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Las preguntas de la historia económica - plan de la asignatura



2. Índice
0.1. El éxito de homo sapiens
0.2. Plan de la asignatura
0.3.
El papel de Europa
0.4.
Las enseñanzas de la historia
4.
Contenidos del tema
0.1.
El éxito económico de homo sapiens
La idea del éxito -el logro de los objetivos propuestos— es del todo ajena a la Naturaleza, pero a la especie humana (homo sapiens sapiens) sí parece preocuparle, y mucho. Por eso nos preguntamos cosas tales como la forma de medir el éxito biológico de una especie; básicamente hay tres parámetros
a–  El número de individuos: en este sentido, las cucarachas nos aventajan de largo, incluso si sumamos pesos totales.
a–  La difusión en el espacio: de nuevo, las cucarachas nos sacan ventaja, aunque hay que reconocer que pocas especies como homo sapiens han colonizado una variedad de hábitats tan grande en el planeta (de las cercanías de los polos a las selvas tropicales), en un lapso de tiempo tan corto (unos 500.000 años) y ninguna ha protagonizado excursiones fuera del planeta.


a–  La duración: podría ser, de hecho, el indicador fundamental de éxito, al que los otros dos (número y difusión) contribuyen haciendo posible una mayor variación genética y la adaptación a entornos diversos, lo que mejora las posibilidades de supervivencia de la especie a largo plazo.
En lo tocante a duración, a homo sapiens le queda aún mucho camino por recorrer: apenas llevamos en el planeta tres millones de años, si consideramos los primeros ejemplares del género homo, una minucia comparada con las cucarachas (unos 300 millones de años) o los cerca de 160millones que duraron los dinosaurios, aunque hay que reconocer que para el poco tiempo que llevamos por aquí nos las hemos apañado bastante bien. Incluso hasta el punto de hacer lo que ninguna otra especie antes: causar daños -quizá irreversibles— al propio planeta.
De acuerdo con estos tres parámetros, homo sapiens ha alcanzado un éxito bastante notable como especie. En términos de población, hemos pasado de unos cuantos cientos de individuos de las varias especies homo que han catalogado los prehistoriadores, a varios millones (entre 6 y 10, según las estimaciones, un número muy notable en cualquiera caso) en vísperas del descubrimiento de la agricultura, a algo menos de 1.000 millones en tiempos de la Revolución Industrial, y finalmente más de 7.000 al comienzo del siglo XXI.


En términos de difusión espacial, también homo sapiens se las ha arreglado bastante bien. Partiendo de lo que creemos un único foco de hominización en África, la lenta difusión del género homo por el mundo llevó cientos de miles de años: la llegada del hombre a América se produjo hace unos 13.000 años y a Nueva Zelanda probablemente hacia el año 1000 de nuestra era (en adelante, dE y adE equivale a antes de nuestra era).


Obviamente, no todos los hábitats ofrecen las mismas condiciones para la supervivencia humana, y de ahí que las densidades de población (número de habitantes por kilómetro cuadrado) sean muy distintas, aunque siempre por debajo de 1 hab/km2 entre cazadores-recolectores (aunque las cifras de sociedades actuales de este tipo como las que refleja la tabla 0.1. pueden resultar engañosamentebajas, ya que ocupan por norma territorios marginales). En sociedades agrarias históricas, las densidades de población en regiones amplias -no en grandes ciudades— se mueven entre 1 y 50 hb/km2, con medias más cercanas a 10 (tabla 0.2.). Para las poblaciones actuales, con agriculturas modernizadas en mayor o menor grado, el rango es mucho más amplio
Si le añadimos el fenómeno de la urbanización, las cifras de densidad acercan las ciudades del siglo XX a las colonias de insectos sociales en la naturaleza (mapa 0.1).
Semejantes logros -aunque aún queda por pasar la prueba decisiva de la duración— los ha obtenido además una especie no especialmente dotada en términos de vigor o resistencia físicos, así que pensamos que son resultado ante todo del desarrollo del cerebro humano, que ha generado una habilidad a la que llamamos inteligencia (aunque no la sepamos definir bien), y ésta ha permitido desarrollar las herramientas (físicas) y otras habilidades (intelectuales), incluyendo en lugar de honor el lenguaje, que han permitido el crecimiento del número de humanos y su difusión por el mundo. Unos logros que, es importante resaltarlo, vienen unidos al hecho de vivir en grupos más o menos complejos, de formar sociedades, lo que hace que el éxito sea en muy buena parte un logro colectivo más que individual. La importancia del lenguaje humano, y posteriormente de la escritura literal y numérica, son buena prueba de ese carácter colectivo.
