Rodrigo Karmy Bolton
¿Qué es “Pinochet”? (Violencia, derecho y
vida)
Resumen | Índice | Plano | Texto | Bibliografía | Notas |
Cita | Autor
Resúmenes
English Español
La pregunta “¿Qué es Pinochet?” pretende interrogar
la historia política reciente de Chile. Mas
no tanto en su dimensión historiografica, sino desde una lectura
filosófico-política. Hipótesis central del ensayo
es que Pinochet es la relación política originaria de la
República de Chile y, por ello, su “verdad” mas
esencial. Asimismo, el texto surge como una doble interpelación: por un
lado a las declaraciones de F. Javier Cuadra dadas a la salida del funeral del
dictador en la Escuela Militar y, por otro, a la Concertación de
partidos por la democracia que, precisamente, a la luz de su rechazo a rendirle
funerales de Estado, parecen profundizarlo en su seno. Parece
que nadie esta fuera de Pinochet (sea afirmandolo o
negandolo). Esta doble interpelación obedece, en
último término, a la doble naturaleza del poder moderno
que da luz y opera en la República de Chile.
Inicio de pagina
Entradas del índice
Mots clés :Pinochet
Keywords :biopolitic, Sovereignity, violence.
Geografico :Chile
Palabras claves :biopolítica, Soberanía, violencia.
Inicio de pagina
Plano
1.- Introducción
2.- El “fantasme”
3.- Kafkiano
Escolio
4.- Tradición democratica
Escolio.
Violencia y orden jurídico
Inicio de pagina
Texto integral
PDFSeñalar este documento
“Venid a ver la sangre por las calles, venid a ver la sangre por las
calles, venid a ver la sangre porlas calles!
Pablo Neruda, “España en el Corazón”.
Introducción
1 A Mauro y Yuzo que, en medio de una quebrada, me dieron la buena nueva y a
Simone que siempre me su ()
1De Pinochet se ha dicho mucho y, sin embargo, es posible que aún no se
haya advertido lo esencial1. En principio, es preciso
señalar que no habra que pensar “sobre” Pinochet,
sino mas bien, “desde” aquello que nos deja. Y bien, ¿que es lo que Pinochet nos deja, sino el mas
extremo abismo de una República? ¿Y si
Pinochet no fuera una “anomalía” a la supuesta “larga
tradición democratica” sino mas bien su verdad mas
esencial?
2El presente escrito surge a propósito de una declaración
efectuada momentos después del
funeral del dictador, por el actual
“profesor de derecho” y ex-ministro del interior de la dictadura, Sr. Francisco
Javier Cuadra. En efecto, Cuadra –apresurado por las constantes y
desordenadas preguntas de los periodistas en torno a la mentada
“obra” del fallecido militar- respondió, según
él, como “profesor de derecho”: “() la dictadura es
una institución romana y, como tal, la considero a veces
necesaria.” Lo decisivo de esta declaración es que Cuadra, en una
operación del todo mítica, anexa, sin mas, la violencia
con el derecho, otorgandole a la primera el estatuto jurídico
decisivo que permite, pues, “justificarla” a la luz de una
“necesidad”.
3Es precisamente ésta operación la que en 1922, y en
explícita oposición a H. Kelsen, efectuó el jurista
aleman C. Schmitt, epígono de la tradición reaccionaria
del Derecho, en su libro “Teología
Política”.Después de definir que “soberano es quien
decide sobre el estado de excepción” Schmitt señala
2 Schmitt, Carl, Teología Política, Buenos Aires, Ed Struhart y
Cía., 2005, pag 25.
“El decide si el caso propuesto es o no de necesidad y
qué conviene hacer para dominar la situación ()”2.
3 Schmitt, Carl, La Dictadura,
Madrid, Ed Alianza, 1999,
pag 193.
