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Ginecología y Obstetricia Clínica - Infección VIH y embarazo. Actualización
Tema de revisión
Ginecología y Obstetricia Clínica
Antonio Payà Carolina Rueda Ramón Carreras Servicio de
Obstetricia y Ginecología Hospital del Mar Universidad Autónoma
Barcelona
Resumen
Desde la publicación, en 1994, por parte de Connor et al., de los
resultados del estudio ACTG 076, según el cual se conseguía una
reducción significativa de la transmisión vertical mediante la
administración de zidovudina durante la gestación y el parto
(Connor, 1994), hemos asistido a una evolución vertiginosa en el
tratamiento y la conducta de la gestante infectada por el VIH. Actualmente nos
encontramos en la época de la terapia antirretroviral de alta eficacia (Highly Active Antirretroviral Therapy
-HAART-), de la practica de la cesarea electiva y de una serie de
actuaciones que tienen como objetivo disminuir
la tasa de transmisión vertical del
virus. En la mayoría de las ocasiones la conducta esta clara,
pero existen otras situaciones en las que pueden plantearse dudas en cuanto a
las distintas estrategias que se deben llevar a cabo al plantear la
finalización de la gestación o en el momento del inicio del parto
espontaneo. Así, a continuación realizaremos una
actualización de los últimos conocimientos referidos a la
infección VIH durante el embarazo y de las estrategias a considerar para
intentar minimizar los posibles efectos deletéreos de esta infección
sobre la madre, el feto y el recién nacido. Palabras clave: VIH. Transmisión. Antirretroviral.Parto
up to date of the last knowledge about HIV infection during pregnancy, and
strategies to consider to try to reduce possible bad
effects of infection in the mother, fetus and newborn. Key words: HIV. Transmission. Antiretroviral. Delivery.
Epidemiología
Desde que las primeras pacientes infectadas por el virus de la
inmunodeficiencia humana quedaron gestantes hasta la actualidad, hemos asistido
a una profunda evolución en cuanto al conocimiento de la enfermedad, de
sus mecanismos de contagio, de la transmisión perinatal, de los factores
involucrados en ella y de la conducta prenatal y postnatal tanto en la paciente
seropositiva como en el recién nacido. En 1984 se
describió el primer caso documentado de SIDA y embarazo, que tuvo lugar
en una paciente afecta de sarcoma de Kaposi diseminado (Rawlison, 1984).
En los cuatro años posteriores llegaron a ser 902 los casos comunicados
de SIDA pediatrico por parte del Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, lo que suponía un 1 %
del total de
los casos registrados de la enfermedad en los Estados Unidos (CDC, 1988). Todas
las estimaciones que se han ido realizando por parte de organismos
internacionales, como la OMS y ONUSIDA, en cuanto a los posibles nuevos casos
que se sucederían en determinadas partes del mundo y en un determinado
momento, como podía ser a uno o dos años vista, han quedado
siempre muy por debajo de la realidad. Poco se podía pensar que a
finales del año 2001 existieran en el mundo mas de 40 millones de
personas que vivieran con la infección por el VIH, que sólo en el
año2001 se produjeran 5 millones de nuevas infecciones (declaradas) y
que en ese mismo año hubieran muerto en
Summary
From publication in 1994, by Connor and cols, of the results of ACTG 076 study,
in which they obtained a significant diminution of vertical transmission of HIV
by administration of Zidovudine during pregnancy and delibery, we have attended
to a dizzy evolution of treatment and management of HIV infected pregnant
women. Actually we are in the age of high efficacy antiretroviral therapy
(Highly Active Antiretroviral Therapy -HAART-), of the practise of elective
caesarean section and some other actions, which intention is to diminish
vertical transmission of the virus. In majority of cases the procedure is
clear, but exist other situations in which dudes are established about
different strategies to follow at the end of pregnancy, or at time of starting
spontaneous labour. So, in the following we will accomplish a bring
Correspondencia: Antonio Payà Panadés Servicio de Obstetricia y
Ginecología Hospital del Mar Universidad Autónoma Passeig
Marítim, 25 08003 Barcelona
128
el mundo un total de 3 millones de personas, ascendiendo a un total de 24 millones las muertes relacionadas con el VIH desde el
comienzo de la epidemia. En los países desarrollados, estas cifras
parece que se han estabilizado gracias a la introducción
de la terapéutica antirretroviral, pero la verdadera epidemia se
encuentra localizada en unas determinadas areasgeograficas como son: el
Africa Subsahariana y el sur y sudoeste asiatico, donde se
concentra el mayor número de casos y la mas alta tasa de
transmisión perinatal. En estos momentos se estan poniendo en
marcha una serie de programas, que tienen como finalidad controlar el
crecimiento de la epidemia en estas zonas, mediante la utilización de
medidas para impedir el contagio y disminuir la transmisión vertical. En
España, y tras los datos publicados por el Registro Nacional del SIDA,
actualizados a Junio del 2001, parece observarse una franca disminución
de los casos de SIDA producidos por transmisión vertical, como puede
observarse en la Figura 1.
la infección se ha adquirido en etapas
recientes de la gestación. Tras estas evidencias, todos los autores
aceptaron la vía transplacentaria de la transmisión, creyendo que
se produce entre las semanas 15 y 20 de gestación (Jovaisas, 1985;
Sprecher, 1986), aunque en algunos casos el virus había sido aislado con
anterioridad, por ejemplo, en vellosidad corial en la 8ª semana de
amenorrea (Lewis, 1990). El virus también ha sido
aislado a partir de cultivos placentarios (Hill, 1987). La
transmisión transplacentaria puede producirse de tres formas distintas:
por transferencia del virus libre en casos con antigenemia materna positiva,
por el paso de linfocitos o macrófagos portadores del provirus en su
material genético de la madre al feto (Shafer, 1988) y a través
de una infección primaria de la placenta con posterior
transmisión fetal, estando involucradas las llamadas células de
Hofbauer (macrófagosplacentarios) debido a su elevada
concentración en placenta y por poseer receptores CD4 en su membrana
(Shafer, 1988).
Transmisión perinatal del VIH
Al igual que otros agentes infecciosos, el VIH puede transmitirse al feto
intraútero a través de la placenta, por colonización fetal
en el momento del parto y a través de la leche materna. Para conocer
cuales son los principales factores de riesgo de transmisión vertical
debemos conocer las principales vías de transmisión del
virus y la importancia de cada una de ellas.
