REFORMA EDUCATIVA EN MÉXICO.
DESCENTRALIZACIÓN Y NUEVOS ACTORES
Por Margarita Zorrilla Fierro y Bonifacio Barba Casillas*
En 1921, con la creación de la Secretaría de
Educación Pública (SEP), se inició un largo y complejo
proceso de federalización de la educación mexicana en su sentido centralizador,
que tuvo distintas facetas que caracterizaron el sistema educativo en la mayor
parte del
siglo XX. Aunque desde los años setenta del siglo aludido se iniciaron algunas
acciones de descentralización del sistema educativo, fue en el gobierno de
Carlos Salinas cuando se puso en marcha el proceso más amplio de transferencia
de la educación básica y educación normal a los gobiernos de los estados; este
proceso se llevó a cabo en el marco de la reforma del Estado y la administración
pública. Para la educación, el Acuerdo
Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) fue el
instrumento de arranque y estructuración
de la descentralización. En este artículo se presenta un análisis de las condiciones de la reforma, de sus
características y de la nueva configuración del sistema educativo nacional y los estatales a partir de la
presencia de actores sociales y políticos que surgen o se hacen más visibles en el escenario de la
descentralización. Se concluye con unas reflexiones acerca del papel de las normas
jurídicas en los procesos de cambio educativo y se identifican indicadores
de una transformación positiva de la
gestión de la educación.
Introducción
La centralización no es mala en sí misma; la unidad de autoridad es indispensable,
por civilizadora, en ciertoperiodo de evolución de los pueblos, como lo demuestra en todo momento
la historia del
mundo. La centralización sólo llega a convertirse en obstáculo para el
progreso, cuando tiende a deprimir la iniciativa local, cuando esa iniciativa
ha llegado a su mayor edad, cuando ya es consciente de sí misma, cuando ya
siente su dignidad y se revela su poder precisamente como feliz resultado
y en virtud de una buena centralización.
Gregorio Torres Quintero
Pedagogo mexicano 1866-1934
En la última década del siglo XX, los sistemas educativos de la mayoría de los
países de América Latina iniciaron complejos procesos de reforma que se
caracterizan fundamentalmente por la transformación de la gestión y por una
renovación significativa en el ámbito pedagógico. Dicho así,
podría parecer una simplificación extrema de la complejidad de la reforma; nada
más lejano de cualquier intención de nuestra parte. Quien conozca de cerca
un sistema educativo, se podrá representar lo que
significa reformar lagestión y transformar la pedagogía. Estos aspectos de la
acción educativa están relacionados con decisiones que tienen que ver con la
centralización o descentralización de la administración; los montos del
financiamiento, así como su distribución, 2destino y uso; la ampliación de la
educación obligatoria; la introducción de sistemas de evaluación; el desarrollo
de programas compensatorios; la formación inicial y continua de los docentes; y
la vinculación entre los niveles de educación básica, media y superior, entre
otras.
Aunque se utilizan las mismas palabras para hablar de lascaracterísticas y los
componentes de las reformas, es importante reconocer que en cada país existen
especificidades que responden a la forma en que dicho país se fue integrando a lo largo de su historia y a la manera en que creó y organizó
el servicio educativo.
Por lo anterior, es necesario advertir que el análisis y la reflexión
planteadas en este texto se elaboran con el propósito
de comprender el proceso de reforma de la educación en México, en especial en
su aspecto descentralizador.
Retomando el concepto de “república federal”, en nuestra Constitución se
asienta la definición del
país como los
“Estados Unidos Mexicanos”. Cada estado se instituye como libre y
soberano. En la práctica, el federalismo mexicano es aún incipiente; más bien
la república se caracteriza por el ejercicio centralizador del gobierno llamado “federal”, que ha promovido
desde los años ochenta del
siglo pasado un proceso denominado por algunos de auténtico federalismo, lo que
no elimina las ambigüedades. Sirva este comentario como referencia que
permita contar con elementos de juicio para analizar la reforma educativa
mexicana, llevada a cabo en tal contexto centralista y federalizador.
En este artículo hablaremos de los rasgos más
distintivos de la reforma educativa de México, cuyo origen se ubica en 1992 y
tiene sus antecedentes inmediatos en los finales de los años setenta. De
entonces a la fecha, el sistema educativo ha ido experimentando cambios
originados por diferentes factores políticos, jurídicos, sociales y económicos que
influyen en su concepción, funciones, operación y gobierno.Entre el diseño de
una reforma, los mecanismos utilizados para su puesta en marcha y la obtención
de resultados esperados median los factores antes aludidos, así como las
competencias técnico profesionales y los ambientes culturales que imprimen vida
y dinamismo al sistema.
Este texto se estructura en tres grandes partes. En la
primera se ofrece una breve descripción del
sistema educativo mexicano, a fin de ubicar el contexto de la reforma educativa
de la última década del
siglo pasado. En la segunda se desarrolla una caracterización
general de los elementos fundamentales de la reforma de los años noventa en
México. En la tercera se presenta un análisis
de la nueva configuración del
sistema educativo nacional a partir de la actuación de los actores sociales y
políticos que surgen o que se hacen más visibles en este escenario a raíz de la
reforma. Se concluye con unas reflexiones acerca del papel de las
normas jurídicas en los procesos de cambio educativo.
I. Sistema educativo mexicano
Durante el siglo XX, México fue formando un sistema
educativo de grandes dimensiones y con
diversidad de sus funciones sociales. Hoy, el sistema es complejo en su
estructura, diverso en su
oferta y con grandes desafíos en la calidad, la equidad y la pertinencia de sus
servicios, con
necesidad de soluciones nuevas y variadas para una población con clara dinámica
de cambio.
Para dar una idea de lo que significa atender la demanda de educación en
México, en el cuadro 1
se muestra el tamaño actual del sistema educativo en cuanto a matrícula,
maestros y escuelas que
existen en cada tipoy niveles educativos. Asimismo, se menciona, como indicador del cambio 3
demográfico, la demanda de servicios, el incremento porcentual que se ha
experimentado en los
últimos cinco años y los retos que ello implica.
El sistema educativo es concebido, se desarrolla y funciona en el marco de la administración
pública. Una característica de la administración pública mexicana en general y
de la educación en
particular ha sido su determinante centralización, contraria a los fines
originales, como juzga
Arnaut:
El sistema educativo federal mexicano fue imaginado por sus fundadores como un mecanismo que
iba a complementar y estimular la iniciativa educativa de los estados y los
ayuntamientos. Nunca 4
pensaron que absorbiera, anulara o desestimulara la iniciativa local.
Sin embargo, la magnitud del
rezago educativo, el tamaño de las tareas que era necesario emprender para
resolverlo y la debilidad
de la organización local y municipal, obligaron a desarrollar una empresa
educativa apoyada
principalmente en la acción federal (1998, p.19).
A partir de 1921, con la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP)
como organismo
con jurisdicción sobre todo el territorio nacional, el gobierno federal empezó
a reabsorber las
escuelas municipales y, después, las de los estados en un proceso que se
intensificó en los años
treinta. Así, entre 1921 y 1940 los estados de la república cedieron al
gobierno federal parte o la
totalidad de sus sistemas educativos. A este proceso
se le denominó “federalización”, pero en
realidad tenía un sentido centralizador.
Distintas accionesemanaron de los gobiernos posrevolucionarios a fin de
asegurar la educación
primaria, obligatoria desde la reforma constitucional de 1934 y única con ese
carácter hasta 1993,
año cuando la educación secundaria se hizo obligatoria. El poder central era
tan fuerte que en la
práctica inhibió las iniciativas de los estados para hacerse cargo de su
educación y se convirtió en
un obstáculo, como
juzga Torres Quintero (citado en el epígrafe). A pesar de las
críticas que hoy
podamos hacer al centralismo, éste hizo posible la expansión de los servicios
educativos en todo el
país, sobre todo la educación primaria.
Por otra parte, el magisterio fue preponderante en la consolidación del
poder político de los
regímenes posrevolucionarios, al convertirse en uno de sus brazos corporativos
e ideológicos más
importantes. En 1943, con apoyo del gobierno federal, se
unificaron las distintas organizaciones
gremiales de maestros en una sola: el Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE).
Desde entonces, este actor político ha sido
fundamental en la gestión de los servicios educativos y
en el control político del
magisterio.
A partir de 1958, año en que tuvo lugar una amplia movilización magisterial que
reclamaba
autonomía sindical y apertura democrática, el debate sobre la necesidad de
desconcentrar o
descentralizar la SEP se fue haciendo más acuciante, sin que se tomaran
decisiones trascendentes.
No fue sino hasta 1978, después de dos décadas de desajustes sociales y
políticos, entre los que
destaca el movimiento estudiantil de 1968, cuando se toma la decisión
de“desconcentrar” la SEP
por medio de las “delegaciones” en los estados, al tiempo que se reorganizaba
el trabajo de la
Secretaría, especialmente en el ámbito de la planeación y programación de los
servicios.
1
Esta acción tuvo un carácter administrativo, pues la SEP continuó teniendo el
control de los
servicios de educación preescolar, primaria, secundaria, así como la formación
de docentes con base
en la Ley Federal de Educación de 1973. Esto se manifiesta en la centralización
de las decisiones
sobre el currículo, la elaboración y distribución de libros y materiales educativos,
la planeación y
programación de espacios educativos, la contratación del personal y demás
procesos relacionados,
como los cambios de adscripción, permisos, jubilaciones, entre otros.
Los proyectos de desconcentración y descentralización sufrieron, por distintas
razones, bloqueos
o interrupciones, entre los que destaca la persistente oposición del SNTE. Entre tanto, la SEP creció
hasta llegar a dimensiones que impedían su funcionamiento ágil y eficaz.
La estructuración, el crecimiento y la diversificación de los servicios de
educación media
superior (quince-diecisiete años) y educación superior (dieciocho-veinticuatro
años) también
ocurrieron en procesos que, con otros ritmos, se desarrollaron en el siglo XX:
se incrementaron las
instituciones públicas y privadas; se diversificaron las modalidades y enfoques
curriculares; y creció
de manera significativa la matrícula. Esto último es un
indicador tanto del mejoramiento de los 5
índices de retención y eficiencia terminal de la primaria y lasecundaria, como del enorme
crecimiento poblacional del país, hecho que se
puede observar en las cifras del
cuadro 2.
2
La demanda social de apertura política y de servicios educativos fue un factor que influyó mucho en
el ritmo de crecimiento y en la orientación de las nuevas instituciones. En
conjunto, el sistema no
sólo crecía, sino que vivía una transición en su estructura y funciones
políticas, económicas y
sociales hacia el final del siglo XX (Ornelas, 1995).
II. La reforma educativa de los noventa
Como expresión de los cambios sociales y una situación mundial, hacia finales
de la década de los
ochenta del siglo XX empezó a observarse en casi todos los países un viraje
importante en el
discurso político sobre educación. En los países en vías de
desarrollo, al ampliarse la cobertura de
los servicios educativos, sobre todo de educación primaria, se introdujeron los
temas de calidad y
equidad, y México no fue la excepción.
