COMO RECONOCER EL ARTE BARROCO
- Introducción: El arte barroco ocupa el siglo XVII y los primeros
decenios del
siglo XVIII. Su difusión abarca casi toda Europa y América latina.
Éstos, sin embargo, son los límites maximos. La
aparición de formas barrocas acontece en momentos diversos para cada
país; lo mismo puede decirse de su decadencia. Tales formas,
ademas, aún naciendo claramente de un
fondo común, varían notablemente de nación a
nación. En este artículo se exponen las
principales pautas para que un alumno de 2º de Bachillerato pueda
reconocer perfectamente este estilo de arquitectura.
Arquitectura Barroca El Barroco nació y se desarrolló a
principios del
siglo XVII en la Roma de los papas. Era, mas que un
estilo bien definido, una tendencia común a todas las artes. Después se difundió por el resto de Europa y por los
países influidos por ésta. Allí donde el clima
cultural, religioso y político era parecido al italiano, el Barroco tuvo
buena acogida y rapida difusión, mientras fue rechazado donde las
condiciones históricas eran muy diferentes. El Barroco
fue movimiento, ansia de novedad, amor por lo infinito y lo no finito, por los
contrastes y por la mezcla audaz de todas las artes. Apelaba al
instinto, a los sentidos: a la fantasía, es decir, tendía
fascinar. Existe arquitectura barroca en casi toda Europa y en toda la
América latina
con unas diferencias notables de país a país. El núcleo
común fue, en un principio, la pocalógica
y la exageración. Precisamente por ello, el arte del siglo XVII se
llamó barroco. El término indicaba, en España, un tipo de perla irregular y rara, y en Italia, un
razonamiento pedante, retorcido y de escaso valor de argumentación.
Acabó por convertirse, en casi todas las lenguas europeas, en un sinónimo de extravagante, deforme, anormal,
inusitado, absurdo, irregular. Mas tarde, en la segunda mitad del siglo
pasado Wölfflin y sus seguidores definieron como barrocas aquellas obras
en las que aparecían: la búsqueda de movimiento, tanto real como
sugerido; la tentativa de representar o sugerir el infinito; la importancia
dada a la luz y a los efectos luminosos en la percepción final y en la
concepción misma de la obra de arte; el gusto por lo teatral, por lo
escenografico, por lo fastuoso, la tendencia a no respetar las
disciplinas, es decir, a mezclar arquitectura, escultura y pintura.
Los edificios típicos de la época barroca, los
construidos en mayor número son dos, la iglesia y el palacio, en sus distintas
versiones. También hay que añadir las que hoy llamamos
urbanísticas: la red ciudadana, grandes jardines, etc. Se adoptaran planteamientos complejos, ricos y movidos.
Los mas adecuados para un edificio que ya no se
piensa como
“construido”, es decir, creado mediante la unión de varias
partes cada una de ellas dotada de su propia autonomía, sino excavado.
Las plantas, o sea, el trazado que describe la
construcción sobre elterreno, son en el Barroco la elíptica, la
oval e incluso esquemas mucho mas complejos. El italiano Francesco
Castelli, conocido con el sobrenombre de Borromini, proyecta una iglesia en
planta de forma de abeja (en honor del cliente, que tenia abejas en
su escudo) y otra con las paredes cóncavas y convexas alternadas. Después de las plantas complejas, las paredes onduladas
–que son la lógica consecuencia de tales plantas- forman la otra
característica destacada de los edificios barrocos. No
sólo respondían muy bien a la concepción fundamental de
construcción entendida como un todo único, sino que
introducían una de las constantes del Barroco, la idea de movimiento, en
la mas estatica –por definición- de todas las artes:
la arquitectura. Y una vez descubierto, el motivo ondulante
no se detiene en las paredes. La idea de mover un
elemento según curvas mas o menos regulares se convierte en un
caracter dominante de todo el arte barroco. Se ondulan los interiores,
desde la iglesia de Sant’Andrea al Quirinale de Gian Lorenzo Bernini
–uno de los exponentes y creadores del Barroco romano- hasta la de
San Carlo alle Quattro Fontane o Sant’Ivo alla Sapienza de Borromini, su
acérrimo rival. Se ondulan las fachadas: lo hizo Borromini en casi todas
sus obras; lo propuso Bernini para el Louvre, el palacio real de París,
de ello hicieron un motivo típico los
arquitectos italianos, los austriacos y también los alemanes. Hasta se
realizaron columnasonduladas, como
las de Bernini para el gran baldaquino erigido en el centro de la basílica de San Pedro,
que fueron sólo las primeras de una avalancha de columnas retorcidas que
invadieron las iglesias barrocas. Un arquitecto italiano, Guarini, llegó
a teorizar, y a proponer en algunos de sus edificios un “orden
ondulado” por entero, es decir un conjunto de bases, columnas y
entablamentos con ondulación continua. El gusto por la
curva se hace sentir aun cuando no se llega a tales extremos.
