Las raíces de su ideario tienen dos fuentes principales. Artigas leyó en su adolescencia
libros que provenían de Europa y Estados Unidos, como Sentido
común de Thomas Paine y El contrato social de Rousseau, entre otros de
autores de la Ilustración.
Fue educado en una escuela católica de franciscanos, de la que se
retiró a las estancias de su padre, principalmente a la que se ubicaba
en las actuales tierras que lindan la Villa de Casupa. En la primera etapa de su vida no fue influido por ideas
revolucionarias. Su educación no fue muy
ortodoxa aunque si demostró brillantez en su desempeño.
Cuentan cronistas de la época, que en la época de
Purificación en que contaba con 3 ó 4 secretarios, les dictaba
cartas simultaneamente a los cuatro, con sorprendente lucidez, en las
que se ocupaba desde la organización administrativa y política,
pasando por cartas diplomaticas y asuntos menores como restitucionesde
bienes a gente del pueblo, o fijar pensiones para viudas e hijos de sus
combatientes caídos en acción. De su vinculación con la
campaña adquirió experiencia para la revolución que luego
llevó a cabo.
En la opinión del investigador Carlos Maggi, lo
que marcó a Artigas en su adolescencia fue su relación con los
indígenas, negros y gauchos. Se mezclaron sus raíces, su avidez,
lo que leyó y su contacto con la alta sociedad
montevideana y con la parte marginada de la sociedad.
El ideario artiguista se componía de ideas
políticas, las que se expresaron en las Instrucciones del año
XIII y en la conformación de la Liga Federal. También
tenía ideas socioeconómicas, que se expresaron en el Reglamento
de Tierras, el Reglamento provisorio de 1815 de la campaña y seguridad
de sus hacendados y el Reglamento Provisorio de Aranceles Aduaneros para las
Provincias Confederadas de la Banda Oriental del Parana.