Yo nací en el mero centro el 7 de diciembre de 1910 en el Barrio de la Luz, en
una casa que ya no existe, ahora son casas de vecindad, así muy feas. Entonces
era un barrio de personas más acomodadas, mi abuelo tenía un molino de harina
de trigo, se apellidaba Tapia. Y allá nacieron mis hermanas gemelas, antes que
yo, luego nací yo a los dos años. Ahora que estoy vieja, mis hermanos casi
todos ya murieron, nada más tengo al más chico,
que viene de Veracruz
y una hermana que es la más chica de las mujeres, sólo quedamos tres.
Nací en la Primera Calle de la Luz número 11, a la mitad de la calle había dos leones,
en la azotea de mi abuelo. Luego mi papá compró en la colonia Humboldt y nos
fuimos para allá, donde nacieron los demáshermanos.
Yo nací el año en que inicia la Revolución. Dice mi mamá que, como entonces no podían salir las mamás a la
calle hasta que no tenían 40 días, mis papás, que no estaban casados por el
civil ellos, nada más por la iglesia, mi papá me llevó al registro civil, pero
le pusieron “hija natural” de José Cid de León. Y mamá no. Por eso soy nomás
hija natural, porque le preguntaron a mi papá si no estaba casado y dijo “no,
nada más por la iglesia”, entonces es hija natural. Nada más yo, los demás no,
nada más a mí, porque dice mi papá que en esos años quién sabe qué pasaría y me
registraron así, pero no tenía yo mamá sverdad? Decía: “José Cid de León,
soltero” scómo va a ser soltero? Hasta que se casó mi hermana Rebeca se casaron
mi mamá y mi papá, cuando se casó una de las gemelas por el civil, entonces fue
cuando mis papás se casaron por lo civil. Desde entonces ya no fuimos “hijos
naturales”. Después mi mamá nos llevó a registrar en México como hijos legítimos y ya después no sé.
Murió mi mamá, no se dónde quedaron los papeles, se los dieron a una hermana
mía, luego esa hermana murió, se los dejó a la otra hermana, total se
desapareció el papel. Me tuvieron que volver a registrar. Tuve que ir a juicio,
je, je.
Mi abuelo nunca me dijo Judith, porque yo nací el día de Santa Bárbara y él me
decía Bárbara, hasta que se murió, siempre me dijo Bárbara, Barbarita. “sPor
qué si es Judith?”, porque nació ese día y ese día es de Santa Bárbara y tiene
que ser Bárbara. “No, papá, si esAna María Judith.”
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Dice mi mamá que a la hora del bautizo no me
querían bautizar, porque como
nada más era Judith, el padre dijo: “no, con ese nombre no.” Entonces por eso
me pusieron Ana María. Pero mi abuelo decía que era Bárbara Judith, entonces me
quitaron el Bárbara y nada más me dejaron Ana María Judith.
El Barrio de la Luz era un barrio muy bonito de personas así como
aquí, familiares, no había vecindades como
ahora. Le decían la Primera Calle de la Luz, luego la Segunda Calle de la Luz.
Después salía uno al Parián, en el centro, así
que no estaba muy lejos del centro ese barrio,
con su iglesia muy bonita, con una imagen muy hermosa, allí dice mi mamá que se
casó, ahí nacimos, nos bautizaron, así que somos del Barrio de la Luz.
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|Iglesia de Nuestra Señora de la Luz. |Archivo |
|Avenida 2 Oriente 1402 |del |
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Los domingos íbamos a misa, pero casi mi papá nos acostumbró a ir a distintas
iglesias; en el Barrio de la Luz íbamos al catecismo, nos llevaban, pero los
domingos íbamos a San Francisco, a los Remedios, la Catedral, La Concordia,
esas iglesias de por allá.
En el Paseo de San Francisco se comían las chalupas en esos años, y entonces sí
eran muy buenas chalupas, con sus comales, con sus tortillitas, las pellizcaban
las personas, no les ponían queso sino su carnita deshebrada.
Mi abuelo tenía el Molino de Trigo “La Luz”, era un señor muy amable, muy
caritativo, porque en esos años la gente era muy caritativa con los pobres. Así
es de que los miércoles, como eran muy devotos de la Virgen de la Luz, iban las
personas y hacían su cola, y ya lesdaban su dinero, no sé cuanto les daría, y
como tenían fábrica de sopas, de pastas, de todo eso, les daban sus sopas para
que se las llevaran, como caridad.
