Art Nouveau*
Presentación
Mas de medio siglo ha debido transcurrir para que se admita sin
escrúpulos ni vacilaciones entre las personas cultas el estílo
artístico que floreció en torno al Novecientos y que unos
llamaron ArtNouveau, otros Jugendstil, los de mas alla Modern
Style, o Liberty, o Floral, o Sezession, y que los españoles llamamos
Modernismo. En casi todos sus variados nombres, ese estilo mostraba claramente
su voluntad de romper con las trabas del
pasado académico, su ansia de cambio, su fidelidad a la época en
que le tocaba vivir. Pero no todos sus nombres eran tan eufónicos: se
llamó también Style Nouilles, en irónica alusión a
la flexibilidad de sus curvas, y Style Métro, por haberse impuesto a los
parisinos y a los vieneses en las entradas de sus nuevos transportes
subterraneos. El desdén que esas apelaciones expresan ha
llegado casi hasta nuestros días. Hace pocos años muchas de las
entradas del
Metro de París (sabrosa combinación de arco, barandilla,
escalera, farol y marquesina) fueron reemplazadas por otras rectilíneas,
anodinas y falsamente funcionales. De este modo, las famosas puertas de Hector
Guimard fueron adquiridas por museos -como
el de Nueva York- mas avispados que los munícipes parisienses.
La ceguera que atacó a muchas personas de buen gusto en lo que al
Modernismo se refiere nace, en buena parte, de la adoración de la
geometría regular y de la línea recta que el Cubismo impuso desde
los años diez, sin advertir que el Art Nouveau no esnecesariamente
curvilíneo y caprichoso y que puede expresarse (como a menudo sucede en
Glasgow o en Viena) a través de la recta. Como en el tardo
rococó, no se trata de una indiscriminada decoración curva que
sacrifique la recta, sino de un juego nuevo, que enfatice una y otra; no se
trata de un “horror vacui” que cubra los edificios de arabescos,
sino de un ritmo sincopado y asimétrico -hasta cierto punto descubierto
gracias a un hamburgués parisianizado, Bing, en sus exposiciones y
libros sobre el arte japonés- a menudo menos recargado que los
anteriores. Pero eso pocos supieron verlo. Los mas creyeron que se
trataba de una moda efímera, que no tardaría en pasar en cuanto
se cansaron los “snobs” como
Saint-Loup o Madame Verdurin, que la habían admitido por su novedad. Uno
de los mas avisados historiadores del arte de nuestro siglo, Maurice
Raynal, en un libro por lo demas notable (“Peinture
Moderne”, Eds. Albert Skira, Ginebra, 1953), despacha el Jugendstil en un
solo parrafo, no sin concluir con su forzada desaparición
“sin dejar mas huellas que el recuerdo de un esfuerzo,
legítimo sin duda, pero mal organizado y, sobre todo, fuera de
tiempo”. Este perentorio “pas a l’ordre du jour”
pudo engañar a muchos que creyeron que lo moderno sólo
residía en el constructivismo racionalista y que les llevó a
crear, en la década de los veinte, un
“Art’Déco” que escondía no pocas nostalgias de
Modernismo. Como son frecuentes las yuxtaposiciones de lo geométrico y
lo moral, y la rectitud es considerada comovirtud y la curva serpentina como
vicio, quienes, pese a su buena voluntad, sentían una peligrosa
inclinación hacia el Modern Style, la ocultaban como aberración
vergonzosa. Todavía hay quienes tratan de justificar su adhesión
al Modernismo calificandolo hipócritamente de
“kitsch”.
Esa ceguera ha impedido reconocer hasta ahora
lo mucho que la cultura y la vida de nuestro siglo debe al Modern Style,
heroica tentativa de romper los corsés académicos sin destruir
los museos, anhelo de integración de las artes bajo el amable cetro de
la arquitectura. El Art Nouveau comparable, en esta ansia de unidad en la
variedad, a grandes modelos de otros tiempos, como la catedral gótica o
la abadía rococó, no deja de ser con ello, aunque parezca
paradójico, el antecesor inmediato de la Bauhaus. Es también el
umbral por donde el arte ha podido pasar de la figuración
académica al abstraccionismo de nuestro tiempo. Hay grandes artistas de
la Sezession, como
Hoffmann o Klimt, en quienes ese paso es claramente perceptible. Y no hemos de
olvidar que algunos patriarcas de la no figuración, como Kandinsky, Kupka o Mondrian, comenzaron
por ser modernistas.
Guerras, intereses y respeto a la opinión generalizada han destruido
grandes aspectos urbanísticos del Art Nouveau, lo cual es tanto de
lamentar cuanto que el Modernismo fue, no sólo un estilo
artístico, sino una conciencia social y urbana cuyas obras mas
significativas son, no los “bibelots”, sino las ciudades, con
barrios, plazas, calles y jardines, edificiospúblicos, fuentes y
monumentos conmemorativos. En un momento crucial de nuestra historia, el del paso de la
artesanía a la maquina (que William Morris no se atrevió a
dar) el Jugendstil tiene el primor y la fantasía de la primera, el
alcance y la fuerza de la segunda. Las construcciones modernistas se constelan
de mosaicos, azulejos, tallas, forjas, vidrios… obra de artesanos que no
se consideran inferiores a los artistas, arquitectos o escultores, y que ya se
acercan a la tarea del
diseñador de prototipos. En ciertos casos de genialidad autoritaria,
Horta, Van de Velde, Gaudí, Endell o Mackintosh conciben el conjunto y
lo proyectan meticulosos, hasta el menor detalle, para su ejecución en
talleres colectivos.
Munich, donde
brotó con ímpetu de espuma el estilo también llamado de
“Brasserie”, no ha querido apelmazarse en sus lamentaciones ante
tantos tesoros perdidos del Jugendstil y lo contempla con el optimismo que
exige su posición eufóricamente moderna. Fue su museo municipal
uno de los primeros en coleccionar y exponer objetos Art Nouveau. Ahora el
Goethe Institut organiza una valiosa exposición itinerante. Sea bien
venida a España, come fue bien venido el Modernismo del novecientos. Si
es Barcelona, en sus sucesivos ensanches de Rius i Taulet y de Cerda, una
de las ciudades mas ricas del mundo en conjuntos modernistas, no
escasean las muestras de este estilo en otras españolas, como Palma,
Valencia, Bilbao, Vigo, Zaragoza, La Unión, Cadiz, etc., y
naturalmente Madrid, que, pese aindiscriminadas demoliciones, todavía
puede enorgullecerse con obras señeras de Ricardo Velazquez,
Fernando Arbós, Francisco García Nava, José Grases y
muchos mas, que apenas se comienza a apreciar cuanto merecen. La
reciente restauración de los dos bellos palacios de exposiciones del Parque del Retiro es buena prueba del actual interés hacia las formas
de un estilo que preside, desde las esculturas de Querol o de Benlliure, la
vida madrileña. Esta importante exposición ha de despertar el
interés y la adhesión de la siempre “modernista”
capital de España.