Así, tienen un gran éxito en
época barroca las volutas y las aletas, esos elementos en forma de cinta
curva y enrollada en la extremidad que sirven para ligar, y unir armoniosamente,
dos puntos situados a diversa altura. Se colocan sobre todo en las fachadas de
las iglesias, y es un uso tan frecuente, que se revela
como el medio
mas simple y al alcance de la mano de cualquier alumno para reconocer
una fachada barroca. La función de las aletas, no obstante su forma
bizarra, no es sólo decorativa: principalmente es estatica,
constructiva. Por norma casi absoluta, las iglesias de
aquel periodo se construían con el techo abovedado. La bóveda no
es mas que un conjunto de arcos, y los arcos
tienden a empujar hacia fuera los muros en los que se apoyan. Por ello, es
necesario un contrafuerte, es decir un elemento mural
que contenga este empuje. Los contrafuertes eran ya
típicos en la arquitectura medieval, la primera que afrontó el
problema. Para insertarlos en unaconstrucción barroca era necesario que
asumieran una forma compatible con la de otros elementos, para no recordar una
arquitectura gótica, “barbara”. Un ejemplo de
Guarino Guarini es la cúpula e interior de la Iglesia de San Lorenzo
Turín. Ademas de arquitecto, Guarini era matematico y
tratadista: en sus obras, el uso de complicados
esquemas geométricos lleva a resultados fantasticos.
Consiguió, mejor que ningún otro, hacer visible una de las
aspiraciones constantes del arte barroco: la sugerencia de
una dimensión infinita. En esta cúpula, con la zona baja en
penumbra y la superior vivamente iluminada, el resultado esta confiado
en gran parte a los juegos de luz. El
interior, de forma muy movida, presenta el típico motivo de los arcos
profusamente decorados. Un caracter, este de la escultura
mezclada con la arquitectura y difundida por todas partes, que constituye casi
el sello del Barroco Otra y decisiva consecuencia de la concepción del
edificio como un único bloque que hay que articular, es que la
construcción ya no se concibe como la suma de todas las partes, cada una
de ellas estudiable por separado: fachada, planta, paredes interiores,
cúpula, abside, etc. Como
consecuencia, se atenúan o desaparecen del todo las reglas
tradicionales. Por ejemplo, según los arquitectos del
Renacimiento la fachada de una iglesia o de un palacio consistía en un
rectangulo o en un conjunto de rectangulos, cada uno de ellos
correspondiente a unpiso del
edificio. Para los barrocos, la fachada no es
mas que la parte de la construcción que esta dirigida al
exterior, un elemento unitario que forma parte de un
conjunto único. La división en plantas, generalmente se mantiene,
Sin embargo, casi siempre, se organiza la parte central de la fachada pensando
mas en lo que esta arriba y debajo que lo que esta al
lado: en resumen, con un énfasis y un impulso vertical que contrastan
vivamente con la división en pisos horizontales. No sólo esto.
Con distintos artificios, las masas de la fachada, es decir sus elementos
salientes con respecto al muro –columnas, pilares, frontones, remates-,
son también reagrupados en el centro, que por tanto domina sobre los
lados. En realidad, si bien a primera vista la fachada
parezca dividida en estratos horizontales, a una mirada mas atenta
resulta organizada en “lonchas” verticales. En el centro,
esta situada la mas importante y voluminosa, a medida que se va
hacia los lados, se encuentran la menos “pesadas”. El resultado
final que el alumnado debiera advertir es un edificio mas
“excavado”, según los conceptos de la escultura, que
“construido” según la imagen tradicional de la arquitectura.
