La amplia producción bibliografica en
los años recientes muestra que el movimiento estudiantil de 1968 sigue
siendo de gran interés para los investigadores, aunque dentro de esa
basta literatura son escasos los trabajos que abordan el 68 desde la historia
de las mujeres.
Desde luego, el sujeto juvenil, o los jóvenes, mejor dicho, han sido
estudiados desde una perspectiva del
sujeto universal: el hombre. Es en la década final del
siglo XX cuando los estudios sobre movimientos estudiantiles desde la
perspectiva de género van apareciendo, especialmente como una segunda oleada de inquietudes en las
interpretaciones de los movimientos sociales y juveniles. Obviamente, estos
estudios se concentraron en el movimiento estudiantil de 1968. Lessie Frazier,
de la University of South Carolina, y Deborah Cohen, de la University of
Chicago, abrieron líneas de investigación con su ponencia
Género, terreno y acción en el 68: la participación
femenina y la ciudadanía social en México, presentada en el
Seminario Nacional de Movimientos Estudiantiles Mexicanos en el siglo XX, en el
año 2001. Este avance se convirtió mas tarde en su tesis
doctoral. Su investigación no abordó únicamente a las
mujeres, después analizaron la masculinidad en la prisión. Su
trayectoria puede seguirse dentro de estas tematicas que desarrollaron
utilizando basicamente fuentes orales: entrevistas.
Otra aportación que muestra este interés es el de Alma Silvia
Díaz Escoto, en “Las mujeres en losmovimientos estudiantiles de
1968 y de 1999-2000. Hacia la emancipación y el empoderamiento”,
donde compara las diferencias en comportamiento de las jóvenes entre el
movimiento estudiantil de 1968 y el de 1990. La formación, las
relaciones entre los géneros, así como los recursos, las practicas y el
capital cultural entre una y otra generación resultan interesantes.
Con el propósito de establecer algunos elementos sobre las tendencias de
evolución en las formas de expresión de las mujeres en los
movimientos sociales, en el contexto de una nueva construcción del sistema de roles de
género en las zonas urbanas de México, todo a partir de las
grandes transformaciones de la década de los sesenta. Alma Silvia
utiliza también varias entrevistas para mostrar los cambios y
permanencias entre las dos generaciones.
Carmina Quirarte, estudiante en el programa California Pre-Doctoral Program ,
realizó dos estancias en México que le sirvieron para revisar
hemerografía y bibliografía para su tesis doctoral. El objeto de
estudio que siguió su investigación fue el feminismo a partir del movimiento estudiantil del 68. El título de su
investigación es Adelante por una causa: female participation in Mexico’s
1968, student movement and its influence to mexican feminism (mayo de 2008). Como ella argumenta, desde 1968 se ha producido una
abundante literatura sobre el movimiento estudiantil mexicano y los sucesos del 2 octubre de 1968,
pero de estos estudios pocos se han enfocado en la participación de las
mujeres. Su trabajo, inédito aún, revela loesencial de su
intervención durante el movimiento estudiantil y cómo las mujeres
mexicanas revolucionaron y por primera vez ampliaron un movimiento feminista en
México en 1970, que hasta ahora sigue luchando por la causa de las
mujeres.
Valga mencionar estudios pioneros que han acometido problematicas como la diversidad sexual y la relación con el
feminismo en el 68, realizados por expertas como Gloria Careaga Pérez en “La
lucha por el placer. Crónica de un movimiento que
continúa”. La preocupación central en este capítulo
es dar a conocer las expresiones de las primeras organizaciones por la
diversidad sexual. Para los fines de este
artículo basta concluir que son los estudios sobre el feminismo los que
mas han abundado.
Continuando con los testimonios reflexión es de especial interés
el capítulo de Lourdes Arizpe, titulado “El feminismo: del grito de los
setenta”, describe el ambiente de la Escuela Nacional de
Antropología e Historia en 1968. Lo que enfrentaron las participantes y
después su vinculación individual con el feminismo cuando viaja a
Londres a realizar un doctorado en antropología, que influyó en
su formación y compromiso. Años después y en México
fundó con otras mujeres intelectuales la revista Fem.
No esta por demas enfatizar que los estudios sobre los
jóvenes han cobrado una importancia para la educación; en
particular la historia de las instituciones de educación superior han
abierto nuevos campos de investigación. En este rubro abundan tratados
sobre el papel de los actores sociales, la presencia de losmovimientos
estudiantiles en el interior del
país, y continúan abriéndose nuevas líneas de
investigación: la imagen, el cine, el lenguaje, los panfletos, la
prensa, por citar algunos ejemplos.
Finalmente las memorias de las participantes coadyuvan a comprender las
diferencias de género, la de Roberta Avendaño, la Tita, quien estuvo
presa en la Carcel de Santa Marta Acatitla durante dos años.
Testimonios de la carcel. De la libertad y el encierro, es un testimonio
revelador; muestra las relaciones entre las presas, heterosexuales y
homosexuales. Recordemos que Tita fue aprehendida el 3 de enero de 1969 por la
Dirección Federal de Seguridad, dependencia de la Secretaría de
Gobernación, y sentenciada a 16 años de prisión; fue
acusada de diez delitos. En su libro narra sus experiencias con las presas, las
celdas, las visitas, los problemas de incomunicación, las tensiones y
sobre todo la injusticia. Ana Ignacia Rodríguez dirigente presa en 1969
reconoce la discriminación de las mujeres en el 68, y esta por
editarse su libro Carcel dentro de la carcel, que esperamos su
pronta emisión.
Dos estudios recientes apuntan al analisis de la presencia de las
mujeres en el movimiento estudiantil de 1968: “Le mouvement
‘etudiant au Mexique: l’emancipation féminine en
marche” se apoya en testimonios tomados de La noche de Tlatelolco de
Elena Poniatowska, las citas rebelan los propósitos del artículo,
mas aún el epígrafe dice “El movimiento del 68 fue
una oportunidad para las mujeres (…) para dar un gran paso a la
igualdad”. El otro es “Mujeres somos y enel 68 anduvimos. El
activismo en la calles”, escrito por Beatriz Argelia Gonzalez
García visibiliza la activa participación de las mujeres
anónimas en este movimiento, su enfoque novedoso se sustenta en la
revisión hemerografica del material publicado en impresos de
corte policiaco de amplia circulación, como el periódico La
prensa y los semanarios Alarma y Alerta, en los que analiza el tratamiento a
las activistas a través de las imagenes fotoperiodísticas.
Valga citar una de sus afirmaciones: “No obstante resulta
paradójico que vistas cuatro décadas después. Esas
fotografías documenten y visibilicen el relevante papel que
desempeñaron [las mujeres] en la lucha por las libertades
democraticas en nuestro país”.
Desde luego que las entrevistas y testimonios que compila Elena Poniatowska, en
La noche de Tlatelolco, resultan de gran apoyo para comprender las vivencias en
el movimiento estudiantil, la escritora sin proponérselo con estos
testimonios de historia oral, de hombres y mujeres, provoca diferentes miradas,
percepción de situaciones. En este libro se conoce a varias de las
muchas activistas que participaron, algunas líderes conocidas como La
Tita, Ana Ignacia Rodríguez La Nacha, cuyas vivencias pasan de esa
alegría desbordante, especialmente Tita, a la cruda realidad de la represión.
Independientemente de las fuentes utilizadas en cada uno de los trabajos,
ofrecen un punto común: mostrar la participación de las
activistas y ese proceso de empoderamiento que sigue siendo oportuno e
interesante analizar en el desarrollo delmovimiento estudiantil de 1968. En mis
artículos he señalado suficientemente cuales fueron esos
procesos de empoderamiento para las jóvenes, digo procesos, porque
muchas se dieron diferente nivel de poder, en La otra historia. Voces de
mujeres del 68, como en el artículo 'De la historia
a la nostalgia. Memoria colectiva, el 68 en Puebla, México', he
mostrado con fuentes institucionales, hemerografía y fuentes orales,
especialmente, cuales fueron esos cambios sustanciales para las mujeres,
comparando el antes de 1968 y la participación de las mujeres en la
huelga solidaria con el movimiento estudiantil y después de 1968.