Julian Gallego
Miembro de la A.I.C.A. y Profesor de Arte Moderno en la Universidad
Autónoma de Madrid.
Definición
El término de “Jugendstil” fue tomado del título de la revista alemana
“Jugend” (Juventud), fundada en 1896 por Otto Eckmann. Numerosos
artistas y escritores se expresaban por primera vez a través de la
imagen o la palabra, y se abrían nuevas vías en el campo
tipografico. En toda Europa, es frecuente que una revista reúna a
los jóvenes creadores y se convierta en portavoz de las nuevas
ideas. En 1891 nace en París la “Revue Blanche” (Revista
Blanca). En sus índices se encuentra no sólo a los pintores
mas importantes de la época, tales como Pierre Bonnard, Edouard
Vuillard, Felix Vallotton y Henri de Toulouse-Lautrec, sino también,
entre los hombres de letras, los poetas y los novelistas que han marcado con su
sello propio la literatura francesa de siglo XX. Un grupo de artistas ocupa en
Bruselas las posicionesafines a la “Revue Blanche”; este grupo se
denomina “Les Vingt” (Los Veinte). En efecto, en 1883 se
reúnen bajo ese nombre veinte jóvenes creadores. No tienen
programa fijo, pero se esfuerzan en formular las nociones del nuevo estilo y
mantienen intercambios con el extranjero, especialmente con el grupo de
París.
Por lo que toca a la “Sezession” (Secesión), fundada en
Viena en 1897, una revista titulada “Ver Sacrum” se convierte en el
mas importante órgano de unión de los artistas
plasticos de Austria. Puede considerarse esta publicación como el reflejo
mas completo de la contribución austriaca al nuevo estilo
internacional. Al otro lado del Canal de la Mancha, “The Studio”
fomenta particularmente los intercambios entre país y país.
La importancia de la revista dentro del
conjunto del
movimiento es de primer orden. Aparece “The Studio” en Londres a
partir de 1893 y se dedica a la difusión de las ideas estéticas
de William Morris y su grupo. Tarea esencial de la publicación es la de
hacer revivir las viejas tradiciones artes artesanales y reflexionar sobre
las “formas basicas”. Por intermedio de esta revista,
las teorías sostenidas por Morris ejerceran su influjo sobre el
conjunto del movimiento europeo del estilo nuevo.
“Jugendstil” es el término que se emplea en Alemania para
designar una época de la historia del arte que se inicia hacia 1890 y
que, al cabo de varios años, es centro del mas vivo
interés. Se trata de algo de caracter múltiple, algo que
no se manifiesta solamente en elterreno artístico, sino que abarca todo
el sentido de la vida de una época, la de fines del siglo XIX y principios del XX. La
nostalgia de un mundo lleno de grandes nombres, de la sociedad de la etapa
fundacional, embarga a quien dirige una mirada retrospectiva a aquella
época. El contemplador olvida entonces el casi revolucionario clima
de transición que distinguió a tan críticos años.
Esa imagen externa, es, pues, contradictoria. Se halla con frecuencia en el
ambito de las emociones sensuales, de la experiencia de una
generación. El “Jugendstil”, como facilmente se reconocera,
abarca un vasto dominio que todavía no ha sido explorado por completo,
y ello, sencillamente, porque hace nacer esperanzas y pensamientos
enteramente subjetivos que, ademas, son casi todos acertados. Es raro
que un concepto estético designe formas de expresión desplegadas
en tan amplio abanico y, no obstante, nacidas en muy corto espacio de tiempo
(alrededor de 1900). De una parte, los productos de lujo de una
generación que aspira a crear sus propias formas expresivas; de otra
parte, una profesión de fe de la época que quería
restaurar la unidad “del arte y de la vida”. La falta de gusto del siglo XIX, contra la que precisamente luchó el
nuevo estilo y de la que al fin nos liberó, ha sido calificada
equívocamente, como
“Jugendstil”, de modo que los peluches y las palmas
vinieron a considerarse frecuentemente como los
medios estilísticos del
“Art nouveau”. Todos los países, todos los artistas van en
busca de unanueva forma de arte, liberandose del
historicismo y del
academismo. Ya no se estaba conforme con el eclecticismo de los últimos
decenios. La literatura, las ciencias del
hombre y el creciente tecnicismo habían aplicado normas que las artes no
estaban ya en situación de acatar.
Grupos de nombres diversos, pero que participan del
mismo espíritu y ostentan iguales signos, trabajaran en
diferentes países en la realización de un programa amplio y nuevo
que habra de establecer un vínculo entre el pasado y el futuro y
aplicarse a todas las esferas del
vivir. El movimiento, que agitaba toda Europa, se denominó “Art
nouveau” en Francia y en Bélgica, “Modern Style” en
Inglaterra y los Estados Unidos, “Nieuwe Kunst” en Holanda,
“Stile florale” en Italia, “Modernismo” en
España e Iberoamérica, y “Sezessionsstil” en Austria.
Los nombres son diferentes, pero idénticos, pero idénticos el
sentido y el espíritu. El afan de independencia y de
renovación constituyen las comunes aspiraciones de todos, de manera que
la denominación es intercambiable y que, en cualquier lengua que se
exprese, posee valor de sinónimo. La novedad surge de los cambios
materiales, culturales y sociales que se producen hacia 1900 y que presentan
siempre rasgos comunes; rasgos que, a su vez, plasman de modo diferente en cada
país.