Ellos, dijo mi abuelo, eran de Chautla de Tapia, no eran de aquí de Puebla,
allá nacieron ellos. Ya después su papá, el bisabuelo mío, hicieron ahí el
molino de harina, pero también manejaban trigo, les iba muy bien, sacaban la
harina, sacaban una cosa del
trigo con la que unas personas a los que se lo regalaban hacían unos cocoles
que llamaban raspabuches. Era un cocol así, pero era de pura cáscara de eso.
También de panela, así es de que había unos panaderos que eso hacían, y ya
ellos le llevaban a mi abuelo, como
agradecimiento, el pan de cemita y así.
Mi papá siempre trabajó en una tienda de ropa, La Primavera, que estaba donde
está el portal, hay un banco ahora, creo. Era una tienda muy grande, de
franceses, mi papá era jefe de mostrador y los empleados le llevaban la nota.
Se acostumbraba que las modistas iban a comprar las telas con la persona a
quien iba a hacer el vestido. Entonces ahí escogían y ya ellos bajaban las
telas y medían los metros que decía la modista. Ahí trabajó muchos años mi
papá.
Mi abuelita materna, Trinidad se llamaba,
murió cuando yo tenía tres años. Me conoció pero yo tenía tres años y ya no la
conocí. Ni la de mi papá tampoco. Nomás conocí a mis dos abuelos. Mi abuelo
paterno era un señor José Cid de León, era dueño de un rancho de El Cristo,
pues siempre fue heredó eso de su papá,sembraban maíz y todo lo que se
siembra de semillas. Y ya luego las vendían en sus carretas, pues en esos años
no había camiones, eran puras carretas, y ahí repartían los bultos. De eso sí
me acuerdo. Íbamos al Cristo desde el viernes. Salíamos del colegio y ya en la
tarde nos traían al Cristo, en una carreta, precisamente, con colchones, ahí
nos echaban a todos los chamacos. Las personas grandes viajaban entonces en
unos coches de caballos blanco y negro, otros de otro color, cuadraditos, y
otras que les decían calandrias, eran abiertas, ahí iban las muchachas ya
grandes, muy arregladas, las llevaban a la hacienda porque así se acostumbraba.
En el Cristo hacían barbacoa, las muchachas bailaban, porque entonces había
pianos, cantaban, aunque no iban orquestas. Yo me acuerdo que todos tocaban
piano, las muchachas, los jóvenes, y uno, como
chamaco, pues a veces se metía uno a oír pero luego se salía, otra vez a jugar
por ahí. Pero sí eran bonitos esos días de campo que hacían las personas. Había
caballos, burros, pollos, todo había, guajolotes, pavorreales tenían también,
si era bonito. Los dos abuelos siempre tuvieron eso. Muy buenos abuelos los
dos, eran muy buenos.
Mi mamá iba a ser concertista de piano, pero se casó y ya no. Por eso no hacía
nada más que puro piano. Tocaba el piano precioso.
En la casa de mi abuelo había pianos de cola y piano de tres colas, había dos
pianos. Uno estaba en una sala por allá y el otro por allá, así es que llegaban
las señoritas, las jóvenes ypuro piano tocaban. Como mi abuelo tenía mucho dinero tenía dos
pianos.
A nosotros mi papá nos compró, primero que nada, un piano vertical. Bueno, para
el estudio. Aprendimos y lo que usted quiera. Y después mi papá vendió ese
piano y compró una pianola, porque se estaban usando y le fueron a enjaretar a
mi papá la pianola. “No que mire, señor, es mejor la pianola, que el piano,
pianola.” Claro que nosotros, al ver la pianola, dejamos el piano. Lo tocábamos
y todo, pero ya no. Pero sobre todo la escuchábamos con los rollos que tenían
agujeritos y ya después con los puros pies. El maestro Alfonso Limón le dijo a
mi mamá: “Mire, doña Lucha, el solfeo las muchachas ya ni me lo dan, porque con
esta pianola que compró su papá a mí me da no sé qué venir a dar la clase de
piano, porque no estudian ni el solfeo ni nada, yo ya no quiero cobrar”, así
dijo, porque ya nomás es pura pianola y pianola. Mi papá dijo: “bueno, pues a
mí me la vinieron a ofrecer, y yo dije, pues sí.” Después quién sabe qué les
pasó a las pianolas, desaparecieron también.