En suma, homo sapiens es una especie de éxito. Pero precisamente el desarrollo de las sociedades, y de la mente humana que lo hicieron posible, hacen queno nos conformemos con ese éxito biológico y nos fijemos otras metas, que definamos el 'éxito” en otros términos: no sólo en más vida sino en una vida mejor. Pero ese 'mejor” no significa lo mismo para un teólogo, para un ético, para un psicólogo que para un economista. Desde el punto de vista de la economía, el éxito se define en términos de crecimiento y desarrollo económicos (veremos las diferencias más adelante). Es decir, lo que se entiende por mejor es una mayor capacidad de producción de bienes y servicios con un uso más eficiente de los recursos disponibles (que son por definición limitados). En este sentido, la historia económica de la humanidad ha producido éxitos espectaculares en su capacidad de producción (y de destrucción, también), en el volumen de bienes y servicios: buena parte de esa historia es la que trataremos de exponer aquí. Pero también tiene una gran asignatura pendiente (sun gran fracaso?) en lo tocante a la distribución de ese producto entre las personas. Por un lado, en función de dónde vivan: es la pregunta que David Landes, historiador económico norteamericano, formuló como spor qué algunas naciones son tan ricas y otras son tan pobres? Y dentro de cada país spor qué algunas personas (o grupos) son tan ricos y otros tan pobres? Esta es la otra parte de la historia que aborda la asignatura: cómo ha ido aumentando la capacidad de producción de homo sapiens, y cómo se ha ido distribuyendo entre los hombres (y mujeres) ese producto. Y también nos plantearemos el porqué de las formas de producción y distribución, con la convicción de que las respuestas aestas preguntas contribuyen a despejar el camino a la solución de dos de los mayores problemas actuales de homo sapiens: scómo mejorar la distribución de la riqueza producida entre todos? y scómo hacer posible un crecimiento de la producción eficiente en términos del uso de recursos limitados, especialmente en lo que se refiere a los recursos naturales?


Obviamente, no tenemos —ni los autores de estas páginas ni los historiadores económicos, ni los economistas en general— las respuestas a las preguntas del millón. Son cuestiones sumamente complejas, en las que hay teorías enfrentadas, que se apoyan en argumentos sólidos y datos no siempre concluyentes. Pero es importante ofrecer estos datos y argumentos que permitan descartar algunas respuestas parciales que en tiempos se dieron por válidas, plantear otras que nos parecen mejores y en general aprender a razonar con datos y argumentos para analizar cuestiones complejas. Como desde luego lo son las del crecimiento y desarrollo económicos. Así es como funciona una disciplina que aspira a ser científica.
Quizá la principal de estas cuestiones es la explicación de lo que los economistas han llamado el 'crecimiento económico moderno”, es decir, el desencadenado con la Revolución Industrial en Inglaterra a fines del siglo XVIII y que se difundió por el mundo a lo largo de los siglos XIX y XX. Muchas de las características de la economía mundial de hoy —incluido por qué unos países son más pobres y otros más ricos— se explican por cómo se produjeron los procesos de industrialización.
Pero para entender la industrialización, por qué seprodujo, por qué en Inglaterra (y en Europa) y no en otras zonas, por qué en el siglo XVIII y no tres siglos antes en China tendremos que remontarnos mucho más atrás. Empezando (casi) por la aparición de homo sapiens hace más o menos medio millón de años. Aunque, antes de que cunda el pánico, aclaremos que pasaremos muy rápido - unas menciones en el tema Uno y algo más en el tema Dos-- por las primeras etapas.
