2.Índice
1.1. Población y energía disponible: una visión de muy largo plazo
1.2. Nociones de demografía: la dinámica población-recursos
1.2.1. Crecimiento de la población
1.2.2. Crecimiento de la producción
1.2.3. La trampa maltusiana
1.2.4. Regímenes demográficos y transición demográfica
1.3. Crecimiento económico y otras nociones básicas
1.4. Los factores del
desarrollo: el papel de la innovación y las instituciones
1.5. Sociedades humanas y sistemas económicos
4. Contenidos del tema
1.1 Población y energía disponible: una visión de muy largo plazo
Como vimos, el crecimiento del número de humanos representa un primer
indicador, aunque sea muy general, de éxito ecológico y también económico. Sólo
a partir del siglo XIX contamos con
estadísticas modernas, y sólo desde mediados del siglo XX disponemos de cálculos fiables
de PIB. Por tanto, para la mayor parte de la historia humana nuestro principal
indicador económico es la población: crecía cuando las cosas iban bien, y
disminuía, a veces brutalmente, en tiempos de crisis.
Como también vimos ya, cuando examinamos la
evolución la población humana a muy largo plazo observamos un salto formidable
ydefinitivo en torno al año 1800, a partir del cual se multiplicó la población de forma
espectacular en 200 años. Pero el gráfico 0.1 enmascara un gran salto muy
anterior, que tuvo precisamente en torno al año 10000 adE y que permitió
iniciar un largo proceso de crecimiento, menos espectacular que el de 1800,
lento y con oscilaciones, pero igualmente fundamental. Por eso debemos ampliar
el rango temporal del
gráfico hasta hace unos 70.000 años.
Este primer salto, en torno al 10000 adE viene marcado por el “descubrimiento”
de la agricultura y la domesticación de animales, que permitieron a muchas
poblaciones humanas pasar de una vida basada en la caza-recolección de los
alimentos que ofrecía la naturaleza a la producción de esos mismos alimentos.
El proceso —que se estudiará en el tema siguiente— comenzó en fechas muy
distintas en cinco focos diferentes, pero con un factor común: la domesticación
de una combinación de especies animales y vegetales, normalmente un cereal como
fuente de hidratos de carbono, una o varias legumbres que proporcionan más
minerales y proteínas y uno o varios animales que ofrecen proteínas y fuerza de
trabajo.
Como cazador
recolector, homo sapiens mostraba ya rasgos que le distinguían mucho de otros
animales, pero aún seguía moviéndose en el ámbito de la ecología; era una parte
de un medio ambiente sobre el que no ejercía control. Con el
'descubrimiento” de la agricultura-ganadería, comenzó la era de la
economía, la capacidad de producir recursos en cantidades mucho mayores de lo
que ofrecía la naturaleza, y por tanto la necesidad de resolver los
problemasasociados a la producción de bienes y su distribución. La agricultura
y la ganadería desencadenaron una serie de cambios fundamentales en las
sociedades humanas, —sedentarización, crecimiento de la población, división
social del trabajo, aparición de ciudades— que irían posibilitando a su vez
nuevos cambios —la invención de la escritura, de la tecnología de los metales,
la navegación a vela, la moneda, etc.—, alterando finalmente, de modo radical,
el modo de vida de homo sapiens. No en todo para mejor (los primitivos
agricultores vivían menos años y estaban peor nutridos que sus antepasados
cazadores-recolectores) pero sí en la dirección del 'éxito”: más individuos y más
extendidos por la tierra. Por la importancia de las transformaciones, se ha
bautizado este cambio como
revolución; será la Revolución Neolítica o del Neolítico (por el período en que
se produjo).
Casi 12.000 años después, otra serie de transformaciones, éstas mucho mejor
conocidas y basadas en una serie de inventos entre los que destaca la máquina
de vapor, más concentradas en el tiempo y en el espacio (Europa, entre mediados
del siglo XVIII y mediados del siglo XIX), desencadenaron un proceso similar de
crecimiento de la capacidad de producción de homo sapiens, que multiplicó de
forma espectacular los recursos disponibles para organizar su existencia:
alimentos, por descontado, pero también máquinas, telas, puentes de hierro,
productos químicos Como
resultado, se produce ese segundo gran salto en el crecimiento de la población
en torno a 1800. De nuevo, la magnitud y profundidad de los cambios nos lleva
ahablar de una Revolución, esta vez bautizada como Revolución Industrial (por el sector
principalmente afectado, aunque las transformaciones afectaron al conjunto de
la economía).
sQué tienen en común esas dos revoluciones? Obviamente, sus efectos: el gran
salto demográfico. Pero squé hay detrás de esos saltos? Un historiador
económico italiano, Carlo M. Cipolla, llamó la atención hace cincuenta años
sobre el factor común: la energía. Tanto la Revolución Neolítica como la Revolución Industrial significaron un salto en la
cantidad de energía disponible para los seres humanos, como
consecuencia en ambos casos de innovaciones derivadas del ingenio humano. Veámoslo con más
detalle.
'El hombre —escribe Cipolla— tiene necesidades de diverso tipo: unas, las
básicas, son de carácter fisiológico: comer y beber. Otras son elementales:
vestirse y calentarse. Finalmente, tiene unas necesidades 'de alto nivel”,
por decirlo así: leer, escuchar música, viajar, divertirse. No hay un límite
superior para las necesidades humanas, pero sí hay uno inferior, a saber, los
alimentos mínimos que el hombre necesita para sobrevivir”. Pues bien, esas
necesidades básicas —comer y beber—, las elementales —vestirse y calentarse— e
incluso las 'de alto nivel” pueden reducirse a flujos de energía. Las
necesidades básicas del
hombre varían según diversos factores —el clima en el que habite, tamaño, sexo
o actividad de la persona, etc.— pero se mueven entre un mínimo de 2.000 y un
máximo de 4.000 kcal/día (para un minero de carbón, por ejemplo). Esto en lo
que se refiere a las necesidades básicas, para garantizar lasubsistencia. Esa
energía se emplea en diversas formas: calor desprendido, trabajo realizado,
expulsión en forma de detritus, proceso químico de los alimentos y actividad
nerviosa y motora interna. sDe dónde obtiene esa energía?