El mundo experimenta cambios en todos los órdenes de la vida
social, cultural, económica y
política. El fenómeno de la globalización,
caracterizado por el libre comercio y el libre tránsito de
capitales y de información, exige que los sistemas educativos aseguren la
calidad de la enseñanza y
los aprendizajes. Se fortalece una nueva sociedad cuyo valor principal
se encuentra en el
conocimiento, tanto por su influencia en los procesos de producción como en otros ámbitos de la
vida.6
La reforma del Estado y la reconfiguración del
sistema económico representan el marco de la
transformación del
sistema educativo. En México, estas reformas,prefiguradas en el gobierno de
Miguel de la Madrid (1982-1988), se intensificaron con Carlos Salinas
(1988-1994) al identificarse
como componentes de un amplio proceso de modernización social, económica y
política (Poder
Ejecutivo federal, 1989).
La descentralización de la educación se realizó en el marco
de la reforma de la administración
pública, proceso reciente cuyo origen se ubica en los años setenta y que en los
ochenta se convierte
realmente en parte de la agenda nacional con el gobierno de Miguel de la Madrid
(1982-1988).
De acuerdo con Pardo (1999, p. 23), la descentralización de la administración
pública en los
años ochenta es una propuesta que se produce debido, por un lado, a la saturación
que sufre la
administración federal como resultado de una excesiva centralización, y, por el
otro, a la necesidad
de las administraciones locales de actuar con la autonomía que consigna el
régimen formal que las
regula. El agotamiento del esquema de gestión
centralizada se hizo evidente cuando el modelo de
desarrollo adoptado llevó al país a una situación de crisis, que se vio
agudizada justamente a partir
también de esa década. La descentralización se presentaba como una opción que
permitía reconocer
los problemas de administración y gestión pública.
a) Las decisiones de reforma del sistema educativo
La modernización educativa anunciada por el presidente Salinas (1989) se
insertó, como se dijo, en
el contexto de la reforma del Estado y los cambios acelerados en la economía.
Después de décadas
de manejo centralizado, el sistema educativo mexicano inició una etapa nueva en
sudesarrollo, en
particular en su servicio de tipo básico que integra los niveles de educación
preescolar (tres-cinco
años), primaria (seis-once) y secundaria (doce-catorce), así como en la
formación inicial y en
servicio de los docentes de educación básica. El aseguramiento de estos
servicios educativos era un
deber jurídico del Estado mexicano como
respuesta al derecho a la educación.
3
El 18 de mayo de 1992, a la mitad del periodo salinista, se firmó el Acuerdo
Nacional para la
Modernización de la Educación Básica (ANMEB), mediante el cual el gobierno
federal, a través de
la SEP, transfirió a los gobiernos de los estados los servicios de educación
básica y los de formación
inicial y en servicio de los docentes. El ANMEB fue suscrito por los
gobernadores de los estados, el
Poder Ejecutivo federal y la autoridad del SNTE.
Al ANMEB se le conoce como el “acuerdo de las tres
erres”, ya que estableció tres grandes
líneas de política con el propósito de impulsar una educación básica para todos
de calidad y con
equidad. Las líneas fueron: reorganización del sistema
educativo nacional; reformulación de
contenidos y materiales educativos; y revaloración de la función magisterial.
En el cuadro 3 se
sintetizan sus planteamientos centrales.78
Por su naturaleza, el ANMEB es un acuerdo político
entre tres actores: el gobierno federal, los
gobiernos de los estados, y el sindicato de maestros. No obstante, significa la
definición de una
política educativa nacional que, por su importancia, a decir de algunos
analistas, puede compararse
con la creación de la SEP en 1921.El texto del ANMEB sólo alude a la
“reorganización” y a la “transferencia” de la operación de
los servicios de educación básica y de formación de docentes; sin embargo,
tanto el sindicato como
las autoridades federales y de los estados usaron el concepto de
“federalización” para hablar del
proceso mediante el cual se buscaba redistribuir entre los tres órdenes de
gobierno las funciones
educativas y construir “un nuevo federalismo educativo” que fue luego
establecido en los artículos
12 al 16 de la Ley General de Educación (SEP, 1993a).
Es necesario hacer una aclaración del término utilizado para
designar el proceso: el concepto de
“federalización” adquiere su significado según la circunstancia política e
histórica en la que se
utiliza. Federalizar un sistema centralizado significa
“descentralizarlo”, mientras que la
federalización de los años treinta representó una “centralización” (Arnaut,
1998).
En el ANMEB se tomó la decisión de reorganizar el sistema
educativo nacional en lo
concerniente a los servicios de educación básica y de formación de docentes.
Al referirse a la
reorganización del
sistema, se impuso el término “federalizar la educación” en su sentido
descentralizador, sin ser plenamente un proceso de esta naturaleza.
En esa fase de la evolución del sistema educativo nacional, la federalización
de los servicios de
educación básica, así como de la formación inicial y en servicio de los
docentes significó el proceso 9
por el cual el gobierno federal transfirió a cada uno de los 31 estados de la
república la
responsabilidad, las facultades y los recursospara operar esos servicios
educativos de manera
descentralizada. Los servicios educativos del Distrito
Federal no fueron descentralizados y se
encuentran en la actualidad bajo la responsabilidad de un órgano desconcentrado
de la SEP creado
en 2005.
4
El proceso de descentralización impulsado por el presidente Salinas tenía el
objetivo de hacer
más eficiente la prestación del servicio educativo y avanzar en la calidad de
la educación frente a
las exigencias del cambio social y la modernización del sector productivo; esto
es, formar recursos
humanos mejor calificados para competir en la nueva economía. Este propósito no
es exclusivo de
México pues, de acuerdo con Braslavsky (1999), los procesos de transformación
educativa están
teniendo lugar en escenarios extremadamente complejos por la emergencia de la
sociedad de la
información y del conocimiento, la articulación a la economía mundial, y la
reapertura de la
oportunidad de desarrollo democrático. Una de las razones que induce esos
procesos de
transformación es la toma de conciencia de la potencialidad de la educación como
factor de
crecimiento económico, oportunidad de construcción de mayor equidad social y
consolidación de la
democracia.
La reforma educativa fue legitimada a escala nacional no sólo por una decisión
políticoadministrativa a través de la firma del ANMEB, sino también por una
decisión político-legislativa
mediante la promulgación de las reformas al artículo tercero de la Constitución
y de una nueva Ley
General de Educación aprobada en 1993 por el Congreso de la Unión.
A quince años delANMEB se aprecian resultados positivos en la
cobertura y asistencia a la
escuela en los niveles de educación preescolar, primaria y secundaria. Este hecho permite observar
su impacto en una mayor demanda de la educación media superior y superior.
5
El crecimiento cuantitativo del sistema educativo nacional es
un hecho apreciable; si bien se ha
dado con ritmos distintos según el tipo, el nivel y la entidad federativa de
que se trate, no sucedidó
lo mismo en términos de calidad y equidad. Esto se debe en buena medida a
factores como: a) las
condiciones materiales y de infraestructura de los servicios, b) la formación y
actualización de
maestros, y c) el ejercicio de la función educativa en los estados. En suma, los cambios en la cultura
administrativa, organizativa y pedagógica no se producen de manera rápida, por
lo que los
resultados sustantivos en la educación requieren de más tiempo para lograrse.
Transformar un sistema tan grande, con una organización y prácticas
burocráticas no orientadas
plenamente al aprendizaje, con enormes desigualdades en la distribución de
insumos y en los
resultados educativos, exige tiempo, uso innovador del conocimiento y nuevas
capacidades de
decisión y gestión, a fin de que todas las acciones confluyan en la calidad con
equidad en todos los
tipos y niveles educativos.
La continuidad en las metas educativas de Salinas
a Zedillo (1994-2000) y de este último a Fox
(2000-2006) expresan la necesidad de atender en plazos largos las carencias de
la sociedad
mexicana. Debe señalarse el interés del Programa Nacional de Educación
2001-2006en lograr
educación de calidad con equidad (SEP, 2001).
b) Elementos fundamentales del
proyecto de reforma de la educación
En este apartado se describen los elementos fundamentales derivados de las
decisiones centrales del
proceso de reforma educativa.
6
Debe tomarse en cuenta que las líneas del ANMEB fueron
incorporadas a los programas educativos del gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000)
y de Vicente
Fox (2000-2006).10
Si bien lo más conocido de la reforma educativa impulsada a principios de los
noventa en
México es la descentralización, no debe perderse de vista que ésta no es su
único componente. Se
destacan a continuación elementos de la reforma organizados por las líneas del ANMEB y cuyo
interés está puesto en la educación de tipo básico y en la formación inicial y
continua de los
docentes que la atienden.
i. Reorganización del sistema educativo nacional
En este punto se tratarán cuestiones que tienen que ver con el proceso de
descentralización y las
definiciones jurídicas, las reformas constitucionales, el financiamiento y el
gasto, la función
compensatoria y la participación social.
El proceso de descentralización hacia los estados es ciertamente limitado, en
el sentido de que la
Federación se reserva importantes facultades normativas, de financiamiento,
evaluación y
administración del
personal. En los cuadros 4, 5 y 6 se transcriben los artículos de la Ley
General de
Educación (LGE)
7
que definen y establecen la distribución de la función social educativa. En el
cuadro 4 se presenta el artículo 12 que se refiere a las facultades exclusivas
dela Federación.11
La autoridad educativa federal conserva la facultad de carácter normativo; de
entre sus atribuciones
destacan tres:
a) El establecimiento de los objetivos nacionales y los lineamientos generales
de la política
educativa.
b) La planeación, programación y evaluación del sistema
educativo público nacional.
c) Los planes y programas de estudio, así como los libros de texto y
materiales educativos para la
educación básica y normal.
La trascendencia de estas funciones es uno de los aspectos que hace que la
reforma no sea en
sentido estricto una descentralización. En el cuadro 5 se transcribe el
artículo 13 de la LGE, en el
que se establecen las atribuciones exclusivas de las autoridades educativas
locales.12
Destaca la función que consiste en la prestación de los servicios de educación
inicial, preescolar,
primaria, secundaria, y de formación de docentes. Esto significa que la
operación y el
funcionamiento de las escuelas es responsabilidad total de los estados, aunque
éstos no tienen
control sobre el conjunto de la normativa de la operación y ofrecen los
servicios educativos de
acuerdo con tradiciones administrativas y algunas regulaciones locales, si
existe una sistematización
normativa de ellas o no.