0.2. El plan de la asignatura
Para repasar sintéticamente el contenido de la asignatura hemos elaborado un esquema, que le permitirá asomarse a las grandes líneas el temario (figura 0.1). En el margen derecho figura la cronología de los procesos que se irán estudiando. Como se ve, los contenidos de la asignatura abarcan la evolución económica de Humanidad, a partir principalmente de la Revolución Agraria del Neolítico. Esta tuvo lugar hace unos 10.000 años y significó romper con un periodo de cientos de miles de años durante el cual los grupos humanos se limitaron a ser consumidores de alimentos, a través de actividades de caza y recolección. Con el descubrimiento de la agricultura los hombres pasaron a ser productores. Es decir, salimos del ámbito de la ecología para entrar en de la economía.
El otro gran salto de la historia económica, debidamente resaltado, fue la Revolución Industrial, en torno a fines del siglo XVIII, cuando la utilización de combustibles fósiles permitió un salto espectacular en la capacidad productiva de las sociedades que se embarcaron en la industrialización. Entre ambos saltos la humanidad vive en economías de base agraria, en las que la mayor partelos hombres, en torno a un 80%, eran agricultores-ganaderos. El primer bloque del temario (temas 2-5) está dedicado al estudio de estas economías agrarias. El tema Dos explica el 'descubrimiento” de la agricultura y la ganadería y sus consecuencias en los casi 10.000 años que siguieron. La producción de excedentes, la división del trabajo y la especialización hicieron posible el desarrollo de grandes civilizaciones. Algunas se situaron en el Próximo Oriente y desde aquí se produjo la difusión de la agricultura a la cuenca del Mediterráneo. Las economías de estas civilizaciones se caracterizaron a menudo por la utilización de mano de obra esclava. Esto no impidió el establecimiento de complejos sistemas económicos como el Imperio Romano, que llegó a hacer de la cuenca del Mediterráneo una verdadera unidad económica con una importante división provincial del trabajo y un activo comercio vertebrado a través de una red de populosas ciudades.
La crisis del siglo III dE llevó a la desarticulación de ese gran espacio económico. El tema Tres trata de las consecuencias de la disolución del Estado romano y el final del mundo antiguo. En Europa significó a partir del siglo V la aparición de una nueva sociedad basada, no ya en el derecho, sino en relaciones personales de dependencia. El feudalismo como sistema social y económico tuvo una larga existencia, y así lo creían los revolucionarios franceses del 1789 reunidos en el 'Juego de Pelota' cuando juraron solemnemente acabar con él. El feudalismo como sistema económico fue el telón de fondo sobre el que se produjo el desarrollo de laseconomías europeas hasta la revolución industrial y tuvo una gran influencia en la explicación de ese desarrollo. Sus fases de expansión y crisis y la lógica de la organización económica —basada en una agricultura campesina en la que la subsistencia era el objetivo prioritario— en esos largos 1.000 años de la Edad Media son el núcleo del tema Tres.
El desarrollo de las economías urbanas se produce a partir del siglo XI en torno a la organización gremial de la producción de manufacturas y al desarrollo de circuitos comerciales de larga distancia. Dos grandes crisis, la del XIV y la del XVII interrumpieron esta evolución económica. Son el resultado de la ruptura del equilibrio entre población y recursos. El estancamiento tecnológico de la agricultura condenó a las sociedades preindustriales a enfrentarse periódicamente con esa ruptura del equilibrio población-recursos. El funcionamiento de estos mecanismos se analiza en el tema Uno y se aplicará en los temas Tres y Cuatro. El modelo económico y demográfico de las sociedades agrarias se extendía por todo el mundo. No obstante, los ritmos de auge y crisis a veces seguían una cronología diferente, como lo muestra el fuerte desarrollo del Islam o la floreciente fase de algunas dinastías chinas en los momentos más oscuros de la Alta Edad Media europea. A pesar del escaso crecimiento general, la creciente integración de las economías del Viejo Mundo entre sí permitió la difusión de conocimientos y estimuló el movimiento de descubrimientos geográficos de los siglos XV y XVI, que llevaron a la conexión de todas las zonas del mundo a través de lanavegación interoceánica.
Precisamente con las consecuencias de esa apertura de Europa hacia el mundo se inicia el tema Cuatro. La lógica de la expansión desde fines del siglo XVI -impulsada por unas transformaciones agrarias que sentaron las bases de una agricultura de mercado y consiguieron romper el estancamiento de la productividad agraria— y la posterior crisis y divergencia entre diversas tipos de agricultura en Europa van a tener importantes consecuencias para el futuro. Junto con cambios institucionales (revoluciones inglesas del XVII), la aparición de nuevas formas de producción de manufacturas (protoindustria) y el desarrollo del comercio colonial prepararon el camino para la Revolución Industrial. De la importancia de estos cambios en el siglo XVIII se trata con detalle en el tema Cinco.