Casi toda la energía disponible en la Tierra se origina en el Sol, que funciona
como una
especie de gigantesca central nuclear natural que libera energía que llega a
nuestro planeta en forma de radiación (luz/calor). Esa energía radiante se
convierte en energía química que hace que crezcan las plantas mediante
fotosíntesis, y esas plantas son consumidas por animales que la convierten a su
vez en energía térmica (calor corporal), mecánica (movimiento) y nuevamente
química (proteínas). Es decir, los alimentos son depósitos de energía. Lo mismo
cabe decir de los vestidos (resultado del
crecimiento de fibras animales y vegetales, a las que se aplica además trabajo
humano), y los combustibles. También de los combustibles fósiles (que en origen
fueron vegetales y animales), y las corrientes
de aire que movían veleros o molinos en las sociedades antiguas, o las del agua que permiten
navegar los ríos. El motor de un coche convierte la energía del
combustible fósil (gasolina) en movimiento y calor; y a su vez el alternador del coche convierte el
movimiento en electricidad.
Los procesos de conversión de la energía son fundamentales, y los organismos o
mecanismos que los realizan —las plantas verdes, el motor, el alternador— se
denominan convertidores. El problema es que cada proceso de conversión supone
pérdidas de energía [en realidad, la energía no se pierdeporque como es bien sabido ni se
crea ni se destruye (primera ley de la termodinámica), pero en cada conversión
la energía pierde la capacidad de realizar trabajo útil (segunda ley de la
termodinámica). Así, hablamos de pérdidas cuando nosotros queremos generar
movimiento y obtenemos calor que no podemos aprovechar, que es el problema de
casi todos los motores, o buscamos electricidad y sólo conseguimos una parte
mínima de la energía del
combustible empleado]. La forma de medir estas pérdidas es la eficiencia
técnica, que es la proporción entre la producción útil (es decir, en la forma
deseada) y la energía consumida por el convertidor; la tabla 1.1 muestra la
eficiencia técnica de los convertidores más comunes.
Si además hay varios procesos sucesivos de conversión, la eficiencia técnica
final viene dada por la de cada uno de los convertidores empleados, lo que
genera 'pérdidas” sucesivas. Con todo, el problema principal desde el
punto de vista de la historia económica es que —como muestra la tabla 1.1 — los convertidores
que ofrece la naturaleza (fotosíntesis, animales de labor o trabajo humano,
quemar leña o paja) son poco eficientes. Las plantas apenas convierten en
alimento entre el 1-5% de la radiación solar; a su vez, los animales herbívoros
convierten en biomasa animal sólo en torno al 10% de la energía consumida (y
los músculos de los mamíferos convierten en movimiento el 20% de la energía
química). Cada eslabón de una cadena alimentaria supone, por término medio,
unas “pérdidas” de energía de en torno al 90%, lo que explica por qué el grueso
de la alimentación humana se basaen los hidratos de carbono procedentes de los
vegetales (cereales sobre todo), y en mucha menor medida en proteínas animales,
y también que éstas provengan en su gran mayoría de animales herbívoros (u
omnívoros, como el cerdo), y no de carnívoros.
En estas condiciones, el incremento de la energía disponible en el Neolítico (y
en la seguridad del
suministro) generada por el 'descubrimiento” de un nuevo tipo de
convertidores más eficientes —animales domesticados y plantas cultivadas— puede
parecer pequeño, pero fue de una importancia capital. Las especies
domesticadas, tanto plantas como
animales herbívoros, son mucho más eficientes energéticamente que las especies
silvestres a disposición de los cazadores-recolectores, lo que permitió que un
mismo territorio alimentase a un número mucho mayor de individuos.
Del mismo modo, la eficiencia de los primeros
convertidores de carbón mineral de la revolución industrial — las primeras
máquinas de vapor— puede parecer pobre: menos de un 0,5% la bomba de Newcomen
de 1711, y menos del
5% las varias máquinas de James Watt. Pero resultó fundamental porque permitió
acceder a una fuente de energía (carbón mineral) que hasta entonces se
utilizaba sólo como
fuente de calor (y con usos limitados) para generar movimiento, es decir,
trabajo. Y las innovaciones sucesivas multiplicaron casi por 100 la eficiencia
técnica entre 1700 y 1930 (aunque las mejores turbinas de vapor no superaban el
45%). Igualmente, el motor de explosión y las centrales térmicas permitieron
convertir desde fines del
siglo XIX otras fuentes de energía fósil —el petróleo y el gasnatural— en
movimiento, electricidad, calor o iluminación. La energía a disposición de los
seres humanos, especialmente en los países desarrollados, se multiplicó de
forma exponencial sin un encarecimiento proporcional al aumento de la demanda
(gráfico 1.2).
Para resaltar la importancia del empleo de los combustibles fósiles, el
historiador E.A. Wrigley ha hablado de dos grandes fases de la historia
económica de la humanidad:
la de la economía orgánica, basada en fuentes de energía y convertidores
biológicos (animales, plantas, hombres) cuyas posibilidades de crecimiento
quedaban limitadas por la productividad de la tierra;
la de la economía basada en energía de origen mineral (para abreviar,
inorgánica), que arranca del empleo masivo de carbón y otros combustibles
fósiles en el siglo XVIII.
También habla de una economía orgánica avanzada, que corresponde al periodo
previo a la industrialización, caracterizado por la aparición de importantes
cambios técnicos y organizativos que, aun sin romper el marco energético de las
economías agrarias, promovieron las transformaciones que llevaron a la
Revolución Industrial.
Es una terminología distinta para referirse a una distinción que ya era
tradicional en historia económica:
sociedades de base agraria (a menudo llamadas preindustriales, aunque esto
incluiría también a cazadores-recolectores), caracterizadas por el predominio
(70-80%) de la agricultura en el PIB y la población activa.
sociedades industriales o industrializadas: con escaso peso (inferior al
10-20%) de la agricultura en la estructura económica (aunque nonecesariamente
por el peso de la industria: por el contrario, el sector dominante suele ser el
terciario).
en ocasiones se habla de las economías contemporáneas como
postindustriales, debido al peso de los servicios, especialmente de nueva
generación, como
los de las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (NTICs) y los
financieros.