8
En el cuadro 6 se encuentra la definición de las atribuciones concurrentes
de las autoridades federales y locales.13
Las facultades concurrentes, si bien mitigan o disimulan el centralismo,
expresan el gran peso del
gobierno federal en los servicios de educación. Además de las atribuciones
exclusivas de la
autoridad federal y de las autoridades educativaslocales, así como de las que son concurrentes para
ambas autoridades, la ley establece atribuciones de los ayuntamientos y del Distrito Federal. En
el
cuadro 7 se transcriben los artículos de la citada ley.14
Los términos en que la LGE expresa las facultades educativas muestran con
claridad la estructura
centralizada de la administración educativa, que refleja una cultura
jurídico-gubernamental secular
con fuertes resistencias a la apreciación de la soberanía de los estados y al
establecimiento de la
vida municipal como base del servicio de educación básica.
No sólo en la legislación se observa este carácter
controlado; existe otro ente indicador: el
Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU) creado a iniciativa de la
SEP el 4 de
marzo de 2004 como un órgano de apoyo a la
gobernabilidad del
sistema educativo nacional. Este
consejo está integrado por los secretarios de Educación de cada uno de los
estados, así como por
autoridades educativas del
gobierno federal. El CONAEDU se considera un sustento
para el buen
funcionamiento de los programas destinados a incrementar la calidad de la
educación, al fungir
como un órgano
colegiado que determina los principales lineamientos para la aplicación de las
políticas educativas nacionales.
El CONAEDU tiene como objetivos: velar por el cumplimiento del artículo tercero
de la
Constitución; auxiliar a la SEP y a las secretarías estatales de educación en
la organización y el
funcionamiento de los sistemas educativos al propiciar su correcta planeación y
evaluación; apoyar
a las autoridades educativas nacionales yestatales para continuar y profundizar
los procesos de
descentralización; y actuar como mecanismo de concertación de las políticas y
programas federales
con los gobiernos locales a fin de garantizar su correcta aplicación.
Dada la distribución de facultades educativas, este
órgano colegiado queda inscrito en la visión
centralista que requiere la participación y el acuerdo de las entidades
federativas a fin de asegurar el
desarrollo de las políticas y programas centrales.
A fin de contribuir a los objetivos de la descentralización y la gobernabilidad
del
sistema
educativo se llevó a cabo la reestructuración de la SEP en enero de 2005. Esta
medida reorganizó la 15
SEP en tres subsecretarías: la de Educación Básica, la de Educación Media
Superior, y la de
Educación Superior; se desconcentraron los servicios educativos para el
Distrito Federal y se
redistribuyeron áreas y funciones sin modificar el gigantismo burocrático de la
SEP. De esta acción
no se ha derivado un nuevo impulso para la reforma y la descentralización.
Los propósitos del ANMEB estuvieron acompañados de
actividades legislativas. La
transformación educativa se apoyó, como
señalamos, en la LGE
9
y en las reformas del
artículo
tercero de la Constitución.
La reforma del
artículo tercero incluyó dos asuntos sustantivos que se atendieron en dos
momentos distintos: la desregulación del
servicio educativo (1992) y la obligatoriedad del nivel de
educación secundaria (1993). La primera consistió en la eliminación de las
restricciones existentes
para que las corporaciones religiosas y los ministrosde cultos intervinieran en
los servicios de
educación básica y de formación de docentes; se conservó sólo la obligación de
trabajar con los
programas oficiales.
10
Al promulgarse la obligatoriedad de tres grados de educación secundaria, se
amplió la
escolaridad básica obligatoria de seis a nueve años.
11
Posteriormente, en 2002, se estableció la
obligatoriedad de tres grados de educación preescolar con una nueva reforma del
mencionado
artículo tercero.
12
En la actualidad, la educación básica obligatoria (tres-catorce años) es de
doce
grados escolares y se integra por los niveles de educación preescolar
(tres-cinco), educación
primaria (seis-once) y educación secundaria (doce-catorce). Con estas
reformas se ratificó que la
educación obligatoria impartida por el Estado es laica y gratuita.
La ampliación de la educación básica obligatoria de seis a doce años tiene
fuertes implicaciones
sobre la necesidad de proveer infraestructura física, personal docente
actualizado y nuevos docentes
formados de acuerdo con la perspectiva de la reforma, así como la dotación de
libros de texto y
materiales educativos para alumnos y maestros, sin desconocer la exigencia de
reforma de la propia
administración.
Además de las reformas del artículo constitucional, su ley reglamentaria
incluyó asuntos
fundamentales como el financiamiento, la equidad, la evaluación y la
participación social, en
especial la de los padres y madres de familia o tutores. Vale la pena destacar
que la reforma del
artículo tercero en 1993 adelantó la importancia de la participación social que
luegosería ampliada
en la LGE.
Otro elemento de la reorganización del sistema educativo es el financiamiento.
El gobierno
federal, a través de la SEP, determina el monto de la transferencia federal a
los estados con base en
tres elementos
a) El gasto corriente comprometido, al que se denomina el “monto irreductible”,
que principalmente
se destina al pago de nómina.
b) Las prioridades programáticas de la autoridad federal, denominadas
“prioridades sectoriales”,
como programas de equidad (compensatorios), de calidad, introducción de nuevas
tecnologías y
similares.
c) Los fondos que se destinan a los gobiernos de los estados para la
infraestructura educativa.
Entre las facultades del Ejecutivo federal se
encuentra la definición de los montos asignados a
salarios y prestaciones de los trabajadores de la educación. Así, las
negociaciones anuales con el
sindicato siguen centralizadas y son decisión conjunta de la SEP y de la
dirigencia nacional del 16
SNTE. No obstante, en los últimos años se asiste a una práctica creciente de lo
que se llama la
“doble negociación”; es decir, por un lado, la que se realiza en el ámbito
central entre el gobierno
federal y la dirigencia nacional del sindicato y, por otro, la que se lleva a
cabo en cada estado entre
el gobierno estatal y la dirigencia seccional del mismo sindicato. Más
adelante, se comentan las
consecuencias que este fenómeno está teniendo para el
sistema educativo en general y para el
propio proceso de federalización descentralizadora.
El crecimiento de la cobertura educativa, la recuperación de los ingresos de
los docentesy el
desarrollo de programas tendentes a mejorar la calidad de la educación, han
implicado que el gasto
total ejercido por la SEP haya observado una clara tendencia a la alza en
términos reales entre 1992
y 2002. En 1998, el gasto real de la SEP fue cien por ciento
mayor al ejercido en 1990. El gasto
promedio por estudiante creció, en términos reales, 54% de 1978 a 1999,
mientras que el gasto per
cápita, considerando sólo a la población en edad de recibir atención educativa
(de tres a veinticinco
años), creció 72% en el mismo periodo (Mancera, 1999).
En síntesis, el gasto nacional en educación se ha incrementado anualmente en
términos reales, a
partir de la firma del ANMEB, hasta alcanzar cerca de
7% del pib en
2006. El gasto público en
educación con respecto al gasto programable del gobierno
federal ha incrementado su participación
poco a poco, al pasar de 20.3 en 1992 a cerca de 29% en 2005. Empero, las
presiones políticas de la
organización sindical y otros actores sociales para incrementar el gasto
público en educación hasta
conseguir el monto de 8% del pib que establece la LGE, se manifiestan en
diferentes coyunturas.
La autoridad educativa federal atiende una función compensatoria entre estados
y regiones al
asignar más recursos a las entidades con mayor rezago educativo mediante el
diseño y la operación
de los denominados “programas compensatorios”. El primer programa de este tipo inició en 1991 y
se le conoció como
PARE-I (Programa para Abatir el Rezago Educativo); se basaba en indicadores
socioeconómicos en el orden estatal y apoyó sólo a la educaciónprimaria de
cuatro estados. Los
programas compensatorios han evolucionado hasta llegar
al que se denomina Programa para Abatir
el Rezago en Educación Inicial y Básica, conocido por sus siglas como PAREIB (2002). Éste se
considera más flexible porque que se basa en una combinación de indicadores
socioeconómicos y
educativos por escuela; busca la implicación de los padres de familia, la
comunidad y autoridades
locales en el proyecto escolar. Este programa apoya a los maestros,
directivos escolares, padres de
familia y alumnos de los tres niveles de educación básica en todas las
entidades del
país.
Estos programas, como
en otros países de América Latina,
son financiados por la banca
internacional y la evaluación de sus efectos ha sido parcial e incompleta.
La reforma reconoce la necesidad de generar instancias que fomenten la
participación de la
sociedad para apoyar la tarea educativa y establecer una verdadera “contraloría
social”, no
coercitiva, sino persuasiva y propositiva. Se busca concretar este propósito a
través de figuras
colegiadas en las que están representados los maestros, los padres de familia,
la comunidad y las
autoridades, partiendo de la escuela misma y siguiendo con los ámbitos
municipal, estatal y
nacional. Estas instancias se denominan consejos de
participación social y se encuentran
establecidas en la LGE; su operación y contribución a la mejora de la educación
ha sido limitada y
se ha desviado de sus propósitos.
III. Reformulación de contenidos y materiales educativos
Otro elemento de la transformación del sistema educativo está constituido
poruna reforma 17
curricular y pedagógica de amplias dimensiones, tanto para la educación básica
como para la
formación inicial y en servicio de los maestros. Se revisaron los contenidos y
se retornó a la
organización curricular por asignaturas (SEP, 1993b); se amplió y diversificó
la producción de
materiales educativos para alumnos y maestros; se propuso el trabajo pedagógico
con un enfoque
constructivista y, además, se incorporó una visión institucional de la escuela
que exige nuevas
formas y contenidos de trabajo a la supervisión y dirección escolar.
Esta reforma curricular y pedagógica se aplicó en los niveles
de educación primaria y
secundaria. No obstante que los planes y programas de la educación
básica fueron actualizados en
1993, no es sino hasta 1997 cuando se puso en operación la reforma de la
educación normal, y se
inició con el cambio en los planes y programas de estudio de la licenciatura en
Educación Primaria.
Entre 1998 y 2006 se han llevado a cabo las reformas
correspondientes a las licenciaturas de
Educación Secundaria y Educación Preescolar y otras como la de Educación Especial, Indígena,
Artística, Física e Inicial.
Al poco tiempo de estar en operación, la reforma curricular del nivel de
educación secundaria
establecida a partir de 1993 mostró sus insuficiencias. Por ello, la
administración de Vicente Fox
planteó como
uno de sus objetivos programáticos una reforma integral de este nivel
educativo.
Precedida de debates en torno a su concepción y a su currículo, en mayo de 2006
se aprobó,
mediante el Acuerdo Secretarial 384, una reformacurricular para la educación
secundaria que inició
su aplicación a partir de agosto del mismo año sólo en el primer grado. Ha sido
un complejo y
complicado proceso, sin que la SEP haya podido alcanzar un consenso entre los
distintos actores
sociales y políticos implicados.
Las reformas de los planes y programas de estudio mencionados han sido acompañados de una
amplia producción de libros de texto gratuitos para alumnos y docentes, así como una variada gama
de materiales educativos diversificados.
