La conciencia metalinguística abarca tres
conciencias específicas, y que cada vez se usan mas en los
estudios de alfabetización. Tanto es así, que se ha llegado a
proponer que la conciencia fonológica, en cursos preescolares, pude
ayudar a predecir el desempeño en cuanto al manejo del lenguaje
escrito, e incluso la comprención lectora.
Las otras dos conciencias de la conciencia metalinguística (la
conciencia semantica y la sintactica) toman importancia cuando la
alfabetización se ha incorporado a la vida cotidiana en un primer
momento, ya que tiene que ver con el uso, el significado de las palabras y el
orden gamatical de una oracion coherente y cohesionada dentro de un contexto
determinado
Conciencia metalingüística y conciencia metapragmatica
Extendiendo esta noción al conocimiento y uso del propio lenguaje tanto
Karmi-loff- Smith (1994) como Gombert (1992) señalan la existencia de
una conciencia metalingüística (entendida como conocimiento y
regulación). Concretamente, Gombert (1992) sostiene
que la noción de metalingüística esbozada por él es
diferente a la idea de función metalingüística planteada por
Jackobson (1963). Para este último, la función
metalingüística tiene que ver con aquel rol que cumple el lenguaje
para referirse al lenguaje. Por ejemplo, en una expresión como 'La palabra casa es un
sustantivo' el lenguaje estaría cumpliendo con dicha
función, ya que estaría tratando acerca de sí mismo como tema u objeto de
conversación. Sin embargo, para Gombert(1992)
los alcances del
término tienen un sesgo mas psicológico. Para el autor
francés, la conciencia metalingüística tiene que ver con el
control consciente que cada individuo ejerce sobre su propia lengua y —en
ese sentido— podría hablarse de
cognición acerca del
lenguaje. Bialystok (1992) considera que dicha
conciencia es equiparable a uno de los dos componentes de lo
metalingüístico: el control del procesamiento atencional, es
decir, la atención selectiva a diferentes representaciones o a
diferentes aspectos de una representación a medida que los problemas
lingüísticos estan resolviendo.
Tanto Puyuelo y Rondal (2003), como Flores-Romero, Torrado-Pacheco y
Magnolia-Mesa (2006) señalan que respecto del desarrollo de las
capacidades me-talingüísticas existen distintas tesis.
Concretamente, Flores-Romero et al. (2006) señalan dos posturas
teóricas diferentes: aquella que defiende que este
desarrollo es un producto de la regulación general del
sistema cognitivo y otra que propone que dichas habilidades dependen
exclusivamente del desarrollo del lenguaje.
En el primer grupo cabe contar autores como
Bialystok (1992) y Van Kleeck, (1995), los
cuales al explicar los procesos que subyacen a las habilidades
metalin-güísticas han propuesto que estas habilidades requieren del dominio cognitivo
general. Especialmente, Van Kleeck (1994) y Levy (1999)
consideraron la teoría de Jean Piaget, relacionada con los estadios de
desarrollo cognitivo, para explicar la emergencia de la
capacidadmetalingüística. Para estos autores, cuando
los niños evidencian cierto comportamiento metalingüístico
éste se relaciona con la etapa de desarrollo cognitivo en la que se
encuentran.
Flores-Romero etal. (2006) hacen hincapié en
dos cualidades que Piaget (1987) le atribuye al pensamiento de los niños
pre-escolares: La centración e irreversibi-lidad. La centración
explica el motivo por el cual los niños durante
una situación comunicativa controlan exclusivamente la fluidez del dialogo.
Así, la característica de centración del pensamiento
permite conjeturar que los sujetos sólo pueden concentrarse en un
aspecto durante una situación y, en el caso de la comunicación,
tienen en cuenta a lo mas importante que es el significado. La
irreversibilidad se refiere a que los sujetos pre-escolares no pueden ir de un
paso A a un paso B y volver al paso A. Estos niños estarían,
según Piaget (1984), en una etapa pre-operacional y en cuanto al
lenguaje demuestran que manejan exclusivamente la forma o el significado y no
pueden realizar procesos de reversibilidad que les permitan devolverse en el
discurso del hablante para analizarlo (Van Kleeck, 1994). De esta manera, Levy
(1999) señala que los niños menores de seis años
demuestran un desempeño metalingüístico pobre, porque su
forma de pensar les impide separar la forma y el significado del lenguaje en
una situación comunicativa y así considerar cada elemento por
separado. El hecho de que este limitado
desempeño metalingüístico empiece aenriquecerse a partir de
los seis años, indicaría según Van Kleeck (1994) que los
sujetos han pasado a una nueva etapa del
desarrollo cognitivo.
