ACTO I
ESCENA 1
Emiliano e Isabel dos viejos compinches fueron, hasta los 10 años, casi
hermanos. Eran vecinos, compañeros de un
millar de travesuras, pero sobre todo amigos. Esta felicidad abrumante tuvo un doloroso fin con la partida de Isabel y su familia a un
pueblo lejano. Todos en la ciudad de Ilo
sentían la partida de Isabel, especialmente Emiliano, quien se lamentaba
por no haberle confesado su amor a su querida “Isa”.
Ya habiendo transcurrido unos 7 años, teniendo que vivir con el
remordimiento de lo que pudo hacer y no hizo, Emiliano se llevó la
sorpresa de su vida. Una fría mañana de invierno, saliendo de su
casa con dirección a la playa para realizar su trabajo como pescador,
pensó escuchar un ruido que provenía de la deshabitada casa de al
lado. Pero por el tiempo tan ajustado que tenía, tuvo que seguir el
camino hacia su destino. Estuvo todo el día con uno de esos sentimientos
intrigantes que el hombre percibe cuando su amada esta cerca.
A las 7 de la noche, llegaba Emiliano a su vecindario cuando le pareció
ver a lo lejos, la silueta de su amada Isabel. Estaba sentada, tejiendo en la puerta de su casa. Emiliano,
sorprendido, se acercó a la mujer, diciéndole
Emiliano (sorprendido): Disculpe, ¿cómo se llama? Séque es
un poco confianzudo pero es que tiene un parecido
increíble con una vieja amiga mía.
Isabel (un poco temerosa): Mi nombre es
Isabel…No me digas que eres….
Emiliano (efusivo): Si! Soy yo, Emiliano. Tanto tiempo
sin verte, como
has estado?
Isabel: Todo bien…oye, como has cambiado. La última
vez que te vi eras un niño travieso, ahora
pareces un hombre…
Emiliano (entre carcajadas): Jaja…tú también te ves excelente.
Isabel (ya mas tranquila): Que gusto me da volver a verte después
de tantos años. ¿Cómo estan todos
en casa?
Emiliano: Ahí, todo bien. Mi mama siempre con sus eternos dolores de espalda, pero en general, estamos tranquilos.
Isabel: Que bien, yo los quiero bastante a tus papis. Y
tú, tan mojado, ¿de dónde vienes?
Emiliano: De la playa…ahí, trabajo como pescador. Terminas agotado, pero es lo único en lo que puedes ganar
algo por aquí.
Isabel: Mírate…ya trabajando. Realmente eres
otra persona.
Pausa incomoda, hasta que ya, por la hora, se fueron a sus respectivas casas,
diciendo
Emiliano (bastante cansado): Oye, ya es tarde, ya me tengo que ir.
Definitivamente hay que vernos otro día.
Isabel: De hecho, ya hablamos. Cuídate.
Se despiden amistosamente y ambos se van a sus casas.
ESCENA II
Y así, al día siguiente, cuando Emiliano volvía de
trabajar se volvió a encontrar con Isabel, y al igual que el día
anterior, hablaron hasta que el sueñolos venció. Esto se fue convirtiendo en una costumbre.
Una tarde, en el trabajo, Emiliano hablaba con su gran amigo Roberto sobre
esto, diciéndole
Emiliano: Compadre, ahora que me veo diariamente con Isabel, no hay nada que me
pueda hacer mas feliz.
Roberto: Me da gusto escuchar eso, porque antes de Isabel llegue estabas medio
deprimido. Oye, y sobre eso, ¿de qué hablan
tanto?
Emiliano (con brillo en su mirada): Hablamos de todo. Yo le cuento sobre mi
día, y ella me cuenta sobre el suyo. Ademas, siempre me da consejos ya que su papa
solía ser pescador. Nuestras conversaciones son
magicas.
Roberto: Que bueno hermano. Ahora que me acuerdo, ¿no era ella la que te gustaba cuando eras chibolo?
Emiliano: Sí era ella. Ese
es un tema que da vueltas en mi cabeza de vez en cuando. De mi parte, el
sentimiento no se ha ido, pero en verdad no sé si ella
me quiere de esa forma o solo quiere que seamos amigos…
Roberto (apoyando a su amigo): De hecho que también te
quiere… pero tienes que decirle lo que sientes, porque si no van a quedar
amigos por siempre. Y no me vas a decir que no has tenido la oportunidad,
porque hablan todos los días.