13
Como nunca
antes, las escuelas, los docentes y los
alumnos tienen a su alcance una rica variedad de insumos para la enseñanza y el
aprendizaje. El
problema al que se enfrentan tiene que ver con un uso
pertinente y eficaz de los propósitos
educativos de cada tipo y nivel educativos.
Junto con los nuevos planes y programas de estudio, la reforma se centró
también en otra
cuestión relevante para la calidad educativa, la del tiempo escolar.
Por ello, se estableció en la LGE
que el calendario escolar debía incluir doscientos días efectivos de clase,
veinte días más respecto
de la norma anterior. Esta
disposición debe cumplirse en cada entidad federativa
independientemente de los días de asueto que se otorguen por celebraciones
locales. Esta decisión
ha tenido efectos importantes en el diseño del calendario escolar, a la vez que
representa uno de los
talones de Aquiles del sistema educativo, pues la aspiración de doscientos días
efectivos de
enseñanza y el uso eficiente y eficaz de la jornada escolar aún está lejos de
ser lograda.
El currículo y el tiempo escolar necesitanel complemento de
una adecuada infraestructura; al
respecto, la reforma ha implicado la necesidad de mayores inversiones, en
especial por la
obligatoriedad de la educación secundaria y, de manera más reciente, de la
educación preescolar. En
materia de construcción, se promovió la descentralización del gasto y se logró que la totalidad del
presupuesto federal para edificación de espacios escolares se ejerza por los
estados y los
municipios. En materia de equipamiento de escuelas, se ha dado un fuerte
impulso a la introducción
de nuevas tecnologías de la información y la comunicación que han fortalecido
la educación a
distancia a través de programas como la Red Edusat (televisión) que apoya la
telesecundaria,
telebachillerato y la actualización de docentes; la Red Escolar (aulas
multimedia en escuelas de 18
educación secundaria) y, recientemente, el Programa Enciclomedia (en 5° y 6°
grados de primaria).
Se debe mencionar también el programa federal de dotación de
bibliotecas de aula y de escuela.
14
Además de los indicadores de evaluación tradicionales derivados de la
estadística escolar
(cuestionario 911)
15
se han desarrollado mecanismos de medición del
desempeño de los maestros y
del logro
académico de los alumnos. Como respuesta a postulados de la calidad de la
educación
difundidos desde 1988 y frente a distintas exigencias sociales de rendición de
cuentas, el Ejecutivo
federal creó, en agosto de 2002, el Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación con
independencia técnica para evaluar el sistema educativo y con facultades sólo
sobre la educaciónbásica y la media superior.
16
IV. Revaloración de la función magisterial
Para atender esta tercera línea del ANMEB, se diseñó y puso en marcha una
política sustentada en
tres estrategias:
a) Impulso a la actualización y capacitación de los docentes en servicio, a
través del Programa
Nacional para la Actualización Permanente de los Maestros de Educación Básica
en Servicio
(PRONAP), puesto en operación en mayo de 1996, que a la fecha ha atendido a más
de 50% de la
población docente del país.
17
Para apoyar el trabajo del PRONAP se ha producido una
gran
variedad de materiales educativos y libros para maestros. Asimismo,
se ha promovido que cada
estado construya su propio programa estatal de formación continua de los
docentes.
b) Diseño de un programa de incentivos económicos denominado CarreraMagisterial,basado en un
mecanismo de promoción horizontal de los docentes. Se estima que a este
programa han tenido
acceso cerca de 80% de los profesores; con él pueden beneficiarse docentes
frente a grupo,
directivos escolares −director de escuela y supervisor escolar− y
personal docente de apoyo técnico
pedagógico. Las compensaciones salariales que otorga
consideran antigüedad, grado académico,
preparación profesional, cursos de actualización, y desempeño escolar de los
alumnos en el caso de
docentes frente a grupo.
18
Este sistema de promoción horizontal se encuentra bajo examen, ya que no es
equitativo en sus
componentes, según se trate de docentes, directivos o personal técnico
pedagógico. Además, por
presiones de la organización sindical, muestra una distorsión respecto
alobjetivo original de ser un
mecanismo de compensación económica para el docente frente a grupo al motivar
su permanencia
en esta función.
c) Incremento real al salario base. Mientras que en 1988 los maestros ganaban
1.5 veces el salario
mínimo, en 2001 esta relación se elevó cuatro veces. Si se
incorporan las percepciones provenientes
de la Carrera Magisterial, el salario promedio de los maestros equivale
actualmente a poco más de
cinco salarios mínimos (500 dólares).
En conclusión, una vez revisados los componentes del proceso de reforma de la educación
mexicana se aprecia que la descentralización del
sistema educativo mexicano está definida y
regulada desde el centro, por lo que se trata de una descentralización aún
centralizada, es decir, una
descentralización que vino del
centro (Di Gropello, 1999).
Las autoridades federales de los últimos quince años aluden razones que
justifican la relativa
descentralización y, por ende, un ejercicio parcial de la soberanía de los
estados; desde la
perspectiva federal, existe la necesidad de proteger los intereses nacionales,
ejercer la función
compensatoria entre regiones y estados, y evitar posibles problemas derivados
de la asimetría de
información y competencias locales.19
Si se compara a México en el contexto latinoamericano, nuestro país avanzó de
un nivel central
a uno intermedio en la toma de decisiones. Hoy, este
proceso presenta fisuras que reclaman
atención y se deben a problemas derivados del desequilibrio en la distribución de
facultades y
recursos entre los gobiernos federal y estatales. El asunto
esurgente y así ha sido reconocido por la
nueva administración federal (2006-2012) y por algunos gobernadores.
III. Configuración del sistema educativo nacional y nuevos actores
La puesta en práctica de la reforma educativa ha traído consigo una gama de problemas, escenarios
inéditos y heterogéneos, y una combinación inestable de consensos, rechazos,
expectativas e
incertidumbres que apenas comienzan a explorarse (Álvarez, 2000; Pardo, 1999).
La fisonomía del
sistema educativo mexicano ha cambiado. Nuevos actores sociales surgen y
otros se hacen más visibles en el escenario de la educación nacional: gobiernos
estatales,
burocracias educativas federal y estatales; organizaciones sociales y del
sector productivo; padres
de familia y sus agrupaciones; organización gremial del magisterio en el ámbito
nacional y sus
secciones en cada uno de los estados; maestros y directivos escolares, entre
los más importantes.
Además, el actor central de la educación, el educando, ha regresado con nueva
fisonomía
conceptual y social a todos los tipos y niveles educativos.
Si se atiende la perspectiva de la eficacia educativa, social y política, la
capacidad de la
administración de la educación para establecer objetivos y metas, evaluar
resultados y compensar
desigualdades, transita por la gobernabilidad del sistema educativo nacional
(SEN). Éste no es sólo
un asunto técnico, ni trivial o meramente
instrumental; significa la aptitud para lograr que el sistema
realice sus funciones.
19
La gobernabilidad puede entenderse como
la medida en que el ejercicio de la autoridad y la toma
dedecisiones permiten orientar y conducir el funcionamiento del SEN hacia los objetivos de una
educación pertinente, de calidad y con equidad en los términos establecidos en
el artículo tercero de
la Constitución. Esto significa que la gobernabilidad es condición necesaria
para el mejoramiento de
la educación y del conjunto del
SEN
Gracias a la reforma emprendida en los años noventa y el incremento en la
investigación
educativa, hoy se tiene mayor claridad respecto a las formas de intervención
que distintos actores
ejercen en la gobernabilidad del
sistema educativo. En parte, este hecho parece estar
asociado a las
características de los diferentes tipos, niveles y modalidades de la educación,
así como a la
manera
en que se relacionan las autoridades educativas entre sí, con las
organizaciones sindicales y con
otros actores sociales.
En la educación superior influyen en la gobernabilidad de las instituciones
educativas, además
de su naturaleza jurídica autónoma o centralizada, sus cuerpos académicos, las
organizaciones
sindicales y las estudiantiles, los procesos de modernización emprendidos en
respuesta a las
políticas públicas federales, entre otros. Dependiendo de su naturaleza
jurídica, la gestión interna
puede estar más o menos determinada por autoridades que se ubican más allá del ámbito
institucional, en la SEP
En la educación media superior la situación es similar, sobre todo en el caso
de los centros
educativos vinculados a instituciones universitarias o tecnológicas. Otros subsistemas de educación
media superior dependen de la SEP o de autoridadesestatales. La creación
de la Subsecretaría de
Educación Media Superior como resultado de la reestructuración de 2005 de la
SEP es un hecho 20
que, sin duda, tendrá impacto en la gobernabilidad de este nivel educativo. La
administración del
presidente Felipe Calderón (2006-2012) definió desde su inicio que la reforma
de este nivel es una
prioridad.
La situación de las instituciones de educación básica es diferente. En ellas actúan, de manera
directa, tanto las autoridades educativas federales como las locales. La cadena de mando escolar
responde a distintas formas de intervención de las autoridades educativas, de
las burocracias y las
organizaciones sindicales.
La gestión escolar y la labor docente suelen estar subordinadas a marcos curriculares y
normativos que se establecen en la SEP de manera homogénea para todo el país,
con márgenes
estrechos de decisión local y escolar. Ante esta situación surgen demandas
reiteradas para ampliar
las facultades y atribuciones de las autoridades educativas de las entidades,
los docentes y directivos
escolares.
Sin embargo, no necesariamente a mayores atribuciones de la autoridad y de
otros actores
locales corresponderá una mayor autonomía profesional de los profesores,
entendiendo por ello la
posibilidad de tomar decisiones sobre aspectos del ámbito
pedagógico y curricular. Tampoco se
puede asegurar que este rasgo habrá de corresponder en
cada caso a una mayor creatividad en la
gestión. La descentralización es indispensable para que en los sistemas
estatales de educación se
puedan encontrar caminos y crear nuevospuntos de equilibrio, a fin de alentar y
promover una
innovación favorable a la calidad y la pertinencia con nuevos marcos de actuación y de rendición de
cuentas.
20
Existe el convencimiento de que, a través de relaciones crecientes de
confianza, se debe ampliar
el reconocimiento de la autoridad y la aptitud para tomar decisiones de quienes
se encuentran en los
niveles más cercanos al proceso educativo: el aula y la escuela. Las
autoridades educativas deberán
incrementar la capacidad de gestión de la escuela, de manera que utilice sus
recursos con eficiencia,
logre sus objetivos con plena eficacia y aliente una mayor participación
social, con especial
atención a la colaboración entre los propios docentes, entre éstos y los padres
de familias, y entre la
escuela y su entorno social y comunitario.
Frente a las peculiaridades de los niveles educativos y sus instituciones, la
gobernabilidad en los
distintos ámbitos del
SEN y en los estados se encuentra, en gran parte, condicionada a la reducción
de la plataforma burocrática de la autoridad federal. Este planteamiento tiene como consecuencia
atender la especialización de sus funciones y tareas con una orientación estratégica
hacia el
desarrollo educativo del
país orientado a la atención de las necesidades sociales. Por su parte, las
autoridades locales deben tener una intervención creciente y firme en el diseño
de las políticas y los
programas educativos, a fin de estructurar de manera paulatina sistemas
educativos propios, acordes
con las necesidades de su contexto.