Obviamente, los datos que tenemos sobre energía disponible en el pasado son en
buena parte conjeturas (también llamadas estimaciones). Sin embargo, nos
permiten hacernos una idea aproximada de la magnitud de los dos grandes saltos
de los que hablamos.
sPor qué estas diferencias? Fundamentalmente porque hasta el segundo gran
salto, la Revolución Industrial, los incrementos de la energía disponible
(alimentos, sobre todo) se habían dirigido a aumentar el número de hombres o
animales (más fuertes, pero también muy costosos en términos de alimentos),
como forma de incrementar el trabajo. En cambio, con el inicio de la era de los
motores, una buena parte de la nueva energía disponible se dedicó a generar
trabajo mecánico: a sustituir hombres por máquinas. Hasta la revolución
industrial no existen realmente motores, salvo en sus versiones más
ineficientes: músculo humano, animales de tiro, velas, molinos hidráulicos o de
viento. De hecho, todavía a fines del siglo
XIX el 94% del
trabajo empleado en la industria en EE.UU. era trabajo humano, mientras que un
siglo después era sólo el 8 %. Una vez que se pudo convertir la energía fósil
en trabajo creció de forma espectacular la capacidad de producción, reduciendo
además los costes, lo que aumentó y diversificóla gama de bienes y servicios
disponibles, todos ellos fabricados mediante insumos (inputs) energéticos y
muchos necesitados de alguna forma de energía para su funcionamiento.
De ahí que las diferencias entre países en el consumo de energía per cápita
sean un indicador más que aproximado de los desequilibrios de desarrollo.
Antes y después de los dos grandes saltos, una multitud de cambios tecnológicos
u organizativos incrementaron bien el volumen de energía disponible, bien la
eficiencia de los convertidores. Por ejemplo: el control del fuego en el Paleolítico (quizá 300.000
años antes del Neolítico) permitió aumentar la energía disponible de tres
maneras: quemando leña o excrementos para obtener calor, cocinando plantas o
animales que de otro modo no hubieran sido comestibles y auxiliando a la caza. Del mismo modo, la
fabricación de armas en piedra y la caza en grupo permitió añadir a la dieta
animales de mayor tamaño o fiereza. Otro ejemplo: la invención de la navegación
a vela, con velas cuadradas —o latinas— documentadas antes de 3000 adE en
Egipto, mejoró enormemente la capacidad de transportar mercancías pesadas,
aprovechando una energía hasta entonces inútil; pero es que hasta el siglo XV
dE la vela fue en muchos casos un complemento para la fuerza humana o animal en
la navegación (remos o tiro mediante caminos de sirga en los ríos), y de ahí
hasta el siglo XIX la historia de la navegación a vela recoge un sinfín de
sucesivas innovaciones técnicas que incrementaron enormemente la eficiencia
técnica de los navíos. Mejoras en la agricultura — difusión de especies
ocombinaciones de cultivos más productivas—, en la ganadería —selección de
especies—, en la fabricación de herramientas — arados de metal o cañones—,
nuevos convertidores —molinos de viento y de agua—, en el rendimiento del
trabajo animal —sillas de montar, herraduras, yunques, colleras— y otras muchas
aumentaron, aunque fuera en pequeñas dosis, la disponibilidad de energía útil.
Otras transformaciones organizativas — especialización laboral, aparición de
formas de dirección o liderazgo— o culturales —la escritura, las religiones, el
dinero, el cálculo y la geometría— también influyeron en el modo en que se
aprovechaba la energía disponible, mejorando su eficiencia económica.
Sin embargo, antes del comienzo de la era de los combustibles fósiles (o era
industrial, o de la economía inorgánica), los incrementos de la energía
disponible eran casi en su totalidad absorbidos, y en cierto modo anulados, por
el crecimiento de la población. Es hora de que prestemos atención al segundo
término de la ecuación.
1.2. Nociones de demografía: la dinámica población-recursos
Volvamos a las cifras de población global. La representación de una magnitud
sobre una escala lineal (como en el gráfico 0.1)
minimiza visualmente la importancia de las primeras etapas cuando el
crecimiento es mucho mayor en las últimas etapas, como ocurre en cualquier crecimiento
acumulativo. Una forma de evitar ese enmascaramiento es calcular y comparar las
tasas de crecimiento anual acumulado (ver tabla aneja al gráfico 0.1). Éstas
permiten apreciar el salto, desde unas tasas en torno al 0,04% anual en las
sociedadesagro-ganaderas hasta tasas cercanas al 1% en el gran salto
industrial. La población mundial creció a un 0,8% anual entre 1900 y 1949;
pueden parecer una cifra pequeña, pero no lo es en absoluto: a 1% de
crecimiento anual cualquier variable se duplica en 70 años (recordemos que es
acumulado), pero al 2% lo hace en la mitad de tiempo. Cuando en la segunda
mitad del siglo XX la población de algunos de
los países más poblados del mundo —India, China, — comenzó a crecer a tasas
cercanas al 2%, y la media mundial se situó en un 1,8% (1950-1989, con un pico
de 2 en 1989), dio en hablarse con alarma de una 'explosión demográfica”.
Esta explosión que empezó a desactivarse con la caída de las tasas a un 1,5%
entre 1990 y 1999 y en torno al 1,14 en 2000. En 2006 la ONU declaró que las
tasas comenzaban a disminuir, como
resultado de la transición demográfica.
Otra forma de evitar ese enmascaramiento de las tasas de crecimiento iniciales
es representar la magnitud sobre una escala logarítmica o exponencial, donde
cada intervalo representa un orden de magnitud (x10) más que el intervalo
anterior del
mismo tamaño. Es lo que hemos hecho en el gráfico 1.3.
Se mejora así la visión, aunque la lectura básica sigue siendo la misma: a lo
largo de su existencia, a la humanidad le ha costado bastante crecer en número,
aunque nunca ha parado de hacerlo. A un ritmo muy moderado durante buena parte
de su historia, bastante más rápido (en torno al 0,04 por ciento) tras el
descubrimiento de la agricultura y la ganadería y mucho más (cerca del 1% anual) tras la
Revolución Industrial. Hay otros cambios de ritmo yepisodios importantes a
escala regional, y de ellos se hablará más adelante, pero la tendencia mayor de
la historia es ésta.
sPor qué esa diferencia de los ritmos de crecimiento de la población? Como hemos señalado, tiene
que ver con la energía disponible. Antes de la era de los combustibles fósiles,
ésta dependía fundamentalmente de la superficie y calidad de la tierra
disponible (el suelo, sobre todo el suelo capaz de producir plantas) el clima
(insolación y precipitaciones) y la tecnología disponible para aprovechar los
recursos.
