EL SÍMBOLO DEL PODER ES EL SIGNO $
“La alienación es el aspecto mas importante del capitalismo sobre la
personalidad”
Erich Fromm
Cuando a un niño sale por primera vez a conocer la ciudad, éste
descubre que se encuentra sumergido en un mundo en donde reinan los signos, en
cada esquina, en cada vitrina, en cada lugar en donde su vista se fije
encuentra señales, iconos, índices y símbolos que lo
invitan al consumismo; así que desde muy temprana edad él se
apodera de todos estos signos para apropiarse de su realidad inmediata
“la ciudad”. Empaques tornasolados, anuncios brillantes, vallas
publicitarias con letreros de colores llamativos y modelos semidesnudas, todos
lo seducen, lo despojan de su voluntad y lo incitan a comprar, ha satisfacer el
deseo de poseer.
El niño al entrar a la escuela empieza a descubrir que el símbolo
de poder es el signo $, porque allí es donde comienza la competencia que
sólo tendra fin el día en que a ese niño se le acaben
los días, la competencia del capitalismo, la competencia por ser el
mejor y tener lo mejor: cuadernos argollados con fotos de modelos en vestidos
de baño, bolsos Adidas, los zapatos de moda del momento, y el dinero que
le permite tener acceso a todas las galguerías que venden en la tienda
escolar a la hora del recreo, es que este lugar también se viven las
diferencias de clases.
Al crecer ese niño se convierte en unadolecente que se esfuerza por ser
el mejor de su clase, por sobresalir y así poder acceder a un cupo en
una universidad pública, porque él tiene muy claro que el
conocimiento es otra forma de poder, y que “para ser alguien en la vida
hay que prepararse”. Cuando éste se ve convertido en un hombre,
como diría mi mama “hecho y derecho”, gracias a su
desempeño logra ubicarse en una buena empresa y ocupar un alto cargo,
que le sube el status y le da la llave de la felicidad el dinero.
Toda su vida este hombre trabajo para obtener esto, y
cuando lo obtuvo le dio rienda suelta a sus deseos de poseer, ¿poseer
qué? poseer la ciudad o lo que pueda de esta, sin medir sus actos,
él es despojado, desposeído, absorbido y enajenado, pero al mismo
tiempo realizado y satisfecho en su deseo, pues la urbe es contradictoria, es
generosa y egoísta, ofrece y niega, muestra y oculta, da y quita.
Él también esta engañado (como muchos de nosotros), tanto
que cree que todo lo puede llegar a comprar, él sabe (aunque no tiene
conciencia) que detras de toda mercancía lo que se vende es un
sistema de vida, una forma de ser y de pensar, representada en estereotipos
impresos en modelos plasticos u otros materiales, que van desde los
aparatos de gimnasia, pasando por los alimentos dietéticos y las
tinturas para el cabello – utilizadas para enmascarar los rasgos
étnicos, al igual que los maquillajes quepueden modificar todo: la edad,
el sexo, la condición social y la cultural – hasta los trajes de
saco y corbata con los que disfraza todos los días su pobreza interior.
El amor, la solidaridad, la justicia, la dignidad, la rectitud, la sinceridad,
el respeto, la honestidad, la lealtad, valores esenciales en la
organización humana, son reducidos a objetos materiales que puedan
remplazarlos y de esta manera darlos por cumplidos; así es, que el
hombre de la era moderna se convierte en un hombre insensible frente a la
situación social pero sensible a las crisis económicas.
Tanto que se ha desdibujado la línea límite entre lo espiritual y
lo material, porque después de la revolución industrial y con
ella la parición de la maquina, se intensifico el proceso de
producción que permitió la multiplicación de la
mercancía, por ende, se necesito instituir una nueva retórica
encaminada a orientar el deseo hacia lo material, para venderla. Pero, es en la postmodernidad, en donde resurgen actitudes religiosas,
esotéricas y magicas, cuando los medios masivos de
comunicación y la publicidad sintetizan ambas dimensiones.
Entonces, la felicidad se exhibe seductora y plastica en el escaparate
–a la espera del
mejor postor– lugar que permite huir de la realidad para refugiarse en la
fantasía. Por ende es mediante este
procedimiento que se han prostituido los ideales pero, en compensación
se hanintensificados los imaginarios contemporaneos de donde emanan
sueños de felicidad, porque la felicidad ahora proviene de los objetos y
no de las personas.
En consecuencia el hombre ha quedado atrapado en el laberinto de la soledad, ha caído en el
vacío, ha quedado con “todo” pero sin nadie, y aunque
él busque desaforadamente la salida sólo se extravía en un
sin número de vicios (como
el alcohol, el cigarrillo, las drogas, etc.) que lo degradan aun mas.
Pero todo laberinto tiene salida y así como Ariadna hija del
rey Minos, ayudo a su amado Teseo, hijo del
rey Egeo a encontrar la salida del
laberinto de Creta, así el hombre puede hallarla.
El desengaño es el primer paso que el hombre debe dar hacia su
desalineación, este consiste en tomar conciencia de que ha sido por
mucho tiempo víctima de un sistema capitalista en el cual la publicidad
y el mercado se han servido de una alta competencia comunicativa, para mediante
figuras retóricas como la metafora, la metonimia y la
hipérbole venderle una cantidad de cosas inútiles –que le
prometían felicidad– a un alto precio (valor de cambio).
Redimir y valorizar los ideales profanados es el paso a seguir, así que cosas tales como: el amor, la solidaridad, el respeto, la justicia, la
dignidad y la rectitud, no tienen precio, como
dice el slogan de una tarjeta de crédito “hay cosas que el dinero
no puede comprar”.