Al analizar el proceso y los efectos de lafederalización se
advierte que el fortalecimiento de
competencias locales para la conducción y gestión de los servicios educativos
ha sido postergado.
Un camino para atenderla es la formación de
funcionarios en las entidades, crear grupos
profesionales con compromiso social, críticos e innovadores que permitan, por
un lado, la atención
pertinente a las necesidades locales y, por otro, el avance hacia una relación
más simétrica entre el
gobierno federal y los estatales respecto al diseño y aplicación de políticas y
programas educativos.
Como fruto de la transición democrática y el avance en la acción autónoma de
cada uno de los
poderes de la república, el Congreso de la Unión se perfila como un actor
relevante para establecer
condiciones jurídicas y financieras que sustenten de mejor manera los objetivos
de la reforma 21
iniciada hace quince años. Para asegurar los fines de la educación y cuidar la
relevancia y
coherencia de las políticas educativas, se requiere una nueva relación entre
los poderes Legislativo
y Ejecutivo, tanto en el orden federal como en el estatal
Atendiendo a la gobernabilidad, importa tener presente el papel que desempeñan
en el sistema
educativo cuatro actores: la burocracia educativa federal, los gobiernos
estatales, la organización
sindical, y los padres y madres de familia.
a) Burocracia educativa federal
Una parte de ésta apoyó el proceso de reforma impulsado desde la Presidencia de
la República en
1992, lo que permitió que en pocos meses se llevara a cabo la transferencia
administrativa de los
servicios de educación básica y formación dedocentes a los estados. Esto representó más de cien
mil escuelas, quince millones de alumnos, setecientos mil maestros y el
presupuesto
correspondiente para la operación de esos servicios.
32
Sin embargo, desde entonces persisten dos posturas extremas en distintas áreas
de la
administración central. Por un lado, resistencia a ceder nuevos espacios de decisión a los
estados, lo
que ha postergado o neutralizado decisiones del gobierno federal para continuar la
descentralización
y, por el otro, una actitud de deslinde de lo que consideran que ya no es su
responsabilidad.
Una especie de vacío surge cuando la instancia federal se retira a medias y la dependencia estatal
actúa sólo parcialmente debido al centralismo de la estructura fiscal y
política.
b) Gobiernos estatales
Por la convocatoria del presidente Salinas, los 31 gobernadores firmaron el
ANMEB y los
convenios de transferencia derivados; pocos de ellos manifestaron reservas con
las medidas
descentralizadoras, las cuales fueron bien vistas en algunos sectores políticos
y sociales, porque
respondían al añejo reclamo anticentralista de algunos estados, como los del
norte del país. Sin
embargo, era de esperarse que no todos tomaran la nueva obligación de conducir
sus sistemas
educativos con el mismo grado de responsabilidad y compromiso.
El interés de los gobernadores puede analizarse a partir de cuatro decisiones
básicas que les
corresponde tomar: la designación del titular estatal de educación; la
reorganización del aparato
burocrático de la educación estatal; el monto, destino y evolución de los
recursosestatales
asignados a la educación; y el diseño y desarrollo de un proyecto educativo
propio.
Respecto a la primera decisión, es importante analizar si los gobernadores
siguen uno de tres
cursos posibles: a) colocar al frente de la dependencia a un funcionario que
privilegie la seguridad
política, con o sin el perfil adecuado para la educación; b) designar a un
profesional con
competencias reconocidas para dirigir la educación estatal; y c) priorizar su
relación con la
organización sindical del magisterio y permitir que ésta tenga una influencia
determinante en la
elección del titular. En los años de la reforma, los tres tipos han ocurrido.
Es también importante observar si el discurso educativo modernizador que han
tenido que
adoptar los gobernadores, se traduce en un poder efectivo y estabilizador de
sus secretarios de
educación, y si se expresa en una política educativa que, por basarse en
consensos sociales,
trasciende los tiempos de una administración y logre poner en marcha reformas
de largo plazo.
En algunas ocasiones se remueve al secretario de educación ante el menor
conflicto; en otras, se
le reubica y se subordina el interés educativo al político, tanto en su
dimensión partidista como en la
sindical, que por lo regular suelen estar imbricadas. No es raro que haya
secretarios que no
consiguen permanecer en el cargo durante todo el
periodo gubernamental.
La segunda decisión está relacionada con la reorganización del aparato
burocrático de la 22
educación estatal, el cual no estaba preparado para recibir los servicios
educativos descentralizados.Después de 1992, las secretarías estatales
crecieron para atender la nueva responsabilidad, pero no
siempre con una visión racional apoyada en una gestión orientada a garantizar
la calidad de la
educación. Los factores que influyen en la designación del titular del sector intervienen también en
la configuración orgánica de la secretaría. Diferentes
intereses grupales (partidistas, gremiales, entre
otros) tienen influencia, en distinto grado, en las decisiones de
reestructuración y la integración de
los equipos de trabajo.
La tercera decisión importante tiene que ver con el financiamiento estatal a la
educación. Una de
las previsiones de la reforma consistía en incrementar la participación estatal
en el gobierno y el
financiamiento del
servicio educativo. Analistas como
Latapí y Ulloa (1997) subrayan que el erario
federal ha tenido que absorber un mayor porcentaje del gasto educativo previsto. Como ya se
mencionó, de 1990 a 1998 el gasto real total de la SEP se duplicó, mientras que
de 1990 a 1996 la
participación relativa de los gobiernos estatales al gasto público en educación
se redujo. Esta
situación ha tendido a mantenerse en el tiempo.
Existen indicios de que ante el cambio político que ha hecho más reñidas las
competencias
electorales, algunos gobernadores afectan el gasto en educación para destinar
recursos a otros
rubros de mayor visibilidad en el corto plazo, pues la rentabilidad electoral
de la política educativa
no es muy alta ni muy rápida. Por otra parte, los recursos federales asignados
a la educación con
frecuencia se administran en las secretaríasestatales de finanzas, lo cual
dificulta el acceso a los
ahorros y a los rendimientos financieros (Álvarez, 2000).
Además, los gobiernos locales, presionados por la organización sindical, han realizado
negociaciones salariales en las que los acuerdos rebasan los recursos
presupuestarios disponibles, lo
que conduce a una situación de déficit creciente de las finanzas locales.
En años recientes, gobernadores en lo individual o de manera colectiva a€•es el
caso de la
Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago)aۥ han
planteado al gobierno federal la necesidad
de aumentar el gasto educativo y modificar los criterios de asignación de
recursos. Un ejemplo de
acción individual es la del gobierno de Zacatecas, cuya postura se ilustra en
el cuadro 8 con la
declaración pública que hizo la gobernadora de ese estado el 4 de septiembre de
2006, sobre los
efectos nocivos que en el largo plazo han tenido las condiciones del ANMEB.2324
El cuarto elemento que conviene atender de una manera cuidadosa es el de
conocer cuántas
administraciones estatales han sido capaces de elaborar programas de desarrollo
educativo que
respondan con pertinencia y visión de largo plazo a las necesidades educativas
de su población, con
metas claras de cobertura, calidad y equidad. Una autoridad educativa débil,
sin compromiso del
gobernador y con escasez de recursos, puede limitarse a sobrevivir a los
problemas, sin impulsar las
reformas estructurales y funcionales requeridas para no lastimar intereses de
grupos. A lo anterior
habría que agregar una cultura institucional débil que, ante los cambioslocales
de gobierno,
dificulta el trabajo educativo de largo plazo y se traduce en una menor
responsabilidad social por
los resultados en educación.
Esta situación es ideal para realizar investigaciones educativas sobre la
evolución de los sistemas
estatales de educación desde esta perspectiva y hacer comparaciones entre
estados que ayuden a
comprender las condiciones del cambio y los logros en el
mejoramiento de la educación.
c) Sindicato magisterial
Por las características del sistema político mexicano, la
reforma de la educación estuvo
condicionada de origen a los intereses sindicales, puesto que fue necesaria la
firma de la secretaria
general del SNTE en el ANMEB. En consecuencia, para la gobernabilidad del
SEN y los sistemas
estatales, la organización sindical de los trabajadores de la educación son un
actor social y político
que no se puede marginar.
22
En 1989, un cambio en la cúpula sindical apoyado por
el presidente Salinas
puso fin a una etapa
de dieciséis años de cacicazgo sindical, el de Carlos Jongitud, caracterizado
por su dureza en el
control político y los excesos en el clientelismo corporativo.
23
La nueva dirigencia sindical,
encabezada por la maestra Elba Esther Gordillo, manifestó su intención de
llevar a cabo profundas
reformas democráticas al interior de la organización gremial y expresó un compromiso con la
calidad de la educación. Esta actitud favoreció, en 1992, la firma del ANMEB,
la reforma del
artículo tercero constitucional, la aprobación de la LGE, la ampliación del
calendario escolar, y la
introducción de las reformas pedagógicasy curriculares. Sin embargo, las
intenciones
modernizadoras manifestadas por los líderes magisteriales nacionales a
principios de los años
noventa se agotaron rápidamente y el sindicato orientó su trabajo a ampliar sus
posiciones
administrativas y políticas que alcanzaron un
fortalecimiento político impensable al inicio de la
reforma.
El historiador Alberto Arnaut (1996) ha documentado el proceso a través del cual, desde los años
cuarenta, el SNTE se fue consolidando como
asociación gremial casi única del
magisterio. Aunque
la unidad del sindicato fue un factor importante para proteger a los profesores
de los abusos de las
autoridades y caciques locales y garantizarles un salario digno, el sindicato
fue excediendo los
límites de su naturaleza y controlando monopólicamente la profesión docente no
sólo en sus
intereses laborales, sino también en los profesionales, técnicos y políticos,
hasta llegar a ser el
interlocutor dominante y, a veces, insustituible ante los gobiernos de la
república.
Conviene destacar dos consecuencias de esta situación: la primera es la
limitación del
poder
educativo del Estado. Las autoridades educativas, federales y estatales tienen
que ser muy hábiles
para saber incorporar en sus planes de trabajo los reclamos y opiniones
sindicales y así dar con ello
factibilidad a los cambios que quieren realizar. Dado que se corre el riesgo de
que el poder sindical
crezca dentro de las secretarías de educación en los estados mediante el
control de muchos puestos
de mando, la autoridad educativa debe ser capaz de distinguir si está tratando
confuncionarios
leales o con representantes de los intereses sindicales, a fin de identificar
si los asuntos que se 25
discuten son sindicales, laborales o estrictamente educativos.