La población humana, como
cualquier otra animal, tiende a crecer hasta alcanzar los límites que le
imponen los recursos disponibles. El primero en formular este principio con
precisión fue uno de los economistas clásicos, Thomas R. Malthus (1766-1834),
en su Ensayo sobre el principio de la población de 1798. Malthus afirmaba que
la población crece en proporción geométrica (o exponencial), a falta de
factores que lo impidan ('si no está controlada”). Los alimentos, en
cambio, que dependen de la tierra disponible, sólo pueden crecer en proporción
aritmética (o lineal). La razón es sencilla: la población humana crece en forma
de pirámide invertida, ya que cada nueva generación incrementará la población
una vez que el número de nacimientos supere la tasa de reemplazo (2 hijos por
pareja, o un poco más para compensar los individuos sin hijos) y este
incremento se reproducirá ampliado en cada nueva generación. La combinación de
estos dos ritmos de crecimiento distintos ('la desigualdad natural de las
dos fuerzas de la población y de la producción de la tierra”)forma lo que se ha
dado en llamar 'la trampa maltusiana”: el mecanismo que hacía que
cualquier incremento de productividad de la tierra quedara absorbido por un
incremento aun mayor de la población. También se habla en ocasiones del “techo maltusiano”,
el tope máximo de habitantes que una economía, dadas sus disponibilidades de
factores productivos y tecnología, puede alimentar.
Siguiendo el argumento de Malthus, Gregory Clark ha considerado que la historia
de la humanidad puede resumirse en un único gráfico (gráfico 1.4) que trata de
esquematizar, con datos estimados, la evolución de la renta per cápita en los
últimos tres mil años. En las economías de base agraria la renta per cápita
habría oscilado sin una tendencia de mejora, moviéndose en dientes de sierra en
torno al techo maltusiano, hasta la revolución industrial. En cambio, los
gráficos de población sí muestran una tendencia de crecimiento, aunque sea
modesta. Para Clark, esto demuestra que los sucesivos crecimientos de la
productividad derivados de mejoras técnicas u organizativas (representadas en
este gráfico por los tramos de pendiente ascendente de la curva) quedaron antes
o después absorbidos por el crecimiento de la población (tramos descendentes),
en un ciclo que sólo se rompió con el comienzo de la era de los combustibles
fósiles.
Este desequilibrio en el ritmo del
crecimiento de la población y el de los recursos (sobre todo alimentos)
constituye la gran aportación de Malthus. sCómo funciona?
1.2.3. Crecimiento de la población
Examinemos con más detalle los dos mecanismos. Comenzando por el del crecimiento dela
población. Aunque es evidente que hay una tendencia creciente, hay una serie de
límites biológicos y sociales. Lo más sencillo es descomponer los dos
componentes del
crecimiento de la población:
Natalidad: medida mediante la tasa de natalidad, el número de nacidos por cada
1.000 habitantes (en un territorio, un país, un grupo humano) Mortalidad: su
tasa expresa el número de muertes por 1.000 habitantes Crecimiento natural (o
vegetativo): diferencia entre natalidad y mortalidad (en %).
Crecimiento total = Natalidad-mortalidad-Emigración+Inmigración.
La natalidad, por su parte, tiene dos tipos de límites: unos biológicos y otros
sociales y culturales. Los límites biológicos vienen dados por el hecho de que
sólo la mitad de la especie (mujeres) pueden tener hijos y sólo pueden hacerlo
durante un periodo de su vida (periodo fértil) y a un ritmo determinado por la
duración de la gestación (nueve meses) y del
periodo entre nacimientos, y además hay que descontar los embarazos malogrados.
El máximo teórico de descendientes que podría tener una mujer, en las
condiciones óptimas, es de 16,7 hijos, y en condiciones más restrictivas en
torno a 4,3. Así pues, como
observó Malthus, el potencial biológico para el crecimiento es grande.
Por ello, tienen más importancia los límites sociales y culturales, mucho más
complejos y variados. Tienen que ver con la cantidad de alimentos, la
frecuencia y edad de los matrimonios, el tipo de trabajo desempeñado, la
exposición a determinadas enfermedades, las prácticas anticonceptivas y un muy
largo etcétera; todos ellos actúan recortando ese máximoteórico de
16,7 hijos por matrimonio. En sociedades agrarias tradicionales (aunque esta es
una categoría demasiado amplia) el número de hijos podía variar entre 5-8 hijos
por mujer, mientras que en las sociedades industriales avanzadas con diversos
mecanismos de control de natalidad puede situarse en torno a 1.
Los principales determinantes de la natalidad conocidos históricamente son:
a– la tasa de fecundidad: el número de nacimientos en un lapso de tiempo
dividido por el número de mujeres en edad fértil (entre 15 y 49 años).
a– la edad al matrimonio: el matrimonio es una institución sumamente
extendida, y la edad de las mujeres al casarse marca el número de años fértiles
y por tanto el número posible de hijos.
a– la tasa de celibato: el porcentaje de mujeres (el de los hombres
interesa menos) que no llega a casarse nunca.
a– la anticoncepción: aunque la difusión de métodos anticonceptivos
eficaces es reciente (esterilización quirúrgica o la difusión de la
'píldora” a partir de 1960), éstos existieron siempre, aunque son mal
conocidos.
La mortalidad es también resultado de la programación biológica (envejecimiento
y enfermedades), pero también se ve muy afectada por factores sociales. En este
sentido, se distinguen dos tipos básicos:
a– Mortalidad ordinaria. Los fallecimientos individuales debidos a causas
habituales: envejecimiento, enfermedades ordinarias, accidentes, etc. Incluye como subtipo la mortalidad
infantil (número de niños menores de un año fallecidos/número de nacimientos en
ese periodo), que es en casi todas las sociedades de base agraria responsable
de una parteimportante de la mortalidad. Los recién nacidos, sobre todo, pero
los niños en general, eran muy sensibles a las enfermedades y la mala
alimentación. De hecho, era frecuente hasta el siglo XIX que la mitad de los
nacidos no vivieran para cumplir 10 años.
a– Mortalidad extraordinaria o catastrófica. Fallecimientos masivos como resultado de
episodios aislados (aunque repetidos) de epidemias, hambrunas, guerras,
catástrofes naturales. Básicamente, si representamos las tasas de mortalidad (o
simplemente las cifras de fallecidos, sacadas por ejemplo de registros
parroquiales), son los grandes picos de defunciones que se salen de la
tendencia. La mayoría de estos episodios tienen alcance local o regional, pero
algunos otros — como la Peste Negra del 1348 en Europa, o la casi extinción de
las poblaciones indígenas de América en los años posteriores a la conquista
española— alcanzan a todo un continente.
