La
Edad Media: las bases de la expansión europea (c.450-c.1450)
2. Índice
3.1. El mundo antes del
año mil: la divergencia oriental
3.1.1. Progreso y expansión musulmana
3.1.2. La China
de los Tang (618-907)
3.1.3. La consolidación del
feudalismo en Europa (siglos V-X)
3.2. La expansión tras el año mil. Siglos XI-XIII
3.2.1. La expansión europea cristiana. Rasgos principales
3.2.2. La repoblación en la Península Ibérica3.2.3. La expansión económica en China
durante la dinastía Song (960-1279)
3.2.4. La construcción de una red mercantil integrada en el siglo XIII a escala
mundial y el auge de los mongoles
3.3. Las condiciones de la crisis mundial del siglo XIV
3.3.1. La crisis bajomedieval en la Península Ibérica
4. Contenidos del tema
3. 1. El mundo antes del
año mil. La divergencia oriental
La caída del Imperio romano en Occidente (476 aprox.) da paso a un largo
periodo de estancamiento económico en Europa occidental, que coincide con una
fase de transformaciones en distintas regiones del Viejo Mundo eurasiático,
donde se observa el surgimiento y auge de la civilización musulmana, que se
convierte en el pivote de la conexión con Oriente. Mientras que en Europa el
establecimiento de reinos independientes, resultado de la simbiosis entre los
habitantes del imperio y los inmigrantes germanos y godos, evoluciona
lentamente hacia un espacio muy fragmentado y expuesto a nuevas invasiones,
hacia Oriente se observa el primer impulso de la civilización musulmana, que se
extiende por zonas de los tres continentes del Viejo Mundo. Más al Este, en China,
se suceden las fases de crecimiento -dinastías Sui y Tang- con otras de
inestabilidad. Hasta el año 1000, por tanto, el principal foco económico está
en Asia y su influjo llega al Mediterráneo a
través de los mercaderes y el desarrollo económico musulmán.
3.1.1 Progreso y expansión musulmana
Desde de mediados del siglo VII el hecho más destacable es la expansión y
florecimiento de la civilización musulmana, que se extiende desde la península
Arábigapor el este y el oeste, alcanzando a mediados del siglo VIII un
territorio comprendido entre la ribera del Indo y las costas atlánticas de la península
Ibérica (ver mapa 3.1). La población árabe, en principio tribus de pastores
nómadas y comerciantes caravaneros con algunos focos de agricultura de oasis,
se desplazó desde las zonas desérticas y esteparias, ocupando rápidamente las
llanuras aluviales de Mesopotamia y Oriente
Medio. Los musulmanes se mezclaron con los habitantes de las zonas
conquistadas, que admitieron la conversión al Islam y asimilaron la lengua
árabe. En un principio el mundo musulmán fue una entidad política unificada
bajo los Omeyas (661-750), que gobernaron desde Damasco. Tras el año 750, una
revuelta da el poder a Abbas ibn Abd al-Muttalib, iniciador de la dinastía
abasí, que traslada su capital a Bagdad. Con esta dinastía se independizan
algunas regiones, como
al-Ándalus. La dinastía abasí dura hasta 1258, fecha de la toma de Bagdad por los mongoles.
Las bases agrarias de la economía musulmana descansaban en las fértiles
llanuras aluviales del Tigris y Éufrates, así como en las del
valle del Nilo, que eran los principales graneros de la región. Extendieron por
el Mediterráneo las técnicas de la agricultura de irrigación, a la que fueron
incorporando productos procedentes de Oriente. La posición intermedia de la
civilización musulmana permitió incorporar cereales como
el arroz desde Asia oriental o el sorgo desde África, y también hortalizas y
frutales (alcachofas, sandías, cítricos), así como
otros cultivos como
la caña de azúcar o el algodón. El otro pilarde la economía era en muchas
regiones el pastoreo, fundamentalmente de ganado ovino aunque también se
extendieron los rebaños de cabras, vacuno, equinos y camellos. El desarrollo
agrario se basó en la cuidada selección de semillas, la rotación de cultivos y
el aprovechamiento del
agua a través de una sofisticada tecnología de regadío que se basaba en norias
y canalizaciones (acequias). El mundo musulmán destacó en ciencias como la botánica y la
agronomía.
La mano de obra incluía una amplia población rural campesina, aunque es de
destacar el importante peso de la esclavitud, sobre todo en las regiones de
cultivo intensivo, pero también como parte del servicio doméstico de personas
acaudaladas, en el ejército y en la administración. La esclavitud fue un
negocio comercial lucrativo que conectó diferentes rutas con Europa y África, de
donde procedían la mayor parte. Se calcula que en el periodo 9001100 se
exportaron por la ruta que atravesaba el desierto del Sahara casi 1,8 millones
de esclavos, además del
tráfico que se establecía desde África oriental por el océano Índico.
El desarrollo agrario y ganadero permitió la especialización artesanal y la
emergencia de una civilización urbana con los más importantes centros urbanos
de la época tales como Damasco, Bagdad, El Cairo, Alejandría o Córdoba, cuyas
poblaciones se contaban por decenas de millares. Los trabajos en el textil,
donde utilizan lana, lino, algodón y seda (mapa 3.2); el cuero, los metales y
la construcción alcanzaron elevados grados de calidad. Incorporaron importantes
innovaciones en sectores industriales, como
lafabricación de papel, vidrio o la textil sedera.
Las rutas comerciales se extendieron tanto por vía terrestre como marítima. Los comerciantes árabes
basaban el tráfico en caravanas, enlazando mediante puestos intermedios
regiones muy alejadas que iban desde las costas atlánticas de Marruecos y los
pasos en Asia Central que se dirigían a China, como el caso de la ruta de la
seda. En el tráfico marítimo los navegantes árabes se hacen dueños de la
navegación en el Mediterráneo y junto con marinos persas surcan el océano
Índico, adecuándose a los ritmos estacionales de los monzones y estableciendo
numerosos enclaves comerciales y zonas de influencia desde el mar Rojo y el
golfo Pérsico (Adén, Omán, Basra, Ormuz) hasta el estrecho de Malaca, pasando
por la India. Incluso desde el siglo VIII, los navíos árabes tenían contacto
directo con Cantón, donde se aprovisionaban de las sedas y otras mercancías
chinas.