La Revolución Industrial (tema Seis) modificó radicalmente las formas de producción, los hábitos de consumo y en general todos los aspectos de la vida social. Desde Inglaterra el fenómeno se difundió a una serie de países del continente europeo, a Estados Unidos y a Japón. La evolución que ha conducido desde la industrialización hasta la primera globalización de la economía se aborda en los temas Siete-Ocho. En este bloque se abordan los diferentes modelos nacionales de industrialización, sus semejanzas y diferencias. La industrialización consolidó la superioridad europea en el resto del mundo, aceleró la integración económica mundial y abrió una brecha con las regiones que no habían seguido sus pasos. La puesta en cultivo de tierras en ultramar, la segunda revolución tecnológica y engeneral el aumento de la competencia en los mercados internacionales impulsaron los enfrentamientos y rivalidades entre las potencias europeas. Resultado en parte de estas tensiones fue la Primera Guerra Mundial.
El periodo entre el final de la Primera Guerra Mundial (1918) y el estallido de la Segunda (1939) es conocido como época de entreguerras, y se estudia en el tema Nueve. La Gran Guerra encumbró a Estados Unidos al rango de potencia económica. Pero la guerra, lejos de resolver ningún problema, agravó los desequilibrios en el reparto de la producción y la renta a escala mundial y creó graves problemas financieros y monetarios en Europa. Hasta 1924 la economía mundial no pudo recobrar las condiciones para una nueva etapa de desarrollo. La corta duración de la misma, apenas unos años, refleja claramente la gravedad de los problemas de fondo. El hundimiento de la bolsa de Nueva York en 1929 inició una profunda recesión económica, que provocó una fuerte caída de los precios, el hundimiento de la producción y un incremento del paro que se midió por millones de personas en los principales países industrializados. Ciertos experimentos de política económica puestos en práctica en Estados Unidos, Alemania, Francia y en menor medida Inglaterra, permitieron a las economías industrializadas iniciar una lenta recuperación que se vería interrumpida en 1939 con el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Mientras tanto, el experimento socialista surgido en Rusia en 1917 se había consolidado con una rápida industrialización y se mostraba capaz de resistir el aislamiento y ganar la guerra. Laeconomía planificada, sin embargo, era mucho más ineficaz para ganar la paz y elevar el nivel de vida de la población.
El temario se cierra con un tema Diez dedicado a la segunda mitad del siglo XX, entre el trágico final de la Segunda Guerra Mundial (con las primeras explosiones atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki) y la quiebra del bloque comunista surgido tras la guerra. En 1945 existía el convencimiento de que sólo un decidido impulso en favor de la cooperación económica internacional podría sacar al mundo del abismo en que le había sumido la guerra. Los Estados Unidos asumieron finalmente el liderazgo de la economía mundial e impulsaron un nuevo orden económico basado en la cooperación para el desarrollo, el restablecimiento del comercio internacional y la creación de instituciones que canalizasen inversiones para el desarrollo en las zonas del planeta donde fuesen necesarias. Sobre estas bases se inició la recuperación de la economía europea entre 1945 y 1950 y con ella la que se ha llamado Edad de Oro del capitalismo. Sin embargo, la brecha iniciada con la industrialización entre países ricos y pobres no ha hecho más que agrandarse. Aunque algunos han conseguido alcanzar niveles de renta apoyados en un rápido crecimiento (como Corea del Sur o Taiwán), la mayoría de lo que conocemos como Tercer Mundo se mantiene en niveles de pobreza. Las últimas décadas del siglo XX han venido salpicadas de periodos de crisis, como la originada por la elevación de los precios del petróleo en la década de 1970 o por los efectos de las revoluciones tecnológicas en las comunicaciones quehan acelerado una nueva oleada de globalización, facilitada además por el hundimiento de la Unión Soviética y el bloque económico de los modelos de planificación centralizada. La caída del muro de Berlín en 1989 es todo un símbolo que ha permitido hablar del fin del siglo XX en este año, con el inicio de una nueva fase de relaciones internacionales, sobre la base de la nueva economía globalizada, en la que participan países aún nominalmente comunistas como la República Popular China.
