RESUMEN: La historia de América Latina y del
resto de los países hoy llamado subdesarrollados y
geograficamente ubicados mayoritariamente al sur del globo terraqueo, ha sido
fundamentalmente escrita a partir de parametros ajenos, impuestos.
Nuestra historia ha sido una reproducción de la cosmovisión del mundo a partir de
una cultura dominante: la Europea-occidental. Muchas de las perspectivas
historiograficas que intentan ser distintas caen en los mismos errores, al pretender no
solo enjuiciar sino al circunscribir la historiografía en una leyenda
blanca, donde colonización fue igual a universidades, a progreso, a
cultura, y para otros una leyenda negra: esclavitud, usurpación,
intolerancia, etc. Lo cierto es que ambas reflejan es dicotomía de amor
y odio con la que hemos escrito nuestra historia. Esta percepción
historiografica nos lleva a percibir el siglo XIX, Era Republicana, como si la realidad fuera
producto solo de la gesta independentista. Se produce una negación de la
etapa colonial y en contra partida una exaltación a los héroes de
la independencia, se personaliza la historia perdiendo su caracter
colectivo.
Palabras clave: Historiografía, etapa colonial, independencia,
América Latina, Europa.
“Y así, las cosas de que habla la historia son las vicisitudes de
la gente que cuenta, de los nobles de los soberanos y de la burguesía,
cuando llega a ser clase poderosa; en cambio los pobres e incluso los aspectos
de la vida que se consideraba “bajos” no hacen historia”
Gianni Vattimo.
“Ningún ciudadano de un país latino americanoformado en el
proceso regular de Educación, esta en capacidad de identificar
siquiera a los héroes, a los políticos o los intelectuales
mas destacados del resto de las repúblicas, para los pobladores
de América Latina, que tienen un espacio común y una evolución
histórica tan interrelacionada y por ello coincidimos en tantos
intereses, resulta sumamente importante la enseñanza de la historia que
exhiba la relación espacial y cronológica entre lo local, lo
nacional, lo continental en sus relaciones con el resto del mundo'.
Javier Ocampo López, Elías Pino Iturrieta, José
María Murria.
Introducción.
Desde el nacimiento del Homo sapiens (al menos hace cien mil años), y el
hombre ha tenido necesidad de preguntarse sobre sí mismo, qué es,
por qué es lo que es, de dónde viene, y todo esto intenta
comprenderlo a partir de establecer divisiones temporales: el hoy; presente, el
tiempo que vendra; futuro y un tiempo que pasó: Un tiempo
histórico.
Este tiempo histórico estuvo en un principio determinado por un
pensamiento místico;
creencias que guiaban nuestro proceder, luego con el surgimiento de las grandes
civilizaciones y de las grandes religiones monoteístas, surge una
corriente de la historia evidentemente comprometida con esta visión
deista. La historia es estudiada como
evolución del
hombre hacia la perfección divina. Con el surgimiento de la edad
moderna, los pensadores ilustrados darían a la historia la
concepción de un proyecto iluminado de transición y cambios
constantes hacia la felicidad plena de la humanidad. Es en este nivel donde la
historia como cosmovisión del hombre logra su mayor auge, una historia
que da sentido a la unidad de lahumanidad, es decir, una historia universal que
nos debe conducir a un nivel superior parecido al ofrecido por la historia teológica
.
El surgimiento de la historia como ciencia a partir del siglo XIX, sí
bien logra establecer algunas diferencias con la concepción de una
historia universal – única y homogénea- en el fondo
también asume, a igual que todas lasas otras ciencias, el discurso de un
meta relato salvador, orientador de civilizaciones. Esto lo veremos en el
surgimiento de una historia nacional, regional – local que impulsa los
nuevos etnocentrismos, una legitimación de un Estado de supuesta
superioridad histórica sobre los otros.
II.- El Etnocentrismo de la Historia Universal.
Este etnocentrismo europeo ha orientado el surgimiento de una pretendida
Historia Universal, que busca explicar los cambios ocurridos en todo la
historia de la humanidad bajo parametros occidentales. Morales (1981)
señala:
Una concepción de la historia con pretensiones hegemónicas y
monopolizantes en el proceso de una invención de la historia de los
hombres a escala planetaria. En una buena medida el eurocentrismo es una
concepción étnica y también racial. La historia
eurocentrica blanca, sin presentación). (p.41)
Desde Herodoto, considerado como
el padre de la historia escrita, parte por reafirmar y
revalorizar la cultura Griega sobre otras, fundamentalmente sobre la Egipcia.
Pericles hablaba de la supremacía Ateniense, Libio escribió la
historia de Roma como
si se tratara de toda la humanidad y esta pretensión etnocentrica y
universalista llegaría a su maximo con La Enciclopedia
(1751-1772).
Desde entonces se ha pretendido establecer una divisiónentre una
historia después de la
civilización Greco Romana (germen de la civilización occidental)
y otra etapa anterior, la considera como prehistórica, para referirse
fundamentalmente no solo a los pueblos sin escritura sino a las grandes
civilizaciones orientales(fundamentalmente la egipcia, primera de todas las
grandes civilizaciones)es decir a los países que ocupan las naciones del
sur, hoy países subdesarrollados. Una gran paradoja hoy para el debate
posmoderno que revaloriza el lenguaje simbólico - frente al lenguaje
alfabético- mientras que la historiografía occidental aun
dominante lo considera el hito con el que se separa la historia de la
prehistoria. De esta primera gran periodización histórica
provienen las restantes: antigua, medieval, moderna y contemporanea.
Así lo expone Morales (1981):
Una de las manifestaciones mas resistentes ha sido la de la
periodización, la organización de la presunta historia universal
en antigua, medieval, moderna y contemporanea, responde por esto a los
intereses ideológicos – políticos y pedagógicos
institucionales de la cultura dominante de las potencias capitalistas de Europa
fundamentalmente.(p.43)
Esta historia universal es representación idealista de una sociedad
occidental que se presenta como ideal (el debe ser civilizatorio) de toda la
humanidad: los patrones culturales de occidente, la estructura económica
y política, estan cubiertos- por el simple hecho ser propios de
estas civilizaciones - de una autolegitimación, envestida de una ética.
Antagónicamente todo lo que no sea occidental es pagano,
representación de un estado barbaro – primitivo.
Para esta historia 'la continuidad', 'el progreso',son
conceptos fundamentales, tal como lo plantea
Arnold Toymbee (1980): “La ilusión del
progreso como
algo que marcha en línea recta es un ejemplo de aquella tendencia humana
en todas sus actividades” (p.72).
Para Juan Brom, la historia universal como historia del transcurrir a estados
superiores de la
humanidad confunde la naturaleza de los cambios históricos, como
demostración de la condición dinamica de la humanidad y
que puede ser oscilantes – dialécticos y no obligatoriamente
lineales – ascendentes. Esta historia lineal – ascendente
representa una condición basica del
pensamiento occidental; tal como lo plantea
Gadamer (1988):
Para esto se puede apelar de nuevo a Ranke.