La base de ingresos del califato musulmán
quedó en principio asociada al botín de las conquistas, extraído de los tesoros
bizantinos, sasánidas y de las tumbas del Egipto faraónico, así como al sistema tributario ejercido sobre la población,
discriminando a los fieles musulmanes del
resto que tenía otras creencias religiosas, sometido a un régimen tributario
más oneroso. Así se desarrolló una próspera economía monetaria, sobre la base
de un sistema bimetálico -dinar de oro y dirham de plata- con la aplicación de
técnicas de crédito y préstamo, el uso de letras de cambio junto con el
desarrollo de contabilidad, con libros de partida doble, y actividades
comerciales a larga distancia,que mantenían abastecidos los canales de
provisión de metales preciosos
El desarrollo económico fue acompañado del florecimiento cultural, donde la
recepción del conocimiento desde Oriente se combinó con el legado cultural
grecorromano, difundiendo conocimientos técnicos y científicos.
En la Península Ibérica la presencia musulmana se mantiene durante casi ocho
siglos (711-1492) como
se verá más adelante. Son los territorios de al- Ándalus, que cobraron un
periodo de auge sobre todo entre el siglo VIII y el XI, cuando dominan la mayor
parte de la península. El emirato de Córdoba (750929), que se funda con
Abderramán I logrando la autonomía del
califato de Bagdad y posteriormente con
Abderramán III (929-1031) se funda el califato de Córdoba, hasta el siglo XI en
que se desintegra, estableciéndose los reinos de taifas. Estos dos siglos
consolidan la fase de crecimiento económico de al- Ándalus, con el desarrollo
de una economía agraria basada en la conjunción del secano y el regadío, el
cultivo de cereales y productos hortofrutícolas, así como la crianza de ganado
y la pesca de almadraba. La mercantilización de la agricultura se realiza a
través de una densa red de mercados urbanos, donde se concentra la artesanía y
se desarrolla la economía monetaria. Las principales ciudades son Córdoba, la
capital, Sevilla, Toledo y Granada, aunque destacan otras en el litoral, como Valencia.
El comercio se extiende por el interior, la costa mediterránea y el norte de
África. El auge musulmán en al-Ándalus se comprueba también con el gran
desarrollo de la cultura y las ciencias, donde sobresalenla astronomía, la
medicina y la filosofía.
3.1.2 La China de los Tang (618-907)
La dinastía Tang sucede a la breve dinastía Sui (580-618), que había unificado
el territorio chino tras siglos de división. La población china osciló durante
este periodo entre los 50 y 60 millones de personas. Aunque todavía su área de
mayor densidad era la zona septentrional, en torno al río Huang-ho, donde los
principales cultivos son el trigo y el mijo, durante el siglo VII se produce un
cambio de tendencia a favor de la zona sur, con el crecimiento del papel de la
agricultura del arroz en la cuenca del Yang-tzé. Las comunicaciones con el norte
y el transporte de mercancías se facilitan a través del Gran Canal, construido
entre los años 587 y 608, y ampliados durante esta dinastía, que enlaza las
cuencas del Yang-tze y Wei con el Huang-ho, formando una serie de vías
navegables que tienen más de 1.500 Km. de longitud. Estas vías están jalonadas
por caminos de postas y almacenes de grano, con el fin de garantizar la
provisión de las capitales del
norte, Chang'an y Luoyang. Las infraestructuras permitieron el desarrollo
económico durante los siglos VIII y IX a pesar de las fases de inestabilidad
política y aceleraron los intercambios y el comercio entre el norte y el sur.
El comercio internacional se desplegó tanto por la ruta terrestre como por un
intenso tráfico marítimo que se estableció enlazando las costas del mar de
China con el océano Índico hasta el golfo Pérsico y África oriental.
3.1.3 El desarrollo en Europa entre los siglos V y X
El sistema político romano en el Occidente europeo fuesustituido por reinos
conformados por los pueblos bárbaros invasores de cada territorio, visigodos en
España, francos en Francia, ostrogodos en Italia o anglos y sajones en Gran
Bretaña, que aglutinaron tanto a los recién llegados como a la población
establecida con anterioridad, que era mayoritaria. El poder descansaba en el
apoyo de una casta de guerreros que elegía al rey en asambleas. Su autoridad,
por tanto, quedaba diluidas y los reinos carecían de un auténtico poder
centralizado. A esta situación de fragmentación política se añadía el clima de
inseguridad, con la sucesión de invasiones desde el sur (musulmanes), el norte
(vikingos) y el este entre los siglos VIII y X que debilitaron aún más las
posibilidades de recuperación. La herencia cultural quedó en poder de la
Iglesia, compuesta por un grupo privilegiado que mantenía la autoridad moral y
una importante base económica.
En este contexto, y con la herencia de la crisis del
imperio romano, tiene su fase de formación el sistema feudal (feudalismo), que
caracteriza la evolución económica del
occidente europeo durante este periodo y algunos de sus rasgos se prolongarán
hasta el siglo XVIII. Dichos rasgos se resumen en:
1. La descentralización del
poder político.
2. La conformación de un sistema social basado en relaciones personales de
dependencia y estructurado en tres grupos sociales: la nobleza, cuya función es
la guerra, la protección y la capacidad de impartir justicia; la iglesia, con
la misión de salvación de las almas, y los campesinos, con la función de
promover la subsistencia y la producción de bienes para toda lapoblación. El
sistema social así dispuesto contaba con un aparato jurídico que diferenciaba a
los distintos estamentos según su status, estableciéndose un sistema de
privilegios para los grupos dominantes y un sector mayoritario sin privilegios.
3. El peso abrumador de la agricultura como
principal actividad productiva.
La escasez de intercambios y la práctica desaparición de la vida urbana
redujeron la actividad económica a una agricultura de subsistencia llevada a
cabo por las distintas comunidades agrarias distribuidas en pequeñas aldeas, en
el marco de una gran explotación, el señorío, donde la mano de obra campesina
desarrollaba las tareas productivas bajo un estatus mayoritariamente servil que
le vinculaba a la tierra que trabajaba.
Un señorío tipo, sin que el modelo fuera exactamente igual en todas las
regiones, se componía de los siguientes elementos (figura 3.1.):
a. una reserva señorial, compuesta por la mansión señorial (curtis), donde
trabajaban algunos esclavos o siervos para labores de servicio doméstico;
tierras de labranza, trabajadas por los siervos a través de prestaciones en
trabajo (corveas, jornadas que los siervos debían realizar forzosamente en las
tierras del señor). y diversas instalaciones, como molinos, forjas, hornos, etc., que
utilizaban los siervos pagando tributos por su uso.
b. mansos, o parcelas que cultivan los siervos del señorío para el sostenimiento de sus
familias y el pago de rentas al señor.
c. las zonas de aprovechamiento comunal, que eran espacios de pasto y monte reservados para la recogida de
frutos, el pastoreo, provisión de leñay otros usos regulados por el señor, que
imponía a veces derechos a sus siervos por la utilización.
