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La Edad Media: las bases de la expansión europea - la expansión europea cristiana



La Edad Media: las bases de la expansión europea (c.450-c.1450)
2. Índice
3.1. El mundo antes del año mil: la divergencia oriental
3.1.1. Progreso y expansión musulmana
3.1.2. La China de los Tang (618-907)
3.1.3. La consolidación del feudalismo en Europa (siglos V-X)
3.2. La expansión tras el año mil. Siglos XI-XIII
3.2.1. La expansión europea cristiana. Rasgos principales
3.2.2. La repoblación en la Península Ibérica3.2.3. La expansión económica en China durante la dinastía Song (960-1279)
3.2.4. La construcción de una red mercantil integrada en el siglo XIII a escala mundial y el auge de los mongoles
3.3. Las condiciones de la crisis mundial del siglo XIV
3.3.1. La crisis bajomedieval en la Península Ibérica


4. Contenidos del tema
3. 1. El mundo antes del año mil. La divergencia oriental
La caída del Imperio romano en Occidente (476 aprox.) da paso a un largo periodo de estancamiento económico en Europa occidental, que coincide con una fase de transformaciones en distintas regiones del Viejo Mundo eurasiático, donde se observa el surgimiento y auge de la civilización musulmana, que se convierte en el pivote de la conexión con Oriente. Mientras que en Europa el establecimiento de reinos independientes, resultado de la simbiosis entre los habitantes del imperio y los inmigrantes germanos y godos, evoluciona lentamente hacia un espacio muy fragmentado y expuesto a nuevas invasiones, hacia Oriente se observa el primer impulso de la civilización musulmana, que se extiende por zonas de los tres continentes del Viejo Mundo. Más al Este, en China, se suceden las fases de crecimiento -dinastías Sui y Tang- con otras de inestabilidad. Hasta el año 1000, por tanto, el principal foco económico está en Asia y su influjo llega al Mediterráneo a través de los mercaderes y el desarrollo económico musulmán.


3.1.1 Progreso y expansión musulmana
Desde de mediados del siglo VII el hecho más destacable es la expansión y florecimiento de la civilización musulmana, que se extiende desde la península Arábigapor el este y el oeste, alcanzando a mediados del siglo VIII un territorio comprendido entre la ribera del Indo y las costas atlánticas de la península Ibérica (ver mapa 3.1). La población árabe, en principio tribus de pastores nómadas y comerciantes caravaneros con algunos focos de agricultura de oasis, se desplazó desde las zonas desérticas y esteparias, ocupando rápidamente las llanuras aluviales de Mesopotamia y Oriente Medio. Los musulmanes se mezclaron con los habitantes de las zonas conquistadas, que admitieron la conversión al Islam y asimilaron la lengua árabe. En un principio el mundo musulmán fue una entidad política unificada bajo los Omeyas (661-750), que gobernaron desde Damasco. Tras el año 750, una revuelta da el poder a Abbas ibn Abd al-Muttalib, iniciador de la dinastía abasí, que traslada su capital a Bagdad. Con esta dinastía se independizan algunas regiones, como al-Ándalus. La dinastía abasí dura hasta 1258, fecha de la toma de Bagdad por los mongoles.
Las bases agrarias de la economía musulmana descansaban en las fértiles llanuras aluviales del Tigris y Éufrates, así como en las del valle del Nilo, que eran los principales graneros de la región. Extendieron por el Mediterráneo las técnicas de la agricultura de irrigación, a la que fueron incorporando productos procedentes de Oriente. La posición intermedia de la civilización musulmana permitió incorporar cereales como el arroz desde Asia oriental o el sorgo desde África, y también hortalizas y frutales (alcachofas, sandías, cítricos), así como otros cultivos como la caña de azúcar o el algodón. El otro pilarde la economía era en muchas regiones el pastoreo, fundamentalmente de ganado ovino aunque también se extendieron los rebaños de cabras, vacuno, equinos y camellos. El desarrollo agrario se basó en la cuidada selección de semillas, la rotación de cultivos y el aprovechamiento del agua a través de una sofisticada tecnología de regadío que se basaba en norias y canalizaciones (acequias). El mundo musulmán destacó en ciencias como la botánica y la agronomía.
La mano de obra incluía una amplia población rural campesina, aunque es de destacar el importante peso de la esclavitud, sobre todo en las regiones de cultivo intensivo, pero también como parte del servicio doméstico de personas acaudaladas, en el ejército y en la administración. La esclavitud fue un negocio comercial lucrativo que conectó diferentes rutas con Europa y África, de donde procedían la mayor parte. Se calcula que en el periodo 900­1100 se exportaron por la ruta que atravesaba el desierto del Sahara casi 1,8 millones de esclavos, además del tráfico que se establecía desde África oriental por el océano Índico.
El desarrollo agrario y ganadero permitió la especialización artesanal y la emergencia de una civilización urbana con los más importantes centros urbanos de la época tales como Damasco, Bagdad, El Cairo, Alejandría o Córdoba, cuyas poblaciones se contaban por decenas de millares. Los trabajos en el textil, donde utilizan lana, lino, algodón y seda (mapa 3.2); el cuero, los metales y la construcción alcanzaron elevados grados de calidad. Incorporaron importantes innovaciones en sectores industriales, como lafabricación de papel, vidrio o la textil sedera.
Las rutas comerciales se extendieron tanto por vía terrestre como marítima. Los comerciantes árabes basaban el tráfico en caravanas, enlazando mediante puestos intermedios regiones muy alejadas que iban desde las costas atlánticas de Marruecos y los pasos en Asia Central que se dirigían a China, como el caso de la ruta de la seda. En el tráfico marítimo los navegantes árabes se hacen dueños de la navegación en el Mediterráneo y junto con marinos persas surcan el océano Índico, adecuándose a los ritmos estacionales de los monzones y estableciendo numerosos enclaves comerciales y zonas de influencia desde el mar Rojo y el golfo Pérsico (Adén, Omán, Basra, Ormuz) hasta el estrecho de Malaca, pasando por la India. Incluso desde el siglo VIII, los navíos árabes tenían contacto directo con Cantón, donde se aprovisionaban de las sedas y otras mercancías chinas.
