El 6 de septiembre de 1930 el general
José F. Uriburu encabezó el primer golpe de Estado de
la historia argentina, derrocando al segundo gobierno constitucional
de Hipólito Yrigoyen.
En marzo de 1931 se realizaron comicios para elegir
gobernador en la provincia de Buenos
Aires y en esa oportunidad los radicales
volvieron a triunfar. La reacción del gobierno fue
inmediata: las elecciones fueron anuladas y el radicalismo fue
proscripto. Desde entonces y hasta 1935 el radicalismo
quedó excluido de los comicios. Luego, para evitar un nuevo triunfo del
yrigoyenismo, los conservadores y sus aliados recurrieron al fraude. A lo largo
de toda la década del
30 el régimen político se sostuvo sobre la practica
sistematica del
fraude electoral. Es por eso que este periodo fue
denominado 'década infame' por los opositores del régimen; en
tanto no faltaron quienes defendieron el 'fraude patriótico'
para impedir resurgimiento de 'las masas ciegas'.
El fin del fraude llegó con la elección de febrero de 1946, en la
que la fórmula Perón-Quijano, del recién conformado
Partido Laborista, triunfó con un 52% de los votos. Juan
D. Perón asumió entonces la Presidencia de la Nación.
Es importante destacar el reconocimiento y la notoria ampliación de
derechos que tuvieron lugar durante el primer gobierno
peronista (1946-1952). En cuanto a los derechos políticos, el
acontecimiento mas relevante fue la sanción en el año 1947
de la Ley número 13.010, masconocida como 'ley de voto
femenino', que equiparó los derechos políticos entre hombres
y mujeres. En las elecciones generales de 1952 (en las que Juan D. Perón
fue reelecto) las mujeres argentinas, ejerciendo su
nuevo derecho a elegir y ser elegidas, votaron por primera vez, y las primeras
legisladoras asumieron sus cargos públicos. Se alcanzaba así el
punto mas inclusivo en la historia argentina
en materia de ciudadanía política.
El ejercicio de esta ciudadanía encontró,
ademas, nuevos modos de expresión. La participación
activa de los sectores populares en la vida política se manifestó
mas alla de las urnas, impulsada a través de la constante
organización y movilización a las que apelaba el gobierno, y que
dentro de algunos sectores del peronismo se denominó 'democracia
participativa'. Sin que se recurriera formalmente al plebiscito -es decir,
a la consulta popular sobre un asunto
específico a través de un comicio-, muchas de las acciones de
gobierno fueron acompañadas por una convocatoria al movimiento de masas,
que generalmente se traducía en una concentración en Plaza de
Mayo.
La oposición al peronismo
No obstante lo señalado sobre su primer gobierno, el peronismo
generó también profundos rechazos y oposiciones en diversos
sectores sociales. Por un lado, la política
agropecuaria llevada adelante afectó el poder de algunos segmentos de
las clases altas tradicionales. Por otro, a ese
descontento se sumó la irritación de otros sectores de las clases
altas -e incluso medias- por las formas dedemocratización social. Estos
sectores reaccionaban frente a la apropiación popular de ambitos
y practicas culturales que hasta ese momento
habrían estado reservados a algunos pocos. Ejemplo de esta reacción
fue la denominación de 'aluvión zoológico' con
que se refirieron a esta 'aparición' repentina en los espacios
públicos de los 'cabecitas negras', como cariñosamente
llamaba Eva Perón a los trabajadores humildes.
Pero el cuestionamiento mas radical que generó el peronismo tuvo
su origen en las modalidades y practicas
autoritarias del
régimen. Los opositores fueron reprimidos de diversas maneras: despidos
laborales, encarcelamientos, censura, entre otras.
Así, durante los años del primer gobierno peronista se fue
conformando un mapa político marcado por la
adhesión-oposición al régimen. Mientras los sectores
populares eran los protagonistas indiscutidos de la adhesión, en la
oposición se excomulgaron -mas alla de su
extracción social- sectores de diversas tradiciones ideológicas:
liberales, radicales, comunistas, socialistas, entre otros. Para los
opositores, las practicas públicas que desde el Estado se
imponían y alentaban (las recurrentes convocatorias a Plaza de Mayo, la
'peronización' de la administración pública y la
educación, la exigencia de afiliación al partido y de
exhibición del 'escudito' peronista, las manifestaciones
celebratorias del líder y de su esposa cuyos nombres fueron impuestos a
estaciones ferroviarias, calles, plazas y hospitales, etc.) se asemejaban
demasiado a lassostenidas por los regímenes totalitarios que
habían azotado a Europa antes y durante la Segunda Guerra Mundial,
especialmente el facismo y el nazismo.
La polarización entre peronismo y antiperonismo se agravó durante el segundo mandato (1952-1955) signado,
ademas, por la crisis económica, el conflicto entre el gobierno y
la Iglesia y la exacerbación del
autoritarismo.
La proscripción del peronismo
El 16 de septiembre de 1955, las Fuerzas Armadas lideraron un nuevo golpe de
Estado autodenominado 'Revolución Libertadora' y Perón
partió al exilio.
En noviembre de ese mismo año la nueva
dictadura proscribió al peronismo. Esto significó,
principalmente, la exclusión del Partido
Peronista de futuras elecciones, la prohibición de nombrar
públicamente a Perón y a Evita, de exhibir símbolos
peronistas, etcétera.
El golpe de Estado contra del segundo gobierno peronista y
la ferocidad de la represión que lo acompañó (que
incluyó fusilamientos de civiles) provocaron un profundo malestar social
que con el tiempo no hizo mas que agravarse. La proscripción del movimiento peronista y el
exilio de su líder dejaron sin posibilidad de representación
institucional y pública a la identidad política mas
extendida del
país. Después del derrocamiento de Perón en 1955, los
gobiernos que se sucedieron, tanto los impuestos por la fuerza como los surgidos de elecciones, carecieron de
consenso y fueron considerados como
ilegítimos por importantes sectores de la población. La
proscripción del peronismo duró hasta
1972.