Este considera que la diferencia mas excelsa entre los sistemas oriental
y occidental reside en que en occidente la continuidad histórica
constituye la forma de existencia de la cultura. En este sentido no es
arbitrario que la unidad de la historia del mundo repose sobre la unidad del
mundo cultural occidental, a la que pertenece la ciencia occidental en general
y la historia como ciencia particular. (p.266)
Uno de los primeros en enfrentar esta visión del mundo en constante
progreso fue Nietzsche, hace ya mas de un siglo, pero fue Popper (1984), con su
obra La Pobreza del Historicismo, quien mejor apuntala en este sentido de la
historia ilustrada, que para él confundía 'una predicción
científica' con una especie de 'profecía
histórica': “El historicismo teísta comparte con estas
otras formas, la doctrina de que existen leyes históricas especificas,
susceptibles de ser descubiertas y sobre las cuales pueden basarse las
predicciones relacionadas con el futuro de lahumanidad”.(p.24)
Para Toymbee (1980) ésta historia universal ilustrada nace de una
'unidad inteligible del estudio histórico que no es ni un estado
nacional ni (en el otro extremo de la escala), la humanidad como un
todo”(p.34). Para él son las civilizaciones de donde nace
ésta pretensión universalista, pero que llega a su extremo con la
civilización occidental:la falsa interpretación de la historia
comprende en ella la suposición de que sólo hay una corriente de
civilización, la nuestra y de que todos los demas o son
tributarias a ella o se pierden en la arena del desierto, puede asignarse a
tres fuentes: la ilusión egocéntrica, la ilusión del
'oriente inmutable' y la ilusión del progreso como un movimiento
que marcha en línea recta..(p.70)
El concepto “civilización”, es de data reciente, fue
utilizado por los franceses en el siglo XVIII para oponerlo al de
“barbarie”; tal como lo define Huntington (1997): “la
civilización es el agrupamiento cultural mas elevado y el grado
mas amplio de identidad cultural que tienen las personas () son el
nosotros mas grande”(p.48)
Para Toymbee (1980), en el mundo han existido veintiún civilizaciones de
las cuales solo siete existen en la actualidad, ademas estas sólo
existen desde hace menos de seis mil años (civilización egipcia)
que apenas representa el 3% de la historia del hombre pensante sobre la tierra.
Agrega que por el contrario las sociedades primitivas pasan de 650, para
él la diferencia entre sociedades primitivas y sociedades superiores o
civilizadas consiste en que la primera:
Es una sociedad cuya mimesis se dirige hacia el pasado, gobierna la costumbre,
y la sociedad permanececatalítica. Por otra parte, en la sociedad en
proceso de civilización, la mimesis se dirige hacia personalidades
creadoras, que logran adhesión porque son precursoras.(p.8 9)
Esta periodización entre una prehistoria y una historia crea una ruptura
artificial en el
tiempo histórico que lo hace poco comprensible. Al decir de Habermas
(1986):
La historia cientificizada rompe las tradiciones vivas privandolas de
todo caracter vinculante, en lugar de promover su apropiación
reflexiva en los términos que tengan relevancia practica ()
Los proyectos de filosofía de la historia del siglo XVIII y las
teorías evolucionistas de la
sociedad del siglo XIX pueden entenderse como tentativas de resolver ese
problema de identidad mediante una interpretación de la historia
universal que satisface pretensiones científicos.(p.445).
Para Habermas, en esta perspectiva evolucionista de la historia de la humanidad
entra por igual el materialismo histórico. Mientras que para el
idealismo (la ilustración) la HISTORIA es la historia de las ideas, para
el Marxismo es la historia de los medios de producción, pero ambos
coinciden en el sentido progresista y liberador que le dan a la HISTORIA.
(1986) Ya se lo construya como naturaleza, razón, espíritu o
especie, a la historia, que en tal
marco conceptual no puede menos de convertirse que como historia de una
emancipación, se le supone siempre un sujeto que, al igual que el Dios
de la mística, hermética, ha de ejecutar una obra por entero
paradójica: convertirse en algo que en cierto modo ya se es, pero en
otro respecto todavía no se es.(p.446)
El historiador Cubano Salvador Morales menciona: “Sí examinamos
con ojos benévoloslos
manuales de historia soviética veremos que en la mayoría hay
semejanzas con grandes diferencias de interpretación, pero con poco en
cuanto límites geograficos”(p.43)
Los positivistas han negado la posibilidad de una ciencia histórica, por
su caracter narrativo aún atado a lo mitológico,
haciéndoles imposible demostrar, verificar científicamente. Para
los Marxistas estructuralistas, sí es posible teorizar sobre la
historia, rescata de la filosofía de la historia el evolucionismo y el
papel de las instancias políticas e ideológicas (super
estructuras) pero las estudia sólo como dependiente a los niveles
económicos – materiales y subestima las identidades (nacionales o
regionales) por considerarlas mecanismos de control y alineación por
parte de los sectores elites (burguesía).
En la actualidad tanto los neopositivistas como
los posmodernos hablan del fin de los
colectivos (ideologías, utopías, clases sociales, nación,
identidad) revalorizando la heterogeneidad y pluralidad del sujeto. Desde esta perspectiva
neopositivismo y posmodernismo se confunde en 'la aclamación del fin de la historia' Tal como lo plantea A. Touraine (1995):
Dejamos de explicar los hechos sociales por el lugar que ocupan en una historia
que tiene un sentido, una dirección. El pensamiento social
espontaneo, las ideologías y el aire de este tiempo arrojan por
la borda toda referencia a la historia. Es esto sobre todo lo que significa el
tema del postmodernismo, que es principalmente un posthistoricismo (p.178)
G. Vattimo (1990), es aún mas radical en su concepción
sobre la imposibilidad de la historia como colectivo:
No existe una historia única, existen imagenes delpasado
propuestas desde diversos puntos de vista, y es ilusorio pensar que exista un
punto de vista supremo, comprensivo, capaz de unificar todos los demas
(como sería la historia que engloba la historia del arte, de la
literatura, de las guerras, de la sensualidad, etc.)(p.11).
Habermas (1986) difiere de ésta negación de la historia como colectivo, aunque si
comparte la crítica al historicismo ilustrado:
El colectivo singular 'historia' no se elimina sustituyéndolo
por plurales. Existen indicadores que la unidad universal de la historia en
este globo (y en torno a él) es hoy una realidad o mejor, se ha
convertido en una realidad (p.448)
Para Habermas estos indicadores de unidad son el lenguaje, el trabajo, la
interacción y los
sistemas de interpretación. Ya Toymbee anteriormente se había
pronunciado por la identidad de los seres humanos por el simple hecho de serlo,
para ello cita al antropólogo Murphy: “La semejanza de las ideas y
practicas son principalmente debido a la similitud de la estructura del cerebro
humano la mente tiene ciertas características, poderes y
métodos de acción universal”(p.75)
Compartimos la crítica a una historia ilustrada con pretensiones
mesianica de salvación para la humanidad, pero enfrentamos una
historia pasiva, conformista, inútil y desesperanzada, que pretende
revalorizar lo mas criticado del viejo positivismo: el dogmatismo objetivista,
tal como lo plantea Lanz, R.(1997)
El fin de la historia en la honda de un posmodernismo neoconservador puede
traducirse como la anulación de todo sentido a cualquier propuesta de
cambio. El “Fin de la historia” en una perspectiva posmoderna
crítica supone lacancelación del
mito de
“progreso” y su constelación categorial. No es el
fin de toda idea de voluntad. No es el fin de toda idea de cambio. No es el fin
de toda ética o toda política(p.35).
Igualmente compartimos las criticas a una historia universal
etnocéntrica, que hoy parece
desdibujada en el debate intelectual pero lo cierto es que hoy frente a la
hegemonía del mercado, de la ideología neoliberal que lo
legítima, ante la hegemoneidad que imponen los cambios
tecnológicos y el uso de su discurso, se define una nueva perspectiva
dominante, con pretensión universalista pero ya no sólo en el
mundo de las ideas sino también en el mundo real. Esta
homogeneización también es controlada por Occidente (Europa y
fundamentalmente EEUU) y forma parte de la racionalidad occidental
aparentemente muerta- o decretada como
muerta por algunos posmodernos- Al decir de F. Jameson: “Unos amos sin
rostro siguen produciendo las estrategias económicas que
constriñen nuestras vidas”(p.43).
III.- El Tema de la Identidad y lo Popular.
Para comprender ésta historia heterogénea, que reivindica lo
particular, las identidades, es
necesario una historia crítica que haga uso de la categoría de
totalidad histórica como
herramienta de analisis, que es aún vigente y necesaria.
El tema de la identidad ha sido harto discutido pero aún sigue siendo un
tema relevante. Existen identidades espaciales: locales, nacionales,
regionales, y hasta universales, por el simple hecho de ser seres humanos,
distintos pero seres humanos que habitamos este planeta tierra: pero existen
identidades mas complejas de caracter étnico –
cultural, político y económico que pueden formar parte dela
división espacial anterior, pero no son idénticas.