Preciso: si bien la Universidad Autónoma de Puebla es un escenario
regional propio, muchas de esas características se presentan en otras
instituciones superiores del país, con
diferentes escenarios como
en la UNAM y el IPN. Una de estas es la escasa presencia de las mujeres
reflejada en la matrícula escolar. En la UAP era el 17% respecto a la de
varones. Aún en la propia UNAM la representación numérica
femenina era del
22.8%, este dato corrobora la tendencia en el país. La Universidad
Autónoma de Chapingo, resulta un ejemplo extremo, mantuvo sus puertas
cerradas a las mujeres hasta finales de los sesenta. A principios de los
setenta se gradúan las primeras mujeres de la UACH, y a partir de los
ochenta su población femenina aumenta y se asigna un edificio de los
dormitorios para las mujeres.
La segunda característica que se deriva de este ambiente masculinizado
por excelencia es la escasa representación de las mujeres en losórganos
de gobierno de la institución (Consejo Universitario), como en las organizaciones estudiantiles.
Mostrar este |empoderamiento es importante, sobre todo cuando no sólo
las militantes de partidos de izquierda lo lograron, sino muchas activistas
tomaron conciencia de sí y para sí. Fue una coyuntura de gran
trascendencia pues estudios recientes han mostrado esta relativa pérdida
de empoderamiento ante las nuevas formas de administración
universitaria, precisamente con la Modernización educativa. Las formas
de subordinación de las mujeres adquieren nuevos rostros y aparecen
maquilladas ante una política pública diseñada por la
ANUIES que evalúa la equidad de género. Hoy nuevamente en la
Universidad aparecen los concursos de reina del Día del estudiante, reivindicados
por las jóvenes, corresponden al escenario que viven los jóvenes
en el país. Llama la atención el escaso interés en la
participación en los órganos de gobierno de la Universidad, sobre
todo en el Consejo Universitario, la presencia femenina se ve cubierta en las
suplencias, en la mayoría de los casos. Las intervenciones parecen poco
críticas.
El empoderamiento
Dice Yasmine Ergas refiriéndose al feminismo de los años
sesenta-ochenta. “las señales de este renacimiento feminista
pueden hallarse en una amplio abanico de fenómenos. Si se mira hacia
atras, se pueden recordar los gestos grandilocuentes que los medios de
comunicación exponían como indicadores de un renovado desorden:
en el año de 1968, unas mujeres norteamericanas representan el
“entierro de la feminidadtradicional” con un desfile de antorchas
en el cementerio nacional de Arlington, otorgan la corona de miss
América a una oveja viva o arrojan sostenes, fajas y pestañas
postizas a un “basurero de libertad”; dos años mas tarde,
las mujeres francesas depositan en el Arco de Triunfo de Paris una corona de
flores en honor de la “esposa desconocida del soldado desconocido”,
y junto a ella, otra que lleva la siguiente observación
demografica, aparentemente inocente, pero que encierra una sarcastica
alusión didactica: “De cada dos hombres, uno es una
mujer”. ¿Cómo llegaron esas ideas al país?,
¿cómo influyó el feminismo internacional?,
¿qué relación tiene con el movimiento estudiantil del 68? Hay muchas
interrogantes a las que no necesariamente podemos responder en este
artículo, basten algunas reflexiones que permitan visualizar lo que
provocó la participación de las jóvenes en aquellos meses
de huelga.
Por empoderamiento retomo el concepto acuñado en la IV Conferencia
Mundial de las Mujeres en Beijing (Pekin) en 1995:
El empoderamiento, esa potenciación del papel de la mujer, pasa desde
luego por tres elementos clave que fueron desarrollados en Pekín y
totalmente aceptados como ejes fundamentales del avance de las mujeres en la
sociedad: los derechos humanos, la salud sexual y re-productiva y la
educación.
A partir de ahí se trata de potenciar la participación de las
mujeres en igualdad de condiciones con los hombres en la vida económica
y política y en la toma de decisiones a todos los niveles.
Como lo he señalado ya, el 68 hizo que seretara al poder masivamente y
pudieran acuñarse las expresiones de la disidencia sin temor a ser
llamada comunista, revoltosa, mitotera. Posibilitó la igualdad de
géneros en universidades como
la nuestra (UAP), que eran de ambiente masculinizado. Por el 68 se
modernizó el contenido de las materias en las instituciones de
educación superior.
El 68 fue un prisma cultural y modificó la forma de ver la vida,
concientizó a los jóvenes sobre la pobreza, la injustica, la
intolerancia y la inexistencia de derechos humanos. Desnudó el sistema
político autoritario, anquilosado y lleno de barbarie. Desnudó
también lo anquilosado en las instituciones de educación
superior. En todo caso el movimiento estudiantil se volvió la conciencia
del pueblo.
Pero sobre todo las mujeres se empoderaron. Este empoderamiento no
significó equidad de género, pero sí se materializó
en una participación activa en la representación de los
órganos de gobierno de la institución, en las organizaciones
estudiantiles, y cuando se inició la creación de los sindicatos
universitarios ellas estuvieron presentes. Una vez que las mujeres tomaron el
megafono, hicieron pintas, pegaron propaganda, fueron con los
compañeros a las brigadas, elaboraron sus propios discursos se
modificaron las relaciones entre los géneros, de mayor igualdad. No es
casual, que en los testimonios varias sesentaiochoañeras coinciden
festivamente al recordar esos momentos, no sólo las que he entrevistado
sino en las que entrevistó Poniatowska o las que entrevistaron Deborah
Cohen y Lessie Jo Frazier, sobrelas que participaron en la capital del país y que citan en “No sólo
cocinabamos…’Historia inédita de la otra mitad del 68”.
Vale la pena traer a estas líneas el testimonio de Tita:
¿Por qué fui popular en el Movimiento? Porque decían:
¿Quién va a la conferencia de prensa?” “Tita, Tita,
que vaya Tita.” Se hacía por votación y yo salía
porque a todos les caía bien. Acordabamos con anterioridad sobre
qué íbamos a hablar en la conferencia de prensa y cada uno
contestaba a las preguntas que le parecían de su competencia…
En el CNH privaba un ambiente de juventud, con su irresponsabilidad, sus
juegos, sus bromas, sus chistes. Todas las noches unos compañeros de
Economía me llevaban chocolates y dulces dizque para cohecharme; para
que votara por las proposiciones de su facultad; ésta era una forma de
guasear conmigo…
Los recuerdos de Tita son festivos realmente, se sentía líder y
lo era. Las mujeres igual cocinaban en esos días, como también salían a tomar
autobuses y hablaban en público.
Por otra parte precisa aclararse que cuando hablamos de identidad
genérica estamos entrando al terreno de lo vivido, del cuerpo, de una
visión del mundo y de una percepción de la vida misma que
estructura y define nuestras emociones, deseos y conocimientos, y delimita
también nuestros espacios de interacción.
Por eso las entrevistas, cuestionadas por su subjetividad,
contraponiéndolas a “la objetividad de las fuentes
documentales”, nos brindan elementos relacionados con la
construcción cultural, identidad de género, que no siempre
podemosencontrar en los documentos. Fuentes como testimonios, historias de vida,
correspondencia privada, entrevistas, diarios, contienen una gran riqueza de
información para la historia de las mujeres.