La segunda consecuencia se refiere al desarrollo futuro de la profesión
magisterial. Según Latapí
(2003, p. 157), como resultado de sucesivas concesiones gubernamentales, un
sindicato nacional
fuerte puede controlar el mercado laboral del magisterio (tráfico con plazas) y
“… mediatizar todos
los aspectos del desempeño de los maestros: su formación, el sistema
escalafonario, los premios,
castigos, becas, créditos y licencias, la evaluación de su trabajo, la libertad
para presentar iniciativas
o la creatividad para innovar y con ello asumir una representatividad global en
la interlocución con
el Estado”.
Presionados por la confrontación sindical, los gobiernos estatales confunden al
sindicato con los
maestros y toman decisiones sin incorporarlos de manera responsable y creativa como
profesionales. Latapí (2003) advierte que, con frecuencia, las discusiones que
preceden a una
decisión se llevan a cabo a puerta cerrada entre el sindicato y las autoridades
locales, y en ellas los
asuntos académicos se entreveran y confunden con intereses político-sindicales.
Por otro lado, el sindicato, que en la mayoría de los estados opera con dos
secciones, una que
controla el subsistema estatal y otra el federalizado (los servicios
transferidos), ha conseguido que
en algunos de ellos persistan en paralelo estos subsistemas como ámbitos
jurídicos, administrativos
y de planeación separados, lo que generaproblemas de gobernabilidad como
ineficiencia en el uso
de los recursos, inhabilidad para generar ahorros, generación de conflictos
laborales, dobles
negociaciones, límites al poder del Ejecutivo estatal, todo ello con impacto en
la calidad del servicio
educativo.
Cuando la organización gremial controla los ascensos, los supervisores y
directores escolares se
sienten comprometidos con ella, en tanto que perciben
lejana o ausente a la autoridad. Así, un
sindicato de esta naturaleza opera a través de la complicidad con algunas
autoridades para proteger
cotos de poder y prebendas, como
ya fue señalado por Jaime Torres Bodet, desde hace más de
cuarenta años, en sus Memorias (1972).
La alternancia partidista en los gobiernos locales, por desgracia, no ha
significado aún un
rompimiento con la tradicional cultura corporativa, patrimonialista y
clientelar. El Partido Acción
Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) reproducen
prácticas viciadas
identificadas anteriormente sólo con el Partido Revolucionario Institucional
(PRI). Algunos líderes
sindicales han logrado vender sus servicios de respaldo
incondicional y masivo a las campañas
electorales y actos gubernamentales a cambio de beneficios personales o
gremiales.
A diferencia del
temor que tenía el gremio, en 1992, de que se fragmentara su organización, ésta
se ha visto fortalecida. Los liderazgos sindicales del magisterio local han adquirido mayores
espacios, así como relevancia en el escenario
político de cada estado, sin que ello mejore la
prestación del
servicio educativo. Se observa que laparticipación de gobernadores y autoridades
educativas locales en varios estados ha propiciado acuerdos con el SNTE local y
decisiones
insostenibles en materia económica. Mientras el sindicato se fortaleció, las
negociaciones salariales
acumuladas fragmentan el desarrollo del sistema educativo estatal.
Al tiempo que el sindicato se fortalece en los ámbitos educativo y
administrativo, ha
aprovechado las coyunturas políticas para extender su poder hacia las
comisiones de educación en
los congresos federal y estatales, lo que limita la capacidad de dichas
comisiones para intervenir en
el diseño de la política educativa y en la fiscalización de los recursos
destinados a la educación.
24
En síntesis, las relaciones entre las autoridades educativas y la organización
sindical se han
estructurado en un esquema de confrontación, centrado en la negociación
salarial y en el26
posicionamiento político. Sin embargo, no parece que puedan
lograrse avances significativos en el
mejoramiento de la educación básica sin que las autoridades educativas y la
organización sindical
establezcan y fortalezcan acuerdos que permitan asegurar la mayor cobertura, la
atención a la
calidad y el abatimiento de las desigualdades educativas.
d) Padres y madres de familia
Al ingresar con nuevo reconocimiento al escenario educativo, gracias a la
apertura propiciada por la
reforma, los padres y madres de familia están adquiriendo las competencias
necesarias para
concretar sus demandas de una educación escolar pertinente para sus hijos.
Tradicionalmente excluidos de la escuela, tanto por elgobierno como por el
sindicato
magisterial, los padres y madres de familia tienen dificultad para participar y
valorar los cambios,
pues no tienen los instrumentos ni el poder para exigirlos. Sin
embargo, la ley establece el
funcionamiento de los consejos de participación social en los ámbitos escolar,
municipal, estatal y
nacional. Los escolares y municipales se han
ido creando a ritmos diversos en la mayoría de los
estados; los estatales, si bien han sido constituidos de manera formal, en la
práctica funcionan pocos
de ellos, mientras que el nacional se ha convertido en organismo de adorno.
Como en otros aspectos de la reforma educativa, ésta aportó nuevos
elementos de acción y
mecanismos de funcionamiento que suelen sedimentarse junto con los ya
existentes, y se crea así
una confusión que no es fácil de solucionar y alimenta la cultura de la
simulación.
A pesar de la tradición de autoritarismo existente en la sociedad y el gobierno
mexicanos y del
cual no escapa el sector de la educación, en muchos estados se han encontrado
mecanismos
adicionales para lograr que los padres y madres de familia participen de manera
activa en proyectos
escolares innovadores, que atienden los problemas de absentismo, prevención de
adicciones,
seguridad escolar, desnutrición, bajo aprovechamiento, deserción y reprobación.
Con todo, su
participación tiene un papel subordinado y remedial y
no una influencia significativa en el apoyo a
los fines de la educación y el funcionamiento de la escuela de sus hijos.
Por último, la intervención de los actores sociales suele
expresarse con mayorintensidad a través
de presiones coyunturales sobre la asignación de recursos presupuestarios para
la educación. En
ellas se revelan intereses diversos y, con frecuencia, divergentes e incluso
antagónicos manifestados
en los distintos niveles de la administración pública, así como en el ámbito
directo de la acción de
las autoridades educativas, del Congreso de la Unión, de la organización
sindical y la vida cotidiana
de las escuelas.
Parece inimaginable la serie de obstáculos que la administración de los
sistemas educativos
enfrenta para impulsar y sostener transformaciones positivas en la realización del
derecho a la
educación. 27
Reflexiones finales
La capacidad de los funcionarios de la educación para establecer objetivos y
metas, evaluar
resultados y compensar desigualdades transita por la gobernabilidad del
sistema.
En estos años de reforma se ha aprendido que el grado de gobernabilidad del SEN y los sistemas
estatales de educación refleja las fortalezas, debilidades y tensiones que se
viven al interior de éstos,
así como los avances democráticos del sistema político y los valores del conjunto de las relaciones
sociales. Ejercer la autoridad educativa es una actividad compleja para las
personas responsables en
el gobierno federal y los estatales, pues esa actividad se ve afectada por
condicionamientos y
presiones coyunturales y estructurales, provenientes de distintos grupos de
interés que funcionan
con sus propias lógicas de acción. En estas circunstancias, el gobierno del
sistema educativo en
todos los niveles de su gestión a€•desde la SEP, lassecretarías de educación o
sus equivalentes en
las entidades federativas, hasta la supervisión y dirección escolaresa€•
enfrenta desafíos de distinta
índole, los que hay que identificar para llevar a cabo una rectoría eficiente y
eficaz cuya orientación
responda de manera plena a las necesidades de los grupos sociales.
Plantear la mejora de la educación desde la perspectiva de la gobernabilidad y
el proceso de
descentralización adquiere relevancia frente a una diversidad de situaciones
como las siguientes: a)
el debilitamiento de autoritarismo en la sociedad y la política, y paulatino
fortalecimiento de la
democracia; b) la disminución e incluso pérdida de legitimidad de las
decisiones centralizadas a
favor de una escuela cercana a la comunidad; c) la disminución de los riesgos
de dispersión y
polarización de una descentralización influida por la subsistencia de contextos
desiguales entre las
entidades y al interior de ellas; d) la insuficiencia de los esfuerzos por
promover la participación de
la sociedad en el quehacer educativo; y e) la confusión sobre el papel de la
organización sindical en
las decisiones exclusivas de la autoridad educativa.
Por todo ello, es preciso resaltar la necesidad de avanzar en el federalismo de
signo
descentralizador, y cuidar que exista equilibrio entre la unidad e integración
nacional, por una parte,
y el desarrollo de las identidades regionales, estatales y comunitarias, por el
otro, al atender
diferentes condiciones y necesidades por medio de la construcción de nuevas
bases para el ejercicio
de la autoridad y la toma de decisiones eneducación y el bienestar humano al
que ella está referida.
En el horizonte de una república federal es ineludible una nueva relación de
los poderes federal y
estatales, así como una apertura de la administración pública a los deseos de
participación que la
sociedad manifiesta en el plano de la escuela, el municipio, el estado y el
país.
La gobernabilidad en la educación exige también nuevas formas de relación entre
la SEP, las
secretarías de educación o sus equivalentes en las entidades y la organización
sindical de los
trabajadores de la educación, de modo que la prioridad sea el desarrollo
personal y comunitario.
Es importante tomar en cuenta que el aseguramiento de la gobernabilidad de la
educación
requiere marcos jurídicos idóneos en distintos niveles
jerárquicos de la administración que se
apoyen en los aprendizajes que los años de la reforma han propiciado.
Al respecto, se proponen tres premisas que pueden orientar la
actualización o diseño de nuevos
instrumentos jurídicos.
1. Social y políticamente el proyecto de reforma educativa necesita un sustento normativo que
defina los procesos escolares de cumplimiento del
derecho a la educación y que le dé apoyo político
a las funciones formativas del
sistema educativo en su conjunto y de cada centro escolar. En otras 28
palabras, el significado social y político de las normas
jurídicas de la educación reside en que hagan
factible la gobernabilidad del
sistema.
2. El conjunto de regulaciones que apoyen las funciones formativas de la
escuela debe atender
dos dinámicas: una, la demanda social para elcumplimiento del derecho a la
educación y, dos, la
orientación de todos los recursos gubernamentales y escolares a€•recursos
públicos a fin de
cuentasa€• hacia la situación deseable de convivencia social expresada en los
fines de la educación.
Por ello, la normativa debe ser valorada como un elemento que legitima e
impulsa la aspiración
de equidad en el servicio educativo y en la convivencia democrática.
3. Los instrumentos jurídicos han de tener como rasgo distintivo la capacidad
de responder tanto
a los cambios sociales, como a las condiciones reales en que opera el sistema
educativo y aquellas
con las que se implanta la reforma de la actividad escolar.
No obstante la importancia de las premisas anteriores y su prioridad lógico-
política, no debe
olvidarse la necesaria articulación de las dimensiones pedagógica y curricular
con la gobernabilidad
general del
sistema. Es en el ejercicio de la autoridad educativa en los niveles macro aۥ
y mesoaۥ
del
sistema que deben garantizarse las condiciones materiales, laborales y
políticas que favorezcan
que los centros educativos ligados a sus comunidades puedan hacer su trabajo
concentrando sus
esfuerzos en una tarea específica: la formación de ciudadanos.