4Se advierte, entonces, el caracter del poder soberano: actúa en
virtud de la “necesidad” pero, él mismo “decide”
a su respecto, pues, la “necesidad” –es decir, lo que no
puede ser de otro modo- no es sino la figura ontológica de la
soberanía. Por ello, una dictadura adopta un
caracter “necesario” sólo en virtud del
propio soberano que la declara como
tal. “Necesidad”, en el tono del “profesor de derecho”
supone, ante todo, legitimidad y, como tal, exhibe a una violencia
inmediatamente anudada al derecho, es decir, una violencia que es, a su vez,
fundamento jurídico y que Schmitt ya designaba como “poder
constituyente”: “Mientras esté reconocido el pouvoir
constituant, siempre existe un mínimo de constitución”
3–dice Schmitt, distinguiendo, a esta luz, la “dictadura comisarial”
de la “dictadura soberana”. La dictadura “comisarial”
se diferencia de la dictadura “soberana” en que la primera, siendo
parte de la institucionalidad romana, ha de actuar en caso de emergencia y
luego entregar el poder a los civiles; la segunda, en cambio, ha de fundar un
nuevo orden jurídico. Para Schmitt –fuente del gesto de Cuadra-, no obstante sus
diferencias histórico-jurídicas, ambas instituyen una
solución decontinuidad de la violencia con el derecho: la primera en
tanto adopta la forma de una suspensión temporal del
derecho, la segunda, en tanto funda un nuevo derecho pues, como tal, el poder constituyente contiene, un
“mínimo de constitución”.
4 Jaime Guzman Errazuriz fue uno de los principales asesores
jurídico-políticos de la dictadura milit ()
5A esta luz, ha sido Renato Cristi quien ha mostrado la estrecha
vinculación ideológica entre la derecha neoliberal chilena
–aquella que, liderada por Jaime Guzman4, redacta la
Constitución de 1980- y el pensamiento de Schmitt. Al respecto
señala
5 Cristi, Renato, El pensamiento de Jaime Guzman, Santiago de Chile, Ed.
LOM, 2000, pag 89.
“El estudio del pensamiento constitucional de Schmitt y de su impacto en
España () demuestra que el uso de la noción de Poder
Constituyente adquiere su verdadero sentido cuando se intenta destruir una
Constitución y establecer una nueva, y no cuando lo que se busca es
suprimirla o reformarla. La destrucción de una Constitución y la
génesis de una nueva, supone la instauración de una dictadura
soberana. Tal dictadura y no una meramente comisaria, puede asumir el Poder
Constituyente originario y sobrepasar así el orden constitucional
establecido (). Ese momento coincide con la
irrupción del
concepto de Poder Constituyente en el discurso de los juristas que colaboran en
la tarea Constituyente emprendida por el gobierno militar en 1973. Pero
sólo en 1975, cuando Jaime Guzman admite que la
Constitución de 1925 ha definitivamente muerto, se reconoce ese hechoabierta y públicamente.”5
6Como señala Cristi, los juristas de la dictadura militar, y
Guzman en particular, tienen absolutamente presente la nomenclatura
schmittiana del Poder Constituyente (o soberano), a la hora de comenzar la
redacción de la nueva Constitución de 1980. Es precisamente,
dicha nomenclatura, la que permite, pues, dar a la violencia de la dictadura un
caracter estrictamente jurídico y entonces,
“justificar” dicha violencia en razón de los fines que ella
cumple (“extirpar el cancer marxista” –palabras del
general Leigh al asumir la Junta en 1973- y fundar un nuevo orden
jurídico –Jaime Guzman como el ideólogo de la
Constitución de 1980- ).
6 Benjamin, Walter, Para una crítica de la violencia, Buenos Aires, Ed. SUR,
1967.