En un principio el pago de los derechos de servidumbre de los
campesinos al señor se realizaba en servicios en trabajo y/o en especie con una
parte del
producto recogido (grano, frutos estacionales, crías de animales, gallinas,
etc.). La práctica ausencia de mercados hacía inviable la economía monetaria y
por tanto el intercambio se hacía en ocasiones a través del trueque.
La consolidación del
feudalismo se produjo a la vez que se extendían las prácticas agrarias
diferenciadas entre las dos grandes regiones que componen Europa occidental, la
zona noratlántica y la más próxima al Mediterráneo. La agricultura de la Europa
del área mediterránea continuó con las prácticas heredadas de la antigüedad
clásica, con los cereales, la vid y el olivo como
principales cultivos, así como
el pastoreo de ganado ovino y cabrío. Para el laboreo de los campos se
utilizaba un tipo de arado ligero que rozaba la parte superior del terreno (figura
3.2.), ayudado por una yunta de bueyes siguiendo el sistema de rotación bienal
('año y vez”). La rotación bienal tiene como
finalidad permitir la regeneración de los elementos nutrientes del suelo, ante la
escasez de abono y de humedad. Para ello cada año se dejaba en reposo o
barbecho la mitad del
suelo cultivable.
Los suelos más pesados de la Europa atlántica y central, por sus abundantes
precipitaciones, requerían otro tipo de aperos. Durante los primeros siglos de
la Edad Media se fue extendiendo la utilización del llamado arado pesado o “carruca”
(figura3.2). Apareció en las tierras eslavas de la vertiente norte del Danubio
y desde aquí se incorporó al Oeste. El arado pesado iba montado sobre un
bastidor con ruedas y permitía remover la tierra en profundidad. El nuevo tipo
de arado también produjo una modificación en la morfología de los campos de
cultivo. La estructura cuadrangular y los surcos cruzados dieron paso a campos
alargados con surcos en paralelo y trazados siguiendo la pendiente natural del suelo de tal forma que se facilitaba el drenaje del exceso de humedad
producido por las abundantes precipitaciones.
El clima de la Europa atlántica hizo posible la introducción de un nuevo
sistema de rotación de cultivos más eficiente, la rotación trienal (figura
3.3). Los campos cultivables eran divididos en tres sectores u 'hojas”. El
primero se sembraba en otoño con cereal de ciclo largo (trigo, centeno). Una
segunda hoja era sembrada en primavera, con cereales de ciclo corto, o
leguminosas, y finalmente, la tercera se dejaba en barbecho o reposo. Este
nuevo sistema al reducir de la mitad a un tercio el barbecho (tierra que
permanecía sin cultivar) permitió diversificar la alimentación humana
introduciendo legumbres y otros cultivos.
Los sistemas de rotación imponían ciertas formas de organización comunitaria de
la producción. Una vez levantadas las cosechas se dejaba pastar a todos los
ganados de la aldea en las tierras recién segadas, se aprovechaba tanto el
'rastrojo” (restos que quedaban en los campos tras la siega), como las hierbas que surgían espontáneamente en estas
zonas a lo largo del
período de reposo o barbecho. Deesta forma, al tiempo que se resolvía el
problema de la alimentación del
ganado se lograba el abonado natural de las tierras en reposo. Esto requería
que los campos permaneciesen “abiertos”, sin cercados y que todos los
campesinos respetasen el mismo sistema de rotación, de ahí que el término de la
aldea quedaba dividido en hojas donde se concentraban las parcelas de cultivo
por una parte y las de barbecho por otra, para facilitar el pastoreo.
También se produjeron Innovaciones para el mejor aprovechamiento de la fuerza
motriz proporcionada por los animales. En este terreno destacan la herradura,
la collera y el estribo. La introducción de la herradura con clavos permitió
reducir el desgaste que sufrían los cascos. La collera al no oprimir el
pescuezo del
animal facilitaba un mejor aprovechamiento de su fuerza de tracción, que se ha
estimado en un 80% (figura 3.4). Finalmente, el estribo al mejorar el apoyo del jinete le permitía
desenvolverse mejor especialmente en el combate contra hombres a pie. Esto
mejoró notablemente la superioridad de los hombres armados a caballo.
Estas innovaciones estaban ya plenamente extendidas en el siglo XI. Sus
repercusiones se dejaron sentir además en la mejora del transporte terrestre mediante la
utilización de caballerías y carros.
Mejoras en el aprovechamiento de la energía hidráulica. Las mejoras de los
molinos impulsados por el agua tuvieron que ver con la introducción de ruedas
de corriente alta en las que al dejar caer el agua desde cierta altura, la
fuerza de la gravedad se sumaba a la fuerza de la corriente. Hubo también
mejoras en losengranajes de las ruedas y la introducción de levas permitió
transformar el movimiento circular en un movimiento alternativo, ampliando así
las aplicaciones de la fuerza hidráulica. Hacia 1100 mediante la fuerza
hidráulica se movían batanes, martinetes de fragua, fuelles, trituradoras de madera, aserraderos, etc.
En el ámbito del transporte marítimo las principales novedades además de las
aportadas por los musulmanes fueron las introducidas por los vikingos, que
construyeron embarcaciones dotadas de quillas y mástiles, aptas para largas
travesías, si bien tenían una escasa capacidad de carga. Para usos comerciales
fue la “Kogge” o “coca” derivada de las barcas celtas la que permitió
transportar grandes cargamentos en las aguas del mar de Norte.
Como hemos comentado, durante este periodo (500-1000), la existencia de
intercambios quedaba muy restringida a artículos muy concretos demandados por
la gran aristocracia laica o eclesiástica, caso del incienso o de tejidos
preciosos que se traían de Oriente, fundamentalmente a través de comunidades
mercantiles judías o de algunos enclaves como Venecia, que tenía un puesto
privilegiado como intermediario con el imperio bizantino y los musulmanes. En
el norte, el comercio lo efectuaron frisones y también normandos, que
establecieron rutas marítimas por el Atlántico hasta el Mediterráneo, y también
terrestres a lo largo de la estepa rusa hacia Bizancio y Oriente medio. Los
venecianos vendían pieles, armas y, sobre todo esclavos procedentes del norte y
el Este de Europa, que servían para comprar los textiles y especias orientales,
así comouna vía de acumulación de metales preciosos para construir más barcos e
invertir en bienes suntuarios.
