David Hume:
David Hume (Edimburgo, 7 de mayo de 1711 – ibídem, 25 de agosto de 1776)1 fue
un filósofo, economista, sociólogo e historiador escocés y constituye una de
las figuras más importantes de la filosofía occidental y de la Ilustración
escocesa.
Los historiadores consideran que la filosofía de Hume no es válida como
una profundización en el escepticismo, aunque esta visión ha sido discutida
argumentando que el naturalismo tiene un peso comparable en su pensamiento. El
estudio de Hume ha oscilado entre los que enfatizan la vertiente escéptica de
Hume (como es el caso del positivismo lógico), y los que, en cambio, consideran
más importante la vertiente naturalista (como
Don Garret, Norman Kemp Smith, Kerry Skinner, Barry Stroud y Galen Strawson).
Hume estuvo fuertemente influido por los empiristas John Locke y George Berkeley, así como
por varios escritores franceses como Pierre
Bayle, y algunas figuras del panorama
intelectual anglófono como Isaac Newton, Samuel
Clarke, Francis Hutcheson y Joseph Butler.
Hume afirma que todo conocimiento deriva, en última instancia, de la
experiencia sensible, siendo ésta la única fuente de conocimiento y sin ella no se lograría saber alguno.
Primeras obras
En 1734, tras unos meses en Bristol, dejó
el estudio autodidacta y se trasladó a La Flèche (Anjou, Francia).
Durante los cuatro años que permaneció allí, diseñó su plan de vida, como
escribiría en De mi propia vida (1776), decidiendo «hacer que una
estricta frugalidad supla mi falta defortuna, para mantener mi independencia
intacta, y para considerar todas las cosas prescindibles excepto la mejoría de
mi talento para la literatura».
En La Fleche completó el Tratado de la naturaleza
humana (1739) a la edad de veintiséis años. Aunque
hoy en día se considera al Tratado el trabajo más importante de Hume
y uno de los libros más relevantes de la historia de la filosofía, el
público británico le dispensó una fría acogida. El mismo Hume
describió la falta de reacción popular ante la publicación de
su Tratado en 1739–40 al escribir del libro que
«Nació muerto desde la imprenta, sin ni siquiera alcanzar la distinción
necesaria para levantar un murmullo entre los fanáticos. Pero, siendo de
temperamento alegre y optimista, me recuperé pronto de la decepción y proseguí
con ardor mis estudios». Entonces escribiría Un
resumen de un libro publicado recientemente; titulado, Tratado de la naturaleza
humana. Donde el argumento central del libro se ilustra y explica. Sin revelar su autoría, intentó hacer su trabajo más inteligible
acortándolo, pero incluso esta labor publicitaria erró en su propósito de
despertar el interés en el Tratado.
Tras la publicación de Ensayos de moral y
política en 1744 solicitó una cátedra de ética y pneumática (psicología)
en la Universidad de Edimburgo, pero fue rechazado. Durante la
Rebelión Jacobita de 1745 fue tutor del Marqués
de Annandale.
Fue entonces cuando comenzó su gran trabajo histórico, la Historia de
Inglaterra, obra publicada en seis volúmenesentre 1754 y 1762 que alcanzaría un
éxito considerable, a diferencia de lo que ocurrió con el Tratado.
Hume fue acusado de herejía, pero sus amigos le
defendieron alegando que al ser ateo estaba fuera de la jurisdicción
de la Iglesia de Escocia. A pesar de resultar absuelto y
posiblemente debido a la oposición de Thomas Reid de Aberdeen,
que durante ese año criticó
su metafísica desde el cristianismo, le fue denegada la cátedra
de filosofía en la Universidad de Glasgow. En 1752, como relata en De mi propia vida, «La facultad
de derecho me eligió como
bibliotecario, un empleo por el que recibía escasos o nulos emolumentos, pero
que puso bajo mi mando una gran biblioteca». Esta biblioteca le proporcionó las
fuentes que le permitieron continuar con las
investigaciones históricas necesarias para la escritura de su Historia de
Inglaterra.
Reconocimiento de su obra
Hume se granjeó notoriedad como
ensayista e historiador. Los seis volúmenes de
su Historia de Inglaterra abarcan desde los
reinos sajones hasta la Revolución Gloriosa de 1688; se
vendió mucho en su época. En ella, Hume
presentaba al hombre como
una criatura de costumbres, predispuesto a someterse en silencio al gobierno
establecido a menos que se enfrente a la incertidumbre. Según
él, sólo las diferencias religiosas podían desviar al hombre de sus vidas
cotidianas para hacerle pensar en política.
Tumba de David Hume en Edimburgo.