La sexualidad y la reproducción
Otra línea a seguir, es analizar cómo la participación de
las jóvenes en el movimiento estudiantil trastocó las relaciones
entre la familia, no sólo entre géneros, sino muchos padres de
familia apoyaron la huelga solidaria y las estudiantes convencieron a su madres
de acompañarlas a las manifestaciones. Lo que al inicio ellas
hacían a escondidas de sus madres terminaron por comentarlo con ellas o,
incluso, ellas terminaron acompañandolas. No tenemos datos cuantitativos
que rebelen cuantas eran, pero consideremos que las relaciones entre los
adultos y los jóvenes era mas distante entonces. Agreguemos que
las madres de esa generación seguían siendo en su mayoría
amas de casa, y decidieron convertirse en activas proveedoras de
víveres, algunas a escondidas de sus esposos y otras (muy contadas)
acompañadas de él.
Los discursos institucionales, en la escuela, en la prensa, hablaban a los
jóvenes y de los jóvenes, pues en ese año en que la edad
para votar sería los 18 años, la preocupación era el
futuro de ellos. Con ese motivo se organizaron ciclos de conferencias, donde
participaron los directores de las preparatorias, un ciclo se tituló
“Los problemas de la Juventud”, a propósito también
de un problema suscitado entre dos grupos de estudiantes. La Dirección
Estatal Juvenil del
PRI encargó a un afamado pintor elaborarun mural con el tema “La
acción Juvenil en el tiempo presente”. Los discursos se
dirigían a los valores que debían inculcar los padres a los
hijos. Solían publicarse comentarios que cuestionaban las
películas que en ese año se estrenaban, Los caifanes recomendada
para adolescentes y adultos no fue del
agrado de mucha gente.
Si tomasemos El Sol de Puebla, periódico conservador y cuya
posición bastante conocida de respaldo al Presidente Gustavo Díaz
Ordaz, aparece en muchos de sus artículos editoriales lo que observan de
los jóvenes, así las referencias a aquellos padres que dejan a
sus hijos andar de revoltosos, de rebeldes, y la escasa atención que reciben
en el núcleo familiar. En los números de los meses de julio a
septiembre no aparecen mencionadas las mujeres, partían de la escasa
participación en el movimiento estudiantil, casi ignoradas en la prensa.
No así después de octubre que empiezan a ser mencionadas. Como ya
se sabe en el mes de septiembre, igual que El Sol de México
dedicó un recuadro, en la pagina principal, dedicado a la
bandera, con testimonios de personas elegidas a propósito, como
título de un artículo dice “Demuestra tu respeto a nuestra
bandera y al principio de autoridad”, abajo del pie de foto de la bandera
“Perdona a tus ofensores”. Una campaña en la que la imagen
de la familia se convierte en el centro de la
unidad del
país. El primero de septiembre y para leer su informe el Presidente
Gustavo Díaz Ordaz se hizo acompañar de su familia, esposa e
hijos y su nieta. El encabezado decía “FAMILIA MEXICANA EJEMPLODE
UNIDAD Y AMOR”. La imagen apareció en la pagina principal y
ocupa un cuarto de plana.
El símbolo de la familia aparece recurrentemente en momentos
coyunturales: recordemos cómo surge el Día de la Madre: en 1922
el periódico Excélsior convocó a un concurso del
Día de la Madre que se acordó fuera el 10 de mayo, un
éxito entonces que resultó en la unión también de
una población dividida por los enfrentamientos entre los caudillos
revolucionarios y de paso por la organización de los congresos
feministas. Con tal decisión se contrarrestó toda forma de
trasgresión de las mujeres. La familia tradicional, nuclear, sigue
siendo el recurso en el discurso nacionalista y postrevolucionario, como también los
estereotipos de la mujer tradicional, no activa y sumida en el espacio privado.
En este sentido se habla mucho a los padres, pero es en la madre donde recae la
obligatoriedad de ver a los hijos, a los jóvenes “rebeldes sin
causa”, que causan problemas a las instituciones, y por supuesto en la
Universidad; es la madre, también, quien orienta esa identidad de
género en el rol tradicional a las hijas. Así el movimiento
estudiantil provoca tensiones entre padres e hijos, reguladas estas tensiones
las jóvenes se atreven a hablar de su sexualidad. Es un fenómeno
en todo el mundo, que al mismo tiempo alcanza sus particularidades en una
sociedad tan conservadora como es Puebla, el que aparecieran jóvenes
vistiendo distinto, de minifalda y después de pantalones de mezclilla
era motivo de comentarios. Considérese ese escenario donde la
únicauniversidad en todo el estado era la de la Universidad
Autónoma de Puebla.
Los testimonios sobre la sexualidad marcan cambios también, así
dos ejes pueden ser retomados para entender esta problematica: el
primero es lo que las jóvenes piensan de sí, lo que desean, y sus
propias practicas. Incluido en esta sexualidad el lanzamiento de la
pastilla anticonceptiva, en 1967. El otro eje es lo que el estado puntualiza en
el sistema de salud que se da y se orienta a la población.
Me referiré al primer eje, la sexualidad. Dice Margarita Reyes
Valdés, quien estudiaba en el DF la preparatoria en ese 68: “Ni
siquiera tus hermanas, menos tu mama, te informaban de lo que te iba a
pasar al empezar a menstruar. Mucho menos podías hablar de tus
relaciones amorosas”.
Las contradicciones en torno a la libertad sexual y la religión no eran
tan faciles de resolver.
Después del 2 de octubre llegué a pensar como muchos: sólo una lucha armada
podía resolver todo. Sólo queríamos democratizar al
país Mis padres eran evangélicos, yo estudié en el
internado metodista Sara Alarcón, que hasta la fecha funciona. Y cuando
empecé a leer los libros de materialismo dialéctico, a
documentarme, me entraron dudas. Lo conversé con el pastor de mi iglesia
y él me decía: “a ti te estan manipulando”
Muchas de las jóvenes, ademas, estudiaron la enseñanza
media en escuelas femeninas, descontextualizandose de un ambiente real o
al menos idealizando a los varones. Así la participación de las
mujeres en este movimiento abrió espacios de acción
política y reflexión teórica queles permite reconocerse como actoras sociales y empiezan a cuestionar su propia
condición social como
mujeres. Martha Silvia Reyna Pacheco estudiaba en el DF, vivía en la
Unidad de Tlatelolco, y da cuenta del
significado para ella de estudiar en una escuela mixta y en un contexto de
mayor libertad:
Mi vida cambió completamente al llegar al DF y al estudiar en una
escuela pública mixta, me volví feliz. En el 68 perdí el
año y preferí trabajar de cajera en una oficina de Hacienda. A mi
papa le pareció bien, pero mientras tanto andaba de vaga en la
unidad, había muchos jóvenes hippies, y sólo en tres
edificios vivían rateros, marihuanos, pese a esto la unidad era
tranquila. Incluso en un lado había soldados que cuidaban Tlatelolco. En
ese año recuerdo que ya me vestía de pantalón de
mezclilla, huaraches, me sentía feliz, soñada. Conocí a un
amigo que me invitaba a las muestras de cine, iba al ballet, al teatro, a todo
lo cultural, me encantaba. Empecé a ir a todas las manifestaciones, pero
éramos bien despistadas, no sabíamos nada, de nada. A cada rato
íbamos a corretear a granaderos, la gente no los quería, y mi
papa nunca nos lo prohibió.
Mas alla de las libertades que ellas se dieron, y de su ingreso a
las instituciones de enseñanza media o superior, es en las universidades
donde surge una masa crítica que alimenta significativamente el movimiento
feminista de la siguiente década.
Como lo
recuerda Rosa María Avilés, estudiante de Física y docente
fundadora de la Preparatoria Emiliano Zapata:
No sólo fue la participaciónpolítica sino fue quitarnos el
sostén, ponernos las faldas cortas, los huaraches, usar la mezclilla que
no estaba de moda, ni se vendía en el Palacio de Hierro.
