DISCURSO DE ANGOSTURA
15 DE FEBRERO DE 1819
El período que va de 1816 a 1818, fue muy complicado para Simón
Bolívar, pues fue una etapa en la que debió enfrentar conflictos
que marcaron la guerra Hispanoamericana como lo fue derrotar a España en
el campo de batalla, controlar los focos de insubordinación de los
caudillos en sus propias filas y enfrentar el peligro de una guerra racial.
En 1817, el Ejército Patriota conquista Guayana, triunfo que dio un
viraje a la lucha independentista de Venezuela, en medio de las dificultades
que implicaba el hecho de que las tropas realistas al mando de Pablo Morillo
controlaran el centro y el norte -donde se ubicaba el corazón
económico y político de Venezuela- así como las
conspiraciones y desconocimiento de la autoridad del Libertador, por parte de
algunos de sus jefes militares como Juan Bautista Arismendi, Santiago
Mariño, José Francisco Bermúdez y Manuel Piar.
La conquista de Guayana y el Orinoco, y el avance a través de los
llanos, no era suficiente para Bolívar: tenía que tomar Caracas. Para ello,
necesitaba planificar una estrategia que desde ese momento comenzaba a tomar
cuerpo en la mente del Libertador:
La liberación e incorporación de la provincia de Guayana y la
declaración de Angostura como capital provisional del Gobierno de la
Tercera República, fueron decisivas en la estrategia geopolítica
bolivariana de conciliar conflictos e intereses con sus lógicas
antagónicas: asumir la potestad soberana como Jefe Supremo yser
reconocido el nuevo Estado soberano por los gobiernos americanos y europeos, en
condiciones de trato igualitario según lo establecía el derecho
público o derecho natural de gentes
En 1818, Bolívar expone ante el Consejo de Estado la imperiosa necesidad
de convocar a elecciones para la celebración de un congreso nacional como la vía mas expedita de encontrar una
salida a la situación de inestabilidad que para ese momento vivía
Venezuela.
Se decreta que las provincias que asistirían a la Gran Asamblea Nacional
serían las de Caracas, Barcelona, Cumana, Barinas, Guayana y
Margarita. Cada una de ellas estaría representada por cinco diputados
que sumaban un total de treinta. A pesar de la gravedad de las circunstancias y
del riesgo de una ataque por parte del ejército
enemigo, se llevaron a cabo unas elecciones en las que votaron civiles,
eclesiasticos y militares.
El 15 de febrero de 1819 se instala el segundo Congreso Constituyente de la
República de Venezuela, en la ciudad de Santo Tomas de Angostura,
provincia de Guayana, actualmente Ciudad Bolívar. Al acto de
instalación del Soberano
Congreso Nacional asistieron, convocados por el Jefe Supremo de la
República, Simón Bolívar, 26 de los 30 diputados electos y
distinguidas personalidades invitadas.
Acompañado de su Estado Mayor General, del Gobernador de la Plaza y
Comandante General de la Provincia, y de todos los Jefes y oficiales, el Jefe
Supremo entra al Salón de Sesiones donde es conducido a ocupar un sitio
de honor.
En lasesión inaugural, el Libertador inicia con la lectura de un
prominente discurso, cuyo objetivo principal era presentar los lineamientos
fundamentales de Actas del
Congreso de Angostura. Caracas.
Fundación Biblioteca Ayacucho y Banco Central de Venezuela, p.
XV. 2011 2
Este discurso proclamado por el Libertador Simón Bolívar, es
conocido como
su famoso Discurso de Angostura.
Un proyecto de Constitución que procuraba ser la mas adaptable a
las necesidades nuestro país.
El Discurso de Angostura esta considerado como
una de las mas destacadas piezas de oratoria y distinguida como una obra maestra del pensamiento político de
Bolívar, donde se analiza en profundidad la realidad de su tiempo.
Por lo rico y la excelencia de su contenido el Discurso de Angostura resalta
aspectos filosóficos, sociológicos del Bolívar historiador
y visionario que recrea de manera excepcional la situación
sociopolítica de su época y mas alla. Es un
Bolívar reflexivo, maduro en su pensamiento producto de años de
lucha que le permiten meditar sobre la situación de Venezuela de finales de 1818, y
poder evaluar los fracasos pero proyectando los aspectos positivos hacia el
futuro.
Bolívar comienza su discurso celebrando la instalación del Soberano Congreso:
Señor. ¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su
mando ha convocado la soberanía nacional para que ejerza su voluntad
absoluta! Yo, pues, me cuento entre los seres mas favorecidos de la
Divina Providencia, ya que he tenido el honor de reunir a losrepresentantes del pueblo de Venezuela
en este augusto Congreso, fuente de la autoridad legítima,
depósito de la voluntad soberana y arbitro del destino de la nación.
Deja ver en claro que no persigue ambiciones personales y procura devolver al Congreso
el poder supremo que le habían conferido:
…Solamente una necesidad forzosa, unida a la voluntad imperiosa del pueblo, me
habría sometido al terrible y peligroso encargo de Dictador Jefe Supremo
de la República. ¡Pero ya respiro devolviéndoos esta autoridad,
que con tanto riesgo, dificultad y pena he logrado mantener en medio de las
tribulaciones mas horrorosas que pueden afligir a un cuerpo social!
¡Legisladores! Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de Venezuela.
Vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a la felicidad de la
República; en vuestras manos esta la balanza de nuestros
destinos, la medida de nuestra gloria, ellas sellaran los decretos que
fijen nuestra libertad. En este momento el Jefe Supremo de la República
no es mas que un simple ciudadano; y tal quiere quedar hasta la
muerte…
Haciendo un registro del
pasado evalúa con contundencia su situación presente, y
sentencia:
Al desprenderse América de la Monarquía Española, se ha
encontrado, semejante al Imperio Romano, cuando aquella enorme masa,
cayó dispersa en medio del
antiguo mundo… Nosotros ni aun conservamos los vestigios de lo que fue en
otro tiempo; no somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre
los aborígenes y los españoles.
Uncido el puebloamericano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía
y del vicio,
no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de
tan perniciosos maestros las lecciones que hemos recibido, y los ejemplos que
hemos estudiado, son los mas destructores. Por el engaño se nos
ha dominado mas que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado
mas bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las
tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción;
la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia,
de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o
civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia
por la libertad; la traición por el patriotismo; la venganza por la
justicia. Semejante a un robusto ciego que, instigado por el sentimiento de sus
fuerzas, marcha con la seguridad del
hombre mas perspicaz, y dando en todos los escollos no puede rectificar
sus pasos. Un pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a
perderla; porque en vano se esforzaran en mostrarle que la felicidad
consiste en la practica de la virtud; que el imperio de las leyes es
mas poderoso que el de los tiranos, porque son mas inflexibles, y
todo debe someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no
la fuerza, son las columnas de las leyes; que el ejercicio de la justicia es el
ejercicio de la libertad…
A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado de gozo por los
grandes pasos que hadado nuestra República al entrar en su noble
carrera. Amando lo mas útil, animada de lo mas justo, y
aspirando a lo mas perfecto al separarse Venezuela de la nación
española, ha recobrado su independencia, su libertad, su igualdad, su
soberanía nacional. Constituyéndose en una República
democratica, proscribió la monarquía, las distinciones, la
nobleza, los fueros, los privilegios; declaró los derechos del hombre,
la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir…
Hablando del sistema de gobierno mas perfecto que debía regir los
destinos de Venezuela, Bolívar, reflexiona:
El sistema de gobierno mas perfecto es aquel que produce mayor suma de
felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad
política. Por las leyes que dictó el primer Congreso tenemos
derecho de esperar que la dicha sea el dote de Venezuela; y por las vuestras,
debemos lisonjearnos que la seguridad y la estabilidad eternizaran esta
dicha…
Un gobierno republicano ha sido, es, y debe ser el de Venezuela; sus bases
deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la
libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de
la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad para
refundir, digamoslo así, en un todo, la especie de los hombres,
las opiniones políticas y las costumbres públicas…
En cuanto al equilibrio de poderes, el Libertador exponía lo siguiente:
…el equilibrio de los poderes debe distribuirse de dos modos. En las
repúblicas el Ejecutivo debe serel mas fuerte, porque todo
conspira contra él; en tanto que en las monarquías el mas
fuerte debe ser el Legislativo, porque todo conspiran favor del monarca. La veneración que
profesan los pueblos a la magistratura real es un prestigio, que influye
poderosamente a aumentar el respeto supersticioso que se tributa a esta
autoridad…
Dadas las circunstancias reinantes en el momento, Simón Bolívar
hace un llamado a la unidad de todas las fuerzas vivas del país, al
respecto señala:
Para sacar de este caos nuestra naciente república, todas nuestras
facultades morales no seran bastantes, si no fundimos la masa del pueblo
en un todo; la composición del gobierno en un todo; la
legislación en un todo, y el espíritu nacional en un todo.
Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestros
ciudadanos es diferente, mezclémosla para unirla; nuestra
Constitución ha dividido los poderes, enlacémoslos para
unirlos…
El libertador, consciente del papel de la
educación como polo fundamental de
liberación de los pueblos, lanza su célebre sentencia:
La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del
Congreso. Moral y luces son los polos de una república; moral y luces
son nuestras primeras necesidades.
Finalmente, el Libertador resalta las bondades y riquezas de la región,
exaltando la grandeza de la América libre, y cierra su discurso haciendo
un llamado de atención al Soberano Congreso:
¡Legisladores! Dignaos conceder a Venezuela un Gobierno eminentemente
popular,eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la
opresión, la anarquía y la culpa. Un Gobierno que haga reinar la
inocencia, la humanidad y la paz.
Un Gobierno que haga triunfar bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad
y la libertad.
Señor, empezad vuestras funciones; yo he terminado las mías.
El Congreso de Angostura no redactó un texto constitucional, pero el
Libertador plasmó en su célebre discurso un proyecto de
constitución sustentado en las vivencias adquiridas y las reflexiones
maduradas durante los nueve años de lucha independentista. A su vez, la
reunión de dicho congreso fue una acción estratégica que
impulsaría el triunfo de la causa de emancipación.
En Venezuela,
quienes amamos la Patria nos mantenemos en lucha permanente por la
independencia y soberanía, impulsados por la determinación de
llevar adelante las transformaciones que sean necesarias para alcanzar una
sociedad mas justa e incluyente. Invocando el pensamiento revolucionario
de nuestro Libertador, nos declaramos resueltos a ser libres e independientes
de toda fuerza opresora nativa o foranea, pues como dijo el Comandante Hugo Chavez:
El Discurso de Angostura 'lleva el espíritu que tenemos los
venezolanos de libertad y soberanía. Es un documento fundacional de la
Revolución Bolivariana, que se pone en practica diariamente”.
Hoy cuando se celebran los 195 años de aquel Discurso visionario
pronunciado por nuestro Libertador Simón Bolívar, en aquellos
momentos de historia patria y del rescate de lospropósitos libertarios,
el estado Bolívar renace nuevamente en nuestra memoria histórica,
pero no aisladamente, sino con el avance revolucionario de un pueblo y de un
parlamento que ya no es de una minoría, sino de todos y de todas las
personas que creemos en el proyecto que inicio Nuestro Comandante Hugo
Chavez Frías , y que continua nuestro Presidente Nicolas
Maduro junto a cada uno de nosotros .
Discurso de Angostura
Simón Bolívar
Discurso publicado en el Correo del Orinoco, números 19, 20, 21 y 22 del
20 de febreroal 13 de marzo de 1819. El Libertador, en carta de Tunja de 26 de
marzo de 1820,escribía lo siguiente al general Santander: «Mando a usted la Gaceta.
Número 22, parala continuación de mi discurso; en ella es
menester tomar el mayor interés en sus enmendaduras, porque lo he hecho
en el mayor desorden, pero lo que esta borrado debe no ponerse. Lo que
esta subrayado, como
son las expresiones de Montesquieu, que se ponga en letra bastardilla, y la
divisa en letra mayúscula»
La reproducción la hizo Nicomedes Lora en la imprenta de B. Espinosa,
año de 1820. Nosotros hemos adoptado la versión del
Correo del Orinoco.
1819 Señor. ¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas
de su mando ha convocado la soberanía nacional para que ejerza su
voluntad absoluta! Yo, pues, me cuento entre los seres mas favorecidos
de la Divina Providencia, ya que he tenido el honor de reunir a los
representantes del pueblo de Venezuela en este augusto Congreso, fuente de la
autoridad legítima, depósito de lavoluntad soberana y
arbitro del
destino de la nación.
Al trasmitir a los representantes del
pueblo el Poder Supremo que se me había confiado, colmo los votos de mi
corazón, los de mis conciudadanos y los de nuestras futuras
generaciones, que todo lo esperan de vuestra sabiduría, rectitud y
prudencia. Cuando cumplo con este dulce deber, me liberto de la inmensa
autoridad que me agobiaba, como
de la responsabilidad ilimitada que pesaba sobre mis débiles fuerzas.
Solamente una necesidad forzosa, unida a la voluntad imperiosa del pueblo, me
habría sometido al terrible y peligroso encargo de Dictador Jefe Supremo
de la República. ¡Pero ya respiro devolviéndoos esta
autoridad, que con tanto riesgo, dificultad y pena he logrado mantener en medio
de las tribulaciones mas horrorosas que pueden afligir a un cuerpo
social!
No ha sido la época de la República, que he presidido, una mera
tempestad política, ni una guerra sangrienta, ni una anarquía
popular, ha sido, sí, el desarrollo de todos los elementos
desorganizadores; ha sido la inundación de un torrente
infernal que ha sumergido la tierra de Venezuela. Un hombre, ¡y un
hombre como
yo!, ¿qué diques podría oponer al ímpetu de estas
evastaciones? En medio de este piélago de angustias no he sido
mas que un vil juguete del
huracan revolucionario que me arrebataba como una débil paja. Yo no he podido
hacer ni bien ni mal; fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros
sucesos; atribuírmelos no sería justo y sería darme una
importancia que no merezco.¿Queréis conocer los autores de los
acontecimientos pasados y del
orden actual? Consultad los anales de España, de América, de
Venezuela; examinad las Leyes de Indias, el régimen de los antiguos
mandatarios, la influencia de la religión y del dominio extranjero;
observad los primeros actos del gobierno republicano, la ferocidad de nuestros
enemigos y el caracter nacional. No me preguntéis sobre los
efectos de estos trastornos para siempre lamentables; apenas se me puede
suponer simple instrumento de los grandes móviles que han obrado sobre Venezuela; sin embargo, mi vida, mi conducta,
todas mis acciones públicas y privadas estan sujetas a la censura
del pueblo.
¡Representantes! Vosotros debéis juzgarlas. Yo someto la historia
de mi mando a vuestra imparcial decisión; nada añadiré
para excusarla; ya he dicho cuanto puede hacer mi apología. Si merezco
vuestra aprobación, habré alcanzado el sublime título de
buen ciudadano, preferible para mí al de Libertador que me dio Venezuela, al
dePacificador que me dio Cundinamarca, y a los que el mundo entero puede dar.
¡Legisladores!
Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de Venezuela. Vuestro es ahora El
augusto deber de consagraros a la felicidad de la República; en vuestras
manos esta la balanza de nuestros destinos, la medida de nuestra gloria,
ellas sellaran los decretos que fijen nuestra libertad. En este momento
el Jefe Supremo de la República no es mas que un simple
ciudadano; y tal quiere quedar hasta la muerte. Serviré, sin embargo, en
la carrerade las armas mientras haya enemigos en Venezuela. Multitud de
beneméritos hijos tiene la patria capaces de dirigirla, talentos,
virtudes, experiencia y cuanto se requiere para mandar a hombres libres, son el
patrimonio de muchos de los que aquí representan el pueblo; y fuera de
este Soberano Cuerpo se encuentran ciudadanos que en todas épocas han
mostrado valor para arrostrar los peligros, prudencia para evitarlos, y el
arte, en fin, de gobernarse y de gobernar a otros. Estos ilustres varones
mereceran, sin duda, los sufragios del Congreso y a ellos se
encargara del
gobierno, que tan cordial y sinceramente acabo de renunciar para siempre.
La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha
sido el término de los gobiernos democraticos. Las repetidas
elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan
peligroso como
dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se
acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se
origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la
garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con
sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los
mande perpetuamente.
Ya, pues, que por este acto de mi adhesión a la libertad de Venezuela
puedo aspirar a la gloria de ser contado entre sus mas fieles amantes,
permitidme, señor, que exponga con la franqueza de un verdadero
republicano mi respetuoso dictamen en este Proyecto de Constitución que
metomo la libertad de ofreceros en testimonio de la sinceridad y del candor de
mis sentimientos. Como se trata de la salud de
todos, me atrevo a creer que tengo derecho para ser oído por los
representantes del
pueblo. Yo se muy bien que vuestra sabiduría no ha menester de consejos,
y sé también que mi proyecto acaso, os parecera
erróneo, impracticable. Pero, señor, aceptad con benignidad este
trabajo, que mas bien es el tributo de mi sincera sumisión al
Congreso que el efecto de una levedad presuntuosa. Por otra parte, siendo
vuestras funciones la creación de un cuerpo político y aun se
podría decir la creación de un sociedad entera, rodeada de todos
los inconvenientes que presenta una situación la mas singular y
difícil, quizas el grito de un ciudadano puede advertir la
presencia de un peligro encubierto o desconocido.