3. 2. La expansión tras el año mil. Siglos XI-XIII
A partir del año 1000 se observa por distintas
zonas de África, Asia y Europa un movimiento sincrónico de crecimiento
económico que se prolonga durante más de dos siglos y que tiene como primer factor
dinámico un incremento notable de la población. Se calcula que entre el año
1000 y 1340 la población mundial aumentó en más de un 70% (tabla 3.1.). Europa
fue una de las zonas con mayor crecimiento, superando el doble la cifra del año 1000. No
obstante, la zona más poblada era Asia, donde China prácticamente alcanzó los
100 millones de habitantes y la India unos 75 millones.
3.2.1 La expansión europea cristiana. Rasgos principales
Europa pasa durante esta fase de unos 30 a unos 74 millones de personas. La
desaparición de las oleadas de invasiones que habían salpicado distintas zonas
durante el periodo anterior dio paso a una fase de estabilidad que redujo la
mortalidad catastrófica. En un contexto de gran disponibilidad de tierra, el
casamiento de la pareja se hacía a una edad temprana, lo que propiciaba un
incremento del
periodo fértil de la mujer para tener un mayor número de hijos. En los periodos
de crecimiento de la producción agraria, el aumento de los recursos y la mejora
de la alimentación aceleraban las tasas de crecimiento por la reducción de la
mortalidad.
El resultado de este crecimiento se fue observando en el poblamiento más denso
de los distintos territorios. Ello da lugar a una progresiva ocupación de
nuevosterrenos, la desecación de zonas pantanosas, como en Flandes, y el
desbroce de montes y terrenos baldíos, para acrecentar el espacio destinado a
los cultivos. Los caballeros teutones hacia el este de Europa y la cuenca del Báltico
repoblaron tierras con campesinos que llegaban de los Países Bajos o de
distintas regiones alemanas occidentales. En el sur, concretamente en la
Península Ibérica, a través de la progresiva repoblación de terrenos
desocupados o ganados a los musulmanes, como veremos a continuación. Otra
variante de expansión fuera de las fronteras fue la oleada de Cruzadas, que
tenían como fin la ocupación de los Santos
Lugares en Oriente Medio y que se produce entre fines del siglo XI y XIII. También los grandes
monasterios, como
los cistercienses, promueven una labor de colonización en territorios que se
extienden desde la Península Ibérica a Polonia.
Esta gran ampliación de la superficie de terreno dispuesta para el cultivo
provocó un gran aumento de la producción agraria y ganadera. La economía
monetaria penetró en el medio rural, y las rentas pagadas por los campesinos a
los señores fueron progresivamente establecidas en dinero, reduciéndose los
pagos en especie y los servicios en trabajo.
Los excedentes obtenidos permitieron una progresiva reactivación de los
intercambios, y al mismo tiempo una creciente especialización que facilitó el
renacimiento urbano. Las ciudades reciben la población inmigrante procedente de
los campos, concentran población no agraria y se especializan en la producción
artesanal, que se escora hacia productos de más calidad demandados por
losseñores o que aprovecha la concentración de la demanda que supone la
población urbana.
Como prevé la
ley de Engel (ver recuadro en tema 2), el principal sector artesanal era el
textil, que se basaba en varias fibras: la lana de las ovejas y también el
lino, una fibra originaria del Mediterráneo que se cultivaba en zonas húmedas.
Otras fibras, traídas desde Oriente, fueron el algodón y la seda, producidas
por los musulmanes en diferentes zonas del Mediterráneo. El proceso textil
quedaba organizado en diferentes estadios entre el hilado de la fibra, el
tejido y las operaciones de acabado, abatanado y teñido. Cada estadio lo
realizaban artesanos diferentes y en talleres separados.
Otro importante sector era el metalúrgico, destinado principalmente al
suministro de hierro, cobre, estaño, plata, etc. Las explotaciones mineras
estaban diseminadas por muchas regiones, pero el mineral debía pasar por un
proceso de refinado y preparación para la elaboración de útiles, objetos
diversos o monedas, en forjas y talleres. El hierro era el mineral más demandado
en cantidad y su utilización era múltiple, desde los usos agrícolas a los
militares. Los principales yacimientos se encontraban en el
centro de Europa y la zona de los Alpes, así como
en Suecia, desde donde se distribuía a centros especializados como Milán.
Los artesanos se agrupan en corporaciones, los gremios, según el oficio que
desempeñan. La producción de los talleres está dirigida por un maestro, del que dependen varios
oficiales y aprendices. A través de los gremios, los maestros artesanos controlan
la actividad fijando los precios yreglamentos sobre la calidad del producto. Así
impiden la competencia interna y la intromisión de productos de otros lugares.
El régimen gremial también marca las condiciones de la formación y promoción
profesional, el paso
de oficial, normalmente un asalariado, a maestro. Los gremios también tenían
funciones de solidaridad entre sus miembros, que garantizaban la cohesión e
influencia en la vida urbana.
El renacimiento de las ciudades, aunque fue general, se produjo con mayor
ímpetu en dos regiones: Italia y los Países Bajos. Italia había sido durante el
Imperio Romano el territorio más densamente urbanizado. Las grandes ciudades
del Imperio no llegaron a desaparecer, si bien su actividad y su población se
redujeron de forma notable. Tras la caída del Imperio, el Sur de la península
italiana siguió vinculado políticamente al Imperio bizantino. Tras la conquista
musulmana, dos ciudades, Venecia y Génova, tomaron el relevo del comercio con Oriente. En la llanura
lombarda al Norte, Milán y en la región central de la Toscana, Pisa y Florencia
se desarrollaron como importantes núcleos urbanos vinculados a la industria
textil, la metalurgia y el comercio. Florencia desempeñó un papel central como centro pañero, que se dedicaba tanto a la elaboración
de tejidos de lana, con materia prima importada del norte de África, y al acabado de los
paños procedentes de los Países Bajos. Otra ciudad, Luca, se especializó como principal centro de
tejidos de seda.
Los Países Bajos fueron el otro territorio en el que se desarrolló una red de
ciudades. Los duques de Flandes a partir del
siglo XI,establecieron en la encrucijadas de las principales rutas comerciales
pequeñas fortalezas con guarniciones que prestaban seguridad y cobijo a los mercaderes.
En torno a ellas fueron surgieron “burgos”
donde los comerciantes hacían noche y que fueron el embrión de una serie de
ciudades. El sufijo “burg” (incluido el de nuestra ciudad de Burgos) que aparece en el nombre de muchas
ciudades europeas hace alusión a este origen.
Una agricultura muy productiva generó una diversificación y especialización que
promovió centros artesanales orientados al textil y otros oficios. Los tejidos
flamencos, elaborados con lana inglesa, adquirieron un gran prestigio en los
mercados exteriores, destacando los denominados paños gruesos, muy tupidos.
Sobresalen Brujas, Gante e Ypres, desde donde se extienden posteriormente a las
regiones limítrofes de Brabante y Hainaut.