Transmisión intraparto
Este tipo de transmisión se produce en el momento del paso fetal a través del canal del
parto, de forma similar a los casos de infección por herpes virus
genital. Se ha aislado el VIH en las secreciones vaginales de mujeres
infectadas (Wofsy, 1986), encontrandose asimismo hasta un 3% de células linfocitarias conteniendo
antígenos p-17 y p-24 en dichas secreciones (Sprecher, 1988). Una circunstancia a favor de esta vía es que en los casos de
gestaciones gemelares se afecta con mas frecuencia el primer gemelo
(Goedert, 1991), por lo que parece demostrada la importancia de ésta en
la contaminacióninfección fetal. El hecho de que se
intercambie sangre materna y fetal en el momento del parto es otro factor a considerar como vía de
transmisión del VIH (Newell, 1990).
Transmisión transplacentaria
Este mecanismo de transmisión perinatal del VIH
fue el primero en conocerse desde el inicio de la difusión de la
enfermedad. En los estudios de Lapointe (1985) y de Jovaisas (1985) se llega a
demostrar la presencia delVIH en tejido fetal, el primero en un prematuro de 28
semanas cuya madre falleció por SIDA terminal a las dos horas del parto
y el segundo en un feto de 20 semanas nacido de madre seropositiva.
Posteriormente, Sprecher en 1986 aisló el virus en líquido
amniótico y en el timo de un feto de 16
semanas. Otros hechos que abogarían por la posible transmisión
transplacentaria serían la presencia del virus en sangre
periférica en la primera semana de vida en recién nacidos
infectados y la rapida progresión de la enfermedad en algunos
niños, lo que demostraría que
Figura 1. Evolución de los casos de SIDA producidos por
transmisión vertical en España
129
Otras evidencias que demuestran la importancia de esta vía son, la
ausencia del virus en sangre periférica en el 50% de los recién
nacidos infectados en la primera semana de vida, la disminución de la
transmisión vertical mediante la realización de cesareas
electivas, los bajos niveles de transmisión al administrar Zidovudina a
la madre en las últimas semanas de gestación, en el parto y al
neonato, la existencia de dos patrones de progresión de la enfermedad en
los recién nacidos infectados y la ausencia de malformaciones
congénitas que se podrían producir por la acción directa
del virus en las primeras etapas de la gestación.
Transmisión a través de la lactancia materna
El VIH ha sido aislado en la fracción celular del calostro humano
(Thiry, 1985). La posibilidad de transmisión vertical de la
infecciónmediante lactancia ha sido demostrada en aquellos casos en los
que la infección materna ha sido adquirida por transfusión en el
postparto, presentando el neonato posteriormente seropositividad (Oxtoby, 1988;
Ziegler, 1985). Algunos autores indican la posibilidad de que puedan existir
determinados factores que favorezcan la transmisión del virus a
través de la leche materna. Así, la presencia
de células infectadas o el déficit de sustancias antiinfecciosas
en la leche, o ambos factores, pueden facilitar esta transmisión (Van de
Perre, 1993). A pesar del gran número de trabajos realizados
sobre el tema, siguen existiendo dudas respecto al papel de esta vía de
transmisión, así Blanche (1989) y Ryder (1989) encuentran altas
tasas de transmisión en los niños con lactancia materna mientras
que Hutto (1991) encuentra sólo un leve y marginal aumento de la
transmisión vertical. En el Estudio Colaborativo Europeo (ECE) (ECS,
1992) el riesgo de transmisión en niños con lactancia materna fue
del
31%, significativamente superior al riesgo de los niños con lactancia
artificial (11%). La OMS (WHO, 1987) recomienda la necesidad de valorar los
beneficios de la lactancia materna con respecto al riesgo adicional de
transmisión vertical, sobre todo en el ambito de los
países en vías de desarrollo, donde la introducción de
fórmulas lacteas podría acarrear mas problemas de
malnutrición y otros trastornos gastrointestinales graves. Han sido
varios los intentos para cuantificar cual de las tres vías de
transmisión tiene mayor importancia y se han
usado distintos modelosmetodológicos. Uno
de los primeros modelos fue el utilizado por Rouzioux et al. (1995), usando el
modelo matematico de Markov y los resultados de 95 niños
infectados nacidos de madres seropositivas para el VIH y no alimentados con
lactancia materna. Hicieron una estimación del momento de la transmisión, el tiempo
desde el nacimiento hasta el momento de la detección del virus y el tiempo desde el nacimiento
hasta la seroconversión. El modelo indicó que
aproximadamente el 35% de las infecciones neonatales se producían
intraútero y el 65% restante lo hacía en las etapas cercanas al
parto o intraparto. Posteriormente otros autores,
usando diferentes métodos, encontraron resultados similares (Chouquet,
1997; Dunn, 1995; Kalish, 1997; Kuhn, 1996). Independientemente de los
métodos estadísticos utilizados, todos estos datos sugieren que
en aquellas poblaciones con lactancia artificial, aproximadamente una cuarta
parte o un tercio de los niños infectados lo
han sido intraútero.
Factores de riesgo de transmisión vertical
Es de gran importancia el conocimiento de una serie de factores que, al incidir
en la gestación, favorecen, o en el mejor de los casos impiden o
disminuyen, el riesgo de transmisión perinatal del
VIH. En la bibliografía médica existen multitud de trabajos que
analizan toda una serie de factores o situaciones, implicados de una u otra
forma, en la transmisión vertical del virus. El trabajo que ha
analizado un mayor número de factores de riesgo
fue el realizado por el ECE en 1992 (ECS, 1992), presentando un amplio estudio
estadísticode cada uno de los factores implicados y de su
interrelación multifactorial junto con el seguimiento de 721 hijos de
madre seropositiva. A continuación expondremos los factores de riesgo,
que de alguna forma, han estado implicados en la transmisión
vertical. Algunos de ellos ya estan totalmente
rechazados.
Factor geografico
El primer punto que se planteó al observar las diferentes tasas de
transmisión que existían en el mundo era si existía
algún factor geografico relacionado con variaciones estructurales
del
virus que determinara estas tasas. Diferentes cepas del virus
podrían influir en la variabilidad de la transmisión. Sin
embargo, Ryder, encontró tasas de transmisión perinatal del
33 y 73% en dos hospitales de la misma ciudad
130
(Ryder, 1989). Todo ello obligó a investigar
las características de las gestantes. En el ECE no se detectaron
diferencias significativas de las tasas de transmisión entre ninguno de
los centros participantes del estudio (ECS, 1992).