El término identificación, como sinónimo de lo que le da
unidad y coherencia a un colectivo, es un concepto heterogéneo; para
algunos este reúne una especie de revalorización cultural de la
superioridad de una sociedad sobre otra; para otros es un concepto de
manipulación de los sectores elites de una sociedad que por el proceso
de alineación hacen que las grandes mayorías (diversidad
étnica cultural y social) sientan y padezcan lo que en realidad son los
sentimientos e intereses de esta elite, y en este mismo orden estan
quienes consideran que el término identidad no define nada, es
sólo
un intento chauvinista de aislamiento y separación del mundo, de
negación a los cambios. Al decir de Touraine (1995): Esta defensa de una
tradición cultural dista mucho de la afirmación de una identidad
que se define tan solo por la oposición a una amenaza extranjera y la
fidelidad a un orden social. Semejante afirmación se encuentra
mas generalmente entre los pueblos dominados que entre los dominadores,
quienes tienden a cambiar a identificarse con lo universal. Aquellos que se
sienten amenazados, que han
fracasado a sus esfuerzos de ascensión individual o colectiva, que se
sientan invadidos por una cultura o por intereses económicos procedentes
de afuera, se inmovilizan y petrifican en la defensa de una identidad
transmitida de las que son depositarios mas que creadores.(p.297)
Por el contrario intelectuales como Samuel P. Huntington (1997) en su obra El
Choque de
Civilizaciones, insiste en que el problema de la identidad cultural es uno de
los de mayor importancia,
no sólo para los académicos sinopara la población en
general:
Los años noventa han conocido la explosión de una crisis de
identidad a escala planetaria, casi en cualquier parte a donde se volviera la
vista, la gente ha estado preguntandose ¿Quiénes somos?,
¿A dónde pertenecemos? Y ¿quién no es de los
nuestros?. (p.147)
Para este autor, en los años noventa llegó a su fin el paradigma
de la guerra fría, para el cual el mundo de postguerra era
simplistamente estudiado como
una relación entre un frente capitalista y un frente socialista, una
cultura occidental universalista y un oriente distinto, o un norte rico y un
sur pobre. Señala ademas, que el mundo hay unos 200 Estados
Nacionales que seguiran siendo los actores esenciales en el escenario de
las relaciones económicas y diplomaticas, existe una
heterogeneidad de etnias y culturas y unas siete u ocho civilizaciones, de las
cuales la dominante sigue siendo la occidental, pero va cediendo terreno.
Huntington (1997) señala:
En primer lugar; por decirlo, con las expresiones predilectas de los
historiadores; terminó “la expansión
de occidente” y comenzó la rebelión contra occidente()
La geografía política global pasó del mundo único
de 1920 a los tres mundos de los años sesenta y a la media docena larga
de mundos de los noventa. () la división de la humanidad efectuada
por la guerra fría es agua pasada. Las divisiones mas
fundamentales de la humanidad, en función de la etnicidad, las
religiones y las civilizaciones, permanecen y generan nuevos conflictos. (p.73)
Sin duda el tema de la identidad, a igual que cualquier otro que represente el
paradigma de los colectivos, debe ser replanteado, redefinido pero no
desechado. Aigual que sucede con la categoría
Estado Nacional, la identidad puede ser una instancia política y cultural
para legitimar los intereses de las elites, pero es al fin una instancia
necesaria sin la cual somos desdibujados en este mundo complejo.
El estudio de la heterogeneidad, de la diversidad inmersa dentro de las
identidades preestablecidas, se hace necesario.
Tal como lo plantea Nestor García Canclini (1989) en su obra La Culturas
Híbridas, es
imposible hablar de identidad cuando no son igualmente idénticas las
condiciones económicas, las oportunidades de participación
política y expresión cultural A este respecto uno de los
términos que requiere una reformulación urgente es el de lo
Popular, con lo cual se pretende hablar en nombre de las mayorías sin
distinción de status social, económico, étnico y cultural.
'Lo popular, es en esta historia lo excluido: lo que no tienen patrimonio,
o no logran que sea reconocido y conservado'(p.191)
La conceptualización de pueblo es también reciente, fines de
siglo XVIII y principios del XIX, antes se hablaba de ciudadano,
categoría conceptualmente mas clara que refiere a los que habitan
en una ciudad – en el caso griego los que a diferencia de los esclavos
tenían derechos y deberes. Esta concepción surge en el contexto
de los nuevos Estados Nacionales como
expresión política de manipulación y alineación
sobre las mayorías. Igualmente conceptos como cultura popular, folklore, son las
manifestaciones de este pueblo en contraste de una 'cultura de
elites'. Lo popular surge según
Canclini como
respuesta romantica frente al consumismo modernista que sólo
reconocía en las elites posibilidades de 'hacercultura'.
De esta manera existe, según Canclini, una artesanía popular
versus el ARTE; el primero
funcional, el segundo es estético – simbólico, el primero
es repetitivo el segundo es original. Igualmente la música
clasica es variable, proyecta una estética dinamica, por
el contrario la música popular es monótona y reiterativa.
Para el autor lo que hoy llamamos cultura
popular y que en muchos casos se acusa de estar
amenazada por los medios de comunicación y el Estado, por el contrario
son favorecidos por estos, para la construcción de una conciencia
colectiva enajenada. De esta manera lo que se generalizó no es una
estructura cultural histórica de pueblos (localidades y etnias) sino una
expresión teatral vacía de sedimentos culturales , que hace
rentable su performatica economía y su utilización como proceso de
tolerancia política (populismo) y cultural por parte de las elites.
No se trata de negar lo popular sino de negar en este sus dos visiones
clasicas: pueblo como concepto uniforme de una población que en
realidad es muy heterogénea, que según unos sólo sirve
para dar consenso a los designios de una elite o al extremo el pueblo
también uniforme pero con condiciones mesianicas, cuya naturaleza
intrínseca lo lleva a un futuro mejor. El pueblo debe ser revisado como categoría
intermedia, de quienes siendo heterogéneos buscan alternativas frente al
poder hegemónico de las elites.
IV.- Breve Revisión Crítica de la Historiografía
Latinoamericana.
La historia latinoamericana (cuando aún éste término no
existía) como unidad, comienza a
escribirse desde el diario del
Almirante Colón, no es una historia académica, pero al fin
pretendeexplicar desde afuera qué somos, de dónde venimos, y
hacia dónde vamos: éramos barbaros, sin religión monoteísta,
sin dominio de la tecnología (hierro, pólvora). Fundamentalmente
ubicados en el paleolítico, por no haber trabajado con los metales pero
paradójicamente capaces de crear las obras arquitectónicas que aún
causan envidia en Europa y Norteamérica. Esta visión marcadamente
occidentalizada demarca los antecedentes de nuestra primera
historiografía, cargada de etnocentrismo, de mitología, de
prepotencia cultural y religiosa y de una ambición desmedida.
América tierra nueva, ingenua, necesita de un gran impulso salvador (mas no
modernizante)
representado por la madre Europa, acabar con las culturas existentes y
reconstruir sobre bases europeas (pero en condiciones de dependencia con
ésta) es el único sentido de su historia: negación y
progreso.