Esta expansión urbana
y artesanal, con el establecimiento de mercados regionales, tuvieron su enlace
hacia el comercio a larga distancia, que comunicó dos importantes polos
internacionales de intercambio. Uno situado en el norte de Europa,
caracterizado por el tráfico de productos voluminosos, donde confluían la lana
inglesa, materia prima esencial para las ciudades flamencas productoras de
paños de alta calidad, la sal del golfo de Vizcaya, los cereales madera, pieles
y los salazones del Báltico y del mar del Norte, junto con los productos
metalúrgicos de las ciudades alemanas. El segundo foco estaba centrado la zona
sur, en la cuenca
mediterránea, destacando las ciudades italianas. Los principales centros
comerciales fueron Venecia yGénova, privilegiados en el comercio con Oriente
que distribuían textiles, especias y otros productos de alto valor hacia el
norte, aunque también comerciaban con productos muy diversos, como lana, sal, cereales o esclavos por todo
el Mediterráneo.
Por toda Europa se extendieron ferias especializadas, aunque las que cobraron
más fama fueron las de las localidades de Troyes, Provins, Bar-sur Aube y
Lagny, en la región de Champaña (Champagne), situadas en la ruta entre Flandes
y el norte de Italia, a las que los señores de la región dotaron de diversos
privilegios de seguridad y exenciones fiscales para estimular la concentración
de comerciantes, convirtiéndose en los principales centros europeos de
contratación durante los siglos XII y XIII (mapa 3.4). En estas ferias,
escalonadas a lo largo del
año, se realizaban los intercambios y también se efectuaban operaciones de
cambio de moneda y la negociación de letras de cambio. La introducción de la
letra de cambio reducía los inconvenientes del transporte de moneda y permitía
compensar los saldos del comercio, al tiempo que suponía una vía de crédito que
salvaba las limitaciones de la legislación canónica, muy restrictiva hacia la
usura. Desde la segunda mitad del siglo XIII la apertura del estrecho de
Gibraltar y la posibilidad de comunicación directa por vía marítima entre
Italia y el Atlántico norte, junto con la competencia creciente de París,
provocan la decadencia de las ferias de Champagne.
Por otra parte, desde fines del siglo XIII cobra auge un circuito comercial en
el mar Báltico, asociado a los efectos de la expansión agrícolaalemana hacia el
Este, que establece un intercambio de productos entre las diferentes regiones
del litoral, la costa rusa, Escandinavia, y se extiende hacia el mar del Norte.
Los productos son muy variados, aunque predominan los cereales, madera, pieles, arenques,
minerales y cera (mapa 3.5). Este circuito se consolida a través de la
formación de una liga de ciudades denominada Hansa, que incluyó a mediados del
siglo XIV entre 70 y 80 ciudades, de las cuales las más importantes eran
Hamburgo, Bremen, Lübeck, Rostock, Danzig, o Riga. Esta asociación comercial
contaba con centros de intercambio en Brujas, Londres, Novgorod y Bergen, en
donde los comerciantes gozaban del
privilegio de venta y residían en el mismo lugar. Esta liga tenía una asamblea
o dieta, que servía para transmitir las ordenanzas y la política a seguir.
Los comerciantes, aunque muchas ocasiones trabajaban de forma aislada, a medida
que los negocios se fueron haciendo cada vez más complejos y voluminosos,
articularon formas de asociación que tenía como objetivo la disminución de los riesgos o
la especialización en el desempeño de funciones. En algunos casos se
formalizaban simples pactos o acuerdos (rogadia) donde uno de los partícipes
era transportista y el otro, comerciante, corría con el riesgo de aportar el
producto o el dinero. A la vuelta el comerciante debía recibir el valor de la
mercancía o bien el dinero que había prestado al transportista, más un interés.
Esta fórmula derivó en la formación de la commenda en la que un comerciante
realizaba ciertos encargos para otros a cambio de una comisión o societasmaris,
la más utilizada por los comerciantes italianos, por la que dos socios ponían
partes del capital en productos y uno de ellos se encargaba de su venta y la
responsabilidad sobre el producto. A la vuelta repartían los beneficios según
el capital aportado.
También se generalizaron en el siglo XIII los instrumentos contables, como los
libros por partida doble, donde se asentaban los cargos y datas de los
negocios, así como las operaciones financieras en créditos y débitos. Las casas
de préstamo florecieron sobre todo en Italia, con una estructura familiar, como los Peruzzi o los
Bardi, que diversificaron sus actividades incluyendo el préstamo a las
monarquías europeas.
3.2.2 La repoblación de la Península Ibérica
Como parte de la expansión islámica por el Mediterráneo, en el año 711 se
produjo el desembarco de un ejército musulmán en el Sur de la Península. La
debilidad de las estructuras políticas del
reino visigodo y la sumisión a los musulmanes mediante pactos permitió el
rápido control de la península por parte de los invasores. Se establecieron
principalmente en las zonas agrarias más ricas: valle del
Guadalquivir, valle del Ebro, litoral
levantino y la región situada en torno a Toledo,
antigua capital del
reino visigodo.
En la segunda mitad del siglo VIII surgieron,
en las zonas montañosas del norte de la
península, una serie de núcleos de resistencia
que, con el tiempo, formarían los distintos reinos en que se dividiría la
Península Ibérica a fines de la Edad Media. En los casi cinco siglos que duró
el proceso repoblador, que siguió avance de los reinos cristianosfrente a los
musulmanes, se sucedieron diferentes sistemas de ocupación del suelo que
tuvieron gran influencia en la configuración de la estructura de la propiedad
de la tierra en España. El avance fue más rápido en la parte occidental de la
península debido a la menor densidad del
poblamiento musulmán. Al este de la cordillera Ibérica existían fuertes
concentraciones de población islámica en el valle del Ebro y en todo el litoral
levantino por lo que el avance cristiano encontró una mayor resistencia (mapa 3.6).
Las distintas fases del
proceso, lento y plagado de avances y retrocesos, pueden sintetizarse
esquemáticamente:
a) Siglos VIII-IX: repoblación de los territorios situados al Norte del Duero y
en el piedemonte pirenaico. La fórmula de ocupación fue la presura, en la que
pequeños grupos de campesinos, bien a iniciativa propia o bajo la protección de
un monasterio o noble, ocupaban y roturaban tierras obteniendo por ello el
reconocimiento de la propiedad de las mismas.
b) Siglo XI-mediados del XII: valle medio del
Ebro, la zona de Tarragona y los territorios
comprendidos entre el Duero y los montes de Toledo.
