Algunas consideraciones sobre el debate
político de los albores del posperonismo
La indagación del campo de las ideas de un determinado período
histórico es una herramienta analítica muy útil en dos
sentidos simultaneos: es testimonio de una época, y de las
impresiones de los actores que constituyen a la misma, y, en la medida en que
tales impresiones participan del escenario discursivo epocal, es uno de los
campos que intervienen y construyen la realidad en si misma, representando una
de las vías fundamentales para intentar comprenderla.
A su manera, en el artículo “Ideas fuerza en el debate
político de la ‘libertadora’ 1955-1958”, María
Estela Spinelli se propone pensar la coyuntura inmediata a la caída del
segundo gobierno peronista, planteando que el terreno de la discusión
acerca del pasado reciente se encuentra abonado por la confluencia de tres
campos ideológicos-culturales: el nacionalismo, el marxismo, y el
reformismo universitario. Este panorama de ideas mas o menos
heterogéneo nos remite, entonces, a los sucesos políticos pasados
y contemporaneos de la coyuntura, y viceversa, esos sucesos
políticos nos remiten al clima de ideas y el debate discursivo de la
época.
Siguiendo planteos de Oscar Teran, durante los dos gobiernos peronistas,
las lecturas del campo intelectual tendieron a manifestar dos evaluaciones
antitéticas provenientes del caracter populista con rasgos
autoritarios que tuvo el proceso, característico del peronismo, de
inclusión de las masas trabajadores en la vida nacional. Sobre labase de
privilegiar la ciudadanía política, o bien a la ciudadanía
social (esto es, la simultaneidad en un mismo gobierno de la violación
de los derechos políticos y la ampliación de los derechos
sociales, en la construcción de una democracia sustantiva), se erigieron
las oposiciones y adhesiones a los gobiernos peronistas, aclarando que
también existieron posturas intermedias, difíciles de acomodar en
la división.
Hacia 1955, la autodenominada “revolución libertadora”, con
el inicio de la discusión acerca de la experiencia peronista pasada,
marca al mismo tiempo un comienzo, o bien una acentuación, del
interés de los sectores medios por la información y la
discusión política, la intervención de nuevos diarios y
revistas, y demas hechos que se traducen en la diversificación de
las ideas de crítica, diagnóstico, reflexión. Dicha
discusión, con el transcurso de los acontecimientos: el reemplazo de
Eduardo Lonardi por Pedro Aramburu en la presidencia, las manifestaciones de la
“resistencia peronista”, el llamado a la modificación de la
Constitución, entre otros sucesos, va generando la fragmentación
del bloque antiperonista que participa en el golpe a Perón, comenzando
una escisión de las fracciones juveniles, sectores de la izquierda, y
capas medias respecto de las mas liberales.
Para hacer un breve recorrido por el debate político que advino desde la
coyuntura 55-58, es menester pensarlo a la luz de dos procesos próximos
en el horizonte histórico: mas en la brevedad, la campaña
presidencial, y el ascenso de Arturo Frondizial poder, y en un plazo mas
largo, la progresiva constitución de una nueva cultura de izquierda.
Dentro del alineamiento mas liberal (del bloque antiperonista, y de la
discusión posperonista en general), encontramos algunas manifestaciones
que defendieron a la “revolución” en general, y mas
específicamente al gobierno de Aramburu, con la campaña de
desperonización llevada adelante; muchos pensaban, ademas, que el
peronismo había sido un fenómeno accidental, pasajero, y que se
volvería a la argentina anterior al 45 luego de desalojar al mismo.
En esta línea se ubicaron la clase política en general (partido
socialista, comunista, radical, demócrata, demócrata cristiano,
demócrata progresista, algunos de los cuales luego van a alejarse y/o
fragmentarse), y desde la prensa, los diarios Crítica, Prensa,
Clarín, y La Nación, las revistas Imago Mundi (que en otros aspectos
tenía elementos progresistas), y Sur, revista del antiperonismo
intelectual, cuyas preguntas estaban mas dirigidas a los antecedentes
que hicieron posible el peronismo, y no específicamente hacia el
caracter y las ignominias que el mismo representaba, sobre lo cual no
había dudas. Algunos libros destinados a fundamentar
la desperonización, son “De la tiranía a la democracia
social”, de Américo Ghioldi, “El ejército y la
revolución libertadora”, de Alfredo Palacios, “Yo
acusé a la dictadura. El gran culpable”,
de Santiago Nudelman.
Con la paulatina aparición de las primeras posturas divergentes en
relación con el arco liberal (referidas a las políticasy medidas
liberales, pero también a la tradición liberal misma, a la
opinión antiperonista y el interés por la desperonización,
entre otros elementos), se abre un abanico que desde revistas y prensa
partidaria, discursos de los partidos políticos e intelectuales,
complejizan y enriquecen el debate político; como ya comentaramos
al comienzo, era un campo abonado por tres campos ideológicos-culturales:
el nacionalismo, el marxismo, y el reformismo universitario, que, cabe aclarar,
para una lectura completa requiere también ser analizado a la luz de la
realidad internacional.