Echando una ojeada sobre lo pasado, veremos cual es la base de la República
de Venezuela. Al desprenderse América de la Monarquía
Española, se ha encontrado, semejante al Imperio Romano, cuando aquella
enorme masa, cayó dispersa en medio del antiguo mundo. Cada desmembración
formó entonces una nación independiente con forme a su
situación o a sus intereses; pero con la diferencia de que aquellos
miembros volvían a restablecer sus primeras asociaciones. Nosotros ni
aun conservamos los vestigios de lo que fue en otro tiempo; no somos europeos,
no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los
españoles. Americanos por nacimiento y europeos por derechos, nos
hallamos en elconflicto de disputar a los naturales los títulos de
posesión y de mantenernos en el país que nos vio nacer, contra la
oposición de los invasores; así nuestro caso es el mas
extraordinario y complicado. Todavía hay mas; nuestra suerte ha
sido siempre puramente pasiva, nuestra existencia política ha sido
siempre nula y nos hallamos en tanta
mas dificultad para alcanzar la libertad, cuanto que estabamos
colocados en un grado inferior al de la servidumbre; porque no solamente se nos
había robado la libertad, sino también la tiranía activa y
doméstica. Permítaseme explicar esta paradoja. En el régimen
absoluto, el poder autorizado no admite límites. La voluntad del déspota, es
la ley suprema ejecutada arbitrariamente por los subalternos que participan de
la opresión organizada en razón de la autoridad de que gozan.
Ellos estan encargados de las funciones civiles, políticas, militares
y religiosas, pero al fin son persas los satrapas de Persia, son turcos los bajaes del gran señor,
son tartaros los sultanes de la Tartaria. China
no envía a buscar mandarines a la cuna de Gengis Kan
que la conquistó. Por el contrario, América, todo lo
recibía de España que realmente la había privado del goce y ejercicio de
la tiranía activa; no permitiéndonos sus funciones en nuestros
asuntos domésticos y administración interior. Esta
abnegación nos había puesto en la imposibilidad de conocer el
curso de los negocios públicos; tampoco gozabamos de la
consideración personal que inspira el brillo del
poder a los ojos de lamultitud, y que es de tanta importancia en las grandes
revoluciones. Lo diré de una vez, estabamos abstraídos,
ausentes del universo, en cuanto era relativo
a la ciencia del
gobierno. Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la
tiranía y del
vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud.
Discípulos de tan perniciosos maestros las lecciones que hemos recibido,
y los ejemplos que hemos estudiado, son losmas destructores. Por el
engaño se nos ha dominado mas que por la fuerza; y por el vicio
se nos ha degradado mas bien que por la superstición. La
esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento
ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan
de la credulidad y de la inexperiencia, de hombres ajenos de todo conocimiento
político, económico o civil; adoptan como realidades las que son
puras ilusiones; toman la licencia por la libertad; la traición por el
patriotismo; la venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que,
instigado por el sentimiento de sus fuerzas, marcha con la seguridad del hombre mas
perspicaz, y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos. Un
pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a perderla; porque
en vano se esforzaran en mostrarle que la felicidad consiste en la
practica de la virtud; que el imperio de las leyes es mas
poderoso que el de los tiranos, porque son mas inflexibles, y todo debe
someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no lafuerza,
son las columnas de las leyes; que el ejercicio de la justicia es el ejercicio
de la libertad. Así, legisladores, vuestra empresa es tanto mas
ímproba cuanto que tenéis que constituir a hombres pervertidos
por las ilusiones del
error, y por incentivos nocivos. «La libertad-dice Rousseau es un
alimento suculento, pero de difícil digestión». Nuestros
débiles conciudadanos tendran que en robustecer su
espíritu mucho antes que logren digerir el saludable nutritivo de la
libertad. Entumidos sus miembros por las cadenas, debilitada su vista en las
sombras de las mazmorras, y aniquilados por las pestilencias serviles,
¿eran capaces de marchar con pasos firmes hacia el augusto templo de la
libertad? ¿Seran capaces de admirar de cerca sus
espléndidos rayos y respirar sin opresión el éter puro que
allí reina?
Meditad bien vuestra elección, legisladores. No olvidéis que vais
a echar los fundamentos a un pueblo naciente que podra elevarse a la
grandeza que la naturaleza le ha señalado, si vosotros
proporcionais su base al eminente rango que le espera. Si vuestra
elección no esta presidida por el genio tutelar de Venezuela que
debe inspiraros el acierto de escoger la naturaleza y la forma de gobierno que
vais a adoptar para la felicidad del
pueblo; si no acertais, repito, la esclavitud sera el
término de nuestra transformación.
Los anales de los tiempos pasados os presentaran millares de gobiernos.
Traed a la imaginación las naciones que han brillado sobre la tierra, y
contemplaréis afligidos que casitoda la tierra ha sido, y aún es,
víctima de sus gobiernos. Observaréis muchos sistemas de manejar
hombres, mas todos para oprimirlos; y si la costumbre de mirar al género
humano conducido por pastores de pueblos, no disminuyese el horror de tan
chocante espectaculo, nos pasmaríamos al ver nuestra dócil
especie pacer sobre la superficie del globo como viles rebaños
destinados a alimentar a sus crueles conductores. La naturaleza, a la verdad,
nos dota al nacer del
incentivo de la libertad; mas sea pereza, sea propensión inherente a la
humanidad, lo cierto es que ella reposa tranquila aunque ligada con las trabas
que le imponen. Al contemplarla en este estado de prostitución, parece
que tenemos razón para persuadirnos que, los mas de los hombres
tienen por verdadera aquella humillante maxima, que mas cuesta
mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la
tiranía.
¡Ojala que esta maxima contraria a la moral de la naturaleza,
fuese falsa! ¡Ojala que esta maxima no estuviese sancionada
por la indolencia de los hombres con respecto a sus derechos mas
sagrados!
Muchas naciones antiguas y modernas han sacudido la opresión; pero son
rarísimas las que han sabido gozar de algunos preciosos momentos de
libertad; muy luego han recaído en sus antiguos vicios políticos;
porque son los pueblos, mas bien que los gobiernos, los que arrastran
tras sí la tiranía. El habito de la dominación, los
hace insensibles a los encantos del
honor y de la prosperidad nacional; y miran con indolencia la gloria devivir en
el movimiento de la libertad, bajo la tutela de leyes dictadas por su propia
voluntad. Los fastos del
universo proclaman esta espantosa verdad.
Sólo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta
libertad; pero ¿cual es el gobierno democratico que ha
reunido a un tiempo, poder, prosperidad y permanencia? ¿Y no se ha visto
por el contrario la aristocracia, la monarquía cimentar grandes y poderosos
imperios por siglos y siglos? ¿Qué gobierno mas antiguo
que el de China?
¿Qué República ha excedido en duración a la de
Esparta, a la de Venecia? ¿El Imperio Romano no conquistó la
tierra? ¿No tiene Francia catorce siglos de monarquía?
¿Quién es mas grande que Inglaterra? Estas naciones, sin
embargo, han sido o son aristocracias y monarquías.
A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado de gozo por los
grandes pasos que ha dado nuestra República al entrar en su noble
carrera. Amando lo mas útil, animada de lo mas justo, y
aspirando a lo mas perfecto al separarse Venezuela de la nación
española, ha recobrado su independencia, su libertad, su igualdad, su
soberanía nacional. Constituyéndose en una República
democratica, proscribió la monarquía, las distinciones, la
nobleza, los fueros, los privilegios; declaró los derechos del hombre, la libertad
de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos eminentemente
liberales jamas seran demasiado admirados por la pureza que los
ha dictado. El primer Congreso de Venezuela ha estampado en los anales de
nuestralegislación con caracteres indelebles, la majestad del pueblo dignamente
expresada, al sellar el acto social mas capaz de formar la dicha de una
nación. Necesito de recoger todas mis fuerzas para sentir con toda la
vehemencia de que soy susceptible, el supremo bien que encierra en sí
este Código inmortal de nuestros derechos y de nuestras leyes.
¡Pero cómo osaré decirlo!
¿Me atreveré yo a profanar, con mi censura las tablas sagradas de
nuestras leyes? Hay sentimientos que no se pueden contener en el pecho de un
amante de la patria; ellos rebosan agitados por su propia violencia, y a pesar del mismo que los
abriga, una fuerza imperiosa los comunica. Estoy penetrado de la idea de que el
gobierno de Venezuela debe
reformarse; y que aunque muchos ilustres ciudadanos piensan como yo, no todos tienen el arrojo necesario
para profesar públicamente la adopción de nuevos principios.
Esta consideración me insta a tomar la iniciativa en un asunto de la
mayor gravedad, y en que hay sobrada audacia en dar avisos a los consejeros del pueblo. Cuanto
mas admiro la excelencia de la Constitución federal de Venezuela,
tanto mas me persuado de la imposibilidad de su aplicación a
nuestro estado. Y, según mi modo de ver, es un prodigio que su modelo en
el Norte de América subsista tan prósperamente y no se trastorne
al aspecto del
primer embarazo o peligro. A pesar de que aquel pueblo es un modelo singular de
virtudes políticas y de ilustración moral; no obstante que la
libertad ha sido su cuna, se ha criado en la libertad, yse alimenta de pura
libertad; lo diré todo, aunque Bajo de muchos respectos, este pueblo es
único en la historia del género humano es un prodigio, repito,
que un sistema tan débil y complicado como el federal haya podido regirlo
en circunstancias tan difíciles y delicadas como las pasadas. Pero sea
lo que fuere de este gobierno con respecto a la nación norteamericana,
debo decir, que ni remotamente ha entrado en mi idea asimilar la
situación y naturaleza de los Estados tan distintos como el
inglés americano y el americano español. ¿No sería
muy difícil aplicar a España el Código de libertad
política, civil y religiosa de Inglaterra? Pues aun es mas
difícil adaptar en Venezuela
las leyes de Norteamérica. ¿No dice el Espíritu de las
Leyes que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen?
¿Que es una gran casualidad que las de una nación puedan convenir
a otra? ¿Que las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su
extensión, al género de vida de los pueblos? ¿Referirse al
grado de libertad que la Constitución puede sufrir, a la religión
de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus riquezas, a su número, a
su comercio, a sus costumbres, a sus modales? ¡He aquí el Código
que debíamos consultar, y no el de Washington!
La Constitución venezolana sin embargo de haber tomado sus bases de la
mas perfecta, si se atiende a la corrección de los principios y a
los efectos benéficos de su administración, difirió
esencialmente de la americana
enun punto cardinal y, sin duda, el mas importante. EL Congreso de Venezuela como el
americano participa de algunas de las atribuciones del Poder Ejecutivo. Nosotros,
ademas, subdividimos este Poder habiéndolo sometido a un cuerpo
colectivo sujeto, por consiguiente, a los inconvenientes de hacer
periódica la existencia del
gobierno, de suspenderla y disolverla siempre que se separan sus miembros.
Nuestro triunvirato carece, por decirlo, de unidad, de continuación y de
responsabilidad individual; esta privado de acción
momentanea, de vida continua, de uniformidad real, de responsabilidad
inmediata y un gobierno que no posee cuanto constituye su moralidad, debe
llamarse nulo.
Aunque las facultades del Presidente de los Estados Unidos estan limitadas
con restricciones excesivas, ejerce por sí solo todas las funciones
gubernativas que la Constitución le atribuye, y es indudable que su
administración debe ser mas uniforme, constante y verdaderamente
propia, que la de un poder diseminado entre varios individuos cuyo compuesto no
puede ser sernos menos que monstruoso. El poder judicial en Venezuela es
semejante al americano, indefinido en duración, temporal y no vitalicio,
goza de toda la independencia que le corresponde. El Primer Congreso en su Constitución
federal mas consultó el espíritu de las provincias, que la
idea sólida de formar una República indivisible y central.
Aquí cedieron nuestros legisladores al empeño inconsiderado de
aquellos provinciales seducidos por el deslumbrante brillo de lafelicidad del pueblo americano,
pensando que, las bendiciones de que goza son debidas exclusivamente a la forma
de gobierno y no al caracter y costumbres de los ciudadanos. Y, en
efecto, el ejemplo de los Estados Unidos, por su peregrina prosperidad, era demasiado
lisonjero para que no fuese seguido. ¿Quién puede resistir al
atractivo victorioso del
goce pleno y absoluto de la soberanía, de la independencia, de la
libertad? ¿Quién puede resistir al amor que inspira un gobierno
inteligente que liga a un mismo tiempo, los derechos particulares a los
derechos generales; que forma de la voluntad común la ley suprema de la
voluntad individual?
¿Quién puede resistir al imperio de un gobierno bienhechor que
con una mano habil, activa, y poderosa dirige siempre, y en todas
partes, todos sus resortes hacia la perfección social, que es el fin
único de las instituciones humanas?
Mas por halagüeño que parezca, y sea en efecto este magnifico
sistema federativo, no era dado a los venezolanos gozarlo repentinamente al
salir de las cadenas. No estabamos preparados para tanto bien; el bien, como el mal, da la muerte
cuando es súbito y excesivo. Nuestra constitución moral no
tenía todavía La consistencia necesaria para recibir el beneficio
de un gobierno completamente representativo, y tan sublime que podía ser
adaptado a una república de santos.
¡Representantes del Pueblo! Vosotros estais llamados para
consagrar, o suprimir cuanto os parezca digno de ser conservado, reformado, o
desechado en nuestro pacto social. Avosotros pertenece el corregir la obra de
nuestros primeros legisladores; yo querría decir, que a vosotros toca
cubrir una parte de la belleza que contiene nuestro Código
político; porque no todos los corazones estan formados para amar
a todas las beldades; ni todos los ojos, son capaces de soportar la luz
celestial de la perfección. EL libro de los Apóstoles, la moral
de Jesús, la obra Divina que nos ha enviado la Providencia para mejorar
a los hombres, tan sublime, tan santa, es un diluvio de fuego en
Constantinopla, y el Asia entera ardería en vivas llamas, si este libro
de paz se le impusiese repentinamente por código de religión, de
leyes y de costumbres.
Séame permitido llamar la atención del Congreso sobre una materia
que puede ser de una importancia vital. Tengamos presente que nuestro pueblo no
es el europeo, ni el americano del
norte, que mas bien es un compuesto de Africa y de
América, que una emanación de Europa, pues que hasta
España misma, deja de ser Europa por su sangre africana, por sus
instituciones y por su caracter. Es imposible asignar con propiedad a
qué familia humana pertenecemos. La mayor parte del
indígena se ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el americano y
con el africano, y éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos del seno de una misma
madre, nuestros padres, diferentes en origen y en sangre, son extranjeros, y
todos difieren visiblemente en la epidermis; esta desemejanza trae un reato de
la mayor trascendencia.
Los ciudadanos de Venezuelagozan todos por la Constitución,
intérprete de la naturaleza, de una perfecta igualdad política.
Cuando esta igualdad no hubiese sido un dogma en Atenas, en Francia y en
América, deberíamos nosotros consagrarlo para corregir la
diferencia que aparentemente existe. Mi opinión es, legisladores, que el
principio fundamental de nuestro sistema, depende inmediata y exclusivamente de
la igualdad establecida y practicada en Venezuela. Que los hombres nacen
todos con derechos iguales a los bienes de la sociedad, esta sancionado
por la pluralidad de los sabios; como también lo esta que no
todos los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los
rangos; pues todos deben practicar la virtud y no todos la practican; todos
deben ser valerosos, y todos no lo son; todos deben poseer talentos, y todos no
lo poseen. De aquí viene la distinción efectiva que se observa
entre los individuos de la sociedad mas liberalmente establecida. Si el
principio de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es
menos el de la desigualdad física y moral.
La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerzas y
caracteres. Las leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en
la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los
servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia, propiamente llamada
política y social. Es una inspiración eminentemente
benéfica, la reunión de todas las clases en un estado, en que la
diversidad se multiplicaba en razón de lapropagación de la
especie. Por este solo paso se ha arrancado de raíz la cruel discordia.
¡Cuantos celos, rivalidades y odios se han evitado!
Habiendo ya cumplido con la justicia, con la humanidad, cumplamos ahora con la
política, con la sociedad, allanando las dificultades que opone un
sistema tan sencillo y natural, mas tan débil que el menor tropiezo lo
trastorna, lo arruina. La diversidad de origen requiere un pulso infinitamente
firme, un tacto infinitamente delicado para manejar esta sociedad
heterogénea cuyo complicado artificio se disloca, se divide, se disuelve
con la mas ligera alteración.
El sistema de gobierno mas perfecto es aquel que produce mayor suma de
felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad
política. Por las leyes que dictó el primer Congreso tenemos
derecho de esperar que la dicha sea el dote de Venezuela; y por las vuestras,
debemos lisonjearnos que la seguridad y la estabilidad eternizaran esta
dicha. A vosotros toca resolver el problema. ¿Cómo,
después de haber roto todas las trabas de nuestra antigua
opresión podemos hacer la obra maravillosa de evitar que los restos de
nuestros duros hierros no se cambien en armas liberticidas? Las reliquias de la
dominación española permaneceran largo tiempo antes que
lleguemos a anonadarlas; el contagio del
despotismo ha impregnado nuestra atmósfera, y ni el fuego de la guerra,
ni el específico de nuestras saludables leyes han purificado el aire que
respiramos. Nuestras manos ya estan libres, y todavíanuestros
corazones padecen de las dolencias de la servidumbre. EL hombre, al perder la
libertad, decía Homero, pierde la mitad de su espíritu.