Influencias
A partir de mediados del
siglo XIX, el creciente conocimiento de las artes de los pueblos remotos
ejerció un influjo duradero. Las relaciones con el Japón y todo
el Extremo Orienteson las que marcarían del
modo mas visible el caracter del “Jugendstil”. El arte
japonés llega directamente a Europa con la Exposición Internacional
de Viena de 1873. La libertad de la composición artística de la
superficie, composición en la que se combinaban las líneas y la
decoración floral -un criterio característico del grafismo
japonés- estaban en total contradicción con los estrictos principios
de la decoración del siglo XIX. Todo aquello fue acogido con entusiasmo
por los artistas independientes. Este retorno al grafismo oriental aparece en
múltiples ejemplos. El gusto por los ornamentos vegetales, el hecho de
subrayar los temas con la inscripción de versos, no se manifiestan
solamente en el grabado y la pintura, sino también en el mobiliario y la
vidriería. La fuerza de expresión de un objeto usual,
realzada por la elección de motivos vegetales simbolistas orientada a
introducir un elemento puramente estético, constituye un ejemplo que
procede asimismo del
Lejano Oriente y que fue adoptado por el “Jugendstil”. Igualmente,
la común veneración que se sentía por la línea se inspiró en la
naturaleza, distribuyendo la superficie y difundiendo la masa. Dentro de la
superficie que se trata de decorar se despliegan unas cuantas plantas de
gran formato. Se hacen desaparecer, en lo posible, la ilusión del espacio y el efecto
de plasticidad. Ésta se manifiesta únicamente por medio de
perfiles ricos en ondulaciones.
La influencia china se limitó al arte del vidrio, pero constituyó,
enespecial para Francia, el fundamento de una nueva creatividad en ese
campo. Se imitaron sobre todo los “Snuff-bottles”. La
técnica de construcción de estos pequeños frascos o botes
para tabaco consistía en superponer dos capas -o, con menor frecuencia,
mas de dos- de vidrios de color. En dichas capas de vidrio se
habían grabado a bisel motivos ornamentales o figurativos. El nuevo
estilo recoge esta técnica, desarrollandola en lo que se
denominó “verre doublé”, o vidrio doble, y la
llevó a extremos de perfección. Las creaciones de la época
en este trabajo superponen hasta cinco capas coloreadas, con lo que es
facil obtener formas realmente suntuosas.
Pero la influencia del
Lejano Oriente no se redujo a esos concretos ejemplos. La refinada mentalidad
de los japoneses en lo relativo a la decoración de sus casas y a las
artes aplicadas en general, determinó de modo esencial las actitudes de
una nueva generación de artistas.
Por otro lado, pueden apreciarse influencias persas y egipcias. Los graciosos
movimientos en oleaje, la predilección por el detalle decorativo se
transmiten poco a poco al ambito europeo.
Las exposiciones universales, de las cuales la primera fue la organizada en
Londres en 1851, desempeñarían un papel muy importante en la
mas profunda penetración de estas tendencias.
Las exposiciones mundiales
Estos certamenes no sólo ofrecieron la ocasión de comparar
las creaciones de los artistas, empeñados en una especie de
competición, sino que ademas dieron acceso a formasde vida y a
concepciones estéticas venidas de países ultramarinos. Fue
aquí donde, ante todo, se produjo un arte surgido de las mas
profundas fuentes; anclado en las raíces de la tradición, poseía
una belleza fresca y límpida, sin la carga de las formas
académicas del
arte europeo. Las exposiciones universales, en el mismo umbral del presente siglo,
mostraron una gran plenitud de recursos para nuestros profesionales de la
artesanía artística, que supieron obtener de allí impulsos
determinantes.
De otra parte, se pusieron de manifiesto ideas sociales que, aunque siendo
mas romanticas y practicandose en las artes de manera
aislada, no dejaron por ello de ejercer una profunda influencia. El arte no
debía ser ya un glorioso ornamento del
país o del artista; por el contrario
implicaba una necesidad concreta que constituía un condicionante
indispensable del
logro perseguido. El contacto con quien encargaba o solicitaba la obra
debía ser lo mas estrecho posible; se trata de renunciar al
principio de “el arte por el arte”. La idea nació en
Inglaterra. Desde el inicio de la centuria los artistas se habían
agrupado para impulsar el renacimiento del
antiguo sentido estético funcional. Se liberaban de las formas del pasado mas
reciente y llegaron a remontarse hasta el arte céltico, hallando nuevas
posibilidades en aquellas creaciones ingenuas de artistas sin formación.
Sería erróneo considerar el nuevo arte como un conglomerado de estilos ya conocidos.
Tampoco sería justo limitarse a ignorarlos.Esos estilos
constituían sólo algunos de los elementos integrantes del mosaico de la nueva
y colorista imagen. De la Edad Media nos llega la idea de la cooperación
artesana, de los “talleres”, y con ello la búsqueda de una
superestructura ideal que domine la obra. La negación de la forma
rígida tiene el mismo origen; ahora se rellenan las superficies por
medio de vigorosos adornos florales.
Historicismo
Pero el arte nuevo no esta tampoco exento de reminiscencias barrocas.
Una expresión casi patética es común a estos dos
períodos. El dinamismo de las formas, las líneas curvas y los
desarrollos ondulatorios se renuevan sin tregua; la utilización de
figuras de peces e insectos en la ornamentación, las curvaturas
terminales y la plasticidad son propias de estas tendencias. Ya el romanticismo
se había interesado en la investigación de la historia del arte; pero los
resultados visibles se producen a fines de siglo, exentos de caracter
histórico, y representando, en cambio, los frutos de una
reflexión pura. Como precursores del arte moderno pueden
citarse los grupos de pintores que se formaron a fines de siglo en Inglaterra,
Francia y Alemania: los “Prerrafaelitas”, los “Nabis” y
los “Nazarenos”. Cada uno de los artistas integrados en dichos
grupos trabajaba de modo consciente en un estilo único. Intercambiaban
sus ideas de manera que ello contribuyese a enriquecer el arte de cada pintor y
a elevarlos por encima de sus propias posibilidades. La influencia de los “Prerrafaelitas”
fue lamas duradera. La composición lineal de sus cuadros, el
empleo de ritmos florales constituyen igualmente tendencias de un arte nuevo
internacional. El refinamiento estético llevado hasta el extremo
animó del
mismo modo todo el “fin de siglo”. Los símbolos del movimiento prerrafaelita -el lirio, el pavo real y
elgirasol, así como
la figura de mujeres tristes y misteriosas- son motivos esenciales de la
pintura finisecular.
En los países en que suscitó esta tendencia, y pese a la
situación y sensibilidad propias de cada uno de ellos, se vio surgir
-gracias a los factores citados- la imagen distinta de lo que trataremos de
formular como “Jugendstil”. La personalidad del artista, resulta asimismo modificada.
Al lado del
mero pintor o escultor, hay un creador que configura todas las artes
según su propio estilo y que asume el papel determinante. El arquitecto
no traza solamente los planos del edificio,
sino que se ocupa hasta del
mas pequeño detalle de instalación. Se ha adquirido, de
esta manera, una nueva idea del
trabajo artístico.