Una de las formas de medir la mortalidad es la esperanza de vida al nacer E0,
definida como
la media aritmética de las edades a la que mueren los nacidos en un determinado
período (normalmente se toma la media de la edad de los fallecidos en ese año
suponiendo que permanecerá constante) . No obstante, el hecho de que la
esperanza de vida ha ido aumentando en el curso de la historia no quiere decir
que biológicamente las personas seamos más longevas. De hecho, se cree que la
esperanza de vida de los agricultores neolíticos era inferior a la de sus
antepasados cazadores-recolectores. Lo que ocurre es que E0 es una medida
estadística, una media de lo que puede esperar vivir una persona en elmomento
de nacer; lo que nos viene a decir, por ejemplo, es que de cada 1.000 nacidos
antes de la industrialización, 250 morían antes de cumplir un año, otros 250
antes de llegar a 20, otros 250 antes de los 45 y otros 240 antes de los 60:
sólo diez de cada mil llegaban a esa edad (pero había gente, pocos, que podían
llegar a vivir 80 o 90 años). Si uno superaba la infancia —una etapa de la vida
muy poco saludable, sobre todo en la antigüedad— su esperanza de vida mejoraba
notablemente.
1.2.2. Crecimiento de la producción.
Lo que Malthus señala es que en las condiciones de la economía de su tiempo, el
límite físico de la producción venía dado por la cantidad de tierra (sobre todo
agraria) disponible. La agricultura sólo podría mejorar su producción de dos
formas:
*crecimiento extensivo: más aportes de tierra, trabajo o capital: poniendo en
cultivo tierras incultas (roturación), o añadiendo más brazos o herramientas a
las tareas agrarias. Malthus consideraba que la tierra agraria estaba
aprovechada en su totalidad en su época, tras muchos siglos dedicados a la
agricultura, y que los aportes de más trabajo o capital se encontrarían con el
límite de la propia riqueza mineral de la tierra.
*crecimiento intensivo: cambios tecnológicos, en la organización del trabajo o los
cultivos que permitieran incrementos de la productividad total. Este tipo de
mejoras, generarían los aumentos en la cantidad de alimentos, pero sólo
linealmente, es decir, a un ritmo muy inferior al del crecimiento de la población.
En cualquiera de ambos casos, al final las limitaciones del propio factor tierragenerarían la
aparición de rendimientos decrecientes: la productividad (producción/unidad de
factor de producción) marginal tendería a disminuir, lo que reduciría la
productividad media, y por tanto haría aparición el techo maltusiano. Tanto
Malthus como otro importante economista clásico,
David Ricardo encontraban en las limitaciones de disponibilidad y productividad
del suelo la
causa que limitaría cualquier crecimiento económico futuro: es la denominada
ley de los rendimientos decrecientes. Ley que se cumpliría inexorablemente
mientras el crecimiento dependiera de los aportes energéticos de las plantas y
los animales (pero no contaban con los combustibles fósiles).
1.2.3. La trampa maltusiana.
En estas condiciones (crecimiento lineal de la producción de alimentos+
crecimiento exponencial de la población), se alcanzará antes o después el techo
maltusiano. Sin embargo, el propio Malthus, que no veía que la ecuación pudiera
resolverse por el lado de los alimentos, entendía que se resolvería por el lado
de la población. Y esto podía ocurrir de dos maneras: por las buenas o por las
malas.
Por las malas actuaban lo que Malthus llamó frenos positivos (positive checks)
o represivos: hambres, epidemias (que actúan sobre una población debilitada o
simplemente más densa) o guerras que diezman la población y reestablecen el
equilibrio con los recursos, lo que da inicio a un nuevo ciclo de crecimiento
lento, que acabará en nuevos episodios de mortandad catastrófica.
Por las buenas, en cambio, funcionan los frenos preventivos (preventative
checks), que limitan los nacimientos y por tanto elcrecimiento de la población.
En este sentido, Malthus (clérigo del
siglo XVIII) descartaba cualquier tipo de control de natalidad, salvo la
limitación en el número de los matrimonios y el retraso de la edad al casarse.
Pero consideraba ambos poco compatibles con la naturaleza humana y por tanto
ineficaces.
La ley de los rendimientos decrecientes
'Considérese una población, aislada en un valle profundo, que viva de la
agricultura. La diferencia entre nacimientos y defunciones provoca un
crecimiento lento que, hipotéticamente, provoca la duplicación de la población
cada dos siglos. En una primera fase se cultivan los mejores terrenos de la
llanura del fondo del valle, cercanos al río, más fértiles,
fácilmente irrigables y más accesibles. A medida que la población aumenta,
aumentando a su vez la necesidad de comida, las mejores tierras se pondrán en
cultivo hasta que sea necesario cultivar las tierras más alejadas, situadas en
las laderas menos escarpadas del valle, difícilmente irrigables y menos
fértiles. Con el aumento continuo de la población se hará necesario cultivar
terrenos situados aun más desfavorablemente, más elevados, más fácilmente
erosionables y aún menos productivos. Cuando se agote toda la tierra
disponible, se podrán obtener nuevos aumentos de producción intensificando el
trabajo en los campos, aunque también estos logros tendrán un límite, porque
llegará fatalmente el momento en que la producción adicional de un par de
brazos adicionales se aproximará a cero. Se da la circunstancia de que el
proceso de crecimiento demográfico en un ambiente fijo (y, es
precisoespecificar, con tecnología fija) que induzca al cultivo de tierras
progresivamente menos fértiles y con inputs de trabajo progresivamente mayores,
se acompaña de rendimientos decrecientes por unidad de trabajo o por unidad de
tierra.” Massimo Livi-Bacci (1990:81-82)
La explicación de Malthus ha sufrido muchas críticas, fundamentalmente de dos
tipos:
*sociales: la capacidad de producción de alimentos, en un nivel tecnológico
dado, depende también de cómo se organice la producción — régimen de propiedad,
distribución del producto, incentivos a la mejora de la producción—de tal forma
que el techo maltusiano no es sólo técnico sino
sobre todo social/económico. Del mismo modo,
con una distribución de la renta menos desigual, el número de hijos por pareja
disminuye, al dejar de ser considerados una fuente de trabajo/ingresos para la
familia y como
resultado de mejoras en la educación.
*históricas: Malthus no consideró la posibilidad de romper la trampa de los
rendimientos decrecientes mediante incrementos en la disponibilidad de energía
en forma de combustibles fósiles, pese a vivir en plena revolución industrial inglesa.
1.2.4. Regímenes demográficos y transición demográfica
Llamamos demografía a la ciencia que estudia la población. Las diversas
combinaciones de las variables demográficas (tasas de mortalidad, fecundidad,
nupcialidad, celibato, etc.) constituyen un régimen o sistema demográfico.