Un gobierno republicano ha sido, es, y debe ser el de Venezuela; sus bases
deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la
libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de
la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad para
refundir, digamoslo así, en un todo, la especie de los hombres,
las opiniones políticas y las costumbres públicas. Luego,
extendiendo la vista sobre el vasto campo que nos falta por recorrer, fijemos
la atención sobre los peligros que debemos evitar.
Que la historia nos sirva de guía en esta carrera. Atenas, la primera,
nos da el ejemplo mas brillante de una democracia absoluta, y al
instante, la misma Atenas, nos ofrece el ejemplo mas melancólico
de la extrema debilidad de esta especie de gobierno. El mas sabio
legislador de Grecia no vio conservar su República diez años, y
sufrió la humillación de reconocer la insuficiencia de la
democracia absoluta para regir ninguna especie de sociedad, ni con la
mas cuita, morígera y limitada, porque sólo brilla con
relampagos de libertad. Reconozcamos, pues, que Solón ha
desengañado al mundo; y le ha enseñado cuan difícil
es dirigir por simples leyes a los hombres.
La República de Esparta, que parecía una invención
quimérica, produjo mas efectos reales que la obra ingeniosa de
Solón. Gloria, virtud moral, y, por consiguiente, la felicidad nacional,
fue elresultado de la legislación de Licurgo. Aunque dos reyes en un Estado
son dos monstruos para devorarlo, Esparta poco tuvo que sentir de su doble
trono, en tanto que Atenas se prometía la suerte mas
espléndida, con una soberanía absoluta, libre elección de
magistrados, frecuentemente renovados. Leyes suaves, sabias y políticas.
Pisístrato, usurpador y tirano fue mas saludable a Atenas que sus
leyes; y Pericles, aunque también usurpador, fue el mas
útil ciudadano. La República de Tebas no tuvo mas vida que
la de Pelópidas y Epaminondas; porque a veces son los hombres, no los
principios, los que forman los gobiernos. Los códigos, los sistemas, los
estatutos por sabios que sean son obras muertas que poco influyen sobre las
sociedades: ¡hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados
constituyen las repúblicas!
La Constitución Romana es la que mayor poder y fortuna ha producido a
ningún pueblo del
mundo; allí no había una exacta distribución de los
poderes. Los Cónsules, el Senado, el Pueblo, ya eran Legisladores, ya
magistrados, ya Jueces; todos participaban de todos los poderes. El Ejecutivo,
compuesto de dos Cónsules, padecía el mismo inconveniente que el
de Esparta. A pesar de su deformidad no sufrió la República la
desastrosa discordancia que toda previsión habría supuesto
inseparable de una magistratura compuesta de dos individuos, igualmente
autorizados con las facultades de un monarca. Un gobierno cuya única
inclinación era la conquista, no parecía destinado a cimentar la
felicidad de sunación. Un gobierno monstruoso y puramente guerrero,
elevó a Roma al mas alto esplendor de virtud y de gloria; y
formó de la tierra un dominio romano para mostrar a los hombres de
cuanto son capaces las virtudes políticas; y cuan
diferentes suelen ser las instituciones.
Y pasando de los tiempos antiguos a los modernos encontraremos a Inglaterra y a
Francia llamando la atención de todas las naciones, y dandoles
lecciones elocuentes de toda especie en materia de gobierno. La
revolución de estos dos grandes pueblos, como
un radiante meteoro, ha inundado al mundo con tal profusión de luces
políticas, que ya todos los seres que piensan han aprendido
cuales son los derechos del
hombre y cuales sus deberes; en qué consiste la excelencia de los
gobiernos y en qué consisten sus vicios. Todos saben apreciar el valor
intrínseco de las teorías especulativas de los filósofos y
legisladores modernos. En fin, este astro, en su luminosa carrera, aun ha
encendido los pechos de los apaticos españoles, que
también se han lanzado en el torbellino político; han hecho sus
efímeras pruebas de libertad, han reconocido su incapacidad para vivir
bajo el dulce dominio de las leyes y han vuelto a sepultarse en sus prisiones y
hogueras inmemoriales.
Aquí es el lugar de repetiros, legisladores, lo que os dice el elocuente
Volney en la dedicatoria de su Ruinas de Palmira: «A los pueblos
nacientes de las Indias Castellanas, a los jefes generosos que los guían
a la libertad: que los errores e infortunios del mundo antiguo enseñenla
sabiduría y la felicidad al mundo nuevo». Que no se pierdan, pues,
las lecciones de la experiencia; y que las secuelas de Grecia, de Roma, de
Francia, de Inglaterra y de América nos instruyan en la difícil
ciencia de crear y conservar las naciones con leyes propias, justas,
legítimas, y sobre todo útiles. No olvidando jamas que la
excelencia de un gobierno no consiste en su teórica, en su forma, ni en
su mecanismo, sino en ser apropiado a la naturaleza y al caracter de la
nación para quien se instituye.
Roma y la Gran Bretaña son las naciones que mas han sobresalido
entre las antiguas y modernas; ambas nacieron para mandar y ser libres; pero
ambas se constituyeron no con brillantes formas de libertad, sino con
establecimientos sólidos. Así, pues, os recomiendo,
representantes, el estudio de la Constitución britanica, que es
la que parece destinada a operar el mayor bien posible a los pueblos que la
adoptan; pero por perfecta que sea, estoy muy lejos de proponeros su
imitación servil. Cuando hablo del Gobierno britanico sólo
me refiero a lo que tiene de republicanismo, y a la verdad ¿puede llamarse
pura monarquía un sistema en el cual se reconoce la soberanía
popular, la división y el equilibrio de los poderes, la libertad civil,
de conciencia, de imprenta, y cuanto es sublime en la política?
¿Puede haber mas libertad en ninguna especie de república?
¿y puede pretenderse a mas en el orden social? Yo os recomiendo
esta Constitución popular, la división y el equilibrio de los
poderes, la libertadcivil, de como la mas
digna de servir de modelo a cuantos aspiran al goce de los derechos del hombre y a toda la
felicidad política que es compatible con nuestra fragil
naturaleza.
En nada alteraríamos nuestras leyes fundamentales, si adoptasemos
un Poder Legislativo semejante al Parlamento britanico. Hemos dividido como los americanos la
representación nacional en dos Camaras: la de Representantes y el
Senado. La primera esta compuesta muy sabiamente, goza de todas las
atribuciones que le corresponden y no es susceptible de una reforma esencial,
porque la Constitución le ha dado el origen, la forma y las facultades
que requiere la voluntad del
pueblo para ser legítima y competentemente representada. Si el Senado en
lugar de ser electivo fuese hereditario, sería en mi concepto la base,
el lazo, el alma de nuestra República. Este Cuerpo en las tempestades
políticas pararía los rayos del gobierno, y rechazaría las olas
populares.
Adicto al gobierno por el justo interés de su propia
conservación, se opondría siempre a las invasiones que el pueblo
intenta contra la jurisdicción y la autoridad de sus magistrados. Debemos
confesarlo: los mas de los hombres desconocen sus verdaderos intereses y
constantemente procuran asaltarlos en las manos de sus depositarios; el
individuo pugna contra la masa, y la masa contra la autoridad. Por tanto, es
preciso que en todos los gobiernos exista un cuerpo neutro que se ponga siempre
de parte del
ofendido y desarme al ofensor. Este cuerpo neutro, para que pueda sertal, no ha
de deber su origen a la elección del
gobierno, ni a la del
pueblo; de modo que goce de una plenitud de independencia que ni tema, ni
espere nada de estas dos fuentes de autoridad.
El Senado hereditario como parte del pueblo, participa de
sus intereses, de sus sentimientos y de su espíritu. Por esta causa no
se debe presumir que un Senado hereditario se desprenda de los intereses
populares, ni olvide sus deberes legislativos.
Los senadores en Roma, y los lores en Londres, han sido las columnas mas
firmes sobre que se ha fundado el edificio de la libertad política y
civil. Estos senadores seran elegidos la primera vez por el Congreso.
Los sucesores al Senado llaman la primera atención del gobierno, que debería educarlos
en un colegio especialmente destinado para instruir aquellos tutores,
legisladores futuros de la patria.
Aprenderían las artes, las ciencias y las letras que adornan el
espíritu de un hombre público; desde su infancia ellos
sabrían a qué carrera la Providencia los destinaba y desde muy
tiernos elevarían su alma
a la dignidad que los espera.
De ningún modo sería una violación de la igualdad
política la creación de un Senado hereditario; no es una nobleza
la que pretendo establecer, porque, como
ha dicho un célebre republicano, sería destruir a la vez la
igualdad y la libertad. Es un oficio para el cual se deben preparar los
candidatos, y es un oficio que exige mucho saber, y los medios proporcionados
para adquirir su instrucción. Todo no se debe dejar al acaso y a la
venturaen las elecciones: el pueblo se engaña mas
facilmente que la naturaleza perfeccionada por el arte; y aunque es
verdad que estos senadores no saldrían del
seno de las virtudes, también es verdad que saldrían del seno de una
educación ilustrada. Por otra parte, los Libertadores de Venezuela son
acreedores a ocupar siempre un alto rango en la República que les debe
su existencia. Creo que la posteridad vería con sentimiento, anonadados
los nombres ilustres de sus primeros bienhechores; digo mas, es del
interés público, es de la gratitud de Venezuela, es del honor
nacional, conservar con gloria hasta la última posteridad, una raza de
hombres virtuosos, prudentes y esforzados que superando todos los
obstaculos, han fundado la República a costa de los mas
heroicos sacrificios. Y si el pueblo de Venezuela no aplaude la
elevación de sus bienhechores, es indigno de ser libre, y no lo
sera jamas. Un Senado hereditario, repito, sera la base
fundamental del Poder Legislativo y, por consiguiente, sera la base de
todo gobierno. Igualmente servira de contrapeso para el gobierno y para
el pueblo; sera una potestad intermediaria que embote los tiros que
recíprocamente se lanzan estos eternos rivales. En todas las luchas la
calma de un tercero viene a ser el órgano de la reconciliación,
así el Senado de Venezuela sera la traba de este edificio
delicado y harto susceptible de impresiones violentas; sera el iris que
calmara las tempestades y mantendra la armonía entre los
miembros y la cabeza de este cuerpo político.Ningún
estímulo podra adulterar un Cuerpo Legislativo investido de los
primeros honores, dependiente de sí mismo, sin temer nada del pueblo, ni
esperar nada del gobierno, que no tiene otro objeto que el de reprimir todo
principio de mal y propagar todo principio de bien; y que esta altamente
interesado en la existencia de una sociedad en la cual participa de sus efectos
funestos o favorables. Se ha dicho con demasiada razón que la
Camara alta de Inglaterra, es preciosa para la nación porque
ofrece un naluante a la libertad, y yo añado que el Senado de Venezuela,
no sólo sería un baluarte de la libertad, sino un apoyo para
eternizar la República.
El Poder Ejecutivo britanico esta revestido de toda la autoridad
soberana que le pertenece; pero también esta circunvalado de una
triple línea de diques, barreras y estacadas. Es Jefe del Gobierno, pero
sus ministros y subalternos dependen mas de las leyes que de su
autoridad, porque son personalmente responsables, y ni aun las mismas
órdenes de la autoridad real los eximen de esta responsabilidad. Es
Generalísimo del Ejército y de la Marina;
hace la paz, y
declara la guerra; pero el Parlamento es el que decreta anualmente las sumas
con que deben pagarse estas fuerzas militares. Si los Tribunales y Jueces
dependen de él, las leyes emanan del Parlamento que las ha consagrado.
Con el objeto de neutralizar su poder, es inviolable y sagrada la persona del
Rey; y al mismo tiempo que le dejan libre la cabeza le ligan las manos con que
debe obrar. El Soberano deInglaterra tiene tres formidables rivales: su
Gabinete que debe responder al Pueblo y al Parlamento; el Senado, que defiende
los intereses del Pueblo como Representante de la Nobleza de que se compone, y
la Camara de los Comunes, que sirve de órgano y de tribuna al
pueblo britanico. Ademas, como los jueces son responsables del
cumplimiento de las leyes, no se separan de ellas, y los administradores del
Erario, siendo perseguidos no solamente por sus propias infracciones, sino aun
por las que hace el mismo gobierno, se guardan bien de malversar los fondos
públicos. Por mas que se examine la naturaleza del Poder
Ejecutivo en Inglaterra, no se puede hallar nada que no incline a juzgar que es
el mas perfecto modelo, sea para un Reino, sea para una Aristocracia,
sea para una democracia. Aplíquese a Venezuela este Poder Ejecutivo en
la persona de un Presidente, nombrado por el Pueblo o por sus Representantes, y
habremos dado un gran paso hacia la felicidad nacional.
Cualquiera que sea el ciudadano que llene estas funciones, se encontrara
auxiliado por la Constitución; autorizado para hacer bien, no
podra hacer mal, porque siempre que se someta a las leyes, sus ministros
cooperaran con él; si por el contrario, pretende infringirlas,
sus propios ministros lo dejaran aislado en medio de la
República, y aun lo acusaran delante del Senado. Siendo los
ministros los responsables de las transgresiones que se cometan, ellos son los
que gobiernan, porque ellos son los que las pagan. No es la menor ventaja de
estesistema la obligación en que pone a los funcionarios inmediatos al
Poder Ejecutivo de tomar la parte mas interesada y activa en las
deliberaciones del gobierno, y a mirar como propio este departamento. Puede
suceder que no sea el Presidente un hombre de grandes talentos, ni de grandes
virtudes, y no obstante la carencia de estas cualidades esenciales, el
Presidente desempeñara sus deberes de un modo satisfactorio; pues
en tales casos el Ministerio, haciendo todo por sí mismo, lleva la carga
del Estado.
Por exorbitante que parezca la autoridad del Poder Ejecutivo de Inglaterra,
quizas no es excesiva en la República de Venezuela. Aquí
el Congreso ha ligado las manos y hasta la cabeza a los magistrados. Este
cuerpo deliberante ha asumido una parte de las funciones ejecutivas contra la
maxima de Montesquieu, que dice que un Cuerpo Representante no debe
tomar ninguna resolución activa: debe hacer leyes y ver si se ejecutan
las que hace.
Nada es tan contrario a la armonía entre los poderes, como su mezcla.
Nada es tan peligroso con respecto al pueblo, como la debilidad del Ejecutivo,
y si en un reino se ha juzgado necesario concederle tantas facultades, en una
república, son éstas infinitamente mas indispensables.
Fijemos nuestra atención sobre esta diferencia y hallaremos que el
equilibrio de los poderes debe distribuirse de dos modos. En las
repúblicas el Ejecutivo debe ser el mas fuerte, porque todo
conspira contra él; en tanto que en las monarquías el mas
fuerte debe ser el Legislativo, porque todoconspira en favor del monarca. La
veneración que profesan los pueblos a la magistratura real es un
prestigio, que influye poderosamente a aumentar el respeto supersticioso que se
tributa a esta autoridad. El esplendor del trono, de la corona, de la
púrpura; el apoyo formidable que le presta la nobleza; las inmensas
riquezas que generaciones enteras acumulan en una misma dinastía; la
protección fraternal que recíprocamente reciben todos los reyes,
son ventajas muy considerables que militan en favor de la autoridad real, y la
hacen casi ilimitada. Estas mismas ventajas son, por consiguiente, las que
deben con firmar la necesidad de atribuir a un magistrado republicano, una suma
mayor de autoridad que la que posee un príncipe constitucional.
Un magistrado republicano, es un individuo aislado en medio de una sociedad,
encargado de contener el ímpetu del pueblo hacia la licencia, la
propensión de los jueces y administradores hacia el abuso de las leyes.
Esta sujeto inmediatamente al Cuerpo Legislativo, al Senado, al pueblo:
es un hombre solo resistiendo el ataque combinado de las opiniones, de los
intereses y de las pasiones del Estado social que, como dice Carnot, no hace
mas que luchar continuamente entre el deseo de dominar, y el deseo de
substraerse a la dominación. Es, en fin, un atleta lanzado contra otra
multitud de atletas.
Sólo puede servir de correctivo a esta debilidad, el vigor bien
cimentado y mas bien proporcionado a la resistencia que necesariamente
le oponen al Poder Ejecutivo, elLegislativo, el Judiciario y el pueblo de una
república. Si no se ponen al alcance del Ejecutivo todos los medios que
una justa atribución le señala, cae inevitablemente en la nulidad
o en su propio abuso; quiero decir, en la muerte del gobierno, cuyos herederos
son la anarquía, la usurpación y la tiranía. Se quiere
contener la autoridad ejecutiva con restricciones y trabas; nada es mas
justo; pero que se advierta que los lazos que se pretenden conservar se fortifican
sí, mas no se estrechan. Que se fortifique, pues, todo el sistema del
gobierno, y que el equilibrio se establezca de modo que no se pierda, y de modo
que no sea su propia delicadeza, una causa de decadencia. Por lo mismo que
ninguna forma de gobierno es tan débil como la democracia, su estructura
debe ser de la mayor solidez; y sus instituciones consultarse para la
estabilidad. Si no es así, contemos con que se establece un ensayo de
gobierno, y no un sistema permanente; contemos con una sociedad díscola,
tumultuaria y anarquica y no con un establecimiento social donde tengan
su imperio la felicidad, la paz y la justicia.