Un edificio complejo, sorprendente, movido. Para entender sus características, es necesario,
sin embargo, que esté iluminado de una cierta manera. Y esto lleva a otra serie de cambios. Entendamonos.
La luz que bate sobre una construcción es, en
un determinado lugar, siemprela misma. Lo que puede cambiar, y que en realidad
cambia, es el efecto provocado por la luz batiendo
sobre una superficie en lugar de sobre otra. Todos sabemos que la consistencia
en una pared de ladrillos no es la misma que tiene una analoga pared de
marmol liso o de piedras apenas abultadas. Tanto en el exterior como
en el interior de los edificios, los arquitectos barrocos explotaron este
hecho. Las construcciones renacentistas se basan sobre
relaciones simples, elementales. Su significado reside en la
comprensión –que nosotros observadores tenemos- de la
armonía que une las partes del todo. Estas relaciones son
legibles en la materia construida, en el edificio; y todo lo que se pide a la luz es hacerlas ver con claridad. Lo ideal es así una
iluminación monócroma, sin sombras, en un
cierto sentido “objetiva”. El Barroco sustituye la
apreciación de la lógica por la búsqueda de la sorpresa, del efecto, como se dice en teatro, esto se
facilitara si la luz se concentra sobre algunas zonas, mientras otras se
dejan en mayor o menor oscuridad. ¿Cómo es
posible esto en arquitectura? –se
preguntara el alumno- Es posible contraponiendo pronunciados salientes,
con bruscas y amplias entradas. También es posible
“troceando” las superficies, encrespandolas de distinta
manera. El Barroco es por excelencia la época en la que la
decoración estalla, bullendo en cada pared,
sobre todo en los angulos y en los puntos de conjunción. Su
función es enmascarar, no dejar advertir interrupciones en las
superficies de la construcción. Y da prueba de una exuberancia y un capricho que son su caracter distintivo. A los cinco órdenes de la arquitectura tradicional (toscano,
dórico, jónico, corintio y compuesto) se añade el
“ondulante”. No es el único invento: tiene un gran éxito el orden “gigante”, de dos
o tres pisos de altura. Pero también los tradicionales
elementos de los órdenes se enriquecen y se complican. El
cornisamiento tiene angulos mas fuertes
y entradas mas decididas, los detalles son algunas veces de
fantasía. Los arcos que unen las columnas o los pilares ya no se
limitan, como
en el pasado, a la forma semicircular (medio punto), sino que a menudo se
convierten en elípticos, ovales, y sobre todo de doble curva. A veces,
son mixtilíneos, con partes rectas insertadas entre partes curvas. En
época barroca los frontones se encuentran fragmentados,
mixtilíneos, con curvas y rectas mezcladas, de fantasía, casi como
toldos enrollados alrededor de puertas y ventanas. Las ventanas estan
también muchas veces muy alejadas de las formas clasicas, ahora
con aberturas ovales, cuadradas con la parte superior curva, rectangulares con
una sobreventana ovalada, etc. Finalmente, aparecen por todas
partes volutas, figuras de estuco, grandes, enormes, complejas y majestuosas
cartelas. Por no hablar de una decoración tan
característica como
aparente: los campanarios, a veces solos, a veces en pareja,pero
siempre muy decorados y complejos, que se erigen en las fachadas –a veces
sobre las cúpulas- de las iglesias. Éstos son los motivos
mas evidentes y comunes de la arquitectura barroca que todo alumno que
curse Historia del Arte debe manejar a la
perfección para poder reconocerlo en la parte practica de sus
examenes. Sin embargo, cada país elaboró
estas pautas de diferente manera o forma. Italia, cuna del Barroco, ademas de un número relevante de
buenos profesionales, tuvo un cuarteto de excelentes arquitectos: Gian Lorenzo
Bernini, Borromini, Guarino Guarini, ya recordados, y Pietro da Cortona. Sus
