Antropología cultural
Tercera gran perspectiva categorial constituida con posterioridad a la
Antropología médica y a la Antropología biológica,
con las cuales ha mantenido siempre relaciones muy ambiguas. La dificultad
estriba en poder establecer su campo gnoseológico [190] con
fórmulas adecuadas, dado que ese campo
esta encubierto ideológicamente por los propios
antropólogos que lo cultivan, incluso por quienes lo cultivan obteniendo
frutos admirables. Se da por supuesto muchas veces que todos los que investigan
bajo este rótulo (aunque unos sean
especialistas en formas de parentesco elemental, otros en el carnaval y unos
terceros en los flujos del puerto de Bilbao) trabajan dentro
de una misma unidad sistematica. Pero esto es una
ficción. Tras el desarrollo de la Antropología
médica, y el de la biológica, resulta imposible identificar este campo con el «Hombre».
Ya desde el tiempo de E. Tylor, los antropólogos han recurrido a la Idea
de cultura como fórmula capaz de cubrir investigaciones tan diversas,
dado que las formas de parentesco elemental, los carnavales o los flujos del
puerto de Bilbao son configuraciones culturales. La Antropología sería,
en el fondo, «Culturología», según la conocida
propuesta de W. Ostwald, popularizada por L. White. Pero semejante
determinación del objeto de la
Antropología cultural es aparente, por razón de que
«Cultura» es una Idea y no una categoría y porque essencillamente
erróneo suponer que la Antropología cultural sea una
Teoría General de la Cultura. Hay muchas estructuras culturales (por
ejemplo, las que estudian los lingüistas) que no son
antropológicas. De hecho, la Antropología no se ocupa de la
Economía, ni de la Teología (en el
sentido de las religiones superiores).
No es ni el Hombre ni la Cultura, sino una determinada
perspectiva del Hombre y de la Cultura la que
hace que los antropólogos culturales resulten capaces de organizar
categorialmente los hechos, aunque según líneas diferentes a como los organiza la
Antropología médica o la Antropología biológica. Precisamente por ello el analisis diferencial no solamente
es indispensable, sino esclarecedor. Mientras en la Antropología
médica (tal como la hemos presentado) los términos son los
órganos del individuo humano, y en la Antropología
biológica son las clases de individuos humanos (principalmente razas),
en cuanto estan inmersos en una taxonomía biológica
envolvente, en cambio la Antropología cultural no tomaría como
términos a los individuos, sino a grupos de individuos (bandas, clanes,
tribus), en tanto estos grupos constituyen unidades o círculos
culturales relativamente especificados, en rigor,
«individualizados» en un rango lógico característico.
Es evidente que un campo constituido por múltiples círculos
culturales, relativa y suficientemente autónomos, en cuanto a la
organización de la vida enun determinado medio geografico, ha de
ser un campo relativamente aislado (aislamiento que tiene un sentido
gnoseológico correlativo al que tiene la individualidad –con
«solución de continuidad mutua»– de los organismos en
la Antropología biológica). Pues solamente de este
modo sera posible analizar los procesos de su perpetuación,
solamente así podran establecerse relaciones nomotéticas
entre los diferentes círculos culturales, constituyéndose clases,
no ya de individuos biológicos, sino de sociedades o de culturas. Y ocurre que esta perspectiva –cuyo formato lógico es
el de las totalidades distributivas– aplicada al estado actual de la
humanidad en cuanto a su desarrollo cultural, es casi puramente abstracta.
En algún sentido lo ha sido siempre, porque nunca ha habido sociedades
humanas, a partir de un cierto nivel de su desarrollo,
totalmente aisladas del
resto. Pero, sin perjuicio de estos contactos, es evidente que tiene sentido
hablar de sociedades «aisladas» o, por lo menos,
«autónomas» en lo que se refiere al proceso de
reproducción de sus formas culturales (entre las cuales se incluyen,
desde luego, las formas de explotación de los recursos del medio y de su
transformación endógena). La situación
«distribuida» de la humanidad sería, pues, la
situación de elección para la Antropología cultural, en
cuanto a ciencia nomotética. Situación que no
excluye, sino que incluye, la posibilidad detransformaciones
«endógenas», por tanto, de paralelismos, entre las
sociedades.
A medida que el desarrollo histórico de los últimos
núcleos coloniales y su integración (acaso para desgracia de
ellos) en la sociedad universal se ha acelerado en el último siglo,
así también la Etnología va
desapareciendo y convirtiéndose en una disciplina arqueológica.
Esta organización del
material antropológico como
campo gnoseológico de formato nomotético se corresponde con la
distribución de la humanidad en la forma de sociedades barbaras
y, en consecuencia, «la barbarie» es el campo de elección de
la antropología cultural. [242]
En todo caso, lo esencial para nosotros no es el concepto de barbarie, con sus
connotaciones tradicionales, cuanto el concepto de «sociedades
relativamente aisladas», cuyo paradigma son, sin duda, las sociedades
tribales preurbanas, o preestatales. De hecho, éstas son efectivamente
las sociedades que preferentemente aparecen en el campo de estudio de la
Antropología cultural, las sociedades que estudió el
funcionalismo y las que estudia el materialismo cultural, pues el
«aislamiento», como hemos dicho, es, para la Antropología
cultural, lo que la individualidad organica exenta es para la
Antropología biológica o médica.
[423-435]
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Pelayo García Sierra · Biblioteca Filosofía en
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Consultado el 3 de setiembre del 2009