El ensayo de Hume De la superstición y la religión estableció las
bases del
pensamientolaico. Los críticos con la religión de la época de Hume tenían que
expresarse con cautela. Apenas 15 años antes del nacimiento de
Hume, un estudiante de dieciocho años, Thomas Aikenhead fue juzgado
por decir públicamente que el cristianismo era un
sinsentido, blasfemia por la que sería ahorcado. Hume
siguió la práctica habitual de expresar sus puntos de vista indirectamente, a
través de personajes que dialogaban en su obra. Además, no reclamó la
autoría del Tratado hasta el año de su
muerte, en 1776. Sus ensayos Del
suicidio, y De la inmortalidad del alma y
sus Diálogos sobre la religión no se publicarían hasta después de su
muerte, y aun así Hume no figuraba en ellos en los nombres del
autor ni del
editor. Hume fue tan hábil camuflando sus ideas que a día de hoy todavía se
discute si en realidad era deísta o ateo. A
pesar de ello, se le denegaron muchos cargos por declararse ateo.
Hay un relato (probablemente falso) sobre David Hume y
su supuesto ateísmo. En él, Hume cae de su caballo en un
barrizal y se empieza a hundir. Entonces pasa por allí una
anciana y pía dama. Cuando ve al célebre ateo agitando sus brazos en un intento de salvar su vida se acerca al borde y
le mira. Hume le suplica a la dama que le acerque una rama
para poder escapar, pero ella responde que se niega a menos que proclame su
devoción a Dios Todopoderoso. Hume finalmente hace
lo que le pide y la dama le ayuda a salir.
De 1763 a 1765 Hume ejerció como secretario de Lord
Hertford en París, donde se ganó la admiraciónde Voltaire y
fue agasajado por las damas de la alta sociedad. Allí trabó una amistad
con Rousseau que más tarde se estropearía. Escribió sobre su estancia
en París «A menudo añoré la tosquedad de The Poker Club de
Edimburgo para corregir y rectificar tanta exquisitez». En 1768 se estableció en Edimburgo. En 1770, el filósofo alemán Immanuel
Kant avivó el interés por los trabajos filosóficos de Hume al declarar que
le habían despertado de «sueños dogmáticos» (circa) y desde entonces
gozó del reconocimiento que había perseguido durante toda su vida.
James Boswell visitó a Hume pocas semanas antes de su muerte. Hume le dijo
que sinceramente veía la vida después de la muerte como «el
capricho más irracional». Hume escribió su propio epitafio: «Nacido en
1711, Muerto en 1776. Dejando a la posteridad que añada el resto» que está
grabado conjuntamente con el año de su fallecimiento en la «sencilla tumba
romana» que dejó escrito que prefería y que está situada, como deseaba, en
la ladera este de Calton Hill, desde la que se ve su casa, en el número 1
de St David Street del New Town de Edimburgo.
Legado
Aunque Hume escribió sus obras en el siglo XVIII, su trabajo sigue siendo
relevante en las disputas filosóficas de la actualidad, lo que contrasta con
las aportaciones de muchos de sus contemporáneos. A continuación se ofrece un
sumario de sus trabajos filosóficos más influyentes
Ideas e impresiones:
Hume cree que todo el conocimiento humano proviene de los sentidos. Nuestras
percepciones,como
él las llamaba, pueden dividirse en dos categorías: ideas e impresiones. Así
define estos términos en Investigación sobre el entendimiento
humano: «Con el término impresión me refiero a nuestras más vívidas
percepciones, cuando oímos, o vemos, o sentimos, o amamos, u odiamos, o
deseamos. Y las impresiones se distinguen de las ideas, que
son impresiones menos vívidas de las que somos conscientes cuando reflexionamos
sobre alguna de las sensaciones anteriormente mencionadas». Más adelante precisa el concepto de las ideas, al decir «Una
proposición que no parece admitir muchas disputas es que todas nuestras ideas
no son nada excepto copias de nuestras impresiones, o, en otras palabras, que
nos resulta imposible pensar en nada que no hayamos sentido con anterioridad,
mediante nuestros sentidos externos o internos». Esto constituye un aspecto importante del escepticismo de
Hume, en cuanto equivale a decir que no podemos tener la certeza de que una
cosa, como Dios,
el alma o el yo, exista a menos que podamos señalar la impresión
de la cual, esa idea, se deriva.