7Por ello, identificar la dictadura chilena en la tradición de la
dictadura romana no sólo es un error que ningún profesor de
derecho podría cometer, sino ademas, el testimonio de la
operación ideológica par excellence: dar a la violencia un
estatuto jurídico y, con ello, volverla legítima, es decir,
convertirla en “poder soberano” (el fin “santifica” los
medios –como criticaba el joven Marx). Aquí es relevante, pues, el
que, precisamente a la luz del caracter soberano y no comisario de la
dictadura de Pinochet, el ethos político tradicional, queda absorto e
inmóvil ante una nueva modalidad de dictadura que allí se fragua,
cuestión que parece quedar en evidencia cuando mas alla de
los oportunismos respectivos, aquellos ciudadanos que habían apoyado el
golpe en primera instancia, se retractaron en virtudde la crudeza de los
propios sucesos. Por ello, es posible sostener que la clase política
tradicional tenía una visión de la dictadura fundamentalmente
“comisarial”, esto es, una dictadura que, en lo medular, no
tenía un caracter fundacional: ni los presidentes Gabriel
Gonzalez Videla ni Carlos Ibañez del Campo, por ejemplo,
rompen con la Constitución de 1925, no obstante ésta es
suspendida en varias ocasiones. Pero si F.J.Cuadra representa
a las facciones estrictamente políticas, Pinochet lo hace de las
facciones militares. Si los primeros son la legitimación del
derecho, los segundos la crudeza misma de la violencia, en suma, el
círculo que Benjamin, contestando a la soberanía schmitteana,
denominaba “violencia mítica”6.
7 Thayer, Willy, El fragmento repetido. Escritos en
Estado de excepción, Santiago de Chile, Ed. Metal ()
8 Foucault, Michel, Seguridad, territorio, población, México
D.F., Ed. Fondo de Cultura Económica, 20 ()
9 Foucault, Michel, Historia de la sexualidad Tomo I, México D.F., Ed.
Siglo XXI, 1984.
10 Esposito, Roberto, Bios. Biopolítica
e Filosofía, Torino, Giulio Einaudi
Editore, 2004.
8Sin embargo, y mas alla de las católicas pretensiones
schmitteanas y, tal como señala W. Thayer, la dictadura de Pinochet
–en cuanto dictadura soberana- constituye, ante todo, el “big
bang” de la globalización7: la catastrofe soberana desemboca,
pues, en la catastrofe neoliberal. Al respecto, la tardía
distinción foucaultiana entre el “paradigma soberano” (o
jurídico) y el “biopolítico”8 podría
aquí, mostrar toda su pertinencia: sila dictadura soberana de Pinochet
obedece, pues, al “paradigma soberano” (aquél que,
según Foucault, “hace morir y deja vivir” ,
los gobiernos de la Concertación de partidos por la democracia operan,
pues, como el “paradigma biopolítico” (“hace vivir y
niega la muerte”). Pero ambos, como ha visto R. Esposito10, no son
sino dos extremos de un mismo pliegue que, de modo aporético,
determinaría, pues, a la política moderna. Sólo por ello,
los gobiernos democraticos no sólo no son una mera
“administración del modelo” dejado por la dictadura sino,
mas profundamente, su perfeccionamiento y transformación en
cuanto al lugar de la vida en relación con el poder: la política
se ha vuelto “gubernamentalidad”, esto es, administración
que potencia, promueve y parece extender el ambito de la vida
(publicidad y campañas millonarias en “hacer vivir” se
multiplican todos los días y desde todos los sectores: “estamos
por la vida” puede ser hoy, el móvil tanto del Opus Dei como de la
izquierda).