0.3. Europa en el Mundo
Este esquema es un resumen bastante convencional de la historia económica que solemos llamar mundial y que en tiempos, más ambiciosa o disparatadamente, se llamaba historia universal. En realidad, un examen somero muestra que es en muy buena parte una historia europea (o eurocéntrica) o de la cultura europea exportada a otras partes del mundo, sobre todo EE.UU. (o etnocéntrica). El término etnocéntrico alude a que se centra en la visión de una determinada etnia o cultura: la del hombre 'blanco” cristiano de origen europeo occidental.
Una parte de ésta orientación obedece al peso político y económico de los países europeos o de cultura europea en el mundo actual. Constituyen el grueso de las economías desarrolladas, son la mayoría de los países del G-8, dominan la nueva economía y son los miembros principales (aunque ya no solitarios) del club de las armas nucleares. Pero también es cierto que hay países emergentes -China y la India sobre todo— que están empezando a alterar esos equilibrios.
Por otro lado, es también cierto que históricamente Europa ha desempeñado un papelprotagonista en la historia mundial, sobre todo desde fines del siglo XV en que se lanza a 'descubrir” otras partes del mundo. Y descubre que algunas (China o la India) estaban tecnológica y políticamente más avanzadas y otras no (como en América, cuya población indígena es aniquilada en el choque de civilizaciones). Lo cierto es que fue sólo Europa la que inició ese movimiento de expansión que ya no se detuvo. Pero aún en el siglo XVIII la economía europea distaba mucho de dominar el mundo: la Revolución Industrial, sin embargo, cambió esto radicalmente, y sentó las bases del dominio del modo europeo de hacer las cosas.
Sin embargo, si contamos sólo esa parte de la historia corremos el peligro de perdernos cosas importantes, y por eso en estos apuntes trataremos de explicar una historia donde la mirada desde Europa y la cultura europea (sobre todo occidental o judeocristiana) no sea la única perspectiva. Por ejemplo, no dejaremos pasar el hecho de que los primeros hombres evolucionaron de especies de homínidos en las sabanas de África. Y que la agricultura y la domesticación de animales se 'descubrieron” de forma independiente (con miles de años de diferencia) en al menos cinco focos repartidos por el mundo, el más importante y temprano de los cuales fue el Creciente Fértil de Oriente Medio, en territorios de los actuales Irak, Irán y Turquía. Ninguno en Europa, adonde la agricultura llegó por imitación. O que entre los siglos VII y XIV los verdaderos depositarios de la herencia cultural —científica, filosófica, política— del mundo clásico griego y romano no fueron los atrasados ybelicosos feudos europeos, sino los prósperos emiratos y califatos del Islam, al otro lado del Mediterráneo. O que en 1405, mientras Europa salía de la devastación provocada por la crisis del siglo XIV, Peste Negra incluida, el almirante chino Zheng He, al mando de una escuadra de cientos de navíos -se habla de más de 1.600 construidos entre 1404 y 1407, algunos de nueve mástiles—, iniciaba una serie de viajes de descubrimiento y exploración que llevarían hasta el Golfo Pérsico y, bordeando África, hasta Mozambique.
Hay varios motivos para buscar un enfoque que supere el etnocentrismo incorporar otros territorios (y la perspectiva de sus pobladores) al relato histórico. Desde luego, hay motivos de 'justicia” o 'equilibrio” en el relato: son motivos morales o políticos. Pero también hay razones científicas muy importantes, de cara a dar respuesta al problema central que se plantea la historia económica: cómo y por qué se producen las transformaciones económicas a largo plazo.
Se trata de
a
– Ampliar el catálogo de hechos y procesos relevantes para nuestros modelos de explicación del cambio histórico.