En esta fase de la repoblación los monarcas asumieron la dirección del proceso. Se
delimitaron unidades administrativas -concejos- a cuyo frente se colocaba un
representante del
monarca con capacidad para entregar tierras a quienes deseasen adquirir la
vecindad. El representante regio era asistido por un grupo de caballeros
-milites- para la defensa del
territorio concejil. En este territorio, el alfoz o la tierra, se ubicaban
aldeas dependientes del
concejo urbano, seinstauró una propiedad de tipo medio y se delimitaron amplios
espacios -montes, pastos- para aprovechamientos comunales. Estructuras agrarias
que perdurarían hasta el siglo XIX.
c) Mediados del XII-principios del
siglo XIII: valle del Guadiana y las tierras del Maestrazgo entre Teruel y
Castellón. Su repoblación se encomendó a las Órdenes Militares (instituciones
religioso-militares semejantes a las surgidas en las Cruzadas). De Oeste a Este
se distribuyeron territorios entre las órdenes militares de Alcántara, Santiago, Calatrava y
Montesa. La baja densidad de población en estas zonas orientó su explotación
hacia usos ganaderos. Esto propició una estructura latifundista de la
propiedad.
d) 1220-1280: se repoblaron los territorios más ricos de la Península -litoral
levantino hasta Murcia y Valle del Guadalquivir-. Estas zonas estaban densamente pobladas
por musulmanes, por lo que debieron ser ocupadas tras duras campañas militares.
Las tierras así conquistadas fueron distribuidas entre quienes participaron en
su conquista mediante el sistema de repartimientos. Los oficiales reales
inventariaban los bienes conquistados, formaban lotes conforme al rango social
de los conquistadores y se los asignaban. Del reparto se excluían las tierras de
aquellos musulmanes -moriscos, en adelante- que permanecieron en ellas tras la
conquista. Los miembros de la alta nobleza recibieron grandes 'donadíos”,
origen del
latifundismo andaluz.
En cuanto al aprovechamiento de las tierras repobladas, en las zonas altas del interior se impuso
una agricultura cerealista combinada con la vid y el olivo cuandolas
condiciones climáticas lo permitían. En las tierras de cereal predominaban los
sistemas de cultivo basados en la rotación bienal -año y vez-. Esa agricultura
se complementó con los aprovechamientos ganaderos basados en la utilización comunal
de los montes y de los barbechos.
Las bajas densidades demográficas de las dos mesetas y Extremadura permitieron
el desarrollo de un tipo especial de explotación ganadera ovina basada en la
trashumancia. Esta suponía el desplazamiento estacional del
ganado según las disponibilidades de pasto
en distintos territorios. Durante el otoño los ganados transitaban por una red
privilegiada de vías pecuarias -las cañadas- hacia las tierras bajas de
Extremadura, norte de Andalucía y norte de Murcia en busca de pastos de
invierno. Durante la primavera desandaban el camino para volver, a través de
los puertos del Sistema Central, a los pastos
de montaña de León, Asturias y Cordillera Ibérica. Esta
forma de explotación ganadera recibió la protección de los monarcas castellanos
con la constitución en 1273, por Alfonso X, del Honrado Concejo de la Mesta. Los rebaños
trashumantes eran de ovejas merinas, raza que producía una lana de excelente
calidad, cuya producción se orientaba en su mayor parte hacia la exportación a
los mercados de los Países Bajos.
Frente a este sistema agrario de las tierras del
interior, en el valle del Guadalquivir y en Murcia se mantuvieron los sistemas
intensivos de regadío, gracias a que la mayor parte de los hortelanos
musulmanes permanecieron en sus tierras tras la conquista cristiana. Este tipo
de agricultura alcanzó altascotas de productividad.
En la corona de Aragón, el fin de la conquista en la península alentó la
expansión por el Mediterráneo, desde las Baleares a Cerdeña y Sicilia, con un
crecimiento notable de las actividades agrarias, artesanales y comerciales,
apoyadas en el intercambio con Oriente y el norte de África. El auge agrario
descansa en buena medida en el mantenimiento de amplios contingentes de
población mudéjar, sobre todo en las zonas de cultivo intensivo. El
florecimiento urbano se observa en la proliferación de artesanías y la
edificación gótica. Destacan ciudades portuarias como
Palma, Barcelona y Valencia, que llegan a su
máximo nivel en el primer tercio del
siglo XIV.
3.2.3 La expansión económica en China
durante la dinastía Song (960-1279).
En Asia, el crecimiento demográfico también supuso la ocupación de nuevas
tierras, así como la incorporación de nuevas variedades de cultivos, como
sucedió con la expansión de especies de arroz de crecimiento rápido en
diferentes zonas de Asia Oriental y del sur, aumentando la productividad y
permitiendo un importante incremento demográfico. Asia
seguía siendo la zona de mayor productividad agraria y con un mayor desarrollo
económico. En China, el ascenso de la dinastía Song se produjo a la vez que
arreciaban las acometidas de pueblos nómadas del norte, que ocasionaron grandes
desplazamientos de población hacia el sur. Hubo un cambio de centro económico
desde las llanuras septentrionales a la zona del Yang- tzé, con un notable
incremento de la densidad de población. Para responder a estos problemas, el
gobierno chino inició desdecomienzos del siglo XI una política de desarrollo
agrícola incentivando la introducción de variedades de arroz de rápido
crecimiento, que permitía obtener una doble cosecha de arroz, o bien en un
mismo año una de arroz y otra de trigo. Además se pusieron en marcha medidas
fiscales y ayudas financieras destinadas a estimular la producción agraria.
Todas estas medidas se acompañaron de una expansión a gran escala de la
superficie cultivada, desecando zonas pantanosas y construyendo terrazas o
bancales en las colinas, que se combinó con el levantamiento de
infraestructuras de irrigación, como
canales y diques.
La expansión agraria, que se ha considerado una verdadera revolución, estuvo
basada en una elevada productividad, permitió la especialización y los
intercambios, así como
la extensión de la industria rural. En cuanto a las fibras textiles, la
industria de la seda, hasta entonces principalmente localizada en ciudades y
bajo control oficial, se extendió rápidamente en las provincias sudorientales
con el cultivo de las moreras. La seda era tejida en los hogares campesinos,
donde los intermediarios aportaban la materia prima, pagaban a las mujeres por
su trabajo y comercializaban el tejido. La fibra más extendida entre la
población era el cáñamo y también se extendió el uso de algodón, que se abarató
gracias a la expansión de su cultivo.