El “fantasme”
9Armando Uribe Arce, otro destacado profesor de derecho y, como
él mismo se ha nombrado, eminente “pinochetólogo”, ha
escrito un texto tan profundo como
poco citado: “El fantasma de la sin razón y el secreto de la
poesía”. Desde una perspectiva psicoanalítica, Uribe
intenta desentrañar el secreto de Pinochet, para terminar señalando
a modo de verso:
11 Uribe, Armando, El fantasma de la sin razón y el secreto de la
poesía, Santiago de Chile, Ed. Cuart ()
“Pinochet no es quien / Pinochet es un qué. / Pero
¿qué es? / Una emanación del gransecreto
inconsciente. / De lo anterior retiro hoy y elimino el término
“arquetipo”. Lo sustituyo por “Fantasme” () el
contenido de tal “fantasme” sería
en francés el siguiente: “La violence qui se veut
légitime”. Uso la expresión en
francés porque resulta mas precisa que en castellano: la
violencia que quiere ser legítima. La violencia que busca o trata de
legitimarse. La violencia que se considera a sí misma
legítima.”11
12 En este sentido, “Tótem y Tabú” de Freud no hay
que considerarlo un “mal” texto de antropología sin (
13 Agamben, Giorgio, Homo sacer. El poder soberano y la nuda
vida, Valencia,
Ed. Pre-textos, 2003.
10 Para Uribe, Pinochet ya no es un
“quién” sino un “qué”, un
“fantasme” cuyo contenido reclama: “la violencia que quiere
ser legítima”, exactamente la misma fórmula schmitteana
antedicha. Pinochet aparece aquí, pues, como el padre de la
horda primordial propuesto por Freud alla por 1911 en su
“Tótem y Tabú”12. Y así como la
“verdad” del paciente se asoma en la figura atroz de su
“fantasme”, la “verdad” de la “larga tradición
democratica” emerge en la violencia de Pinochet. Pero acaso, la
cuestión decisiva de este breve texto sea la conjunción, el
“y” que anuda “El fantasma de la sin razón” con
el “secreto de la poesía”, pues, como muestra Uribe,
relación imposible: Pinochet detesta la poesía y, precisamente
por eso, es “la violencia que quiere ser legítima” (otra
relación imposible: el derecho con su propia suspensión o, como
señalaba antes desde la nomenclatura foucaultiana, el “paradigma
soberano” con el “paradigmabiopolítico” constituyendo,
de modo aporético, una sola maquina). Por ello, Pinochet no es un “quien” (ninguna psicología o
sociología, advierte la magnitud de lo que aquí se juega), sino
un “qué” y bien, “¿qué es?”
Pinochet es la relación política fundamental, lo que G. Agamben
ha denominado “bando”: el estado de excepción como relación
política originaria13 o, en otras palabras, la “doble
vincular” naturaleza del
poder moderno. Allí, entonces, Pinochet como lo originario a
la República chilena, su mas íntima verdad, su
último y monstruoso secreto.
Kafkiano
14 Agamben, Giorgio, El lenguaje y la muerte. Un seminario sobre el lugar de la
negatividad, Valencia (
11En su “Ante la ley” Kafka advierte el caracter de esta
verdad, al describir a un campesino situado en el umbral de la ley: “La
puerta que da a la ley esta abierta”, como de costumbre ()”
–señala Kafka. Sin embargo, el que la puerta de la ley esté
abierta “como de costumbre” indica cómo el campesino se
halla “dentro” de la ley aún sin haber entrado
“formalmente” en ella. Porque, es la excepción la que funda
la ley o, a la inversa, la ley encuentra su “fundamento negativo”14
en la misma violencia soberana que la instituye. Por esta razón y a
propósito de la noción de “fantasme” de Uribe, todo el
“espectro” político esta originariamente
“amarrado”, “por” y “a” Pinochet: la
derecha, comprometida con Pinochet hasta el último peso, la
Concertación hasta la última ley y la izquierda –lo que
queda de ella- hasta el último desaparecido.