Emiliano: Tienes razón, yo la amo, y no puedo dejar que se me escape
esta vez. Hoy, cuando la vea, se lo diré. No importa la respuesta,
habré hecho lo correcto en decírselo.
Roberto: Vas a ver que ella siente lo mismo. No te preocupes. Esosí, mañana me cuentas que te dijo.
Emiliano: Gracias por abrirme los ojos hermano. Hoy día se lo
diré y mañana hablamos.
Ambos se separan y se van a cambiar para salir de la playa y poder volver a sus
respectivas casas.
ESCENA III
Emiliano, después de salir del
trabajo, estaba decidido. Cuando vea a Isabel por fin
le diría lo que siente. Todo el camino hacia su casa estuvo tan enfocado
en eso que ni se daba cuenta de por dónde
estaba caminando. Se tropezó una vez con una piedra, pero siguió,
con el dolor, hacia su destino.
Ya al llegar a la casa de Isabel, se acercó a ella y sin saludar o hacer
mayor gesto, le dijo
Emiliano (seriamente): Tengo algo que decirte…mejor siéntate.
Isabel (sorprendida y preocupada): Me estas asustando, ¿ha pasado algo?
Emiliano: Tengo algo importante que decirte.
Isabel: Cuéntame
Emiliano (nerviosísimo): Ya, lo que te
quería decir era que yo…
Isabel: No te entiendo, ¿tú qué?
Emiliano (respiró profundamente): Esta bien…aquí
voy. Te quería decir que yo tenía…
Isabel (molesta): ¿Sabes qué? Mejor cuando puedas hablar como
una persona normal me buscas. Nos vemos otro día.
Isabel, bastante molesta, se para y va a entrar a su
casa. Justo cuando ella iba a cerrar la puerta de la
casa, Emiliano gritó:
Emiliano: ¡Yo te amo!
Isabel, sorprendida y con una expresión de desconcierto en la cara, cerró la puerta de su casa sindecir una sola
palabra mas.
Emiliano, pensando que esa era el fin de su amistad con Isabel, se fue a su
casa.
ACTO II
ESCENA I
Ambos no se vieron por aproximadamente una semana, pero fue en una
celebración de la localidad, en la cual cruzaron miradas. Ambos
sabían que tenían que hablar de lo que había pasado esa
noche, y como
personas maduras, lo hicieron
Isabel: Antes que nada, quería decirte lo mucho que significas para
mí. Siempre has estado ahí conmigo, en las buenas y en las malas.
Eres un gran amigo y…
Emiliano (triste): Claro, amigo. Eso es lo que soy para ti, nada mas que
un compañero.
Isabel: No digas eso. Para mi tú vales mucho mas que eso.
Emiliano (decepcionado): Ya entendí todo. Ahora sé que es lo que
sientes por mí y por una cuestión de comodidad, creo que
deberíamos dejar de vernos.
Emiliano esta por pararse, cuando Isabel le dice
Isabel: En realidad, no me has dejado decirte lo que siento. Y
la verdad es que yo también estoy enamorada de ti.
Emiliano la mira fijamente a los ojos, y sin pensarlo dos veces, le da un apasionado beso. Después de eso, diciendo
Emiliano: No podría estar mas contento. Estoy con la mujer mas
hermosa del
mundo y esta me acaba de decir que también me ama. Lo que sí,
estoy con una duda. ¿Por qué no me lo dijiste aquella noche, en
la puerta de tu casa?
Isabel: Ese día estaba muy confundida. Tú viniste tododesesperado y nervioso y me dijiste lo que
sentías. Estaba muy sorprendida, y ni
podía pensar correctamente. Durante esos días
estuve pensando, y terminé de darme cuenta de lo increíble y
dulce que eres.
Emiliano: Bueno, ahora que estamos juntos te juro que
no voy a dejar que nada nos separe otra vez. Te amo.
Cerrando de esa manera aquella magica noche con un
largo y romantico beso.
ESCENA II
El amor de estos dos jóvenes era de película. Se sentía como
si ellos hubieran estado en una relación por años, debido a lo
mucho que se conocían y respetaban.
Ahora, enfocandonos un poco en la
locación de esta historia de amor vemos como los dos tortolos vivían en una
parte alejada, en el norte de Ilo. Ahí, varios lugareños
comentaban sobre la llegada de un gobernador inca, que
estaba ahí con el propósito de conquistarlos. La gente estaba
preocupada, ya que no sabían cual sería su futuro.