construcciones son inconfudiblemente barrocas, pero cada uno con un tono muy distinto. Bernini representa
el Barroco aulico, majestuoso, exuberante –pero nunca aberrante-
que en Italia obtuvo mayor éxito. Es un
Barroco que representa de manera casi típica todas las
características antes descritas, asociandolas siempre a un aire
de grandeza y de dignidad que lo hacen casi “clasico”. Muy
diverso es el modo de proyectar de Borromini: mucho mas atormentado,
intelectual y también original. Las construcciones de Bernini se
caracterizan por un “hallazgo” que
constituye su núcleo: la gran elipse de la plaza de San Pedro. Las
construcciones de Borromini se distinguen, en cambio, por la extrema
complejidad de las plantas y de los muros, así como por el agresivo replanteamiento personal
de todos los elementos tradicionales: capiteles con las
volutas“equivocadas”, arquitrabes que no se apoyan sobre los
capiteles, sino sobre una prolongación suya, etc. Sus métodos
fueron sustancialmente repetidos por Guarini, que añadió un componente matematico y técnico
importantísimo en sí mismo y por la influencia que tuvo sobre los
constructores barrocos fuera de Italia, sobre todo alemanes. Mas
alla de las variaciones personales, podemos repetir que, si el Barroco
italiano corresponde casi perfectamente a los canones, no se puede decir
lo mismo de Francia. La cual alinea una serie de excelentes arquitectos,
quiza mas aún que Italia: Salomón de Brosse, François
Mansart, Louis Le Vau, Jacques Lemercier, y -el mas grande de todos-
Jules Hardouin-Mansart. Pero aquí, lo que cuenta
mas no es la personalidad, sino la escuela. La tentativa de
introducir en Francia el Barroco en versión italiana falló al
nacer. Los franceses encontraban que la exuberancia italiana trascendía
a descomposición, cuando no decididamente a
arbitrariedad y a mal gusto. Mas que artistas, como los italianos,
se sentían profesionales, empeñados en servir y glorificar a su
rey. En la corte del
Rey Sol se desarrolló entonces un estilo “barroco” mucho
mas contenido que el italiano: plantas mucho menos complicadas, fachadas
mas severas, mucho mayor respeto por las proporciones y los detalles
tradicionales de los órdenes arquitectónicos, renuncia a los
efectos violentos, a las arbitrariedades mas notorias. Este Barroco
encontró suescuela y el maximo resultado en Versalles, el gran
palacio que el rey se hizo construir fuera de París: un
inmenso bloque en forma de U con dos largas alas, apenas movido, en la fachada
principal por pequeñas y bajas galerías. Sin embargo, mas
que en la arquitectura, la gran gloria del Barroco
francés esta en el arte de los jardines. Se habían usado,
hasta entonces, los jardines “a la italiana”, es decir, parques
bastantes pequeños con plantas y bancales dispuestos según
esquemas geométricos. Le Nôtre, el genial paisajista creador de este nuevo estilo, los contrapuso y sustituyó por los
jardines “a la francesa”, de los que el de Versalles se
convertiría en prototipo y obra maestra. Mucho
mas cercano al modelo italiano es el Barroco del otro lado de los Alpes,
austriaco y aleman. Pero decirlo así es
limitativo. Las influencias barrocas llegaron relativamente tarde a los
países alemanes, devastados en la primera mitad del siglo XVII por
la guerra de los Treinta Años. Pero, una vez aclimatadas, debían
producir un fantastico florecimiento, tanto por
calidad como
por cantidad. Los grandes arquitectos de la época
florecieron mas bien tarde. Pero son numerosos, de excepcional
calidad, y encontraron en la corte imperial y en la multitud de cortes reales, ducales y episcopales de Alemania una
entusiasta clientela. Todos visitaron Roma y se formaron en la escuela romana:
Johann Bernhard Fischer von Erlach; el mas famoso y quizas el mas
grande,Johann Lukas von Hildebrandt; y Johann
Balthasar Neumann, seguidor de Hildebrandt y probablemente incluso mas
genial que él.