Esta visión histórica va a ser dominante en Europa y en nuestra
clase criolla hasta finales del
siglo XVIII, con el advenimiento de los estudios científicos. Desde
entonces comienza a reinscribirse una historia en Europa que es portadora del discurso
científicista que profundiza la perspectiva eurocentrica con
pretensiones enciclopedista y universalista. Fue Hegel quien por primera vez se
refirió a América como un continente prehistórico por su
imposibilidad de haber constituido un Estado, desconociendo la existencia de
nuestras ciudades- estados precolombinos, y aún mas el desarrollo
de grandes imperios y civilizaciones (Maya, Azteca, Inca)
No hay historia, entramos a la historia con Europa, según esta
visión predominante en la
Europa de Hegel, Kant y Marx, América no es una sociedad
histórica es sólouna geografía. Esta historiografía
no reconoce las diferencias sino Las supuestas inferioridades y esta
inferioridad ya no es explicada a partir de parametros religiosos sino
científicos, según lo cual nuestra naturaleza, nuestro hombres no
habían logrado su total evolución. Así lo planteó
George Louis Leclerc, Conde de Buffon
(1707 – 1788) (Citado por Pinillos (1993) )
Hay otros mil indicios que demuestran que en general, se debe considerar el
continente de
América como tierra nueva, es que la naturaleza no ha tenido tiempo de
adquirir todas sus fuerzas, ni de manifestarse por medio de la
población.(p.47)
Un seguidor del Conde de Buffon, Corneille de Paul (1739 – 1799)
agregaría: “Y es sin duda un espectaculo grande y terrible
ver una parte de este globo tan desgraciada por la naturaleza por que todo
allí es degenerado o monstruoso”.(p.48)
De esta visión eurocentrista se harían eco muchos de nuestros
grandes intelectuales en el siglo XIX, que sin estudiar a profundidad nuestra
historia aborigen, en defensa de un proyecto iluminista y de
modernización al estilo europeo, reproducirían este
eurocentrismo. Así lo hicieron la mayoría de nuestros
intelectuales. Solo por citar uno de tantos, veamos lo que señalo
Sarmiento (citado por
Pinillos (1993) ):
De la fusión de estas tres familias (españoles, indios y negros)
ha resultado un todo homogéneo
que se distingue por su amor a la ociosidad e incapacidad industrial Mucho
debe haber contribuido a producir este resultado desgraciado, la
incorporación de indígenas que hizo la
colonización(p.55)
El escritor norteamericano William Stokes (1993) se hace participe de esta
visión según la cuales el ocio y no el trabajo una de nuestras
principales características: “En América Latina ninguna
escuela literaria sostiene que la tecnología representa valores que
deberían ser adoptados, aprendidos y utilizados como medios para un tipo
de vida mas significativo”(p.197).
La Historia de América Latina y del resto de los países hoy llamados subdesarrollados
y
geograficamente ubicados mayoritariamente al sur del
globo terraqueo, ha sido fundamentalmente escrita, tanto por propio como extraños, a
partir de parametros ajenos, impuestos. Nuestra historia ha sido una
reproducción de la cosmovisión del mundo a partir de una cultura dominante:
la europea occidental.
Nuestro nacimiento, nuestra existencia solo se explica a partir de 1942, antes
es barbarie,
primitivismo, edad de piedra. La Era hispanica, margina, niega una
existencia de una cultura milenaria, de un desarrollo en ciertas areas del saber humano tan o
mas importante que los alcanzados por Europa. Igual sucede con referencia a Africa, donde nació la humanidad, el homo sapiens
hace mas de cien mil años, donde surgió la primera gran
civilización: la egipcia.
Entramos según esta periodización historiografica a la
civilización con el descubrimiento,
especie de termino infeliz según el cual el resto del
mundo es una invención europea.Según Morales, (1981)
Ciertamente “descubrimiento” no sólo es una infeliz
expresión: es un reflejo de una concepción que tiene a Europa como el eje de la
“Historia Universal”. Es la expresión de una visión
eurocentrista de la historia. Mediante ella los pueblos
“descubiertos”, salen de la prehistoria y entran a la historia:
Pueblos sin pasado, que empiezan avivir como eso, trasatlantico, de
regiones auto consideradas como “superiores”.(p.42)
Esto niega nuestras culturas milenarias pero también niega por igual la
situación europea,
desarticulada y en el mas grande oscurantismo. La Europa del siglo XV no
es ni remotamente la que es hoy, se hizo al calor del proceso de dominación sobre los
territorios supuestamente descubiertos. La Etapa Colonial es planteada como la de la civilización para América y
Africa: el genocidio, la ocupación, la negación, la intolerancia,
la esclavitud, la marginalización de las mayorías es considerada como manifestación
de nuestra entrada a la etapa civilizadora.
Muchas de las perspectivas historiograficas que intentan ser distintas caen en los mismos
errores, al pretender no sólo enjuiciar sino al circunscribir la
historiografía en una leyenda blanca, donde colonización fue
igual a universidades, a progreso, a cultura y para otros una leyenda negra:
esclavitud, usurpación, intolerancia, etc. Lo cierto es que ambas
reflejan esa dicotomía de amor y odio con la que hemos escrito nuestra
historiografía.
Esta percepción historiografica nos lleva a percibir el siglo
XIX, Era Republicana, como
si la realidad fuera producto sólo de la gesta independentista. Se
produce una negación de la etapa colonial
y en contrapartida una exaltación a los héroes de la
independencia, se personaliza la historia perdiendo su caracter
colectivo. Esta historia romantica iniciada a mediados del
siglo XIX tenía como
intensión unificar las nuevas repúblicas darle sentido colectivo.
Esta historiografía esta vinculada estrechamente al surgimiento
de nuestros Estados nacionales, esta guiada mas porel sentimentalismo y
el simbolismo que por la investigación académica (rigurosidad
en las fuentes, imparcialidad histórica, etc.) en ella queda desdibujada
la mayoría de la población, se convierten en pueblo uniforme (o
masa) que sólo sirve para dar legitimidad a los caudillos como
'dignos herederos' de los “padres de la patria”.
Según el historiador German Carrera Damas (1998),
esta es una historia de la “mentalidad criolla”: “Esos
criterios sirvieron sobre todo para fundamentar y preservar la independencia
nacional, para apoyar la aspiración de libertad, pero no han sido
igualmente eficaces para promover la democracia, procurar el bienestar de las
sociedades”. (p.9).
Según este autor la atadura a esta mentalidad criolla nos ha atado al
pasado y no nos ha
permitido construir una mentalidad moderna.
A finales del siglo XIX, con la
penetración del
positivismo en América Latina surge una historia académica
– científica, que se rige por la fuente escrita (documento) cede
espacio la historia romantica, sin desaparecer. En esta historia el
propósito central es crear las bases para la centralización del poder, poner fin al
caudillismo. De esta manera simultaneamente en América Latina,
pero sin que se establezcan contactos entre los historiadores y
científicos sociales de la región, surge una elite intelectual
que pretende justificar las bondades del
caudillo centralista, El Cesar Democratico, El Gendarme Necesario
(Vallenilla Lanz).
En el fondo, esta tendencia intelectual, al igual que la del
romanticismo del siglo XIX, es
demostración de la incapacidad del
intelectual latinoamericana frente al político (caudillo), ya que por su
formacióneuropeizante es incapaz de comprender nuestra realidad, al
final para conservar su status prefiere asumir el rol de legitimadores. En
estas dos etapas de la historiografía latinoamericana (romantica
y positivista) no es tratado el tema regional, priva el nacionalismo
centralista y homogeneizador sobre lo regional, mundial y local. El tema
latinoamericano como unidad sólo es una
referencia política a la unidad de las viejas excolonias para enfrentar
posibles agresiones, pero su realidad como
una unidad no se estudia.
No existe una historia latinoamericana, esta sólo comienza a surgir a
principios del siglo XX, pero como contrapartida a las agresiones imperialistas
en el contexto del desarrollo del capitalismo monopolico ,tanto la corriente
del nacionalismo positivista como el materialismo histórico comienzan a
impulsar esta conciencia de lo regional. Para los primeros rescatando la
herencia española, la unidad como
producto de una historia común, produciéndose un rescate de la historia
colonial, vista no sólo como
proceso de explotación sino de formación de un pueblo nuevo. Para los Marxistas la generación de una conciencia
regional e internacional única vía para derrotar la
agresión capitalista.
Pero ambas corrientes históricas (Positivista y Marxista) coinciden en
la percepción de la
historia como evolución a etapas superiores, ambas subestiman nuestro
pasado indígena y negroide, ambas subestiman el papel de la
mayoría de la población. Esta perspectiva historiografica
que establece una brecha entre culturas prehispanicas y cultura
hispanica entre una prehistoria (que no es historia sino
geografía) y la historia, produjo el surgimiento de
laAntropología, como ciencia de los hombres primitivos, como si
éstos no formaran parte de la historia, por el simple hecho de no contar
con un sistema de escritura como la entendemos hoy, una tecnología o un
Estado en el sentido occidental.