Problema de la causalidad
Cuando un acontecimiento sucede tras otro, la mayoría de la gente piensa que
una conexión entre ambos acontecimientos hace que el segundo suceda
al primero (post hoc ergo propter hoc). Hume desafió a
esta creencia en su primer libro Tratado de la naturaleza humana y
más tarde en su Investigación sobre el entendimiento humano. Se dio cuenta
de que aunque percibimos que un elemento suceda al
otro, nopercibimos ninguna condición necesaria y suficiente entre los
dos. Y, de acuerdo con su epistemología escéptica,
sólo podemos confiar en el conocimiento que adquirimos a través de nuestras
percepciones. Hume declaró que nuestra idea
de causalidad consiste en poco más que la esperanza
de que ciertos acontecimientos se den tras otros que los preceden. «No tenemos
otra noción de causa y efecto, excepto que ciertos objetos siempre han coincidido, y que en sus apariciones pasadas se han
mostrado inseparables. No podemos penetrar en la razón de la conjunción. Sólo observamos la cosa en sí misma, y siempre se da que la
constante conjunción de los objetos adquiere la unión en la
imaginación» (Hume, 1740: 93). En realidad no podemos decir que un acontecimiento causó al otro. Todo lo que sabemos con
seguridad es que un acontecimiento está correlacionado
con el otro. Para describir esto, acuñó el
término conjunción constante, que consiste en que cuando vemos cómo un acontecimiento siempre causa otro lo que en
realidad estamos viendo es que un acontecimiento ha estado siempre
en conjunción constante con el otro (costumbre). En
consecuencia, no tenemos ninguna razón para creer que el primero causó al
segundo, o que continuarán apareciendo siempre en conjunción
constante en el futuro (Popkin y Stroll, 1993: 268). La razón por
la que presentamos este comportamiento no es que la causa-efecto sea el comportamiento
de la naturaleza, sino los hábitos de la psicología humana (Popkin y Stroll,
1993: 272).Esta concepción le quita toda la fuerza a la causación, y otros
humeanos posteriores, como Bertrand Russell, han desechado la misma noción
de causación aduciendo que es un tipo de superstición. Pero esto desafía
al sentido común, creando el problema de la causación —sQué justifica nuestra
confianza en la existencia de una conexión causal y de qué clase de conexión
podemos saber un problema para el que no se ha
encontrado solución. Hume sostuvo que tanto nosotros como otros animales
tenemos una tendenciainstintiva a creer en la causación debido al
desarrollo de hábitos de nuestro sistema nervioso, una creencia que no
podemos eliminar, pero que no podemos probar mediante ningún
argumento, deductivo o inductivo.
Problema de la inducción
En Investigación sobre el entendimiento humano (EHU), §4.1.20-27,
§4.2.28-33.,2 Hume articuló su tesis de que todo el razonamiento humano
pertenece a dos clases, Relaciones de ideas y Hechos. Mientras
que las primeras involucran conceptos abstractos como las matemáticas
y están gobernadas por las certezas deductivas, los segundos comportan la
experiencia empírica donde todos los razonamientos son inductivos. Dado que de
acuerdo con Hume no podemos conocer nada de la naturaleza con anterioridad a la
experimentación, incluso un hombre racional sin experiencia «no podría
haber inferido de la transparencia y la fluidez del agua que sofocaría su sed,
o a partir de la luz y el calor del fuego que le consumiría» (EHU, 4.1.6)
Así que todo lo que podemos decir,pensar o predecir de
la naturaleza debe venir de la experiencia previa, lo que lleva a la necesidad
de la inducción.
La inferencia o razonamiento inductivo presupone que se puede confiar
en los actos pasados como regla a partir de la cual se
puede predecir el futuro. Por ejemplo, si en el pasado ha llovido el 60% del tiempo cuando se dan unas
condiciones atmosféricas determinadas, entonces en el futuro probablemente
lloverá un 60% del
tiempo si se dan las mismas condiciones. Pero aún queda el problema de cómo
justificar tal inferencia, conocida como
el principio de inducción. Hume sugirió dos posibles justificaciones, que
sin embargo rechazó
1. La primera justificación descansa en la suposición, tomada como una necesidad lógica, de que el
futuro debe parecerse al pasado. Pero Hume puntualiza que podemos concebir un mundo caótico y errante en el que el futuro no tiene nada
que ver con el pasado; o un mundo como
el nuestro hasta el presente, que llegado a un punto cambia totalmente. Así que nada hace que el principio de inducción sea una necesidad
lógica.
2. La segunda justificación, más modesta, apela a los éxitos anteriores de la
inducción: en el pasado ha funcionado en la mayoría de las ocasiones, así que
probablemente seguirá haciéndolo en el futuro. Pero, como Hume comenta, esta justificación hace uso del razonamiento
circular en un intento de justificar la inducción mediante la reiteración,
lo que nos devuelve al punto de partida.
El notable filósofo del siglo XX BertrandRussell confirmó y elaboró
el análisis de Hume del problema en su trabajo Los problemas de la
filosofía, capítulo 6.3
A pesar de la crítica de Hume a la inducción, sostuvo que era superior a la
deducción en el reino del pensamiento empírico. Tal y como declara: «esta
operación de la mente, por la que podemos inferir los efectos de las causas y
viceversa, es esencial para la subsistencia de todas las criaturas humanas, es
probable que pueda confiarse más en ella que en las falacias de la deducción de
nuestra razón, que es lenta en sus operaciones; no aparece en los primeros años
de la infancia; y como mucho es, en cualquier edad y periodo de la vida humana,
extremadamente proclive al error». (EHU, 5.2.22)
Razón práctica: instrumentalismo y nihilismo
La mayoría de las personas consideran algunas conductas más razonables que
otras. Por ejemplo, comer papel de aluminio parece
irracional. Pero Hume negó que la razón tuviera un
papel importante cara a motivar o desalentar la conducta. Según
él, la razón no es más que una calculadora de conceptos y experiencia.