La base de ingresos del califato musulmán quedó en principio asociada al botín de las conquistas, extraído de los tesoros bizantinos, sasánidas y de las tumbas del Egipto faraónico, así como al sistema tributario ejercido sobre la población, discriminando a los fieles musulmanes del resto que tenía otras creencias religiosas, sometido a un régimen tributario más oneroso. Así se desarrolló una próspera economía monetaria, sobre la base de un sistema bimetálico -dinar de oro y dirham de plata- con la aplicación de técnicas de crédito y préstamo, el uso de letras de cambio junto con el desarrollo de contabilidad, con libros de partida doble, y actividades comerciales a larga distancia,que mantenían abastecidos los canales de provisión de metales preciosos
El desarrollo económico fue acompañado del florecimiento cultural, donde la recepción del conocimiento desde Oriente se combinó con el legado cultural grecorromano, difundiendo conocimientos técnicos y científicos.
En la Península Ibérica la presencia musulmana se mantiene durante casi ocho siglos (711-1492) como se verá más adelante. Son los territorios de al- Ándalus, que cobraron un periodo de auge sobre todo entre el siglo VIII y el XI, cuando dominan la mayor parte de la península. El emirato de Córdoba (750­929), que se funda con Abderramán I logrando la autonomía del califato de Bagdad y posteriormente con Abderramán III (929-1031) se funda el califato de Córdoba, hasta el siglo XI en que se desintegra, estableciéndose los reinos de taifas. Estos dos siglos consolidan la fase de crecimiento económico de al- Ándalus, con el desarrollo de una economía agraria basada en la conjunción del secano y el regadío, el cultivo de cereales y productos hortofrutícolas, así como la crianza de ganado y la pesca de almadraba. La mercantilización de la agricultura se realiza a través de una densa red de mercados urbanos, donde se concentra la artesanía y se desarrolla la economía monetaria. Las principales ciudades son Córdoba, la capital, Sevilla, Toledo y Granada, aunque destacan otras en el litoral, como Valencia. El comercio se extiende por el interior, la costa mediterránea y el norte de África. El auge musulmán en al-Ándalus se comprueba también con el gran desarrollo de la cultura y las ciencias, donde sobresalenla astronomía, la medicina y la filosofía.
3.1.2 La China de los Tang (618-907)
La dinastía Tang sucede a la breve dinastía Sui (580-618), que había unificado el territorio chino tras siglos de división. La población china osciló durante este periodo entre los 50 y 60 millones de personas. Aunque todavía su área de mayor densidad era la zona septentrional, en torno al río Huang-ho, donde los principales cultivos son el trigo y el mijo, durante el siglo VII se produce un cambio de tendencia a favor de la zona sur, con el crecimiento del papel de la agricultura del arroz en la cuenca del Yang-tzé. Las comunicaciones con el norte y el transporte de mercancías se facilitan a través del Gran Canal, construido entre los años 587 y 608, y ampliados durante esta dinastía, que enlaza las cuencas del Yang-tze y Wei con el Huang-ho, formando una serie de vías navegables que tienen más de 1.500 Km. de longitud. Estas vías están jalonadas por caminos de postas y almacenes de grano, con el fin de garantizar la provisión de las capitales del norte, Chang'an y Luoyang. Las infraestructuras permitieron el desarrollo económico durante los siglos VIII y IX a pesar de las fases de inestabilidad política y aceleraron los intercambios y el comercio entre el norte y el sur. El comercio internacional se desplegó tanto por la ruta terrestre como por un intenso tráfico marítimo que se estableció enlazando las costas del mar de China con el océano Índico hasta el golfo Pérsico y África oriental.
3.1.3 El desarrollo en Europa entre los siglos V y X
El sistema político romano en el Occidente europeo fuesustituido por reinos conformados por los pueblos bárbaros invasores de cada territorio, visigodos en España, francos en Francia, ostrogodos en Italia o anglos y sajones en Gran Bretaña, que aglutinaron tanto a los recién llegados como a la población establecida con anterioridad, que era mayoritaria. El poder descansaba en el apoyo de una casta de guerreros que elegía al rey en asambleas. Su autoridad, por tanto, quedaba diluidas y los reinos carecían de un auténtico poder centralizado. A esta situación de fragmentación política se añadía el clima de inseguridad, con la sucesión de invasiones desde el sur (musulmanes), el norte (vikingos) y el este entre los siglos VIII y X que debilitaron aún más las posibilidades de recuperación. La herencia cultural quedó en poder de la Iglesia, compuesta por un grupo privilegiado que mantenía la autoridad moral y una importante base económica.
En este contexto, y con la herencia de la crisis del imperio romano, tiene su fase de formación el sistema feudal (feudalismo), que caracteriza la evolución económica del occidente europeo durante este periodo y algunos de sus rasgos se prolongarán hasta el siglo XVIII. Dichos rasgos se resumen en:
1. La descentralización del poder político.
2. La conformación de un sistema social basado en relaciones personales de dependencia y estructurado en tres grupos sociales: la nobleza, cuya función es la guerra, la protección y la capacidad de impartir justicia; la iglesia, con la misión de salvación de las almas, y los campesinos, con la función de promover la subsistencia y la producción de bienes para toda lapoblación. El sistema social así dispuesto contaba con un aparato jurídico que diferenciaba a los distintos estamentos según su status, estableciéndose un sistema de privilegios para los grupos dominantes y un sector mayoritario sin privilegios.
3. El peso abrumador de la agricultura como principal actividad productiva.
La escasez de intercambios y la práctica desaparición de la vida urbana redujeron la actividad económica a una agricultura de subsistencia llevada a cabo por las distintas comunidades agrarias distribuidas en pequeñas aldeas, en el marco de una gran explotación, el señorío, donde la mano de obra campesina desarrollaba las tareas productivas bajo un estatus mayoritariamente servil que le vinculaba a la tierra que trabajaba.
Un señorío tipo, sin que el modelo fuera exactamente igual en todas las regiones, se componía de los siguientes elementos (figura 3.1.):
a. una reserva señorial, compuesta por la mansión señorial (curtis), donde trabajaban algunos esclavos o siervos para labores de servicio doméstico; tierras de labranza, trabajadas por los siervos a través de prestaciones en trabajo (corveas, jornadas que los siervos debían realizar forzosamente en las tierras del señor). y diversas instalaciones, como molinos, forjas, hornos, etc., que utilizaban los siervos pagando tributos por su uso.
b. mansos, o parcelas que cultivan los siervos del señorío para el sostenimiento de sus familias y el pago de rentas al señor.
c. las zonas de aprovechamiento comunal, que eran espacios de pasto y monte reservados para la recogida de frutos, el pastoreo, provisión de leñay otros usos regulados por el señor, que imponía a veces derechos a sus siervos por la utilización.