Básicamente se distinguen dos:
Régimen demográfico antiguo: propio de las sociedades de base agraria, o
economías orgánicas, antes de la industrialización. Se caracteriza por:
• Tasas denatalidad elevadas: en torno a 35-40 por 1.000, como
resultado de matrimonios frecuentes, a edad joven (18 años o menos para las
mujeres), y de la consideración de los hijos como un recurso potencial para la familia y
el grupo.
• Tasas de mortalidad también altas: 30-35 por 1.000 de mortalidad ordinaria,
pero con frecuentes episodios de mortandad catastrófica.
• Tasas de crecimiento muy modestas (un 5 por mil como máximo, un 0,5% al año), que además
pueden quedar anuladas por una o más catástrofes demográficas (lo que hace que
el crecimiento demográfico presente una forma característica de dientes de
sierra). La esperanza de vida al nacer es baja (inferior a 40 años).
Régimen demográfico moderno: propio de las sociedades industriales, aunque
algunas economías importantes prácticamente acaban de llegar a él. Sus rasgos
fundamentales son:
• Tasas de mortalidad bajas: en torno al 8-10 por 1.000 de mortalidad
ordinaria, con una gran reducción de la mortalidad infantil, sin apenas
incidencia de la mortandad catastrófica. Todo ello fruto de mejoras ligadas al
crecimiento económico: nutrición, higiene, vivienda y sanidad.
• Tasas de natalidad bajas, hasta llegar a un 10-15 por 1.000, resultado de
prácticas deliberadas de control de natalidad, ligadas también a cambios
culturales que llevan a tener menos hijos a los que se dispensan mayores
cuidados.
• Tasas de crecimiento muy modestas (incluso negativas en algunos países). La
esperanza de vida, en cambio, aumenta espectacularmente.
Transición demográfica: el proceso de paso de un régimen demográfico antiguo a
uno de tipo moderno. Latransición se inició en los países más industrializados
de Europa en el siglo XIX, pero su segunda fase se ha completado a menudo tras
la Segunda Guerra Mundial. La duración del
proceso oscila entre los 185 años de Francia o los 70 de China o Rusia.
Mientras dura, la población total puede multiplicarse entre 2 y 7 veces.
• 1a fase: reducción paulatina de la mortalidad, sobre todo por minoración de
la mortalidad catastrófica y la infantil. La natalidad se mantiene alta, por lo
que el crecimiento vegetativo es muy alto.
• 2a fase: reducción paulatina de la natalidad, ligada a restricciones en el
número de hijos por pareja. El crecimiento natural va disminuyendo.
• 3a fase: final de la transición: bajas tasas de natalidad y mortalidad, baja
tasa de crecimiento, aumento de la esperanza de vida.
1.3. Crecimiento económico y otras nociones básicas
Queda claro por tanto, que el crecimiento de la población es un primer
indicador, especialmente para épocas en las que no contamos con estadísticas
modernas pero que el crecimiento económico debe definirse con mas precisión. Y
resulta sumamente importante cómo definimos y medimos el crecimiento, ya que
precisamente la explicación del
crecimiento económico a largo plazo —sus ritmos, sus mecanismos, sus causas— es
el tema central de la historia económica. Muchos de los conceptos que se
explican a continuación son nociones básicas desarrolladas en cualquier curso
de introducción a la economía: para quien las tenga dominadas, las
explicaciones que siguen estarán de más. Para quien no tenga las nociones
claras, en cambio, es importante que secerciore de haberlas entendido
debidamente, pues aparecerán a menudo en el desarrollo del temario.
El crecimiento económico se define en economía como el incremento de los bienes y servicios
producidos, lo que se llama el producto (y que equivale a la renta o ingreso de
la población). Lo malo es que no tenemos cálculos fiables de producto o renta
nacional hasta después de la Segunda Guerra Mundial: los datos anteriores se
basan en estimaciones, o sea, en conjeturas más o menos razonables. El
producto puede medirse en unidades físicas (toneladas de hierro, número de
vacas o comidas servidas en un restaurante), pero para poder sumarlo y
compararlo es más práctico medirlo en unidades monetarias (dólares, liras o
rupias, por ejemplo).
Estas unidades de valor pueden medirse de varias formas:
*valores o precios nominales o corrientes: reflejan lo que cuestan las cosas en
un momento histórico concreto (un periódico en 1976: 100 pesetas)
*valores o precios reales o constantes: son los precios nominales ajustados al
coste de la vida de cada momento, es decir, la capacidad de compra de la unidad
monetaria; suelen calcularse como ratio de precios/Índice de Precios al Consumo
(u otro deflactor). Para series históricas,
resulta sumamente importante usar precios reales.
*valores o precios a PPA (paridad de poder adquisitivo): para tener en cuenta
los diferentes costes de la vida en distintos lugares, se hacen IPCs
equivalentes, no iguales (la de un país pobre, el peso de los alimentos en el
IPC será mucho mayor, mientras que el coste de la telefonía móvil pesará mucho
más en el IPC a PPAde un país rico).
La magnitud utilizada habitualmente para medir el producto es el PIB (Producto
Interior Bruto o GDP en inglés,), que es levemente diferente del PNB (Producto
Nacional Bruto), que incluye el valor de bienes y servicios producidos por
empresas nacionales en países extranjeros, o de la Renta Nacional, o el PIN,
Producto Interior Neto. El problema de medir el crecimiento a largo plazo sólo
en términos de PIB es —aparte de algunos problemas del
indicador mismo, como el hecho de no incluir el
trabajo doméstico no remunerado o los costes de los daños medioambientales— que
los incrementos de producción pueden quedar absorbidos, anulados, por
crecimientos paralelos de la población, como
señalaba Malthus. Para los economistas el PIB puede ser suficiente, ya que
comparan periodos más o menos cortos, pero para el historiador económico el
indicador básico de crecimiento económico es el PIB per cápita, una ratio que
combina y compara el los crecimientos del producto y de la población.
PIBpc= PIB/n° de habitantes
Así pues, el crecimiento económico se define como el incremento sostenido (en
el tiempo) de la producción total de bienes y servicios en una sociedad
determinada, formulado en tasas de crecimiento anual en % del PIB per cápita.