No seamos presuntuosos, legisladores; seamos moderados en nuestras
pretensiones. No es probable conseguir lo que no ha logrado el género
humano; lo que no han alcanzado las mas grandes y sabias naciones. La
libertad indefinida, la democracia absoluta, son los escollos adonde han ido a
estrellarse todas las esperanzas republicanas. Echad una mirada sobre las
repúblicas antiguas, sobre las repúblicas modernas, sobre
lasrepúblicas nacientes; casi todas han pretendido establecerse
absolutamente democraticas, y a casi todas se les han frustrado sus
justas aspiraciones. Son laudables ciertamente hombres que anhelan por instituciones
legítimas y por una perfección social; pero ¿quién
ha dicho a los hombres que ya poseen toda la sabiduría, que ya practican
toda la virtud, que exigen imperiosamente la liga del poder con la justicia?
¡Angeles, no hombres, pueden únicamente existir libres,
tranquilos y dichosos, ejerciendo toda la potestad soberana!
Ya disfruta el pueblo de Venezuela de los derechos que legítima y
facilmente puede gozar; moderemos ahora el ímpetu de las
pretensiones excesivas que quizas le suscitaría la forma de un
gobierno incompetente para él. Abandonemos las formas federales que no
nos convienen; abandonemos el triunvirato del Poder Ejecutivo; y
concentrandolo en un presidente, confiémosle la autoridad
suficiente para que logre mantenerse luchando contra los inconvenientes anexos a
nuestra reciente situación, al estado de guerra que sufrimos, y a la
especie de los enemigos externos y domésticos, contra quienes tendremos
largo tiempo que combatir. Que el Poder Legislativo se desprenda de las
atribuciones que corresponden al Ejecutivo; y adquiera no obstante nueva
consistencia, nueva influencia en el equilibrio de las autoridades. Que los
tribunales sean reforzados por la estabilidad, y la independencia de los
jueces; por el establecimiento de jurados; de códigos civiles y criminales
que no sean dictados porla antigüedad, ni por reyes conquistadores, sino
por la voz de la naturaleza, por el grito de la justicia y por el genio de la
sabiduría.
Mi deseo es que todas las partes del gobierno y administración,
adquieran el grado de vigor que únicamente puede mantener el equilibrio,
no sólo entre los miembros que componen el gobierno, sino entre las
diferentes fracciones de que se compone nuestra sociedad. Nada
importaría que los resortes de un sistema político se relajasen
por su debilidad, si esta relajación no arrastrase consigo la
disolución del cuerpo social, y la ruina de los asociados. Los gritos
del género humano en los campos de batalla, o en los campos tumultuarios
claman al cielo contra los inconsiderados y ciegos legisladores, que han
pensado que se pueden hacer impunemente ensayos de quiméricas
instituciones. Todos los pueblos del mundo han pretendido la libertad; los unos
por las armas, los otros por las leyes, pasando alternativamente de la
anarquía al despotismo o del despotismo a la anarquía; muy pocos
son los que se han contentado con pretensiones moderadas,
constituyéndose de un modo conforme a sus medios, a su espíritu y
a sus circunstancias.
No aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre la región de
la libertad, descendamos a la región de la tiranía. De la
libertad absoluta se desciende siempre al poder absoluto, y el medio entre
estos dos términos es la suprema libertad social. Teorías
abstractas son las que producen la perniciosa idea de una libertad ilimitada.
Hagamosque la fuerza pública se contenga en los límites que la
razón y el interés prescriben; que la voluntad nacional se
contenga en los límites que un justo poder le señala; que una
legislación civil y criminal analoga a nuestra actual
Constitución domine imperiosamente sobre el poder judiciario, y entonces
habra un equilibrio, y no habra el choque que embaraza la marcha
del Estado, y no habra esa complicación que traba, en vez de
ligar la sociedad.
Para formar un gobierno estable se requiere la base de un espíritu
nacional, que tenga por objeto una inclinación uniforme hacia dos puntos
capitales: moderar la voluntad general, y limitar la autoridad pública.
Los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de una
difícil asignación, pero se puede concebir que la regla que debe
dirigirlos, es la restricción, y la concentración
recíproca a fin de que haya la menos frotación posible entre la
voluntad y el poder legítimo. Esta ciencia se adquiere insensiblemente
por la practica y por el estudio. El progreso de las luces es el que
ensancha el progreso de la practica, y la rectitud del espíritu
es la que ensancha el progreso de las luces.
EL amor a la patria, el amor a las leyes, el amor a los magistrados son las
nobles pasiones que deben absorber exclusivamente el alma de un republicano.
Los venezolanos aman la patria, pero no aman sus leyes; porque éstas han
sido nocivas, y eran la fuente del mal; tampoco han podido amar a sus
magistrados, porque eran inicuos, y los nuevos apenas son conocidos en lacarrera
en que han entrado. Si no hay un respeto sagrado por la patria, por las leyes y
por las autoridades, la sociedad es una confusión, un abismo: es un
conflicto singular de hombre a hombre, de cuerpo a cuerpo.
Para sacar de este caos nuestra naciente república, todas nuestras
facultades morales no seran bastantes, si no fundimos la masa del pueblo
en un todo; la composición del gobierno en un todo; la
legislación en un todo, y el espíritu nacional en un todo.
Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestros
ciudadanos es diferente, mezclémosla para unirla; nuestra
Constitución ha dividido los poderes, enlacémoslos para unirlos;
nuestras leyes son funestas reliquias de todos los despotismos antiguos y
modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga y apartando hasta sus
ruinas, elevemos un templo a la justicia; y bajo los auspicios de su santa
inspiración dictemos un Código de leyes venezolanas. Si queremos
consultar monumentos y modelos de legislación, la Gran Bretaña,
la Francia, la América septentrional los ofrecen admirables. La
educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor
paternal del Congreso.
Moral y luces son los polos de una república; moral y luces son nuestras
primeras necesidades. Tomemos de Atenas su areópago, y los guardianes de
las costumbres y de las leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales
domésticos; y haciendo una santa alianza de estas instituciones morales,
renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no secontenta con ser libre y fuerte,
sino que quiere ser virtuoso. Tomemos de Esparta sus austeros establecimientos,
y formando de estos tres manantiales una fuente de virtud, demos a nuestra
República una cuarta potestad cuyo dominio sea la infancia y el
corazón de los hombres, el espíritu público, las buenas
costumbres y la moral republicana. Constituyamos este areópago para que
vele sobre la educación de los niños, sobre la instrucción
nacional; para que purifique lo que se haya corrompido en la República;
que acuse la ingratitud, el egoísmo, la frialdad del amor a la patria,
el ocio, la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los principios de
corrupción, de los ejemplos perniciosos; debiendo corregir las
costumbres con penas morales, como las leyes castigan los delitos con penas
aflictivas, y no solamente lo que choca contra ellas, sino lo que las burla; no
solamente lo que las ataca, sino lo que las debilita; no solamente lo que viola
la Constitución, sino lo que viola el respeto público. La
jurisdicción de este tribunal verdaderamente santo, debera ser
efectiva con respecto a la educación y a la instrucción, y de
opinión solamente en las penas y castigos. Pero sus anales, o registros
donde se consignan sus actas y deliberaciones; los principios morales y las
acciones de los ciudadanos, seran los libros de la virtud y del vicio.
Libros que consultara el pueblo para sus elecciones, los magistrados
para sus resoluciones, y los jueces para sus juicios.
Una institución semejante que mas que parezcaquimérica, es
infinitamente mas realizable que otras que algunos legisladores antiguos
y modernos han establecido con menos utilidad del género humano.
¡Legisladores! Por el proyecto de Constitución que reverentemente
someto a vuestra sabiduría, observaréis el espíritu que lo
ha dictado. Al proponeros la división de los ciudadanos en activos y
pasivos, he pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos mas
grandes palancas de la industria, el trabajo y el saber. Estimulando estos dos
poderosos resortes de la sociedad, se alcanza lo mas difícil
entre los hombres, hacerlos honrados y felices. Poniendo restricciones justas y
prudentes en las asambleas primarias y electorales, ponemos el primer dique a
la licencia popular, evitando la concurrencia tumultuaria y ciega que en todos tiempos
han imprimido el desacierto en las elecciones y ha ligado, por consiguiente, el
desacierto a los magistrados, y a la marcha del gobierno; pues este acto
primordial, es el acto generativo de la libertad o de la esclavitud de un
pueblo.
Aumentando en la balanza de los poderes el peso del Congreso por el
número de los legisladores y por la naturaleza del Senado, he procurado
darle una base fija a este primer cuerpo de la nación y revestirlo de
una consideración importantísima para el éxito de sus
funciones soberanas.
Separando con límites bien señalados la jurisdicción
ejecutiva, de la jurisdicción legislativa, no me he propuesto dividir
sino enlazar con los vínculos de la armonía que nace de la
independencia, estaspotestades supremas cuyo choque prolongado jamas ha
dejado de aterrar a uno de los contendientes. Cuando deseo atribuir al
Ejecutivo una suma de facultades superior a la que antes gozaba, no he deseado
autorizar un déspota para que tiranice la República, sino impedir
que el despotismo deliberante no sea la causa inmediata de un círculo de
vicisitudes despóticas en que alternativamente la anarquía sea
reemplazada por la oligarquía y por la monocracia. Al pedir la
estabilidad de los jueces, la creación de jurados y un nuevo
código, he pedido al Congreso la garantía de la libertad civil,
la mas preciosa, la mas justa, la mas necesaria. En una
palabra, la única libertad, pues que sin ella las demas son
nulas. He pedido la corrección de los mas lamentables abusos que
sufre nuestra judicatura, por su origen vicioso de ese piélago de
legislación española que semejante al tiempo recoge de todas las
edades y de todos los hombres, así las obras de la demencia como las del
talento, así las producciones sensatas, como las extravagantes,
así los monumentos del ingenio, como los del capricho. Esta enciclopedia
judiciaria, monstruo de diez mil cabezas, que hasta ahora ha sido el azote de
los pueblos españoles, es el suplicio mas refinado que la
cólera del cielo ha permitido descargar sobre este desdichado Imperio.
Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el caracter y las
costumbres que la tiranía y la guerra nos han dado, me he sentido la
audacia de inventar un poder moral, sacado del fondo de la
oscuraantigüedad, y de aquellas olvidadas leyes que mantuvieron,
algún tiempo, la virtud entre los griegos y romanos. Bien puede ser
tenido por un candido delirio, mas no es imposible, y yo me lisonjeo que
no desdeñaréis enteramente un pensamiento que mejorado por la
experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz.
Horrorizado de la divergencia que ha reinado y debe reinar entre nosotros por
el espíritu sutil que caracteriza al Gobierno federativo, he sido
arrastrado a rogaros para que adoptéis el centralismo y la
reunión de todos los Estados de Venezuela en una República sola e
indivisible. Esta medida, en mi opinión, urgente, vital, redentora, es
de tal naturaleza que, sin ella, el fruto de nuestra regeneración
sera la muerte.
Mi deber es, legisladores, presentaros un cuadro prolijo y fiel de mi
administración política, civil y militar, mas sería cansar
demasiado vuestra importante atención y privaros en este momento de un
tiempo tan precioso como urgente. En consecuencia, los secretarios de Estado
daran cuenta al Congreso de sus diferentes Departamentos exhibiendo al mismo
tiempo los documentos y archivos que serviran de ilustración para
tomar un exacto conocimiento del estado real y positivo de la República.
Yo no os hablaría de los actos mas notables de mi mando si
éstos no incumbiesen a la mayoría de los venezolanos. Se trata,
señor, de las resoluciones mas importantes de este último
período.
La atroz e impía esclavitud cubría con su negro manto la tierra
de Venezuela, y nuestro cielo sehallaba recargado de tempestuosas nubes, que
amenazaban un diluvio de fuego. Yo imploré la protección del Dios
de la humanidad, y luego la redención disipó las tempestades. La
esclavitud rompió sus grillos, y Venezuela se ha visto rodeada de nuevos
hijos, de hijos agradecidos que han convertido los instrumentos de su
cautiverio en armas de libertad. Sí, los que antes eran esclavos, ya son
libres; los que antes eran enemigos de una madrastra, ya son defensores de una
patria. Encareceros la justicia, la necesidad y la beneficencia de esta medida,
es superfluo cuando vosotros sabéis la historia de los ilotas, de
Espartaco y de Haití; cuando vosotros sabéis que no se puede ser
libre y esclavo a la vez, sino violando a la vez las leyes naturales, las leyes
políticas y las leyes civiles. Yo abandono a vuestra soberana decisión
la reforma o la revocación de todos mis estatutos y decretos; pero yo
imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como
imploraría mi vida y la vida de la República.
Representaros la historia militar de Venezuela sería recordaros la
historia del heroísmo republicano entre los antiguos; sería
deciros que Venezuela ha entrado en el gran cuadro de los sacrificios hechos
sobre el altar de la libertad. Nada ha podido llenar los nobles pechos de
nuestros generosos guerreros, sino los honores sublimes que se tributan a los
bienhechores del género humano. No combatiendo por el poder, ni por la
fortuna, ni aun por la gloria, sino tan sólo por la libertad,
títulos delibertadores de la República, son sus dignos
galardones. Yo, pues, fundando una sociedad sagrada con estos ínclitos
varones, he instituido el orden de los Libertadores de Venezuela.
¡Legisladores! A vosotros pertenecen las facultades de conocer honores y
decoraciones, vuestro es el deber de ejercer este acto augusto de la gratitud
nacional.
Hombres que se han desprendido de todos los goces, de todos los bienes que
antes poseían, como el producto de su virtud y talentosos hombres que
han experimentado cuanto es cruel en una guerra honrosa, padeciendo las
privaciones mas dolorosas, y los tormentos mas acerbos, hombres
tan beneméritos de la patria, han debido llamar la atención del
gobierno. En consecuencia he mandado recompensarlos con los bienes de la
nación. Si he contraído para con el pueblo alguna especie de
mérito, pido a sus representantes oigan mi súplica como el premio
de mis débiles servicios. Que el Congreso ordene la distribución
de los bienes nacionales, conforme a la ley que a nombre de la República
he decretado a beneficio de los militares venezolanos.
Ya que por infinitos triunfos hemos logrado anonadar las huestes
españolas, desesperada la Corte de Madrid ha pretendido sorprender
vanamente la conciencia de los magnanimos soberanos que acaban de
extirpar la usurpación y la tiranía en Europa, y deben ser los
protectores de la legitimidad y de la justicia de la causa americana. Incapaz
de alcanzar con sus armas nuestra sumisión, recurre España a su
política insidiosa; no pudiendo vencernos, haquerido emplear sus artes
suspicaces. Fernando se ha humillado hasta confesar que ha menester de la protección
extranjera para retornarnos a su ignominioso yugo, ¡a un yugo que todo
poder es nulo para imponerlo!
Convencida
Venezuela de poseer las fuerzas suficientes para repeler a sus opresores, ha
pronunciado, por el órgano del gobierno, su última voluntad de
combatir hasta expirar, por defender su vida política, no sólo
contra España, sino contra todos los hombres, si todos los hombres se
hubiesen degradado tanto, que abrazasen la defensa de un gobierno devorador,
cuyos únicos móviles son una espada exterminadora y las llamas de
la Inquisición. Un gobierno que ya no quiere dominios, sino desiertos;
ciudades, sino ruinas; vasallos, sino tumbas. La declaración de la
República de Venezuela es el Acta mas gloriosa, mas heroica,
mas digna de un pueblo libre; es la que con mayor satisfacción
tengo el honor de ofrecer al Congreso ya sancionada por la expresión
unanime del pueblo de Venezuela.
Desde la segunda época de la República nuestro ejército
carecía de elementos militares, siempre ha estado desarmado; siempre le
han faltado municiones; siempre ha estado mal equipado. Ahora los soldados
defensores de la independencia no solamente estan armados de la
justicia, sino también de la fuerza. Nuestras tropas pueden medirse con
las mas selectas de Europa, ya que no hay desigualdad en los medios
destructores. Tan grandes ventajas las debemos a la liberalidad sin
límites de algunos generosos extranjeros quehan visto gemir la humanidad
y sucumbir la causa de la razón, y no la han visto tranquilos
espectadores, sino que han volado con sus protectores auxilios, y han prestado
a la República cuanto ella necesitaba para hacer triunfar sus principios
filantrópicos. Estos amigos de la humanidad son los genios custodios de
América, y a ellos somos deudores de un eterno reconocimiento, como
igualmente de un cumplimiento religioso, a las sagradas obligaciones que con
ellos hemos contraído. La deuda nacional, legisladores, es el
depósito de la fe, del honor y de la gratitud de Venezuela. Respetadla
como la Arca Santa, que encierra no tanto los derechos de nuestros
bienhechores, cuanto la gloria de nuestra fidelidad. Perezcamos primero que
quebrantar un empeño que ha salvado la patria y la vida de sus hijos.