Yo estudié antes les decían parvulitos, había unas monjas que vivían en la
calle de Estanco de Hombres, así le llamaban (y otra de Estanco de Mujeres),
saliendo así para el mercado la Victoria,
ahí estaban. Y por allí estaba en una calle que se llamaba la calle de Camarín,
por el hospitalito, por ahí había unas monjas y nos llevaban a los parvulitos,
nos llevaban unas sillitas para que allí nos sentaran. Y ya luego nos fuimos al
Teresiano, mimamá nos mandó al Teresiano, pero ya de internas, pues como estaba bastante
lejos, para no ir, nos internaban. Estaba en Santa Teresa y eso era lejos del
Barrio de la luz, luego que nos cambiamos a la colonia Humboldt, estaba aún más
lejos. Por eso nos internaron.
Nos íbamos toda la semana y ya el viernes iban por nosotras para ir a nuestra
casa. En el internado nuestra vida era muy bonita, nos paraban temprano, a las
seis de la mañana al baño, a la misa, a comulgar, todos los días nos teníamos
que reconciliar con el padre, pero era bonito. Ya a las ocho nos juntábamos
para las clases con las monjitas, porque eran religiosas, no sé si serían maestras,
pero eran puras monjas. En esos años eran puras monjas, unas decían que eran
capuchinas, otras decían que venían de quien sabe qué partes, venían las
monjitas a enseñar y así acabamos toda la primaria, que ahí no se llamaba
primaria, entonces le decían primer grado y segundo grado. El primer grado era del primero al cuarto
año; el cuarto, quinto y sexto eran el segundo grado y ya salía uno con eso.
Pero no le decían primaria. Al terminar las clases nos llevaban al comedor, a
las grandes las ponían a ayudar a la mesa, a las chicas no. Una grande pues
tenían que peinar a una chica. Y venían de Atlixco, de Tehuacán, de Veracruz
venían de internadas, pues las que podían. Cuando hacían fiesta, pues ya nos
llevaban a algunas, no todas. Había una monjita muy buena que sí nos consentía
de todo, no nos regañaba. Decía “no-madre, yo las cuido”Bueno susted se hace
cargo de ellas?” “Sí, madre yo”. Las otras eran unas regañonas, pero ella no,
la pobrecita, era muy buena con nosotros, la madre Agustina, pero no era
Agustina, era no me acuerdo de su nombre, porque como les cambian el nombre Cuando iban a
ser religiosas las acostaban en el piso, las vestían de blanco, como novias, y el padre
les rezaba y les decía que morían para el mundo, las que se querían ir de
monjas. Ya después las vestían de novicias y luego, creo que a los dos años, ya
les ponían sus hábitos; pero primero eran novicias, y si se arrepentían, pues
volvían al mundo, si no seguían de religiosas. Yo vi esa ceremonia varias
veces. Nos poníamos a rezar y eso, porque a las chiquillas nos ponían adelante
para ver la ceremonia, y a las grandes las ponían a los lados, porque había
bancas así y así, como éramos muchas las del internado, todas veíamos eso. Y
sí, había muchachas que se querían ir de monjas, pues de ahí ya no salían.
Había una madrecita que dice que desde que llegó de niña nunca volvió a salir
al mundo, no sabía ni qué era el mundo. Varias así les pasó, por eso cuando las
sacaron de los conventos fue muy impresionante para ellas. Cuando el viejo
Calles sacó a las monjas Decía la madre superiora cuando le regalaban de las
fábricas un montón de hebras, así, nos decía la monjita: “vamos a desenredar la
conciencia de Plutarco Calles” sMadre quien es Plutarco Calles? “El presidente,
pero es malo con la iglesia”, nos decía ella. De las fábricas les regalabanesas
bolas, pero eran así, no se crea, enormes, y a estar sacando las hebritas
Cuando gobernó Plutarco Calles, en cada casa a escondidas, había misas. Ya
vivíamos en la colonia Humboldt. Entonces, iba un sacerdote a las casas y decía
la misa, pero muy discretamente, porque por eso a muchas personas les quitaron
las casas. Porque se las quitaban. El gobierno, donde sabía que había una misa,
les quitaba sus casas a las personas. Por eso es que también no había muchas
casas con misa, porque eran abusivos, rateros. Nos llevaban a escondidas. Allá
en la colonia Humboldt, un señor Centurión hacían misas. Había un padre Cedeño,
que era de la Compañía de Jesús, y lo buscaban para apresarlo y matarlo.