15 Frente a esta interpretación espreciso ser
mas cautos. En efecto, el problema de si el uno da paso (
12Chile ha vivido todos estos años “El proceso” y, los
chilenos han visto en el ominoso destino de sus vidas, la desventura del “(o)
caso” Pinochet. Dicha “desventura” se testimonia brutal y
crudamente en lo que los propios tribunales de justicia han legado: Pinochet no
recibió condena jurídica alguna, la ley quedó abierta lo
que indica que, históricamente, Pinochet no fue sino la
introducción –frenética, sintética, forzada, acaso
como toda introducción- a la barbarie globalizada, es decir, a los
vencedores de 1989. Y estos vencedores le deben su poder (pero una deuda
incalculable y, por ello, un pago permanente, en tanto
que incalculable): el “paradigma soberano” da paso, entonces, al
“paradigma biopolítico”15.
Escolio
16 No es posible “inscribirse” o “integrarse” a la
globalización, precisamente, porque ésta no es sino (
13 Chile
se ha vuelto detenido y desaparecido, precisamente, en el momento en que hace alarde
de su “integración” global16. El “fin de la
Historia” kojeviano parece jugarse, precisamente, en este punto: la
suspensión de la ley, hace que surja el snobismo, esto es, una sociedad
que hace “como si”: “como si” fuera democracia,
“como si” fuera desarrollado, “como si” hubiese
ciudadanos, “como si”, aún, hubiese o pudiese haber
política. La “detención” de la historia de Chile en
1973 significa, ni mas ni menos, el que la vida y la muerte, lo privado
y lo público, el terror y el jolgorio y, en último
término, el pasado y el presente parecen coincidir en unasola
catastrofe. Ahí, pues, que la socialdemocracia se haya elevado,
durante estos últimos 17 años, a ideología triunfante,
precisamente, porque logra dar inteligibilidad política a la nueva
simetrización de los otrora opuestos (por ejemplo, en la superficialidad
de la sociología de Giddens, el principio liberal del individuo parece
poder reconciliarse con el principio socialista del Estado). Y otra vez, como en tiempos de Benjamin, lo
que para la socialdemocracia es motivo de celebración, para los
“oprimidos” es, pues, motivo de resistencia. Y ahí, entonces, que
tanto la socialdemocracia europea como
el neoconservadurismo norteamericano no sean sino dos caras de lo mismo: el
mismo ethos triunfante del
“fin de la Historia”, dos caras de la misma
“escatología” en el nuevo milenio. La
“detención” de Chile parece haber
colmado de pasado al presente: todo parece tener que “recuperarse”,
“restaurarse”, “reconciliarse”. Pero el
“pasado” que colma al presente, no es, precisamente, lo
“nunca sido”, sino lo que simplemente “ya fue”: un pasado historiograficamente datable, mas no
históricamente redimible. Ya en su tesis VI W. Benjamin insistía
en que:
17 Benjamin, Walter, Tesis sobre filosofía de la Historia, Santiago de
Chile, Ed. LOM/Arcis, pag 51. (
“Articular el pasado no significa conocerlo “como verdaderamente ha sido”. Significa
apoderarse de un recuerdo tal como éste relampaguea en un instante
de peligro.”17
18 Véase cómo, en los últimos años, han proliferado los ensayos sobre historia de Chile.
14La “detención” de Chile
intentaconocer su pasado “como verdaderamente ha
sido”18 pero, precisamente por ello, lo ignora, y en vez de inaugurar un
nuevo tiempo histórico, repite un pasado factica y compulsivamente.
Por ello, la “detención” de Chile es, a su vez, su
“desaparición”: el ingreso decisivo e irreversible al
Capital global.
Tradición democratica
19 Es decir, en cuanto a la matriz política de Chile.
15La penosa y empalagosa pregunta de ¿cómo fue
posible que la “larga tradición democratica” de Chile
desembocara en una brutal dictadura? tiene una primera respuesta en las
declaraciones de Cuadra y una segunda en la caricatura de una moraleja:
“éramos muy jóvenes, no sabíamos lo que
hacíamos ()” y hoy, como fervientes católicos se dan la
mano, en cuanto a lo esencial19, y terminan, al mismo tiempo, como
“fracasados” y “héroes”: como aquellos que
siendo muy “jóvenes” fracasaron en la experiencia socialista
y, al mismo tiempo, como aquellos que, acaso siendo muy “viejos”,
triunfaron en la experiencia neoliberal (a lo cual llamaron la
“recuperación de la democracia”). Nótese el giro:
“héroes” porque “fracasados”.