En un principio el pago de los derechos de servidumbre de los
campesinos al señor se realizaba en servicios en trabajo y/o en especie con una parte del producto recogido (grano, frutos estacionales, crías de animales, gallinas, etc.). La práctica ausencia de mercados hacía inviable la economía monetaria y por tanto el intercambio se hacía en ocasiones a través del trueque.
La consolidación del feudalismo se produjo a la vez que se extendían las prácticas agrarias diferenciadas entre las dos grandes regiones que componen Europa occidental, la zona noratlántica y la más próxima al Mediterráneo. La agricultura de la Europa del área mediterránea continuó con las prácticas heredadas de la antigüedad clásica, con los cereales, la vid y el olivo como principales cultivos, así como el pastoreo de ganado ovino y cabrío. Para el laboreo de los campos se utilizaba un tipo de arado ligero que rozaba la parte superior del terreno (figura 3.2.), ayudado por una yunta de bueyes siguiendo el sistema de rotación bienal ('año y vez”). La rotación bienal tiene como finalidad permitir la regeneración de los elementos nutrientes del suelo, ante la escasez de abono y de humedad. Para ello cada año se dejaba en reposo o barbecho la mitad del suelo cultivable.
Los suelos más pesados de la Europa atlántica y central, por sus abundantes precipitaciones, requerían otro tipo de aperos. Durante los primeros siglos de la Edad Media se fue extendiendo la utilización del llamado arado pesado o “carruca” (figura3.2). Apareció en las tierras eslavas de la vertiente norte del Danubio y desde aquí se incorporó al Oeste. El arado pesado iba montado sobre un bastidor con ruedas y permitía remover la tierra en profundidad. El nuevo tipo de arado también produjo una modificación en la morfología de los campos de cultivo. La estructura cuadrangular y los surcos cruzados dieron paso a campos alargados con surcos en paralelo y trazados siguiendo la pendiente natural del suelo de tal forma que se facilitaba el drenaje del exceso de humedad producido por las abundantes precipitaciones.
El clima de la Europa atlántica hizo posible la introducción de un nuevo sistema de rotación de cultivos más eficiente, la rotación trienal (figura 3.3). Los campos cultivables eran divididos en tres sectores u 'hojas”. El primero se sembraba en otoño con cereal de ciclo largo (trigo, centeno). Una segunda hoja era sembrada en primavera, con cereales de ciclo corto, o leguminosas, y finalmente, la tercera se dejaba en barbecho o reposo. Este nuevo sistema al reducir de la mitad a un tercio el barbecho (tierra que permanecía sin cultivar) permitió diversificar la alimentación humana introduciendo legumbres y otros cultivos.
Los sistemas de rotación imponían ciertas formas de organización comunitaria de la producción. Una vez levantadas las cosechas se dejaba pastar a todos los ganados de la aldea en las tierras recién segadas, se aprovechaba tanto el 'rastrojo” (restos que quedaban en los campos tras la siega), como las hierbas que surgían espontáneamente en estas zonas a lo largo del período de reposo o barbecho. Deesta forma, al tiempo que se resolvía el problema de la alimentación del ganado se lograba el abonado natural de las tierras en reposo. Esto requería que los campos permaneciesen “abiertos”, sin cercados y que todos los campesinos respetasen el mismo sistema de rotación, de ahí que el término de la aldea quedaba dividido en hojas donde se concentraban las parcelas de cultivo por una parte y las de barbecho por otra, para facilitar el pastoreo.
También se produjeron Innovaciones para el mejor aprovechamiento de la fuerza motriz proporcionada por los animales. En este terreno destacan la herradura, la collera y el estribo. La introducción de la herradura con clavos permitió reducir el desgaste que sufrían los cascos. La collera al no oprimir el pescuezo del animal facilitaba un mejor aprovechamiento de su fuerza de tracción, que se ha estimado en un 80% (figura 3.4). Finalmente, el estribo al mejorar el apoyo del jinete le permitía desenvolverse mejor especialmente en el combate contra hombres a pie. Esto mejoró notablemente la superioridad de los hombres armados a caballo.
Estas innovaciones estaban ya plenamente extendidas en el siglo XI. Sus repercusiones se dejaron sentir además en la mejora del transporte terrestre mediante la utilización de caballerías y carros.
Mejoras en el aprovechamiento de la energía hidráulica. Las mejoras de los molinos impulsados por el agua tuvieron que ver con la introducción de ruedas de corriente alta en las que al dejar caer el agua desde cierta altura, la fuerza de la gravedad se sumaba a la fuerza de la corriente. Hubo también mejoras en losengranajes de las ruedas y la introducción de levas permitió transformar el movimiento circular en un movimiento alternativo, ampliando así las aplicaciones de la fuerza hidráulica. Hacia 1100 mediante la fuerza hidráulica se movían batanes, martinetes de fragua, fuelles, trituradoras de madera, aserraderos, etc.
En el ámbito del transporte marítimo las principales novedades además de las aportadas por los musulmanes fueron las introducidas por los vikingos, que construyeron embarcaciones dotadas de quillas y mástiles, aptas para largas travesías, si bien tenían una escasa capacidad de carga. Para usos comerciales fue la “Kogge” o “coca” derivada de las barcas celtas la que permitió transportar grandes cargamentos en las aguas del mar de Norte.
Como hemos comentado, durante este periodo (500-1000), la existencia de intercambios quedaba muy restringida a artículos muy concretos demandados por la gran aristocracia laica o eclesiástica, caso del incienso o de tejidos preciosos que se traían de Oriente, fundamentalmente a través de comunidades mercantiles judías o de algunos enclaves como Venecia, que tenía un puesto privilegiado como intermediario con el imperio bizantino y los musulmanes. En el norte, el comercio lo efectuaron frisones y también normandos, que establecieron rutas marítimas por el Atlántico hasta el Mediterráneo, y también terrestres a lo largo de la estepa rusa hacia Bizancio y Oriente medio. Los venecianos vendían pieles, armas y, sobre todo esclavos procedentes del norte y el Este de Europa, que servían para comprar los textiles y especias orientales, así comouna vía de acumulación de metales preciosos para construir más barcos e invertir en bienes suntuarios.