Gombert (1992), por otra parte, afirma que el desarrollo
metalingüístico depende intrínsecamente del desarrollo del lenguaje. Corroborando esta idea,
Cha-ney (1994) lleva a cabo un estudio en el cual compara niños de
diferente clase social, cuyos padres tenían conceptos diferentes
respecto de la alfabetización y cuyo nivel de desarrollo lingüístico
era diferente. La autora concluye que el conocimiento del lenguaje es el predictor mas
importante del
surgimiento de la conciencia metalingüística.
Gombert (1992), coincidiendo con Karmiloff-Smith (1994), sugiere que el
desarrollo metalingüístico se produce en 3 fases: adquisición
de habilidades iniciales, fase epilingüística (tomando la
noción de Culioli, 1990) y fase metalingüística. Hablar de
fases y no de etapas permite considerar cierta recursividad; para estos autores
un niño puede estar cursando varias fases a la
vez y aplicandolas de maneras diferentes en diversos microdominios y en
situaciones distintas. Las dos primeras fases ocurrirían de manera
mas o menos sistematica, mientras que la tercera
dependería del
contexto.
En la adquisición de las habilidades lingüísticas iniciales,
el niño aprende pares unifuncionales donde una
forma lingüística corresponde a un determinado contexto. Halliday
(1975) señala una etapa inicial muy similar en su enfoque fun-cionalista
de laadquisición del lenguaje. Sin embargo, en esta
visión apoyada por Karmiloff-Smith (1994) dicho proceso no sería
únicamente guiado por el uso. El niño
partiría con preprogramaciones innatas de las habilidades
lingüísticas de base y aprendería los pares funcionales
gracias a la mediación del modelo lingüístico
presente en el entorno.
Dada la diversidad intrínseca del lenguaje, la estabilidad de la
primera fase es cuestionada por el aumento de la extensión y complejidad
de los modelos de los adultos. A partir de allí, los pares
forma-función son sustituidos por formas mul-tifuncionales, cuyo uso el sujeto administra en una suerte de ajuste
automatico. Esta fase es caracterizada como
epilingüística y se produce por una reorganización en la
memoria a largo plazo de los conocimientos implícitos acumulados dentro de
la primera fase. El término epilingüístico fue
acuñado por Culioli (1990), el prefijo 'epi', de origen
griego, se refiere a un 'trabajo sobre' el idioma, que en realidad es
un preliminar indispensable para llegar 'mas alla del'
uso puramente instrumental de la lengua. En el marco
de la teoría del
desarrollo metalingüístico con este rótulo se identifican
aquellas actividades de control que el sujeto lleva sobre su propio lenguaje
pero lo hace inconscientemente, sería una fase anterior a un uso
reflexivo mas deliberado y explicitable.
Puyuelo y Rondal (2003) señalan dos diferencias
fundamentales entre la visión de Karmiloff-Smith (1994) y la de Gombert
(1992). La autora inglesasostiene que en la etapa
epilingüística se reorganiza la información de la fase anterior
de adquisición. En cambio, Gombert plantea que esta
reorganización surge de la necesidad de interrelacionar los
conocimientos de la primera fase de adquisición, con otros recientemente
descubiertos acerca de las mismas formas lingüísticas o acerca de
otros elementos lingüísticos asociados con ellas que estan
en curso de apropiación. Ademas, otra diferencia apunta a
cual es la índole de la información que esta
actuando en esta etapa: mientras que para Karmiloff-Smith (1994) en esta fase
la reorganización es impermeable a las influencias externas; Gombert
(1992) afirma que —si bien la función principal de esta fase es
una articulación interna de los conocimientos implícitos, que
permitira al sujeto el dominio funcional no consciente del
sistema—, la elaboración de las reglas que rigen el uso de las
formas lingüísticas viene determinada por aquello que el
niño descubre acerca de dichas reglas en los funcionamientos
lingüísticos en situación.
Finalmente, la etapa metalingüística esta relacionada no
sólo por la capacidad de reflexionar y autorregular el propio lenguaje,
sino también con la posibilidad de explicitar esta conciencia que se
posee del
propio código. Esta fase no ocurre de forma totalmente
sistematica y homogénea, los hablantes suelen ser mas autorre-flexivos
en algunos aspectos del
lenguaje que en otros y esto parece depender de las características de
cada sujeto y de los diversosniveles del
lenguaje que debe considerar. Así, por ejemplo, la conciencia
metafonológica es una de las primeras que se desarrolla en el
niño e incluso es motivada en los planes educativos preescolares, ya que
ella sería facilitadora de la adquisición de la lecto-escritura
inicial (Arnaiz Sanchez, Castejón Costa, Ruiz Jiménez
& Guirao Lavela, 2002).