Mas alla de la moda todo esto indica la rebeldía ante un
ambiente conservador, la relación de la iglesia en la sociedad poblana
era estrecha, y lo había sido también con la Universidad en
décadas anteriores. La iglesia no permitía que las jóvenes
escucharan misa vestidas así. El velo en la cabeza era obligatorio. No
pocas confiesan que vestir así causó un rompimiento con ideas
aprendidas en las escuelas donde estudiaron, donde el estereotipo de mujer
femenina, recatada, subsistía.
Aquí debemos valorar el estudio de las generaciones, independientemente
de la edad o facultad donde estudiasen, lo valioso de este movimiento es el
contacto entre unas y otras, con sus pares o con mujeres mayores donde
abrevaron ideas, el contacto con maestros de los que aprendieron otras ideas.
Al cuestionarse las diversas formas de desigualdad social en la vida amorosa,
la reproducción y el terreno laboral, fue un enriquecimiento en su visión
mas alla de los libros de texto. En los siguientes años
hay opiniones donde se manifiestan por la maternidad libre y voluntaria y la
lucha contra la violencia sexual. El uso de los anticonceptivos permite liberar
la sexualidad de la reproducción y cumple una añeja demanda
feminista.
Por otro lado veamos el discurso institucional sobre la sexualidad en torno a
la salud, en la Conferencia Nacional sobre Población y Desarrollo
Social, realizada en la ciudad deMéxico en 1974, el subsecretario de
salud se sirve de la consigna feminista “anticonceptivos para no
abortar”. Una recomendación internacional a causa de la alta tasa
de población.
Todo ese proceso de empoderamiento producto de reivindicaciones feministas
resulta revelador, cuando escuchamos testimonios como el de Guadalupe Granados, quien
estudiaba Letras en la UAP:
La Escuela estaba en el primer patio del Carolino. Pronto me hice novia de
Gonzalo Peniche (con quien me casé), y como
mi mama se enteró del
movimiento, y cuando estalló la huelga hizo que me regresara a Orizaba. Yo estaba
embarazada y cuando se levantó la huelga ya estaba cerca de dar a luz.
Mi hija nació el 14 de febrero. Ya te imaginas cómo me
veía y recuerdo que los maestros comentaban, detras de mí,
criticando mi estado. Mis compañeras dejaron de juntarse conmigo.
El lenguaje es una forma simbólica que expresa la asimetría entre
las relaciones de género y la reafirmación de la masculinidad con
el ejercicio de la sexualidad. Fomenta, también, la subordinación
de la mujer y se vuelve tan natural para ellas ser cuestionadas incluso en sus
decisiones mas íntimas. Es decir, lo privado se volvía
público, la/os maestra/os llegaban a reprimir a las jóvenes
solicitandoles no presentarse a estudiar “así”
(embarazadas). Una violencia simbólica hacia la libertad de decidir ser
madre o ejercer la sexualidad.
Testimonios como
el anterior muestran un ambiente de censura extrema a las estudiantes
embarazadas, el que desaparece en los siguientes años. Así las
mujeres viven lascontradicciones en las instituciones: por un lado se promueve
la castidad, se cuestiona el uso de las pastillas anticonceptivas, y por otro
lado se impulsa la anticoncepción, se legitima la doble moral y se
penaliza el aborto. Muchas jóvenes viven su sexualidad y retan estas
contradicciones. La familia es el discurso de trasfondo en estas
circunstancias, mientras las jóvenes defienden su sexualidad y su
derecho a decidir. Lemas como
el de “Prohibido prohibir” lo relacionan con la liberación
sexual. El matrimonio tradicional es cuestionado por algunas que deciden la
opción de la unión libre. Concluida la huelga solidaria las y los
estudiantes, conforman los comités de lucha y se vinculan con los
movimientos populares, donde participan mujeres urbanas, como rurales. No todas ven en las demandas
populares una relación con el tema de las mujeres.
El acceso a la educación
“Se fracturó esta sociedad monolítica en 1968 con el
movimiento estudiantil, en el que por primera vez las jóvenes
levantabamos el rostro. Pero nos quedamos mudas. Porque vino
después el 2 de octubre. Fue una traición. Se asesinaba a quienes
después serían el triunfo de la nación. Pero lo que
quedó después de aquella incompetencia política del régimen y de la indignidad del silencio fue nuestro compromiso de por
vida con el cambio hacia la democracia. /Ya las estudiantes jóvenes ya
habíamos despertado”. (Lourdes
Arizpe)
El acceso a la educación fue sin duda el motor de las mujeres y la
multiplicación de sus acciones en los años setenta. Por supuesto
que el movimientoestudiantil del 68 fue el
parteaguas del
despertar de muchas jóvenes, despertó una reacción
exacerbada de rebeldía. “Pero nos arrastraban también las
atormentadas ambigüedades de la revolución sexual, que, como se ha dicho mucho
ocurría mas en la retórica que en la
practica”— enfatiza Lourdes Arizpe. Lo cierto es que
tomó forma una masa crítica de mujeres universitarias vinculadas
con movimientos feministas en otras partes del mundo, Lourdes Arizpe relata fue en su
doctorado en Antropología Londres. Seguramente fue la UNAM donde se
incubaron mas rapido todas estas ideas que provenían de
los movimientos feministas europeos y de Estados Unidos, y estas ideas llegaron
tiempo después la UAP. No podemos generalizar que las mujeres por el 68 se
volvieran feministas, no, algunas acaso contadas, sí se envolvieron en
esas ideas críticas, en la medida que salieron a estudiar al extranjero
o que llegaban profesoras del
extranjero.
La influencia mas importante fue el feminismo, no porque fuera la
panacea ni resolviera las relaciones de género entre camaradas de
partido, los que por cierto no siempre eran solidarios, dentro de los partidos
de izquierda se daba la exclusión, la marginación, como atestiguan algunas
jóvenes de entonces. Lo interesante fue la circulación de ideas,
por fin se habló de lecturas tan influyentes como la de Simone de Beauvoir, sus escritos
trascendieron años después. Sus escritos fueron referentes en el
feminismo de los años setenta. En aquel entonces si bien algunas leyeron
El segundo sexo pocas entendieron su contenido. Laobra fue valorada tiempo
después y revalorada una y otra vez por la influencia de las feministas.
Los escritos de los filósofos Simone como de Paul Sartre impactaron al movimiento
estudiantil francés y sus ideas llegaron a México. Pero también
se leyeron escritos de Margaret Randal sobre la lucha de las mujeres de
Vietnam, y folletería que provenía de la Unión
Soviética, Vietnam, Cuba, China, y a través de las embajadas y
los militantes de los partidos se distribuía.
Las lecturas fueron sin duda una linterna dentro de un camino de sombras en las
escuelas superiores que influyeron con otras ideas ante el anquilosamiento de
los programas de estudio. Fue un movimiento que enriqueció con muchas y
variadas lecturas que circulaban.
Edith Durana Calva, quien ingresa a la Escuela Popular de Arte unos meses antes
de estudiar Filosofía en 1970, comenta sus lecturas y el impacto de
éstas en su formación:
Todo mundo realizó lecturas de izquierda, leí gran parte de la
obra de Marx, pero también de Simone de Bouvaire, La mujer rota, El
segundo sexo, Los mandarines, La invitada, todo eso leí. También
todo sobre el movimiento estudiantil a nivel mundial. Había
contradicciones entre el discurso de las feministas y su actuación. Esa
opinión la compartimos con mis amigas Martha García Amero,
Guadalupe Grajales De las pocas compañeras que lucharon por la
Universidad y por el Sindicato reconozco a Mimí (Edelmira Díaz
Gutiérrez).