El desarrollo técnico agrario y la productividad creciente de las agriculturas
basadas en el arroz están estrechamente vinculados a la pequeña producción de
artículos de consumo. Pero también se experimentó un verdadero auge en otras
industrias,como
el hierro, que atendía a las demandas militares, pero también para aperos
agrícolas y la acuñación de monedas. En esta época se alcanza una elevada
producción de hierro en hornos que se alimentan con carbón mineral, procedente
de las regiones del
norte. Otra novedad importante consistió en la invención de la imprenta, lo que
incrementó la difusión de la literatura y del papel moneda, un recurso desconocido en
Europa. La organización de la producción también estaba articulada en gremios,
que se agrupaban según los oficios en espacios urbanos concretos, como en el caso europeo.
Entre las técnicas mercantiles utilizadas era común el uso de letras de cambio.
Asimismo, durante este periodo se estimuló el comercio a larga distancia
llevado a cabo por mercaderes chinos, que surcaron las rutas marítimas en
dirección al océano Índico. Este espacio marítimo se convirtió en el principal
foco de intercambios, una vez que se habían conectado los productos procedentes
de África oriental (esclavos, oro, marfil) con la obtención de incienso para el
culto desde la Península Arábiga, o las especias de la India e Indochina. China exportaba porcelanas y seda como principales
productos.
3.2.4. La construcción de una red mercantil integrada en el siglo XIII a escala
mundial y el auge de los mongoles
La fase de crecimiento en distintas zonas de Asia culmina a mediados del siglo
XIII, coincidiendo con la irrupción de los mongoles, pueblos pastores de Asia
nororiental que se extienden por todo el continente en varias oleadas de
invasiones iniciadas bajo el reinado de Gengis-Khan a comienzos delsiglo XIII y
continuadas por sus sucesores, que se reparten el imperio y extienden sus
territorios hacia el sur y el oeste de Asia, saqueando Bagdad en 1258 y
acabando con la dinastía Song en China en 1279. También penetran en el este de
Europa afianzando su poder en Rusia con los tártaros de la Horda de Oro. La
expansión de los mongoles supuso por otro lado la conformación de un gran
espacio unificado que hizo posible la seguridad del comercio por grandes extensiones de
Asia. Los mongoles instauran la dinastía Yuan en China
desde mediados del siglo XIII, lo que supuso
una nueva fase de crecimiento y estabilidad para el país, donde se
revitalizaron el comercio y la vida urbana, como reflejan los
testimonios de Marco Polo.
Durante el siglo XIII, el crecimiento demográfico y la especialización
productiva, junto a la acumulación de la renta entre los grupos dirigentes de
los distintos territorios, habían extendido las redes mercantiles. La
historiadora Janet Abu-Lughod observó el funcionamiento de una economía- mundo,
con la integración de los circuitos comerciales que se extendían por buena
parte de Europa, Asia y África Oriental a través de tres vías marítimas: el
Mediterráneo, el océano Índico y el mar de China, y una “gran autopista” terrestre
que iba del mar Negro y Oriente Medio hasta China oriental (ver mapa 3.7). Este
circuito mundial se completaba mediante el tráfico de las caravanas que desde
el norte de África atravesaban el desierto del Sahara en busca de oro y
esclavos, donde prosperaba el reino de Mali, enclavado entre el Atlántico,
el desierto y el valle de Níger. En elsiglo XIV Mali se convirtió en un estado
musulmán. De igual modo, la penetración musulmana desde Egipto se extendió por Nubia y el actual Sudán, y sólo Etiopia
resistió, como
reino cristiano, la influencia islámica.
La búsqueda de oro en África suroriental, la actual Zimbawe, a través del enclave costero de Sofala también había impulsado la
islamización desde el siglo XI, donde se observa la proliferación de mezquitas
construidas a lo largo de la costa oriental hasta el sur del
actual Mozambique.
Toda el área comercial del Índico fue cada vez más influenciada por los
mercaderes musulmanes, que con más asiduidad surcaban los distintos trayectos.
El Índico era el principal circuito mundial de intercambios, donde tenían
interconexión los productos, sedas y porcelana, que desde China atravesaban el
estrecho de Malaca hacia el golfo de Bengala, con los procedentes de las
distintas regiones de India y el sudeste asiático, donde sobresalían tejidos,
tintes y especias, y los que llegaban desde la costa arábiga y África Oriental.
En el siglo XIII, por tanto, se estableció un sistema comercial policéntrico,
pues no había ninguna zona central o de dominio sobre el resto. Aunque en
algunos casos existía una hegemonía regional, como
los mongoles en Asia a fines del
siglo XIII, no planteaban una dominación global. Cada circuito regional contaba
con centros ricos desarrollados y periferias agrarias y productoras de materias
primas, a su vez interconectadas en redes mercantiles de menor radio.
3.3 Las condiciones de la crisis mundial del
siglo XIV
A fines del
siglo XIII se observó en Europa unatendencia decreciente en el ritmo de
expansión. Había finalizado el movimiento colonizador y, en un contexto de
incremento demográfico, la producción agraria comenzó a dar signos de
debilitamiento por el agotamiento progresivo de los terrenos de cultivo,
derivado de la escasa dotación de abono y la explotación de tierras marginales
de peor calidad, al mismo tiempo que se producía el alza los precios de los
alimentos y de las rentas que debían pagar los campesinos a los señores. El
aumento de la renta feudal presionó sobre las economías campesinas, que
redujeron sus posibilidades de compra de manufacturas y por tanto la actividad
artesanal. Además, el exceso de población empobrecida en el campo salía a las
ciudades buscando alguna vía de ocupación, presionó a la baja los salarios
urbanos. En consecuencia, la fragilidad de las economías campesinas se
trasladaba a la esfera de los intercambios, provocando la inestabilidad de los
circuitos comerciales. El esquema (figura 3.6) ayuda a comprender esta
dinámica.
Estas circunstancias empeoraban con coyunturas ocasionales provocadas por malas
cosechas, como las que sucedieron en Europa entre 1315 y 1317 por inclemencias
climáticas relacionadas con el inicio de una “pequeña edad de hielo”, que
habría supuesto la reducción de las temperaturas y la desaparición de algunos
cultivos en el norte de Europa, como el viñedo. En Asia el cambio de coyuntura
a partir del siglo XIV se reflejó por ejemplo en zonas del Sudeste, y en
particular la decadencia del imperio khmer en Camboya, y posteriormente la
inestabilidad que atravesó China, con episodiosde hambrunas, como las que
tuvieron lugar en torno a 1325 y en la década de 1340. A estas condiciones
económicas se añadía una extensa inestabilidad política, con el impacto de la
guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia, que se extendió
principalmente por territorio francés, o las sublevaciones que en China
acabaron con la dinastía Yuan en 1368, dando paso a la dinastía Ming. En el
Mediterráneo oriental se consolida el poder de los turcos otomanos, pueblo
nómada originario de Asia central, que van ocupando una zona cada vez más
extensa a costa de los emiratos árabes y los restos del imperio bizantino.