Entre algunas revistas y diarios se halla, por ejemplo, Contorno (Ismael y
David Viñas, Noé Jitrik, León Rozitchner), una revista
cultural realizada por estudiantes que van a apoyar a Frondizi, de actitud
denuncialista (tenía como blanco crítico a las clases medias y
las elites intelectuales y políticas del liberalismo), mandato de
compromiso con la situación política (donde se manifestaba la
influencia del existencialismo sartreano), rasgo materialista (opuesto al
espiritualismo), remarcando la imbricación de los hombres con una
realidad compleja e inexorable, y con una lectura de la realidad en clave
histórico-social, para su explicación y también
transformación. La revista Qué sucedió en siete
días (Frigerio, Jauretche, Scalabrini Ortiz), fue desde un apoyo
crítico al gobierno a una oposición frontal, proponiendo una alianza
con el peronismo, y reflejando el arco ideológico de las propuestas de
integración y desarrollo de Frondizi. Mayoría
(JulioJacovella, cercano al revisionismo), semanario con tono opositor al
gobierno, bregó por la conciliación con el peronismo, y fue el
que publicó las investigaciones de Rodolofo Walsh sobre los
fusilamientos de José León Suarez. Resistencia
popular (Raúl Damonte Taborda, vinculado al UCRI), por su parte, se
autodefinía como
nacional y popular, y defendiendo también alianza con el peronismo.
Presente ya desde los años 30, va a estar la revista católica
Criterio (monseñor Gustavo Franceschi), un espacio para un discurso
eclesiastico no oficial, proponiéndose la actualización
ideológica y las guías de acción para los
católicos, cuyos planteos van a ser una suerte de anticipación en
algunos aspectos a varios discursos desde 1955; desde sus comienzos, y
particularmente los 40, presentaba una postura antiliberal y anticapitalista
(viendo al capitalismo como un régimen materialista e injusto), y con el
tiempo va a procurar “reintegrar lo teológico en lo social”,
hasta llegar a los intentos de integración entre cristianismo y
marxismo, en la década del 60. Por lo pronto, durante el gobierno de
Frondizi, va a insistir por cambios en las políticas de corte
neoliberal, aunque sea por su disputa y oposición al comunismo y no por
una búsqueda de transformación social radical, haciendo un
llamado por un “catolicismo de masas que debe tomar a su cargo las
necesidades sociales de quienes son mayoría demografica y
religiosa“.
En el caso del terreno intelectual, entendido en un sentido mas
estricto, comienzan a aparecer una gran cantidadde producción referida
al pasado y al presente, siendo que la controversia sobre el período
peronista empalmaría la disputa entre fracciones de las elites
políticas, pero también la disputa por la dirección del
campo intelectual entre las elites culturales.
“Ayer, hoy, mañana” (1956), Mario Amadeo, integrante
fracción nacionalista de Lonardi en el primer gobierno, con su planteo
de la necesidad de asimilar al peronismo (reconociendo sus aspectos positivos,
y rehuyendo de los medios), para la estabilidad política y
económica, que requería la reconciliación de clases como
condición para el aumento de la producción. “El otro rostro
del peronismo” (1956), de Ernesto
Sabato, que criticaba el divorcio entre elites y pueblo, focalizando en
la incomprensión que tenía el primer actor; esgrimía la
necesidad de la comprensión del peronismo para la
conciliación nacional. “¿Qué es
esto?” (1956), de Ezequiel Martinez Estrada, libro donde si bien
la caída del peronismo es celebrada, hay también una
crítica a los letrados en su actitud despectiva hacia trabajadores que
“eran parte del pueblo argentino”. “El plan Prebisch. Retorno
al coloniaje” (1956) y “Los profetas del odio” (1957),
expresan la opinión de Arturo Jauretche, que destacaba del peronismo la
industrialización, la independencia económica, y la prosperidad
de los trabajadores, teniendo como blanco a la intelligentsia, la izquierda liberal
elitista, con el habito de pensar con categorías ajenas a la experiencia
nacional. Los planteos de Jorge Abelardo Ramos, y RodolfoPuiggrós, con
“Revolución y contrarrevolución en la Argentina”
(1957) y “Historia crítica de los partidos políticos”
(1956) respectivamente, con mucha recepción en las clases medias
universitarias (en gran parte, pertenecientes al bloque opositor a
Perón), dentro de un discurso nacionalista y marxista, reivindicaban al
peronismo, las expectativas no estaban con el juego político de
entonces, y la posibilidad de la Frondizi, si no en la constitución de
un partidos propio de la clase obrera. Por último, es importante nombrar
a Gino Germani y “La integración de las masas a la vida
política y el totalitarismo”, pues representa un primer intento
por analizar el peronismo desde la objetividad científica; con planteos
clave que giraban en torno al proceso de modernización, la sociedad de
masas, la integración política de los sectores populares con
beneficios materiales y especialmente simbólicos, su proyecto futuro
abogaba por recuperar la participación política y social de los
trabajadores, pero no bajo una modalidad totalitarista como él asociaba
al peronismo, sino bajo una democratica.