Escolio.
20 Manuel Baquedano fue uno de los héroes militares chilenos de la
Guerra del Pacífico, que enfrentó a (
16 La llamada “Plaza Italia constituye, ante todo, un campo de lucha. Campo que se expresa en la perpetua batalla estética que
despliegan sus monumentos. Es decisivo que il
popolo siga denominando al centro de la Ciudad “Plaza Italia”
cuando, oficialmente fue nombrada “Plaza Baquedano”. El
desplazamiento que il popolo hace respecto delnombre
es, ante todo, un acto político que impide, pues, legitimar la violencia
soberana como
centro de la polis. Es decir, todo lo contrario de la
oficialidad y su clase política. A su vez, el monumento del
general Manuel Baquedano20 no pasa desapercibido. Inclusive los autos que
día tras día desgarran las calles de las
“Alamedas”, han de desviar su ruta, precisamente, al llegar a dicho
monumento. Pero si acaso el sector de Plaza Italia es escenario de una lucha
simbólica sin cuartel, habra que señalar un nuevo monumento instalado en los últimos
años, a saber, el edificio de la Compañía de
Teléfonos perteneciente a la trasnacional española
“Telefónica”. Este último se sitúa sobre el
general Baquedano y éste a su vez, sobre los civiles que circulan por
las calles o, al menos, en un lugar central para el
cual el monumento del Presidente Balmaceda
–y la clase media progresista que representa- apostado a un extremo del parque, no tiene
dicho privilegio. Así, en la llamada Plaza Italia aparece, pues, la
configuración misma del
poder soberano como columna vertebral del Estado
de Chile.
En lo alto, los grandes empresarios, luego los militares y, al último, los
civiles que, casi tranquilamente, hace el permanente ejercicio de transformar,
desde dentro, los nombres que los vencedores proponen: “Plaza
Baquedano” por “Plaza Italia”, Avenida Libertador Bernardo
O´Higgins, por “Alameda” o, por último, calle
“11 de Septiembre” por “Nueva Providencia”, son solo el
índice de la ferocidad con que se fragua dicha batalla. Porque, en
definitiva, il popolo no essino, el fecundo terreno de
la traducción.
5.- Violencia y orden jurídico
21 Como por ejemplo, el reciente libro “La República en
Chile” del propio R. Cristi y P. Ruiz-Tagle Cr ()
17Posiblemente ha habido dos posiciones históricas respecto de la
violencia en el orden jurídico (las dos simétricas y especulares,
una respecto de la otra). La primera, que podríamos llamar
“decisionista”, expresada en Schmitt para la cual la violencia ha
de establecer una solución de continuidad con el derecho. La segunda
posición sería la “constitucionalista” que se
expresaría en Kelsen y que en Chile tendría antecedentes
no menores21. Si la primera posición anuda violencia
al derecho, la segunda quiere prescindir de toda sombra de violencia. ¿Cómo, entonces, interrumpir dicha dicotomía,
entre aquella violencia sin ley (fundadora-de-ley) y aquella ley sin violencia?
Se trataría, entonces, de “aferrar” la “imagen que
pasa fugazmente”, en una operación –de un tipo especial de
violencia, sin dudas, si se concede que la violencia es, pues, la
“cosa” misma de la política- que desmonte, porque deje
temblando e inservible, la dicotomía antedicha.
18Es posible que Il popolo fragua su historia en este
problema. Por ello, no hay tradición instituida que soporte su exceso, como
no hubo “alamedas” que contuvieran su despliegue. Es precisamente
en este punto en que, la aguda observación de
Uribe de que Pinochet detesta la poesía y la profusa sugerencia de P.
