EL ENSAYO:
Diez pistas para su composición
FERNANDO VASQUEZ RODRÍGUEZ
1 Un ensayo es una mezcla entre el arte y la ciencia, es decir, tiene un
elemento creativo (literario) y otro lógico (de manejo de ideas). En esa noble
esencia del
ensayo -algunos hablarán por eso de un género híbrido- es donde radica su
potencia y su dificultad. Por ser un centauro -mitad de una cosa y mitad de
otra- el ensayo puede cobijar todas las áreas del conocimiento, todos los temas. Sin
embrago, sea el motivo que fuere, el ensayo necesita de una 'fineza'
de escritura que lo haga altamente literario.
2 Un ensayo no es un comentario (la escritura propia de la opinión) sino una
reflexión, casi siempre a partir de la reflexión de otros (esos otros no
necesariamente tienen que estar explícitos, aunque, por lo general, se les
menciona a pie de página o en las notas o referencias). Por eso el ensayo se
mueve más en los juicios y en el poder de los argumentos (no son opiniones
gratuitas); en el ensayo se deben sustentar las ideas. Mejor aún, la calidad de
un ensayo se mide por la calidad de las ideas, por la manera como las expone, las confronta, las pone en
consideración el autor.
Si no hay argumentos de peso, si no se han trabajado de antemano, el ensayo cae
en el mero parecer, en la mera suposición.
3 Un ensayo discurre. Es discurso pleno. Los buenos ensayos se encadenan, se
engarzan de manera coherente. No esponiendo una idea tras otra, no es sumando
ideas como se
compone un buen ensayo. Es tejiéndolas de manera organizada. Jerarquizando las
ideas, sopesándolas (recordemos que ensayo viene de 'exagium' que
significa, precisamente, pesar, medir, poner en balanza). Si en un ensayo no
hay una lógica de la composición, así como
en la música, difícilmente los resultados serán aceptables. De allí también la
importancia de un plan, de un esbozo, de un mapa-guía para la elaboración del ensayo.
4 En tanto que discurso, el ensayo requiere del
buen uso de los conectores (hay que disponer de una reserva de ellos); los
conectores son como
las bisagras, los engarces necesarios para que el ensayo no parezca
desvertebrado. Hay conectores de relación, de consecuencia, de causalidad, los
hay también para resumir o enfatizar. Y a la par de los conectores, es
indispensable un excelente manejo de los signos de puntuación. Gracias a la
coma y al punto y coma (éste es uno de los signos más difíciles de usar),
gracias al punto seguido, es como
el ensayo respira, tiene un ritmo, una transpiración. Es el conocimiento
inadecuado o preciso de los signos de puntuación lo que convierte nuestros
ensayos en monótonos o livianos, interesantes o densos, ágiles o farragosos.
5 Hay dos tipos grandes de ensayos: uno, de la línea de Montaigne (pueden
leerse, por ejemplo: 'De cómo el filosofar es aprender a morir',
'De la amistad', 'Delos
libros'); y otro, línea de Bacon (léanse, al menos dos: 'De los
estudios', 'De las vicisitudes de las cosas'). En el primer
caso, el ensayo es más subjetivo, abunda la citación -de manera muy propia-; en
el caso segundo, el ensayo es más objetivo, y no hay ninguna referencia
explícita, o son muy escasas. Tanto Montaigne como Bacon son maestros para desarrollar las
ideas. Tanto uno como
otro hacen lo evidente, profundo; lo cotidiano, sorprendente. Ambos emiten un
juicio: se aventuran a exponer en su pensamiento. Es importante releer a estos
dos autores; fuera de ser un goce y un reencuentro con la buena prosa, son
ensayos modelo, aprovechables por cualquiera que desee aprender o perfeccionar
su escritura ensayística. En el mismo sentido, deberíamos apropiarnos de la
creación ensayística de Emerson y Chesterton, recomendada una y otra vez por
Jorge Luis Borges.
6 Otros ensayos exquisitos son los escritos por Alfonso Reyes y Pedro Henríquez
Ureña. Un mexicano y un dominicano. Ensayos de peso, con profundidad y,
sobretodo, realizados con todos los recursos literarios y el poder de la
imaginación. Quien haya leído 'Notas sobre la Inteligencia Americana'
de Reyes, o 'Seis Ensayos en busca de Nuestra Expresión' de Ureña, lo
ha sentido como
una revelación de la escritura potente, de la escritura gestora de mundos. Hay
una 'marca de estilo' en estos dos ensayistas, una
'imprenta' personalística, que poneal ensayo en el mismo nivel del cuento o el poema.
Cuando uno lee los ensayos de Reyes o de Ureña, lo que - además de un
pensamiento vigoroso- es una excelente literatura.