Lo que en definitiva importa es como nos sentimos respecto a la
conducta. Su trabajo se asocia con la doctrina del instrumentalismo,
que dice que una acción es razonable si y sólo sí sirve para alcanzar las
propios deseos, sean los que sean. La razón puede participar solamente
informando acerca de las acciones que serán más útiles para alcanzar las metas
y deseos, pero nunca dirá qué metas y deseos se deben de tener. Así que si
alguien quiereingerir papel de aluminio la razón dirá dónde encontrarlo, y no
hay nada irracional en el hecho de comerlo o en querer hacerlo (a menos que se
tenga un deseo más fuerte de conservar la salud). Hoy
en día, sin embargo, se aduce que Hume fue un paso más
allá adentrándose en elnihilismo, pues dijo que no había nada irracional en
frustrar los propios deseos y metas. Tal conducta sería
anormal, pero no sería contraria a la razón.
Ética
Hume trató la ética por primera vez en el segundo y tercer libro
del Tratado de la naturaleza humana (1739). Muchos años después,
extrajo y extrapoló las ideas allí propuestas en un
ensayo más corto titulado Investigación sobre los principios de la
moral (1751). La aproximación de Hume a los problemas morales es
fundamentalmente empírica. En lugar de decir cómo debería de
operar la moral, expone cómo realizamos los juicios morales. Tras proporcionar varios ejemplos llega a la conclusión de que la
mayoría (si no todas) de las conductas que aprobamos tienen en común que buscan
incrementar la utilidad y el bienestar público. Al
contrario que el también empirista Thomas Hobbes, Hume declara que no sólo
realizamos juicios morales teniendo en cuenta nuestro propio interés, sino
también el de nuestros conciudadanos. Hume defiende
esta teoría de la moral al asegurar que nunca podemos realizar juicios morales
basándonos únicamente en la razón. Nuestra razón trata con hechos y
extrae conclusiones a partir de ellos, pero no nos puede llevar a elegir una opción sobreotra; sólo los sentimientos pueden
hacerlo. Este argumento contra la moral fundamentada en la
razón forma parte hoy en día de los argumentosantirrealistas.
Por tanto, Hume niega la existencia de una 'razón
práctica' y la posibilidad de una fundamentación racional de la ética.
El objeto de la moral (pasiones, voliciones y acciones) no es susceptible de ese acuerdo o desacuerdo entre las ideas sobre las que se
basan lo verdadero y lo falso. Si la razón no puede ser la fuente del
juicio de valor, habrá que buscarlo en el sentimiento, que surge espontáneo en
nosotros ante acciones susceptibles de lo que consideramos valoración moral. El
análisis de este sentimiento revela que es una forma
de placer o de 'gusto'. Ello le lleva a excluir de la moral todo
rastro de austero moralismo o de mortificación del alma
o del cuerpo, porque el fin de la moral es la
felicidad y el gozo de vivir del
mayor número de hombres posible.
Igualmente duro se muestra Hume ante el problema religioso. Menoscaba la
pretensión de las pruebas de la existencia de Dios, y niega su existencia
apelando al problema del mal en el mundo. La religión
tiene su origen en el sentimiento de miedo de la gente
y en la ignorancia de las causas de los eventos terribles de la naturaleza. En
su libro Historia natural de la religión, defiende una evolución a partir
del politeísmo, hasta llegar a la idea abstracta de la divinidad propia de las
religiones monoteístas.
Determinismo y libre albedrío
Muchos han advertido el conflictoaparente entre el libre albedrío y
el determinismo. Si las acciones que se realizan estaban
predeterminadas desde hace miles de millones de años, entonces scómo es que
podemos decidir? Pero Hume advirtió otro conflicto, al ver el problema
desde la perspectiva contraria: el libre albedrío es incompatible con el
indeterminismo. Si las acciones realizadas no están
determinadas por acontecimientos anteriores entonces las acciones son
completamente aleatorias. Además, y de más importancia para la filosofía
humana, no están determinadas por el carácter o la personalidad –los deseos,
las preferencias, los valores, etc.–; pero, scómo podría ser alguien
responsable de una acción que no es consecuencia de su carácter, sino que
ocurre de forma aleatoria? El libre albedrío parece necesitar del determinismo,
porque de lo contrario el agente y la acción no estarían conectados. Así que,
mientras que el libre albedrío parece contradecir al determinismo, al mismo
tiempo necesita del determinismo. La concepción de
Hume de la conducta humana tiene causas, y por lo tanto al hacer a las personas
responsables por sus acciones se debería intentar recompensarlas o castigarlas
de tal forma que intentaran hacer lo que es moralmente
deseable e intentaran evitar hacer lo que es moralmente indeseable.