La historia, como otras muchas disciplinas importantes -la biología evolutiva, la geología o la sociología— no puede hacer experimentos, así que debe conformarse con analizar los hechos del pasado y ni siquiera directamente, sino a través de las huellas que dejan estos hechos en forma de restos o documentos. Por eso no podemos permitirnos el lujo de ignorar ni siquiera una parte del catálogo de hechos relevantes para entender mejor y desde una perspectiva más amplia la evoluciónhistórica. La comparación de épocas y territorios distantes es una poderosa herramienta de conocimiento. Sería como escribir una historia (como ésta) sólo con los libros que tenemos en casa, despreciando la riqueza de fuentes de información en otras bibliotecas o Internet.
a
– No perder la perspectiva del conjunto. En historia, como en economía, las explicaciones a veces se deben dar a escala micro, pero para entender los procesos grandes debemos tener la escala macro, y si nos centramos sólo en Europa estaremos dejando de lado desarrollos que afectan a mucha más gente.
A menudo, nuestra perspectiva local es muy limitada, y nos impide apreciar o conocer datos que no son visibles en nuestro entorno cercano (geográfico o cultural). Datos como que el producto agro-ganadero más importante en términos de valor no es el trigo ni el arroz, sino la leche de vaca. O que el país con las mayores reservas (probadas) de petróleo del mundo es Arabia SaudL.pero el segundo es Canadá. Que el idioma más hablado es el chino mandarín con cerca de 900 millones de hablantes o que la canción que más derechos de autor genera es Happy birthday to you.
a
– Por último, y no menos importante, para evitar un error del razonamiento (o falacia) muy frecuente en historia: los argumentos teleológicos o del tipo post hoc ergo propter hoc (es decir: [ocurrió] después de esto, por tanto [ocurrió] por esto). En lenguaje más llano, la falacia del razonamiento a posteriori, o deducir que hay causalidad porque hay continuidad (o contigüidad) en el tiempo. En palabras de Carlo Cipolla (1991: 96-97):
“Las reconstrucciones aposteriori ocultan, en vez de ilustrar, los procesos de toma de decisiones y resolución de problemas que son la constante de la trayectoria humana. Sabemos que César cruzó el Rubicón. Mas para César, el problema consistía en saber si debía pasarlo o no. Ver las cosas a posteriori puede deformar fácilmente nuestro juicio.() De manera similar, frente a los frecuentísimos casos en los que algunos grupos adoptaron con éxito una determinada innovación tecnológica, mientras que otros la despreciaron, conviene guardarse muy bien de emitir juicios fáciles, basados en la ventaja del a posteriori. Una innovación tecnológica no es más que una opción cuyos beneficios están muy lejos de resultar evidentes. Los primeros automóviles eran más lentos que los caballos. Y por cada innovación tecnológica que tuvo éxito, hubo muchísimas más que fracasaron. A priori existe siempre un problema de valoración y de juicio que no es de los más fáciles de resolver. El historiador que, con la ventaja del a posteriori, lo atribuyera todo a la astucia o la estupidez no daría en el blanco”.
Más ejemplos de este tipo de argumentos. David Landes dedica los dos primeros capítulos de La riqueza y la pobreza de las naciones a demostrar que los condicionamientos del medio físico (el clima templado, que protege de enfermedades tropicales, y la abundancia de agua) colocaron a Europa, y casi más en particular a Inglaterra, en una posición privilegiada para protagonizar el crecimiento económico moderno. Luego desarrolla una serie de argumentos que, partiendo de este 'regalo de la naturaleza”, confirmaron y reforzaron esaventaja europea frente a China, por ejemplo. Pero, en gran medida, esa explicación parte de que ya sabemos que Inglaterra protagonizó la Revolución Industrial, igual que otras muchas explicaciones que encuentran las 'causas” o 'requisitos” de la industrialización en lo que sabemos que eran rasgos diferenciales de Inglaterra en el siglo XVIII. Sin embargo, el estudio de otras regiones y otros periodos desmienten que ninguno de estos factores o requisitos por sí solos (ni siquiera combinados) puedan 'explicar” las causas de la primera industrialización. Y uno no puede por menos de pensar squé ocurriría si hubiera sido Holanda (o China) la protagonista de esa historia? Muy probablemente, los historiadores se hubieran dedicado a rastrear en el pasado aquellos rasgos que habrían hecho 'inevitable” que la revolución industrial surgiera precisamente allí.