La reunión de Nueva Granada y Venezuela en un grande Estado ha sido el
voto uniforme de los pueblos y gobiernos de estas Repúblicas. La suerte
de la guerra ha verificado este enlace tan anhelado por todos los colombianos;
de hecho estamos incorporados. Estos pueblos hermanos ya os han confiado sus
intereses, sus derechos, sus destinos. Al contemplar la reunión de esta
inmensa comarca, mi alma se remonta a la eminencia que exige la perspectiva
colosal, que ofrece un cuadro tan asombroso. Volando por entre las
próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos futuros, y
observando desde alla, con admiración y pasmo, la prosperidad, el
esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me
siendoarrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del universo,
extendiéndose sobre sus dilatadas costas, entre esos océanos, que
la naturaleza había separado, y que nuestra patria reúne con
prolongados y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo, de centro, de
emporio a la familia humana; ya la veo enviando a todos los recintos de la
tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y de oro; ya la veo
distribuyendo por sus divinas plantas la salud y la vida a los hombres
dolientes del antiguo universo; ya la veo comunicando sus preciosos secretos a
los sabios que ignoran cuan superior es la suma de las luces, a la suma de las
riquezas, que le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el trono
de la libertad, empuñando el cetro de la justicia, coronada por la
gloria, mostrar al mundo antiguo la majestad del mundo moderno. Dignaos,
legisladores, acoger con indulgencias la profesión de mi conciencia
política, los últimos votos de mi corazón y los ruegos
fervorosos que a nombre del pueblo me atrevo a dirigiros. Dignaos conceder a
Venezuela un Gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente
moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un
Gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un Gobierno que
haga triunfar bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad.
Señor, empezad vuestras funciones; yo he terminado las mías.
Carlos Daniel Angulo
Discurso de Angostura
El discurso de Angostura es la intervención que
hizo SimónBolívar en la provincia de Guayana, en el
recién creado Congreso de Angostura en el contexto de la
independencia de Venezuela y Colombia. El discurso fue publicado en
el Correo del Orinoco, números 19, 20, 21 y 22 del 20 de
febrero al 13 de marzo de 1819.
En el discurso pronunciado durante casi una hora ante El Congreso de Angostura,
el Libertador analizó de manera profunda la realidad de su tiempo,
señalando la conveniencia de que las instituciones que surgieran en
América a raíz de la Independencia, debían responder a las
necesidades y posibilidades de estas sociedades, sin copiar modelos de tierras
extrañas. Aunque se reconoce en este documento lo favorable del
régimen federal para otras naciones; se sostiene que en el caso de
Venezuela es preferible un Centralismo, basado en un Poder Público
distribuido en las clasicas ramas: Ejecutivo, Legislativo y Judicial;
resaltando la fortaleza del Ejecutivo. Sugiere también Bolívar
que a estos tres poderes se agregue una cuarta instancia denominada Poder
Moral, destinado a exaltar el imperio de la virtud y enseñar a los
políticos a ser probos e ilustrados. Asimismo, concebía la idea
de una Camara Alta hereditaria, para mantener en ella la
tradición edificante de los padres de la patria; lo cual no
encajó muy bien con la letra del Poder Moral. En una demostración
de gran ilustración el Libertador hace reminiscencias de Grecia y Roma y
examina las instituciones políticas de Gran Bretaña y Estados
Unidos, citando para esto a filósofos y políticos de
laEnciclopedia y de la Revolución Francesa, para desembocar en la
necesidad de instaurar un sistema republicano-democratico, con proscripción
de la nobleza, los fueros y privilegios, así como de la abolición
de la esclavitud. Otro aspecto al que dedicó una importancia fundamental
en el proceso de consolidación de las repúblicas
latinoamericanas, fue a la educación. En este sentido, para él
educar era tan importante como libertar. De lo que se desprende su memorable
sentencia: 'Moral y luces son los polos de una República, moral y
luces son nuestras primeras necesidades'. Después de desarrollar
otros tópicos relacionados con una visión sobre la grandeza y el
poderío de la América libre y unida, cierra Bolívar su
discurso con la siguiente exhortación al Congreso: ' Señor,
empezad vuestras funciones: yo he terminado las mías'. Tras esto
hizo entrega de un proyecto de Constitución así como del Poder
Moral, a fin de que fueran estudiados por los diputados, añadiendo:
'El Congreso de Colombia esta instalado; en él reside, desde
este momento, la Soberanía Nacional. Mi espada y las de mis
ínclitos compañeros de armas estan siempre prontas a
sostener su augusta autoridad. ¡Viva el Congreso de Colombia!'.
Luego de pronunciar su discurso, Bolívar tomó juramento a los
diputados y luego puso en manos del presidente del Congreso, Francisco Antonio
Zea, su bastón de mando, renunciando con esto a su cargo de jefe
supremo; lo que no fue aceptado por el poder legislativo, que por unanimidad se
lo devolvió. El discursoefectuado por Bolívar ante el Congreso de
Angostura, fue publicado (aunque incompleto) los días 20 y 27 de febrero
y 6 y 13 de marzo en las columnas del Correo de Orinoco. También fue
traducido al inglés por James Hamilton e impreso en los talleres de
Andrés Roderick, en Angostura. En abril de 1820, circuló en
Bogota un folleto con el texto en español revisado por el propio
Bolívar. Por mucho tiempo estuvo extraviado el manuscrito original que
leyó el Libertador ante el Congreso de Angostura, hasta que en 1975 los
miembros de la familia britanica Hamilton-Grierson, descendientes de
James Hamilton (quien lo había conservado en su poder) lo devolvieron a
la nación venezolana.1
DISCURSO DE ANGOSTURA
(Discurso pronunciado por el Libertador ante el Congreso de Angostura
el 15 de febrero de 1819, día de su instalación)
Señor. ¡dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su
mando ha convocado la Soberanía Nacional para que ejerza su voluntad
absoluta! Yo, pues, me cuento entre los seres mas favorecidos de la
Divina Providencia, ya que he tenido el honor de reunir a los representantes
del pueblo de Venezuela en este augusto Congreso, fuente de la autoridad
legítima, depósito de la voluntad soberana y arbitro del
destino de la Nación.
Al transmitir a los representantes del pueblo el Poder Supremo que se me
había confiado, colmo los votos de mi corazón, los de mis
conciudadanos y los de nuestras futuras generaciones, que todo lo esperan de
vuestra sabiduría, rectitud y prudencia. Cuando cumplo coneste dulce
deber, me liberto de la inmensa autoridad que me agobia, como de la
responsabilidad ilimitada que pesaba sobre mis débiles fuerzas.
Solamente una necesidad forzosa, unida a la voluntad imperiosa del pueblo, me
habría sometido al terrible y peligroso cargo de Dictador Jefe
Supremo de la República. ¡Pero ya respiro
devolviéndoos esta autoridad, que con tanto riesgo, dificultad y pena he
logrado mantener en medio de las tribulaciones mas horrorosas que pueden
afligir a un cuerpo social! No ha sido la época de la República,
que he presidido, una nueva tempestad política, ni una guerra
sangrienta, ni una anarquía popular, ha sido, sí, el desarrollo
de todos los elementos desorganizadores: ha sido la inundación de un
torrente infernal que ha sumergido la tierra de Venezuela. Un hombre ¡y
un hombre como yo! ¿qué diques podría oponer al
ímpetu de estas devastaciones? En medio de este piélago de angustias
no he sido mas que un vil juguete del huracan revolucionario que
me arrebataba como una débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal;
fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos; atribuirmelos
no sería justo, y sería darme una importancia que no merezco.
¿Queréis conocer los autores de los acontecimientos pasados y del
orden actual? Consultad los anales de España, de América, de
Venezuela; examinad las leyes de Indias, el régimen de los antiguos
mandatarios, la influencia de la religión y del dominio extranjero;
observad los primeros actos del gobierno republicano laferocidad de nuestros
enemigos y el caracter nacional. No me preguntéis sobre los
efectos de estos trastornos para siempre lamentables; apenas se me puede
suponer simple instrumento de los grandes móviles que han obrado sobre
Venezuela; sin embargo, mi vida, mi conducta, todas mis acciones
públicas y privadas estan sujetas a la censura del pueblo.
¡Representantes! vosotros debéis juzgarlas. Yo someto la historia
de mi mando a vuestra imparcial decisión; nada añadiré
para excusarla; ya he dicho cuanto puede hacer mi apología. Si merezco
vuestra aprobación, habré alcanzado el sublime título de
buen ciudadano, preferible para mí al de Libertador que me dio
Venezuela, al de Pacíficador que me dio Cundinamarca, y a los
que el mundo entero puede dar.
¡Legisladores! Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de
Venezuela. Vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a la felicidad de
la República: en vuestras manos esta la balanza de nuestros
destinos, la medida de nuestra gloria; ellas sellaran los decretos que
fijen nuestra Libertad. En este momento el Jefe Supremo de la
República no es mas que un simple ciudadano; y tal quiere quedar
hasta la muerte. Serviré sin embargo en la carrera de las armas mientras
haya enemigos en Venezuela. Multitud de beneméritos hijos tiene la
patria, capaces de dirigirla, talentos, virtudes, experiencia y cuanto se
requiere para mandar a hombres libres, son el patrimonio de muchos de los que
aquí representan el pueblo; y fuera de este soberano cuerpo se
encuentranciudadanos que en todas épocas han demostrado valor para
arrostrar los peligros, prudencia para evitarlos y el arte, en fin, de
gobernarse y de gobernar a otros. Estos ilustres varones mereceran sin
duda los sufragios del Congreso y a ellos se encargara del gobierno, que
tan cordial y sinceramente acabo de renunciar para siempre.
La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha
sido el término de los gobiernos democraticos. Las repetidas
elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan
peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El
pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de
donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la
garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer
con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo,
los mande perpetuamente.
Ya, pues, que por este acto de mi adhesión a la libertad de Venezuela
puedo aspirar a la gloria de ser contado entre sus mas fieles amantes;
permitidme, Señor, que exponga con la franqueza de un verdadero
republicano mi respetuoso dictamen en este Proyecto de
Constitución que me tomo la libertad de ofreceros en testimonio de
la sinceridad y del candor de mis sentimientos. Como se trata de la salud de
todos, me atrevo a creer que tengo derecho para ser oído por los
representantes del pueblo. Yo sé muy bien que vuestra sabiduría
no ha menester de consejos, y sé también que mi Proyecto, acaso,
osparecera erróneo, impracticable. Pero Señor, aceptad con
benignidad este trabajo, que mas bien es el tributo de mi sincera
sumisión al Congreso que el efecto de una levedad presuntuosa. Por otra
parte, siendo vuestras funciones la creación de un cuerpo
político y aun se podría decir la creación de una sociedad
entera, rodeada de todos los inconvenientes que presenta una situación,
la mas singular y difícil, quiza el grito de un ciudadano
pueda advertir la presencia de un peligro encubierto de desconocido.
Echando una ojeada sobre lo pasado, veremos cual es la base de la
República de Venezuela.
A1 desprenderse la América de la Monarquía Española, se ha
encontrado semejante al Imperio Romano, cuando aquella enorme masa cayó
dispersa en medio del antiguo mundo. Cada desmembración formó
entonces una nación independiente conforme a su situación o a sus
intereses; pero con la diferencia de que aquellos miembros volvían a
restablecer sus primeras asociaciones. Nosotros ni aún conservamos los
vestigios de lo que fue en otro tiempo; no somos europeos, no somos indios,
sino una especie media entre los aborígenes y los españoles.
Americanos por nacimiento y europeos por derechos, nos hallamos en el conflicto
de disputar a los naturales los títulos de posesión y de
mantenernos en el país que nos vio nacer, contra la oposición de
los invasores; así nuestro caso es el mas extraordinario y
complicado. Todavía hay mas; nuestra suerte ha sido siempre
puramente pasiva, nuestra existencia política ha sido siempre nula ynos
hallamos en tanta mas dificultad para alcanzar la Libertad, cuanto que
estabamos colocados en un grado inferior al de la servidumbre; porque no
solamente se nos había robado la Libertad, sino también la tiranía
activa y doméstica. Permítaseme explicar esta paradoja. En el
régimen absoluto, el poder autorizado no admite límites. La
voluntad del déspota es la Ley Suprema, ejecutada arbitrariamente por
los subalternos que participan de la opresión organizada en razón
de la autoridad de que gozan. Ellos estan encargados de las funciones
civiles, políticas, militares y religiosas; pero al fin son persas los
satrapas de Persia, son turcos los bajaes del gran señor, son
tartaros los sultanes de la Tartaria. La China no envía a buscar
mandarines a la cuna de Gengis Kan, que la conquistó. Por el contrario,
la América todo lo recibía de España que realmente la
había privado del goce y ejercicio de la tiranía activa, no
permitiéndose sus funciones en nuestros asuntos domésticos y
administración interior. Esta abnegación nos había puesto
en la imposibilidad de conocer el curso de los negocios públicos;
tampoco gozabamos de la consideración personal que inspira el
brillo del poder a los ojos de la multitud, y que es de tanta importancia en
las grandes revoluciones. Lo diré de una vez, estabamos
abstraídos, ausentes del universo en cuanto era relativo a la ciencia
del Gobierno.
Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la
tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder, nivirtud.
Discípulos de tan perniciosos maestros, las lecciones que hemos recibido
y los ejemplos que hemos estudiado, son los mas destructores. Por el
engaño se nos ha dominado mas que por la fuerza; y por el vicio
se nos ha degradado mas bien que por la superstición. La
esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento
ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan
de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político,
económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones;
toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la
venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que, instigado por el
sentimiento de su fuerza, marcha con la seguridad del hombre mas
perspicaz, y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos. Un
pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a perderla; porque
en vano se esforzaran en mostrarle que la felicidad consiste en la practica
de la virtud; que el imperio de las leyes es mas poderoso que el de los
tiranos, porque son mas inflexibles, y todo debe someterse a su
benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las
columnas de las leyes que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la
libertad. Así, legisladores, vuestra empresa es tanto mas
ímproba cuanto que tenéis que constituir a hombres pervertidos
por las ilusiones del error y por incentivos nocivos. La libertad, dice
Rousseau, es un alimento suculentopero de difícil digestión.
Nuestros débiles conciudadanos tendran que enrobustecer su
espíritu mucho antes que logren digerir el saludable nutritivo de la
libertad. Entumidos sus miembros por las cadenas, debilitada su vista en las
sombras de las mazmorras, y aniquilados por las pestilencias serviles,
¿seran capaces de marchar con pasos firmes hacia el augusto
Templo de la Libertad? ¿Seran capaces de admirar de cerca sus
espléndidos rayos y respirar sin opresión el éter puro que
allí reina?
Meditad bien vuestra elección, legisladores. No olvidéis que vais
a echar los fundamentos a un pueblo naciente que podra elevarse a la
grandeza que la naturaleza le ha señalado, si vosotros
proporcionais su base al eminente rango que le espera. Si vuestra elección
no esta presidida por el genio tutelar de Venezuela, que debe inspiraros
el acierto al escoger la naturaleza y la forma de gobierno que vais a adoptar
para la felicidad del pueblo; si no acertais, repito, la esclavitud
sera el término de nuestra transformación.
Los anales de los tiempos pasados os presentaran millares de gobiernos.
Traed a la imaginación las naciones que han brillado sobre la tierra, y
contemplaréis afligidos que casi toda la tierra ha sido, y aún
es, víctima de sus gobiernos. Observaréis muchos sistemas de
manejar hombres, mas todos para oprimirlos; y si la costumbre de mirar al
género humano conducido por pastores de pueblos, no disminuyese el
horror de tan chocante espectaculo, nos pasmaríamos al ver
nuestra dócil especie pacer sobrela superficie del globo como viles
rebaños destinados a alimentar a sus crueles conductores. La naturaleza
a la verdad nos dota, al nacer, del incentivo de la libertad; mas sea pereza,
sea propensión inherente a la humanidad, lo cierto es que ella reposa
tranquila aunque ligada con las trabas que le imponen. Al contemplarla en este
estado de prostitución, parece que tenemos razón para persuadimos
que los mas de los hombres tienen por verdadera aquella humillante
maxima, que mas cuesta mantener el equilibrio de la libertad que
soportar el peso de la tiranía. ¡Ojala que esta
maxima contraria a la moral de la naturaleza fuese falsa!
¡Ojala que esta maxima no estuviese sancionada por la
indolencia de los hombres con respecto a sus derechos mas sagrados!
Muchas naciones antiguas y modernas han sacudido la opresión; pero son
rarísimas las que han sabido gozar algunos preciosos momentos de
libertad; muy luego han recaído en sus antiguos vicios políticos;
porque son los pueblos mas bien que los gobiernos los que arrastran tras
sí la tiranía. El habito de la dominación los hace
insensibles a los encantos del honor y de la prosperidad nacional; y miran con
indolencia la gloria de vivir en el movimiento de la libertad, bajo la tutela
de leyes dictadas por su propia voluntad. Los fastos del universo proclaman
esta espantosa verdad.
Sólo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta
libertad; pero, ¿cual es el gobierno democratico que ha
reunido a un tiempo, poder, prosperidad, y permanencia? ¿Yno se ha visto
por el contrario la aristocracia, la monarquía cimentar grandes y
poderosos imperios por siglos y siglos? ¿Qué gobierno mas
antiguo que el de China? ¿Qué república ha excedido en
duración a la de Esparta, a la de Venecia? ¿E1 Imperio Romano no
conquistó la tierra? ¿No tiene la Francia catorce siglos de
monarquía? ¿Quién es mas grande que la Inglaterra?
