EL ROMANTICISMO
EL PENSAMIENTO POLITICO CONCILIADOR
En esta unidad, el alumno procurara internarse en el conocimiento de un pensamiento político que se propuso fundar el
Estado nacional y hacer de él una nación moderna. Una
transformación muy profunda -hasta traumatica- y que como
muy pocas veces, contó con el apoyo y la dirección de una
dirigencia lúcida y animada de los mismos deseos, gracias a lo cual pudo
tener continuidad y eficacia. Comprendiendo adecuadamente este
pensamiento, el alumno encontrara las claves para descifrar nuestra
realidad.
LOS ORIGENES DEL PENSAMIENTO CONCILIADOR
Desde que se instaló en forma definida el desencuentro político
entre criollos porteños y los del interior (contenido de las Unidades
4º y 5º), no faltaron quienes -de ambos bandos- vieran con claridad
la necesidad de buscar puntos de encuentro, antes que seguir
combatiéndose inútilmente, mas aún cuando no
estaban en pugna dos concepciones políticas, sino dos formas de vida.
Uno de los grupos que se propusieron este objetivo,
fue la llamada Generación del'37, al caer en cuenta que, a pesar de sus
mejores intenciones, muy poco o nada, sabían de la vida cotidiana del hombre común, ya sea de la ciudad como del
interior.
(Se llama Generación del'37, a ese grupo de jóvenes provenientes
de las élites letradas de Buenos Aires y algunos del Interior, que se
proclamaron destinados a tomar el relevo de la clase política, que
había guiado al país desde los días del primer Triunvirato,hasta
la fallida tentativa de organización unitaria de 1824-1827)[ 1 ].
En nuestra historia literaria se los conoce como los Romanticos. Y es verdad,
porque estaban enrolados en el Romanticismo, ese
movimiento literario de primera mitad del
siglo XIX, dejó de seguir en sus producciones las reglas de los
clasicos. Aunque la palabra romanticismo se ha aplicado para designar un
género literario, su influencia fue mas alla de los
límites estrictamente literarios, pasando a designar toda actividad
tendiente a resaltar ideales altruistas; dando prioridad a los valores,
sentimientos y deseos, en contra de intereses racionalistas, económicos
o autoritarios.
El romanticismo era, en fin, renovación intelectual y
libertad creadora. Ademas, el romanticismo aparecía estrechamente
vinculado con las luchas que algunos pueblos europeos sostenían entonces
por ensanchar la concepción clasica del liberalismo y aun también con sus
movimientos por concretar la personalidad nacional[ 2
]. Y teniendo en cuenta el crecimiento en el viejo mundo de las luchas
sociales, engendradas por el proceso expansivo de la industrialización y
protagonizadas por las clases trabajadoras, que buscaban ya no sólo
mejores condiciones de vida, sino emanciparse definitivamente de la miseria, se
comprendera que quienes eran consecuentes con las formulaciones
liberales no podían permanecer insensibles a esos reclamos de sus
semejantes.
Es bien sabido que Esteban Echeverría fue quien
introdujo en nuestro país, eseromanticismo, generador de tantas inquietudes
ideológicas.
La sensibilidad romantica prendió en la juventud porteña
porque satisfacía su disconformismo y rebeldía en tanto aquella
implicaba emancipación de inflexibles normas tradicionales, desborde de
lirismo, una vuelta a la espontaneidad en la captación de la naturaleza
y en la expresión de los sentimientos, exaltación de lo nacional
y fe ilimitada en el progreso de los pueblos, cuya fraternidad se glorificaba.
Y así se formaron grupos para leer, estudiar y analizar las nuevas
doctrinas, y fueron adquiriendo una envergadura tal
que, al cabo de un tiempo, determinaron la necesidad de su
institucionalización en un núcleo que los reuniese. Así
nació, hacia 1833, la Asociación de Estudios Históricos y
Sociales, donde durante un par de años se
debatieron diversas cuestiones; pero al asumir Rosas el gobierno con la suma del poder
público, en 1835, el ateneo estudiantil se disolvió.
A esta tendencia pertenecieron tanto los triunfadores de Caseros(1852), como quienes tuvieron
labor descollante para la aprobación de la Constitución nacional
(1853).
EL DISCERNIMIENTO DE LA REALIDAD
La asunción de Juan M. de Rosas a la primera magistratura de la
provincia de Buenos Aires,
fue el gran fracaso político de los liberales.