No todas las jóvenes compartían estas influencias, ni en todas se
incubó al mismo tiempo estas ideas de liberaciónsexual. Las
universitarias militantes del
Partido Comunista, por ejemplo, consideraban que esas ideas eran pequeño
burguesas. Las escasas universitarias, militantes del
Partido Comunista, consideraron en su momento al feminismo como un movimiento pequeño
burgués. La propia Amalia García Medina (actual gobernadora de
Zacatecas) en 68 estudiaba fuera del
país, regresa a México años después y su
visión como militante del Partido Comunista Mexicano fue distinta.
En los años setenta estudió Historia en la UAP, para ella es casi
a fines de los setenta y en los ochenta cuando se desata una discusión y
un gran analisis respecto a quiénes eran los actores del cambio. Siguiendo su
analisis en “La causa de las mujeres” ella reivindica a
Franca Basaglia como la figura teórica mas relevante en el debate
interno del PCM, como dice:
Ella (Franca Basaglia) puso el acento en un tema que ha sido polémico
todo el tiempo, eternamente, pero que en ese momento, en los años
ochenta, nos permitió dar una pelea sustancial y de fondo: me refiero al
tema del cuerpo, cómo a través del cuerpo se ejerce la
discriminación, la subordinación y la marginación de una
parte de la sociedad, es decir de las mujeres, con lo cual temas como el
aborto, la violencia intrafamiliar, la violación, empezaron a ser temas
sustanciales.
Para ella fue la relación entre los partidos de izquierda con el
feminismo lo que hizo se incorporaran temas como la violación, la violencia
familiar, etcétera. Reconoce el papel de Marcela Lagarde en este proceso
de los ochenta, Marcela siendomilitante del
Partido Comunista Mexicano. Volvamos al movimiento estudiantil donde se
profundiza una criticidad al sistema no sólo político, sino a la
familia, provoca rupturas y cuestionamientos.
Otra línea que conforma este proceso de empoderamiento fue la
inserción de las mujeres en los cambios académicos. Los planes y
programas de estudio permanecían anquilosados, la mayoría de
profesores no eran de carrera lo cual impedía su
profesionalización. En ese marco había muy pocas docentes, las
figuras simbólicas fuertes eran los profesores, los líderes
estudiantiles. Conviene situar al lector que en ese año del 68 se
dirimieron conflictos entre dos grupos estudiantiles importantes: los
democraticos y los santillanistas. Los democraticos terminaron
derrotando al segundo grupo y al terminar la huelga solidaria, una nueva
acción permitía nuclear a muchos estudiantes. En el transcurso de
este año y los siguientes la Juventud Comunista y la CENED, junto con otros
grupos, lograron convertirse en los principales impulsores del movimiento en
Puebla.
La apertura de una nueva preparatoria se convirtió en un bastión
importante para unir a todos estos grupos y arribar como fuerza con el ascenso
de la izquierda en la Universidad Autónoma de Puebla. La entrega de las
instalaciones no solucionó totalmente los problemas de
sobrepoblación escolar, sobre todo de preparatoria, y a principios de
1969 se presentó un problema: el número de jóvenes que
solicitaban su ingreso a la preparatoria Lic. Benito Juarez
excedía al cupo de ésta.
El ascenso de las fuerzasdemocraticas abrió espacios para las
mujeres que ya estaban insertas en ellas. La relación con los grupos de
izquierda, comunistas, maoístas, trostkistas amplió su
visión entonces. Lo mas importante es que ellas ya tenían
claro que debían participar en la transformación de los planes de
estudio. De involucrarse y democratizar las formas de gobierno dentro de la
Universidad. Falta mucho por analizar de esta generación, pero estas
jóvenes debieron romper no sólo con esa estructura anquilosada
institucional, sino con las relaciones de poder de sus camaradas, de colegas,
parejas, etcétera. Algunos testimonios mencionan las tensiones en las
relaciones de género, al luchar por romper esas formas de
subordinación a las que estaban acostumbrados muchos compañeros.
La participación en los planes de estudio y en los cambios de los
programas de las materias, incluidas las preparatorias incorporadas a la UAP,
les dio la oportunidad de mostrar su liderazgo académico. La
visión autogestiva y crítica de la enseñanza, con eventos
académicos y demandas de solidaridad en diversos grupos populares fue
fundamental como experiencia para las y los jóvenes en general.
Haría falta un analisis comparativo con otras instituciones de
educación superior, haría falta conocer de dónde
provenían estas estudiantes, cuantas eran de zonas rurales o de
la propia ciudad. En ese entonces el acceso a la Universidad de los jóvenes
universitarios no sólo eran los del estado, sino provenían de
otros estados también. Actualmente este acceso esta limitado,
debido a lacreación de varios campus en el interior del Estado de
Puebla, y se han construido para que los jóvenes de estas poblaciones y
ciudades prosigan sus estudios superiores en la misma región.
Otro elemento mas que influyó fue el contacto con mujeres que
pensaran con mayor libertad, figuras femeninas, líderes de
opinión, docentes, militantes de partidos políticos, por ejemplo.
Rosa María Roveglia, en 1968 tenía 17 años, recuerda muy
bien a su tía Manuela Alvarez, madre de Raúl
Alvarez Garín, a quien acompañaba cuando iba a visitarlo a
la carcel, y la madre de Rosa María prestaba la casa para reuniones
con gente involucrada en el movimiento.
El 68 jugó un papel importante, mi tía Manuela daba clases de
matematicas en Ingeniería Civil de la UNAM y como profesora de la
UNAM participó en la Coalición de Profesores. Ademas, ella
cuando aprehenden a Raúl subió y bajó con muchas mujeres,
y le pidió a mi mama su apoyo. Mi mama no se metía
en nada, era contadora de la SCOP, pero a su vez se fue involucrando y nosotras
con ella, yo tenía 17 y mi hermana 14 años.
En la Universidad Autónoma de Puebla la presencia de profesoras era
minoritaria, no sólo numéricamente sino en liderazgos
académicos y políticos, también. No era extraño que
en el Consejo Universitario de 1968 localizamos sólo tres consejeras
alumnas (de 34 consejeros, titulares y suplentes): dos de Ciencias
Químicas, Gloria de la Peña y Lucía Garza Falla (titular y
suplente, respectivamente), y a Rosa María Barrientos Granda, de
Filosofía y Letras. En ambas escuelas con una matrículaaltamente
feminizada. Fue en el trayecto del movimiento cuando Rosa María
disertó en el Consejo Universitario y fuera de éste. El siguiente
año sería electa consejera Socorro Villa Issa por
Filosofía y Letras.
La ausencia de profesoras se percibe en liderazgos masculinos que ellas
reconocen: el haber asistido a las conferencias, o tomado clases con el
ingeniero Luís Rivera Terrazas, quien enseñaba Filosofía
del conocimiento para los estudiantes de la escuela de Física y de
Filosofía, y aunque no cursaran estas carreras podían entrar a
escucharlo, como lo atestiguan algunas filósofas.
Ademas, había algunos profesores que no solamente eran grandes
conocedores de sus propias disciplinas, y también gente muy involucrada,
líderes de movimientos académicos y políticos dentro de la
universidad como el ingeniero Luis Rivera Terrazas, él fue mi maestro
durante toda la carrera. Él y el Dr. Altieri Megali eran personalidades
que realmente lograron formar en nosotros una idea de nuestra profesión
y de la universidad. Nos volvieron profesionales conscientes en el movimiento
de 68 y los posteriores del 70, ellos nos formaron como universitarios muy
conscientes, decididos a dedicarnos a la formación de estudiantes
comprometidos no solamente con su superación personal sino con la
necesidad de aportar algo y resolver problemas substanciales de tipo social;
por lo pronto en el problema de tipo educativo.