El crecimiento económico es acumulativo, de tal modo que un 1% anual significa
que el PIB/pc se duplicará en 70 años, al 2% en 35 años, etc. De ahí que tasas
aparentemente modestas —el 3% de la economía española en los años anteriores a
la crisis de 2008— reflejen procesos de enriquecimiento notables. Al mismo
tiempo, al tratarse de un valorrelativo (un porcentaje) no refleja expresamente
los niveles de partida y los incrementos en términos absolutos: un 0,5% del PIB
de EE.UU. de 2008 serían unos 71.000 millones de dólares internacionales, que
equivale a casi una cuarta parte del PIB de
Nigeria (datos de PIB a PPP, del
Banco Mundial). En este sentido, las tasas de crecimiento son potencial e
históricamente mayores en economías atrasadas, con márgenes mayores de aumentos
de productividad, que en las más avanzadas, donde los aumentos de productividad
son mucho más costosos. Así pues, no hay que olvidar que una tasa es siempre un
dato relativo, que se refiere a un total absoluto que puede ser muy distinto.
sQué factores explican el crecimiento económico? Ya mencionamos antes que hay
dos tipos distintos de crecimiento (intensivo y extensivo). En ambos
intervienen distintas combinaciones (volúmenes y tipos) de factores de
producción, que determinan el producto total. Los factores de producción, tal como los definieron los economistas clásicos del siglo XVIII son:
a– Tierra: entendida ahora en un sentido amplio, incluye los recursos
naturales empleados en la producción de bienes y servicios. Se remunera a sus
propietarios con la renta de la tierra.
a– Trabajo: se refiere exclusivamente a la labor desempeñada por la mano
de obra humana (las máquinas, o animales, aunque realicen trabajo por sí solas
son consideradas capital), y remunerada con los salarios.
a– Capital: son bienes producidos por el hombre que contribuyen a la
producción: herramientas, máquinas, instalaciones, infraestructuras, dinero,
etc. Se remunera con elbeneficio o el interés. Una parte del capital, no
invertido directamente en la producción pero igualmente importante, es el
llamado Capital Social Fijo, básicamente fruto de inversiones anteriores en
educación, infraestructuras públicas (vías, drenaje de tierras, regadíos,
aeropuertos) que facilitan una mayor productividad de las inversiones
empresariales.
Una rama de la economía habla de capital humano para referirse a las
capacidades añadidas a la fuerza de trabajo del
hombre como
resultado de la educación o la pericia adquirida. Se considera que éstas son
fruto de inversiones anteriores (de tiempo y recursos) en formación, y que por
tanto constituyen un factor que tiene más de capital que de trabajo.
A estos tres factores básicos, algunos economistas añaden un cuarto:
a– Capacidad empresarial: entendida como
la aportación que realiza el empresario que organiza la producción, obteniendo
así una producción mayor de la que existiría sin este factor.
Así, la ecuación habitual para definir el Producto sería,
PIB= f (Tierra+Trabajo+Capital)
que equivale a
Renta Nacional= Renta de la Tierra+Salarios+Beneficios+Intereses
No obstante, las funciones de producción que manejan los economistas actuales
incluyen, además de los incrementos en el volumen de los factores (crecimiento
extensivo), otros que se derivan de mejoras técnicas o de organización de la
producción, y que son difíciles de calcular directamente, pero se estiman
mediante la llamada Productividad Total de los Factores (PTF).
El crecimiento de la producción de tipo extensivo está limitado siempre por los
rendimientosdecrecientes: se pueden poner más tierras en cultivo, pero estarán
más alejadas o serán de peor calidad. Puede aumentarse el número de albañiles
en una obra, pero a partir de cierto punto cada par de brazos acabará
estorbando casi tanto como la ayuda que presta; el típico problema escolar de
matemáticas (Si 10 obreros tardan 300 días en construir una casa scuánto
tardarán 100 obreros?) es un sinsentido económico. Incluso el capital, y los
costes de organización darán rendimientos decrecientes., salvo que se produzca
una innovación o un cambio tecnológico que permitan otra forma de organización
de la producción.
Por eso, los saltos de producción importantes nacen de innovaciones
(tecnológicas u organizativas) que dan como
resultado ganancias de productividad. He aquí otro concepto importante: la
productividad es la relación entre el valor del producto resultante y el de los factores
de producción empleados. Rendimiento es otra forma de referirse a la
productividad, aunque normalmente suele usarse sobre todo para la de la tierra.
Productividad= Producción/recursos
La productividad, puede medirse en unidades físicas y/o en unidades monetarias.
Para épocas remotas, en que no tenemos estadísticas, empleamos medidas físicas
(toneladas de grano/hectárea), pero las unidades monetarias facilitan la
comparación (valor del
producto/valor de la hora trabajada). Aunque la productividad puede calcularse
para los tres factores productivos, suele considerarse que la fundamental es la
del trabajo,
y de hecho cuando no se especifica debemos entender nos referimos a ésta.
No obstante, comodecíamos antes hay otros factores que contribuyen a la
productividad total, que es siempre superior a la suma de las productividades
parciales de cada factor: es esa otra parte que se estima mediante cálculos y
recibe el nombre de Productividad Total de los Factores. La PTF mide así la
incidencia de los cambios tecnológicos, el capital humano, las economías de
escala (ahorros derivados de la producción a gran escala) o el capital social
fijo.
Las cuatro fuentes del crecimiento económico
El crecimiento económico, puede darse como
resultado de ganancias de productividad que nacen de cuatro tipos distintos de
procesos:
1. Inversión (crecimiento soloviano, en honor a Robert Solow): la productividad
del trabajo
depende de la cantidad y calidad de los equipos con que cuenta el trabajador
(lo que los economistas llaman relación capital-trabajo). Si mejora ésta, es
decir, si cada trabajador cuenta con más o mejores equipos, aumenta la
producción per cápita. Los equipos significan inversión (capital), que nace del ahorro, es decir, de la abstención del consumo presente para poder consumir más
en el futuro.
2. Expansión comercial (crecimiento smithiano, por Adam Smith): el aumento de
la productividad nace en este caso de las mejoras derivadas de la división del trabajo (más especialización en las tareas y más
capacitación de los trabajadores) vinculadas al aumento de los intercambios:
son las ganancias del
comercio desarrolladas por los clásicos. Para que los obreros de la fábrica de
alfileres retratada por Adam Smith puedan especializarse, es necesario que
otros obreros se especialicen en otrosproductos, los agricultores produzcan
alimentos (y demanden alfileres en cantidad suficiente) y que haya comerciantes
y transportistas encargados de agilizar los tráficos.
3. Efectos de escala (o tamaño): se deriva de la reducción de costes unitarios
cuando se produce a mayor escala. Está obviamente relacionado con el anterior
—el incremento de escala suele ir unido a la especialización y división del trabajo— aunque es
distinto en su naturaleza.
4. Conocimientos (crecimiento schumpeteriano, por J. A. Schumpeter): el aumento
del caudal de
conocimientos (lo que incluye progreso tecnológico pero también cambios
institucionales) es la última y más conocida de las fuentes de aumentos de
productividad.