Edad materna y paridad
La edad materna se valoró como factor de riesgo a partir de la
descripción de Hutto, donde se concluía que las mujeres con edad
superior a los 30 años tendrían un mayor riesgo de
transmisión vertical de la enfermedad (Hutto, 1989). En una serie
presentada por Foradada en 1991, con una baja tasa de transmisión, la
edad media de la madre fue de 22 años
(Foradada, 1990). En el ECE no se encontraron diferencias de transmisión
con respecto a la edad de lamadre en el momento del parto ni con la
paridad (ECS, 1992). En la actualidad tanto el factor geografico como la edad materna y la paridad
han sido descartados como
factores de riesgo de transmisión perinatal.
700/mm3 y el aumento de la tasa de transmisión
vertical (ECS, 1992). Este aspecto tenía gran interés en
las pacientes que consultaban al inicio del embarazo, ya que si se detectaba un
valor de CD4 inferior a 700 y la antigenemia era positiva, el riesgo de
transmisión era aproximadamente el doble con respecto a las pacientes
con normalidad inmunológica y sin antigenemia. Otra cifra de CD4
relacionada con una mayor transmisión fue aquella por debajo del
29% de CD4 (Landesman, 1996). Aquellas pacientes afectas de alguna enfermedad
de las llamadas definitorias de SIDA, tienen un mayor riesgo de
transmisión perinatal, al igual que aquellas en las que la
primoinfección se produce durante el embarazo, ya que es en este momento
de la infección donde la viremia es alta, aumentando el riesgo de
transmisión vertical (Nesheim, 1996)
Enfermedades de transmisión sexual
La presencia concomitante de enfermedades de transmisión sexual en
aquellas pacientes seropositivas provoca un aumento de la carga viral a nivel
genital, aumentando también la plasmatica (Plummer, 1998), por lo
que aumenta la posibilidad de transmisión perinatal. Distintos autores han descrito un aumento en la tasa de transmisión
vertical en pacientes afectas de Sífilis (Lee, 1998), vaginosis
bacteriana (Taha, 1998) y malaria a nivel placentario, así como en pacientes con un elevadogrado de células
inflamatorias a nivel del
tracto genital (Panther, 2000).
Adicción a drogas por vía parenteral
Otro factor de riesgo invocado en la transmisión perinatal ha sido la
adicción a drogas por vía parenteral (ADVP), apoyandose en
la hipótesis de que en estas pacientes se produciría una
alteración del
sistema inmunitario la cual favorecería la transmisión vertical del virus. A pesar de
que en Europa el factor de riesgo mas frecuente en la gestante es la
adicción a drogas, en el ECE la tasa de transmisión para ADVP fue
del 19%, cifra que no difería, de forma estadísticamente
significativa, de la tasa de aquellas pacientes que nunca habían
consumido drogas (13,9%). Landesman en 1996 concluye, en un gran trabajo sobre
factores obstétricos de transmisión vertical, que la ADVP es un
factor de riesgo independiente de transmisión (Landesman, 1996).
Déficit de vitamina A
Uno de los factores de transmisión de los que mas se ha hablado
en los últimos años es el déficit severo de vitamina A. La
vitamina A es esencial para el mantenimiento de la integridad de la superficie
de las mucosas, para modular la normal respuesta de los anticuerpos y para la
función y crecimiento de las células T y B (Semba, 1994). El
aumento del riesgo de
transmisión podría ser debido a una alteración de la
inmunidad de las mucosas que provocaría alteraciones tanto en el
ambito genital como
en la superficie placentaria. Otro posible mecanismo sería el
relacionado con un desarrollo defectuoso del sistema
inmunológico fetal, aumentando la susceptibilidad de éste a
lainfección. Basados en estas hipótesis
aparecieron una serie de trabajos que apoyaban estas suposiciones.
Greenberg et al. comunicaron, en un estudio prospectivo realizado en zonas
urbanas de Nueva York,
un aumento de 4 a 5 veces en el riesgo de transmisión vertical
(Greenberg, 1997)
Estadio clínico materno
El estadío clínico de la madre y la duración de la
enfermedad pueden influenciar la tasa de transmisión. Éste
se evalúa por las manifestaciones clínicas y por el recuento de
las subpoblaciones linfocitarias. Los estudios sobre niveles de
linfocitos CD4 y CD8 positivos y riesgo de transmisión vertical fueron
contradictorios (Goedert, 1989; Ryder, 1989) y la existencia de antigenemia se
asoció con un aumento de la infección
neonatal. En el ECE se encontró una asociación entre la
existencia de antigenemia positiva, el recuento de linfocitos CD4 positivos
inferior a
131
corroborando los resultados obtenidos en Kenya por Nduati (1995) y en Malawi
por Semba (1997). En estudios posteriores no se ha llegado a demostrar que el
aporte continuado durante la gestación de
vitamina A consiga disminuir la tasa de transmisión (Fawzi, 2000;
Kennedy, 2000).
del 18,7%, mientras
que cuando era inferior o igual a las 4 horas, la tasa disminuyó hasta
el 13,9%, lo que suponía una reducción de la transmisión
perinatal del
26% (Landesman, 1996).
Tipo de parto
La vía de parto, es decir vía vaginal o vía
cesarea, es otro de los factores de riesgo mas debatidos en
losúltimos años. En 1987, Mok no encontró
asociación entre la vía del parto y la tasa de
transmisión vertical (Mok, 1987). Posteriormente, otros
autores corroboraron sus hallazgos (Blanche, 1989; Goedert, 1991). En el
Estudio Colaborativo Europeo de 1992 se empezó a vislumbrar un cierto
efecto protector de la cesarea frente al parto vaginal, en cuanto a la
transmisión vertical, aunque las diferencias no fueron significativas
(ECS, 1992). Este efecto protector se producía en aquellas
cesareas realizadas de forma programada o electiva, es decir, antes del inicio de los diferentes
mecanismos del
parto (dinamica uterina, amniorrexis…). En los estudios realizados
hasta ese momento, no se diferenciaba la realización de una
cesarea urgente de una electiva, factor muy importante, pues las
diferencias son muy obvias, dado que en el caso de la cesarea urgente,
realizada durante el curso de parto, ya han podido intervenir multitud de
factores que pueden favorecer la transmisión vertical, como son la
duración del tiempo de amniorrexis, la dinamica uterina, etc. La
practica de la cesarea electiva en los casos de infección
materna era asimismo controvertida porque, aunque empíricamente
podía prevenir la transmisión de la enfermedad (Newell, 1990),
debemos tener en cuenta que durante la
intervención también se produce contacto del neonato con la sangre y las secreciones
maternas. Era necesario objetivar el potencial efecto
protector de la cesarea electiva frente al parto vaginal. Para
ello se llevó a cabo un estudio multicéntrico, randomizado y
aleatorio queconstaba, en su fase final, de 1500 gestantes seropositivas a las
que se randomizó entre parto vaginal y cesarea electiva, para
poder llegar a una conclusión definitiva (MOD Trial “Mode Of
Delivery Trial”). Tras la finalización de este estudio se
llegó a la conclusión de que se produce una reducción de
la tasa de transmisión en aquellas pacientes en las que la gestación
se finaliza mediante cesarea electiva (ECS, 1999) Posteriormente se
llevó a cabo un meta-analisis para valorar este efecto protector,
pues, tras la introducción de la zidovudina, el efecto de la
cesarea podía no ser tan eficaz. El estudio constaba de los datos
de
Prematuridad
Otro de los aspectos controvertidos es si la tasa de transmisión es
mas alta en los neonatos nacidos
prematuramente. Goedert (Goedert, 1989) describió una alta tasa de
transmisión en los niños nacidos antes de la 38ª semana y lo
atribuyó a la baja concentración de anticuerpos maternos
transferidos al feto. Una mayor tasa de infección
neonatal podía deberse también a que el neonato prematuro era
mas sensible a la infección por su baja inmunocompetencia.