Problema del ser y el deber ser
Hume se percató de que muchos escritores hablaban sobre lo que debería
ser partiendo de la base de lo que es; pero hay una gran diferencia
entre las proposiciones descriptivas (lo que es)y las prescriptivas (lo que
debe ser) (ver libro III, parte I, sección I del Tratado de la naturaleza
humana). Hume pide a los escritores que se pongan en guardia ante estos cambios
sin aportar explicaciones acerca de cómo se supone que las proposiciones
prescriptivas deben de seguirse de las declarativas. La cuestión de scon qué
exactitud se puede derivar el 'deber' del 'ser'? ha
llegado a ser una de las cuestiones centrales de la teoría ética, y a Hume se
le adjudica normalmente la opinión de que tal derivación es imposible (otros
interpretan que Hume no dijo que una aserción fáctica no puede devenir en una
aserción ética, sino que no podía hacerse sin prestar atención a los
sentimientos humanos). Hume es probablemente uno de los
primeros escritores que realizó una distinción entre lo normativo (lo que
debería ser) y lo positivo (lo que es). G. E. Moore defendió
una posición similar con su argumento de la pregunta abierta, en un intento de refutar cualquier identificación entre las
propiedades morales y las naturales, la llamada falacia naturalista.
Utilitarismo
Hume, junto con los demás miembros de la ilustración escocesa, fue
probablemente el primero en proponer que la razón de los principios morales
puede buscarse en la utilidad que tratan de promover. El papel de
Hume, sin embargo, no debe sobreestimarse; fue Francis Hutcheson el
que acuñó el lema del utilitarismo: «la
mayor felicidad para el mayor número». Pero fue tras leer elTratado de
Hume cuando Jeremy Bentham sintió porprimera vez la fuerza del
sistema utilitario. Sin embargo, el proto-utilitarismo de
Hume es peculiar. No cree que la adición de
unidades de utilidad proporcione la forma de llegar a la verdad moral. Al
contrario, Hume era un sentimentalista moral y, como tal, pensaba que los
principios morales no podían justificarse intelectualmente. Algunos
principios simplemente nos parecen mejores que otros; y la razón de por qué los
principios utilitarios nos parecen mejores es porque favorecen nuestros
intereses y los de nuestros coetáneos, con los que simpatizamos. Los
seres humanos están fuertemente predispuestos a aprobar normas
que promuevan la utilidad pública de la sociedad. Hume usó esta idea para
explicar cómo evaluamos un amplio abanico de
fenómenos, desde las instituciones sociales y políticas gubernamentales a los
rasgos de la personalidad.
Problema de los milagros:
Para Hume, el único apoyo de la religión más allá del
estricto fideísmo son los milagros, dando argumentos a partir de
la concepción de milagro como
una violación de las leyes de la naturaleza. Su definición exacta de
milagro se puede encontrar en suInvestigación sobre el entendimiento humano,
donde dice que los milagros son violaciones de las
leyes naturales y por tanto son muy improbables. Se ha criticado esta idea
mediante el contraargumento de que tal dictado asume
el carácter de los milagros y las leyes de la naturaleza antes de examinar los
milagros, lo que es una sutil forma de dar por sentada la conclusión.
Tambiénpuntualizaron que este razonamiento apela a la
inferencia inductiva, problemática en la filosofía humana, pues nadie ha observado
todos los acontecimientos de la naturaleza ni examinado todos los posibles
milagros (por ejemplo, los que no han sucedido todavía). Otra oposición a este argumento parte de que el testimonio humano nunca puede
ser suficientemente digno de confianza para contradecir la evidencia de las
leyes de la naturaleza. Este punto de vista se ha aplicado a la cuestión de
la resurrección de Jesús, respecto a la que Hume no dudó en
preguntar, «sQué es más probable – que un hombre ascienda de entre los
muertos o que el testimonio esté, de alguna forma, errado .
Esta pregunta es similar a la navaja de Occam.
Este argumento es la espina dorsal del movimiento escéptico y todavía
constituye un problema para los historiadores de la religión.
Argumento del diseñador
Uno de los argumentos más antiguos y utilizados para demostrar la existencia de
Dios es el argumento teleológico: que todo el orden y
el propósito es un indicio de su origen divino. Hume hizo la crítica
clásica a este argumento en Diálogos sobre
religión y en Investigación sobre el entendimiento humano y,
aunque el asunto está lejos de estar resuelto, muchos creen que Hume refutó el
argumento con éxito. Su argumentación se sostiene en que
1. Para que el argumento sea cierto, debe ser
verdadero que el orden y el propósito se observen cuando resulten de un diseño.
Pero se puede observar el orden con frecuencia enprocesos carentes de
planificación como
la cristalización. El diseño sólo es causante de una
minúscula parte de nuestra experiencia.
2. Además, el argumento del diseñador se basa en una
analogía incompleta: dada nuestra experiencia con los objetos, podemos
reconocer los diseñados por el hombre, comparando por ejemplo un montón de
piedra con una pared. Pero para reconocer un universo
diseñado necesitamos conocer una variedad de universos diferentes. Como sólo podemos conocer uno, la analogía no puede aplicarse.