Reconocen a militantes de partidos de izquierda, algunos cuya tarea principal
de reclutamiento era el formar círculos de lectura e incorporar a
lascompañeras. Reconocen también a sus pares, líderes, su
distinción en la oratoria, y hasta en la defensa física. Pero
ninguna de ellas menciona a una profesora.
Conclusiones
Para fines de este estudio que busca en la subjetividad de sus actores
sociales, aquellas vivencias que muestran esos cambios entre una
generación y otra de mujeres, ha sido importante el contar con un corpus
de entrevistas, que se han ejecutado alrededor de cuatro años. La
mayoría de estas han sido realizadas en profundidad, tratando de
encontrar en sus recuerdos sus propias construcciones: infancia, adolescencia,
y juventud (estudios superiores), cómo ingresaron a la universidad, y
cómo se incorporaron a los movimientos (del 68 o de los setentas),
cual fue su compromiso. La percepción de cada una de ellas es
diversa, obviamente porque a la distancia ha sido tamizada por el tiempo, y por
sus experiencias como mujeres-madres-esposas, viudas. Mas aún
algunas estaban a punto de jubilarse cuando se les entrevistó.
El proceso vivido del 4 de septiembre, cuando se realiza el primer mitin de
solidaridad en el zócalo, pacífico y sin roces con la
policía, a diciembre en que se levanta la huelga, significó un
enriquecimiento cultural, político, que les permitió empoderarse.
Si comparamos los recuerdos sobre ese primer mitin trasmitidos por Silvestre
Angoa, estudiante de Economía, “la participación fue de
mas o menos cincuenta estudiantes, llevabamos muchas
pancartas”, a lo que ocurrió en las siguientes distó mucho.
Comparandola con la manifestación de apoyo al Presidente de
larepública, ocurrida el siguiente día, a partir de las 7 de la
noche los establecimientos cerraron para que los empleados y comerciantes
acudieran. Las notas no exageraron al adjetivarla como
“gigantesca”. Los sucesos violentos del 14 de septiembre en San
Miguel Canoa, y los del día 15, cuando el ejército ocupó
Ciudad Universitaria de la UNAM. Decidió a muchos estudiantes y padres
de familia a participar, y las manifestaciones fueron multitudinarias.
Para entonces había brigadas conformadas por hombres y mujeres, otras
con puras mujeres, algunas asistían a las reuniones que se hacían
en el Auditorio Che Guevara de la UNAM. Las mas activas pronto
establecieron relaciones con lideres (hombres y mujeres) de distintas
instituciones de la Ciudad de México, de la UNAM y del interior del
Estado.
Esa experiencia en su capital político se convirtió en una
fortaleza para participar de manera decisiva en los siguientes años,
mas aún cuando en Puebla se polarizaron las fuerzas
políticas, allende fronteras universitarias: izquierda-derecha o
comunistas- fúas, con el ascenso de las fuerzas de izquierda en la
Universidad. La UAP se masificó, y la presencia de las mujeres fue en
aumento. Un par de datos precisan la población estudiantil:
En 1959 antes de iniciarse el movimiento de Reforma Universitaria la
población escolar era de 3,653 alumnos inscritos, en 1972 fecha en que
se inicia el periodo cubierto por este informe: 17,207 estudiantes inscritos,
en 1973: 18,645 alumnos y en 1974: 22,585 estudiantes.
Finalmente me parece importante precisar,aunque lo hubiese hecho al inicio, que
el analisis del proceso de empoderamiento no puede ceñirse al
periodo del movimiento estudiantil de 1968, por el contrario, debe alargarse a
los años setenta para conocer precisamente sus manifestaciones. La
materialización del empoderamiento nos lleva precisamente a los
años setenta.
Bibliografía utilizada:
Acevedo Marta. “10 de mayo”, en Feminismo en México.
Revisión histórico-crítica del siglo que termina, Griselda
Gutiérrez Castañeda, Coordinadora, PUEG-UNAM, 2002, pp. 39-54.
Arizpe, Lourdes. “El feminismo: del grito de los setenta”, en
Feminismo en México. Revisión histórico-crítica del
siglo que termina, Griselda Gutiérrez Castañeda, Coordinadora,
PUEG-UNAM, 2002, pp. 63-70.
Careaga Pérez, Gloria. “La lucha por el placer. Crónica de
un movimiento que continúa”, en Feminismo en México.
Revisión histórico–crítica del siglo que termina,
Griselda Gutiérrez Castañeda (coordinadora): Programa
Universitario de Estudios de Género, UNAM, México, 2002, pp.
143-156.
Díaz Escoto, Alma Silvia. “Las mujeres en los movimientos
estudiantiles de 1968 y de 1999-2000. Hacia la emancipación y el
empoderamiento”, en De la filantropía a la rebelión.
Mujeres en los movimientos sociales, finales del siglo XIX al siglo XXI,
editado por BUAP, VIEP, Cuerpo Académico de Estudios Históricos,
Puebla, 2008, pp. 117-137.
Frazier, Lessie Jo, Cohen, Deborah. Mexico '68: Defining the Space of the
Movement, Heroic Masculinity in the Prison, and 'Women' in the
Streets Hispanic American Historical Review - 83:4,November 2003, pp. 617-660.
García, Amalia. “La causa de las mujeres de izquierda”, en
Griselda Gutiérrez Castañeda (coordinadora), Feminismo en
México. Revisión histórico-crítica del siglo que
termina, PUEG-UNAM, México, 2002, pp. 265-276.
Gonzalez García Argelia Beatriz. “Mujeres somos y en el 68
anduvimos. El activismo en la calle”, en CD Coloquio Internacional: Las
mujeres mexicanas y sus revoluciones a lo largo de dos siglos”,
Universidad de Guanajuato, División de Ciencias Sociales y Humanidades,
Departamento de Historia, 2010, s.n.p.
Guevara Ruiseñor Elsa S. “Las políticas públicas de
salud”, en Feminismo en México. Revisión
histórico-crítica del siglo que termina, Op.cit., pp. 376-386.
Ortega Morales Luis, “Las enseñanzas del movimiento estudiantil de
1968”, en El 68 en Puebla. Memoria y Encuentros, Enrique Agüera
Ibañez, Coordinador, BUAP, Dirección de Fomento editorial,
Programa de estudios Universitarios Comparados, 2008, pp. 59-73.
Poniatowska, Elena. La noche de Tlatelolco, Testimonios de historia oral,
Biblioteca Era, México, 1998 (2ª. Edición corregida).
Quiroz Palacios, Abraham. Las luchas políticas en Puebla, 1961-1981,
Fomento Editorial de la BUAP, 2006.
Sabatié Caroline. “Le mouvement ‘etudiant au Mexique:
l’emancipation féminine en marche”, Université de la
Sorbonne nouvelle, Paris I, 2006, s.n.p.
Sanchez Saenz, Ana María. “Los libros del movimiento
estudiantil de 1968”, en Gaceta UNAM, Órgano informativo de la
UNAM, Número especial Memoria del Movimiento estudiantil, 6 de octubre
de 2008.Tirado Villegas Gloria A.”De la rebeldía a la revolución.
Aproximaciones a una historia de vida”, en Historia y estudios de
género: Una ventana a la cotidianidad, Carlos Maziel Sanchez.
Mayra Lizzete Vidales Quintero (Compiladores), Casa Juan Pablos y Universidad
Autónoma de Sinaloa, 2006, pp. 330 a 349.
——. La otra historia. Voces de mujeres del 6, Puebla, BUAP-IPM,
Puebla, 2004, 184 pp.
——, Capítulo /, 'De la historia a la nostalgia. Memoria
colectiva, el 68 en Puebla, México', en Revista Dialogos,
Volumen 5, Números 1 y 2, abril 2004-febrero 2005, Dedicado a la
historia ambiental, número especial historia, política,
literatura y relaciones de género en América Central y
México, siglos XVIII, XIX y XX. https://historia.fes.ucr.ac.cr .