3. 2. La expansión tras el año mil. Siglos XI-XIII
A partir del año 1000 se observa por distintas zonas de África, Asia y Europa un movimiento sincrónico de crecimiento económico que se prolonga durante más de dos siglos y que tiene como primer factor dinámico un incremento notable de la población. Se calcula que entre el año 1000 y 1340 la población mundial aumentó en más de un 70% (tabla 3.1.). Europa fue una de las zonas con mayor crecimiento, superando el doble la cifra del año 1000. No obstante, la zona más poblada era Asia, donde China prácticamente alcanzó los 100 millones de habitantes y la India unos 75 millones.
3.2.1 La expansión europea cristiana. Rasgos principales
Europa pasa durante esta fase de unos 30 a unos 74 millones de personas. La desaparición de las oleadas de invasiones que habían salpicado distintas zonas durante el periodo anterior dio paso a una fase de estabilidad que redujo la mortalidad catastrófica. En un contexto de gran disponibilidad de tierra, el casamiento de la pareja se hacía a una edad temprana, lo que propiciaba un incremento del periodo fértil de la mujer para tener un mayor número de hijos. En los periodos de crecimiento de la producción agraria, el aumento de los recursos y la mejora de la alimentación aceleraban las tasas de crecimiento por la reducción de la mortalidad.
El resultado de este crecimiento se fue observando en el poblamiento más denso de los distintos territorios. Ello da lugar a una progresiva ocupación de nuevosterrenos, la desecación de zonas pantanosas, como en Flandes, y el desbroce de montes y terrenos baldíos, para acrecentar el espacio destinado a los cultivos. Los caballeros teutones hacia el este de Europa y la cuenca del Báltico repoblaron tierras con campesinos que llegaban de los Países Bajos o de distintas regiones alemanas occidentales. En el sur, concretamente en la Península Ibérica, a través de la progresiva repoblación de terrenos desocupados o ganados a los musulmanes, como veremos a continuación. Otra variante de expansión fuera de las fronteras fue la oleada de Cruzadas, que tenían como fin la ocupación de los Santos Lugares en Oriente Medio y que se produce entre fines del siglo XI y XIII. También los grandes monasterios, como los cistercienses, promueven una labor de colonización en territorios que se extienden desde la Península Ibérica a Polonia.
Esta gran ampliación de la superficie de terreno dispuesta para el cultivo provocó un gran aumento de la producción agraria y ganadera. La economía monetaria penetró en el medio rural, y las rentas pagadas por los campesinos a los señores fueron progresivamente establecidas en dinero, reduciéndose los pagos en especie y los servicios en trabajo.
Los excedentes obtenidos permitieron una progresiva reactivación de los intercambios, y al mismo tiempo una creciente especialización que facilitó el renacimiento urbano. Las ciudades reciben la población inmigrante procedente de los campos, concentran población no agraria y se especializan en la producción artesanal, que se escora hacia productos de más calidad demandados por losseñores o que aprovecha la concentración de la demanda que supone la población urbana.
Como prevé la ley de Engel (ver recuadro en tema 2), el principal sector artesanal era el textil, que se basaba en varias fibras: la lana de las ovejas y también el lino, una fibra originaria del Mediterráneo que se cultivaba en zonas húmedas. Otras fibras, traídas desde Oriente, fueron el algodón y la seda, producidas por los musulmanes en diferentes zonas del Mediterráneo. El proceso textil quedaba organizado en diferentes estadios entre el hilado de la fibra, el tejido y las operaciones de acabado, abatanado y teñido. Cada estadio lo realizaban artesanos diferentes y en talleres separados.
Otro importante sector era el metalúrgico, destinado principalmente al suministro de hierro, cobre, estaño, plata, etc. Las explotaciones mineras estaban diseminadas por muchas regiones, pero el mineral debía pasar por un proceso de refinado y preparación para la elaboración de útiles, objetos diversos o monedas, en forjas y talleres. El hierro era el mineral más demandado en cantidad y su utilización era múltiple, desde los usos agrícolas a los militares. Los principales yacimientos se encontraban en el centro de Europa y la zona de los Alpes, así como en Suecia, desde donde se distribuía a centros especializados como Milán.
Los artesanos se agrupan en corporaciones, los gremios, según el oficio que desempeñan. La producción de los talleres está dirigida por un maestro, del que dependen varios oficiales y aprendices. A través de los gremios, los maestros artesanos controlan la actividad fijando los precios yreglamentos sobre la calidad del producto. Así impiden la competencia interna y la intromisión de productos de otros lugares. El régimen gremial también marca las condiciones de la formación y promoción profesional, el paso de oficial, normalmente un asalariado, a maestro. Los gremios también tenían funciones de solidaridad entre sus miembros, que garantizaban la cohesión e influencia en la vida urbana.
El renacimiento de las ciudades, aunque fue general, se produjo con mayor ímpetu en dos regiones: Italia y los Países Bajos. Italia había sido durante el Imperio Romano el territorio más densamente urbanizado. Las grandes ciudades del Imperio no llegaron a desaparecer, si bien su actividad y su población se redujeron de forma notable. Tras la caída del Imperio, el Sur de la península italiana siguió vinculado políticamente al Imperio bizantino. Tras la conquista musulmana, dos ciudades, Venecia y Génova, tomaron el relevo del comercio con Oriente. En la llanura lombarda al Norte, Milán y en la región central de la Toscana, Pisa y Florencia se desarrollaron como importantes núcleos urbanos vinculados a la industria textil, la metalurgia y el comercio. Florencia desempeñó un papel central como centro pañero, que se dedicaba tanto a la elaboración de tejidos de lana, con materia prima importada del norte de África, y al acabado de los paños procedentes de los Países Bajos. Otra ciudad, Luca, se especializó como principal centro de tejidos de seda.
Los Países Bajos fueron el otro territorio en el que se desarrolló una red de ciudades. Los duques de Flandes a partir del siglo XI,establecieron en la encrucijadas de las principales rutas comerciales pequeñas fortalezas con guarniciones que prestaban seguridad y cobijo a los mercaderes. En torno a ellas fueron surgieron “burgos” donde los comerciantes hacían noche y que fueron el embrión de una serie de ciudades. El sufijo “burg” (incluido el de nuestra ciudad de Burgos) que aparece en el nombre de muchas ciudades europeas hace alusión a este origen.
Una agricultura muy productiva generó una diversificación y especialización que promovió centros artesanales orientados al textil y otros oficios. Los tejidos flamencos, elaborados con lana inglesa, adquirieron un gran prestigio en los mercados exteriores, destacando los denominados paños gruesos, muy tupidos. Sobresalen Brujas, Gante e Ypres, desde donde se extienden posteriormente a las regiones limítrofes de Brabante y Hainaut.