En ese sentido, Isabel se encontraba conversando sobre
ese tema con su amiga Rosario,
diciéndole:
´
Isabel: Amiga, estoy bastante preocupada por todo esto. ¿Qué
nos pasara si lo que dicen es real y eso hombre nos conquista?
Rosario: Yo
también estoy que me muero de miedo por eso. Oye, pero
yo escuchado que, a veces, cuando conquistan, se llevan a hombres jóvenes
para que trabajen. ¿Y si se llevan a tu
Emiliano?
Isabel (ahora un poco preocupada): No me asustes. Pero ¿Cómo eligen?
Rosario: Loque
me han contado es que usualmente es para hombres entre
17 y 20 años. Y tienen que ser fuertes porque
los llevan a trabajar duramente.
Isabel: Ojala que todo sea solo rumores, porque si es verdad,
facilmente pueden elegir a Emiliano.
Rosario: Yo que
tu le diría sobre esto, y buscaría la forma de mantener la
relación aunque se lo lleven.
Isabel: Si, creo que es importante que él esté informado ya que
se desaparece todo el día mientras trabaja, entonces no se entera de las
noticias. Bueno, ya me tengo que ir, pero me tienes que mantener
informada…
Se fueron por diferentes caminos. Y en la noche,
cuando Emiliano volvía del trabajo,
Isabel le dijo
Isabel: Amor, dicen que ha venido un gobernador y que se va a llevar a
jóvenes como
tú para que trabajen para él…
Emiliano (sorprendido): ¿Quién te ha
dicho?
Isabel: Todos en la ciudad estan enterados. Ademas, Rosario me
informó un poco mas.
Emiliano: No me pueden llevar, no puedo separarme de ti. Te
lo prometí.
Isabel: Te entiendo. Yo también me sentiría pésimo si te llevan. Bueno, ya veremos qué
pasa. Tranquilo.
Emiliano: Tienes razón, no sirve de nada desesperarse ahora. Oye, estoy agotado, me voy a descansar. Conversamos
mañana. Te amo.
Isabel: Esta bien, anda a descansar. Yo también te amo.
Se despidieron, y ambos se fueron con esa preocupación
a sus casas.
ESCENA III
Al día siguiente, Emiliano no fuea trabajar ya que era sabado. Aprovechando eso, él e Isabel fueron a la plaza a caminar.
Aquel día, una gran cantidad de personas estaban en la
plaza, incluyendo al jefe de la ciudad. Fue allí donde
ocurrió algo inesperado: De pronto apareció Wiracocha, el
“conquistador” del
que estaban hablando la noche anterior, y se paró en medio de la plaza
diciendo
Wiracocha: Yo soy Wiracocha. El poderoso octavo inca. Y en nombre de mi imperio, vengo a conquistarlos. Tienen dos
opciones: Pueden unírsenos pacíficamente o tendremos que batallar.
Jefe de la ciudad: Nosotros accedemos a unirnos a su imperio. Pero no nos ataquen.
Wiracocha: Ademas de eso, me han dado la
información de que en esta ciudad hay muchas minas de oro. Por eso,
seleccionaré a un grupo de hombres de
aquí, para que vayan a trabajarlas.
Entonces Wiracocha se puso a seleccionar a jóvenes que
estaban por la zona. Emiliano e Isabel, que
habían escuchado todo, trataron de esconderse. Lamentablemente el
poderoso inca los vio y eligió a Emilio para
que vaya a trabajar las minas. Iban a tener que partir al
día siguiente. Entonces Isabel dijo
Isabel (Sarcasticamente, pero en el fondo muy triste): Mejor
vamonos de aquí antes de que aparezca alguien mas que te
quiera llevar.
Y ambos se fueron a la casa de Isabel, sabiendo que al
día siguiente tendrían que separarse.
ACTO III
Al día siguiente, tuvieronque despedirse. Isabel
dejó caer varias lagrimas debido a su tristeza.
Y de esa manera, Emiliano tuvo que irse con el grupo de
jóvenes hacia las minas. Al llegar ahí, no obtenían
acceso a la quebrada El Platanal, por lo que Wiracocha les dijo
Wiracocha: Ustedes son de aquí. ¿Qué es
esperan? Hagan algo, tenemos que pasar.