3. Incluso si el argumento fuera perfectamente válido, no podría establecer un teísmo robusto; pues se puede llegar fácilmente a la
conclusión de que la configuración del
universo es el resultado de un agente o agentes no inteligentes cuyos métodos
sólo tienen una remota similitud con el diseño humano.
4. Si un mundo natural ordenado necesita de un
diseñador, entonces la mente de Dios (que es ordenada) también necesita
un diseñador. Entonces, este diseñador necesita de
otro diseñador, y así ad infinitum. Se podría responder apelando a una
inexplicable mente divina auto-ordenada; pero entonces spor qué no contentarse
con un inexplicable mundo auto-ordenado?
5. A menudo, cuando se trata del propósito, cuando parece que el objeto X tiene
la característica C para poder lograr la recompensa O, se puede explicar mejor
mediante un filtrado: es decir, el objeto X no existiría si no tuviese la
característica C, y la recompensa O sólo es una proyección de las metas humanas
en la naturaleza.Esta explicación de la teleología anticipó la idea
de selección natural.
Conservadurismo y teoría política
Muchos ven a David Hume como
un conservador, y en ocasiones se le llama el primer filósofo conservador.
Expresó su desconfianza por los intentos de reformar la
sociedad para llevarla lejos de la costumbre establecida, y aconsejó a los
pueblos que no se rebelasen contra sus gobernantes, excepto en casos
de tiranía flagrante. Sin embargo, se
resistió a tomar parte por ninguno de los partidos políticos británicos,
los Whigs y los Tories, y creía que se debe equilibrar el anhelo
de libertad con la necesidad de una autoridad poderosa, sin sacrificar ninguna
de las dos. Apoyó la libertad de prensa y se
mostró simpatizante de la democracia, aunque con restricciones. Se ha dicho que fue una gran inspiración para James Madison, en
particular para el libro Federalista Ns 10. También se mostró
optimista respecto al progreso social, pues creía que gracias al desarrollo
económico que resulta de la expansión del comercio las sociedades
progresaban desde la barbarie a la civilización. Según él,
las sociedades civilizadas son abiertas, pacíficas y sociables, y sus
ciudadanos son, en consecuencia, mucho más felices.
Aunque fuertemente pragmático, Hume produjo un ensayo titulado Idea de la
mancomunidad perfecta, donde detallaba qué reformas se deberían acometer, que
incluían la separación de poderes, descentralización, extender
el sufragio a todo el que tuviera propiedades de valor y limitar
elpoder de la iglesia. Propuso el sistema del ejército Suizo como la mejor forma de protección. Las
elecciones deberían de tener lugar anualmente y los representantes del
pueblo no deberían de cobrar emolumentos.
Contribuciones al pensamiento económico
En el transcurso de sus argumentaciones políticas, Hume desarrolló muchas ideas
que gozan de prevalencia en la economía, principalmente acerca de la propiedad
intelectual, la inflación y el comercio exterior.
Para Hume la propiedad privada no es un
derecho natural, pero se justifica debido a la existencia de bienes limitados. Si todos los bienes fueran ilimitados y estuvieran disponibles,
entonces la propiedad privada no tendría sentido. Hume creía en la distribución
desigual de la propiedad, dado que la igualdad perfecta destruiría las ideas de
industria y el ahorro, lo que llevaría al empobrecimiento.
Hume se cuenta entre los primeros que desarrollaron la teoría
llamada mecanismo de flujo especie-dinero, una idea que contrasta con
el mercantilismo. Expuesto de una forma simplificada, en un sistema de patrón oro, cuando un país tiene una
balanza comercial positiva (es exportador neto), incrementa sus flujos
entrantes de oro. Esto resulta en una inflación de su nivel general de precios,
que en último término erosionará la ventaja competitiva del país y reducirá
sus exportaciones. De este modo, el patrón oro
permitiría restaurar automáticamente el equilibrio en la balanza de pagos de un
país.
Hume también propuso una teoría de lainflación beneficiosa.
Creía que incrementar el suministro de dinero avivaría la
producción a corto plazo. Este fenómeno estaría ocasionado por un margen entre el incremento del suministro de dinero y los precios. El resultado es que los precios no se elevarían a corto plazo y
puede que no lo hicieran nunca. Esta teoría se
desarrolló más tarde por John Maynard Keynes.
Racismo
Esta controvertida nota al pie aparece en el original del ensayo De los caracteres
nacionales:
Sospecho que los negros y en general todas las otras especies de hombres (de
las que hay unas cuatro o cinco clases) son naturalmente inferiores a los
blancos. Nunca hubo una nación civilizada que no tuviera la tez blanca, ni individuos eminentes en la acción o la especulación.