Un factor exógeno tuvo un impacto tremendo sobre las economías medievales: la
propagación de la Peste Negra. La peste, con sus bacilos transportados por las
ratas domésticas, tuvo sus principales fases de propagación en China durante la
década de 1330 y se trasladó a Occidente por las vías comerciales controladas
por los mongoles. Desde Caffa, enclave genovés del mar Negro famoso por su
mercado de esclavos, fue transferida a Sicilia a través de navíos genoveses en
la primavera de 1348 y desde aquí se fue extendiendo por Europa (mapa 3.8). Los
principales centros urbanos facilitaron la expansión debido a las malas
condiciones de salubridad. La crisis duró varios años y se produjeron episodios
recurrentes en la segunda mitad del
siglo.
El primer efecto de la epidemia fue la tremenda mortalidad que generó, lo que
llevó a un hundimiento de la actividad económica, tanto de la producción como del
consumo.. Los cálculos más moderados estiman en una caída de un 25% en la
fuerzade trabajo disponible, convirtiendo la mano de obra en un factor escaso.
Ello afectó a las bases de la renta feudal, anclada en los ingresos generados
en la tierra, ya que la brusca caída de campesinos hundió los ingresos de los
señores feudales. Pero también repercutió en el abandono de las tierras de
menores rendimientos. La caída de la demanda originó un descenso continuo de
los precios.
El impacto de la crisis demográfica afectó a la estructura social. La nobleza,
sector dominante, vio descender sus fuentes de renta e intentó mantener sus
privilegios por la fuerza frente a los campesinos que, a su vez, se encontraban
en una posición ventajosa debido a su mayor poder de negociación: el trabajo se
había convertido en el factor escaso. Los intentos de mantener los privilegios
feudales fueron contrarrestados por episodios de resistencia
campesina, como
la revuelta inglesa de 1381, que terminaron en muchos casos con la abolición de
antiguas cargas serviles y la mejora de sus contratos de arrendamiento. Por
otro lado, la crisis de la nobleza supone una oportunidad para que las
monarquías fortalezcan su posición aprovechando las rivalidades señoriales.
Las explicaciones de la crisis son diversas, y no hay acuerdo entre los
historiadores sobre cuáles fueran exactamente sus causas. Todas ellas tienen en
cuenta que tanto la difusión del
bacilo de la peste bubónica o bien factores climatológicos pueden explicar la
mortandad. Pero lo cierto es que tanto la peste como el enfriamiento siguieron afectando a
Europa varios siglos, sin que se produjera una mortandad comparable a la de la
PesteNegra. Por ello, hay que buscar explicaciones que permitan entender por
qué se produjo tal mortandad. Básicamente, hay tres tipos de explicaciones:
a) Explicación maltusiana: Tras la expansión medieval, la economía europea, con
una tecnología agrícola estancada y habiendo puesto en producción incluso las
tierras menos productivas, se encontraría en el límite de sus posibilidades de
producción, es decir, se entró en una fase de rendimientos decrecientes. El
restablecimiento el equilibrio población recursos se produjo al ponerse en
marcha lo que Malthus denominó 'frenos positivos” de la mortalidad
catastrófica, desencadenados por la peste.
b) Crisis del
sistema feudal: otros autores, entre ellos Guy Bois, señalan que las caídas en
los rendimientos agrarios generaron una presión de los grupos dominantes de la
sociedad feudal (señores y eclesiásticos) sobre los campesinos, lo que colocó a
estos en el límite de la subsistencia. En esta situación, las economías
campesinas fueron más vulnerables ante el avance de la epidemia o las
inclemencias del
clima.
c) Crisis de integración. Según la interpretación de Stephen Epstein, en
realidad la crisis fue fruto de la expansión anterior. Con el avance del comercio y los mercados a partir del
siglo XI, aumentaron las presiones para reducir los costes de transacción (los
derivados del establecimiento de una relación
económica entre dos agentes, como la búsqueda de
información, la negociación del
precio, la distribución de la mercancía, las garantías legales, etc). Para ello
resultaba muy conveniente el fortalecimiento de los Estados, puespodían
garantizar la estabilidad de las normas, el mantenimiento del
orden y de la seguridad en territorios más amplios, frente a la fragmentación
política del
feudalismo. Este proceso, desencadenado con anterioridad, se vio acelerado por
los efectos de la Peste Negra, y convirtió una crisis demográfica en una crisis
general.
Lo cierto es que la crisis del siglo XIV
supuso una reorganización del
sistema feudal. Los campesinos de Europa occidental habían mejorado
sensiblemente su situación, logrando que desapareciera la servidumbre, y
convirtiéndose en arrendatarios de las explotaciones que cultivaban. La nobleza
reordenó su estrategia de obtención de renta, acercándose a las nuevas fuentes
de ingresos derivadas de la consolidación de monarquías centralizadas y sus
aparatos fiscales . Pero en cualquier caso, los campesinos y trabajadores de
muchas zonas de Europa occidental conocieron una fase de elevación de los
ingresos reales. En Europa oriental, sin embargo, la crisis no supuso la mejora
de los campesinos, sino que fortaleció las condiciones de servidumbre. En otras
zonas del mundo el impacto también fue importante, como en Egipto, donde la
escasez de mano de obra desarticuló el sistema agrario basado en el trabajo
intensivo y el mantenimiento de los sistemas de irrigación, originando una
caída de productividad que repercutió negativamente sobre los ingresos
campesinos y llevó a un paralelo reforzamiento del poder de los terratenientes,
apoyados por el Estado mameluco.
En consecuencia, las transformaciones que se produjeron en el siglo XIV
concluyen en Europa occidental con unimportante cambio en el sistema feudal,
que fortaleció el sistema de monarquías nacionales que se consolidan a partir
del siglo XV, en tanto que en Asia se establecen imperios centralizados con una
amplia base territorial, como el caso de la dinastía Ming en China, el imperio
Otomano en el Mediterráneo oriental o el imperio Mughal en la India, que marcan
las pautas de su economía durante los siglos siguientes. Paralelamente, en la
América aún no conectada con el resto del mundo se habían consolidado
importantes civilizaciones que habían dado lugar a imperios extensos, como el
azteca en la zona de Mesoamérica y el inca en el altiplano de los Andes. Europa
se volcaba hacia el exterior por vía marítima, mientras que China, hasta
entonces primera potencia en la expansión naval, concluyó su expansión
ultramarina en la década de 1430. Estos factores serían cruciales para la
historia mundial y el desarrollo económico en los siglos venideros.