Por otra parte, existe un aumento de la tasa de prematuridad en aquellas
pacientes con una disminución de la cifra de linfocitos CD4 positivos
(Zurrer, 1995) o por la frecuente existencia en ellas de flora vaginal
patógena capaz de desencadenar el parto prematuro. Kuhn en los
años 1997 y 1999 también ratificó a la prematuridad como factor de
transmisión, pero añadiendo otro que probablemente tenga una
mayor importancia: la ruptura prolongada de membranas (Kuhn ;
Kuhn, 1999).
Maniobras intraparto
La utilización de electrodos internos de frecuencia cardiaca fetal y la
realización de microtoma de calota, para el estudio de equilibrio
acido-base, estan relacionados con un
mayor riesgo de transmisión, por lo que no se recomienda su
practica.
Tiempo de amniorrexis
Uno de los factores de riesgo reconocido y aceptado en la actualidad, es la
duración del
segundo estadio del
parto y el tiempo desde la ruptura de las membranas hasta el expulsivo. Uno de
los trabajos en los que se demostró, de forma mas fehaciente, este hecho fue el publicado por Landesman en 1996. Sus
hallazgos indican que la duración de la ruptura de membranas es un
factor determinante en la transmisión perinatal, sugiriendo que esta
variable podría explicar la asociación de la transmisión
con la vía de parto, que había sido observada por otros autores
(1994; Goedert, 1991; Kuhn, 1994; Minkoff, 1995). Cuando la
duración de la ruptura de membranas era superior a 4 horas la tasa de
transmisión vertical fue
132
15 estudios prospectivos (5 europeos y 10 norteamericanos), realizados desde
1982 hasta 1996. El meta-analisis comparaba la tasa de
transmisión después de una cesarea electiva,
antes del inicio del
parto o de la ruptura de las membranas, con la producida tras el parto vaginal
o tras la cesarea realizada después del
inicio del
parto o de la ruptura de membranas. Después de ajustar una serie de
covariables, incluyendo el uso deantirretrovirales, estadio materno avanzado y
bajo peso al nacer (< 2500 gramos), la cesarea electiva estuvo
fuertemente asociada con una disminución de la transmisión
vertical del VIH (OR: 0 ; Intervalo de confianza
95%: 0,33-0,56). En ausencia de tratamiento antirretroviral, la tasa de
transmisión en los casos de cesarea electiva, fue del 10 %, siendo del 19% en los otros
tipos de parto. En presencia del tratamiento
antirretroviral, la tasa de transmisión en el grupo de cesarea
electiva fue sólo del 2% y en el grupo
de parto vaginal/cesarea urgente fue del 7 %. Analizando los diferentes subgrupos de parejas madre-hijo se
objetivó que el efecto protector de la cesarea electiva
permanecía, siempre y cuando el periodo desde la amniorrexis hasta el
parto fuera corto. Los datos obtenidos sugieren que tanto la ruptura de
membranas, como
el parto por sí mismo aumentaban el riego de transmisión
vertical. Estos resultados son también congruentes con los provenientes
de otro estudio controlado y randomizado que informa de una tasa de
transmisión del 3% en los partos finalizados mediante cesarea
electiva a las 38 semanas de gestación, frente a un 10% entre los partos
finalizados por vía vaginal (Semprini, 1998). Uno de los factores ha
tener en cuenta es el hecho de que el parto mediante cesarea tiene una
mayor índice de morbilidad que el parto por vía vaginal, siendo
mas frecuente la aparición de: mayor pérdida
hematica, infección de la herida quirúrgica, endometritis
postparto y otras infecciones (Miller, 1988). Ademas, el deteriorado
estado inmunitariode algunas de las pacientes eleva el riesgo de estas
complicaciones, sobre todo si tenemos en cuenta que, son estas pacientes las
que tienen una carga viral mas elevada, lo que provoca un mayor riesgo de transmisión y por lo tanto son las
que se beneficiarían de la cesarea electiva. La mayoría de
trabajos informan que tanto la cifra absoluta como el porcentaje de linfocitos CD4 no
estan tan relacionados con la transmisión vertical como lo esta la
carga viral (Contopoulos-Ioannidis, 1998; Dickover, 1996). La mayoría de
estudios incluidos en el meta-analisis fueron llevados a cabo antes del
año 1996, cuando el estandar de tratamiento era la monoterapia
con zidovudina. Desde entonces hasta la actualidad han
aparecido en la escena terapéutica perinatológica nuevos antirretrovirales
y nuevas combinaciones de ellos con los que conseguimos descensos muy
importantes de la carga viral, incluso hasta valores indetectables. Entonces
surge la pregunta: ¿es la cesarea electiva protectora en aquellos
casos que se utiliza terapia antirretroviral de alta
eficacia? En estos momentos sería muy difícil realizar un estudio para responder a esta pregunta, pues el
número de pacientes que debería incluir rozaría el
“infinito”. El enfoque óptimo para prevenir la
transmisión vertical del VIH requiere la
detección precoz de la infección materna mediante el cribaje
universal, el uso de la terapia antirretroviral durante el embarazo y en el
recién nacido y la selección de las intervenciones
obstétricas, incluyendo la cesarea electiva.