Aspectos sociales y obras de encargo
Se veía nacer al proyectista, en el mas exigente sentido de este
término. El nuevo sentido del
estilo se representaba bajo las formas mas diversas. Un ejemplo
característico: Henry van de Velde, uno de los maestros de su
época, a quien movió también la voluntad de una reforma
social, aunque en definitiva no la considerase mas que como un aliciente complementario. Victor
Horta, por su parte, había proyectado una Casadel Pueblo, pero
siguió siendo ante todo el arquitecto de los chalets elegantes de
Bruselas. La fragilidad material de numerosos objetos entre los de mas
valía creados por el “Jugendstil” estaba en estrecha
relación con la riqueza de los clientes. No hubiera logrado despertar el
interés de éstos algo que no poseyera la lujosa y delicada
apariencia de tales obras. La casa individual, la villa del mecenas acaudalado
representan hacia 1900 la tarea mas importante de la arquitectura y
ejercen una función vinculante de todas las demas modalidades
artísticas. En esta época se vio aparecer en Alemania, junto a
los coleccionistas particulares, mecenas que sentían una vocación
político-social. Éstos no limitaban sus encargos a la finalidad
de dar satisfacción a las propias apetencias, sino que abrigaban la
esperanza de que todas las clases sociales pudieran seguir su ejemplo y se
consideraban como una elite formadora del gusto de las
multitudes. Y esos hombres fueron quienes permitirían a Van de Velde, y
en Austria a la “Wiener Werkstatte”, la realización de sus
propias ideas.
En Alemania, las mas eminentes figuras entre estas gentes entusiastas
fueron: el Conde Harry Kessler, Eberhard von Bodenhausen, el Gran Duque Ludwig
de Hesse y el Ministro de Asuntos Exteriores Walther Rathenau. Pero debe
citarse ante todos a Karl-Ernst Osthaus, el sumo “manager de las
musas” según expresión de Wolfgang Pehnt en “Die
Architektur des Expressionismus”. Hijo de banquero, y millonario
él mismo, Osthaus hizode Hagen,
su ciudad natal, uno de los centros artísticos mas activos de
Alemania. Por su Museo Folkwang, por las conferencias, por las
exposiciones itinerantes a base de fondos del “Deutsches Museum für
Kunst im Handel und Gewerbe” (Museo Aleman de Arte en el Comercio
y la Industria), así como por los logros de su casa editorial,
desarrolló una intensa actividad de propaganda, favorecida
ademas por los encargos que hacía a los artistas y gracias a las
buenas relaciones que mantenía con los industriales y la
administración. Movidos por Osthaus, los capitalistas empezaron a
interesarse por los artistas jóvenes. En las postrime,rías del
“Jugendstil”, el consorcio pasa a ser el autor de los encargos.
En Bélgica la situación era semejante a la de Alemania. Los
encargos los hacían ante todo los aristócratas adinerados y los
burgueses ricos, que se imponían como
misión el favorecer a los artistas jóvenes, cumpliendo con ello
un deber de política cultural. En los inicios de este nuevo movimiento,
Bélgica y Francia se encontraban estrechamente vinculadas. Poco a poco,
la primera se desprendería de sus relaciones con el país vecino,
orientandose cada vez de modo mas marcado hacia los artistas de
mayor audacia en los ambitos aleman y austriaco. Así, una
de las mas notables obras de arte del
“Jugendstil”, el Palais Stoclet de Bruselas, fue concebida y
realizada por la “Wiener Werkstätte”.
En Francia, al lado de los encargos privados, se observa la aparición de
marchantes de arte que supieronayudar en su avance al nuevo estilo. Samuel Bing
es el mas conocido de ellos. Este había abierto en París,
en la rue de Provence, una galería bajo el nombre de “Art
nouveau”, en la que, en efecto, exponía obras del “nouveau
style”. Bing, un hamburgués que había comenzado por vender
japonerías, introdujo también a Van de Velde en la capital
francesa. El estilo aleman tropezó al principio con una fuerte resistencia; hubo de
sostener luchas con los representantes de la tendencia floral, pero finalmente
logró obtener la influencia que merecía. Fue precisamente Bing
quien dio a conocer en Europa las creaciones en vidrio del americano Tiffany y ayudó a su
difusión.
La “Wiener Werkstätte”, que después de desaparecer
la “Secesión” vienesa representó la vida
artística en Austria,
debe su existencia a un financiero de altas miras, el joven comerciante Fritz
Wärndorfer. Éste cultivó asimismo los contactos con
Inglaterra y se hizo instalar en su casa de campo vienesa una sala de
música para los artistas del grupo
Makkintosh, que hasta entonces se hallaba en Glasgow. Fritz Wärndorfer figura entre
los fundadores de la “Wiener Werkstätte”, en la que se hizo
cargo de la dirección comercial. Gracias a sus relaciones, el grupo
recibió numerosos encargos de obras y se vio en situación de
laborar sin trabas. A estos hombres es a quienes el “Jugendstil” debe,
desde el comienzo, todo su éxito. Ellos crearon las bases de una nueva
empresa artística que debía desarrollarse de forma libre, sin
concesiones al gustopopular.
Los documentos que ofrecemos se centran en la presentación de las
diversas características de los movimientos político-culturales del
“Jugendstil” y en aclarar su resonancia estilística. En este
sentido se produce su evolución. La clasificación que sigue no
tiene en cuenta los países o las formas de arte. Muestra solamente un
proceso de evolución en cuanto a las relaciones socio-culturales y
formales. Presenta una evolución que, partiendo de una exuberante
decoración floral, conduce a un fluir de ornamentos
graficos, lineales y movidos, para desembocar en ese hecho
precursor del
arte moderno que sera el estilo marcadamente cubista.
El estilo floral
A fines del siglo último, Francia se
liberara de la fría tradición del estilo Luis-Felipe; desarrollara,
sobre bases simbólicas, su propio lenguaje de las formas de tipo floral.
La decoración y la realización inspiradas por la naturaleza, que
se extienden al total de la obra de arte, combinadas con una predilección
por la asimetría y una “vue d’ensemble” (vista de
conjunto) impuesta por la tradición, fueron factores determinantes. El
propósito de lograr la ilusión espacial es evidente. El ornamento
flamea, se despliega abundoso sobre las fachadas, se arrolla en torno a muebles
y objetos diversos. Las figuras de desnudos femeninos, adaptadas a
líneas de suave ondulación, se convierten en un elemento
decorativo indispensable. Esta modalidad de realización, que hoy se nos
antoja no siempre moderna, constituyó en aquella épocaun factor
profundamente revolucionario. Si se considera el aspecto de las sobrias
fachadas de las calles de París, resulta evidente que las actitudes
libres y sin freno alguno surgidas a fin de siglo, habrían de chocar
inicialmente a los espectadores de aquella época.