Es como si tantos
proyectos y realizaciones en pro de la dignidad cívica de los habitantes
de la provincia de Buenos Aires,
de un solo golpe se hubieran desmoronado.
Las cifras del
escrutinio de lalegislatura bonaerense, por un lado, y el resultado del plebiscito, por
otro, terminaron por hacerles ver el fracaso cívico-político
sufrido.
Juan Manuel de Rosas fue elegido Gobernador de la provincia de Buenos Aires, el
7 de mayo de 1835, pero no quiso asumir el mando sin que el pueblo ratificara
con un plebiscito su nombramiento y las facultades extraordinarias que la
Legislatura le confirió. El plebiscito dio 9.720 votos a favor y 7, en contra[ 3 ].
Semejante traspié produjo, por lo menos dos clases de
reacciones en el frente interno liberal. Unos, al
verse defraudados, sintieron desprecio por la chusma que le había vuelto
las espaldas. Otros, en cambio, acusaron el impacto y comenzaron una
autocrítica sobre los motivos del desencuentro. Y con la ayuda
de doctrinas sociológicas francesas del momento,
encontraron la razón de su fracaso: el desconocimiento de la realidad
social.
No todos comprendieron la conveniencia política del estudio de este
interrogante, por considerarlo una abdicación de su postura. Otros, en cambio, sí.
Mal que les pesara, Alberdi reconocía que el 'fenómeno
Rosas' descansaba sobre la buena fe de la gente y
era altamente representativo del
caracter popular. Esta constatación lo llevara a tres
objetivos:
1. Luchar contra Rosas
2. Luchar contra la tiranía
3. Luchar contra las circunstancias que la hacían posible
Estos objetivos suponían un punto de partida:
conocer con certeza la sicología de esa mayoría, cosa que hasta
ese momento no leshabía interesado ni habían tomado en cuenta su
importancia. Aun mas, tanto Alberdi, en Fragmento preliminar: estudio del derecho, como
Sarmiento, en su Facundo, se percataron de haber copiado modelos europeos, que
nada tenían que ver con la realidad argentina.
A raíz de esto, comenzó a gestarse, entonces, lo que,
enfaticamente llamaron, la regeneración del país.
Esta autodefinición alude explícitamente, a lo
que lo separa de sus predecesores; implícitamente, pero de modo no menos
revelador, alude a todo lo que no lo separa. No lo distingue, por ejemplo, una
nueva y diferente extracción regional o social. Por lo contrario, esa
Nueva generación, en esta primera etapa de actuación
política, parece considerar la hegemonía de la clase letrada como
elemento basico del orden político al que aspira, y su apasionada
y, a ratos, despiadada exploración de las culpas de la élite
predecesora, parte de la premisa de que la principal es haber destruido, por
una sucesión de decisiones insensatas, las bases mismas de esa
hegemonía, para dejar paso a la de los tantos mas opulentos, pero
menos esclarecidos, jefes del federalismo.
La hegemonía de los letrados se justifica por su posesión de un
acervo de ideas y soluciones que debiera permitirles dar orientación
eficaz a una sociedad, que la Nueva Generación ve como esencialmente
pasiva, como la materia en la cual es de responsabilidad de los letrados, encarnar
las ideas cuya posesión les da, por sobre todo, el derecho a gobernarla
(.).El fracaso de los unitarios es, en suma, el de un grupo cuya
inspiración proviene aún de fatigadas supervivencias del
Iluminismo. La Nueva Generación, colocada bajo el signo del
Romanticismo, esta por eso mismo, mejor preparada para asumir la
función directiva que sus propios desvaríos arrebataron a la unitaria[ 4 ].
Pero, en el fondo de sus cavilaciones, una cosa seguía siendo cierta: lo
que ellos pensaban era lo mejor. El mas completo
conocimiento que pudiesen llegar a conseguir de la realidad vernacula,
no les haría cambiar su convicción política. Era la
vieja democracia doctrinaria
Tanto Sarmiento, en su ya citado Facundo, proscrito en Chile, como
Echeverría, emigrado en Montevideo, en su Dogma Socialista, dieron
pistas acerca de cómo y dónde estudiar la realidad.