Lactancia materna
Uno de losfactores, completamente aceptados, de transmisión perinatal es
la lactancia materna. La detección del virus de la
inmunodeficiencia humana en la leche materna, a través del cultivo viral
o mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), no
necesariamente significa que tenga que ser la vía de transmisión,
aunque las evidencias hasta ahora recogidas así lo demuestran. Esta transmisión puede producirse en aquellas situaciones en
las que la madre adquiere la infección en el postparto inmediato o en
pacientes infectadas previamente. El riesgo adicional de transmitir la
infección a través de la lactancia materna se situa entre un 7 y un 22%. Esta observación fue publicada por
Dunn et al. en un meta-analisis realizado en el
año 1992. Estimaron que el riesgo de transmisión en aquellas
pacientes que adquirían la infección postnatalmente y amamantaban
a su hijo, era del
29% (I.C. 95%: 16-42%), mientras que las que se infectaban con anterioridad al
parto, el riesgo adicional (añadido al riesgo de transmisión
intraútero e intraparto) de la lactancia materna era del 14% (I.C. 95%: 7-22%) (Dunn,
1992). La transmisión parece estar mas relacionada con el
tiempo de exposición, con la infectividad de la leche y con la
susceptibilidad del niño que con la cantidad del inóculo,
sugiriendo que el riesgo pude ser incluso mayor en aquellos niños que
reciben otro tipo de alimentación, ademas de la lactancia
materna, y que habitualmente estan mas tiempo lactando (de Martino,
1992). Actualmente, en las poblaciones en las que se inhibe la lactancia
materna, sabemos quelas tres cuartas partes de la transmisión se
producen durante el parto. Sin embargo, en las
poblaciones en las que no se
133
inhibe este tipo de lactancia, es casi imposible
distinguir entre la transmisión intraparto y la debida a la lactancia
materna.
este hecho, observando una reducción tanto de
la carga viral plasmatica como
de la vaginal (Chuachoowong, 2000).
Carga viral
Inicialmente, los datos que existían respecto a la relación entre
la carga viral plasmatica (niveles de RNA-VIH-1) y transmisión
perinatal eran conflictivos. Mientras en algunos estudios se hablaba de
una correlación absoluta entre ambos parametros (Dickover, 1996),
otros autores informaban sobre una escasa correlación, es decir,
pacientes con altas cargas virales en los que no se
había producido transmisión vertical y viceversa. Se ha
comunicado transmisión vertical en todos los rangos de carga viral,
incluidas aquellas gestantes con niveles por debajo del límite
de detección, con lo que la carga viral tendría un valor
predictivo bastante pobre (Cao, 1997; Mayaux, 1997; Thea, 1997). En el PACTG
076 (Pediatric AIDS Control Trial Group), la carga viral estuvo relacionada con
la transmisión vertical en el grupo placebo, mientras que esta
relación resultó mucho mas atenuada en el grupo de
pacientes tratadas con zidovudina (Sperling, 1996), sin poderse hallar un valor
por debajo del cual no existiera riesgo de transmisión. Datos mas
recientes, procedentes de amplias series degestantes tratadas con zidovudina,
indican que los niveles de carga viral se correlacionan con el riesgo de
transmisión en las pacientes tratadas. Aunque el riesgo de
transmisión perinatal en mujeres con carga viral por debajo del límite de
detección es bajo, se han comunicado casos de transmisión en
todos los niveles, de ahí que como citan
los autores del
Estudio Colaborativo Europeo, “la carga viral es un factor de riesgo
importante, pero no es el único” (ECS, 1999). Una
de las causas de la escasa correlación encontrada podría deberse
a la posible discordancia entre la carga viral plasmatica y la llamada
carga viral genital (Hart, 1999; Iverson, 1998; Rasheed, 1996; Shaheen, 1999).
Si esto resultara cierto, la carga viral plasmatica no sería un buen indicador del
riesgo de transmisión. Los cambios que se producen en un
compartimiento (plasma), por ejemplo, durante el tratamiento antirretroviral,
pudieran no estar asociados con los mismos cambios en el otro compartimiento
(genital). En estudios posteriores se ha demostrado una
disminución de la carga viral genital, gracias al tratamiento con
antirretrovirales. Así, en un trabajo realizado en Tailandia
sobre regímenes cortos de tratamiento con zidovudina, se demuestra
Tratamiento
Antes de la utilización de los farmacos antirretrovirales durante
la gestación, el obstetra estaba limitado a la observación de lo
que acontecía durante la gestación de la paciente seropositiva.
Sólo podíamos prevenir la aparición de determinadas
enfermedades oportunistas, mediante la utilización de farmacos
como lapentamidina, para la profilaxis de la neumonía por Pneumocystis
Carinii, basandonos en la cifra de linfocitos CD4, y evitar algunos de
los factores de transmisión conocidos hasta ese momento. Desde la
publicación en 1994, por Connor et al. del tratamiento con zidovudina
(ZDV), durante el embarazo, parto y posteriormente al recién nacido, el
panorama cambió substancialmente (ACTG 076) (Connor, 1994). Podíamos intervenir de una forma mas activa, haciendo
mas para evitar no sólo la aparición de estas
enfermedades, si no disminuir la transmisión vertical. En 1994 se
publican las recomendaciones, por parte del CDC, sobre el uso de
zidovudina a partir de las 14 semanas de gestación
(PublicHealth-Service, 1994). El mecanismo por el cual la zidovudina reduce la
transmisión vertical no ha sido totalmente definido. El efecto de la ZDV
sobre la carga viral no es el principal responsable de la eficacia en la
disminución de la transmisión vertical del
VIH. El paso
transplacentario del
farmaco parece ser crucial para la prevención de la
transmisión. En estudios de perfusión placentaria se ha observado
cómo la ZDV sufre un proceso de fosforilización dentro de la
placenta, metabolizandose a trifosfato activo (Garland, 1998; Patterson,
1997), que puede ser el responsable de la protección contra la
exposición intraútero. Este proceso es único para la ZDV,
pues no ha sido observado en ninguno de los otros farmacos utilizados con
este fin. La introducción de los inhibidores de
la proteasas marcó otro hito en la historia del tratamiento del paciente
infectado por el VIH, ysu asociación con los inhibidores
nucleótidos de la transcriptasa inversa, puso en marcha lo que a partir
de entonces se llamaría “HAART” (Highly Active
Antirretroviral Therapy) o terapia antirretroviral de alta eficacia. Actualmente, el régimen terapéutico estandar
recomendado para toda paciente infectada por el virus de la inmunodeficiencia
humana consiste en la aso-
134
ciación de dos analogos nucleótidos de la transcriptasa
inversa y un inhibidor de las proteasas. El embarazo
no debería ser una situación en la que se evitara el uso de un
régimen terapéutico óptimo, sin embargo, las
recomendaciones con respecto a la elección de los farmacos
antirretrovirales deben estar sujetas a una serie de consideraciones, entre las
que se incluyen: los cambios potenciales en la dosificación resultantes