El arte nuevo descubrió el color como
elemento arquitectónico. Los adornos en hierro forjado de color verde de
Hector Guimard, que decoran todavía algunas estaciones del metro, son el ejemplo mejor. Esos
hierros combinan los caracteres mas importantes del nuevo estilo francés: las formas
que se hinchan para someterse a la doma de un perfil pleno de tensión.
Esas concepciones artísticas fundamentales vuelven a hallarse en los
muebles de Gaillard, las joyas de Lalique, los vidrios de Gallé y de
Daum. No debe darse por tratada la orientación floral del arte nuevo sin citar sus productos
mas decorativos: los vidrios artísticos grabados y la
joyería fina de rica decoración. Para Lalique, lo que realzaba el
valor de una de esas piezas no era el amontonamiento de piedras preciosas sobre
una joya; sólo la configuración era lo importante. Las joyas de
Lalique son verdaderamente “feéricas” por el caracter
poético que poseen; el factor artístico sirve sólo de
medio para la consumación del
contenido poético. En la vidriería ocurre algo parecido. Una
personalidad como
la de Emile Gallé pasa a ser protagonista de toda una tendencia. La
naturaleza suministra las ideas para la realización de los vidrios. Un
jarrón, por ejemplo, adoptala forma del caliz de una flor al abrirse, o
bien simboliza un soplo de aire glacial. Se convierte en la expresión del mundo de
sentimientos que mueve al artista. El propio Gallé denomina a sus
creaciones “verre parlant” (vidrio hablante).
Los centros del
estilo nuevo fueron París y Nancy. En la capital, diversos artistas
trabajaron sobre la base de los nuevos principios, sin programa fijo ni
común. En “provincias” se estableció una escuela; fue
la “École de Nancy”. Su lenguaje formal depende del estrecho contacto con la naturaleza, en la que esta
escuela busca sus motivos, preferentemente flores
y plantas. El objeto se convierte en juguete de la decoración, se pliega
al ritmo de las líneas, por ejemplo, de un caliz de flor, y da
simbolismo a su representación. Gallé, Majorelle y Daum realizan
sus vidrios y sus muebles partiendo de los mismos fundamentos. Majorelle
había concebido los elementos de su decoración mobiliaria como algo sólido y
lujuriante; las formas combadas caracterizan su estilo. Frecuentemente, el
mueble entero aparece cubierto de incrustaciones en madera de color representando escenas
romanticas vinculadas directamente a la naturaleza. El “Art
nouveau” francés es vigoroso, liberado ya de toda imitación
histórica y, no obstante, las formas ricamente ornamentadas no dejan de
evocar el estilo barroco. El mueble como
pieza individual, el caracter lujoso de los objetos son lo dominante. Y,
como antes, el
estilo de la estancia, el sentido de la habitabilidad se orienta a losuntuario.
La idea francesa del arte nuevo se distingue
netamente de los demas movimientos de “fin de siglo” que
ponían el mobiliario al servicio del
uso cotidiano y de la situación de su entorno. En la ejecución de
este gran programa trabajaron los artistas, separadamente al principio, en
toda Europa. El caracter funcional del
mueble pasa a primer plano;
siguieron en pie el trabajo artesano de alta calidad y la producción de
los objetos por separado.
Todas estas reflexiones presentan con claridad las notables dificultades que se
oponen a la explicación del
término “Jugendstil”. En arquitectura la gama de matices es
asimismo muy amplia. Pese a que la época acarrea coincidencias, aparecen
también antagonismos irreconciliables. La tendencia floral no
constituye un punto de partida, sino tan sólo una variante.
Los nuevos materiales de construcción que determinaron ya la
arquitectura de la segunda mitad del
siglo XIX son el vidrio y el hierro. Éstos, que comienzan a
desempeñar un papel de importancia en la Exposición Universal de
Londres de 1851, alcanzan su coronación en la torre construida por
Gustav Eiffel, treinta años mas tarde, para la Exposición
Universal de París. Antes de que Guimard en París llegue a
combinar las estructuras en esqueleto de sus fachadas con adornos exuberantes,
tuvo por modelo, en Bélgica, a Victor Horta, realizador de la
unión entre arquitectura y decoración. Su “Maison du Peuple”,
construida entre 1896 y 1899, merece lugar preferente en la historia de
laarquitectura del
nuevo estilo. Con excepción de las escasas partes construidas en piedra,
la fachada se compone únicamente de metal y de vidrio. Se tiene la
impresión de que todo adquiere ligereza sin la menor dificultad, casi como un juego, dentro de
las formas deseadas; se desarrolla todo un sistema de pliegues y cajas. En
otras obras mas tardías, Horta consigue conferir a la totalidad del edificio el
caracter de levedad y ligereza. Las superficies parecen fundirse
entre sí; sobre los huecos de las escaleras se ven combarse
cúpulas de vidrio, cuyos ornamentos parten de las puertas encristaladas
y que a través de los pisos pugnan abundosos hacia la luz. Sus
creaciones poseen siempre un efecto de elegancia, gracia y fragilidad.
Guimard, representante principal de la arquitectura del “Art
nouveau”, ocupa el término medio entre las dos tendencias
fundamentales del nuevo estilo: de una parte, la línea que lleva a Horta
a la superficie transparente, y, de otra parte, la movilidad tridimensional de
las obras de Antonio Gaudí. En éste la tendencia al ornamento
vegetal es llevada a su último extremo. La arquitectura se organiza como escultura, las fachadas parecen haber sido las
amasadas, moldeadas; el ojo del
espectador no reconoce detalles precisos. Modelado desde dentro, el ornamento
se eleva desde la planta baja hasta las chimeneas. El laberíntico
dinamismo ejerce poder de seducción hasta cuando llega a desconcertar
por lo exaltado de sus formas. La arquitectura de Gaudí se caracteriza
porlos experimentos realizados con los elementos de color. El artista rodea sus
distintas partes arquitectónicas, en apariencia independientes entre
sí, de placas de ceramica de colores, que constituyen a su vez
una decoración complementaria. El revestimiento, asimismo, evita la línea recta;
las baldosas o azulejos no son sino fragmentos integrados en una textura
común y llevan así a sus últimas consecuencias el ataque
contra toda la arquitectura tradicional. La Casa Mila (“La
Pedrera”) de Barcelona, con su complejo de techos y pinaculos
entrelazados, semejantes a formaciones vegetales, es el mejor ejemplo en tal
sentido.