Estas naciones, sin embargo, han sido o son aristocracias y monarquías.
A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado de gozo por los
grandes pasos que ha dado nuestra República al entrar en su noble
carrera. Amando lo mas útil, animada de lo mas justo, y
aspirando a lo mas perfecto al separarse Venezuela de la nación
española, ha recobrado su independencia, su libertad, su igualdad, su
soberanía nacional. Constituyéndose en una República
Democratica, proscribió la monarquía, las distinciones, la
nobleza, los fueros, los privilegios: declaró los derechos del hombre,
la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos eminentemente
liberales jamas seran demasiado admirados por la pureza que los
ha dictado. E1 primer Congreso de Venezuela ha estampado en los anales de
nuestra legislación, con caracteres indelebles, la majestad del pueblo
dignamente expresada, al sellar el acto social mas capaz de formar la dicha
de una nación. Necesito de recoger todas mis fuerzas para sentir con
toda la vehemencia de que soy susceptible, el supremo bien que encierra en
sí este Código inmortal de nuestros derechos y denuestras leyes.
¡Pero cómo osaré decirlo! ¿Me atreveré yo a
profanar con mi censura las tablas sagradas de nuestras leyes. . .? Hay
sentimientos que no se pueden contener en el pecho de un amante de la patria;
ellos rebosan agitados por su propia violencia, y a pesar del mismo que los
abriga, una fuerza imperiosa los comunica. Estoy penetrado de la idea de que el
Gobierno de Venezuela debe reformarse; y que aunque muchos ilustres ciudadanos
piensen como yo, no todos tienen el arrojo necesario para profesar
públicamente la adopción de nuevos principios. Esta consideración
me insta a tomar la iniciativa en un asunto de la mayor gravedad, y en que hay
sobrada audacia en dar avisos a los consejeros del pueblo.
Cuanto mas admiro la excelencia de la Constitución Federal de
Venezuela, tanto mas me persuado de la imposibilidad de su
aplicación a nuestro estado. Y según mi modo de ver, es un
prodigio que su modelo en el Norte de América subsista tan
prósperamente y no se trastorne al aspecto del primer embarazo o
peligro. A pesar de que aquel pueblo es un modelo singular de virtudes
políticas y de ilustración moral; no obstante que la libertad ha
sido su cuna, se ha criado en la libertad y se alimenta de pura libertad; lo
diré todo, aunque bajo de muchos respectos, este pueblo es único
en la historia del género humano, es un prodigio, repito, que un sistema
tan débil y complicado como el federal haya podido regirlo en
circunstancias tan difíciles y delicadas como las pasadas. Pero sea lo
que fuere de esteGobierno con respecto a la Nación Americanas, debo decir
que ni remotamente ha entrado en mi idea asimilar la situación y
naturaleza de los estados tan distintos como el Inglés Americano y el
Americano Español. ¿No sería muy difícil aplicar a
España el código de libertad política, civil y religiosa
de la Inglaterra? Pues aún es mas difícil adaptar en
Venezuela las leyes del Norte de América. ¿No dice El
Espíritu de las Leyes que éstas deben ser propias para el
pueblo que se hacen? ¿que es una gran casualidad que las de una
nación puedan convenir a otra? ¿que las leyes deben ser relativas
a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su
situación, a su extensión, al género de vida de los
pueblos; referirse al grado de libertad que la Constitución puede
sufrir, a la religión de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus
riquezas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus modales?
¡He aquí el Código que debíamos consultar, y no el
de Washington!
La Constitución Venezolana sin embargo de haber tomado sus bases de la
mas perfecta, si se atiende a la corrección de los principios y a
los efectos benéficos de su administración, difirió
esencialmente de la Americana en un punto cardinal, y sin duda el mas
importante. El Congreso de Venezuela como el Americano participa de algunas de
las atribuciones del Poder Ejecutivo. Nosotros, ademas, subdividimos
este Poder habiéndolo cometido a un cuerpo colectivo sujeto por
consiguiente a los inconvenientes de hacer periódica la existencia
delGobierno, de suspenderla y disolverla siempre que se separan sus miembros.
Nuestro triunvirato carece, por decirlo así, de unidad, de
continuación y de responsabilidad individual; esta privado de
acción momentanea, de vida continua, de uniformidad real, de
responsabilidad inmediata, y un gobierno que no posee cuanto constituye su
moralidad, debe llamarse nulo.
Aunque las facultades del Presidente de los Estados Unidos estan
limitadas con restricciones excesivas, ejerce por sí solo todas las
funciones gubernativas que la Constitución le atribuye, y es indubitable
que su administración debe ser mas uniforme, constante y
verdaderamente propia que la de un poder diseminado entre varios individuos
cuyo compuesto no puede ser menos que monstruoso.
El Poder Judiciario en Venezuela es semejante al Americano, indefinido en
duración, temporal y no vitalicio; goza de toda la independencia que le
corresponde.
El primer Congreso en su Constitución Federal mas consultó
el espíritu de las provincias, que la idea sólida de formar una
República indivisible y central. Aquí cedieron nuestros
legisladores al empeño inconsiderado de aquellos provinciales seducidos
por el deslumbrante brillo de la felicidad del Pueblo Americano, pensando que
las bendiciones de que goza son debidas exclusivamente a la forma de gobierno y
no al caracter y costumbres de los ciudadanos. Y en efecto, el ejemplo
de los Estados Unidos por su peregrina prosperidad era demasiado lisonjero para
que no fuese seguido. ¿Quién puede resistir al amor queinspira un
gobierno inteligente que liga a un mismo tiempo los derechos particulares a los
derechos generales; que forma de la voluntad común la Ley Suprema de la
voluntad individual? ¿Quién puede resistir al imperio de un
gobierno bienhechor que con una mano habil, activa y poderosa dirige
siempre, y en todas partes, todos sus resortes hacia la perfección
social, que es el fin único de las instituciones humanas?
Mas por halagüeño que parezca y sea en efecto este magnifico
sistema federativo, no era dado a los venezolanos gozarlo repentinamente a
salir de las cadenas. No estabamos preparados para tanto bien; el bien,
como el mal, da la muerte cuando es súbito y excesivo. Nuestra
Constitución Moral no tenía todavía la consistencia
necesaria para recibir el beneficio de un gobierno completamente
representativo, y tan sublime cuanto que podía ser adaptado a una
República de Santos.
¡Representantes del Pueblo! Vosotros estais llamados para
consagrar o suprimir cuanto os parezca digno de ser conservado, reformado o
desechado en nuestro pacto social. A vosotros pertenece el corregir la obra de
nuestros primeros Legisladores; yo querría decir que a vosotros toca
cubrir una parte de la belleza que contiene nuestro Código
Político; porque no todos los corazones estan formados para amar
a todas las beldades; ni todos los ojos son capaces de soportar la luz
celestial de la perfección. E1 libro de los Apóstoles, la moral
de Jesús, la obra divina que nos ha enviado la Providencia para mejorar
a los hombres, tansublime, tan santa, es un diluvio de fuego en Constantinopla,
y el Asia entera ardería en vivas llamas, si este libro de paz se le
impusiese repentinamente por Código de religión, de leyes y de
costumbres.
Séame permitido llamar la atención del Congreso sobre una materia
que puede ser de una importancia vital. Tengamos presente que nuestro pueblo no
es el europeo, ni el americano del Norte, que mas bien es un compuesto
de Africa y de América, que una emanación de la Europa; pues que
hasta la España misma deja de ser europea por su sangre africana, por
sus instituciones y por su caracter. Es imposible asignar con propiedad
a qué familia humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se
ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y
éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos del
seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en sangre, son
extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epidermis; esta desemejanza
trae un reato de la mayor trascendencia.
Los ciudadanos de Venezuela gozan todos por la Constitución,
intérprete de la naturaleza, de una perfecta igualdad política.
Cuando esta igualdad no hubiese sido un dogma en Atenas, en Francia y en
América, deberíamos nosotros consagrarlo para corregir la
diferencia que aparentemente existe. Mi opinión es, legisladores, que el
principio fundamental de nuestro sistema depende inmediata y exclusivamente de
la igualdad establecida y practicada en Venezuela. Que los hombres nacentodos
con derechos iguales a los bienes de la sociedad, esta sancionado por la
pluralidad de los sabios; como también lo esta que no todos los
hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los rangos; pues
todos deben practicar la virtud y no todos lo practican; todos deben ser
valerosos y todos no lo son; todos deben poseer talentos y todos no los poseen.
De aquí viene la distinción efectiva que se observa entre los
individuos de la sociedad mas liberalmente establecida. Si el principio
de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de
la desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres
desiguales, en genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las leyes corrigen
esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la
educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den
una igualdad ficticia, propiamente llamada política y social. Es una
inspiración eminentemente benéfica la reunión de todas las
clases en un estado, en que la diversidad se multiplicaba en razón de la
propagación de la especie. Por este solo paso se ha arrancado de
raíz la cruel discordia. ¡Cuantos celos, rivalidades y
odios se han evitado!
Habiendo ya cumplido con la justicia, con la humanidad, cumplamos ahora con la
política, con la sociedad, allanando las dificultades que opone un
sistema tan sencillo y natural, mas tan débil que el menor tropiezo lo
trastorna, lo arruina. La diversidad de origen requiere un pulso infinitamente
firme, un tactoinfinitamente delicado para manejar esta sociedad
heterogénea cuyo complicado artificio se disloca, se divide, se disuelve
con la mas ligera alteración.
E1 sistema de gobierno mas perfecto es aquel que produce mayor suma de
felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad
política. Por las leyes que dictó el primer Congreso tenemos
derecho de esperar que la dicha sea el dote de Venezuela; y por las vuestras,
debemos lisonjearnos que la seguridad y la estabilidad eternizaran esta
dicha. A vosotros toca resolver el problema. ¿Cómo,
después de haber roto todas las trabas de nuestra antigua opresión,
podemos hacer la obra maravillosa de evitar que los restos de nuestros duros
hierros no se cambien en armas liberticidas? Las reliquias de la
dominación española permaneceran largo tiempo antes que
lleguemos a anonadarlas; el contagio de despotismo ha impregnado nuestra
atmósfera, y ni el fuego de la guerra, ni el especifico de nuestras
saludables Leyes han purificado el aire que respiramos. Nuestras manos ya
estan libres, y todavía nuestros corazones padecen de las
dolencias de la servidumbre. El hombre, al perder la libertad, decía
Homero, pierde la mitad de su espíritu.
Un gobierno republicano ha sido, es y debe ser el de Venezuela; sus bases deben
ser la soberanía del pueblo: la división de los poderes, la
libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de
la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad para
refundir, digamoslo así, en un todo, la especiede los hombres,
las opiniones políticas y las costumbres públicas. Luego
extendiendo la vista sobre el vasto campo que nos falta por recorrer, fijamos la
atención sobre los privilegios que debemos evitar. Que la historia nos
sirva de guía en esta carrera. Atenas la primera nos da el ejemplo
mas brillante de una democracia absoluta, y al instante, la misma Atenas
nos ofrece el ejemplo mas melancólico de la extrema debilidad de
esta especie de gobierno. E1 mas sabio legislador de Grecia no vio
conservar su República diez años, y sufrió la
humillación de reconocer la insuficiencia de la democracia absoluta,
para regir ninguna especie de sociedad, ni aun la mas culta,
morígera y limitada, porque sólo brilla con relampagos de
libertad. Reconozcamos, pues, que Solón ha desengañado al mundo y
le ha enseñado cuan difícil es dirigir por simples leyes a
los hombres.
La República de Esparta que parecía una invención quimérica,
produjo mas efectos reales que la obra ingeniosa de Solón.
Gloria, virtud, moral, y por consiguiente la felicidad nacional, fue el
resultado de la Legislación de Licurgo. Aunque dos reyes en un Estado
son dos monstruos para devorarlo, Esparta poco tuvo que sentir en su doble
trono; en tanto que Atenas se prometia la suerte mas espléndida,
con una soberanía absoluta, libre elección de magistrados,
frecuentemente renovados, Leyes suaves, sabias y políticas. Pisistrato,
usurpador y tirano, fue mas saludable a Atenas que sus leyes; y
Pericles, aunque también usurpador, fue el mas
útilciudadano. La República de Tebas no tuvo mas vida que
la de Pelópidas y Epaminondas, porque a veces son los hombres, no los principios,
los que forman los gobiernos. Los códigos, los sistemas, los estatutos
por sabios que sean son obras muertas que poco influyen sobre las sociedades:
¡hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados constituyen las
repúblicas!
La Constitución Romana es la que mayor poder y fortuna ha producido a
ningún pueblo del mundo; allí no había una exacta
distribución de los poderes. Los cónsules, el senado, el pueblo,
ya eran legisladores, ya magistrados, ya jueces; todos participaban de todos
los poderes. El Ejecutivo, compuesto de dos cónsules, padecía del
mismo inconveniente que el de Esparta. A pesar de su deformidad no
sufrió la República la desastrosa discordancia que toda
previsión habría supuesto inseparable, de una magistratura
compuesta de dos individuos, igualmente autorizados con las facultades de un
monarca. Un gobierno cuya única inclinación era la conquista, no
parecía destinado a cimentar la felicidad de su nación. Un
gobierno monstruoso y puramente guerrero elevó a Roma al mas alto
esplendor de virtud y de gloria; y formó de la tierra un dominio romano
para mostrar a los hombres de cuanto son capaces las virtudes políticas
y cuan indiferentes suelen ser las instituciones.
Y pasando de los tiempos antiguos a los modernos encontraremos la Inglaterra y
la Francia, llamando la atención de todas las naciones y dandoles
lecciones elocuentes de todas especies enmaterias de gobierno. La
Revolución de estos dos grandes pueblos, como un radiante meteoro, ha
inundado al mundo con tal profusión de luces políticas, que ya
todos los seres que piensan han aprendido cuales son los derechos del
hombre y cuales sus deberes; en qué consiste la excelencia de los
gobiernos y en qué consisten sus vicios. Todos saben apreciar el valor
intrínseco de las teorías especulativas de los filósofos y
legisladores modernos. En fin, este astro, en su luminosa carrera, aun ha
encendido los pechos de los apaticos españoles, que
también se han lanzado en el torbellino político; han hecho sus
efímeras pruebas de libertad, han reconocido su incapacidad para vivir
bajo el dulce dominio de las leyes y han vuelto a sepultarse en sus prisiones y
hogueras inmemoriales.
Aquí es el lugar de repetiros, legisladores, lo que os dice el elocuente
Volney en la Dedicatoria de sus Ruinas de palmira: 'A los
pueblos nacientes de las Indias Castellanas, a los Jefes generosos que lo
guían a la libertad: que los errores e infortunios del mundo antiguo
enseñen la sabiduría y la felicidad al mundo nuevo'. Que no
se pierdan, pues, las lecciones de la experiencia; y que las escuelas de
Grecia, de Roma, de Francia, de Inglaterra y de América nos instruyan en
la difícil ciencia de crear y conservar las naciones con leyes propias,
justas, legítimas y sobre todo útiles. No olvidando jamas
que la excelencia de un gobierno no consiste en su teoría, en su forma,
ni en su mecanismo, sino en ser apropiado a lanaturaleza y al caracter
de la nación para quien se instituye.
Roma y la Gran Bretaña son las naciones que mas han sobresalido
entre las antiguas y modernas; ambas nacieron para mandar y ser libres; pero
ambas se constituyeron no con brillantes formas de libertad, sino con
establecimientos sólidos. Así, pues, os recomiendo,
Representantes, el estudio de la constitución Britanica que es la
que parece destinada a operar el mayor bien posible a los pueblos que la
adoptan; pero por perfecta que sea, estoy muy lejos de proponeros su
imitación servil. Cuando hablo de Gobierno Britanico sólo
me refiero a lo que tiene de republicanismo, y a la verdad ¿puede
llamarse pura monarquía un sistema en el cual se reconoce la
soberanía popular, la división y el equilibrio de los poderes, la
libertad civil, de conciencia, de imprenta, y cuanto es sublime en la
política? ¿Puede haber mas libertad en ninguna especie de
república? ¿Y puede pretenderse a mas en el orden social?
Yo os recomiendo esta Constitución como la mas digna de servir de
modelo a cuantos aspiran al goce de los derechos del hombre y a toda la
felicidad política que es compatible con nuestra fragil
naturaleza.
En nada alteraríamos nuestras leyes fundamentales, si adoptasemos
un Poder Legislativo semejante al Parlamento Britanico. Hemos dividido
como los americanos la Representación Nacional en dos Camaras: la
de Representantes y el Senado. La primera esta compuesta muy sabiamente,
goza de todas las atribuciones que le corresponden y no es susceptible deuna
reforma esencial, porque la Constitución le ha dado el origen, la forma
y las facultades que requiere la voluntad del pueblo para ser legitima y
competentemente representada. Si el Senado en lugar de ser electivo fuese
hereditario, sería en mi concepto la base, el lazo, el alma de nuestra
República. Este Cuerpo en las tempestades políticas
pararía los rayos del gobierno y rechazaría las olas populares.