No han creado ingeniosas manufacturas, ni artes, ni
ciencias. Por otra parte, entre los blancos más rudos y bárbaros, como
los antiguos alemanes o los tártaros de la actualidad, hay algunos eminentes,
ya sea en su valor, forma de gobierno o alguna otra particularidad. Tal
diferencia uniforme y constante no podría ocurrir en tantos países y edades si
la naturaleza no hubiese hecho una distinción original entre estas clases de
hombre, y esto por no mencionar nuestras colonias, donde hay esclavos negros dispersados
por toda Europa, de los cuales no se ha descubierto ningún síntoma de ingenio;
mientras que la gente pobre, sin educación, se establece entre nosotros y se
distinguen en todas las profesiones. En Jamaica,
sin embargo, se habla de un negroque toma parte en el
aprendizaje, pero seguramente se le admira por logros exiguos, como un loro que ha aprendido a decir varias
palabras.
Debe tenerse en cuenta que esta forma de racismo era habitual
en la cultura europea de la época de Hume. Podría haber
sido un 'hijo de su época' en ese aspecto, o incluso, por la forma especulativa
en que esta nota está escrita, podría haber aplicado un ejemplo de una de sus
propias reflexiones sobre la causalidad, tratada más arriba: una
'conjunción constante' entre las personas de otras razas que conocía
y los logros de las mismas.
Obras
Historia amable de mi vida (1734) Biblioteca Nacional de Escocia
Una carta a un medico en la que se pide consejo acerca de la 'Enfermedad
de lo aprendido' que le aflige. En esta obra declara que a los dieciocho
años de edad «pareció abrirse ante mí una nueva área del
pensamiento..» que le hizo «abandonar otro placer u ocupación» y
le condujo a la búsqueda de la erudición.
Tratado sobre la naturaleza humana: Un intento de
introducir el método de razonamiento experimental en las cuestiones
morales. (1739–1740)
Libro 1: 'Del
entendimiento' Tratado que comprende desde el origen
de las ideas a su división.
Libro 2: 'De las pasiones' Tratado de las emociones.
Libro 3: 'De la moral' Ideas morales, justicia, obligaciones,
benevolencia.
Hume esperó a ver si el Tratado alcanzaba el éxito, y de ser así lo
completaría con libros dedicados a la política y a la crítica. Sin embargo, no
lo logró, así que nunca locompletaría.
Resumen de un libro recientemente publicado: Titulado Tratado sobre la
naturaleza humana (1740
En ocasiones atribuido a Adam Smith, en la actualidad se cree que fue un
intento de Hume de popularizar su Tratado.
Ensayos sobre moral y política (primera edición: 1741–1742
Colección de ensayos escritos durante muchos años y publicados en varios
volúmenes antes de ser reunidos en uno hacia el final de la vida de Hume. Estos
ensayos pueden resultar confusos por la gran variedad de asuntos de los que
tratan: cuestiones de juicio estético, la naturaleza del gobierno
británico, el amor, el matrimonio, la poligamia o la demografía de las antiguas
Grecia y Roma, por enumerar sólo unos pocos de los temas considerados. Sin
embargo, hay temas recurrentes, como la cuestión de qué constituye
el 'refinamiento' en materias de gusto estético, educación y moral. Los ensayos están escritos imitando inequívocamente el estilo
de Joseph Addison, a quién Hume leyó con avidez en su juventud.
Cartas de un caballero a su amigo de Edimburgo:
Edimburgo (1745).
Investigación sobre el entendimiento humano (1748
Contiene revisiones de los puntos principales del Tratado, Libro 1, con la
adición de material sobre el libre albedrío, milagros, y el argumento del diseñador.
Investigación sobre los principios de la moral (1751
Otra revisión de temas tratados en el Tratado con un enfoque más
didáctico. Hume lo consideró el mejor de sus trabajos filosóficos, tanto por
sus ideas filosóficas como por su estiloliterario
Discursos políticos Edimburgo (1752).
Incluido en Ensayos y Tratados de muchos
asuntos (1753–1756) reimpreso en 1758–1777.
Cuatro disertaciones: Historia natural de la religión. De las
pasiones. De la tragedia. Del
criterio del
gusto Londres (1757).
Incluido en Ensayos y Tratados de muchos asuntos
Historia de Inglaterra (1754–1762
Se puede considerar como una colección de libros
en lugar de como
un único trabajo. Es un trabajo monumental que
comprende «desde la invasión de Julio César a la revolución de 1688». Esta
obra le aportó a Hume casi toda la fama que se granjearía en vida, editándose
más de un centenar de veces. Muchos
la consideran 'la' historia de Inglaterra hasta la publicación de
la Historia de Inglaterra de Thomas Macaulay.
Historia natural de la religión (1757) ISBN 0-8047-0333-7
Mi vida (1776
Escrita en abril, poco antes de morir, esta autobiografía fue realizada con la
intención de incluirla en una nueva edición de Ensayos y tratados de
muchos asuntos.
Diálogos sobre la religión natural (1779
Publicada póstumamente por su sobrino, también llamado David Hume. Es una
discusión entre tres personajes de ficción que esgrimen argumentos para probar
la existencia de Dios, tratando con detenimiento el argumento del diseño. A pesar
de una cierta controversia, la mayor parte de los estudiosos de Hume están de
acuerdo en que la postura de Philo, el más escéptico de los tres, es la más
cercana a la del
propio Hume.