Entonces él pintó todo lo que es la Compañía y entraban y le preguntaban, y él
era, pero estaba con su overol y no lo reconocían. Nos platicaba mi mamá que
una criada que llevaba una vajilla china, un jueguito chino de porcelana, que
se cae y se le rompe,.. la muchacha estaba llorando y viene el padre y la
encuentra ahí. Por entonces era el colegio del
Espíritu Santo, la Compañía. “sQué te pasa?”
Ay, mire padre, ya rompí esto. Dicen que cogió los pedacitos, se los acomodó,
se los cubrió con la servilletita y le dijo: “Tú ve, los entregas y le dices
que se te rompieron”. No padre “Tu ve y entrégalos”. Y que va y las tacitas
estaban enteras. Dicen que él hacía milagros. Era el padre Cedeño, así se
apellidaba, no me acuerdo su nombre. Entonces, todo lo que ve usted que está en
la Compañía, elpadre Cedeño lo hizo, todo eso de los techos, como estaba con su overol no lo reconocieron,
porque si lo hubieran reconocido, pues yo creo que sí lo hubieran hasta mandado
matar, porque era decían las gentes que era un santo. Y eso platicaban. Ahí
hice yo mi primera comunión, en la iglesia de la compañía, junto a mi hermano,
los dos, pero era ese señor Calles malo.
Y conocí al padre Cedeño. Era un santo, sí, era un padre viejecito, muy hermoso
y en esos años nos decía a todos: “no, no es pecado eso” Padre, que vimos
esto, que nos fuimos allá. “No, no es pecado, no”, decía. Ay padre, fuimos al
cine a escondidas. “No, no es malo, ustedes digan en sus casas que van al cine,
por qué tienen que esconderse.” Padre, que no nos dejan. “Ustedes díganles a
sus papás que tienen que ir. No digan mentiras.” Sí, era un padrecito muy
bueno. Pobrecito, se murió. Y tuh!, fue una cosa hermosísima cuando se murió el
padre Cedeño. Lo velamos ahí en la Compañía. No en la iglesia, en la capilla de
adentro, donde estaba el Santísimo. Había monjas, y nos llevaron a todos, toda
la escuela no, unas cuantas nada más estuvimos en el velorio. Ya en el entierro
sí nos llevaron a todos al panteón. No me acuerdo de qué moriría, pero
confesaba muy hermoso, muy bonito.
Ya como a los
12 años me sacaron de la escuela de monjas, porque no servían los documentos,
no los reconocían, entonces mi mamá me sacó a mí a esa edad para cursar el
quinto y sexto, porque decían que estaba muy atrasada porque las monjas nonos
enseñaban otras cosas más que rezar. Entonces pasé a estudiar a la Arteaga,
donde cursé el quinto y sexto año. Todavía está la Arteaga por el Portalito, de
este lado, y ahí dice Escuela Arteaga. Ahí terminé mi primaria.
Ya, dejé de estudiar, porque antes decían “Para
qué vas a estudiar, si te vas a casar. Hay que aprender las cosas de la casa”.
Pero sCómo nos vamos a casar, mamá? “Sí, la mujer es para casarse.” Y sí,
todas nos casamos. “Si no, no saben llevar una casa.” Mi papá le decía: “No me
las pongas en la cocina porque no van a ser cocineras.” Mi mamá respondía: “No,
déjalas, porque si se casan con un pobre lo saben hacer, si se casan con un
rico, lo saben mandar.” tCómo me acuerdo de eso!
Mi mamá no entraba a la cocina, pero le decía a la cocinera: “Pones a la niña a
que haga la pasta, le pones esto, le pones aquello” pero ella no entraba,
pero eso sí, mandaba. Eran muy chistosos antes porque hacían una lista de todo,
de los almuerzos, de los desayunos, la sopa. Les daban una lista y ahí la
cocinera veía lo que hacía, para que no se repitiera seguido lo mismo. Así que
ahí, para no estar preguntando, las señoras les decían: “ahí tienes la lista”.
Así era entonces, bueno, la mayor parte así era, así eran las amigas de mi mamá
con sus cocineras, mientras ella iba por mi papá al zócalo, yo creo, así iban
las señoras esperando a los señores que salieran, luego ya se iban a la casa a
comer, y así se usaba.