La imaginación inagotable, la anulación de todas las reglas
conocidas, constituyen el puente perenne que une las mas diversas formas
del que
llamamos nuevo estilo. En Munich, entonces
centro del
«Jugendstil” aleman, algunos artistas siguieron las huellas
de Gaudí, bien que con algo menor exuberancia. Bastara citar al
arquitecto August Endell y al escultor Hermann Obrist. Sus obras semejan
constituir la esencia lineal de la expansión del artista español. Ello no toca a
la fabrica misma del
edificio, sino que la proliferación decorativa abraza y cubre la
superficie, la cual, sin embargo, conserva su independencia.
El estilo de las superficies lineales
En la fachada del
taller “Elvira” de August Endell predomina un motivo ornamental
flamígero, pleno de tensión, que parece flotar sobre la totalidad
de la superficie. Ésta, no obstante; mantiene su consistencia, pero
haperdido la función tradicional de sostener y ser sostenida, y se ve
arrebatada a sí misma por la llama que la decora. Este principio de la
forma se continúa en el interior; las fantasmagorías de la
fachada cubren allí igualmente las barandillas de las escaleras, y los
muros. El otro artista muniqués ya citado, Hermann Obrist,
había renunciado a la configuración en masas, pese a ser
escultor, y contrariamente a lo que hiciera Gaudí. En sus maquetas en
yeso construidas como
proyectos de fuentes monumentales aparecía un trazo vigoroso, que,
cargado de energía, delimita su propia forma.
Sus proyectos se basan en ideas visionarias de las que fueron consecuencia sus
obras expresionistas. El “Peitschenhieb” (Latigazo), bordado mural
para el cual él suministró el cartón, podría servir
como lema del arte de Obrist en particular, y del de la escuela de Munich en
general. Sin embargo, en esta ciudad la arquitectura evolucionó de un
modo curiosamente conservador.
La vida interior de las construcciones así edificadas refleja la
nueva idea del
arte. Las habitaciones y toda su decoración constituyen una unidad y se
funden en un ritmo lineal. Los armarios empotrados se prolongan en
revestimientos murales y van a confluir en los frisos ornamentales del techo. Las
lamparas y otros elementos de iluminación aumentan la unidad
decorativa de la estancia. No se pierde nada de vista, ni siquiera los
picaportes, los peldaños de las escaleras y una gran cantidad de objetos
y detalles útiles de la vida cotidiana;todo se somete a la voluntad creadora.
La penetración del
espacio, y no sólo la presentación de los objetos
individuales, constituye el principio fundamental. El artista mas
interesante de este movimiento es el belga Henry van de Velde. Pintor
inicialmente, hizo de su casa -construida en 1894 por el autodidacta que
realmente era- un centro de encuentros internacionales y se convirtió en
una de las figuras centrales del “Jugendstil” en el continente. Su
exigencia en lo que toca al aspecto funcional va en él asociada a un
estilo ornamental de sumo dinamismo, menos ostensible en la arquitectura
exterior que en los interiores. El artista Van de Velde expresó
también sus ideas, y de la forma mas vivaz, a través de
numerosos escritos y conferencias. Dejó así a la posteridad una
imagen fuertemente perfilada de su obra, y llena de interés. Gracias a
su feliz coincidencia con Karl-Heinz Osthaus, un mecenas que le
permitió laborar sin imponerle trabas financieras, hoy le somos deudores
de los maximos testimonios representativos del “Jugendstil”.
En Alemania, su nueva patria, fue donde realizó la parte
fundamental de su obra, retenido allí por numerosos encargos. Van de
Velde ponía en la creación de un mueble la misma pasión
con que trabajaba en el diseño de un servicio de mesa, de una joya o de
un abrecartas. Para completar la unidad
última de los interiores, incluyó en la concepción de
conjunto a los propios habitantes de la vivienda. Sus diseños de
vestuario constituyen una continuación deljuego de líneas y un
complemento del color claro del interior. Llegó a crear incluso
el peinado del ama de casa,
concibiéndolo con el gesto y traza propios de una obra de arte, como expresión
viva de sus ideas. Las creaciones de Van de Velde son faciles de
reconocer; la fuerte voluntad ornamental queda sometida siempre a la finalidad
o función concreta; las une entre sí. La decoración es
miembro de un todo, no es añadida ni accesoria, sino que forma parte de
la función.
Los centros del
arte nuevo se desarrollaron paulatinamente en Alemania. Aparte la especialmente
fecunda Munich, Darmstadt tiene un amplio valor determinante
en esta tendencia. Dicha ciudad de Hesse recibía el influjo de Viena,
que a su vez mantenía estrechas relaciones con uno de los focos
mas activos del
“Jugendstil” europeo: el grupo escocés formado en torno
a Charles Rennie Mackintosh. El último Gran Duque de Hesse, Ernst
Ludwig, tuvo en 1899 la idea de formar una comunidad de artistas animada por
gente joven. Darmstadt,
de modo súbito, empezó así a desempeñar un
papel cuya magnitud nadie hubiera previsto. La primera gran tarea
apareció ya ante la necesidad de crear un espacio vital para los
artistas que habían confluido en la ciudad. Con este fin, surgió
un marco arquitectónico de características únicas, algo
que no se parecía en nada a cualquier otro centro de exposiciones. En el
lugar denominado Mathildenhöhe se vio construir un conjunto de
edificaciones en las que la arquitectura no sólo constituía en
sí unlogro absoluto, sino que ademas reunía todas las
condiciones adecuadas para la vida en común. Josef Maria Olbrich, uno de
los arquitectos de la “Sezession” vienesa, figuraba a la cabeza de
aquella comunidad. Su concepción de los edificios en forma de bloques
con decoración casi falta de relieve, daba a la construcción su
caracter peculiar. En cuanto a Peter Behrens, llegado de Munich, éste
poseía un estilo opuesto a Olbrich. Sus obras muestran un aspecto
monumental; la sobriedad de acentos arquitectónicos hace resaltar
los centros de gravedad. En Darmstadt se
comprueba muy especialmente la transición del “Jugendstil” a una tendencia
de marcados perfiles, rigurosamente meditada y que rechaza todo aquello
consistente en mero juego formal. En el fondo, el “Jugendstil” no
se distingue, pues, en último término por caracteres
estilísticos determinados. Lo que le caracteriza es lo nuevo, lo
desembarazado de factores historizantes; se dedica a la búsqueda de
medios de configuración. El resultado abarca desde el opulento dinamismo
hasta el rigor ascético.
