante el auge de la modernización y del éxodo rural era la de un espacio idóneo para la libertad y la realización personal, se torna ahora para muchos un ambito de soledad, de desamparo y de desarraigo. De ahí, esa
tendencia, cada vez mas extendida, a dirigir la mirada nostalgica hacia la pequeña o mediana sociedad local de índole rural o urbana, o hacia la germinación y el fortalecimiento de diversos movimientossociales y otras formas microsolidarias de relación colectiva de caracter primario o grupal.
D) La necesidad de articular respuestas locales a los fenómenos de inseguridad experimentados por la sociedad como consecuencia de los crecientes niveles de desocupación, sentimientos de precariedad socio-vital e incertidumbres con respecto al porvenir a corto y medio plazo. El considerable nivel de desarrollo económico-productivo alcanzado nos pone a salvo de las tradicionales incertidumbres del entorno, pero nos hace dependientes de otras nuevas (Lamo de Espinosa: 1996, 137). Variables como el clima, las fluctuaciones de las cosechas, las sequías, las enfermedades o las epidemias locales o regionales, que han condicionado enormemente la vida cotidiana de la gente durante milenios, pierden ahora importancia frente a otras variables que son el resultado de unas formas de acción y de relación social cuyos efectos y ambito de influencia cada vez estan mas mundializados. Esto acontece en un contexto en el que tiende a prevalecer el estricto uso de la ciencia para el logro de ganancias materiales y una descontrolada explotación de la naturaleza que esta causando la desintegración de las bases productivas y socio-institucionales sobre las que se sustenta el orden social y se reproduce la identidad humana. Las negativas consecuencias que puedan derivarse del presente modelo de explotación de los recursos no han sido tomadas completamente en consideración. Ello explica, en gran medida, que persista en vigor dicho modelo a pesar de los preocupantes peligros que para la supervivencia delmedioambiente natural y de la especie humana se derivan de él. La noción de sociedad del riesgo, acuñada con notable éxito por Ulrich Beck (1992), resulta muy adecuada para conceptualizar esta imprevisible situación que ha sido tipificada por Giddens (1996, 13 y 85) como de incertidumbre fabricada, ya que, en gran medida, es el resultado de la propia acción socio-productiva humana. Frente a esto, las presentes opciones por el desarrollo de las comunidades locales pueden ser interpretadas como tentativas dirigidas a encontrar alternativas concretas mas facilmente viables de empleo, de ubicación socioeconómica, así como a propiciar la generación de espacios socio-vitales mas idóneos para el desarrollo de la identidad individual y colectiva.
E) La vida diaria de la gente transcurre, habitualmente, dentro de un ambito socio-espacial o campo específico. Éste constituye el escenario en el que se desarrolla el proceso de socialización conformador de las estructuras mentales, actitudes o comportamientos de los sujetos(6); en definitiva, del habitus que los ubica e identifica socialmente ante ellos y los demas (Bourdieu: 1989). En las sociedades tradicionales solía existir una clara correspondencia entre el campo espacial, en el que se desenvolvía la vida de la población, y el marco simbólico-cultural que determinaba su habitus de comportamiento, ya que el segundo solía desarrollarse dentro del ambito territorial, relativamente local y cerrado, del primero; de ahí, el usual localismo manifestado por dicho habitus. Sin embargo, en la actualidad, esto no suele ser así. Aunque las personassiguen viviendo en ambitos localizables espacial o socialmente (incluso, los que viajan mucho tienen un círculo de relaciones mas o menos restringido e identificable), la génesis de su habitus esta cada vez mas condicionada por la cultura global en la que se hallan inmersos. Se experimenta, de este modo, una creciente desterritorialización de los referentes simbólico-culturales de la vida y la identidad colectiva e individual, lo que, a su vez, origina sentimientos o realidades de anomia, de aparente conexión con lo lejano y de desarraigo o desapego con respecto a lo mas próximo. En este contexto, las presentes tentativas de reafirmación de la comunidad local rural pueden ser explicadas como intentos de reacción frente a lo global buscando espacios físicos abarcables de cara a regularlos socialmente, y a asentar en ellos raíces y vínculos sociales en los que sustentar la identidad individual y colectiva y la acción socioeconómica. Frente a la desterritorialización y al universalismo propiciado por la globalización, se gesta un creciente particularismo social, fuertemente territorializado. Éste se pone, también, de manifiesto a través de fenómenos sociales como las tribus juveniles urbanas, los movimientos nacionalistas, los localismos o los regionalismos políticos o culturales.
 
