Hacia mitad del
siglo XVI, Europa se encontraba asechada por el nuevo fenómeno que iba causó la
división de la iglesia y la debilitación la unión entre el clero y el estado
entre las naciones Europeas cada día. Los estragos de la reforma Protestante.
En Francia, no ajenos o inmunes al fenómeno, se formaban cada día diferencias
político-religiosas entre católicos y hugonotes (nombre dado en Francia eran
conocidos los seguidores de Calvino), conllevando al inicio de las guerras de
religión. El clero luchaba por mantener la unidad de fe en el reino, los
protestantes, en principio, para obtener la libertad de su culto, pero
indudablemente con aspiraciones de convertir su religión en la preponderante
con dominio del Estado.
Con estos factores en escenas se presenta un trono cada vez más debilitado y
despierta la ambición de la nobleza en busca de acceder al trono francés.
Cuatro de las más sobresalientes son Los Borbón, Los Montmorency, Los Guisa y
Los valois-Angulema.
Es de la última casa señorial, Los valois-Angulema, de donde surge un futuro
prospecto para el papel. VariasManiobras utiliza Catalina de Médicis para
controlar el poder en el reino –una boda es una de ellas– y es así como durante
el verano de 1572 la corte celebraba el matrimonio entre el hugonote Enrique de
Navarra y Margarita de Valois, hija de Catalina de Médicis y hermana de Carlos
IX, como símbolo de la reconciliación, símbolo cual muere al instante bajo las
de una de las maniobras de la misma Catalina de Médicis para deshacerse de sus
enemigos, pues idea un plan para asesinar a Coligny, quien es objeto de un
atentado por parte de Maurevel, perdiendo el brazo izquierdo de un arcabuzazo.
La reacción de protesta hugonote y la investigación iniciada para esclarecer
los hechos que, indefectiblemente, conducía hasta Catalina de Médicis atemorizó
a ésta y decidió una huida hacia adelante. Consiguió convencer al rey del
peligro que representaban los hugonotes para la corona, y A fin de evitar
represalias, también ordenaron el asesinato de todos los protestantes que se
hallaban en París para la boda de Enrique de Navarra, protestante, y la hija de
Catalina, Margarita de Valois. Produciéndose en la madrugada del 23 al 24 de
agosto de 1572la matanza de la noche de San Bartolomé contra hugonotes. En
menos de una semana fueron asesinados en París cerca de tres mil hugonotes.
Por su parte Margarita de Valois ya adivina que la corona de Navarra es un mero
tránsito hacia otra de mayor importancia: la corona de la propia Francia.
Enrique de Navarra, ahora esposo de Margarita, en París Y bajo la presión de la
monarquía francesa, se vio obligado a abjurar de su fe calvinista salvando, con
ello, la vida aunque no por ello permaneció al margen de todo tipo de intrigas
e intentos de asesinato en la corte.
El 10 de agosto de 1809 tiene
su firma en el sacrificio del
2 de agosto de 1810. Se cumplía
esa ley que
dice “Los cimientos de la patria para que sean perdurables tienen que armarse
con sangre”. Así
sucedió con la masacre
de los martires del
2 de agosto de 1810 y, efectivamente,
siguiendo el ejemplo de
Quito, el 18 de abril de 1810 lanza
su grito de independencia Caracas, el 25 de mayose
revela Buenos Aires, Bogota el 20 de Julio,
México el 16 de septiembre, Santiago de Chile
el 18 del mismo mes.
Toda América era un incendio cuya chispa
original brotó del valeroso pecho de los hijos
de Quito.
La resolución tomada
por unos cuantos patriotas de ser libres y conseguir la libertad de su patria los impulsó a dar el primer grito de la “Independencia hispanoamericana”.
Este movimiento americanista estuvo alentado por ese hombre extraordinario, sociólogo, humanista, que dio brillantez
al mundo intelectual del siglo 18, Eugenio Espejo; con su influencia incitó
a dar este paso decisivo para
el futuro de América
hispana, cuyos deseos se plasmaron en realidad en la madrugada del 10 de agosto de 1809. Este levantamiento contribuyó
para derrocar al poder español. Quito, escogido por muchos políticos y estadistas lanzó el
imponderable título de Quito Luz de América.
La insurrección
Enrique de Navarra, por su parte, había logrado escapar hacia su tierra y
retomado la fe calvinista.
Por último, hacia el final de las guerras de religión, se establece una guerra
entre los tres Enriques, el rey Enrique III (católico) se alió con su
futuro sucesor, Enrique de Navarra (protestante), contra Enrique de Guisa
(católico). El monarca logró que se asesinara a Enrique deGuisa, pero él mismo
cayó víctima por un dominico y fue muerto. Así, Enrique de Navarra, subió al
trono como Enrique IV.
Dado que era hugonote, París se negó a acatarlo. La Santa Liga católica
organizó sus fuerzas por todo el país para luchar contra él. Acabó finalmente
abjurando del protestantismo y convirtiéndose a la fe católica. Tras su
coronación, Enrique entró en París, donde el pueblo, exhausto de tanta guerra,
lo aclamó como rey.
Así concluyeron las guerras religiosas de Francia. El 13 de abril
de 1598, Enrique IV publicó el histórico Edicto de Nantes, que
reconocía la libertad de conciencia y de culto a los protestantes el cual, por
supuesto recibió duras críticas del Papa, y el horror del pueblo católicos. Por
toda Francia hubo católicos que pensaban que con el edicto el rey había
quebrantado su promesa de defender su fe. La Iglesia no descansó hasta
conseguir, casi un siglo más tarde, que Luis XIV revocara el edicto, lo
que suscitó una persecución de los hugonotes aún más implacable y dejó a los
católicos prevaleciendo y ganando por largo la batalla entre católicos y
calvinistas, la cual aún prometía seguir.