Los muchachos la veían a una y nos seguían a dondefuera. Ya, uno los veía. “No,
que te persigue a ti”, “no, que te persigue a ti”. Y ellos eran los que
caminaban, porque uno no. Si algún joven quería andar con una joven, pues la
tenían que seguir a donde vivía para darse cuenta, los que tenían coche, pues
en coche, los que no, pues no, pero la seguían a una. Nos llevaban a pasear al
zócalo, pero sólo en la primera calle, que da al portal, nada más en esa acera,
en las otras no. Ahí era el paseo y nomás los domingos se paseaban las
muchachas ahí. Las grandes, que tenían sus novios.
Había unos bailes que hacían los de la Compañía de Luz, lo hacían en un lugar
que estaba por allá por el Casino Español. Los españoles hacían sus bailes en
el Casino Español, y luego los de la “Compañía de Luz”, como eran cajeras, los
hacían en La Receptora, por la 22 Poniente, por ahí. No sé por qué le decían la
Receptora, porque había agua o cosas de luz, me parece. Allí hacían ellos
también unos bailes y en tiempos de luna hacían las lunadas. Orquestas y hasta
pianos llevaban. En unos camiones llevaban los pianos, iba ese señor Campos, Carlos Campos,
que tenía una orquesta preciosa. Y hasta llevaba gallo a las muchachas: “Morir
por tu amor”, “Perjura”, “Júrame”, que la cantaba José Mojica. Cuando vino al
teatro aquí en Puebla
fuimos a verlo, a José Mojica. Se pagó la entrada y costaba cara. No sé cuánto
pagarían mis hermanas, eso sí no sé. Precioso que cantaba José Mojica.
Mire, nosotros, ve que está la iglesia de San Francisco
y ahí arriba, donde esahora una escuela, era el hospital militar, ahí estaban
los militares, así es de que no era como
ahora, en un cerro, no. Al principio, cuando yo era niña, ahí era el hospital
militar, ahora es una escuela de niños, me parece.
En el Paseo Bravo había una plaza de toros, sí, pero había una primero en la 3
Poniente, la primera que hicieron. Era una plaza de toros. Luego hicieron otra.
Era un campo de béisbol porque jugaban los muchachos béisbol, entonces era más
béisbol que fútbol; por ahí había un campo de béisbol. Estaba el Estanque de
los Pescaditos, había un estanque muy bonito y había pescados. Era de una
familia Anaya, que eran amigas de mi mamá, pero había pescados y era muy
bonito.
De la Humboldt nos cambiamos a la 22, lo conocí porque él era ferrocarrilero,
porque una tía vivía en un departamento de Paseo Nuevo, y ellos vivían en el
otro departamento. Unas tres señoritas y él, eran huérfanos, su papá vivía en Cholula con la segunda
esposa, pero él vivió siempre con sus hermanas. Dilató 37 años en el
ferrocarril, nada más que, hasta que murió lo jubilaron, por eso yo tengo la
jubilación, como
luego después, no sé que pasó, se lo dieron al gobierno, lo cogió el gobierno,
pero antes tenían servicio médico, de ellos, un hospital, el Colonia, de todas
las especialidades. Teníamos todas las prestaciones, pero después quién sabe cómo
fue que pasó al gobierno, desde entonces se le quedaron los ferrocarriles al
gobierno. Mi esposo se preguntó: “qué haremos, yo siempre hetrabajado, desde
los 14 años, como
ferrocarrilero, a dónde voy a trabajar, si no sé otra cosa.” Pero después volvió
a seguir trabajando, porque se arregló aquello, hubo muertos, quién sabe
cuántas cosas pasaron, pero porque veían que una persona estaba pintando algo
en los carros, lo mataban o lo desaparecían en esa huelga que hubo, creo que
también hubo de médicos, de maestros, no sé por qué fue esa huelga, no me
acuerdo, pero fue entonces que andaban todas las personas muy mal.
El primer cine que hubo aquí fue el Cine Lux, que estaba donde después por
mucho tiempo se pagó la contribución, que ya no. En la esquina del portal, ve que está
un edificio en la esquina, adelantito de ese edificio estaba el cine Lux. Fue
el primero que pusieron ahí. Ya después hubo otros: el Colonial, el Reforma.