de las modificaciones fisiológicas que se producen durante la
gestación, los posibles efectos adversos que pueden tener los
farmacos sobre la madre y aquellos a corto y a largo plazo que puedan
producirse sobre el feto y el recién nacido, los cuales no son
todavía conocidos en muchos de los farmacos utilizados. Las
modificaciones fisiológicas que se producen durante
la gestación pueden afectar a la farmacocinética, alterando la
absorción, distribución, biotransformación y
eliminación de los antirretrovirales, por lo que puede afectar a la
dosificación requerida, pudiendo alterar la susceptibilidad de la
gestante a la toxicidad del
farmaco. Otrasconsideraciones, que no deben olvidarse, relacionadas con
el uso de farmacos durante la gestación
son los posibles efectos teratogénicos, mutagénicos,
carcinogénicos (Tabla 2), la farmacocinética y toxicidad de estas
sustancias vía transplacentaria. El daño potencial de un
farmaco sobre el feto dependera, no sólo del
farmaco en sí mismo, sino de la dosis, de la edad gestacional en
la que se administra, del tiempo de exposición, de la
interacción con otros agentes terapéuticos y de un factor
extensamente desconocido como es la constitución genética materna
y fetal. La información sobre seguridad terapéutica durante la gestación proviene, en la mayoría
de las veces, de estudios sobre toxicidad animal, experiencias de tipo
anecdótico, datos registrados y protocolos clínicos. Los estudios
sobre los antirretrovirales, y sobre todo sobre sus asociaciones, son muy
escasos, de ahí que la elección de los farmacos deba de
ser individualizada y discutida con la paciente, según la
información preclínica y clínica conocida hasta ese
momento. Desde la introducción de los antirretrovirales en
perinatología hasta la actualidad han aparecido
diversas publicaciones dedicadas a recoger posibles efectos adversos sobre la
madre, el feto y el recién nacido. En un estudio retrospectivo suizo,
realizado en 1998, se evaluó el resultado perinatal de 37 gestantes
infectadas por el VIH, las cuales siguieron tratamiento combinado con dos
inhibidores nucleótidos de la transcriptasa inversa y 16 recibieron
ademas, uno o dos inhibidores de las proteasas (Lorenzi P 1998). Cerca
del 80%de las mujeres del , estudio presentaron uno o mas de los efectos
adversos conocidos de los farmacos, como anemia, nauseas y
vómitos, elevación de enzimas hepaticos o hiperglicemia, y
ademas 10 de 30 niños nacieron de forma prematura. La tasa de
prematuridad no difería entre las pacientes que recibieron terapia
combinada asociada o no con inhibidores de la proteasas. La posible
contribución del estadio materno de la enfermedad y de otras variables
que pudieron estar rela-
Farmaco Zidovudina Zalcitabina Didanosina Estavudina Lamivudina Abacavir
Saquinavir Indinavir Ritonavir Nelfinavir Amprenavir Lopinavir / Ritonavir
Nevirapina Delavirdina Efavirenz
Categoría FDA C C B C C C B C B B C C C C C
Paso transplacentario (RN/madre)
Estudios carcinogénesis (animales)
Teratogenicidad ratones
Sí (humanos)(0,85) + (tumores vaginales roedores) + (cercano a dosis
letal) Sí (reshus)(0,30-0,50) + (linfomas timo roedores) + (Hidrocefalia
altas dosis) Sí (humanos)(0,50) - (no tumores) negativo Sí
(reshus)(0,76) No completado - (Disminución Ca esternón)
Sí (humanos)(1,0) - (no tumores) Negativo Si (ratas) No completado +
(Anasarca, malformaciones Esqueléticas) Desconocido No completado
Negativo Sí (ratas) (Significativo No completado -(Costillas
supernumerarias en ratas, bajo en conejos) conejos) Sí (ratas)
(0,15-0,64) No completado -(Criptorquidia en ratas) Desconocido No completado
Negativo Desconocido No completado +(elongación timo, incompleta
osificación, bajo peso) Desconocido No completado -(retraso en la
osificación del esqueleto a altas)dosis Sí (Humanos) (1,0) No
completado Negativo Sí (ratas)(0,04-0,15) No completado Defectos del
septo interventricular Sí (monos, ratas y conejos) (1,0) No completado
Anencefalia, anoftalmia, microftalmia
Tabla 2. Datos relevantes del uso de antirretrovirales
durante la gestación
135
cionadas con la prematuridad no fue taxativamente reconocida. En el año
2000 el “European Collaborative Study” y el “Swiss
Mother+Child HIV Cohort Study” publicaron datos provenientes de 3920
pares madre-hijo, encontrando un incremento de 2,6 veces el riesgo de
prematuridad en aquellos casos en los que se utilizó terapia combinada
con o sin inhibidores de las proteasas comparadas con las pacientes que no
realizaron tratamiento. Dicha tasa de prematuridad también
resultó mas elevada en aquellas gestantes que iniciaron el
tratamiento combinado antes de la gestación, que en las que lo iniciaron
en el tercer trimestre (Study, 2000). Sin embargo, hay que destacar que sólo
habían seguido tratamiento combinado un 8% de
las pacientes del
estudio. La exposición a la monoterapia no estuvo asociada a
prematuridad. En contraste, en otro estudio realizado el mismo año, en
los Estados Unidos, 1150 de 1472 mujeres (78%) utilizaron triple terapia (PACTG
367) sin hallarse la asociación entre prematuridad y uso de terapia
combinada (Tuomala, 2000). El mayor porcentaje de
prematuridad lo encontraron entre aquellas pacientes que no habían
recibido tratamiento antirretroviral, lo que yahabía sido comunicado por
otros autores. Otros de los efectos secundarios observados durante el tratamiento con inhibidores de las proteasas han
sido las alteraciones en el metabolismo hidrocarbonado, como hiperglicemia, el debut de una diabetes
mellitus latente, la exacerbación de una diabetes existente y la
cetoacidosis diabética (Dube, 1998; Eastone, 1997). Ademas, no
debemos olvidar que la gestación por sí misma es un factor de riesgo en cuanto a dichas alteraciones. En el
año 1991, en un estudio francés, publicado por Blanche et al. se
describieron los primeros casos de niños afectos de disfunción
mitocondrial, potencialmente provocada por la administración de
inhibidores nucleótidos de la transcriptasa inversa durante la gestación
(Blanche, 1999). Los hallazgos clínicos provocados por
la disfunción mitocondrial incluyen neuropatía, miopatía,
miocardiopatía, pancreatitis, estatosis hepatica y acidosis
lactica. El cuadro clínico es parecido al acontecido en el
llamado Síndrome HELLP que puede producirse ,
durante el tercer trimestre de gestación, con hemólisis, aumento
de las transaminasas hepaticas y plaquetopenia. Varios investigadores han relacionado estos desórdenes producidos durante
la gestación con una alteración mitocondrial recesiva, que
produce una incapacidad para realizar la oxidación de los acidos
grasos (Brinkman, 1998; Martin, 1994). En aquellas madres portadoras del
gen, esta incapacidad de oxidación podría produ-
cir una acumulación de estos acidos grasos a nivel materno y
fetal. Algunos de los antirretrovirales que seutilizan habitualmente pueden
inhibir la gamma-polimerasa del DNA a nivel mitocondrial,
provocando una disminución de la actividad de esta enzima a este nivel.