Por cierto, a quienes sostienen que son las dotaciones iniciales de factores naturales (carbón, tierra fértil, la insularidad o un clima templado) las que determinan la prosperidad de un país o región determinada, hay que recordarles que el valor de los recursos depende totalmente del nivel de la técnica y del desarrollo económico. Los habitantes de Arabia llevaban milenios sentados sobre pozos de petróleo, pero hasta que no empezó a ponerse en uso a mediados del siglo XIX y sobre todo hasta la invención y popularización del coche siguieron siendo unos miserables (aunque valientes y orgullosos) pastores y guerreros nómadas en un desierto de arena. De un modo parecido, el clima extremo y la aridez de España, que durante siglos fue unamaldición para los agricultores, se convirtió en la década de 1960, con el boom turístico, en un activo económico importante.
Un escritor inglés, L. P. Hartley, escribió: 'El pasado es un país extranjero. Allí las cosas se hacen de otra manera”. Entender la lógica de esas formas distintas de hacer las cosas es uno de los objetivos fundamentales de la historia económica. Cuanto más variado sea el conocimiento de esas otras formas de hacer las cosas -en otros pasados y en otros países— más rica y precisa será nuestra comprensión de la lógica del cambio económico.
0.4. Las enseñanzas de la historia
En el apretado resumen del esquema —12.000 años de historia económica en una página-- hemos resaltado, y se hará más hincapié en el tema Uno, que los dos grandes saltos de la humanidad, las dos grandes revoluciones Neolítica e Industrial (aunque aparecerán otras muchas: a los historiadores como a los publicistas les gusta llamar revolución a los cambios que consideran importantes) cuentan lo fundamental de la historia económica del mundo. Entonces spor qué estudiar lo que hubo en medio? sNo deberíamos dedicarnos mejor a entender lo que pasó en esos dos grandes saltos, dejando el resto sólo para los muy curiosos?
La objeción tiene bastante sentido. De hecho, Gregory Clark, afirma en 'Una Historia Económica del mundo en dieciséis paginas” que todo podría reducirse a una sola gráfica (ver gráfico 1.9): 'Con anterioridad a 1800, la renta per cápita -la cantidad de comida, vestido, calefacción, luz y vivienda disponibles por cabeza— varió según las sociedades y las épocas. Pero no existía unatendencia ascendente. Un mecanismo sencillo pero potente [] la trampa maltusiana, garantizaba que cualquier aumento de renta a corto plazo obtenido mediante avances tecnológicos se perdiera de modo inexorable debido al crecimiento de la población. Así pues, el individuo medio en 1800 no vivía mejor que el individuo medio en el 100 000 adE.” Sólo tras 1800, con la Revolución Industrial, pudo romperse la trampa maltusiana e incrementarse la renta per cápita, aunque entonces el fenómeno afectó a un grupo selecto de naciones -los países industrializados o desarrollados— mientras que en otras incluso descendió (como resultado de un crecimiento de la población superior al de la renta).
En realidad, muchos historiadores económicos se dedican exclusivamente a estudiar alguno de los dos grandes saltos -sobre todo el industrial y sus consecuencias— sin prestar apenas atención a lo anterior. Son los que sostienen que el tema de estudio de la historia económica, el único asunto en que la disciplina debe centrar su atención, es el llamado crecimiento económico moderno (es decir, el desencadenado por la Revolución Industrial). El argumento tiene peso, y es cierto que a veces los historiadores parecen más preocupados por datos eruditos que por entender mejor los grandes procesos de cambio económico, hay varios motivos para estudiar 'todo lo demás”.
Muy sintéticamente, se trata de
a–  Entender las causas profundas que hay tras los grandes saltos, que siempre se remiten al pasado.
La Revolución Industrial, por ejemplo. sQué la provocó? Aceptemos que son fundamentalmente los cambiostecnológicos y organizativos. Y éstos, squé los causó? Hay distintas explicaciones, pero supongamos que aceptamos la que nos dice (Robert C. Allen) que son los altos salarios de Inglaterra y la abundancia de carbón barato. Pero spor qué eran altos los salarios en Inglaterra y no en otros lugares? Esto nos lleva a los cambios en la agricultura y la manufactura (aparte de en la demografía) en un periodo de al menos doscientos años antes de la Revolución Industrial.
