Nace
en Avila el 28 de Marzo de 1515, en la casa señorial de Don
Alonso Sanchez de Cepeda y Doña Beatriz Davila de Ahumada.
Eran 10 los hermanos de Teresa y 2 los hermanastros, pues su padre tuvo dos
hijos en un matrimonio anterior.
Es bautizada el 4 de Abril del mismo año.
Desde muy pequeña manifestó interés por las vidas de los
santos y las gestas de caballería. A los 6 años llegó a
iniciar una fuga con su hermano Rodrigo para convertirse en martir en
tierra de moros, pero fue frustrada por su tío que los descubre
aún a vista de las murallas.
Juegan entonces a ser ermitaños haciéndose una cabaña en
el huerto de la casa.
Reina entonces en España un espíritu de aventura y conquista:
parten guerreros a Flandes, conquistadores a América, y la literatura
vive de este espíritu. En manos de Teresa caen algunos de estos libros y
entonces ella sueña con ser una de las damas que se acicalan y perfuman
para sus galanes ilustres. El coqueteo le gusta, pues encuentra ademas
la complicidad de sus primas y la corteja un primo suyo.
Su madre muere en 1528 contando ella 13 años, y pide entonces a la
Virgen que la adopte hija suya. Sin embargo sigue siendo “…
enemiguísima de ser monja,” (Vida 2,8), y al ver su padre con
malos ojos su relación con su primo, decide internarla en1531 en el
colegio de Gracia, regido por agustinas, donde ella echara de menos a su
primo pero se encontrara muy a gusto.
A medida que se hace mayor, la vocación religiosa se le va planteando
como una alternativa, aunque en lucha con el atractivo del mundo.
Su hermano Rodrigo parte a América, su hermana María al
matrimonio y una amiga suya ingresa en La Encarnación. Con ella
mantendra largas conversaciones que la llevan al convencimiento de su
vocación, ingresando, con la oposición de su padre, en 1535.
Dos años después, en 1537, sufre una dura enfermedad, que provoca
que su padre la saque de la Encarnación para darle cuidados
médicos, pero no mejora y llega a estar 4 días inconsciente, todo
el mundo la da por muerta. Finalmente se recupera y puede volver a La
Encarnación dos años despues en 1539, aunque tullida por las
secuelas, tardara en valerse por sí misma alrededor de 3
años.
Muere su padre en 1544.
La vida conventual era entonces muy relajada con cerca de 200 monjas en el
monasterio con gran libertad para salir y para recibir visitantes. Teresa
tenía un vago descontento con este régimen tan abierto, pero
estaba muy cómoda en su amplia celda con bonitas vistas, y con la vida
social que le permitían las salidas y las visitas en el locutorio.
En la cuaresma delaño 1554, contando ella 39 años y 19 como
religiosa llora ante un Cristo llagado pidiéndole fuerzas para no
ofenderle. Desde este momento su oración mental se llena de visiones y
estados sobrenaturales, aunque alternados siempre con periodos de sequedad.
Aunque recibe muchas visiones y experiencias místicas elevadas, es una
visión muy viva y terrible del infierno la que le produce el anhelo de
querer vivir su entrega religiosa con todo su rigor y perfección,
llevandola a la reforma del Carmelo y la primera fundación.
Esta primera fundación sera una aventura burocratica y
humana con muchos altibajos: su confesor aprueba un día y reprueba otro,
el Provincial apoya con entusiasmo, para luego retirarse, y el Obispo que nunca
había dudado de Santa Teresa, llegado el momento titubea. En un momento
parece que todo fracasa y Teresa, siempre obediente, se retira a su celda sin
nada poder hacer, aunque Doña Guiomar de Ulloa y el Padre
Ibañez logran de Roma la autorización.
Fundado el 24 de Agosto de 1562, encuentra una terrible hostilidad, proveniente
de la Iglesia que ve ninguneada su autoridad, se alzan algunos voces pidiendo
el derribo del nuevo convento, toda la ciudad esta alborotada, y Teresa
debe abandonarlo dejando a las cuatro novicias solas, para volver a su celda de
LaEncarnación. Sólo se podra incorporar un año
después de su fundación, dejando la celda amplia y las
comodidades de La Encarnación por las estrecheces de San José de
Avila, pequeño y austero hasta el extremo.