Si lo anterior se efectúa podrán observarse cuatro indicadores de
transformación de la gestión:
ï‚· La escuela funcionará de manera regular, dispondrá de los recursos
materiales necesarios para su
función social, y utilizará con eficacia y eficiencia el tiempo dedicado al
aprendizaje.
ï‚· La escuela promoverá el desempeño profesional de sus docentes, y dará
aliento al trabajocolegiado en la toma de decisiones con base en metas
construidas de manera compartida.
ï‚· Todo el personal de la escuela a€•directivo, docente y no
docentea€• unido a la supervisión
escolar asumirá la responsabilidad por los resultados educativos y evaluará su
quehacer de
manera sistemática para aprender de su experiencia y orientarse en forma
institucional a su
propia mejora.
ï‚· La escuela estará abierta a las necesidades de la
comunidad a la que sirve y logrará una relación
de cooperación con las madres y padres de familia.
En conclusión, el cambio en la educación mexicana, como producto de la
reforma, es un proceso
abierto. Su eficacia depende del compromiso de los actores
sociales y políticos con el fin primordial
de toda acción educativa: el desarrollo humano.
Pies de página
1
Uno de los elementos visibles de este primer paso fue
el hecho de que la emisión de los cheques
de los trabajadores de la educación se empezó a hacer en cada estado, asunto
que no era
operativamente trivial. Sobre la reorganización de la
Secretaría, véase Latapí, 2004.
2
Consultadas en www.inegi.gob.mx el 5 de septiembre de 2006.
3
El tema del
derecho a la educación posee su propia complejidad filosófica, sociológica y
jurídica.
En México este derecho fundamental tiene que ver de manera principal con la
educación
obligatoria, que en el país se refiere a la educación de tipo básico
(tres-catorce años) y el Estado
tiene que garantizar su universalización y gratuidad.
4
El organismo se llama Administración Federal de Servicios Educativos en el
Distrito Federal. 29
Cuando se incluye al Distrito Federal sehabla de “entidades federativas” y son
32. Al hablar de los
“estados”, que son 31, se excluye al Distrito Federal, entidad sede de los
poderes federales y centro
político y económico del país.
5
Ver informes del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (inee),
a los que se puede
tener acceso a través de la página de Internet www.inee.edu.mx
6
La reforma educativa se ha concentrado en la educación básica, pero también,
con distintos
marcos de actuación y ritmos de realización, se han impulsado cambios en la
educación superior y,
en menor grado, en la media superior. Véase, por ejemplo,
SEP, 2000, para el gobierno de Ernesto
Zedillo.
7
Texto de la última reforma publicada en el Diario Oficial de la
Federación el 4 de enero de 2005.
8
Para contribuir a mejorar este aspecto, la SEP, a
través de la Subsecretaría de Educación Básica,
promovió, con la coordinación de Margarita Zorrilla, un trabajo de análisis,
sistematización,
discusión y propuesta sobre la normativa para regular el funcionamiento de las
escuelas de
educación básica. Este trabajo fue publicado en diciembre de 2006 con el título
Orientaciones
generales para la elaboración de la normatividad en las entidades federativas. Del gobierno y
funcionamiento de las escuelas de educación básica. Una versión en
formato electrónico PDF
puede consultarse en la siguiente página web
https://basica.sep.gob.mx/dgdgie/cva/imagenespag2006/Gesti%C3%B3n/GestionC1.pdf
9
Sobre la LGE, ver Barba, 1994.
10
Reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación, 28 de enero de 1992.
11
Reforma publicada en el DiarioOficial de la Federación, 5 de marzo de 1993.
12
Reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación, 12 de noviembre
de 2002.
13
Ver la página de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos
(www.conaliteg.gob.mx).
Ver información sobre la Biblioteca del Normalismo, la
Biblioteca de Actualización del Magisterio
y las bibliotecas de los Centros de Maestros.
14
Para más información, ver página de Internet de la SEP www.sep.gob.mx
15
Cuestionario que se levanta al inicio y al final de cada ciclo escolar en todos
los tipos, niveles y
modalidades educativas a escala nacional; los directores asientan información
cuantitativa sobre los
alumnos, los maestros, la infraestructura, entre otros.
16
https://www.inee.edu.mx/
17
Para apreciar el esfuerzo realizado por este programa, véase la cantidad de
docentes de educación
básica que aparece en el cuadro 1 de este texto, y para mayor información sobre
el PRONAP, véase
la página web https://pronap.ilce.edu.mx
18
Para mayor información, consultar
https://www.sep.gob.mx/work/resources/LocalContent/85164/1/AE_NACIONAL_12.pdf
19
Ver Tenti, 2003. Este texto puede ser consultado también en:
https://www.iipebuenosaires.org.ar/difusion/publicaciones/_pdf/Gobernabilidad.pdf
20
Ver el planteamiento de Barba, 2000, sobre la asunción de responsabilidades de
los estados como
un proceso de estatalización.
21
Estas cifras no representan el total de la educación básica nacional. Habría que agregar las que
corresponden a las escuelas que ya estaban siendo administradas por los
gobiernos estatales, más el
porcentaje de la educaciónprivada.
22
Véanse las opiniones de los ex secretarios de la SEP. Latapí, 2004.
23
El corporativismo no indica sólo una forma de relación con el gobierno;
significa también el 30
control de recursos y posiciones administradas como propiedad del gremio, lo que da a éste un
fuerte rasgo patrimonialista.
24
En las elecciones federales de 2006, el SNTE actuó como partido
político a través del Partido de
Nueva Alianza (PANAL) y estableció compromisos con el partido gobernante.
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Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en
Educación(1).https://www.ice.deusto.es/rinace/reice/vol2n1/Zorrilla.pdf32
* Margarita Zorrilla Fierro es profesora del Departamento de Educación de la
Universidad
Autónoma de Aguascalientes. La autora ha desarrollado actividad docente en
todos los niveles
educativos, ha participado en comités de diseño y evaluación de programas de
licenciatura y de
posgrado, así como
de proyectos de investigación de fondos sectoriales y mixtos del Conacyt. Ha
realizado investigaciones en el área de políticas educativas, la evaluación, la
eficacia escolar y
mejora de la escuela y la educación secundaria. Fue presidenta del Consejo Mexicano de
Investigación Educativa (COMIE) y ha desempeñado cargos directivos en el
sistema estatal de
educación. Forma parte del
Consejo Técnico del Instituto Nacional para la Evaluación
de la
Educación, del Consejo de
Especialistas para la Educación de la sep y del Consejo Consultivo de la
Subsecretaría de Educación Básica.
* Bonifacio Barba Casillas es profesor del Departamento de Educación de la
Universidad
Autónoma de Aguascalientes,México. El autor ha
desempeñado cargos administrativos y directivos
en la universidad de adscripción y ha participado en comités de diseño y
evaluación de programas
de licenciatura y de posgrado; ha realizado investigaciones sobre los valores y
el desarrollo moral
de estudiantes de educación básica, media y superior, incluyendo entre estos
últimos a estudiantes
de Escuelas Normales, instituciones que ofrecen la formación para el magisterio
en la educación
básica obligatoria de 12 años en México. Ha realizado también trabajos de
investigación y de
asesoramiento con profesores en ejercicio. Tiene
participaciones en eventos académicos nacionales
e internacionales y ha publicado libros, artículos y ensayos sobre sus temas de
investigación. Fue
colaborador durante varios años del
Programa de Educación para la Paz
y los Derechos Humanos
de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y fue asesor del Instituto de
Educación de
Aguascalientes en un programa de formación continua de docentes para la
educación en valores.
-------- ----- ------ ----- ----- ------
El siglo XX se caracterizó por reformas educativas concentradas en lograr la
cobertura del
servicio, asumiendo que con ello se cumplía un principio de equidad
en la distribución de los bienes públicos y las oportunidades de desarrollo
para
personas y colectivos sociales —sea la nación, sus regiones, comunidades o
familias— de las que formaban parte.
Para ello, además de la cobertura entendida como multiplicación de escuelas,
maestros, libros de texto y la diversificación de servicios educativos
adecuados a
lascondiciones y contextos de las niñas, los niños y los jóvenes de nuestro
país,
fue necesario proponer una propuesta curricular (planes y programas de estudio,
métodos de enseñanza-aprendizaje, criterios de evaluación, entre otros
elementos) que buscaba aprovechar al máximo los pocos años de la mayoría de
los mexicanos, acercándolos a contenidos fundamentalmente de corte académico,
más con un afán acumulativo (saber por saber) que con la idea de transformar
procesos y resolver situaciones de vida.
Otro ámbito importante de las reformas educativas del siglo XX fue la
transformación administrativa de la educación y las escuelas, promoviendo
autonomías territoriales en la gestión, reduciendo niveles de mando y creando
esquemas de apoyo que compensen desventajas sociales para resarcir la
inequidad y permitir que el esfuerzo educativo llegue a buen puerto.
Sí, la educación existía porque ahí estaban las escuelas; sí, la escuela tenía
claro
el paquete de contenidos que debía distribuir en su población; sí, la manera como
se administra la escuela es clara y está bien reglamentada. Todo parecía muy
fácil
y desde muchos cubículos académicos se daba por resuelto el problema, pero
algo pasó en las últimas décadas del
siglo XX que comenzó a cuestionar este
modo de ver la educación “como un problema de
tiempo” para comenzarlo a ver
“como un
problema de profundidad”. Lo que ha ocurrido, sin duda, tiene que ver
con el desplazamiento del libro como contenedor de los saberes humanos y el
surgimiento de formas impredecibles de acumulación, transportación,
almacenamiento y recuperación en tiemporeal del saber científico en
contenedores digitales que pueden asumir casi cualquier formato y fluir hacia
cualquier dirección.
Si la manera como se
organizó la escuela no determinó una reforma educativa y la
forma como se
distribuyó la autoridad escolar tampoco. sPor qué esta manera
de
transformar y almacenar el conocimiento humano sí logró cambiar la educación?
sHacia dónde irían las reformas que se sumen a las que se
hicieron en el siglo
XX? Cabe decir que este último aspecto ya venía impactando dos líneas de
influencia importantes para la escuela y la educación pública:a) La autonomía
escolar, entendida como la capacidad de la comunidad a la cual
pertenece la escuela y la convivencia interna, y
b) Los procesos de formación docente que desde la última década del siglo XX
comenzaron a mostrar nuevas formas de reclutamiento y especialización, así
como exigencias de escolaridad cada vez mayores, como mínimo, licenciatura a
partir de 1984.
Y aunque en un primer momento esta especialidad acumulada tenía que ver con
la exigencia académica del nuevo curriculum, esto hizo a muchos países
desplazar las escuelas normales a los ámbitos universitarios como una política
para solucionar la exigencia de esta especialización docente, lo que quedó en
juego en el fondo ha sido la necesidad de desarrollar una habilidad didáctica
efectiva, vinculada a la interacción de contenidos que debían movilizar haberes
y
saberes más allá de la memoria.