Una de las lecciones de la Historia es que las pautas y cursos de acción mostradas por las sociedades humanas en el pasado condicionan las de los siguientes periodos. Es lo que Paul David ha denominado dependencia de la trayectoria (path dependence). Esto no debe confundirse con el determinismo histórico, que sostiene que los hechos del pasado determinan (inexorablemente) el futuro. Según David, la explicación de los cambios tecnológicos e institucionales no radica en leyes económicas de validez universal, sino de la misma trayectoria histórica, que hace que las distintas cadenas de acontecimientos, alguno incluso azarosos, limitan los posibles cursos de acción futuros, cerrando algunas vías y abriendo otras.
a–  Comprender los mecanismos del cambio económico e identificar los factores determinantes del crecimiento y el desarrollo.
El cambio económico no se reduce a los grandes saltos: si lo creyéramos, deberíamos dedicar todos nuestros esfuerzos simplemente a obtener nuevas fuentes de energía y convertidores más eficaces. Daríamos una solución tecnológica a los problemas económicos. Pero las transformaciones económicas se componentambién de cambios más pequeños, que condicionan el marco de los grandes saltos. Por ejemplo: el descubrimiento del fuego en el Paleolítico (antes del Neolítico) permitió aumentar la energía disponible en tres modos: quemando leña para obtener calor, cocinando plantas o animales que de otro modo no hubieran sido comestibles y auxiliando a la caza. Otro ejemplo: la invención de la navegación a vela, con velas cuadradas (o latinas) documentadas antes de 3000 adE en Egipto, permitió mejorar enormemente la capacidad de transportar mercancías pesadas, aprovechando una energía hasta entonces inútil; pero es que la historia de la navegación a vela hasta el siglo XIX recoge sucesivas innovaciones técnicas -en los cascos, la forma de las velas y mástiles, uso de quillas y timones, cartografía y conocimiento de los vientos— que incrementaron enormemente la eficiencia técnica de los navíos.
Por otro lado, recordemos que tampoco todas las innovaciones son de naturaleza técnica: los cambios institucionales, organizativos, sociales y culturales tienen mucho que ver con las transformaciones económicas. Por eso, el estudio de los procesos de cambio económico en el pasado, atendiendo no sólo a los casos de éxito, sino también a los procesos fallidos, resulta imprescindible para diseñar políticas de desarrollo eficaces.
a–  Manejar la complejidad.
En historia, los procesos de cambio son complejos, incluyen muchas variables, a menudo interconectadas y que se retroalimentan, no sólo de forma estática, como suelen mostrarnos los modelos económicos, sino dinámica, variando en el tiempo.
Un ejemplotípico de retroalimentación es la relación entre población y recursos en las sociedades preindustriales que analizaremos en el tema Uno. En realidad, los comportamientos demográficos son causa y a la vez consecuencia de las condiciones económicas (que a su vez se ven alteradas por los comportamientos demográficos).
Este tipo de explicaciones -aplicables igual a las relaciones entre tecnología y crecimiento económico, entre cambios institucionales y económicos, entre educación y productividad y muchas más-- junto con la existencia de numerosos puntos de debate entre especialistas sobre las explicaciones de los fenómenos de la historia económica nos obligan a manejar datos, argumentos y modelos complejos, que no siempre nos permiten llegar a conclusiones definitivas. Aprender a manejar la complejidad y la incertidumbre forma también parte del aprendizaje de un economista.
a–  Conocer la existencia de lógicas y sistemas económicos distintos al capitalismo.
El 'crecimiento económico moderno” ha tenido lugar en buena parte (aunque no todo) en el marco de sistemas económicos capitalistas. Sin embargo, ni los mercados ni la propiedad privada parecen haber tenido un papel ni siquiera mínimo en el primer gran salto neolítico. Y otras muchas transformaciones económicas importantes (incluido el desarrollo del propio capitalismo) se han iniciado o desarrollado en el marco de sistemas económicos marcados por lógicas diferentes a las de la propiedad privada y el mercado. Que el capitalismo haya mostrado ser el sistema más eficaz para generar crecimiento económico no quiere decir que sea el único:comprender las lógicas de otros sistemas económicos, sus limitaciones y sus logros nos permite abordar de otro modo el estudio de la economía.
De todo ello esperamos convencerle en los capítulos que siguen. No con meras declaraciones, sino con datos, argumentos e historias. Si además pudiéramos estimular su curiosidad por saber más, nos daríamos por triplemente satisfechos.


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