Esta expansión urbana y artesanal, con el establecimiento de mercados regionales, tuvieron su enlace hacia el comercio a larga distancia, que comunicó dos importantes polos internacionales de intercambio. Uno situado en el norte de Europa, caracterizado por el tráfico de productos voluminosos, donde confluían la lana inglesa, materia prima esencial para las ciudades flamencas productoras de paños de alta calidad, la sal del golfo de Vizcaya, los cereales madera, pieles y los salazones del Báltico y del mar del Norte, junto con los productos metalúrgicos de las ciudades alemanas. El segundo foco estaba centrado la zona sur, en la cuenca mediterránea, destacando las ciudades italianas. Los principales centros comerciales fueron Venecia yGénova, privilegiados en el comercio con Oriente que distribuían textiles, especias y otros productos de alto valor hacia el norte, aunque también comerciaban con productos muy diversos, como lana, sal, cereales o esclavos por todo el Mediterráneo.
Por toda Europa se extendieron ferias especializadas, aunque las que cobraron más fama fueron las de las localidades de Troyes, Provins, Bar-sur Aube y Lagny, en la región de Champaña (Champagne), situadas en la ruta entre Flandes y el norte de Italia, a las que los señores de la región dotaron de diversos privilegios de seguridad y exenciones fiscales para estimular la concentración de comerciantes, convirtiéndose en los principales centros europeos de contratación durante los siglos XII y XIII (mapa 3.4). En estas ferias, escalonadas a lo largo del año, se realizaban los intercambios y también se efectuaban operaciones de cambio de moneda y la negociación de letras de cambio. La introducción de la letra de cambio reducía los inconvenientes del transporte de moneda y permitía compensar los saldos del comercio, al tiempo que suponía una vía de crédito que salvaba las limitaciones de la legislación canónica, muy restrictiva hacia la usura. Desde la segunda mitad del siglo XIII la apertura del estrecho de Gibraltar y la posibilidad de comunicación directa por vía marítima entre Italia y el Atlántico norte, junto con la competencia creciente de París, provocan la decadencia de las ferias de Champagne.
Por otra parte, desde fines del siglo XIII cobra auge un circuito comercial en el mar Báltico, asociado a los efectos de la expansión agrícolaalemana hacia el Este, que establece un intercambio de productos entre las diferentes regiones del litoral, la costa rusa, Escandinavia, y se extiende hacia el mar del Norte. Los productos son muy variados, aunque predominan los cereales, madera, pieles, arenques, minerales y cera (mapa 3.5). Este circuito se consolida a través de la formación de una liga de ciudades denominada Hansa, que incluyó a mediados del siglo XIV entre 70 y 80 ciudades, de las cuales las más importantes eran Hamburgo, Bremen, Lübeck, Rostock, Danzig, o Riga. Esta asociación comercial contaba con centros de intercambio en Brujas, Londres, Novgorod y Bergen, en donde los comerciantes gozaban del privilegio de venta y residían en el mismo lugar. Esta liga tenía una asamblea o dieta, que servía para transmitir las ordenanzas y la política a seguir.
Los comerciantes, aunque muchas ocasiones trabajaban de forma aislada, a medida que los negocios se fueron haciendo cada vez más complejos y voluminosos, articularon formas de asociación que tenía como objetivo la disminución de los riesgos o la especialización en el desempeño de funciones. En algunos casos se formalizaban simples pactos o acuerdos (rogadia) donde uno de los partícipes era transportista y el otro, comerciante, corría con el riesgo de aportar el producto o el dinero. A la vuelta el comerciante debía recibir el valor de la mercancía o bien el dinero que había prestado al transportista, más un interés. Esta fórmula derivó en la formación de la commenda en la que un comerciante realizaba ciertos encargos para otros a cambio de una comisión o societasmaris, la más utilizada por los comerciantes italianos, por la que dos socios ponían partes del capital en productos y uno de ellos se encargaba de su venta y la responsabilidad sobre el producto. A la vuelta repartían los beneficios según el capital aportado.
También se generalizaron en el siglo XIII los instrumentos contables, como los libros por partida doble, donde se asentaban los cargos y datas de los negocios, así como las operaciones financieras en créditos y débitos. Las casas de préstamo florecieron sobre todo en Italia, con una estructura familiar, como los Peruzzi o los Bardi, que diversificaron sus actividades incluyendo el préstamo a las monarquías europeas.
3.2.2 La repoblación de la Península Ibérica
Como parte de la expansión islámica por el Mediterráneo, en el año 711 se produjo el desembarco de un ejército musulmán en el Sur de la Península. La debilidad de las estructuras políticas del reino visigodo y la sumisión a los musulmanes mediante pactos permitió el rápido control de la península por parte de los invasores. Se establecieron principalmente en las zonas agrarias más ricas: valle del Guadalquivir, valle del Ebro, litoral levantino y la región situada en torno a Toledo, antigua capital del reino visigodo.
En la segunda mitad del siglo VIII surgieron, en las zonas montañosas del norte de la península, una serie de núcleos de resistencia que, con el tiempo, formarían los distintos reinos en que se dividiría la Península Ibérica a fines de la Edad Media. En los casi cinco siglos que duró el proceso repoblador, que siguió avance de los reinos cristianosfrente a los musulmanes, se sucedieron diferentes sistemas de ocupación del suelo que tuvieron gran influencia en la configuración de la estructura de la propiedad de la tierra en España. El avance fue más rápido en la parte occidental de la península debido a la menor densidad del poblamiento musulmán. Al este de la cordillera Ibérica existían fuertes concentraciones de población islámica en el valle del Ebro y en todo el litoral levantino por lo que el avance cristiano encontró una mayor resistencia (mapa 3.6).
Las distintas fases del proceso, lento y plagado de avances y retrocesos, pueden sintetizarse esquemáticamente:
a) Siglos VIII-IX: repoblación de los territorios situados al Norte del Duero y en el piedemonte pirenaico. La fórmula de ocupación fue la presura, en la que pequeños grupos de campesinos, bien a iniciativa propia o bajo la protección de un monasterio o noble, ocupaban y roturaban tierras obteniendo por ello el reconocimiento de la propiedad de las mismas.
b) Siglo XI-mediados del XII: valle medio del Ebro, la zona de Tarragona y los territorios comprendidos entre el Duero y los montes de Toledo.