La forma de cómo revertir la situación, no tuvo una total
aceptación. Quienes aceptaron este
desafío político intelectual, siguieron trabajando y
esforzandose. Lo otros, se quedaron. Aquellos fueron los constructores
de la Argentina moderna;
éstos últimos, no figuran y se propusieron denostar la figura de
Rosas, como el gran
impostor y tirano del
pueblo. Esto último tuvo una expresión bien clara,
en Juan Cruz Varela y en José Marmol quienes en sus versos, tan
acidos y propios del
peor odio, tenían fuertes epítetos para elRestaurador de las
Leyes.
LA INTERPRETACION DE LA REALIDAD
Ya los primeros emigrados cayeron en cuenta de que el
fenómeno Rosas, era una manifestación mayoritaria de unsentimiento
nacional.
A pesar de la frustración que esto les
producía, vieron que nada podían hacer contra Rosas, sin el apoyo
popular y para conseguir esto último, había que satisfacer, de
alguna forma, los anhelos políticos espontaneos de esa masa y en
la forma en que ellos entendían.
Todo parece indicar que fueron mas lúcidos y han
capitalizado mejor, la dura experiencia sufrida a manos de Rosas.
En efecto, para ésos, el problema no era tanto Rosas.
Había algo mas profundo, de lo que éste no era mas
que un síntoma o una manifestación.
Pensandolo bien, esa situación no se solucionaba con un asesinato político ni con un combate para
desalojarlo del
poder. La
línea de ataque estaba
en otra dimensión. Por eso se propusieron, entre otras cosas,
hacer suya la bandera de un autonomismo de tipo
confederal, ya que lo consideraban como
algo muy valorado y querido por las masas populares.
Y en esta dirección actuó y tuvo importancia el
famoso Salón Literario, nacido en la librería de Marcos Sastre.
En realidad, en su primer momento, funcionó como punto de
encuentro e intercambio de inquietudes literarias y sociales, para convertirse
después en centro de reflexión y dialogo sobre temas
político sociales y de cuestionamientos cívicos. Muchas de las
mejores obras de nuestra literatura romantica y comprometida, fueron
pensados, vieron la luz en estos encuentros o en las paginas de las publicaciones[ 5 ] que editaba este grupo. A tal punto llegó su actividad que fue clausuradopor el
gobierno de Rosas. A raíz de esto, pasó a la clandestinidad bajo
el nombre de Asociación de la joven generación argentina.
Fruto de esta asociación fue el Dogma socialista (1846) publicado por
Echeverría y tras los Andes, en Chile, Sarmiento publicó Facundo
o Civilización y barbarie (1845)[ 6 ], exponentes del extraordinario
florecimiento literario provocado por el régimen rosista.
Si, por un lado, este grupo fue adquiriendo
consistencia en su planteo político, por otro, no es menos destacable el
éxito que tuvo en el discernimiento e interpretación de la
realidad. Investigó, auscultó y descifró
el enigma argentino. En su momento, en 1853, esto les dio el
conocimiento profundo y necesario para encarar la regeneración del
país.
Uno de los hallazgos consistió en percatarse que todo pronunciamiento
político, esta enmarcado en una situación social, cultural
y económica[ 7 ]. Y la otra
conclusión a la que llegaron, fue que estaban en pugna, dos concepciones
de la vida, no dos doctrinas políticas. Tanto Alberdi como
Sarmiento, vieron muy claro este planteo y lo dejaron escrito en sus obras.
Alberdi sintetizó estas concepciones en la oposición de dos
principios opuestos: por un lado, el principio del orden, del
progreso, de la asociación, de la libertad; y, por el otro, de lo
antisocial, de lo conservador, de la ignorancia y de la despreocupación.
'El principio progresivo y el principio
estacionario', en boca de Alberdi.
Para mas, frente a la ofensiva de lasideas extranjeras de los
porteños, la mentalidad del interior se volvió
violenta, tenaz y altiva. Y los grupos unitarios la
enfrentaron, con ingenua suficiencia. Aún mas, en su
torpeza, fueron contra las creencias y costumbres, provocando una
reacción tan violenta como profunda, que significó
un alto costo político para el gobierno de la ciudad-puerto.
Cada uno de estos estilos de vida, tuvo su escenario
apropiado. Para los primeros, la ciudad; para los segundos, la campaña.
Sarmiento es clasico en esto. Precisamente a él se debe la antinomia que marcara por
mucho tiempo nuestras divisiones: civilización y barbarie.