A favor de esta Antropología debemos decir, que ésta ha permitido
rescatar lo negado por la historia dominante (universal o nacional) y hoy ha
permitido rescatar en categorías tan eclécticas como las de:
pueblo, cultura popular, campesino, clase humilde o baja, marginados,
mayorías, etc. lo que en ella se esconde ,la herencia de un pasado
aborigen, de una cultura que aunque subordina a la de las elites blancas
aún perdura. Pero en contra de esta Antropología, o mejor
aún de su utilización, podemos decir que ha profundizado una
brecha entre la Historia (abierta por esta) y la Antropología, como sí ambas no pretendieran comprender el
transcurrir del hombre en el tiempo, hombre en
plural: blanco, indio,
negro; y el tiempo desde sus orígenes hasta el presente.
Conceptos como el papel del caudillo o de la vanguardia, simbolizan
la supremacía de una elite sobre un colectivo incapaz de decidir su
propio destino. Villega, A. (1993) señala:
El ejercicio de la soberanía popular, el de que el pueblo se gobierne a
sí mismo, ha sido
obstaculizado en América, no sólo por las dificultades
practicas que implica ésta soberanía, sino por que los
políticos, los que podríamos llamar políticos
profesionales, se han visto siempre poseídos por una desconfianza hacia
las capacidades populares para el ejercicio soberano. (p.30)
Esa desconfianza ha sido por igual entre los ilustrados independentistas y los
socialistas del siglo XX, tantoBolívar en Venezuela, como Fray Servando
Teresa de Mier en México, se refieren a la imposibilidad de la
democracia por no contar con un pueblo maduro, por no ser aún
ciudadanos, los pensadores de finales de siglo hablan del “gendarme
necesario”, una especie de civilizador nacional y
los marxistas se refieren a la vanguardia: Villegas, A. (1993), señala:
Hay también una elite revolucionaria que no oculta su desconfianza hacia
el pueblo. Esta
desconfianza se manifiesta en la teoría de la “vanguardia”
revolucionaria y del foquismo, es la teoría que afirma que las clases
trabajadoras por sus propias fuerzas no llegan mas que a la antesala de
la revolución, cuando llegan (p.37)
Toda esta es una historia de las personalidades políticas que subestiman
al pueblo, que por igual venera a Bolívar, a San Martín, Fidel y
el Che. Pero de esta historia de elites, historia blanca, que niega a los
aborígenes, a la cultura negra, ha surgido una corriente externa de
exaltación de estas culturas, que ve en el blanco sólo
opresión, en Europa sólo imperialismo. Esta especie de
etnocentrismo americano
se opone al etnocentrismo europeo ,pero cae en los mismos errores de
imparcialidad. La antropología
ha dado las bases de sustentación de este etnocentrismo cultural
aborigen y negroide.
Tenemos así dos perspectiva etnocentristas (racistas) opuestas: primero
la de los blancos
colonizadores y los blancos criollos como
hacedores de nuestra historia: la segunda la que coloca a las culturas
aborígenes y negroides como
superiores culturalmente pero dominadas solo por la debilidad
tecnológica. Debemos decir que el etnocentrismo no es una
creación artificial, comodiríamos hoy, un constructo intelectual
de nuestros pensadores. Toda civilización (sea mística o
superior, según la división de Toymbee) tiene la
pretensión de su magnificación. Los aztecas se autodenominaban
“lugar del amanecer de los primeros
tiempos”, el Cuzco incaico “es el ombligo del mundo”. Pero como
ya señalamos ,es la civilización occidental la que por la
vía de la dominación (imperial y cultural) ha logrado el mayor
grado de imposición de su perspectiva del mundo al resto de las civilizaciones.
Este etnocentrismo, promovido por los republicanos de la postindependencia -
así como los franceses y su revolución de 1789 - proclama el
surgimiento de una nueva era, exaltan de nuestra cultura, hablan de nuestras
bondades de la capacidad creativa, nuestra sensibilidad. En esta etnohistoria
antihispanica existe una heterogeneidad de perspectivas, desde quienes niegan a
los españoles por su limitada capacidad cultural para llevarnos a la
modernidad (como lo hicieron los ingleses al Norte del Continente) o por el
contrario por su caracter destructivo frente a una cultura milenaria,
que por 'suerte' aun persiste y da manifestaciones de su grandeza a
través de una expresión artística ,que afanosamente se
pretende reconstruir desde la actualidad.
Entre blancos y mestizos, héroes y víctimas, líderes y
pueblos, vanguardia y clase trabajadora, entre el amor y el odio, o entre el
mestizaje (especie de mezcla que químicamente, sin parcialidad, ha unido
nuestro pueblo) o el etnicismo (racista), entre lo local, lo nacional y lo
regional, entre diversidad y homogeneidad se ha escrito nuestra historia. Su
desconstrucción es imperante pero no es tarea facil.Hasta
mediados del siglo XX nuestra historia
nacional y regional es fundamentalmente política, pretende justificar la
razón del propio Estado y del caudillo o gendarme
en el poder. La historia económica, social y mucho menos la historia de
la cotidianidad (vida común) son casi inexistentes. En nuestra
historiografía, desde el siglo XIX hasta la actualidad, ha sido
dominante la historia de las grandes batallas, grandes héroes, grandes
caudillos, grandes partidos políticos: Conservadores y Liberales.
Es por este mismo determinismo político que nuestra
historiografía sigue cargada de muchos juicios valorativos (amor y
odio)que lleva a la exaltación de unos períodos en desmedro de
otros. La estructura económica, la cultura y la propia
institución política se desdibuja en beneficio del personalismo político. Esta es la
historia aún predominante en nuestra educación basica y
media.
Desde el punto de vista regional, esta historia eminentemente política
es la historia de nuestras diferencias, nuestras rivalidades, de las
superioridades de unas naciones sobre otras. No es una historia de la unidad
regional sino de las diferencias, los antagonismos. Esto ha venido cambiando,
pero aun la unidad regional es una corriente marginal de nuestra historia.
La corriente histórica marxista a igual que la positivista reniega del pasado aborigen y legitima la colonización, como etapa necesaria para
desarrollar el capitalismo y así aspirar al socialismo. Los primeros
historiadores marxistas utilizan las mismas fuentes documentales de los
positivistas, reniegan de la fuente oral, reproduciendo los mismos males, las
mismas parcialidades, los mismos intereses. Es unahistoria de elites.
América Latina no ha transcurrido las mismas etapas históricas de
Europa: con su Prehistoria: (etapa prehispanica) América logra a pesar
de no existir como
integración regional, grandes imperios, avances agrícolas,
astrológicos, arquitectónicos, en muchos casos comparados a los
logrados en Europa.
Sin embargo, se nos denomina como
paleolíticos o prehistóricos. De esta manera se exalta al hombre
de Neardental o el Crogmañon frente al homosapiens (de origen Africano)
se identifican las grandes muestras arquitectónicas de las culturas
egipcias o Americanas como producto de una posible migración antigua de
europeos (vikingos) o asiaticos (mogoles) o lo que es peor se llega
hasta defender la teoría de que estas creaciones fueron producto de una
migración extraterrestre. Así lo plantea
Zubritski, (1974):
Afirmar que los logros de las civilizaciones antiguas (o por lo menos de mucho
de sus
movimientos), no son mas que el resultado directo e indirecto de la
permanencia en la tierra de seres de otros planetas(p. 120).
Para este autor, estas opiniones son expresiones de la mayor radicalidad
xenófoba, ya que:
(1974) Casi todas realizaciones de la antigüedad; que al parecer solo eran
capaces de realizar
forasteros del cosmo, se encuentra en los
territorios de Asia, Africa, y América
Latina. Es decir, se da la impresión de que se niega no el genio creador
de los hombres en general, sino sólo de aquellos pueblos de
“color” que a lo largo de los siglos fueron objeto del saqueo colonia
.(p.121)
América Latina según la periodización Europea, se inserta
en el siglo XVI a una modernidad naciente pero contradictoria. En
América no setrasladó el modelo económico capitalista, ni
el de las repúblicas, ni el de las universidades científicas,
esto sólo ocurre medianamente en el siglo XX. América
Latina fue germen de un híbrido societal donde los sistemas esclavista,
feudal y capitalista conviven, al tiempo de una inexistente
participación política y una cultura atada a la religión.