Para el Reforma, como
mi papá tenía ladrillera, le mandó a Gabriel Alarcón todo el ladrillo para
hacer ese cine. No me acuerdo ya en qué año hicieron ese cine. Ahora es una
tienda de ropa o quién sabe qué cosa es ahí. Ya después los cines fueron de
Manuel Espinosa Iglesias, de su papá. Había uno en la 6, que decían que era “el
de los pobres”, el Constantino y después otros, los demás. De novios, sólo tres
veces hablé con él, porque mi mamá decía que tenía que usar el teléfono, no me
dejaban verlo porque decían que no, “que te va a dejar sin comer, que es muy
pobre” No, mamá, decía yo, sí y trabaja. Él me dijo: “Yo gano siete pesos
diarios, así es de que, pues no. Pero como
no me dejaban verlo, pues por esome casé pronto, porque él dijo “no”. Tres
veces entró a pedirme, la segunda y a la tercera me casé, porque dijo: “No,
pues, si no la dejan ver Dijo: “Te me pusiste difícil”, no es que me pusiera
yo, no me dejaban. Y bueno, pues yo dije: me casaré. Si salía yo a la calle, me
decía, pide permiso sola. “Mamá, voy a comprar unos encajes”. “Catalina,
acompaña a la niña a los encajes.” “Y por qué vienes acompañada” Pues por qué,
porque me mandan
acompañada. Íbamos al cine, que entonces era el cine Reforma, y bueno, pues las
dos grandes llevaban a los novios, la otra también, pero yo no, yo era la
chica, yo no, así es de que María Luisa, sí.
Foto: Archivo del Consejo|
|Cine Lux. Calle 2 Norte. |del Centro Histórico |
|De 1563 a 1600 la Calle 2 Norte se le conoció como “La Calle de la
Carnicería”, por encontrarse la
|Carnicería Pública, como Calle de la Sierpe, lo cual fue por haber tenido
pintada una serpe en una de sus
|paredes; Calle de San Joseph por conducir ésta al templo de San José de 1612 a
1627 y Calle de los
|Mercaderes, de 1634 a 1883, porque vivieron en ella 16 mercaderes. ( Dr. Hugo
Leicht, las calles de Puebla
|pag. 238-242)
sCómo lo veía yo? No lo podía ver, así es de que, aunque lo veía yo de lejos,
nos veíamos nada más así. Pero vernos para platicar, no. Por teléfono, decía mi
mamá. Si no es por el teléfono yo creo que no me caso. Y sí, nos hablábamos
todos los días, que eran unos teléfonos de palo, unas cajas grandes así que
“triiinnng!” Unos timbrotes de este tamaño. Pero sí se oía, pero eran como unas cajas así de madera,
grandes y ya luego vinieron los otros como
de cajita, y luego ya vinieron los de la Mexicana, de mesa. Y tuvimos Mexicana
pero no por mi papá, que prefería nomás Erickson. Desde que yo me doy cuenta,
Erickson siempre fue nuestro teléfono, pero como mi hermana tuvo un novio que
trabajaba en México y era jefe, mando poner una Mexicana, porque, pues, él
hablaba sno? Y él nomás trabajaba hasta el viernes. El viernes venía de México
y se estaba aquí, así es de que por eso teníamos dos teléfonos, Mexicana y
Erickson, pero mi papá no pagaba Mexicana, el novio lo mandó poner para hablar
con mi hermana. Si hablaba, pues él pagaba. Y ya les contábamos a los amigos
que tenían Mexicana, y si ellos tenían también Mexicana, pues hablaban también.
Pero en esos años mi papá dijo “no, qué teléfono ni que nada”, pero no-papá, lo
va a pagar él. “Ah, bueno”
He conocido muchísimas partes, muchas, pero como
aquí nací, aquí nacieron mis papás y aquí he vivido siempre he ido por
elnorte, a Tijuana, he caminado hasta por allá,
pero no, no me acostumbro, ya me acostumbré a mi Puebla. Tuve un hijo que se fue a Ixtepec,
se casó, un hijo piloto aviador, e iba yo a Ixtepec, Oaxaca. Fui a Laredo, Texas, porque a mi
esposo, como era del tren, le daban nuestro pase, y en las vacaciones íbamos a
varias partes del norte; más el norte que el sur, que conocí después: Laredo,
Texas, San Diego, California, todo eso conocimos por allá, pero yo me quedo con
Puebla.