——“Género, familia y participación
política”, en Historia de familia, riqueza y poder. XVIII Congreso
Nacional de Historia Regional, Arturo Carrillo Rojas Mayra Lizzete Vidales
Quintero y María Elda Rivera Calvo (coordinadores), Editorial UAS, 2005,
pp. 285-306.
Vazquez García, Verónica. en “Sexualidad,
género y dominación simbólica. La doble moral y el sexo
por amor”, en Graffylia. Revista de la Facultad de Filosofía y
Letras, Vol. 8-9, pp. 81-82.
Yasmine Ergas, “El sujeto mujer: el feminismo de los años
sesenta-ochenta”, en El siglo XX, La nueva mujer, Historia de las mujeres,
Taurus, 1994, pp.157-158.
Tesis
Rivera Gómez, Elva. “De la manifestación al aula. Saberes,
silencios e inequidades en la Universidad Autónoma de Puebla
(1972-2001), tesis doctoral, Instituto de
InvestigacionesHistórico-Sociales, Universidad Veracruzana, julio de
2010 (Inédita).
--------------------------------------------
[ 2 ]. * Docente/Investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y
Humanidades, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Dra. en Historia. Línea de investigación Historia de las mujeres
poblanas. Integrante del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I.
[ 3 ]. Ana María Sanchez Saenz, en su artículo
“Los libros del movimiento estudiantil de 1968”, revisa la amplia
producción bibliografica sobre el 68 que se encuentran en
bibliotecas, señala una producción de 360 libros, mas los
que salieron en los últimos meses del 2008. Véase Sanchez
Saenz, Ana María. “Los libros del movimiento estudiantil de
1968”, en Gaceta UNAM, Órgano informativo de la UNAM,
Número especial Memoria del Movimiento estudiantil, 6 de octubre de
2008.
[ 4 ]. Frazier, Lessie Jo, Cohen, Deborah. Mexico '68: Defining the Space of
the Movement, Heroic Masculinity in the Prison, and 'Women' in the
Streets Hispanic American Historical Review - 83:4, November 2003, pp. 617-660.
[ 5 ]. Díaz Escoto, Silvia. “Las mujeres en los movimientos
estudiantiles de 1968 y de 1999-2000. Hacia la emancipación y el
empoderamiento”, en De la filantropía a la rebelión.
Mujeres en los movimientos sociales, finales del siglo XIX al siglo XXI, Gloria
A. Tirado Villegas (coordinadora): BUAP, VIEP, Cuerpo Académico de
Estudios Históricos, Puebla, 2008, pp. 117-136.
[ 6 ]. Carmina Quirarte realizó su verano en 2007 en Puebla con mi
asesoría y regresó en primavera del2008, en las dos breves
estancias revisó hemerografía y bibliografía para elaborar
su tesis doctoral.
[ 7 ]. En este enfoque novedoso las entrevistas juegan un papel complementario.
Carmina y quien esto escribe
logramos una charla amena con Ana Ignacia Rodríguez, La Nacha, aunque
las principales fuentes que apoyaron su tesis fueron la revista Fem y
bibliografía de las protagonistas feministas.
[ 8 ]. Careaga Pérez, Gloria. “La lucha por el placer.
Crónica de un movimiento que continúa”, en Feminismo en
México. Revisión histórico–crítica del siglo
que termina, Griselda Gutiérrez Castañeda (coordinadora):
Programa Universitario de Estudios de Género, UNAM, México, 2002,
pp. 143-156.
[ 9 ]. Arizpe, Lourdes. “El feminismo: del grito de los setenta”,
en Feminismo en México. Revisión histórico-crítica
del siglo que termina, Griselda Gutiérrez Castañeda,
Coordinadora, PUEG-UNAM, 2002, pp. 63-70.
[ 10 ]. Me refiero al Encuentro de investigadores en los Seminarios sobre
Movimientos Estudiantiles Mexicanos del Siglo XX, en el 2001, fomentó
estas líneas de investigación y en la historiografía
encontramos ya la presencia de estos movimientos estudiantiles en otras
regiones del país. Organizado por Silvia Gonzalez Marín,
coordinadora del programa, organizó el II Seminario Nacional de Movimientos
Estudiantiles Mexicanos del Siglo XX, Universidad Nacional Autónoma de
México, del Instituto de Investigaciones Bibliograficas,
Biblioteca Nacional/ Hemeroteca Nacional, Seminario de Movimientos
Estudiantiles. México, DF, 14 de noviembre de 2006.Ademas, se han
efectuado diferentes mesas de trabajo en coloquios, simposios, congresos, el
mas reciente fue en el 2009, en el 53 ICA, Universidad Iberoamericana,
México, DF.
[ 11 ]. Declaración en su conferencia que con motivo de los 40
años del 68 se realizó en Puebla. Coloquio Mirar al 68. A 40
años del movimiento estudiantil de 1968, organizado por la
Dirección de Comunicación Institucional, Instituto de Ciencias
Sociales y Humanidades, Facultad de Filosofía y Letras, y el Cuerpo
Académico Estudios Históricos, 7 y 8 de octubre de 2008.
[ 12 ]. Sabatié Caroline. “Le mouvement ‘etudiant au
Mexique: l’emancipation féminine en marche”,
Université de la Sorbonne nouvelle, Paris I, 2006, s.n.p.
[ 13 ]. Gonzalez García Argelia Beatriz. “Mujeres somos y
en el 68 anduvimos. El activismo en la calle”, en CD Coloquio
Internacional: Las mujeres mexicanas y sus revoluciones a lo largo de dos
siglos”, Universidad de Guanajuato, División de Ciencias Sociales
y Humanidades, Departamento de Historia, 2010, s.n.p.
[ 14 ]. Gonzalez García Argelia Beatriz, Ibid, , p. 3.
[ 15 ]. Poniatowska, Elena. La noche de Tlatelolco, Testimonios de historia
oral, Biblioteca Era, México, 1998 (2ª. Edición corregida).
En este contiene una cronología basada en los hechos a que se refieren
los estudiantes en sus testimonios de historia oral.
[ 16 ]. Tirado Villegas Gloria. La otra historia. Voces de mujeres del 6,
Puebla, BUAP-IPM, Puebla, 2004, 184 pp.
[ 17 ]. Tirado Villegas, Gloria. Capítulo /, 'De la historia a la
nostalgia. Memoria colectiva, el 68 en Puebla,México', en Revista
Dialogos, Volumen 5, Números 1 y 2, abril 2004-febrero 2005,
Dedicado a la historia ambiental, número especial historia,
política, literatura y relaciones de género en América
Central y México, siglos XVIII, XIX y XX.
https://historia.fes.ucr.ac.cr .ISSN 1409-469X
[ 18 ]. Díaz Escoto, Silvia. “Las mujeres en los movimientos
estudiantiles de 1968 y de 1999-2000. Hacia la emancipación y el
empoderamiento”, en De la filantropía a la rebelión.
Mujeres en los movimientos sociales, finales del siglo XIX al siglo XXI,
editado por BUAP, VIEP, Cuerpo Académico de Estudios Históricos,
Puebla, 2008, p. 121.
[ 19 ]. Vazquez García, Verónica, afirma: “desde los
cincuenta comenzaron a graduarse agrónomas de otras instituciones mexicanas
(la Universidad Antonio Narro, el Instituto Tecnológico de Estudios
Superiores de Monterrey, la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar de
Ciudad Juarez)”, en “Sexualidad, género y
dominación simbólica. La doble moral y el sexo por amor”,
en Graffylia. Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, Vol. 8-9,
pp. 81-82.