Como es conocido, España fue, durante mucho tiempo, el país de
mayor resistencia a la
modernidad, el mas atado a la mentalidad oscurantista religiosa y
filosófica, así como a la autarquía política. Esa
mentalidad medieval es la que predomina en los conventos, en los primeros
centros educativos, nuestro sistema político fue reproducción de
la monarquía española (Virreinatos,
Capitanías, Audiencias, Intendencias, Consulados, Leyes de Indias).
Esta cultura sólo comienza abrir camino a la modernidad en el siglo
XVIII pero mas
concretamente después de la independencia. Nuestra economía de
plantación se realizaba con mano de obra esclava y servidumbre
(simultaneamente) pero al mismo tiempo estabamos inmersos en la
órbita de la división económica internacional que impuso
el capitalismo, aunque en lo interno de nuestras sociedades estas manifestaciones
capitalistas sólo se conocen a partir del siglo XVIII. La república, la
corriente del
liberalismo y el socialismo sólo llegan a nosotros en la etapa
pos-independentista.
Es decir, nuestras sociedades comenzaron a vivir la modernidad sólo en
el siglo XIX, pero una modernidad incompleta, asimétrica en
relación a la europea. Una modernidad aún añorada.
Respetando estas diferencias, nuestros historiadores han dividido la historia
Latinoamericana: en
la Etapa PreColonial (Aborigen), Etapa Colonial (Siglo XV - XIX), Etapa Republicana
(siglo XIX), en la cual pasamos hacer nosotros mismos, pero un nosotros que ya
no es el del período aborigen, es un nosotros cargados de Romanticismo
Heroico, luego vendría la Etapa Moderna ,concerniente al siglo
XX, en la que nos insertamos plenamente al mundo occidental, a sus pautas de
consumo, procesos productivos y trasladamos instancias políticas y
académicas. Hoy se nos propone desde afuera la entrada a una nueva
etapa: La Etapa Postmoderna, según la cual ya principios de la
modernidad no son validos.
Nuestra historiografía ha tenido al menos cuatro grandes corrientes,
algunas de ellas enfrentadas y otras paralelas en el tiempo.
I.- Romanticismo Heroico: (Primera mitad del siglo XIX), que no es realmente
una historia
desde el punto de vista académico, y responde fundamentalmente a una
necesidad política de darle coherencia y sentido colectivo a las nuevas
repúblicas. Se caracteriza por su desconocimiento a lo aborigen, su
negación a la etapa colonial y una concepción de lo nacional
acorde al surgimiento de los
Estados Nacionales. Esta historia no ha desaparecido se ha filtrado en las
corrientes posteriores y aun perdura en nuestra enseñanza
histórica.
II.- Historia Positivista (finales del siglo XIX), que se impregna del
cienticismo positivista
europeo: representado por una historia basada en los documentos y no de los
relatos o fabulas. Pero a igual que la anterior sigue siendo una
historia fundamentalmente política, cronológica, aunque rigurosa
en las fuentes. Esta historia sirvió para justificar la
modernización nacionalista. Es una historia deforme
de laevolución latinoamericana bajo los parametros occidentales.
Esta historia sirvió también para dar legitimidad a los gobiernos
dictatoriales de principios de siglo, que permitieron esta inserción al
modelo económico capitalista bajo el alegato del 'gendarme
necesario'.
III.- Historia Marxista: Surge a principios de siglo XX, parte de las
corrientes del Materialismo
Histórico (Marx, Engels, Lenin, Stalin) para los cuales la historia es -
a igual que para el positivismo- un progreso determinado por los cambios en los
modos de producción, cuyas contradicciones llevaran ineludiblemente al
socialismo. Sí bien esta corriente logra fracturar el predominio de lo
político en la historiografía anterior, utiliza las mismas
fuentes oficiales, denigra de las culturas negras y aborígenes, y otorga
a la cultura un papel secundario.
En el fondo ambas corrientes: positivismo y materialismo caen en los mismos
errores
historiograficos y requieren hoy ser revisadas.
IV.- Historia Crítica: ¿Historia Postmoderna?. La historia de
América Latina requiere ser
replanteada, somos una cultura heterogénea, pero tenemos una identidad
histórica, aborigen, colonial,
post independencia. Identidad y diversidad forman parte de esa dialéctica
que es América Latina. Las ciencias sociales y la historia en particular
deben replantearse nuevas categorías, nuevos escenarios.
Sin que deje de ser valido, ya no es suficiente decir que somos el
producto de la explotación colonial e imperialista y contradictoriamente
señalar que al mismo tiempo contamos con un legado cultural
autóctono, casi virgen.
No es la pretensión de este trabajo ofrecer soluciones magicas o
un manual para abordarAmérica Latina simplemente nuestro
propósito es la reflexión sobre la problematica de pensar
a
América Latina, de salir de la conformidad que heredamos de los viejos
paradigmas o la conformidad que da la acogida a nuevos paradigmas sin
cuestionarlos, sin comprenderlos.
Estudiar críticamente América Latina, debe comenzar por la
obligación de conocernos, de
estudiarnos, por la institucionalización de la educación
comparada entre nosotros, de compartir la rigurosidad de las fuentes
documentales sin caer en “un objetivismo” ya negado, de rescatar el
sentido colectivo, aunque no direccional de la historia, una historia que
rescate el estudio de nuestros propios pensadores, que no subestime los aportes
de las otras ciencias sociales, una historia dialéctica que no se quede
encasillada solo en el pasado sino que le dé sentido al presente, una
historia que se enfrente a un
discurso que niega el futuro y sobresalta el presencialismo, una historia que
no es mesianica pero no por ello deja de tener el compromiso de servirle
a la sociedad para pensar el cambio, una historia comprometida pero sin odios y
pasiones que la desdibujen, en fin una historiografía que sirva mas a un
colectivo que a los egos e intereses de individualidades.
BIBLIOGRAFIA
ABDALLA, Mario Arrieta. La Metrópolis Universal. Revista Nueva Sociedad,
1992,No- 119 Caracas.
ARCINIEGAS, German. América en Europa. Bogota: Plaza y
Yanez Editores, 1980.
ARETS, Isabel. Manual del Folklore. Caracas: Monte Avila Editores, 1976.
ARNAY. S. y RODRÍGUEZ. M. (Compiladores). La Construcción del
Conocimiento Escolar. Paidos
Editores. 1997.
ALBORNOZ, Orlando. Sociología y Tercer Mundo. UCV.Caracas: Ediciones de
la Biblioteca, 1991.
ARDAO, Arturo. Estudio Latinoamericano De Historia de las Ideas. Caracas,
Venezuela: Monte Avila
Editores, 1978,
AZUAJE, Francisco. Abordar la Super Autopista de la Comunicación desde
una Carretera de Tierra.
Revista Nueva Sociedad. N° 147. Caracas. 1997.
BAURDRILLARD, Jean. El Intercambio Simbólico y la Muerte. Caracas
– Venezuela: Monte Avila Editores
Latinoamericana, 1992.
BEDOYA, Ivan y GÓMEZ, Mario. Epistemología y
Pedagogía. Ensayo Critico Histórico Critico Sobre el Objeto
y Metodos Pedagógicos. Bogota-Colombia, 1989.
BENEDETTI. Mario. América Latina en su Literatura. México: Unesco
Siglo XXI. Editores.
Histórico Crítico sobre el objeto y métodos
pedagógicos. Bogota – Colombia. 1979.
BOURDIEU, Pierre. (Coautor). El Oficio del Sociólogo México:
Siglo XXI. Editores, 1984.
BUSTAMANTE, Fernando. Revista Nueva Sociedad. N° 139. CEPAL. Balance
Preliminar de la
Economía de América Latina y el Caribe. 1995.
CALZADILLA, Pedro y Otros Autores. Cipriano Castro y su Época.
Caracas-Venezuela: Monte Avila
Editores, 1991.
CARPENTIER, Alejo. América Latina en la Coordinadas Históricas y
su Repercusión en la Música.