El Barroco que crearon tiene practicamente todas las
características enumeradas antes y que lo acercan mucho al Barroco
italiano. Añade, ademas, dos exclusivamente suyas: mayor
tendencia a la exuberancia decorativa, sobre todo en los interiores; y
tendencia a evitar los saltos bruscos de luz, a favor
de una luminosidad mas difundida y serena. Son
elementos que prefiguran ya el estilo sucesivo, el Rococó, que
precisamente en tales países encontrara el mayor campo de
aplicación. En el tratamiento de los dos temas fundamentales, el
palacio y la iglesia, el Barroco de los países alemanes se mantiene muy
fiel a algunos esquemas fundamentales, que puede decirse típicos de la
zona y de la época. De hecho, en la iglesia adopta de
modo sistematico el motivo de los dos campanarios laterales,
experimentado ya por Borromini. A veces, como hizo Fischer von Erlach en la iglesia de
San Carlos de Viena, llegan hasta invertir la planta del
edificio con el fin de insertar los campanarios: que se presentan como estructuras independientes, vacías, a los
lados del
cuerpo principal de la iglesia. Junto a las dos columnas que los
acompañan, recuerdo de la Columna Trajana de Roma, constituyen un
ejemplo de gran estilo de la concepción “teatral” del
Barroco. En el palacio, el modelo adaptado es Versalles: pero generalmente
losarquitectos alemanes demuestran ser mas habiles en la
articulación de las grandes masas. Mientras se difundía
mas alla de los Alpes, el Barroco italiano se afirmó
también en España y en Portugal, creandose una
versión totalmente particular, siendo su característica
mas relevante la exuberancia de la decoración. Parece casi que el
edificio, cualquiera que sea su forma, se conciba sólo como un pretexto
para la decoración que se le incorpora. Muchos factores
contribuían a este resultado: la
tradición musulmana, todavía viva en la península
ibérica, y la influencia de las artes precolombinas de América,
con su fantastico universo decorativo, estan entre los mas
importantes. Es un hecho que este particular estilo, conocido como
churrigueresco, dominó durante dos siglos España y Portugal, y de
aquí se extendió a las colonias americanas del sur. Es un estilo
quiza discutible, pero de seguro muy reconocible, que lo subordina todo
a la decoración. El aprendizaje del alumnado de las principales
pautas sobre el Barroco, no sería completo si no se hiciera
alusión a algunos temas específicos, peculiares de este estilo y
que frecuentemente se encuentran en sus construcciones. El primero es el modo
con que los arquitectos barrocos afrontaron el ordenamiento de la ciudad,
resolviendo con el uso de la plaza redonda y de la
avenida. Esto es, abriendo en la red ciudadana amplios espacios circulares,
dominados por un monumento (una iglesia, un palacio, una fuente-9;y uniendo después estos puntos con una malla de
largas y rectas avenidas que tenían como
fondo, podría decirse que como
meta, estos edificios. No era una solución perfecta, pero sí
genial. Precisamente el uso de tales ordenamientos
urbanísticos determinó el auge de la fuente monumental,
integración de arquitectura, escultura y agua: centro ideal de la plaza.
Los otros dos temas característicos del Barroco
son, en cambio, interiores al edificio. Se trata de las grandes escaleras,
imponentes, complicadas, sumamente representativas, que desde el siglo XVIII
empiezan a aparecer en todas las casas nobles,
convirtiéndose a veces en su centro; y de la galería, que es en
definitiva otra sala de recibimiento. Con el tiempo, en estas galerías
se empezaron a recoger las obras de arte mas insignes de la casa, lo que
ha acabado por dar al término el significado actual de “colección
de arte”. A menudo, tales galerías, como muchos otros
locales barrocos, estaban pintados con escenas ilusionistas, que generalmente
acaban por predominar sobre la arquitectura, reduciéndola a soporte. Es
otro ejemplo del
gusto, típico de la época, por la mezcla de las artes. Bibliografía:
BOTTINEAU, Y. (1996) Arte Barroco. Madrid,
Akal. CHECA, F., MORAN, J. M. (1982) El Barroco.
Istmo. NORBERG-SCHULZ, C. (1989) La
arquitectura barroca. Madrid,
Aguilar. WITTKOWER, R 1995) Los fundamentos de la
arquitectura en la Edad del Humanismo. Madrid,
Alianza Forma.