En esta fase de la repoblación los monarcas asumieron la dirección del proceso. Se delimitaron unidades administrativas -concejos- a cuyo frente se colocaba un representante del monarca con capacidad para entregar tierras a quienes deseasen adquirir la vecindad. El representante regio era asistido por un grupo de caballeros -milites- para la defensa del territorio concejil. En este territorio, el alfoz o la tierra, se ubicaban aldeas dependientes del concejo urbano, seinstauró una propiedad de tipo medio y se delimitaron amplios espacios -montes, pastos- para aprovechamientos comunales. Estructuras agrarias que perdurarían hasta el siglo XIX.
c) Mediados del XII-principios del siglo XIII: valle del Guadiana y las tierras del Maestrazgo entre Teruel y Castellón. Su repoblación se encomendó a las Órdenes Militares (instituciones religioso-militares semejantes a las surgidas en las Cruzadas). De Oeste a Este se distribuyeron territorios entre las órdenes militares de Alcántara, Santiago, Calatrava y Montesa. La baja densidad de población en estas zonas orientó su explotación hacia usos ganaderos. Esto propició una estructura latifundista de la propiedad.
d) 1220-1280: se repoblaron los territorios más ricos de la Península -litoral levantino hasta Murcia y Valle del Guadalquivir-. Estas zonas estaban densamente pobladas por musulmanes, por lo que debieron ser ocupadas tras duras campañas militares. Las tierras así conquistadas fueron distribuidas entre quienes participaron en su conquista mediante el sistema de repartimientos. Los oficiales reales inventariaban los bienes conquistados, formaban lotes conforme al rango social de los conquistadores y se los asignaban. Del reparto se excluían las tierras de aquellos musulmanes -moriscos, en adelante- que permanecieron en ellas tras la conquista. Los miembros de la alta nobleza recibieron grandes 'donadíos”, origen del latifundismo andaluz.
En cuanto al aprovechamiento de las tierras repobladas, en las zonas altas del interior se impuso una agricultura cerealista combinada con la vid y el olivo cuandolas condiciones climáticas lo permitían. En las tierras de cereal predominaban los sistemas de cultivo basados en la rotación bienal -año y vez-. Esa agricultura se complementó con los aprovechamientos ganaderos basados en la utilización comunal de los montes y de los barbechos.
Las bajas densidades demográficas de las dos mesetas y Extremadura permitieron el desarrollo de un tipo especial de explotación ganadera ovina basada en la trashumancia. Esta suponía el desplazamiento estacional del ganado según las disponibilidades de pasto en distintos territorios. Durante el otoño los ganados transitaban por una red privilegiada de vías pecuarias -las cañadas- hacia las tierras bajas de Extremadura, norte de Andalucía y norte de Murcia en busca de pastos de invierno. Durante la primavera desandaban el camino para volver, a través de los puertos del Sistema Central, a los pastos de montaña de León, Asturias y Cordillera Ibérica. Esta forma de explotación ganadera recibió la protección de los monarcas castellanos con la constitución en 1273, por Alfonso X, del Honrado Concejo de la Mesta. Los rebaños trashumantes eran de ovejas merinas, raza que producía una lana de excelente calidad, cuya producción se orientaba en su mayor parte hacia la exportación a los mercados de los Países Bajos.
Frente a este sistema agrario de las tierras del interior, en el valle del Guadalquivir y en Murcia se mantuvieron los sistemas intensivos de regadío, gracias a que la mayor parte de los hortelanos musulmanes permanecieron en sus tierras tras la conquista cristiana. Este tipo de agricultura alcanzó altascotas de productividad.
En la corona de Aragón, el fin de la conquista en la península alentó la expansión por el Mediterráneo, desde las Baleares a Cerdeña y Sicilia, con un crecimiento notable de las actividades agrarias, artesanales y comerciales, apoyadas en el intercambio con Oriente y el norte de África. El auge agrario descansa en buena medida en el mantenimiento de amplios contingentes de población mudéjar, sobre todo en las zonas de cultivo intensivo. El florecimiento urbano se observa en la proliferación de artesanías y la edificación gótica. Destacan ciudades portuarias como Palma, Barcelona y Valencia, que llegan a su máximo nivel en el primer tercio del siglo XIV.
3.2.3 La expansión económica en China durante la dinastía Song (960-1279).
En Asia, el crecimiento demográfico también supuso la ocupación de nuevas tierras, así como la incorporación de nuevas variedades de cultivos, como sucedió con la expansión de especies de arroz de crecimiento rápido en diferentes zonas de Asia Oriental y del sur, aumentando la productividad y permitiendo un importante incremento demográfico. Asia seguía siendo la zona de mayor productividad agraria y con un mayor desarrollo económico. En China, el ascenso de la dinastía Song se produjo a la vez que arreciaban las acometidas de pueblos nómadas del norte, que ocasionaron grandes desplazamientos de población hacia el sur. Hubo un cambio de centro económico desde las llanuras septentrionales a la zona del Yang- tzé, con un notable incremento de la densidad de población. Para responder a estos problemas, el gobierno chino inició desdecomienzos del siglo XI una política de desarrollo agrícola incentivando la introducción de variedades de arroz de rápido crecimiento, que permitía obtener una doble cosecha de arroz, o bien en un mismo año una de arroz y otra de trigo. Además se pusieron en marcha medidas fiscales y ayudas financieras destinadas a estimular la producción agraria.
Todas estas medidas se acompañaron de una expansión a gran escala de la superficie cultivada, desecando zonas pantanosas y construyendo terrazas o bancales en las colinas, que se combinó con el levantamiento de infraestructuras de irrigación, como canales y diques.
La expansión agraria, que se ha considerado una verdadera revolución, estuvo basada en una elevada productividad, permitió la especialización y los intercambios, así como la extensión de la industria rural. En cuanto a las fibras textiles, la industria de la seda, hasta entonces principalmente localizada en ciudades y bajo control oficial, se extendió rápidamente en las provincias sudorientales con el cultivo de las moreras. La seda era tejida en los hogares campesinos, donde los intermediarios aportaban la materia prima, pagaban a las mujeres por su trabajo y comercializaban el tejido. La fibra más extendida entre la población era el cáñamo y también se extendió el uso de algodón, que se abarató gracias a la expansión de su cultivo.