Interpretaciones
Al tener dudasconsiderables acerca de si Hume estaba expresando únicamente sus
opiniones superficiales en lugar de expresar su personalidad
completa, Alfred Edward Taylor(1927) dudó sobre si Hume era en efecto un
gran filósofo o sólo un hombre extraordinariamente lúcido.
Alfred Jules Ayer (1936) al introducir su exposición clásica del positivismo lógico, declaró
que «los puntos de vista expuestos en este tratado derivan son el resultado del empirismo de
Berkeley y Hume».
Tanto Bertrand Russell (1946) como Leszek
Kołakowski (1968), vieron a Hume como
un positivista que sostenía la opinión de que el conocimiento
proviene sólo de la experiencia, de las impresiones de los sentidos y (más
tarde) del sense
datum y que el conocimiento obtenido de otra forma era un
sinsentido. Albert Einstein (1915) declaró que el
positivismo de Hume le inspiró al formular su teoría especial de la
relatividad.
En 1953, Gilles Deleuze le dedica una monografía
titulada Empirismo y Subjetividad.
Anderson (1966),
al discutir los primeros principios de Hume, que dicen que todos los gobiernos
y toda la autoridad de las mayorías sobre las minorías están fundamentados en
el derecho al poder y el derecho de la propiedad concluyó que Hume fue un materialista.
Karl Popper (1970) puntualizó que dado el idealismo humeano le
resultaba una refutación estricta del realismo del sentido común, y
que aunque sentía racionalmente que el realismo del sentido común es un error,
admitía que en la práctica era incapaz de dejar de creer en él durante másde
una hora, Hume era un realista del sentido común.
Edmund Husserl (1970), asoció la fenomenología con Hume cuando
mostró que ciertas percepciones están relacionadas o asociadas con otras
percepciones que se proyectan en un mundo putativo
fuera de la mente.
Barry Stroud (1977) consideró a Hume un naturalista,
al decir que veía todos los aspectos de la vida humana explicables
naturalistamente. Situó al hombre en el mundo de la naturaleza, interpretable
por tanto según la ciencia, en conflicto con la idea tradicional que considera
al hombre un sujeto racional disociado de la
naturaleza.
Flew (1896) dirigió su atención al escepticismo moral y
lógico de Hume y le denominó escéptico pirroniano.
Hume fue denominado el 'profeta de la revolución
de Ludwig Wittgenstein' por Philipson (1989), al referirse
a su consideración de que la matemática y la lógica son sistemas cerrados,
tautologías que no tienen relación con el mundo de la experiencia.
Al tratar a Hume de neo-helenista, Phenelum (1993) le consideró
continuador de las
tradiciones estoica, epicúrea y escéptica, pues Hume tenía
en común con estas corrientes
su creencia de que debemos entender nuestra propia naturaleza antes de tratar
cualquier otro asunto.
Norton (1993) aseguró que Hume fue 'el primer
filósofo postescéptico de la era moderna'. Hume desafió la certeza
de los cartesianos y otros racionalistas, que trataban de refutar el
escepticismo, y además emprendió la tarea de articular una nueva ciencia de la
naturaleza humana queproporcionase unos fundamentos estables para el resto de
ciencias, incluidas la moral y la política.
Fogelin (1993) concluyó que Hume fue un
'perspectivista radical', similar a Protágoras. Se refirió a las
palabras de Hume en las que declaraba que sus escritos exhibían «una propensión
que nos inclina a a lo positivo y cierto en puntos particulares, de acuerdo a
la luz bajo la que los examinamos en cada instante
particular» (T 1.4.7, 273).
Hume se refería a sí mismo como «escéptico mitigado»
(IEH, 162, la cursiva es suya).
Referencia bibliográfica
Hume, David (2012). José Luis Tasset. ed. Obra completa. Biblioteca de
Grandes Pensadores. Madrid: Editorial
Gredos. ISBN 978-84-249-3665-5.
Martínez Marzoa, Felipe, Pasión tranquila (Ensayo sobre
la filosofía de Hume), Madrid,
Machado Libros, 2009.
Johnson, David Hume, Holism and Miracles. Cornell University
Press: Ithaca,
1999. ISBN 0-8014-3663-X
Siebert, Donald T. The Moral Animus of David Hume. University of Delaware
Press: Newark,
1990.
Tasset, José L. La Ética y las Pasiones. Un estudio de la Filosofía moral y política de David
Hume Universidade da Coruña: A Coruña, 1990.
Russell, Paul, Freedom and Moral Sentiment: Hume's Way of Naturalizing Responsibility Oxford
University Press: Nueva York y Oxford, 1995.
Braham, Ernest G. The Life of David Hume - the terrible
David. J. Martin Stafford, Altringham, 1987.
Rábade Romeo, S., Hume y el fenomenismo moderno, Gredos: Madrid 1975.