América Latina en su Música. México: Unesco. Siglo XXI Editores.
1984
CASTRO; Noguera; Martínez. Pedagogía Enseñanza de las
ciencias y Modelo Curricular. (s/f.)
CARRERA Damas, German. Proposiciones Criticas para una Nueva Historia
Contemporanea de
América Latina. Tharsis,1998, .Año 2. No. 3. U.C.V. Caracas.
CASTILLO,Ocarina. Relaciones entre Cultura Popular y Educación.
Venezuela: Tradición en la Modernidad.
Caracas: Ediciones USB. Fundación Bigott, 1999.
CASTRO Silva y WEINERT.Globalización, Estado Nacional de Poder en
América Latina. Nueva
Sociedad 1996, No.- 142. Venezuela.
CAPPELLETTI, Angel. Positivismo y Evolucionismo en Venezuela Pensamiento
Filosófico. Caracas –
Venezuela: Monte Avila Editores Latinoamericana S.A., 1992.
CHACÍN, Migdy y PADRÓN José. Investigación y
Docencia. Temas para Seminarios. Caracas – Venezuela:
Publicaciones del Decanato de Postgrado. Universidad Nacional Experimental
Simón Rodríguez.
UNERS, 1996.
COLEMAS ,José. Nación Política y Federalismo. Cuadernos
Alzate. 1988, No.- 10. Editorial Pablo
Iglesias. Madrid.
COMPAGNON, Antoine. Las Cinco Paradojas de la Modernidad Caracas –
Venezuela: Monte Avila
Editores Latinoamérica S.A.., 1991.
CÓRDOVA, Víctor. La Discusión Posmoderna. Tharsis. 1999,
No.- 2. Caracas.
DE SOUSA Santos, Boaventura. Introducción a Una Ciencia Postmoderna
.Colección Estudios Avanzados
3. Cipost, Caracas Venezuela: FACES – UCV, 1996.
DÍAZ, Mario y otros autores. Pedagogía, Discurso y Poder.
Bogota – Colombia: CORPRODIC, 1990.
DROYSEN, Johann Gustav. Historia, Lecciones sobre la Enciclopedia y
Metodología de la Historia. Madrid
España: Editorial Alfa, 1983.
DRUCKER, Peter. La Sociedad Post Capitalista. Bogota: Editorial Norma,
1997.
ECHEVERRÍA. Introducción a la Metodología de la Ciencia.
Barcelona España:. S/a.
FEBRES, Humberto. La Crisis y su Metastasis. La Discusión Post
Moderna. Fondo Editorial
TROPYKOS. CEAP – FACES. UCV. /a).
FERROR Graciela. Radiografía Mediatica del Fin de Siglo. Revista
Nueva Sociedad. 1997, N° 147.
Caracas.
FEGURSON, Alex y LANZ Rigoberto (Compiladores). Discurso Tecnico, Ambiente y
Posmodernidad. Colección Estudios Avanzados.Serie Debates. Fondo
Editorial Tropykos .FACES
UCV. UBA. Caracas- Venezuela. 1994.
FEYERABEN, Paul Adiós a la Razón. Madrid. España:
Editorial Tecnos, 1996.
FEYERABEN, Paul. Tratado Contra El Método. Madrid – España:
Editorial Tecnos, 1997.
FOUREZ, Gerard. La Diversidad de Las Metodologías Científicas
Madrid: Narcea, 1994.
FUKUYAMA, Francis. El Fin de la Historia y el Ultimo Hombre. Colombia:
Editorial Planeta, 1992.
GADAME, Hans George. Verdad y Método. Salamanca España: Ediciones
Sigueme, 1988.
GALLEGO – BADILLO, Rómulo. Saber Pedagógico. Una
visión Alternativa. Bogota – Colombia:
Corporativa Editorial Magisterio, 1992.
GARCÍA CANCLINI, Néstor. Culturas Híbridas. Estrategias
para entrar y salir de la modernidad. México:
Editorial Giralbo S. A., 1996.
GIDDENS, Anthony. La Nuevas Reglas del Método Sociológico Critica
Positiva de las Sociologías Interpretativas.
Buenos Aires- Argentina: Amorrortu Editores, 1987.
GLAZER, Natham. Limites de la Lealtad. Los Limites del Patriotismo. Barcelona.
España: Pisos Editores,
1999.
GONZALEZ, Abril. Sujetos Interfaces Texturas. Revista de Occidente.
1998, N° 206, Barcelona –
España.
GONZALEZ, Abril. Anatomía de una Fascinación. Revista de
Occidente .1998, N° 206, Barcelona –
España.
GUTMAM, Amy. Ciudadanía Democratica. Los Limites del Patriotismo.
Barcelona-España.
HABERMAS, Jurgen. La Lógica de las Ciencias. Madrid .España:
Editorial Tecnos, 1986.
HABERMAS, Jurgen Teoría Crítica de la Razón Comunicativa.
Tomo II. Madrid – España: Editorial
Taurus, 1987.
HABERMAS ,Jurgen. Identidades Nacionales y Posnacionales. Madrid España:
Editorial Tecnos, 1989.
HABERMAS, Jurgen La lógica de lasCiencias Sociales. Madrid: Editorial
Tecnos, 1996.
HELLER, Agnes. Una Teoría de la Modernidad Colección de estudios
Avanzados. Caracas – Venezuela:
(Cipost) FACES – UCV. Fondo Editorial Tropykos, 1997.
HINKELANMET. La libertad académica bajo control en América
Latina. Nueva Sociedad 1990, N° 107.
HOYOS, Guillermo. Prologo, Pedagogía, Discurso y Poderes. Bogota.
Colombia: Corprodia, 1990.
HUNTINGTON, Samuel. El Choque de Civilizaciones. Barcelona España:
Paidos Editores, 1997.
IANNI, Octavio. Teorías de la Globalización. México: UNAM
Siglo Veintiuno Editores, 1998.
JAMESON, Frederik. El Posmodernismo o la Lógica Cultural del Capitalismo
Avanzado . Barcelona: Editorial
Paidos, 1995.
KERNAN, Alvin. La Muerte de la Literatura. Caracas Venezuela: Monte Avila
Editores Latinoamericana
C.A., 1993.
KUHN, Thomas. La Estructura de la Revolución Científica.
Bogota: Fondo de Cultura Económica.
LANCEROS, Patrix.. Apuntes Sobre el Pensamiento Destructivo. México:
Editorial Trillas, 1990.
LANZ, Rigoberto. El Discurso Posmoderno: Crítica de la razón
escéptica. Caracas Venezuela: CDCH.
Universidad Central de Venezuela,. 1996.
LANZ, Rigoberto. La Historia Finaliza por la Izquierda. Revista Tharsis. 1997,
Año 1.No- 1. U.C.V.
Caracas.
LANZ, Rigoberto. Temas Posmodernos: Crítica de la Razón Formal
Colección Doxa y Episteme N° 5
Caracas – Venezuela: Fondo Editorial Tropycos, 1998.
LECHNER, N. El Debate sobre Mercado y Estado. Revista Nueva Sociedad. 1999,
No.- 121. Caracas.
LERNA BLANCO, Joan. La Cuestión Cultural y la Izquierda en Europa.
Cuadernos de Alzate. 1981,
No.- 10. Editorial Pablo Iglesias. Madrid.
LOMBARD; Angel. Sobre la Unida y laIdentidad Latinoamericana. El libro menor.
Venezuela: Academia
Nacional de la Historia Caracas –. 1989.
LYOTARD, Jean – Francois. La Condición Posmoderna. Informe Sobre
el Saber. Madrid- España: Ediciones
Catedra S.A., 1994.
LYOTARD, Jean – Francois. La Posmodernidad. (Explicada a los
Niños). Editorial Barcelona – España:
Gedisa, 1996.
MARCUSE, Hebert. El Hombre Unidimensional. México: Edit. Mortia, 1973.
MARQUEZ RODRÍGUEZ, Alexis. Los Fargos Comunes de la Unidad
Cultural Latinoamericana.
Revista Nacional de Cultura. 1996, Año LVIII. No.- 303. CONAC. Caracas.