El estilo geometrizante
En Escocia, desarrolla Charles Rennie Mackintosh una modalidad de
configuración al margen de todo convencionalismo. Sus primeras
creaciones, especialmente en el arte del
mueble, siguen todavía, los modelos ingleses. En Inglaterra, desde
mediados de siglo, habían surgido numerosos grupos de trabajo cuyo
propósito consistía en desproveer a los muebles y otros objetos
usuales de todo elemento superfluo. Consideraban ademasmisión
suya el revitalizar la artesanía en su forma originaria. Ante la
maquina expresaban una rotunda negativa. Los productos de estos grupos
de trabajo resultaban casi puritanos, consecuentemente a las ideas sostenidas.
Particular florecimiento alcanzó la orfebrería, con la
“Guild and School of Handicraft” de Ashbee, así como las creaciones de la casa “Liberty”. El influjo inglés
sobre Mackintosh, como sobre el resto de Europa,
consistió, mas que en los modelos directos, en la conciencia del retorno a formas
fundamentales, en desnudar por entero el objeto, lo que haría posible ir
construyendo sobre él una nueva formulación. La noción
espacial de Mackintosh esta determinada por cuadrados o cubos, lo que
confiere a los edificios un sólido aspecto de fortaleza. Sin embargo, una estructura tan
firmemente arquitectónica era burlada las mas de las veces por
delicados, combos ornamentos lineales que a menudo recubrían las
numerosas verticales como
un tejido de flores acuaticas extrañamente amanerado, pero
siempre de lograda elegancia.
La afinidad de los artistas de Glasgow
con la “Wiener Werkstatte” se funda en contactos personales
directos. Al igual que en Munich, en Viena se
había creado hacia fines de siglo una “Sezession”, cuyo
mas renombrado artista, entre los arquitectos, trabajó
posteriormente en Darmstadt.
El sutil, fluido estilo de la “Secesión” obtuvo un gran
éxito entre el público. El agradable trazo y los vivos elementos
decorativos, semejantes a delicadas lentejuelas, incitarona la
comercialización de aquel estilo. Comenzó una verdadera
producción en masa, que habría de suscitar gran descontento entre
los principales artistas de la agrupación. El arquitecto Josef
Hoffmann invitó al grupo de Glasgow a tomar parte en la
exposición organizada por la “Sezession” en Viena el
año 1901, y lo mismo hizo con algunas agrupaciones inglesas de las que
trabajaban en régimen de taller. Sus productos fueron acogidos con las
maximas pruebas de estima, y hasta con auténtico entusiasmo. Las
ya casi amistosas relaciones se estrecharon en virtud de mutuas visitas que
desde entonces empezaron a efectuarse. Finalmente, Hoffmann, y con
él Koloman Moser, percibió que aquello podía significar
un nuevo punto de partida para una empresa mas afortunada. En 1903 se
separaron de la “Secesión”, y con la ayuda del joven
Fritz Wärndorfer, hijo del conocido banquero, fundaron la “Wiener Werkstätte”.
Estos artistas consideraron como
su mas noble misión la de unir el valor practico de los
objetos con su alta calidad de trabajo artístico.
La realización exacta y sólida, así como los materiales, que deberían ser
de primera clase, constituyen condiciones basicas. El íntimo
contacto entre el autor del
encargo y la mano que ejecuta la obra, es algo que debe quedar garantizado.
Así no resulta ya posible la ampliación arbitraria del círculo de
los compradores. El puro y unitario propósito de la “Wiener
Werkstätte” halló así, naturalmente, reconocimiento
y apoyo en los círculos reformistas eintelectuales de la
burguesía tardía. Luego de que en 1905 abandonaran la
“Secesión” vienesa artistas destacados, como Gustav
Klimt, Otto Wagner y Emil Orlik, la “Wiener Werkstiitte”
pasó a ser el mas importante vehículo de la cultura y
quehacer artístico de Austria. Las tareas arquitectónicas
ganaron en relevancia y surgieron nuevos talleres o estudios. Los exquisitos
productos de ceramica y de plata encontraron entusiastas admiradores.
Pero Josef Hoffmann y su grupo consideraron como actividad maxima la de realizar
la instalación completa de edificios. Aquí fue donde la
aspiración de Hoffmann -armonizar el arte con lo cotidiano- halló
su mas amplio campo de acción. Fue tan lejos en ello, que
llegó a requerir de los habitantes de esas casas que adaptaran su porte
exterior a las características del
entorno. El estilo de la «Werkstätte» se caracteriza por sus
productos valiosos, pero libres de toda traza de autosuficiencia
artística.
De 1905 a 1911 duró la edificación del Palais Stoclet en
Bruselas. Esta magnífica síntesis artística
constituye la culminación de las obras realizadas por dicho grupo;
pero, ademas, con tan soberbia construcción alzó el nuevo
estilo uno de sus mas bellos monumentos. El edificio, construido sin restricción
económica alguna, constituye una verdadera fiesta de la coherencia
artística, del adecuado aprovechamiento de cada detalle, de la
instalación y el entorno. Un triunfo del amor por el elemento decorativo,
por la configuración de las superficies y el nobletrazo
rectilíneo. Todo ello representa un arte del espacio en fiel sometimiento a las leyes
de la ornamentación perfecta.
El camino que conduce a América es en esta época, no sólo
un gran trecho material, sino también una larga vía conceptual,
por lo menos en el ambito de la arquitectura. Se trata de procesos
paralelos sin puntos de contacto directo; el elemento común es, una vez
mas, la insatisfacción ante lo ya conocido, el deseo de buenas
construcciones y la apetencia de una configuración funcional. En la obra
de arquitectos de primera fila, como
Sulivan y Burnham, desempeña también un papel importante el
concepto de la calidad de vida. Sus claras, luminosas construcciones de vidrio
y hierro vendrían a ser el punto de partida de la moderna arquitectura
norteamericana.