Marchant respecto de Gabriela Mistral, sea la poesía –lo
“pro-ductivo”, esto es, un nuevo estatuto del “hacerhumano”- lo que
permita desmontar el aporético dispositivo de la violencia, el derecho y
la vida. Allí, pues, en la delgada filigrana de la poesía se
asoma un “resto”, irreductible, mas alla de la
dialéctica del todo y la parte que toda lógica estatal implica.
Esto es, quiza, lo que podría llamarse el pueblo: un resto que nunca coincide consigo mismo y que, por ello,
en su insistencia, siempre esta al acecho.
19Enero 2007.
Inicio de pagina
Bibliografía
Agamben, Giorgio. Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, Ed. Pre-textos, Valencia.
2003
Agamben, Girogio, El lenguaje y la muerte Ed. Pre-textos, Valencia.
2001
Benjamin, Walter, Para una crítica de la violencia Ed. SUR, Buenos Aires. 1967
Benjamin, Walter, La tarea del
traductor Ed. SUR, Buenos Aires.
1967
Benjamin, Walter (SA) Tesis sobre filosofía de la Historia Ed. LOM/Arcis,
Santiago de Chile.
Cristi, Renato. El pensamiento de Jaime Guzman Ed.
LOM, Santiago de Chile. 2000
Cristi, Renato, Ruiz-Tagle, P. La República de Chile Ed LOM, Santiago de
Chile. 2006
Esposito, Roberto. Bios. Biopolítica
e Filosofía Giulio Einaudi Editore, Torino.
2004
Foucault, Michel. Seguridad, territorio, población Ed.
Fondo de Cultura Económica, México D.F. 2006.
Foucault, Michel. Historia de la sexualidad. Tomo I,
Ed. Siglo XXI, México D.F. 1984.
Marchant, Pablo. Sobre arboles y madres Ed. Gato Murr,
Santiago de Chile. 1984
Neruda, Pablo. Obras Escogidas Tomo I Ed. Andrés
Bello, Santiago de Chile. 1972
Schmitt, Carl. Teología Política, Ed Struhart y Cía. BuenosAires. 2005
Schmitt, Carl. La Dictadura, Ed Alianza, Madrid.
1999
Thayer, Willy. El fragmento repetido. Escritos en Estado de excepción Ed. Metales pesados,
Santiago de Chile. 2006
Uribe, Armando. El fantasma de la sin razón y el
secreto de la poesía, Ed. Cuarto Propio, Santiago de Chile. 2004
Inicio de pagina
Notas
1 A Mauro y Yuzo que, en medio de una quebrada, me dieron la buena nueva y a
Simone que siempre me susurra lo esencial. Agradezco a Manuel
Garate por su interés en publicar el presente texto y sus
profusas e interesantes preguntas. Un texto
que, ante todo, es la insistencia de un goce que acontece, pues, como lo monstruoso.
2 Schmitt, Carl, Teología Política, Buenos Aires, Ed Struhart
y Cía., 2005, pag 25.
3 Schmitt, Carl, La Dictadura,
Madrid, Ed Alianza, 1999,
pag 193.
4 Jaime Guzman Errazuriz fue uno de los principales
asesores jurídico-políticos de la dictadura militar y gestor de
la Constitución de 1980. Fue asesinado por un
comando del FPMR en abril de 1991 cuando
ejercía como
senador por la circunscripción de Santiago Poniente.
5 Cristi, Renato, El pensamiento de Jaime Guzman,
Santiago de Chile, Ed. LOM, 2000, pag 89.
6 Benjamin, Walter, Para una crítica de la violencia, Buenos Aires, Ed. SUR,
1967.
7 Thayer, Willy, El fragmento repetido. Escritos en Estado de excepción, Santiago de Chile, Ed.
Metales pesados, 2006.