Ahora bien, el autor francés analiza la habilidad
metalingüística considerando diversos niveles de la lengua en los
que podría enfocarse: fonético, semantico,
sintactico, textual y pragmatico. De ellos, el
presente trabajo considerara la conciencia metapragmatica.
Ya se señaló que Gombert (1992) y Verschueren (2000) la
visualizan involucrada en el uso expresivo y comprensivo del lenguaje oral,
ademas los autores la definen no sólo como un saber acerca de las
relaciones entre contexto y mensaje lingüístico, sino
también como conciencia y autocontrol de la comprensión y
producción lingüística teniendo en cuenta dichos elementos.
Partiendo de lo definido a nivel metalingüístico
en general, Gombert (1992) considera que todos los niños usuarios de una
lengua adquieren la conciencia meta-pragmatica en fases distintas.
La de adquisición inicial se caracteriza porque en ella
el niño utiliza las primeras formas en ciertos contextos. La fase
epipragmatica puede ser descrita de manera similar a la
epilingüística, pero sus alcances se restringen a las relaciones
entre lenguaje y contexto. En otras palabras, refiere actividades de controlque
el sujeto lleva sobre su producción y comprensión del lenguaje
oral, relacionandolo con los elementos extralingüísticos,
pero dicho control sería inconsciente, por lo cual podría fallar.
Constituiría una fase anterior a un uso
reflexivo mas deliberado y exploitable propio de lo
metapragmatico. Cuando da respuestas enmarcadas en esta fase, el niño no discrimina explícitamente entre lo
verbal y lo no verbal y, según Gombert (1992), los ve como un todo indiferenciado. Sin embargo,
esta no distinción no implica necesariamente muchos errores en el uso, porque el pequeño realiza ajustes
automaticos entre ambos tipos de información (posee un dominio
epipragmatico); sólo comete algunos traspiés de
interpretación cuando dicha relación no es clara. De esta manera,
puede fallar en la comprensión al enfrentarse a enunciados cuya
relación con el contexto no es totalmente evidente, como el caso de las
ironías o las frases hechas metafóricas no familiares.
Finalmente, la fase metapragmatica se iniciaría alrededor de los
6 años e involucraría conciencia verbalizable de la diferencia
entre lo lingüístico y lo contextual y, en consecuencia, un control reflexivo de esta relación en una
determinada situación de comunicación. Cuando empieza a manejarse
metapragmaticamente, el sujeto es capaz de explicitar las relaciones
forma lingüística/contexto en la producción e interpretación
de los mensajes lingüísticos y, paralelamente, se produce el
desarrollo de su capacidad de comprender formas noliterales como la
metafora y la ironía. Para Gombert (1992) el acceso a esta fase esta muy relacionado con el aumento en la
capacidad de la memoria operativa. Por este motivo, la
habilidad metapragmatica no se aplica en forma sistematica a
todas las situaciones; un sujeto podra evidenciar un nivel de
comprensión-producción lingüística evidentemente
metapragmatico en ciertas situaciones y uno epipragmatico en
otras. Es decir, el control consciente característico de esta fase no se
da sólo con la edad; un niño mayor de 6
años no da respuestas metapragmaticas todo el tiempo, sino que
éstas dependeran de la complejidad tanto del
mensaje lingüístico como del medio contextual en
el cual éste tiene lugar y con el cual se relaciona.
Para completar esta noción de metapragmatica, es necesario acudir
a la visión de Verschueren (2002) respecto de cuales
serían las señales que le permitirían al usuario de una
lengua ajustar lo lingüístico/ lo no lingüístico cuando
se autorregu-la. Para el autor belga los indicadores de la conciencia
metapragmatica funcionan de tres maneras en el lenguaje en uso: como
mecanismos de anclaje que localizan formas lingüísticas en
relación al contexto (deícticos, por ejemplo, los pronombres) y
como señales o marcadores de interpretaciones reflexivas de los usuarios
del lenguaje respecto de las actividades que realizan (indicadores
léxicos, por ejemplo, adverbios oracionales) y como claves de
contextualización (por ejemplo: cambios prosódicos, gestos o
sonidos).