Por último, si observamos algunas discusiones previas a las elecciones
del año 1958, espacio donde los partidos comienzan a definir sus
propuestas, el discurso partidario en general muestra predominantemente la
defensa del anti-imperialismo y del estatismo, en torno a dos temas, el petróleo
y compañías extranjeras de electricidad. En el primer caso, tanto
para el gobierno provisional mismo como para los partidos en general
(dentro de los cualestambién se incluían partidarios a favor de
la desperonización), el discurso tuvo un tono anti-imperialista, evidenciandose
un acuerdo en el rechazo a la participación de capital privado nacional
o extranjero en la materia. En este mismo sentido, es
elocuente la anulación por parte del
gobierno de las concesiones a compañías extranjeras de
electricidad, recibiendo la adhesión de la mayoría de los
partidos.
Las transformaciones en el campo de las ideas, los matices, la
diversificación y la heterogeneidad que caracterizan al debate
político que suscita la coyuntura 55-58, no significa, por cierto, la
desaparición de la tradición liberal (algo que el futuro va a
demostrar), pero si suponen una apertura a concepciones acerca de la realidad
económica, política y social, con proyectos que en tanto
comienzan a disputar la construcción del presente, pasan a formar parte
de la construcción de la historia misma.
Por este motivo, hemos mencionado en líneas
anteriores dos procesos en gestación que estan en íntima
relación con el cultivo de nuevas ideas: la llegada de Arturo Frondizi
al poder, y la progresiva constitución de una nueva cultura de
izquierda.
Como explica Maria Estela Spinelli, comenzaron a elaborarse diagnósticos
de la realidad, acompañados por distintas concepciones de democracia y
del ejercicio del poder político, que –complementando a la autora-
en cierto modo remiten y matizan las evaluaciones antitéticas de los dos
gobiernos peronistas que comentamos al comienzo. Estaban quienes
pretendían refundar el ordenpolítico sobre bases liberales,
arrancando la cultura del peronismo, basandose en una idea de democracia
representativa, y entiendo al ejercicio del poder como la administración
del estado, acompañando la dinamica evolutiva de la sociedad; se
entiende que desde una concepción de democracia liberal, la
desperonización era fundamental para erradicar todo vestigio de
totalitarismo. Por otro lado, estaban quienes querían retornar a la
normalidad mediante los canales tradicionales del juego político, con
una concepción mas popular de la democracia, como gobierno de la
mayoría, y del poder político como impulsor y garante de la
transformación social, para quienes el orden político no
podía despegarse de la estructura económico-social, y la
democracia no se agotaba en lo político (y era por tanto era garantizada
ademas por el cambio global).
Este clima ideológico, entonces, nos otorga herramientas desde las
cuales pensar la alianza política de acceso al poder de Arturo Frondizi,
y el éxito –al menos momentaneo- de la alternativa de
dialogo e incorporación del peronismo, puesto que permitió
una base compartida de valores referidos a una realidad pensada
estructuralmente, con la impronta consideración de las variables
económico-sociales, que se impuso al intento del gobierno provisional
militar por transformar su postura de democracia en hegemónica (presentando
así al golpe de estado como una “revolución
democratica y constitucionalista”).
Asimismo, la segunda concepción de democracia va insinuando el
surgimiento de una nuevacultura política de izquierda que, paralelo a la
disolución de los partidos tradicionales, el socialista y el comunista,
entra en ruptura con el legado del liberalismo como componente de la
tradición progresista, considerandolo como una etapa de la
dependencia nacional; desde aquí, se impugna a la democracia liberal,
pensada como un régimen político ligado a los intereses de las
clases dominantes, con libertades y derecho de caracter meramente
formal.
Bibliografía
- Beatriz Sarlo, La batalla de las ideas (1943-1973), Buenos Aire, Ariel, 2001,
“Estudio preliminar”, punto 1: ¿Qué hacer con las
masas? y 2: “Cristianos en el siglo”.
- María Estela Spinelli, “Ideas fuerza en el debate
político durante los años de la
‘Libertadora’, 1955-1958”, en: Estudios Sociales, Nº 24,
Santa Fe, UNL,
primer semestre 2003.
- Oscar Teran, Historia de las ideas en la argentina, Diez lecciones iniciales,
1810-1980, Buenos Aires,
Siglo XXI, cap. 9 “Rasgos de la cultura durante
el primer peronismo. Relecturas del peronismo, entre el
tradicionalismo y la radicalización (1946-1969)”.
Universidad Nacional del Litoral
Facultad de Humanidades y Ciencias
Licenciatura en Sociología
Catedra: Historia Argentina II.
Trabajo Practico: “Algunas consideraciones sobre el debate
político de los albores del
posperonismo”.
Profesores: Bernardo Carrizo y Marcelino Maina.
Alumna: Lucía Candioti.
Octubre, 2011.