Por mucho tiempo parece que la fundación de la nueva orden
tendría sólo este monasterio, hasta que Teresa vuelve a llorar al
saber que las necesidades de misiones en América son importantes.
Escucha entonces en oración: “…Espera un poco hija, y
veras grandes cosas.”, y poco después le llegan
instrucciones y autorización para fundar mas conventos.
Comienza aquí una intensa actividad de Santa Teresa que sólo
termina con su muerte, en la que compaginara el gobierno de su orden,
con las fundaciones de nuevos conventos y la redacción de sus libros,
sin perder nunca el buen animo ni la esperanza, en la confianza de que
no era su voluntad lo que estaba cumpliendo y que le llegarían los
apoyos que necesitara, como así fue en todo momento.
Fundó en total 17 conventos: Avila (1562), Medina del Campo
(1567), Malagón (1568), Valladolid (1568), Toledo (1569), Pastrana
(1569), Salamanca (1570), Alba de Tormes (1571), Segovia (1574), Beas de Segura
(1575), Sevilla (1575), Caravaca de la Cruz (1576), Villanueva de la Jara
(1580), Palencia (1580), Soria (1581), Granada (1582) y Burgos(1582), en el
año de su muerte.
La fundación de Granada la hizo Ana de Jesús, aunque en vida de
la Santa, por lo que no siempre aparece en las enumeraciones.
A estos conventos hay que sumar el primero del Carmelo masculino que funda con
San Juan de la Cruz en Duruelo (1567). Santa Teresa conoció a San Juan
de la Cruz en Medina del Campo contando ella 52 años y él 24, y
le convenció para unirse a la reforma, olvidando sus planes de retirarse
a la cartuja de El Paular.
Regresando de la fundación de Burgos, debe parar en Alba de Tormes pues
esta enferma y agotada. Muere en brazos de Ana de San Bartolomé
la noche del 4 de Octubre al 15 de Octubre de 1582 (y esto por coincidir con el
cambio del calendario Juliano al Gregoriano).
Teresa escribió muy poco por iniciativa suya, muchas cartas, alguna
poesía y anotaciones. Pero sus obras maestras son fruto de la obediencia
a sus superiores, que veían el interés de que escribiera sus
experiencias y enseñanzas. Y así comienza todos sus escritos
mayores aceptando su encargo con obediencia, pero con notable esfuerzo por su
parte.
Escribir le supone un esfuerzo importante, lo hace, en ocasiones, ocupando la
otra mano con la rueca, tal y como ella explica: “… casi hurtando
el tiempo y con pena porque me estorbo de hilar y por estar encasa pobre y con
hartas ocupaciones” (Vida 10,7)
La Inquisición vigiló muy de cerca sus escritos temiendo textos
que incitaran a seguir el cisma iniciado en Europa, o se alejaran en
algún punto de la recta doctrina. Muchos de sus textos estan
autocensurados, temiendo esta vigilancia. Su manuscrito “Meditaciones
Sobre El Cantar de los Cantares” lo quemó ella misma por orden de
su confesor, en una época en que estaba prohibida la difusión de
las Sagradas Escrituras en romance.
Su vida es fiel reflejo de lo que avisaba a sus monjas: que las gracias recibidas
en la oración son para darnos fuerza en servir a los demas.
Aunque Teresa es conocida por lo elevado de las gracias místicas y
visiones que recibe, su oración no la aparta del mundo, sino que hace
que se entregue con especial fuerza y respaldo a las obras que le son
encomendadas sufriendo en viajes, discusiones y continuas trabas, burlas y
desplantes de sus contemporaneos.
Fue beatificada por Pablo V en 1614, canonizada por Gregorio XV en 1622, y
nombrada doctora de la Iglesia Universal por Pablo VI en 1970. La primera mujer
de las tres actuales doctoras de la Iglesia. Las otras son Santa Catalina de
Siena y otra carmelita descalza: Santa Teresita del Niño Jesús.
Ninguna de sus obras fue publicada antes de su muerte.