MARTÍNEZ, J.L. Unidad Y Diversidad. América Latina en la
Literatura. México: UNESCO. Siglo XXI
Editores, 1979.
MAYZ VALLENILLA, Ernesto. El Ocaso de las Universidades Perspectiva Actual
Caracas Venezuela:
Monte Avila Editores, 1984.
MARTÍNEZ MIGUELEZ, Miguel. El Paradigma Emergente Hacia una nueva
teoría de la racionalidad
científica. México: Editorial Trillas, 1997.
MARTÍNEZ MIGUELEZ, Miguel. La Nueva Ciencia, S Desafío
Lógica y Método. México: Editorial Trillas,
1999.
MAYOR ZARAGOZA, Federico. Cuadernos Americanos. No.- 39 .UNAM. México.
1993.
MC LUHAN, Marshall. La Aldea Global. México: Editorial Gedisa, 1991.
MEDINA RUBIO, Aristides. Teorías, Fuentes y Métodos en Historia
Regional. Historia Regional.
Caracas: Fondo Editorial Tropikosm, 1992.
MERANI Alberto. La educación Latinoamericana Mito y Realidad.
México: Editorial Grijalbo,1983.
MIRES, Fernando. La Revolución que nadie soñó o la Otra
Postmodernidad. Caracas: Editorial Nueva
Sociedad, 1996.
MORA, Pascual. La Escuela del Día Después. Grupo de
Investigación de Historia de las Mentalidades. ULA.
Tachira, 1997.MORALES, Salvador. El Eurocentrismo en la Literatura
Histórica. Revista. Planiuc. 1981, Universidad
de Carabobo. Año 10. No- 15.
MORENO, Alexander. El Tesista de postgrado. Sus Aliados y sus Verdugos. (y
otras reflexiones sobre educación
avanzada) Rubio Venezuela: UPEL – Instituto Pedagógico Rural
Gervasio Rubio, 2000.
MORENO, Isidoro. La Falacia de los Estado Nacionales: Etnias, Clases Sociales y
Estado en América
Latina.. Eurocentrismo y Descolonización de la Historia. Venezuela:
Fondo Editorial Tropikos, 1994.
MORLES, Víctor. Universidad, Postgrado y Educación Avanzada.
1996.
MUÑOZ, José. Las Practicas Pedagógicas y sus Relaciones de
Poder. Pedagogía Discurso y Poder. Bogota:
Corprodia, 1990.
NARADODOWSKY, Mariano. El Ocaso del Modelo Totalizador. Educación,
Cultura y Política. U.C.V.
Caracas.
NOVAK, Joseph. Aprendiendo a Aprender. Barcelona-España: Roca Editores,
1982.
NUSSBAUM, Martha. Patriotismo y Cosmopolitismo. Los Limites del Patriotismo.
Barcelona-España:
Paidos Editores, 1999.
OLIVER Carbonel, Charles. La Historiografía. Mexico: Fondo de Cultura
Económica, 1993.
OHMAE, Kenichi. El Fin de los Estados Nacionales Chile: Editorial Andrés
Bello, 1997.
ORCAJO, Angel. Posmodernidad o la Fractura de las Ilusiones. Valencia
Venezuela: Publicaciones de la
Universidad de Carabobo, 1998.
PADRÓN GUILLEN, José. Tres Criticas las Doctrinas del Paradigma
Emergente. Caracas, Venezuela:
CIECH UNESR, 1997.
PÉREZ, Juan. Entre la Utopía y la Paranoia. Revista Occidente.
1998, No.- 206. Barcelona-España.
PINILLOS, María de las Nieves. El Triunfo de Pauw. Revista
Latinoamericana, 1993, No.- 26. UNAM.
México.
PINO ITRURRIETA, Elías. LaMentalidad Venezolana de la Emancipación
Colección Nueva Historia
Caracas- Venezuela: El Dorado Ediciones, 1991.
POPPER, Karl Biper. La Sociedad Abierta y sus Enemigos. España:
Ediciones Orbita S. A.., 1984.
POZO, Juan. Aprendices y Maestros: La Nueva Cultura de Aprendizaje. Madrid:
Alianza Editorial, 1996.
RAMOS, J.A.. Historia de la Nación Latinoamericana. Peña Lillo
Editores, 1975.
RAMOS y RIVERA Luis F. Nuestra Historia en el Folklore. Caracas: Monte Avila
Editores, 1970.
REIMER Everett. La Escuela ha muerto. Alternativas en materia de Educación.
Barcelona – España:
Editoriales Guadarrramal. Punto Omega, 1981.
REX CRAWFORD, William. EL Pensamiento Latinoamericano de un siglo.
México: Editorial Limusa –
Wiley. S.A., 1966.
RIFKIN, Jeremi. El Fin del Trabajo. Barcelona España: Paidos Editores,
1997.
RODRÍGUEZ, Omar. Sistemas Etnicos y Cultura Popular. Venezuela:
Tradición en la Modernidad. USB.
Caracas: Fundación Bigott, 1998.
SOJO, Juan Pablo. Estudio del Folklore Venezolano. Biblioteca de autores
Mirandinos. Los Teques-
Venezuela. 1986.
STRAUSS, Rafael. Antropología, Historia y Mentalidad: El Cambio y el no
Cambio. Venezuela Tradición
en la Modernidad. Caracas: Editorial USB. Fundación Bigott.
STOKE, Willian. El Drenaje de los Pensadores. Cuadernos Americanos. 1993, No.-3
9. México.
THOUNIS, F. Estrategias de Desarrollo. Rev. Nueva Sociedad. No.-125. Caracas.
1993.
TORO Hardy. Alfredo. Diario El Globo. 04-05-1993.
TOIMBEE, Arnold. Estudio de la Historia. Tomo IV. Madrid: Alianza Editorial,
1980.
STALLBRAS, Julian. Formas de identidad en el Ciberespacio. Revista Occidente,
1998, N° 206 Barcelona,
España.
SKINNER, Quentin. ElRetorno de la Gran Teoría en las Ciencias Humanas
España: Alianza Universidad,
1988.
TELLEZ Magaly. Educación, Cultura y Política. Ensayos para la
comprensión de la historia de la Educación en
América Latina. Caracas, Venezuela: Universidad Central de Venezuela,
1997.
UGAS, Gabriel. La Ignorancia Educada. Taller permanente de estudios
epistemológicos en ciencias sociales. San
Cristóbal Venezuela. 1997.
VARGAS ARENA, Iraida. Las Pequeñas Cosas Olvidadas de la Cultura
Popular. Tradición en la
Modernidad. Caracas: Edición USB-Fundación Bigott, 1999.
VASCO MONTOYA, Eloisa. Pedagogía, Discurso y Poderes. Colombia:
Editorial Magisterio, 1996.
VASCO MONTOYA, Eloisa. Maestros Alumnos y Saberes. Investigación y
Docencia en el Aula
Cooperativa Editorial Magisterio, DIIE CEP. 1997.
VASQUEZ, Eduardo. Racionalismo y Modernismo. Revista Tharsis. Biblioteca
U.C.V. Caracas. 1997.
VATTIMO, Gianni El Fin de la Modernidad Nihilismo y Hermenéutica en la
Cultura Posmoderna.
España: Editorial Gedisa, 1988.
VILLEGAS, Abelardo. La Dialéctica entre la Dictadura y la Democracia en
el Pensamiento
Latinoamericano. Latinoamérica. 1993, No.- 26. México: UNAM.
VILLEGAS, Silvio. La Investigación Histórica en Venezuela:
Alcances y Limitaciones. Boletín de
Academia Mérida. Venezuela. 1996.
VILLORO, Luis. Creer, Saber Conocer. México: Siglo XXI Editores, 1996.
WEBER, Marx. Ensayo sobre Metodología Sociológica. Amarrotu
Editores, (s/f).
ZEA, Leopoldo. Revista Nueva Sociedad. 1995, No.- 139, Caracas.
ZUBRITSKI, Yuri. ¿Descubre América la Ciencia Ficción?.
Revista América Latina. Academia de Ciencias
de la URSS. 1974, Edit. Progreso. N.o- 01.