El desarrollo técnico agrario y la productividad creciente de las agriculturas basadas en el arroz están estrechamente vinculados a la pequeña producción de artículos de consumo. Pero también se experimentó un verdadero auge en otras industrias,como el hierro, que atendía a las demandas militares, pero también para aperos agrícolas y la acuñación de monedas. En esta época se alcanza una elevada producción de hierro en hornos que se alimentan con carbón mineral, procedente de las regiones del norte. Otra novedad importante consistió en la invención de la imprenta, lo que incrementó la difusión de la literatura y del papel moneda, un recurso desconocido en Europa. La organización de la producción también estaba articulada en gremios, que se agrupaban según los oficios en espacios urbanos concretos, como en el caso europeo. Entre las técnicas mercantiles utilizadas era común el uso de letras de cambio.
Asimismo, durante este periodo se estimuló el comercio a larga distancia llevado a cabo por mercaderes chinos, que surcaron las rutas marítimas en dirección al océano Índico. Este espacio marítimo se convirtió en el principal foco de intercambios, una vez que se habían conectado los productos procedentes de África oriental (esclavos, oro, marfil) con la obtención de incienso para el culto desde la Península Arábiga, o las especias de la India e Indochina. China exportaba porcelanas y seda como principales productos.
3.2.4. La construcción de una red mercantil integrada en el siglo XIII a escala mundial y el auge de los mongoles
La fase de crecimiento en distintas zonas de Asia culmina a mediados del siglo XIII, coincidiendo con la irrupción de los mongoles, pueblos pastores de Asia nororiental que se extienden por todo el continente en varias oleadas de invasiones iniciadas bajo el reinado de Gengis-Khan a comienzos delsiglo XIII y continuadas por sus sucesores, que se reparten el imperio y extienden sus territorios hacia el sur y el oeste de Asia, saqueando Bagdad en 1258 y acabando con la dinastía Song en China en 1279. También penetran en el este de Europa afianzando su poder en Rusia con los tártaros de la Horda de Oro. La expansión de los mongoles supuso por otro lado la conformación de un gran espacio unificado que hizo posible la seguridad del comercio por grandes extensiones de Asia. Los mongoles instauran la dinastía Yuan en China desde mediados del siglo XIII, lo que supuso una nueva fase de crecimiento y estabilidad para el país, donde se revitalizaron el comercio y la vida urbana, como reflejan los testimonios de Marco Polo.
Durante el siglo XIII, el crecimiento demográfico y la especialización productiva, junto a la acumulación de la renta entre los grupos dirigentes de los distintos territorios, habían extendido las redes mercantiles. La historiadora Janet Abu-Lughod observó el funcionamiento de una economía- mundo, con la integración de los circuitos comerciales que se extendían por buena parte de Europa, Asia y África Oriental a través de tres vías marítimas: el Mediterráneo, el océano Índico y el mar de China, y una “gran autopista” terrestre que iba del mar Negro y Oriente Medio hasta China oriental (ver mapa 3.7). Este circuito mundial se completaba mediante el tráfico de las caravanas que desde el norte de África atravesaban el desierto del Sahara en busca de oro y esclavos, donde prosperaba el reino de Mali, enclavado entre el Atlántico, el desierto y el valle de Níger. En elsiglo XIV Mali se convirtió en un estado musulmán. De igual modo, la penetración musulmana desde Egipto se extendió por Nubia y el actual Sudán, y sólo Etiopia resistió, como reino cristiano, la influencia islámica.
La búsqueda de oro en África suroriental, la actual Zimbawe, a través del enclave costero de Sofala también había impulsado la islamización desde el siglo XI, donde se observa la proliferación de mezquitas construidas a lo largo de la costa oriental hasta el sur del actual Mozambique.
Toda el área comercial del Índico fue cada vez más influenciada por los mercaderes musulmanes, que con más asiduidad surcaban los distintos trayectos. El Índico era el principal circuito mundial de intercambios, donde tenían interconexión los productos, sedas y porcelana, que desde China atravesaban el estrecho de Malaca hacia el golfo de Bengala, con los procedentes de las distintas regiones de India y el sudeste asiático, donde sobresalían tejidos, tintes y especias, y los que llegaban desde la costa arábiga y África Oriental.
En el siglo XIII, por tanto, se estableció un sistema comercial policéntrico, pues no había ninguna zona central o de dominio sobre el resto. Aunque en algunos casos existía una hegemonía regional, como los mongoles en Asia a fines del siglo XIII, no planteaban una dominación global. Cada circuito regional contaba con centros ricos desarrollados y periferias agrarias y productoras de materias primas, a su vez interconectadas en redes mercantiles de menor radio.
3.3 Las condiciones de la crisis mundial del siglo XIV
A fines del siglo XIII se observó en Europa unatendencia decreciente en el ritmo de expansión. Había finalizado el movimiento colonizador y, en un contexto de incremento demográfico, la producción agraria comenzó a dar signos de debilitamiento por el agotamiento progresivo de los terrenos de cultivo, derivado de la escasa dotación de abono y la explotación de tierras marginales de peor calidad, al mismo tiempo que se producía el alza los precios de los alimentos y de las rentas que debían pagar los campesinos a los señores. El aumento de la renta feudal presionó sobre las economías campesinas, que redujeron sus posibilidades de compra de manufacturas y por tanto la actividad artesanal. Además, el exceso de población empobrecida en el campo salía a las ciudades buscando alguna vía de ocupación, presionó a la baja los salarios urbanos. En consecuencia, la fragilidad de las economías campesinas se trasladaba a la esfera de los intercambios, provocando la inestabilidad de los circuitos comerciales. El esquema (figura 3.6) ayuda a comprender esta dinámica.
Estas circunstancias empeoraban con coyunturas ocasionales provocadas por malas cosechas, como las que sucedieron en Europa entre 1315 y 1317 por inclemencias climáticas relacionadas con el inicio de una “pequeña edad de hielo”, que habría supuesto la reducción de las temperaturas y la desaparición de algunos cultivos en el norte de Europa, como el viñedo. En Asia el cambio de coyuntura a partir del siglo XIV se reflejó por ejemplo en zonas del Sudeste, y en particular la decadencia del imperio khmer en Camboya, y posteriormente la inestabilidad que atravesó China, con episodiosde hambrunas, como las que tuvieron lugar en torno a 1325 y en la década de 1340. A estas condiciones económicas se añadía una extensa inestabilidad política, con el impacto de la guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia, que se extendió principalmente por territorio francés, o las sublevaciones que en China acabaron con la dinastía Yuan en 1368, dando paso a la dinastía Ming. En el Mediterráneo oriental se consolida el poder de los turcos otomanos, pueblo nómada originario de Asia central, que van ocupando una zona cada vez más extensa a costa de los emiratos árabes y los restos del imperio bizantino.