In vitro, los inhibidores nucleótidos con mayor capacidad para inhibir
la polimerasa son, por orden de mayor a menor potencia, la zalcitabina (ddC),
seguida de la didanosina (ddI), la estavudina (d4T), la lamivudina (3TC), la
zidovudina (ZVD) y el abacabir (ABC). El estudio citado anteriormente, de
Blanche et al. estaba formado por una cohorte de 1754 niños no
infectados, nacidos de madres que habían sido tratadas durante la gestación con ZDV/3TC (cuatro
niños) y ZDV aislada (cuatro niños). Estos 8 niños
desarrollaron síntomas compatibles con disfunción mitocondrial
después de los primeros meses de vida. Dos de los
expuestos a ZDV/3TC murieron, tres tenían síntomas leves o
moderados y el resto sólo presentaban alteraciones analíticas
transitorias. En estudios posteriores, tras el seguimiento durante la primera infancia, no se ha encontrado esta
relación causal. En una larga base de datos, en la que se incluyen
mas de 20000 niños tratados y no tratados con antirretrovirales,
se observaron un total de 223 muertes y de todas ellas
en ningún caso se sospecho la existencia de síntomas atribuibles
a disfunción mitocondrial (McIntosh, 2000). Sin embargo, en esta cohorte
destaca que la mayoría de los niños habían estado
expuestos a ZDV aislada y sólo en un 6% de los
casos a la asociación de ZDV/3TC. En 1798 niños que participaron
en el protocolo africano de tratamiento PETRA,
en el que se comparaban tresregímenes de administración de
ZDV/3TC (antes, durante y una semana postparto, y
sólo durante el parto) con placebo para la prevención de la
transmisión, no se detectó un mayor riesgo de alteraciones
neurológicas entre los niños tratados y no tratados (PETRA-Study,
2002). La acidosis lactica con esteatosis microvacuolar hepatica
es otro tipo de toxicidad relacionada con los analogos nucleótidos
inhibidores de la transcriptasa inversa, que pudiera estar relacionado con la
toxicidad mitocondrial. Inicialmente la mayoría de los casos tuvieron
que ver con la administración prolongada de Zidovudina (mas de 6
meses), pero posteriormente otros analogos nucleótidos han sido asociados con este cuadro, en particular, la
estavudina. La frecuencia de este síndrome en
las gestantes infectadas por el VIH que reciben estos farmacos es
desconocida. Los casos publicados hasta la actualidad se produjeron en
gestantes que recibieron tratamiento con estos agentes desde el momento de la
concep-
136
ción, presentando el cuadro en las etapas finales del embarazo y
progresando hasta la muerte en el periodo postparto. En dos
casos se asoció con muerte fetal (Luzzati, 1999). En la
actualidad se recomienda que en todas aquellas gestantes infectadas por el VIH
y tratadas con este tipo de farmacos se realicen controles
periódicos de sus niveles enzimaticos hepaticos y de electrolitos,
sobre todo durante el segundo y tercer trimestre de la gestación, para
detectar de formaprecoz cualquier alteración al respecto, y sobre todo
en aquellas pacientes en las que se haya asociado estavudina y didanosina.
Todos estos datos enfatizan la importancia de la existencia de un registro mundial para el seguimiento a corto y largo
plazo de todos los niños expuestos intraútero a farmacos
antirretrovirales, para que se puedan extraer conclusiones validas para
futuros regímenes terapéuticos. La bibliografía
médica acumulada hasta estos momentos sugiere que el uso
prenatal de regímenes terapéuticos combinados de
antirretrovirales reduce la transmisión perinatal. En un estudio no
randomizado francés, compuesto por 445 gestantes infectadas por el VIH,
se evaluó la adición de lamivudina a la zidovudina, a partir de
las 32 semanas de gestación, añadiéndola también a
la pauta de zidovudina seguida por los recién nacidos durante 6 semanas
(Mandelbrot, 2001). La tasa de transmisión en las pacientes tratadas con
3TC/ZDV fue de 1 % (intervalo de confianza 95%,
0,7-3,3%), mientras que la transmisión en el grupo de pacientes con ZDV
aislada fue del
6,8% (intervalo de confianza 95%, 5,1-8,7%). En un estudio
epidemiológico longitudinal, realizado en Estados Unidos desde 1990, la
transmisión perinatal observada fue del 20% en las pacientes que no
recibieron ningún farmaco, del 10,4%, en aquellas que sólo
recibieron ZDV del 3,8% en las tratadas con combinaciones de antirretrovirales,
sin incluir inhibidores de las proteasas; y de 1,2% en el grupo que
recibió terapéutica combinada con un inhibidor de las proteasas
(Cooper, 2002)
En primer lugardebemos clasificar o estadiar a la paciente según la
clasificación vigente de los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de
Atlanta para la infección por VIH-1 en los adultos (CDC, 1992). Control
y seguimiento obstétrico: ademas de los controles habituales de
toda gestante, debemos investigar una serie de parametros, a
través de los cuales podamos detectar cualquier cambio de su enfermedad
de base o del
curso de la gestación.