[ 20 ]. Una demostración de lo ocurrido en materia de equidad de
género en esas décadas, lo ha analizado detalladamente Rivera
Gómez, Elva. “De la manifestación al aula. Saberes, silencios
e inequidades en la Universidad Autónoma de Puebla (1972-2001), tesis
doctoral, Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, Universidad
Veracruzana, julio de 2010 (Inédita).
[ 21 ]. Ergas Yasmine, “El sujeto mujer: el feminismo de los años
sesenta-ochenta”, en “El sujeto mujer: elfeminismo de los
años sesenta-ochenta”, en El siglo XX, La nueva mujer, Historia de
las mujeres, Taurus, 1994, p.157.
[ 22 ]. El derecho de las mujeres a participar en el poder y la toma de
decisiones fue una de las primeras reivindicaciones de las mujeres a
título individual y, de forma articulada, del movimiento feminista. Ya
en 1791, Olympe de Gouges reconocía y declaraba que “la mujer
tiene el derecho de subir al cadalso; debe tener también igualmente el
(derecho) de subir a la Tribuna con tal que sus manifestaciones no alteren el
orden público establecido por la Ley.” Tomado de M!
Federación de Mujeres Progresistas, www.
fmujeresprogresistas.org/poder1.htm.
[ 23 ]. Varias entrevistadas, que aparecen en La otra historia del 68, hablan
de igualdad de género, en los espacios públicos, al hablar, hacer
pintas.
[ 24 ]. Los testimonios son recurrentes al respecto en La noche de Tlatelolco,
o en “No sólo cocinabamos… Historia inédita de
la otra mitad del 68”. Publicada en la obra colectiva, La
transición interrumpida México 1968-1998. Citada por
Sabatié Caroline, Op.cit.,
[ 25 ]. Poniatowska, Elena. Op. cit., p. 67.
[ 26 ]. “El machismo sigue suplantando valores culturales”, en El
Sol de Puebla, 31 de julio de 1968. La Dirección Estatal Juvenil del PRI
inaugurara próximamente el mural de 50 metros que esta
siendo pintado en el edificio del partido cuyo título es “La
acción Juvenil en el tiempo Presente” y que fue encomendado al
artista Eliseo Tenorio. “Mural que sera un mensaje para la
juventud”, en El Sol de Puebla, Jueves 25 dejulio de 1968.
[ 27 ]. “Cartelera”, en El Sol de Puebla, cine México,
Sabado 13 de julio de 1968.
[ 28 ]. Sobre este tema Véase Acevedo Marta. “10 de mayo”,
en Feminismo en México. Revisión histórico-crítica
del siglo que termina, Griselda Gutiérrez Castañeda,
Coordinadora, PUEG-UNAM, 2002, pp. 39-54.
[ 29 ]. Guevara Ruiseñor Elsa señala tres etapas en
políticas públicas, 1917-1958, la segunda de 1958 a 1982 y la
tercera de 1982 a la fecha. Guevara Ruiseñor Elsa S. “Las
políticas públicas de salud”, en Feminismo en
México. Revisión histórico-crítica del siglo que
termina, Op.cit., pp. 376-386.
[ 30 ]. Entrevista de JMB a Margarita Reyes Valdés, 7 y 9 de enero de
2002.
[ 31 ]. Silvia vivía en Tlatelolco, precisamente donde fue la matanza
del 2 de octubre; al inicio se involucró como muchos vecinos,
después fue mas y mas. Ella nació en 1951 en San
Luis Potosí, donde vivió su infancia; su mama era ama de
casa, abnegada, dulce, y su padre, como la mayoría, pensaba mas
en que los hijos estudiaran. La familia era numerosa, conformada por seis
mujeres y dos hombres. Estudió la escuela primaria en la escuela de
monjas Verbo Encarnado en San Luis Potosí y la secundaria en el Distrito
Federal. Entrevista de GTV a Martha Silvia Reyna Pacheco, 5 de noviembre de
2002.
[ 32 ]. Entrevista a Rosa María Avilés Najera, 18 de enero
de 2000.
[ 33 ]. Guevara Ruiseñor Elsa, Op.cit., p. 378.
[ 34 ]. Entrevista de GTV a María Guadalupe Granados, 21 de diciembre de
2001.
[ 35 ]. Arizpe, Lourdes. “El feminismo: del grito de los setenta”,
en Feminismo enMéxico, Op.cit., p.64.
[ 36 ]. Entrevista de JMB a Edith Durana Calva, 26 de febrero de 2002.
[ 37 ]. García, Amalia. “La causa de las mujeres de
izquierda”, en Griselda Gutiérrez Castañeda (coordinadora),
Feminismo en México. Revisión histórico-crítica del
siglo que termina, PUEG-UNAM, México, 2002, p. 267. Amalia hace
referencia a la discusión dentro del PCM a nivel nacional. Pero en la
Universidad Autónoma de Puebla, existe también una influencia muy
importante de la feminista Marcela Lagarde, quien llega en 1976, funda el
Seminario de Antropología de la Mujer, y desde este pequeño grupo
de estudiantes difunde las ideas feministas, y es Marcela quien influye en el
debate planteado en el seno del PCM.
[ 38 ]. Véase un analisis amplio de Ortega Morales Luis,
“Las enseñanzas del movimiento estudiantil de 1968”, en El
68 en Puebla. Memoria y Encuentros, Enrique Agüera Ibañez,
Coordinador, BUAP, Dirección de Fomento editorial, Programa de estudios
Universitarios Comparados, 2008, pp. 59-73. Quiroz Palacios, Abraham. Las
luchas políticas en Puebla, 1961-1981, publicado por Fomento Editorial
de la BUAP, 2006. en él se propone una visión completa de este
periodo analizandolo desde otro angulo, el de las luchas sociales
fuera de la universidad, en este revisa y reafirma el ascenso de la izquierda
en la UAP.
[ 39 ]. Numerosas manifestaciones, mítines, volanteo en otras
preparatorias, incluidas las privadas, como en distintos puntos de la ciudad,
lograban cierto eco en la sociedad. Los padres de familia organizados en una
Sociedad de padresde familia, apoyaron con vigas y ladrillos, que
improvisadamente servían de pupitres y sillas, y encabezaron las
manifestaciones, reuniones y propaganda a favor de la preparatoria. En este
proceso algunos de los mas activos y entusiastas se incorporaron a
trabajar en la preparatoria, como intendentes o prefectos de la misma.
[ 40 ]. A los estudiantes de fuera de Puebla se les exige un promedio mayor a
8.5 para poder presentar su examen de ingreso.
[ 41 ]. Entrevista de GTV a Rosa Blanca Roveglia Alvarez, 16 de octubre
de 2002. Citado en “Género, familia y participación
política”, en Historia de familia, riqueza y poder. XVIII Congreso
Nacional de Historia Regional, Arturo Carrillo Rojas Mayra Lizzete Vidales
Quintero y María Elda Rivera Calvo (coordinadores), Editorial UAS, 2005,
p. 300.
[ 42 ]. Entrevista de JMB a Guadalupe Grajales Porras, 17 de diciembre de 2001.
[ 43 ]. Se continuó trabajando en el subproyecto “Base de datos
sobre mujeres activistas, del movimiento estudiantil de 1961 al de 1975”,
en el proyecto Fuentes para la historia documental de los movimientos
estudiantiles mexicanos, que coordina la Dra. Silvia Gonzalez
Marín, directora del Seminario de Movimientos Estudiantiles Mexicanos,
Siglo XX. Proyecto del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación
Innovación Tecnológica, PAPIIT-DGAPA, enero 2005 a 2007.
[ 44 ]. Entrevista a Silvestre Angoa Amador, 18 de agosto de 1998, publicada en
Tirado Villegas Gloria, Vientos de la democracia, Op. cit., pp. 247-256.
[ 45 ]. Ibídem.