La primera distinción importante es entre carbón mineral (o de piedra), que se
extrae de las minas y el carbón vegetal, que se obtiene por una combustión
parcial de leña (carboneo). El vegetal, el más utilizado antes de la Revolución
Industrial, tiene un poder calorífico incluso mayor que algunos carbones
minerales, pero su problema es el coste (muy superior ya en el XVIII).
El carbón mineral es una roca originada por la
descomposición y sedimentación de materiales vegetales, de la que existen
varios tipos. De menor a mayor poder calorífico: turba, lignito, hulla y
antracita.
A estos tipos de carbón natural, hay que sumar el
coque, que es en realidad un combustible artificial obtenido de la destilación
de la hulla, que es calentada en hornos cerrados (en ausencia de oxígeno) a
altas temperaturas. Con ello se consigue un
combustible mucho más apto para su empleo en los altos hornos.
La disponibilidad de carbón mineral abundante y barato fue un
factor determinante en la Revolución Industrial que explica, entre otras cosas,
qué sectores y qué regiones obtuvieron mejores resultados. Al menos en un primer momento, la cercanía a los yacimientos de carbón
resultó crucial. Más adelante, la mejora de los sistemas de
transportes abarató el suministro; y las mejoras de eficiencia técnica de las
máquinas de vapor redujeron la cantidad de combustible necesaria para generar
el mismo trabajo. Ambos fenómenos acabaron haciendo
posible la industrialización de regiones que no contaban con accesoeconómico al
carbón.
sPor qué ha sido tan discutido el concepto de Revolución Industrial?
Desde luego, en parte por su importancia. Pero sobre
todo porque conviven varias concepciones distintas del fenómeno, que según Joel
Mokyr pueden agruparse en cuatro escuelas
1. escuela del cambio social: según ésta, 'la Revolución Industrial fue
ante todo un cambio en el modo en que se realizaban las transacciones
económicas entre las personas”, fundamentalmente 'la aparición de mercados
de bienes y factores de producción establecidos, competitivos e impersonales”.
2. escuela de la organización industrial: hace hincapié en el tamaño y la
estructura de la empresa, es decir, en el nacimiento del sistema fabril, más capitalizado, y que
emplea mano de obra asalariada sujeta a una disciplina estricta y a controles
de calidad.
3. escuela macroeconómica: destaca la importancia de
variables agregadas tales como
el crecimiento del PIB, la formación de capital o la estructura de la economía.
4. escuela tecnológica: considera que son los cambios
tecnológicos, con una lógica propia, los que determinan los demás cambios
'y se centra, por lo tanto, en la invención y la difusión de los nuevos
conocimientos tecnológicos.”
De hecho, todos estos cambios tuvieron lugar en la Revolución Industrial: de
ahí que resulte tan difícil encontrar una definición que satisfaga a todos,
puesto que cada autor tiende a resaltar lo que le resulta fundamental.
Además, hay otro factor que dificulta el acuerdo, y es que en Gran Bretaña
confluyeron dos corrientes
de cambio distintas, responsable cada una de parte delcrecimiento económico
total.
a– La primera, ligada a cambios ocurridos en la
economía tradicional (orgánica), que conformaron lo que Wrigley denominó
economía orgánica avanzada.
a– La segunda, que resultaría a largo plazo la
más importante, estaba ligada a las innovaciones en materia de fuentes de
energía fósil (carbón) y los nuevos convertidores que abriría camino la
economía inorgánica.
La aparición de la economía orgánica avanzada en Gran Bretaña arranca, como no podía ser de otro modo, del sector primario. Las
mejoras de productividad agraria (la base de todo) parecen ligadas al mayor
tamaño de la cabaña ganadera, lo que significaba mucho más abono disponible
para los campos de labor y más fuerza de tiro. La disponibilidad de animales
tenía dos ventajas adicionales: mitigaba las oscilaciones anuales de las
cosechas (puesto que los años malos para el cereal podían ser buenos para el
forraje) y permitía transportar abonos minerales (marga y cal, sobre todo) en
mayor cantidad. Todos estos avances se dan Gran Bretaña desde fines del
siglo XVII.
A esto se sumó el uso creciente de carbón mineral
(aunque sólo fuera como
fuente de calor doméstico y en algunas manufacturas, en especial la fabricación
de vidrio y ladrillos) sustituyendo a la leña, lo que significó un incremento
importante de la energía disponible. Ambos factores (incremento del ganado y
del uso de carbón) bastan según Wrigley para explicar los incrementos de
productividad agraria en Gran Bretaña, que permitió un crecimiento de la
población y la urbanización compatibles con el incremento de los niveles de
vida, que generó unademanda solvente para los productos industriales.
El crecimiento de la economía orgánica avanzada sienta así las bases para el
crecimiento de la economía basada en combustibles fósiles: por un lado, una agricultura más productiva alimenta a una
población mayor que puede dedicarse a otras actividades. Además, la mejora de
productividad agraria permite incrementar los salarios, lo que a su vez genera
las rentas con las que la necesidad de bienes y servicios puede convertirse en
demanda efectiva. En tercer lugar, la explotación del carbón, aunque
fuera para usos limitados de calefacción y en algunas manufacturas, genera
incentivos para la explotación de nuevos yacimientos, lo que conduce a
reducciones en su precio y su aplicación a nuevos procesos.
Así pues, el crecimiento económico en la Inglaterra de la Revolución Industrial
tuvo dos fuentes: las mejoras de la economía orgánica
y la introducción de la inorgánica, siguiendo la terminología de Wrigley. Dicho
de otro modo, tiene dos caras, lo que ha llevado a
señalar el dualismo de la economía británica, es decir, su segmentación en dos
“economías” distintas. Por un lado, la tradicional,
que incluía la agricultura, la construcción, la industria a domicilio y buena
parte de los oficios tradicionales. El crecimiento de la productividad de esta
“economía” era más lento, pero con apreciables mejoras y también aumentos de la
capitalización (ratio del capital con respecto al
trabajo invertido). Algunos autores, especialmente Maxine Berg, han hecho
hincapié en la importancia de estos cambios --técnicas manuales, innovaciones
de producto ynuevas divisiones del trabajo-- en los sectores manufactureros
tradicionales, que seguían representando a comienzos del XIX la mayor parte de
la economía británica. Cambios que no sólo se concretan en las fábricas ni se limitan a la tecnología.
Por otro lado, estaba la “economía” moderna, que incorporaba avances
tecnológicos y el uso de carbón mineral como combustible, lo que
generaba una mayor capitalización, pero también espectaculares aumentos de
productividad. De hecho, el dualismo no sólo se daba entre
estas dos economías, sino también en el interior de los mismos sectores (había
una siderurgia moderna que convivía con las fraguas tradicionales, por
ejemplo). También había un dualismo geográfico
(entre regiones industrializadas y no industrializadas) muy típico en los
procesos de industrialización (en España, por ejemplo). El concepto de dualismo
se ha aplicado en ocasiones a la teoría del desa
rrollo económico, defendiendo
que las etapas iniciales tienen siempre un marcado carácter dual (ya sea
sectorial, geográfico, o ambos), que ralentiza las tasas de crecimiento
generales (si el sector tradicional supone el 80% de la economía, será su
crecimiento medio el que determine el total); pero que finalmente los sectores
modernos acaban 'tirando” del conjunto de la economía.