Ahora bien, si la estructura social de la ciudad, especialmente la de Buenos
Aires, era conocida, el descubrimiento de la estructura social de la
campaña, con sus virtudes y defectos, ademas de asombrarlo, le
dio la pauta y explicación de todo. Y lo que
mas lo convenció, fue el modo de la politicidad rural. Eso fue la piedra de toque que le dio la razón. Los personajes radiografiados en Facundo señalan lo acertado
de su diagnóstico.
De esto, la Generación extrajo las siguientes conclusiones
basicas:
1. El mal de la Argentina,
es su extensión. El desierto, la llanura siempre
presente y que todo lo rodea. Era el pensamiento de
Alberdi.
2. Las ciudades, tan distantes entre sí, nada podían hacer para
contrarrestar el efecto pernicioso de la soledad. Por lo
tanto, una forma de atacar esta endemia nacional, era multiplicar los centros
urbanos y unirlos entresí.
Mas adelante, Alberdi precisó mejor estos ambientes
dicotómicos, al decir que en Sarmiento había un
error de observación y de historia, porque la barbarie no sólo
estaba en la campaña, sino que también en las ciudades
había bolsones de ella, refiriéndose a los barrios marginales y
periféricos. Y éstos son tanto o mas negativos porque, a
la cercanía y promiscuidad de sus costumbres con el ambiente culto,
unían el desprecio por las formas civilizadas y progresistas. Es un clasico de nuestra literatura la
descripción realista que del
suburbio, hace Esteban Echeverría con El matadero.
Con el aporte de estas valiosas observaciones, nuestros intelectuales encontraron,
por un lado, la razón de ser de la popularidad de Rosas y, por otro, se
dieron cuenta de la importancia de la masa popular y de lo peligroso y nefasto
que resultaba dar todo el poder a esa muchedumbre, error en que habían
caído sus antecesores liberales del grupo rivadaviano, cuando
otorgó el voto cívico al pueblo de la provincia de Buenos Aires[ 8 ]. Esto, que fue considerado como la mejor
señal de la modernidad y progreso cívico, permitió que
Rosas perpetuase una forma de vida colonial, que ya los hechos de Mayo de 1810
trataron de abolir, según el parecer de José L. Romero.
Con estos elementos de juicio, la Generación del 37 percibió que,
por todo lo sucedido, era imposible esperar un
entendimiento entre esa mayoría antiprogresista, asentada en los campos
y en los suburbios, y la minoría unitaria. Elcamino
previsible era el aniquilamiento de una de las dos fracciones y la perjudicada,
en última instancia, era la Nación. De modo que era
necesario salir de ese círculo vicioso,
escapando de esa espiral de violencia.
La solución estaba en superar ambas posiciones antagónicas,
buscando mas bien los puntos de encuentro entre ambas por sobre las
diferencias existentes, aunque -hay que reconocer que-, por formación,
militancia, ideología e intereses, el grupo se hallaba mas cerca
del régimen unitario, porque compartían el ideal de nación
dentro de un régimen de unidad como la mejor solución, y
aceptaban la tendencia localista del federalismo siempre que ella protegiese
los intereses económicos del grupo.
LOS CONTENIDOS DE LA POLITICA REALISTA Y CONCILIATORIA
Las ideas fundamentales de esta política, aparecieron expuestas en
algunas obras que influyeron en la evolución del pensamiento
argentino. Sarmiento (en Facundo, enArgirópolis, en Educación
popular, en Las Ciento y una), Alberdi (en Bases.y en las Cartas
quillotanas) y Echeverría (en el Dogma socialista) entre otros, fueron
los ideólogos de esta tendencia. Y nunca esta tan bien expresada
la palabra 'ideólogos', como en esta ocasión, por
cuanto para esta generación de romanticos, lo que importa son las
ideas, ya que los hechos son sus consecuencias. Se mostraron
partidarios de la sofocracia platónica, al sostener que una idea bien
elaborada, no puede tener malos resultados. Si un hecho o un acto resulta
fallido,es porque la idea no estuvo bien elaborada.
Este grupo partió del siguiente principio
apriorístico: Los hechos de Mayo de 1810, han tenido una clara
intencionalidad independentista. Y desde esta óptica
vieron todo.