El polo opuesto de la obra de Emile Gallé fue Louis C. Tiffany, de Nueva
York. Éste fue asimismo el creador de un peculiar estilo de vidrio, que
tuvo numerosos imitadores. El vidrio “Favrile” de Tiffany, un
vidrio fragil, de lujo, cuya misteriosa belleza se obtiene por medio de
una superficie iridiscente, marca con su sutil encanto uno de los momentos
destacados del nuevo estilo. Los diversos objetos de vidrio de esta especie
fundan su concepción en la línea, una línea flotante que
determina el perfil. Éste se prolonga en los lazos y nudos, de suave
movimiento y de figura no naturalista, que constituyen la
decoración. Una ausencia de normas, aparentemente fortuita, caracteriza
los asimétricos calices de vidrio. Yesta misma carencia de
reglas es elevada a principio constructivo; la espontaneidad de formulación
del artista
resulta patente. Aquí reside otra característica de la nueva
tendencia, que no aparece en el arte de épocas anteriores. Entre las
fabricas de vidrio que trabajaban en el mismo tipo de productos que
Tiffany debe citarse en primer lugar la manufactura austriaca de la viuda de
Johann Lötz, que con la delicadeza de sus creaciones alcanzó la
perfección de la técnica del lustre o bruñido. Los llamados
“Papillon-Gläser” (vasos de mariposa) reúnen en
sí diversas características del
nuevo estilo y que los hacen asemejarse realmente a una mariposa; los distingue
una deliciosa, refinada coloración, lo valioso del material, perfiles de línea
ondulada, flameante, y un halito de original distinción.
Pintura y escultura
La extensión del concepto del nuevo estilo a la
pintura y la escultura incluye en sí un problema. Los mas
renombrados escritos en torno al nuevo estilo dejaron de lado la pintura; otros
se muestran escépticos, cuando no contrarios, ante la
relación del
género pictórico con aquel movimiento. Sin embargo, pintura,
grabado y escultura pueden ser incluidos perfectamente en las indagaciones
sobre este tema si se atiende a la evolución independiente y no se
incluye el conjunto de la pintura de fin de siglo, sino tan sólo la de
caracter simbólico, y decorativo a la vez, que constituyó
el empeño propio de los artistas de aquel estilo. El cuadro “Las
tres novias” de Jan Toorop,holandés nacido en Java, tiene valor
ejemplar dentro de la pintura del
arte nuevo. Un corro fantasmal de seres misteriosos y exóticos cubre la
composición; ondulantes crenchas de cabelleras, vibración de
campanas, jirones de humo en extraños plegamientos y rizos. El fondo lo
constituye una decoración de espinas múltiplemente entrelazadas.
La composición toda se ordena en un arabesco simétrico.
Repeticiones de formas y paralelismos lineales crean un ritmo
caligrafico, suficiente en sí mismo, sin referencia alguna al
contenido del
cuadro.
La visión de conjunto del nuevo arte
europeo como
período estilística de la pintura no conduce de modo directo al
resultado de una unidad visible. Si, no obstante, quieren hallarse
características comunes, existen dos tendencias en las que
coinciden todos los países y artistas: lo decorativo y lo simbólico.
El concepto de la obra de arte total predomina también en la pintura. El
cuadro se convierte en parte integrante de la estancia en que se le coloca, y a
la cual sirve de adorno lo mismo que el revestimiento de las paredes, la
alfombra, el mueble. Esto representa un retorno a las misiones asignadas originariamente
a la pintura, y en ningún caso una subordinación a los oficios
artísticos. Los caracteres del estilo a los que hasta aquí hemos
hecho referencia pueden aplicarse -tanto en cuanto a grupos como en cuanto
a países- a la pintura, y ello también en sus conceptos
fundamentales; la pintura, en fin de cuentas, representó una
oposición a latradición establecida y fue la base del arte
pictórico del siglo XX. En efecto, la pintura de nuestro siglo enlaza
con ese período intermedio armonizador del pasado con los tiempos modernos.
El cartel
La tendencia simbolista ejerció sobre la compleja evolución del arte del cartel un
influjo tan decisivo como
sobre la pintura. Pero el cartel, en cuanto medio de publicidad, se diferencia
muy claramente en el conjunto de sus fines. El atractivo es
condición necesaria. Ademas, el cartel supone una determinada fase
de desarrollo en la economía y en la vida cultural; de ahí su
creciente empleo a medida que aumenta el grado de industrialización y se
produce la apertura del teatro y otros espectaculos y actos culturales a
mas amplios círculos de la población. Las condiciones
previas de todo esto venían dandose desde finales del siglo último.
La litografía que, estaba casi exclusivamente al servicio de
técnicas ajenas a su propio caracter -así, por ejemplo,
las reproducciones de pinturas al óleo-, experimentó un enorme
auge por razón de la importancia del cartel como nuevo campo dentro del
arte del grabado. Con la posibilidad de realizar grandes tiradas de un
sólo boceto, el cartel pasó a ser importante medio de
expresión del
nuevo estilo, al dar a conocer a un público muy amplio su propio
lenguaje formal. El gusto por la ornamentación, equiparada siempre a la
figura, es lo que se manifiesta con mayor claridad en el arte grafico.
No existen porciones vacías en la superficie de la obra; lacomposición
lo llena todo. Así, pues, para el arte del
cartel valen las mismas formulaciones que para los demas géneros
predilectos del
nuevo arte. Considerado el panorama por países, esas formulaciones se
corresponden con los caracteres estilísticos citados hasta aquí.
La gran variedad de medios de expresión del arte nuevo, la diversidad de las formas
propias de los distintos ambitos nacionales dificultan el hacer plena
justicia, dentro de unos límites de espacio, a todas las modalidades
artísticas y todas las variantes. Es posible, sin embargo, arrojar
luz sobre este complejo señalando algunos fenómenos esenciales
que puedan ayudar a hacer mas nítida la imagen del nuevo
arte. Así, muchas cosas nos resultan familiares porque en ellas se
entraña el recuerdo del pasado. Otras, cosas, en cambio, nos arrancan
una exclamación: “¡Pero si esto es moderno!” Ambas
reacciones son típicas. Como todo fenómeno estilístico, el
“Jugendstil” -o sus formas paralelas en otros países- encierra
en sí su propia ley. Por una parte, todo se estiliza en la tendencia al
ornamento plastico; en numerosas obras se aplica el principio de la
“línea serpentina”, uno de los motivos capitales del manierismo.
Al lado de ello, alentaba con igual intensidad el deseo de llegar a la forma
pura, deseo que llevaba ya dentro la nueva objetividad.
* Texto extraído del catalogo:
Instituto Goethe. Art Nouveau, Modernismo, Jugendstil, Modern Style. Munich:
Goethe-Institut, 1980.