'Los cuatro tipos de crecimiento se refuerzan unos a otros de muchas y variadas
formas. Por ejemplo, una opinión ampliamente aceptada sostiene que gran parte del cambio tecnológico se manifiesta como nuevos bienes de capital; por tanto, si
no hubiera acumulación de capital el crecimiento económico sería lento. En la
medida en que esta opinión sea correcta, el crecimiento soloviano y el
schumpeteriano van de la mano. El crecimiento schumpeteriano puede compaginarse
también con el crecimiento smithiano, como ocurrió, por ejemplo, cuando los
avances técnicos de la navegación llevaron a incrementar las ganancias
comerciales, como consecuencia del abaratamiento del transporte”
Con todo, el crecimiento económico no agota el análisis a largo plazo,
fundamentalmente porque no nos dice casi nada sobre qué procesos subyacen a los
incrementos del producto. De ahí que, al concepto decrecimiento, se añada el de
desarrollo económico.
Hablamos de desarrollo económico cuando en una sociedad determinada el proceso
de crecimiento va acompañado de cambios importantes en la estructura de la
economía. Definimos la estructura económica como el componente estable de la organización
de una economía, con especial referencia a la pauta de distribución de la
actividad y la renta en una sociedad entre los tres sectores económicos:
a– Sector primario: actividades que extraen productos de la naturaleza:
agricultura, ganadería, pesca y explotación forestal. En algunos casos incluye
también la minería (como
actividad extractiva) que en otras clasificaciones se considera, por su fuerte
capitalización, industrial.
a– Sector secundario o industrial: actividades que transforman o elaboran
los productos de la naturaleza u otros bienes intermedios: la industria y la
construcción, fundamentalmente.
a– Sector terciario o servicios: actividades que no producen bienes materiales
sino servicios de muy diverso tipo: desde servicios personales o profesionales
(camareros, abogadas), al transporte, el sector financiero o el ocio.
Las diferencias de estructura caracterizan las grandes etapas de la evolución
de la economía.
*economías agrarias: las más comunes a lo largo de la historia, caracterizadas
por un sector primario dominante (emplea más del 70% de la población y genera una cuota
análoga del PIB), un secundario pequeño y un terciario algo mayor, pero
integrado sobre todo por servicios personales (criados).
*economías industriales: tras la Revolución Industrial, reducción paulatina del
sectorprimario hasta niveles inferiores al 20%, crecimiento del secundario en
torno al 30-40%, y un sector servicios que crece en capítulos ligados al efecto
de arrastre de la industria y crecimiento del mercado (comercio).
*economías postindustriales: el primario reduce su peso, casi debajo del 5%, la industria se
mantiene y es el sector servicios el que crece, pero cambia además su naturaleza.
Los diferentes equilibrios entre los sectores económicos reflejan formas de
organización de la economía y niveles tecnológicos muy distintos: la reducción
del peso del primario en el PIB y la población activa exige un incremento de la
productividad de la agricultura que sólo fue posible en vísperas de la
Revolución Industrial. A su vez, el crecimiento de la industria es un factor
muy relevante en las primeras etapas del crecimiento económico moderno, pero
según mejora la tecnología y la organización de la producción a lo largo del
siglo XX, también el secundario experimenta unas mejoras de productividad que
—como antes la agricultura— permitirán reducir su peso en el conjunto de la
economía aunque siga produciendo un volumen incluso mayor de bienes. Por último,
el crecimiento, diversificación y modernización del sector servicios (incluyendo los de
información y comunicación en nuestros días), especialmente tras la Segunda
Guerra Mundial, caracteriza unas economías industriales avanzadas, o incluso
postindustriales.
De ahí que el cambio estructural —del
equilibrio entre los distintos sectores— sea un componente básico de los
procesos de desarrollo.
La constatación de que el concepto decrecimiento económico es un indicador
demasiado pobre de las transformaciones profundas de la economía ha llevado a
crear otro tipo de indicadores que recojan estos cambios de forma más precisa.
Algunos incluyen costes medioambientales del
desarrollo, o aspectos no recogidos en el PIB como el trabajo doméstico de las amas de casa.
El más usado de estos indicadores ha sido promovido por la ONU con el nombre de
Índice de Desarrollo Humano (IDH) y recoge una serie de datos de distinto tipo
que se creen más precisos: de salud (medida por la esperanza de vida al
nacer,E0), de educación y de riqueza (PIBpc a PPA). Con parecidos criterios se
han hecho algunas estimaciones históricas del IDH, que confirman la necesidad
de seguir trabajando en el diseño y mejora de índices de desarrollo.
Frente al concepto de estructura, que alude a las partes sólidas, estables en
el tiempo de una economía, la coyuntura económica se refiere las variaciones a
más corto plazo (unos meses, unos años) de las principales variables de
actividad: empleo, inversión, precios, importaciones, ahorro, gasto público o privado,
etc. Aunque los historiadores suele considerar coyunturas más largas, de años o
décadas, frente a trimestres o incluso semanas para los economistas, la idea de
coyuntura es la misma.
La actividad económica parece moverse, por razones en parte desconocidas y
complicadas de examinar aquí, en ciclos, caracterizados por fases de expansión
seguidas de otras de recesión o depresión. Algunos de los ciclos propuestos
abarcan periodos de 50 años (Kondratiev) y otros duran meses (ver figura 1.2).
Más que analizarlos ciclos, interesa definir los términos utilizados para
describir las coyunturas, porque se emplean mucho.
a– Expansión: periodo caracterizado por el incremento de los principales
indicadores: producción, empleo, productividad, inversión, etc. No todos tienen
por qué evolucionar a la vez, así que suele considerase fundamental el
crecimiento del PIBpc. Ocasionalmente, sin embargo, una fase de crecimiento de
la población puede ocultar caídas de productividad que comprometen el
crecimiento futuro.
a– Depresión o recesión: periodo de caída de los indicadores de actividad
o
renta, sobre todo el PIBpc. En términos actuales, los economistas hablan de una
recesión sólo cuando se ha producido un descenso de la tasa de crecimiento del
PIB en dos trimestres seguidos. En historia económica se usa en sentido amplio como sinónimo de depresión.
a– Crisis: en sentido estricto, la crisis no se refiere a un periodo de
depresión o estancamiento, sino al momento concreto del cambio de tendencia
(tanto en un sentido como en otro). No obstante, es cierto que normalmente se
utiliza como sinónimo de depresión, así que hay que aceptarlo y entenderlo de
ese modo.