Maquiavelo
El Renacimiento fue una de las épocas mas fascinantes de todos
los tiempos. Muchos de sus grandes personajes dejaron una
huella indeleble en la Historia de Occidente; entre ellos, Nicolas
Maquiavelo, padre de la ciencia política. Pocas figuras tienen el
honor de que su obra inspire un adjetivo, el de maquiavélico, que,
incorporado a todas las lenguas cultas, se refiere a quien actúa con
astucia o doblez, o sigue la doctrina de Maquiavelo, que tanta controversia ha
suscitado a lo largo de la Historia.
El Príncipe, la obra maestra de Maquiavelo, fue
incluida en la lista de libros prohibidos por la Iglesia católica.
Sin embargo, esta especie de manual de autoayuda para políticos y
gobernantes ha sido el libro de cabecera de numerosos estadistas en los
últimos cinco siglos. Entre las múltiples ediciones de «El
Príncipe», una especialmente exitosa fue la publicada con
anotaciones del
propio Napoleón. Pero entre sus lectores figuran
personalidades eminentes de muy diversa índole, pues no sólo es
una guía indispensable para abrirse camino por la procelosa senda de la
política y los asuntos de Estado, sino también para todo el que
aspira a dirigir colectivos humanos, sobrevivir encualquier ambito
profesional o simplemente entender cómo funciona el poder.
La vida de Nicolas Maquiavelo es muy enigmatica, como la de otras
figuras del Renacimiento –Cristóbal Colón o Leonardo da
Vinci–. «Maquiavelo, los tiempos de la
política» esta llamada a ser la obra esencial para entender
su existencia y su legado.
Vida corta, vida larga
El autor, Corrado Vivanti, prestigioso historiador italiano recientemente
fallecido, dedicó el último tramo de su destacada carrera a
descifrar las claves de la vida del florentino y sintetizarlas en esta
biografía tan bien documentada y fascinante. Es de celebrar que la
editorial Paidós, en el año en que se cumple el quinientos
aniversario de la publicación de «El Príncipe», haya
tenido la iniciativa de editar en español un
título tan indispensable para entender a Maquiavelo y su época.
La obra de Maquiavelo es el fruto de las muy diversas actividades que
llevó a cabo a lo largo de sus cincuenta y ocho
años de vida; una existencia corta según nuestra perspectiva,
pero que hace justicia a la maxima de su contemporaneo Leonardo
da Vinci: la vida bien aprovechada es bastante larga.
Funcionario público, diplomatico, filósofo, teórico
político, historiador,escritor y gran patriota
florentino. Corrado Vivanti hace justicia en esta
biografía a todas las facetas de Maquiavelo, analiza pormenorizadamente
la relación entre el personaje y su tiempo, las personas que mas
le influyen, los acontecimientos políticos que marcan su trayectoria
profesional y la relación entre sus obras y su muy azarosa vida.
Corrado Vivanti inicia su narración con los
años en que Maquiavelo es secretario de la Segunda Cancillería de
la República florentina, una experiencia indispensable para escribir
«El Príncipe» muchos años después. Muy
importante también es la época en la que Maquiavelo se ve forzado
a exiliarse de Florencia. Vivanti reconstruye con
grandes dotes imaginativas lo que fue su día a día entonces,
principalmente dedicado a leer y escribir.
Un manual de supervivencia
La imagen que mas ha trascendido de Maquiavelo es la de un personaje
siniestro poseído por pensamientos diabólicos para alcanzar
ambiciones frustradas. A él se atribuye la
frase «El fin justifica los medios». Sin embargo, el verdadero
Maquiavelo nada tiene que ver con este mito, como
bien muestra Corrado Vivanti. Maquiavelo es un
observador privilegiado de la política en la época del papa Alejandro VI y
suhijo César Borgia, en la que la inmoralidad y la corrupción
estan indisolublemente asociadas al poder.
El secretario florentino tuvo el talento de saber elaborar un
manual de supervivencia basado en practicas nada ejemplares que, sin
embargo, estaban a la orden del
día entre los representantes políticos. Pero el hecho de haber analizado y clasificado dichas practicas no
significa que él las compartiera. De hecho, a juzgar
por su trayectoria, Maquiavelo no fue capaz de aplicarse muchas de sus propias
recetas. Después de la caída de los Medici, vuelve a
Florencia con la esperanza de recuperar su puesto en
la Cancillería y fracasa. A diferencia de muchos de sus
contemporaneos, no supo lucrarse con sus cargos públicos, y
murió como
vivió: pobre.
Por último, como
escritor no sólo es el autor de «El Príncipe», sino
un gran humanista. Una de las virtudes de esta biografía es mostrar la
relevancia del
conjunto de su producción. Como muestra el capítulo
«Historiador, cómico y tragico», destacó en
diversas ramas de la literatura y del saber, y merece ser recordado
también como autor de una fascinante «Historia de
Florencia», de «El arte de la guerra» e incluso de una obra
de teatro como «La Mandragora».