Primer trimestre
a. Estadiaje y patología médica asociada: en primer lugar
averiguamos el estadio de la enfermedad, para lo cual se realiza una anamnesis
y exploración adecuadas, destacando aquellas patologías derivadas
de una inmunodeficiencia subyacente. b. Valoración de inicio o
continuación de la terapia antirretroviral: se realiza conjuntamente con
el Servicio de Medicina Interna-Enfermedades Infecciosas, dado que en muchas de
las ocasiones se trata de pacientes controladas por este
servicio con anterioridad a la gestación. Es recomendable el cese de
cualquier medicación antirretroviral durante el primer trimestre, para
reiniciarla transcurrido este periodo (aproximadamente a las 14 semanas de
amenorrea) c. Control de enfermedades infecciosas de transmisión
perinatal: – Serología de Rubéola, Toxoplasmosis, Lues,
Hepatitis B y C. – Frotis y cultivo vaginal y endocervical, con medios
selectivos para Neisseria Gonorrhoeae y Streptococcus Agalactiae. d. Estudio
inmunológico: a nivel de sangre periférica determinamos: –
Linfocitos totales – Subpoblaciones linfocitarias (CD4, CD8, CD4/ CD8)
– VIH-RNA (carga viral)determinada por PCR e.
Valoración de la drogodependencia: toda gestante seropositiva y adicta a
drogas por vía parenteral (ADVP) es evaluada en la Unidad de
Toxicomanías para llegar a determinar el grado de drogodependencia e
iniciar el mecanismo de deshabituación correspondiente, si procede. Es
muy importante evitar la aparición del síndrome
de abstinencia durante la gestación dado el riesgo obstétrico que
conlleva (producción de hiperdinamia).
Protocolo de actuación
Presentamos a continuación, con un fin
eminentemente practico, el protocolo actual de control gestacional
frente a una paciente con seropositividad VIH, desde el momento de
diagnosticarse la gestación hasta el puerperio.
137
Segundo trimestre
a. Estudio inmunológico en sangre periférica: – Linfocitos
totales – Subpoblaciones linfocitarias (CD4, CD8, CD4/ CD8) –
VIH-RNA (carga viral) determinada por PCR b. Un punto
que tenemos en cuenta es la posible aparición de enfermedades de tipo
oportunista que pueden afectar a la gestante VIH positiva. Así realizamos
profilaxis contra la neumonía por Pneumocystis Carinii en aquellas
pacientes con recuentos de linfocitos CD4 positivos inferiores a 300 cels/mm3,
mediante la administración de Pentamidina en aerosol c. Screening de
Tuberculosis mediante la realización del test de la tuberculina
(Mantoux). Debemos tener presente que en pacientes con menos de 200
células CD4 positivas por milímetro cúbico, el test puede
ser negativo y encontrarnos frente auna TBC activa. d. Tratamiento antirretroviral:
todas aquellas pacientes que siguen pauta de farmacos antirretrovirales,
ademas de seguir los controles pertinentes por el Servicio de
Enfermedades Infecciosas, son monitorizadas clínica y
analíticamente, dependiendo de los diferentes farmacos que
utilicen.
cardiopatía infecciosa latente (endocarditis
bacteriana), que dicho farmaco podría descompensar, aunque pueden
utilizarse con estricta monitorización cardiaca, o en su defecto
utilizar antagonistas de la Oxitocina. d. Detallar el consumo de drogas: el
desprendimiento precoz de la placenta normalmente inserta se ha relacionado,
por ejemplo, con el consumo de cocaína.
Parto
El parto en este tipo de pacientes debe de ser
considerado de riesgo elevado. No utilizamos técnicas que aumenten el
riesgo de transmisión vertical: cardiotocografía interna,
microtoma de calota fetal para el control del equilibrio
acido-base. Ante la sospecha de sufrimiento fetal esta
contraindicado el uso de beta-miméticos, por el
riesgo de descompensar una posible cardiopatía subyacente (endocarditis bacteriana).
No existe contraindicación para la utilización de técnicas
de anestesia regional, excepto las inherentes a la propia técnica. La
administración de ZDV durante el parto se
realiza a dosis de 2 mg/kg en bolus y posteriormente mediante perfusión endovenosa
de 1 mg/kg/h. La ZDV intraparto se administra a toda gestante VIH positiva.
Tipo de parto: en estos momentos sabemos que la practica
sistematica de la cesarea electiva como forma de
finalización de la gestaciónen la paciente VIH positiva, es un instrumento
mas para la disminución de la tasa de transmisión
vertical, sobre todo en aquellos casos en que no se ha conseguido una
disminución de la carga viral plasmatica a niveles indetectables
o en los que desconocemos este parametro. En cambio, parece ser que en
aquellas pacientes en tratamiento antirretroviral, que gozan de un buen estado inmunológico (CD4 por encima de
500/mm3 y carga viral indetectable), la cesarea no mejoraría la
transmisión vertical. Así, seguimos el protocolo según los
siguientes supuestos: – Paciente tipo A: >36 semanas, sin tratamiento,
con PCR-VIH-1 desconocida: finalización a las 38 semanas, tratamiento
con ZDV intraparto + cesarea electiva + tratamiento al neonato. –
Paciente tipo B: En tratamiento ARV con PCRVIH-1 >1000: a las 38 semanas:
tratamiento
Tercer trimestre
a. Estudio inmunológico: - Linfocitos totales - Subpoblaciones
linfocitarias (CD4, CD8, CD4/ CD8) - VIH-RNA (carga viral) determinada por PCR
La patología obstétrica en la paciente VIH positiva suele hacer
su aparición en esta fase de la gestación, basicamente el
crecimiento intrauterino restringido y la prematuridad. Los controles van
dirigidos a detectar y tratar estas patologías, sin olvidarnos de la
aparición de complicaciones médicas debidas a la infección
por el VIH. b. Control ecografico del crecimiento fetal: junto a los
estudios habituales en toda gestante (primer trimestre, 18-20 semanas, 32-34
semanas). Controlamos la posible aparición de
alteraciones en el crecimiento fetal. c. Cardiotocografía externasemanal
a partir de las 34 semanas. En caso de amenaza de parto prematuro,
contraindicamos de forma relativa la utilización de
beta-miméticos, por el riesgo de
138
con ZDV intraparto + cesarea electiva + tratamiento al neonato. –
Paciente tipo C: 36 semanas, con tratamiento ARV, PCR-VIH-1 indetectable: en este caso podremos permitir el parto vaginal, valorando las
condiciones obstétricas, la paridad, la posible duración del mismo, sin olvidar la realización del tratamiento
intraparto con Zidovudina. – Paciente tipo D: programada para
cesarea electiva que inicia el parto/amniorrexis espontanea:
valorar condiciones obstétricas y tiempo de amniorrexis, para parto vaginal
o cesarea urgente
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