7 Reyes y Ureña son los iniciadores, por decirlo así, de una larga tradición
que va hasta Sábato y Borges. Consúltese la compilación 'El Ensayo
Hispanoamericano del Siglo XX', hecha por John Skirius; en este texto se
condensan voces de ensayistas latinoamericanos valiosos: Manuel González Prada,
Fernando Ortíz, José Carlos Mariátegui, Ezequiel Martínez Estrada, Luis Alberto
Sánchez, Germán Arciniegas, Arturo Uslar Pietri, Eduardo Caballero Calderón,
Enrique Anderson Imbert y, por supuesto, Octavio Paz, Julio Cortázar y
Gabriel García Márquez. Puede mirarse de igual manera, la selección hecha por
José Luis Martínez, 'El Ensayo Mexicano Moderno'; en este libro
resaltan los ensayos de José Vasconcelos, Ramón López Velarde, Julio Torri,
Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Edmundo O´Gorman y Leopoldo Zea, entre
otros. Y para una perspectiva más nuestra, sería interesante y necesario
conocer la selección elaborada por Jorge Eliécer Ruiz y Juan Gustavo
Cobo-Borda, 'Ensayistas Colombianos del Siglo XX'; en esta selección
descubriremos voces poco conocidas, la de Baldomero Sanín Cano ('De lo
exótico', 'La civilización manual'), y la de Hernando Téllez
('La originalidad literaria', 'Traducción'). Basten estos
textos y estos autores paramostrar como
hay una enorme tradición en la producción ensayística. Tómense, entonces como abrebocas o
'textos de iniciación'.
8 Para elaborar un ensayo, entre las muchas cosas que deben tenerse en cuenta,
resaltaría las siguientes:
aœ“ Cuál es la idea o ideas base que articulan el texto. En otros términos,
cuáles son los argumentos fuertes que se desean exponer o la idea que quiere
debatirse o ponerse en cuestión. Esta idea (la tesis) tiene que ser
suficientemente sustentada en el desarrollo del mismo ensayo.
aœ“ Con qué fuentes o en qué autores se sustenta nuestro argumento; a partir de
qué o quiénes, con qué material de contexto se cuenta; en síntesis, cuáles son
nuestros puntos de referencia. Este es el lugar apropiado para la bibliografía,
para la citación y las diversas notas.
aœ“ Qué se va a decir en el primer párrafo, qué en el segundo, qué en el último
(recordemos que la forma del ensayo es
fundamental; recordemos también que antes del ensayo hay que elaborar un esbozo, un
mapa de composición). Qué tipo de ilación (sin hache) es la que nos proponemos:
de contraste, de consecuencia, de relación múltiple. Es muy importante el
'gancho' del primer párrafo: cómo vamos a seducir al lector, qué nos
interesa tocar en él; igual fuerza debe tener el último párrafo: cómo queremos
cerrar, cuál es la última idea o la última frase que no importa dejar en la
memoria de nuestro posible receptor (aunque nosiempre el último párrafo es una
conclusión, si debe el ensayo tener un momento de cierre -de síntesis-, desde
el cual puedan abrirse nuevas ventanas, otras escrituras. El último párrafo es
una invitación a un nuevo ensayo -los ensayos se alimentan de otros ensayos: un
nuevo ensayo abre camino a otros aún no escritos).
aœ“ Qué extensión aproximada va a tener. Recordemos que el ensayo no debe ser
tan corto que parezca una meditación, ni tan largo que se asemeje a un tratado.
Hay una zona medianera: entre tres y diez páginas (por decir alguna magnitud).
Pero sea cual sea la extensión en cada ensayo debe haber una tesis (con sus
pros y sus contras), y la síntesis necesaria. No olvidemos que el ensayo es una
pieza de escritura completa.
Las anteriores puntualizaciones no son excluyentes con otros estilos o con
otras maneras de elaboración del ensayo, ni
pueden leerse como
una camisa de fuerza; son tan solo recomendaciones. Indicaciones generales.
Indicios.
9 cuando el ensayo oscila entre dos y tres páginas, sobran los títulos. Cuando
tiene un número de páginas mayor, puede recurrirse a varios sistemas: uno,
subtitulando; otro, separando las partes significativas del ensayo con numerales (yo llamo a este
ensayo, de 'cajas chinas'). No debe olvidarse que cada una de las
partes del
ensayo precisa estar interrelacionada. Aunque 'partamos' el ensayo
(con subtótulos, frases o números), la totalidad del mismo (elconjunto) debe permanecer
compacta. Si dividimos un ensayo, las piezas que salgan de él exigen estar en
relación de interdependencia.
10 No podríamos terminar estas diez pistas para la elaboración de ensayos, sin
recomendar el papel fundamental del género
para el ejercicio y el desarrollo del
pensamiento. Por medio del ensayo es 'nos
vamos ordenando la cabeza'; es escribiendo ensayos como probamos nuestra 'lucidez' o
nuestra 'torpeza mental'. Cuando Theodor Adorno, en un escrito
llamado -precisamente- 'El Ensayo como Forma', señala el papel
crítico de este tipo de escritura, lo que en verdad sugiere es la fuerza del
ensayo como motor de la reflexión, como generador de la duda y la sospecha. El
ensayo siempre 'pone en cuestión', diluye las verdades dadas, se
esfuerza por mirar los grises de la vida y de la acción humana. El ensayo saca
a la ciencia de su 'excesivo formalismo' y pone a la lógica al
alcance del arte. Es simbiosis. Otro tanto había escrito George Lukacs en su
carta a Leo Popper: la esencia del ensayo radica en su capacidad de juzgar. Los
ensayistas de oficio saben que las verdades son provisionales, que toda
doctrina contiene también su contrario, que todo sistema alberga una fisura. Y
el ensayo, que es siempre una búsqueda, no hace otra cosa que
'hurgar' o remover e esas grietas de las estructuras. Digamos que el
ensayo -puro ejercicio del pensar- es el espejo del propio pensamiento.