Grupo de Jóvenes: No se preocupe, nosotros trataremos de pasar. Usted vaya al centro.
Wiracocha: Esta bien. Pero si llegan a acceder,
se ponen a trabajar inmediatamente. Yo vendré mañana a revisar.
Dejaré un supervisor, para que los vigile y me
mantenga informado.
Y Wiracocha se fue, prometiendo volver al día
siguiente. Después de su partida, Emiliano estaba conversando con
otro joven llamado Martin, diciendo
Emiliano: No hay que hacer nada. Si mañana viene y no
hemos hecho nada, se molestara y nos sacara de aquí.
Martin: El problema es que nos estan vigilando. Le van a avisar que no hemos hecho nada y nos puede hacer
daño.
Emiliano: No creo, ese hombre parece despistado, no le
dira nada.
Martin: Ya veremos qué pasa.
Entonces todos se pusieron a fingir que estaban tratando de
encontrar la forma de obtener acceso, para engañar al supervisor.
Pero este no se lo creyó diciendo
Supervisor: Así que ustedes trataron de engañarme. Ya veran. Ahora mismo iré
donde Wiracocha y le diré lo sucedido.
Este hombre, partió en busca de Wiracochapara informarle sobre lo
sucedido y que este determinara que hacer.
ESCENA II
Al encontrar a Wiracocha, el supervisor le informó sobre lo sucedido. El
inca nunca había estado mas molesto.
Entonces voló hacia el lugar y aterrizó cerca a las minas,
dejando a todos asombrados y dijo
Wiracocha: Ustedes me han traicionado y decepcionado. Trataron
de engañarme, sabiendo el poder que tengo.
Emiliano: Señor, nosotros nos sentimos muy arrepentidos por lo que
hicimos. No quisimos desafiarlo.
Wiracocha: Ya es muy tarde. Lo hecho ya no se puede cambiar. Tendran
que afrontar las consecuencias.
Habiendo dicho esto, el poderoso Inca tiró a cada uno de los
jóvenes de la colina en la que se encontraban a un
lago que estaba a aproximadamente unos 70 metros de altura. Por
la profundidad, todos los que cayeron se ahogaron. Pero solo hubo una
persona que no fue arrojada. Ese fue Emiliano. El
joven, sorprendido, le pregunto al poderoso inca
Emiliano: Señor, ¿Por qué tiro a todos mis
compañeros, menos a mí?
Wiracocha: Joven, tú fuiste el único al que cuando le vi los ojos, se veía amor. Se nota que tú
estas enamorado de una persona muy especial, y ese
sentimiento no lo podía acabar de esa manera.
Emiliano: Es verdad señor. Estoy enamorado de la mujer
de mis sueños y no puedo dejarla.
Wiracocha: ¿Cómo que no puedes?
Emiliano: Yo se lo prometí. Ya había dejado que
se meescape una vez, y le juré que no dejaría que eso vuelva a
pasar.
Y así ambos se fueron de aquel lugar dejando solo un
rastro. La horma del
pie de Wiracocha en la piedra en la que aterrizó sigue ahí hasta
el día de hoy
Se dirigieron al centro, donde Emiliano se encontró con Isabel,
contandole lo sucedido.
ESCENA III
Al encontrarse, Emiliano e Isabel se dieron cuenta que su amor era demasiado
especial como
para que tener que separarse algún día. Entonces decidieron
comprometerse, para que dentro de un año, se
casen.
Emiliano, abrazando a Isabel, le dijo
Emiliano: Isabel, tú eres la persona que me hace mas feliz en
todo el mundo. Por eso, nunca te voy a dejar.
Isabel (llorando de felicidad): Amor, tú eres lo mejor. Estaba asustadísima cuando no estabas. Pensé
que te iba a pasar algo, y que nunca te
volvería a ver. Por favor nunca te vuelvas a ir así.
Emiliano: Cuando empezamos nuestra relación yo te
prometí que nunca te abandonaría, y hasta el día que me
muera, cumpliré ese juramento. Siempre estaré
protegiéndote.
Isabel: Siempre te creeré. Creía lo que
decías cuando éramos unos niños jugando por el barrio, y te sigo creyendo hasta el día de hoy.
Y diciendo estas palabras, ambos se dieron un fuerte
abrazo. Cumpliendo su promesa y empezando así, un
compromiso que duraría hasta que la muerte los separe.