Un factor exógeno tuvo un impacto tremendo sobre las economías medievales: la propagación de la Peste Negra. La peste, con sus bacilos transportados por las ratas domésticas, tuvo sus principales fases de propagación en China durante la década de 1330 y se trasladó a Occidente por las vías comerciales controladas por los mongoles. Desde Caffa, enclave genovés del mar Negro famoso por su mercado de esclavos, fue transferida a Sicilia a través de navíos genoveses en la primavera de 1348 y desde aquí se fue extendiendo por Europa (mapa 3.8). Los principales centros urbanos facilitaron la expansión debido a las malas condiciones de salubridad. La crisis duró varios años y se produjeron episodios recurrentes en la segunda mitad del siglo.
El primer efecto de la epidemia fue la tremenda mortalidad que generó, lo que llevó a un hundimiento de la actividad económica, tanto de la producción como del consumo.. Los cálculos más moderados estiman en una caída de un 25% en la fuerzade trabajo disponible, convirtiendo la mano de obra en un factor escaso. Ello afectó a las bases de la renta feudal, anclada en los ingresos generados en la tierra, ya que la brusca caída de campesinos hundió los ingresos de los señores feudales. Pero también repercutió en el abandono de las tierras de menores rendimientos. La caída de la demanda originó un descenso continuo de los precios.
El impacto de la crisis demográfica afectó a la estructura social. La nobleza, sector dominante, vio descender sus fuentes de renta e intentó mantener sus privilegios por la fuerza frente a los campesinos que, a su vez, se encontraban en una posición ventajosa debido a su mayor poder de negociación: el trabajo se había convertido en el factor escaso. Los intentos de mantener los privilegios feudales fueron contrarrestados por episodios de resistencia campesina, como la revuelta inglesa de 1381, que terminaron en muchos casos con la abolición de antiguas cargas serviles y la mejora de sus contratos de arrendamiento. Por otro lado, la crisis de la nobleza supone una oportunidad para que las monarquías fortalezcan su posición aprovechando las rivalidades señoriales.
Las explicaciones de la crisis son diversas, y no hay acuerdo entre los historiadores sobre cuáles fueran exactamente sus causas. Todas ellas tienen en cuenta que tanto la difusión del bacilo de la peste bubónica o bien factores climatológicos pueden explicar la mortandad. Pero lo cierto es que tanto la peste como el enfriamiento siguieron afectando a Europa varios siglos, sin que se produjera una mortandad comparable a la de la PesteNegra. Por ello, hay que buscar explicaciones que permitan entender por qué se produjo tal mortandad. Básicamente, hay tres tipos de explicaciones:
a) Explicación maltusiana: Tras la expansión medieval, la economía europea, con una tecnología agrícola estancada y habiendo puesto en producción incluso las tierras menos productivas, se encontraría en el límite de sus posibilidades de producción, es decir, se entró en una fase de rendimientos decrecientes. El restablecimiento el equilibrio población recursos se produjo al ponerse en marcha lo que Malthus denominó 'frenos positivos” de la mortalidad catastrófica, desencadenados por la peste.
b) Crisis del sistema feudal: otros autores, entre ellos Guy Bois, señalan que las caídas en los rendimientos agrarios generaron una presión de los grupos dominantes de la sociedad feudal (señores y eclesiásticos) sobre los campesinos, lo que colocó a estos en el límite de la subsistencia. En esta situación, las economías campesinas fueron más vulnerables ante el avance de la epidemia o las inclemencias del clima.
c) Crisis de integración. Según la interpretación de Stephen Epstein, en realidad la crisis fue fruto de la expansión anterior. Con el avance del comercio y los mercados a partir del siglo XI, aumentaron las presiones para reducir los costes de transacción (los derivados del establecimiento de una relación económica entre dos agentes, como la búsqueda de información, la negociación del precio, la distribución de la mercancía, las garantías legales, etc). Para ello resultaba muy conveniente el fortalecimiento de los Estados, puespodían garantizar la estabilidad de las normas, el mantenimiento del orden y de la seguridad en territorios más amplios, frente a la fragmentación política del feudalismo. Este proceso, desencadenado con anterioridad, se vio acelerado por los efectos de la Peste Negra, y convirtió una crisis demográfica en una crisis general.
Lo cierto es que la crisis del siglo XIV supuso una reorganización del sistema feudal. Los campesinos de Europa occidental habían mejorado sensiblemente su situación, logrando que desapareciera la servidumbre, y convirtiéndose en arrendatarios de las explotaciones que cultivaban. La nobleza reordenó su estrategia de obtención de renta, acercándose a las nuevas fuentes de ingresos derivadas de la consolidación de monarquías centralizadas y sus aparatos fiscales . Pero en cualquier caso, los campesinos y trabajadores de muchas zonas de Europa occidental conocieron una fase de elevación de los ingresos reales. En Europa oriental, sin embargo, la crisis no supuso la mejora de los campesinos, sino que fortaleció las condiciones de servidumbre. En otras zonas del mundo el impacto también fue importante, como en Egipto, donde la escasez de mano de obra desarticuló el sistema agrario basado en el trabajo intensivo y el mantenimiento de los sistemas de irrigación, originando una caída de productividad que repercutió negativamente sobre los ingresos campesinos y llevó a un paralelo reforzamiento del poder de los terratenientes, apoyados por el Estado mameluco.
En consecuencia, las transformaciones que se produjeron en el siglo XIV concluyen en Europa occidental con unimportante cambio en el sistema feudal, que fortaleció el sistema de monarquías nacionales que se consolidan a partir del siglo XV, en tanto que en Asia se establecen imperios centralizados con una amplia base territorial, como el caso de la dinastía Ming en China, el imperio Otomano en el Mediterráneo oriental o el imperio Mughal en la India, que marcan las pautas de su economía durante los siglos siguientes. Paralelamente, en la América aún no conectada con el resto del mundo se habían consolidado importantes civilizaciones que habían dado lugar a imperios extensos, como el azteca en la zona de Mesoamérica y el inca en el altiplano de los Andes. Europa se volcaba hacia el exterior por vía marítima, mientras que China, hasta entonces primera potencia en la expansión naval, concluyó su expansión ultramarina en la década de 1430. Estos factores serían cruciales para la historia mundial y el desarrollo económico en los siglos venideros.


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