La primera forma de entender y administrar la escolaridad —que podríamos
denominar “de primera generación”— data de hace más de 200 años y creó
un“cierto tipo de escuela” y una “forma muy estructurada de escolaridad”. La
segunda generación “combina administración y gestión escolar” con “tablas
taxonómicas” que buscan analizar y organizar los contenidos con el uso
operativo
de ciertos verbos que le otorgaran sentido de movimiento a los aprendizajes “por
objetivos”, apoyados en investigaciones que los psicólogos del desarrollo
humano
hicieron a mediados del siglo XX . En ambos casos: la escuela del siglo XX y las
del siglo
XIX, aunque pueden resultarnos familiares, son obsoletas.
En el mismo sentido, debatir si la educación debe ser central o descentralizada
es
un debate del
siglo XX; discutir si la escuela debe asumir la prescripción curricular
o gozar de cierta autonomía para determinar su desarrollo educativo también es
una discusión falsa y obsoleta. En realidad, la escuela ha consolidado un poder
público especial en los últimos años del
siglo XX y primeros del XXI y logró
también una importante influencia en la economía.
Estamos hoy frente a nuevas exigencias que requieren nuevas
soluciones. Las
acciones tomadas antes, nos ubican frente a la oportunidad de iniciar una
reforma
de la educación y la escuela pública de tercera generación, donde el punto
central
estriba en llevar la cobertura educativa a lo que hoy denominan calidad
educativa
y que se vincula, en última instancia, al logro educativo de los alumnos, a lo
que
cada uno sepa, pueda y decida hacer, con responsabilidad y autonomía, a favor
de sí mismo y de la sociedad. Es relevante asumir que no se trata de cualquier
tipo de logro académico, porque hoyel debate no tiene que ver con los
contenidos
del curriculum, sino con la forma a través de la cual se ponen en movimiento
facultades, habilidades y destrezas del educando para lograr todo esto que
estamos señalando.
De ahí que el primer elemento de este paquete de reformas sea una política
curricular centrada en competencias y aprendizajes esperados, no en contenidos
ni en temarios construidos “taxonómicamente” para entrenar la memoria y la
capacidad de repetición de los estudiantes.
Los desempeños esperados de los alumnos movilizan, desencadenan e impulsan
competencias y aprendizajes esperados, por encima de los modelos anteriores
donde la mente resultaba ser un simple “contenedor” de información e
instrucciones para su uso. Las habilidades sociales y
ciudadanas sólo formaban
parte de la retórica. Ahora, las competencias y aprendizajes esperados
son la
base de una política curricular de tercera generación que estamos impulsando en
nuestro país.
En este nuevo diseño, proponemos cinco campos estratégicos para desarrollar y
fortalecer las habilidades de comunicación de los estudiantes: 1) dominio del
español como herramienta de comunicación entre todos los mexicanos y con otras
comunidades internacionales, culturalmente afines; 2) el inglés como segunda
lengua, con un nivel importante de desempeño cuando se termina la educación
básica para vincular a nuestras niñas, niños y jóvenes con el mundo y buena
parte
de la producción científica y tecnológica que se desarrolla en el planeta, y 3)
el uso
de la lengua materna, cuando se trata de las culturas originarias,
comoreconocimiento al valor de la pluralidad, principio de identidad de nuestra
nación,
de su riqueza cultural y de lo que podemos aprender, entre nosotros.
La renovación de saberes científicos es otro de los campos estratégicos, para
atender y ser parte de la revolución del conocimiento que se está
operando en
este ámbito y que no se detendrá en las próximas décadas. Por el contrario, la
tendencia es que los conocimientos se renueven aceleradamente, por lo que
estamos obligados a formar, desde la escuela, mexicanos que en el siglo XXI
reconozcan y atiendan la necesidad de estar actualizados permanentemente, que
quieran y sepan aprender por sí mismos a lo largo de la vida.
El cuarto campo son las habilidades digitales y está ligado a las destrezas de
la
comunicación del
estudiante. Ya no se trata de saber manejar una computadora o
saber aplicar los comandos de un programa, éstos cada
día serán más simples,
responderán a comandos de voz o al movimiento. Lo que está en juego es la
posibilidad de realizar trabajo colaborativo en red y emprender formas de
interacción no conocidas en la vieja educación y la escuela del siglo XX.
De ahí que una meta para la reforma de tercera generación es conectar a las
escuelas, no al Internet del siglo XX, porque así como los programas de cómputo
son insuficientes, el Internet también lo será, sino a enlaces de alto
desempeño
que respondan a las necesidades específicas de la educación que los mexicanos
estamos construyendo para nuestros hijos, como lo han hecho sociedades de
otros países al conectar sus escuelas a la fibra óptica para realizar desde
ypara
las escuelas públicas, videoconferencias, intercambio de información digital y
teleeducación en ambientes que posibiliten una interacción total, como lo
permite
este tipo de conectividad que supera por mucho el chat y el correo electrónico
que
pertenecen al siglo pasado.Estamos pues, frente a una revolución de la
convivencia social, que liga cada día
de mejor manera las redes sociales a las de aprendizaje y que deben promover
espacios virtuales de aprendizaje, autonomía del estudiante frente a la
mediación
del aula y del entorno escolar y libertad del estudiante frente a un docente
que
dicta el saber.
El quinto ámbito de este enfoque tiene que ver con el desarrollo democrático de
los pueblos, es decir: la transparencia y la rendición de cuentas, aplicadas a
la
educación, con el perfeccionamiento e impulso de métodos y mecanismos de
evaluación y desarrollo de instrumentos de prueba que permitan demostrar el
logro de cada estándar y cada desempeño que establece el curriculum por parte
de los estudiantes y que permitirán mostrar a la sociedad la eficiencia, valor
y
alcance del Sistema Educativo Nacional, particularmente de sus alumnos,
docentes y autoridades educativas.
El reconocimiento del
docente en este tipo de sociedades tiene que ver con sus
resultados, no con su papel. En el siglo XX bastaba con ser docente; en el XXI
hay
que ser un docente que dé buenos resultados a la sociedad y demuestre esos
resultados con el logro de sus alumnos, el cual debe ir más allá de la
acumulación
de información. Todo ello para movilizar, en la práctica, un
saber social mucho
másvinculado al hacer, al uso de herramientas en el análisis y la búsqueda de
respuestas, a las posibilidades de comunicación a través de la lengua y el
pensamiento. Estamos frente a exigencias mucho más
finas que el mero
desarrollo secuencial que propiciaba la lectura simple, que nos remitía al
pensamiento simple.
Este modelo de alfabetización que nuestros países propiciaron
en el siglo XX a
través de sistemas escolares de gran cobertura, hoy es obsoleto. No
pretendo
decir que el pensamiento simple no es necesario; siempre será la base del
razonamiento complejo. Los conocimientos iniciales, puestos de manera adecuada
al alcance del alumno, afinarán sus habilidades y herramientas intelectuales de
tal
manera, formarán parte de una sociedad conectada, de una red de saberes y
ambientes virtuales que les permitirán crecer y vivir como personas plenas,
productivas y felices, en una sociedad digital que intercambiará mercancías,
ideas,
y hasta emociones y sentimientos, no sólo personalmente ni en el intercambio
social directo, sino cada vez más a través de redes sociales virtuales, locales
y
mundiales.
Los modelos de evaluación tienen que delinear trayectorias
personales y
personalizadas en los alumnos. Si las redes y
los estándares curriculares impulsan
la autonomía escolar, la evaluación convertirá al alumno en una persona en la
cual
puede recaer una política pública que resuelva a tiempo un rezago escolar
descubierto por un buen instrumento de evaluación.
Si estos rezagos no se descubren y si las debilidades sociales no se resuelven
a
tiempo a través de programas sociales decompensación o de políticas remediales
en los desempeños de los estudiantes, la calidad educativa no existirá porque
la
intención de educar no tiene que ver con el logro de números o medidas, no es
la
valoración escolar un sistema de pesas y medidas, sino un distribuidor de
equidadque determina a tiempo las debilidades estructurales derivadas del
curriculum y de
los fallos personales en el desempeño de alumnos y docentes.
Si no somos capaces de vernos en este espejo e
identificarnos con estas
referencias será difícil que tengamos la probidad y la visión que tuvieron
nuestros
abuelos al decidir el tipo de escuela que nos dieron en el siglo XX. Si no
somos
capaces de avizorarlo será difícil incrustar a México en la sociedad del
conocimiento.
Es importante crear un nuevo marco institucional para la evaluación educativa,
con
organismos autónomos y altamente especializados que midan los desempeños de
docentes y alumnos en forma personalizada e, inclusive, definan a tiempo y en
forma estímulos y principios de mejora muy claros, cada día mejor establecidos
en
nuevos reglamentos de profesionalización y en modernos estatutos de desarrollo
profesional de los que parecen ser los nuevos distribuidores de la riqueza
social:
los docentes en sus escuelas.
Si somos capaces de crearlo, regularlo, reglamentarlo y establecerlo con
claridad
nada impedirá que México se convierta en lo que está llamado a ser: la quinta
potencia mundial.
Estamos todos frente a un escenario complejo, pero
colmado de oportunidades.
Hoy, hablar de calidad educativa, nos exige ir más allá de la cobertura y del
mero“logro académico” por el que se pronuncian investigadores de fuera y dentro
del
país, sin alcanzar a observar las múltiples dimensiones que la reforma de la
educación básica trae a cuestas, una transformación que no puede darse la pausa
de preocuparse sólo por el presente sino que debe enfrentar el riesgo de
imaginar
y construir desde ahora el futuro, el de nuestros hijos, sí, pero entendiendo
que
ese —y no otro— será necesariamente el futuro de México.
Críticas las hay y es necesario escucharlas, valorarlas, entenderlas y
reconocerlas
desde la precaución por temor a correr riesgos mayores o innecesarios; o bien
desde la protesta porque no se comulga con los principios, con las ideas, con
la
visión del pasado y del futuro que cada cual, legítimamente, quiere para el
país.
Sin embargo, pueden venir también desde el interés que se ve afectado ya sea
porque se rechaza hacer de la educación y la escuela pública la vanguardia
educativa de nuestro país o ya porque no se quiere hacer más de lo que antes se
hacía, o bien porque se tiene el interés mezquino de descalificar al otro para
ocupar ese lugar que se apetece, sin más propósito que el beneficio propio.
Bienvenidas las críticas, pero rechacemos las
descalificaciones. Ya hay mucho
encono como
para cultivarlo en el noble campo de la educación. Dialoguemos
para avanzar juntos, no para detenernos todos. La reforma de la
educación es
necesaria y tiene una buena marcha. No es un programa del Gobierno, sino una
política pública que necesita de todos para avanzar con éxito.