8 Foucault, Michel, Seguridad, territorio, población,
México D.F., Ed. Fondo de Cultura Económica, 2006.
9 Foucault, Michel, Historia de la sexualidad Tomo I, México D.F., Ed.
Siglo XXI .
10 Esposito, Roberto, Bios. Biopolítica
e Filosofía, Torino, Giulio Einaudi
Editore, 2004.
11 Uribe, Armando, El fantasma de la sin razón y el secreto de la
poesía, Santiago de Chile, Ed. Cuarto Propio, 2004, pags 48-49.
12 En este sentido, “Tótem y Tabú” de Freud no hay
que considerarlo un “mal” texto de antropología sino, como
ha visto R. Esposito, un texto en el cual Freud da cuenta del lugar
“impolítico” de toda política, su borde insuperable,
su origen irrepresentable.
13 Agamben, Giorgio, Homo sacer. El poder soberano y la nuda
vida, Valencia,
Ed. Pre-textos, 2003.
14 Agamben, Giorgio, El lenguaje y la muerte. Un
seminario sobre el lugar de la negatividad, Valencia, Ed. Pre-textos, 2001.
15 Frente a esta interpretación es preciso ser
mas cautos. En efecto, el problema de si el uno da paso a otro o bien permanece una suerte de coexistencia entre
ambos es, pues, el problema que convoca a Foucault en sus últimos
escritos. Se puede, como consecuentemente a hecho Agamben, identificar el
paradigma biopolítico a la “excepción soberana” o
bien, como propone Esposito, intentar comprender su aporía a la luz del
paradigma “inmunitario”. Lo decisivo, sin embargo, es que la
emancipación de los “promotores” de la vida –con toda
su retórica liberal y su cuestionamiento permanente de la autoridad
tradicional- se ha vuelto la contracara del otrora paradigma soberano que,
sin embargo, sigue operando en determinados y precisos momentos. Sirva este texto sólo para la discusión del problema.
16 No es posible “inscribirse” o “integrarse” a
laglobalización, precisamente, porque ésta no es sino, en parte,
la puesta en suspenso de toda inscripción posible.
17 Benjamin, Walter, Tesis sobre filosofía de la Historia, Santiago de
Chile, Ed. LOM/Arcis, pag 51.
18 Véase cómo, en los últimos años, han proliferado los ensayos sobre historia de Chile.
19 Es decir, en cuanto a la matriz política de Chile.
20 Manuel Baquedano fue uno de los héroes militares chilenos de la
Guerra del Pacífico, que enfrentó a Chile, Perú y Bolivia
entre 1879 y 1884.
21 Como por ejemplo, el reciente libro “La República en
Chile” del propio R. Cristi y P. Ruiz-Tagle Cristi, Renato, Ruiz-Tagle,
P. La República de Chile Ed LOM, Santiago de Chile. 2006
Inicio de pagina
Para citar este artículo
Referencia electrónica
Rodrigo Karmy Bolton, « ¿Qué es “Pinochet”?
(Violencia, derecho y vida) », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En
línea], Cuestiones del tiempo presente, Puesto en línea el 16
marzo 2007, consultado el 12 abril 2013. URL :
https://nuevomundo.revues.org/3822 ; DOI : 10.4000/nuevomundo.3822
Inicio de pagina
Autor
Rodrigo Karmy Bolton
Psicólogo, Magíster en Filosofía Política,
Doctorante en Filosofía, Universidad de Chile, profesor Centro de
Estudios Arabes, Universidad de Chile, beca CONICYT, 2006.
Artículos del mismo autor
Renato Cristi y Pablo Ruiz-Tagle, La República en Chile.
Teoría y practica del Constitucionalismo Republicano, Santiago,
LOM, 2006, 431 p. [Texto integral]
“La República en Chile” o el juego de espejos.
Publicado en Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Reseñas y ensayos
historiograficos