Adicto al gobierno por el justo interés de su propia conservación,
se opondría siempre a las invasiones que el pueblo intenta contra la
jurisdicción y la autoridad de sus magistrados. Debemos confesarlo: los
mas de los hombres desconocen sus verdaderos intereses, y constantemente
procuran asaltarlos en las manos de sus depositarios: el individuo pugna contra
la masa, y la masa contra la autoridad. Por tanto, es preciso que en todos los
gobiernos exista un cuerpo neutro que se ponga siempre de parte del ofendido y
desarme al ofensor. Este cuerpo neutro, para que pueda ser tal, no ha de deber
su origen a la elección del gobierno, ni a la del pueblo; de modo que
goce de una plenitud de independencia que ni tema, ni espere nada de estas dos
fuentes de autoridad. El Senado hereditario como parte del pueblo, participa de
sus intereses, de sus sentimientos y de su espíritu. Por esa causa no
debe presumir que un Senado hereditario se desprenda de los intereses
populares, ni olvide sus deberes legislativos. Los Senadores en Roma, y los
Lores en Londres han sido las columnas mas firmes sobre las que se
hafundado el edificio de la libertad política y civil.
Estos Senadores seran elegidos la primera vez por el Congreso. Los
sucesores al Senado llaman la primera atención del gobierno, que
debería educarlos en un Colegio especialmente destinado para instruir
aquellos tutores, legisladores futuros de la patria. Aprenderían las
artes, las ciencias y las letras que adornan el espíritu de un hombre
público; desde su infancia ellos sabrían a qué carrera la
providencia los destinaba, y desde muy tiernos elevarían su alma a la
dignidad que los espera.
De ningún modo sería una violación de la igualdad
política la creación de un Senado hereditario; no es una nobleza
la que pretendo establecer porque, como ha dicho un célebre republicano,
sería destruir a la vez la igualdad y la libertad. Es un oficio para el
cual se deben preparar los candidatos, y es un oficio que exige mucho saber, y
los medios proporcionados para adquirir su instrucción. Todo no se debe
dejar al acaso y a la ventura de las elecciones: el pueblo se engaña
mas facilmente que la naturaleza perfeccionada por el arte; y
aunque es verdad que estos senadores no saldrían del seno de las
virtudes, también es verdad que saldrían del seno de una
educación ilustrada. Por otra parte, los libertadores de Venezuela son
acreedores a ocupar siempre un alto rango en la República que les debe
su existencia. Creo que la posteridad vería con sentimiento anonadado
los nombres ilustres de sus primeros bienhechores: digo mas, es del
interés público, es de la gratitudde Venezuela, es del honor
nacional, conservar con gloria, hasta la última posteridad, una raza de
hombres virtuosos, prudentes y esforzados que superando todos los
obstaculos, han fundado la República a costa de los mas
heróicos sacrificios. Y si el pueblo de Venezuela no aplaude la
elevación de sus bienhechores, es indigno de ser libre y no lo
sera jamas.
Un Senado hereditario, repito, sera la base fundamental del Poder
Legislativo, y por consiguiente sera la base de todo gobierno. Igualmente
servira de contrapeso para el gobierno y para el pueblo: sera una
potestad intermedia que embote los tiros que recíprocamente se lanzan
estos eternos rivales. En todas las luchas la calma de un tercero viene a ser
el órgano de la reconciliación, así el Senado de Venezuela
sera la traba de este edificio delicado y harto susceptible de
impresiones violentas; sera el iris que calmara las tempestades y
mantendra la armonía entre los miembros y la cabeza de este
cuerpo político.
Ningún estimulo podra adulterar un Cuerpo Legislativo investido
de los primeros honores, dependiente de sí mismo sin temer nada del
pueblo, ni esperar nada del Gobierno; que no tiene otro objeto que el de
reprimir todo principio de mal, y propagar todo principio de bien; y que esta
altamente interesado en la existencia de una sociedad en la cual participa de
sus efectos funestos o favorables. Se ha dicho con demasiada razón que
la Camara alta de Inglaterra es preciosa para la nación porque
ofrece un baluarte a la libertad; y yo añado queel Senado de Venezuela,
no sólo sería un baluarte de libertad, sino un apoyo para
eternizar la República.
El Poder Ejecutivo Britanico esta revestido de toda la autoridad
soberana que le pertenece; pero también esta circunvalado de una
triple línea de diques, barreras y estacadas. Es Jefe del Gobierno, pero
sus Ministros y subalternos dependen mas de las leyes que de su
autoridad, porque son personalmente responsables, y ni aun las mismas
órdenes de la autoridad Real los eximen de esa responsabilidad. Es
Generalísimo del Ejército y de la Marina; hace la paz y declara
la guerra; pero el Parlamento es el que decreta anualmente las sumas con que
deben pagarse estas fuerzas militares. Si los tribunales y jueces dependen de
él, las leyes emanan del Parlamento que las ha consagrado. Con el objeto
de neutralizar su poder, es inviolable y sagrada la persona del Rey; y al mismo
tiempo que le dejan libre la cabeza le ligan las manos con que debe obrar. El
Soberano de la Inglaterra tiene tres formidables rivales, su Gabinete que debe
responder al pueblo y al Parlamento; el Senado que defiende los intereses del
pueblo como representante de la nobleza de que se compone; y la Camara
de los Comunes que sirve de órgano y de tribuna al pueblo britanico.
Ademas, como los jueces son responsables del cumplimiento de las leyes,
no se separan de ellas, y los Administradores del Erario, siendo perseguidos no
solamente por sus propias infracciones, sino aun por las que hace el mismo
Gobierno, se guardan bien de malversarlos fondos públicos. Por
mas que se examine la naturaleza del Poder Ejecutivo en Inglaterra, no
se puede hallar nada que no incline a juzgar que es el mas perfecto
modelo, sea para un reino, sea para una aristocracia, sea para una democracia.
Aplíquese a Venezuela este Poder Ejecutivo en la persona de un
Presidente, nombrado por el pueblo o por sus representantes, y habremos dado un
gran paso hacia la felicidad nacional.
Cualquiera que sea el ciudadano que llene estas funciones, se encontrara
auxiliado por la Constitución: autorizado para hacer bien, no
podra hacer mal, porque siempre que se someta a las leyes, sus Ministros
cooperaran con él; si por el contrario pretende infringirlas, sus
propios Ministros lo dejaran aislado en medio de la República, y
aún lo acusaran delante del Senado. Siendo los Ministros los
responsables de las transgresiones que se cometan, ellos son los que gobiernan,
porque ellos son los que las pagan. No es la menor ventaja de este sistema la
obligación en que pone a los funcionarios inmediatos al Poder Ejecutivo
de tomar la parte mas interesada y activa en las deliberaciones del
gobierno, y a mirar como propio este Departamento. Puede suceder que no sea el
Presidente un hombre de grandes talentos, ni de grandes virtudes, y no obstante
la carencia de estas cualidades esenciales, el Presidente
desempeñara sus deberes de un modo satisfactorio, pues en tales
casos el Ministro, haciendo todo por sí mismo, lleva la carga del
Estado.
Por exorbitante que parezca la autoridad delPoder Ejecutivo de Inglaterra,
quizas no es excesiva en la República de Venezuela. Aquí
el Congreso ha ligado las manos y hasta la cabeza a los Magistrados. Este
cuerpo deliberadamente ha asumido una parte de las funciones ejecutivas contra
la maxima de Montesquieu que dice que un Cuerpo Representante no debe
tomar ninguna resolución activa; debe hacer leyes, y ver si se ejecutan
las que hace. Nada es tan contrario a la armonía entre los poderes, como
su mezcla. Nada es tan peligroso con respecto al pueblo como la debilidad del
Ejecutivo, y si en un reino se ha juzgado necesario concederle tantas
facultades, en una república son éstas infinitamente mas
indispensables.
Fijemos nuestra atención sobre esa diferencia y hallaremos que el
equilibrio de los poderes debe distribuirse de dos modos. En las
repúblicas el Ejecutivo debe ser el mas fuerte, porque todo
conspira contra él; en tanto que en las monarquías el mas
fuerte debe ser el Legislativo, porque todo conspira en favor del monarca. La
veneración que profesan los pueblos a la Magistratura Real es un
prestigio, que influye poderosamente a aumentar el respeto supersticioso que se
tributa a esta autoridad.
E1 esplendor del Trono, de la Corona, de la Púrpura; el apoyo formidable
que le presta la nobleza; las inmensas riquezas que generaciones enteras
acumulan en una misma dinastía; la protección fraternal que
recíprocamente reciben todos los reyes, son ventajas muy considerables
que militan en favor de la Autoridad Real y la hacen casi ilimitada.Estas
mismas ventajas son, por consiguiente, las que deben confirmar la necesidad de
atribuir a un Magistrado Republicano, una suma mayor de autoridad que la que
posee un Príncipe Constitucional.
Un Magistrado Republicano es un individuo aislado en medio de una sociedad;
encargado de contener el ímpetu del pueblo hacia la licencia, la
propensión de los jueces y administradores hacia el abuso de las leyes.
Esta sujeto inmediatamente al Cuerpo Legislativo, al Senado, al pueblo:
es un hombre solo resistiendo el ataque combinado de las opiniones, de los
intereses y de las pasiones del Estado social, que como dice Carnot, no hace
mas que luchar continuamente entre el deseo de dominar y el deseo de
substraerse a la dominación. Es en fin un atleta lanzado contra otra
multitud de atletas.
Sólo puede servir de correctivo a esta debilidad, el vigor bien
cimentado y mas bien proporcionado a la resistencia que necesariamente
le oponen al Poder Ejecutivo el Legislativo, el Judiciario y el pueblo de una
República. Si no se ponen al alcance del Ejecutivo todos los medios que
una justa atribución le señala, cae inevitablemente en la nulidad
o en su propio abuso; quiero decir, en la muerte del gobierno, cuyos herederos
son la anarquía, la usurpación y la tiranía. Se quiere contener
la autoridad ejecutiva con restricciones y trabas; nada es mas justo;
pero que se advierta que los lazos que se pretenden conservar se fortifican,
sí, mas no se estrechan.
Que se fortifique, pues, todo el sistema del gobierno, y que elequilibrio se
establezca de modo que no se pierda, y de modo que no sea su propia delicadeza
una causa de decadencia. Por lo mismo que ninguna forma de gobierno es tan
débil como la democratica, su estructura debe ser de la mayor
solidez; y sus instituciones consultarse para la estabilidad. Si no es
así, contemos con que se establece un ensayo de gobierno, y no un
sistema permanente; contemos con una sociedad díscola, tumultuaria y
anarquica y no con un establecimiento social, donde tengan su imperio la
felicidad, la paz y la justicia.
No seamos presuntuosos, Legisladores; seamos moderados en nuestras
pretensiones. No es probable conseguir lo que no ha logrado el género
humano; lo que no han alcanzado las mas grandes y sabias naciones. La
libertad indefinida, la democracia absoluta, son los escollos a donde han ido a
estrellarse todas las esperanzas republicanas. Echad una mirada sobre las
repúblicas antiguas, sobre las repúblicas modernas, sobre las
repúblicas nacientes; casi todas han pretendido establecerse
absolutamente democraticas y a casi todas se les han frustrado sus
justas aspiraciones. Son laudables ciertamente hombres que anhelan por
instituciones legitimas y por una perfección social; pero
¿quién ha dicho a los hombres que ya poseen toda la
sabiduría, que ya practican toda la virtud, que exigen imperiosamente la
liga del poder con la justicia? ¡Angeles, no hombres pueden
únicamente existir libres, tranquilos y dichosos, ejerciendo todos la
Potestad Soberana!
Ya disfruta el pueblo deVenezuela de los derechos que legítima y
facilmente puede gozar; moderemos ahora el ímpetu de las
pretensiones excesivas que quizas le suscitaría la forma de un
gobierno incompetente para él. Abandonemos las formas federales que no
nos convienen; abandonemos el triunvirato del Poder Ejecutivo; y
concentrandolo en un Presidente, confiémosle la autoridad
suficiente para que logre mantenerse luchando contra los inconvenientes anexos
a nuestra reciente situación, al estado de guerra que sufrimos, y a la
especie de los enemigos externos y domésticos, contra quienes tendremos
largo tiempo que combatir. Que el Poder Legislativo se desprenda de las
atribuciones que corresponden al Ejecutivo; y adquiera no obstante nueva
consistencia, nueva influencia en el equilibrio de las autoridades. Que los
tribunales sean reforzados por la estabilidad y la independencia de los jueces;
por el establecimiento de Jurados; de Códigos civiles y criminales que
no sean dictados por la antigüedad ni por reyes conquistadores, sino por
la voz de la naturaleza, por el grito de la justicia, y por el genio de la
sabiduría.
Mi deseo es que todas las partes del gobierno y administración adquieran
el grado de vigor que únicamente puede mantener el equilibrio, no
sólo entre los miembros que componen el Gobierno, sino entre las
diferentes fracciones de que se compone nuestra sociedad. Nada
importaría que los resortes de un sistema político se relajasen
por su debilidad, si esta relajación no arrastrase consigo la
disolución del cuerpo socialy la ruina de los asociados. Los gritos del
género humano en los campos de batalla, o en los campos tumultuarios
claman al cielo contra los inconsiderados y ciegos legisladores, que han
pensado que se pueden hacer impunemente ensayos de quiméricas
instituciones. Todos los pueblos del mundo han pretendido la libertad; los unos
por las armas, los otros por las leyes, pasando alternativamente de la
anarquía al despotismo o del despotismo a la anarquía; muy pocos
son los que se han contentado con pretensiones moderadas,
constituyéndose de un modo conforme a sus medios, a su espíritu y
a sus circunstancias.
No aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre la región de
la libertad, descendamos a la región de la tiranía. De la
libertad absoluta se desciende siempre al poder absoluto, y el medio entre
estos dos términos es la suprema libertad social. Teorías
abstractas son las que producen la perniciosa idea de una libertad ilimitada.
Hagamos que la fuerza pública se contenga en los límites que la
razón y el interés prescriben; que la voluntad nacional se
contenga en los limites que un justo poder le señala: que una
legislación civil y criminal, analoga a nuestra actual
Constitución domine imperiosamente sobre el Poder Judiciario, y entonces
habra un equilibrio, y no habra el choque que embaraza la marcha
del Estado, y no habra esa complicación que traba, en vez de
ligar, la sociedad.
Para formar un gobierno estable se requiere la base de un espíritu
nacional, que tenga por objeto unainclinación uniforme hacia dos puntos
capitales: moderar la voluntad general y limitar la autoridad pública.
Los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de una
difícil asignación; pero se puede concebir que la regla que debe
dirigirlos es la restricción, y la concentración reciproca a fin
de que haya la menos frotación posible entre la voluntad y el poder
legítimo. Esta ciencia se adquiere insensiblemente por la
practica y por el estudio. E1 progreso de la luces es el que ensancha el
progreso de la practica, y la rectitud del espíritu es la que
ensancha el progreso de las luces.
El amor a la patria, el amor a las leyes, el amor a los magistrados, son las
nobles pasiones que deben absorber exclusivamente el alma de un republicano.
Los venezolanos aman la patria, pero no aman sus leyes; porque éstas han
sido nocivas y eran la fuente del mal. Tampoco han podido amar a sus
magistrados, porque eran inicuos, y los nuevos apenas son conocidos en la
carrera en que han entrado. Si no hay un respeto sagrado por la patria, por las
leyes y por las autoridades, la sociedad es una confusión, un abismo; es
un conflicto singular de hombre a hombre, de cuerpo a cuerpo.
Para sacar de este caos nuestra naciente República, todas nuestras
facultades morales no seran bastantes si no fundimos la masa del pueblo
en un todo; la composición del gobierno en un todo; la
legislación en un todo, y el espíritu nacional en un todo.
Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestros
ciudadanos es diferente,mezclémosla para unirla; nuestra
Constitución ha dividido los poderes, enlacémoslos para unirlos;
nuestras leyes son funestas reliquias de todos los despotismos antiguos y
modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga y apartando hasta sus
ruinas, elevemos un templo a la justicia; y bajo los auspicios de su santa
inspiración, dictemos un Código de Leyes Venezolanas. Si queremos
consultar monumentos y modelos de Legislación, la Gran Bretaña,
la Francia, la América Septentrional los ofrecen admirables.
La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor
paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una República,
moral y luces son nuestras primeras necesidades. Tomemos de Atenas su
Areópago, y los guardianes de las costumbres y de las leyes; tomemos de
Roma sus censores y sus tribunales domésticos; y haciendo una santa
alianza de estas instituciones morales, renovemos en el mundo la idea de un
pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso.
Tomemos de Esparta sus austeros establecimientos, y formando de estos tres
manantiales una fuente de virtud, demos a nuestra República una cuarta
potestad cuyo dominio sea la infancia y el corazón de los hombres, el
espíritu público, las buenas costumbres y la moral republicana.