3.1) Tentativas de reterritorialización
Las actuales tendencias hacia la reafirmación de las comunidades locales (rurales y/o urbanas) y hacia su consideración como unidades de desarrollo pueden ser interpretadas como tentativas de reterritorialización de las mismas. Desde esta perspectiva, labúsqueda del desarrollo sostenible se manifiesta como una estrategia tendente a evitar el deterioro medioambiental y la desarticulación socioeconómica de dichas comunidades a que solía dar lugar la puesta en practica de las concepciones productivistas del desarrollo. Frente a esto, el desarrollo sostenible estaría encaminado al mantenimiento de la comunidad local, a garantizar su supervivencia y permanencia en un territorio, cuyo entorno medioambiental se trata, en consecuencia, de conservar.
En lo que se refiere al medio agrario, las opciones por el desarrollo sostenible implican que, de una política productivista basicamente centrada en lo sectorial (en especial, en el fomento de la producción del sector agrícola), se esta pasando a otra mas compleja que asocia la agricultura con el desarrollo rural y la protección del medio ambiente. Esto, que es percibido como un obstaculo para sus planes de intensificación productiva por ciertos agricultores, suele llevar a otros a tratar de sacar ventaja de la situación optando por el cultivo de productos calificados o etiquetables como naturales (Mormont: 1990).
En cualquier caso, independientemente de cual sea la reacción ante ellos o sus efectos concretos, el hecho es que los actuales planes de desarrollo tratan de adecuarse a las presentes circunstancias adoptando una visión integrada de lo rural y de lo urbano, en la que, desde una perspectiva mas globalizante, se procuran incorporar también otras prioridades de orden ecológico o relativas a la articulación social de la comunidad local. A este respecto, uno de los objetivosmanifiestos de dichos planes es potenciar o crear redes relacionales en tal comunidad (Pérez Yruela y Giménez: 1994(b), 225), lo que, en tanto que contribuye al fortalecimiento de su tejido asociativo, puede repercutir también en su reterritorialización, ya que aumenta la capacidad y el grado de autonomía y de protagonismo de sus habitantes para gestionar los recursos socioeconómicos y culturales del territorio al que se sienten vinculados porque sobre él se constituyen sus formas de producción y reproducción social, su vida cotidiana, cultura e identidad colectiva.
No obstante, al ser identificado o asociado con estos anhelos colectivos, el desarrollo sostenible local puede funcionar también como un nuevo mito, de manera analoga a como el mito de la idea de progreso legitimó la concepción productivista del desarrollo. Con referencia al mundo rural, esta mitificación suele traducirse en una tendencia a su idealización y a ignorar sus asimetrías y dominaciones, lo que, a su vez, puede servir para legitimar u ocultar los problemas socioeconómicos derivados de las exigencias de reestructuración funcional que le vienen impuestas como consecuencia de los presentes procesos de globalización en que se halla inmerso. En esta situación, a menudo, el desarrollo de las comunidades rurales se manifiesta en nuestras sociedades como una respuesta a exigencias y demandas urbanas. Se explican, así, fenómenos como el presente auge del turismo rural en contraste con el tradicional turismo de masas, las políticas de conservación medioambiental que tratan de convertir al agricultor enguardian verde, o la nostalgia del mundo rural de ciertos novelistas y cineastas. Estos y otros fenómenos muestran una parte de esa construcción esencialista y prístina 'que bien puede denominarse el idilio rural. Pero existen otras construcciones mas cotidianas: lo rural como espacio laboral irregular, estacional y marginal, lo rural como lugar de trabajo de los inmigrantes, lo rural como espacio masculinizado y envejecido y hasta lo rural como devastador de recursos hídricos ' (Camarero: 1997(b).
 
NOTAS
-(1) Me baso al hacer estas observaciones en la tesis de Bentrand Hervieu. Según éste, en el mundo rural se han experimentando cinco grandes rupturas que son: la ruptura demografica, la ruptura del modelo familiar de explotación, la ruptura entre agricultura y territorio, la ruptura entre agricultura y alimentación y la ruptura entre agricultura y medio ambiente (Hervieu: 1993).
-(2) Por referir sólo un ejemplo a este respecto, Eric R. Wolf (1979) pone de manifiesto el caracter marcadamente comunitario de ciertas comunidades indígenas en la zona de Morelos (México), durante la etapa anterior a la Revolución de 1910-17.
-(3)Un ejemplo de esto es la concepción de la política de desarrollo local de Vazquez Barquero, según el cual la actuación del Estado en este sentido ha de concretarse en disposiciones como las siguientes: a) medidas impulsoras de la competencia con una ley antimonopolista y una política fiscal estricta que contrapese el poder de las uniones de empresas; b) medidas de ampliación de la financiación a través de una legislación flexible; c) medidas de mejora dela gestión empresarial a través de la simplificación y coordinación de las disposiciones administrativas, legales y reglamentarias, así como la continuación en la reducción del peso de Seguridad Social de las empresas; d) medidas de mejora tecnológica; e) medidas de asistencia y asesoramiento; f) medidas de fomento del cooperativismo; g) medidas que favorezcan la accesibilidad y la localización, a través de un sistema de comunicaciones adecuado y facilidades a los polígonos industriales (Vazquez Barquero: 1984, 133 y ss.).
4) Un caso paradigmatico a este respecto es el del desarrollo de las agrociudades. Francisco López-Casero, compilador de un libro colectivo que recoge una serie de interesantes y sugerentes trabajos acerca de las estructuras sociales y procesos de desarrollo de la agrociudad mediterranea, conceptúa a ésta como un ente local de tipo medio en el que el mundo rural y el urbano 'se enfrentan y amalgaman, confunden y clarifican, terminando por constituir algo específico e irreductible a categorías previamente establecidas' (1989, 3).
5) Para el lector interesado en ahondar en esta cuestión, se precisa que en el artículo a que hace referencia esta cita, se considera el cambio de orientación en los estudios sobre desarrollo rural en Europa, a la vez que se formula un concepto empírico y relacional del desarrollo endógeno, desde la perspectiva del control local, y se analiza la importancia de la metodología del analisis de redes como medio para estudiar el concepto empírico de desarrollo rural endógeno.
6) Una buena síntesis acerca de lo que se entiendepor socialización y su relación con el control social es la realizada por Iglesias de Ussel (1988).
 
BIBLIOGRAFÍA
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