Constituyamos este Areópago para que vele sobre la educación de
los niños, sobre la instrucción nacional; para que purifique lo
que se haya corrompido en la República; que acuse la ingratitud, el
egoísmo, la frialdad del amor a lapatria, el ocio, la negligencia de los
ciudadanos; que juzgue de los principios de corrupción, de los ejemplos
perniciosos; debiendo corregir las costumbres con penas morales, como las leyes
castigan los delitos con penas aflictivas, y no solamente lo que choca contra
ellas, sino lo que las burla; no solamente lo que las ataca, sino lo que las
debilita; no solamente lo que viola la constitución, sino lo que viola
el respeto público. La jurisdicción de este tribunal
verdaderamente santo, debera ser efectiva con respecto a la
educación y a la instrucción, y de opinión solamente en
las penas y castigos. Pero sus anales, o registros donde se consignen sus actas
y deliberaciones, los principios morales y las acciones de los ciudadanos,
seran los libros de la virtud y del vicio. Libros que consultara
el pueblo para sus elecciones, los magistrados para sus resoluciones y los jueces
para sus juicios. Una institución semejante, por mas que parezca
quimérica, es infinitamente mas realizable que otras que algunos
legisladores antiguos y modernos han establecido con menos utilidad del
género humano.
¡Legisladores! Por el proyecto de Constitución que
reverentemente someto a vuestra sabiduría, observaréis el
espíritu que lo ha dictado. Al proponeros la división de los
ciudadanos en activos y pasivos, he pretendido excitar la prosperidad nacional por
las dos mas grandes palancas de la industria: el trabajo y el saber.
Estimulando estos dos poderosos resortes de la sociedad, se alcanza lo
mas difícil entre loshombres: hacerlos honrados y felices.
Poniendo restricciones justas y prudentes en las asambleas primarias y electorales,
ponemos el primer dique a la licencia popular, evitando la concurrencia
tumultuaria y ciega que en todos tiempos ha imprimido el desacierto en las
elecciones y ha ligado por consiguiente, el desacierto a los Magistrados y a la
marcha del Gobierno; pues este acto primordial es el acto generativo de la
libertad o de la esclavitud de un pueblo.
Aumentando en la balanza de los poderes el peso del Congreso por el
número de los legisladores y por la naturaleza del Senado, he procurado
darle una base fija a este primer cuerpo de la nación, y revestirlo de
una consideración importantísima para el éxito de sus
funciones soberanas.
Separando con limites bien señalados la Jurisdicción Ejecutiva de
la Jurisdicción Legislativa, no me he propuesto dividir sino enlazar con
los vínculos de la armonía que nace de la independencia estas
potestades supremas, cuyo choque prolongado jamas ha dejado de aterrar a
uno de los contendientes. Cuando deseo atribuir al Ejecutivo una suma de
facultades superior a la que antes gozaba, no he deseado autorizar un
déspota para que tiranice la República, sino impedir que el
despotismo deliberante no sea la causa inmediata de un circulo de vicisitudes
despóticas en que alternativamente la anarquía sea reemplazada
por la oligarquía y por la monocracia. Al pedir la estabilidad de los
jueces, la creación de jurados y un nuevo Código, he podido al
Congreso la garantíade la libertad civil, la mas preciosa, la
mas justa, la mas necesaria; en una palabra, la única
libertad, pues que sin ella las demas son nulas. He pedido la
corrección de los mas lamentables abusos que sufre nuestra
Judicatura, por su origen vicioso de ese piélago de legislación
española que semejante al tiempo recoge de todas las edades y de todos
los hombres, así las obras de la demencia como las del talento,
así las producciones sensatas como las extravagantes, así los
monumentos del ingenio como los del capricho. Esta Enciclopedia Judiciaria,
monstruo de diez mil cabezas, que hasta ahora ha sido el azote de los pueblos
españoles, es el suplicio mas refinado que la cólera del
cielo ha permitido descargar sobre este desdichado Imperio.
Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el caracter y las
costumbres que la tiranía y la guerra nos han dado, he sentido la
audacia de inventar un Poder Moral, sacado del fondo de la oscura
antigüedad, y de aquellas olvidadas leyes que mantuvieron, algún
tiempo, la virtud entre los griegos y romanos. Bien puede ser tenido por un
candido delirio, mas no es imposible, y yo me lisonjeo que no
desdeñaréis enteramente un pensamiento que mejorado por la
experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz.
Horrorizado de la divergencia que ha reinado y debe reinar entre nosotros por
el espíritu sutil que caracteriza al Gobierno Federativo, he sido
arrastrado a rogaros para que adoptéis el centralismo y la
reunión de todos los Estados de Venezuela en unaRepública sola e
indivisible. Esta medida, en mi opinión, urgente, vital, redentora, es
de tal naturaleza que sin ella el fruto de nuestra regeneración
sera la muerte.
Mi deber es, legisladores, presentaros un cuadro prolijo y fiel de mi
administración política, civil y militar, mas sería cansar
demasiado vuestra importante atención, y privaros en este momento de un
tiempo tan precioso como urgente. En consecuencia, los Secretarios de Estado
daran cuenta al Congreso de sus diferentes departamentos exhibiendo al
mismo tiempo los documentos y archivos que serviran de
ilustración para tomar un exacto conocimiento del estado real y positivo
de la República.
Yo no os hablaría de los actos mas notables de mi mando, si
éstos no incumbiesen a la mayoría de los Venezolanos. Se trata,
Señor, de las resoluciones mas importantes de este último
periodo.
La atroz e impía esclavitud cubría con su negro manto la tierra
de Venezuela, y nuestro cielo se hallaba recargado de tempestuosas nubes, que
amenazaban un diluvio de fuego. Yo imploré la protección del Dios
de la humanidad, y luego la redención disipó las tempestades. La
esclavitud rompió sus grillos, y Venezuela se ha visto rodeada de nuevos
hijos, de hijos agradecidos que han convertido los instrumentos de su
cautiverio en armas de libertad. Si, los que antes eran esclavos ya son libres;
los que antes eran enemigos de una madrastra, ya son defensores de una patria.
Encareceros la justicia, la necesidad y la beneficencia de esta medida es
superfluo cuando vosotrossabéis la historia de los Helotas, de Espartaco
y de Haiti; cuando vosotros sabéis que no se puede ser libre y esclavo a
la vez, sino violando a la vez las leyes naturales, las leyes políticas
y las leyes civiles. Yo abandono a vuestra soberana decisión la reforma
o la revocación de todos mis Estatutos y Decretos; pero yo imploro la
confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría
mi vida y la vida de la República.
Representaros la historia militar de Venezuela sería recordaros la
historia del heroísmo republicano entre los antiguos; sería
deciros que Venezuela ha entrado en el gran cuadro de los sacrificios hechos
sobre el altar de la libertad. Nada ha podido llenar los nobles pechos de
nuestros generosos guerreros, sino los honores sublimes que se tributan a los
bienhechores del género humano. No combatiendo por el poder, ni por la
fortuna, ni aun por la gloria, sino tan sólo por la libertad,
títulos de Libertadores de la República, son sus dignos
galardones. Yo, pues, fundando una sociedad sagrada con estos ínclitos
varones, he instituido el orden de los Libertadores de Venezuela.
¡Legisladores! a vosotros pertenecen las facultades de conceder honores y
condecoraciones, vuestro es el deber de ejercer este acto augusto de gratitud
nacional.
Hombres que se han desprendido de todos los goces, de todos los bienes que
antes poseían, como el producto de su virtud y talentos, hombres que han
experimentado cuanto es cruel en una guerra horrorosa, padeciendo las
privaciones mas dolorosasy los tormentos mas acerbos; hombres tan
beneméritos de la patria, han debido llamar la atención del
Gobierno. En consecuencia he mandado recompensarlos con los bienes de la
nación. Si he contraído para con el pueblo alguna especie de
mérito, pido a sus representantes oigan mi súplica como el premio
de mis débiles servicios. Que el Congreso ordene la distribución
de los bienes nacionales, conforme a la Ley que a nombre de la República
he decretado a beneficio de los militares venezolanos.
Ya que por infinitos triunfos hemos logrado anonadar las huestes
españolas, desesperada la Corte de Madrid ha pretendido sorprender
vanamete la conciencia de los magnanimos soberanos que acaban de extirpar
la usurpación y la tiranía en Europa, y deben ser los protectores
de la legitimidad y de la justicia de la causa americana. Incapaz de alcanzar
con sus armas nuestra sumisión, recurre la España a su
política insidiosa: no pudiendo vencernos, ha querido emplear sus artes
suspicaces. Fernando se ha humillado hasta confesar que ha menester de la
protección extranjera para retornarnos a su ignominioso yugo ¡a un
yugo que todo poder es nulo para imponerlo! Convencida Venezuela de poseer las
fuerzas suficientes para repeler a sus opresores, ha pronunciado por el
órgano del Gobierno, su última voluntad de combatir hasta
expirar, por defender su vida política, no sólo contra la
España, sino contra todos los hombres, si todos los hombres se hubiesen
degradado tanto que abrazasen la defensa de un gobierno devorador,
cuyosúnicos móviles son una espada exterminadora y las llamas de
la Inquisición. Un gobierno que ya no quiere dominios, sino desiertos;
ciudades, sino ruinas; vasallos, sino tumbas. La declaración de la
República de Venezuela es el Acta mas gloriosa, mas
heroica, mas digna de un pueblo libre; es la que con mayor
satisfacción tengo el honor de ofrecer al Congreso ya sancionada por la
expresión unanime del pueblo de Venezuela.
Desde la segunda época de la República nuestro Ejército
carecía de elementos militares: siempre ha estado desarmado; siempre le
han faltado municiones; siempre ha estado mal equipado. Ahora lo soldados
defensores de la Independencia no solamente estan armados de la
justicia, sino también de la fuerza. Nuestras tropas pueden medirse con
las mas selectas de Europa, ya que no hay desigualdad en los medios
destructores. Tan grandes ventajas las debemos a la liberalidad sin limites de
algunos generosos extranjeros que han visto gemir la humanidad y sucumbir la
causa de la razón, y no la han visto tranquilos espectadores, sino que
han volado con sus protectores auxilios y han prestado a la República
cuanto ella necesitaba para hacer triunfar sus principios filantrópicos.
Estos amigos de la humanidad son los genios custodios de la América, y a
ellos somos deudores de un eterno reconocimiento, como igualmente de un
cumplimiento religioso a las sagradas obligaciones que con ellos hemos
contraído. La deuda nacional, Legisladores, es el depósito de la
fe, del honor y de la gratitud deVenezuela. Respetadla como la Arca Santa, que
encierra no tanto los derechos de nuestros bienhechores, cuanto la gloria de
nuestra fidelidad. Perezcamos primero que quebrantar un empeño que ha
salvado la patria y la vida de sus hijos.
La reunión de la Nueva Granada y Venezuela en un grande Estado ha sido
el voto uniforme de los pueblos y gobiernos de estas Repúblicas. La
suerte de la guerra ha verificado este enlace tan anhelado por todos los
Colombianos; de hecho estamos incorporados. Estos pueblos hermanos ya os han
confiado sus intereses, sus derechos, sus destinos. Al contemplar la
reunión de esta inmensa comarca, mi alma se remonta a la eminencia que
exige la perspectiva colosal que ofrece un cuadro tan asombroso. Volando por
entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos
futuros, y observando desde alla, con admiración y pasmo, la
prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me
siento arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del universo,
extendiéndose sobre sus dilatadas costas, entre esos océanos que
la naturaleza había separado, y que nuestra Patria reúne con
prolongados y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo, de centro, de
emporio a la familia humana; ya la veo enviando a todos los recintos de la
tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y de oro; ya la veo
distribuyendo por sus divinas plantas la salud y la vida a los hombres
dolientes del antiguo universo; ya la veo comunicando sus preciosos secretos a
los sabios que ignorancuan superior es la suma de las luces a la suma de
las riquezas que le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el
trono de la libertad, empuñando el cetro de la justicia, coronada por la
gloria, mostrar al mundo antiguo la majestad del mundo moderno.
Dignaos, Legisladores, acoger con indulgencia la profesión de mi
conciencia política, los últimos votos de mi corazón y los
ruegos fervorosos que a nombre del pueblo me atrevo a dirigiros. Dignaos
conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo,
eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la
culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un
gobierno que haga triunfar, bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y
la libertad.
Señor, empezad vuestras funciones: yo he terminado las mías.
ASESINATO DE ANTONIO JOSÉ DE SUCRE
Tal día como hoy, hace 183 años, murió asesinado en la
montaña de Berruecos, en Colombia, el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio
José de Sucre, egregio prócer militar, político y
estadista venezolano, figura fundamental de nuestra independencia, uno de los
mas leales y consecuentes compañeros de armas e ideas del
Libertador, Simón Bolívar.
Antonio José de Sucre y Alcala había nacido en
Cumana, estado Sucre, el 3 de febrero de 1795. Participó en la
campaña de Miranda (1812) contra los realistas, y en 1818 marchó
a Angostura, convirtiéndose en uno de los mejores lugartenientes del
Libertador, Simón Bolívar, cuya amistad y respeto mantuvo de
manerafirme hasta el fin de sus días. Obtuvo decisivas victorias en
Pichincha (24-5-1822) y Ayacucho (6-12-1824), acción que
significó el fin del dominio español en el continente
sudamericano.
Nombrado por el parlamento peruano Gran Mariscal y General en Jefe de los
Ejércitos, proclamó la República de Bolivia, de la cual
fue designado presidente vitalicio, pero renunció a tal cargo en 1828, a
raíz de los motines en la nueva nación y la oposición del
Perú a la independencia boliviana. El 4 de junio de 1830 regresaba a
Ecuador con el propósito de mantener la unión gran colombiana,
que ya se encontraba en proceso de disolución, pero fue asesinado en la
sierra de Berruecos, víctima de una emboscada, cuando apenas tenía
35 años de edad.
Guerra grancolombo-peruana
La Guerra grancolombo - peruana (1828-1829) fue un conflicto armado
que enfrentó a la Gran Colombia, conformada por los actuales
países
de Colombia, Venezuela, Panama y Ecuador,
contra la República del Perú. El origen de esta disputa hay
que buscarla en la tensión surgida entre los gobiernos de ambos
países, no bien consolidadas sus respectivas independencias: el gobierno
de tendencia liberal del Perú y el gobierno conservador colombiano,
representado por el Libertador Bolívar. El Perú, tras liberarse
del régimen bolivariano o vitalicio, ayudó a Bolivia a liberarse
del mismo régimen,invadiendo territorio boliviano, lo que
enfureció a Bolívar. A ello se sumó una controversia
limítrofe: la Gran Colombia reclamaba el dominio de las
provinciasde Tumbes, Jaén y Maynas (estas dos
últimas teóricamente por Ley de División Territorial
de la República de Colombia), provincias todas que el Perú
consideraba como parte de su territorio, siguiendo el principio de
la libre determinación de los pueblos, fundamentalmente. El
Perú reclamaba a la vez a la Gran Colombia laprovincia de Guayaquil. La
guerra se dividió en dos campañas, la marítima y la
terrestre. La campaña marítima resultó favorable al
Perú, que ocupó el puerto de Guayaquil, mientras que la
campaña terrestre fue favorable a los grancolombianos siendo el
encuentro mas relevante la Batalla del Portete de Tarqui.
Culminó la guerra con la firma delTratado Larrea-Gual o Tratado de
Guayaquil, por el que se mantuvo la situación territorial previa al
estallido de la guerra, quedando como base de referencia para un posterior
trazado de límites mas preciso.
Muerte de Simón Bolívar
Simón Bolívar,libertador de Bolivia, Panama, Venezuela,
Colombia, Ecuador y Peru, murió el 17 de
diciembre de 1830 en Santa Marta, Colombia, a la 1:03:55 de
la tarde, a causa de pulmonía avanzada (hora de Colombia).
Dos cosas tenía en mente Bolívar: O irse a Inglaterra a
recobrar su salud y escribir sus memorias o comenzar a trabajar para recuperar
la unión gran colombiana. Su salud se había empeorado mucho. Sale
de Bogota y no falta quien le grite: “¡Longaniza!”
(Longaniza era un loco que mendigaba por las calles de la ciudad).
En Cartagena, el 1 de julio, se entera del Asesinato de Antonio
José de Sucre. El 1º de diciembre llegó aSanta Marta. El
general Mariano Montilla, quien era uno de los pocos que lo
acompañaban, contrató a un médico
francés, Alejandro Próspero Reverend, quien por mas
que se le insistió se negó rotundamente a cobrar honorarios por
atender a Bolívar. El día 2 de diciembre, el doctor Reverendo
escribió sus primeras impresiones, entre otras cosas decía:
“Las frecuentes impresiones del paciente indicaban padecimientos morales.
Finalmente, la enfermedad de S. E. me pareció ser de las mas graves,
y mi primera opinión fue que tenía los pulmones
dañados'. Al otro día escribe: “duerme solamente dos o
tres horas a prima noche, y el resto lo pasa desvelado, y como con
pequeños desvarío'. Un español, Joaquín
de Mier y Benitez, le ofrece su casa en la Hacienda de San Pedro
Alejandrino, ubicada en las afueras de Santa Marta, para que se recupere de sus
males. Llegó a la hacienda un poco mejor pero el día 8 tuvo una
recaída. Ese día, Reverendo escribe: 'El enfermo disimula
sus padecimientos, pero estando solo da algunos quejidos'. El día
10 Bolívar le pide al médico que le hable francamente y
éste le dice que no cree que pueda salvarse. Bolívar le dice:
“¿Y ahora, cómo salgo yo de este laberinto?” Se
decide entonces escribir su última proclama y su testamento. El
día 11 escribe su última carta. Va dirigida a Justo
Briceño, y le pide que se reconcilie con Rafael Urdaneta para
salvar la Unión de la Gran Colombia.