Y la primera deducción fue ésta: Si Mayo fue libertad, Rosas era
la anti revolución, porque sometía todo a su tiranía. Por
lo tanto, era fundamental volver al espíritu de Mayo; y como todo estaba envilecido por la
tiranía, no quedaba sino comenzar una regeneración del país.
Y esta política regeneradora debía nacer combatiendo el principal
mal endémico del país: el desierto. El mal de la Argentina
era el desierto. Y había que erradicarlo a
fuerza de ciudades y ferrocarril. Pero, no ciudades con hispanos o criollos porque, como dijo Alberdi:
'Con tres millones de indígenas, cristianos y católicos, no
realizaríais la república ciertamente. No la realizaríais
tampoco con cuatro millones de españoles peninsulares, porque el
español puro es incapaz de realizarla, alla o aca'[ 9 ].
Para llevar a la practica esta política fue
condición basica la caída de Rosas. Y para lograr este propósito, esta generación
recurrió al auxilio de la Europa civilizada para acabar con el tirano.
Efectivamente, Rosas, y el país, tuvo que soportar bloqueos
político-económicos de Francia (1838-40), de Francia e Inglaterra
(1844-47) y de otros estados limítrofes, por instigación de
emigrados políticos, residentes Montevideo y otras capitales
sudamericanas.
Y no les pareciódesleal ni
antipatriótico este entendimiento, porque era el auxilio de la
civilización a la civilización y estaba dentro de sus
concepciones políticas terminar con la barbarie, a cualquier precio.
Una vez anulado el tirano, el país debía
marchar rapidamente hacia su organización constitucional.
Pero no hacia una Constitución amplia y para todos,
sino selectiva, para quienes tuviesen capacidad para vivirla, que no eran
precisamente la masa común de los nativos.
Y se replantearon el tema del voto popular, inaugurado por su antecesor,
Bernardino Rivadavia, porque darle el sufragio a un pueblo cívicamente
inmaduro, decían, era posibilitar el surgimiento de nuevos tiranos.
Por lo tanto, había que ir tras una solución
conservadora, hacia una especie de despotismo ilustrado. Y en esto
coincidieron Sarmiento, Alberdi, Echeverría, Vicente Fidel López,
Juan M. Gutiérrez, Miguel Cané, Félix Frías y otros
conspicuos representantes de esta generación. Y nuevamente, el tema
recurrente de la inmigración, porque con la gente que se tenía,
no se podía hacer una Argentina
moderna; con la anglosajona, sí.
'La libertad es una maquina, que como el vapor,
requiere para su manejo maquinistas ingleses de origen. Sin la
cooperación de esta raza, es imposible aclimatar la libertad y el
progreso material en ninguna parte'[ 10 ].
EL TRIUNFO DE LA POLITICA REALISTA Y CONCILIATORIA
Esta idea política se impuso sólo con la caída de Rosas.
Una guerra sin cuartel, comenzada a librar en 1839,tanto
interna como
externamente dio su fruto. Y la condición
basica, señalada mas arriba, se cumplió en Caseros, en 1852,
precisamente el 3 de febrero.
A principios de 1850, las provincias de Corrientes y Entre Ríos,
principalmente por motivos económicos, rompieron la alianza que
había posibilitado que la fracción federal(o autonomista o
provincialista, como quiera llamarse) de Buenos Aires liderara la
política nacional y postergara los compromisos relativos a la
organización de la nación, contradices por el Pacto Federal (4 de
Enero de 1831).
Esta fracción o partido representaba, en términos generales, los intereses
terratenientes y comerciales identificados con la consolidación del
circuito económico, formado por la provincia de Buenos Aires y el
mercado externo de la exportación. Su política
tendía a fortalecer internamente a Buenos
Aires y postergar la organización nacional.
A principios de la década de 1830, había tenido a su favor, el
reciente fracaso de la política liberal-centralista del unitarismo, a la
que se habían opuesto las provincias del Litoral e interior
mediterraneo.
La confluencia de las provincias en contra del unitarismo, el liderazgo
político ejercido por Rosas, y la satisfacción esporadica
de algunas demandas de los gobiernos provinciales (como ser la sanción
de medidas proteccionistas, el otorgamiento de subsidios a las administraciones
necesitadas), permitió al gobierno bonaerense, llenar de contenido
nacional una política que,sistematicamente,
se opuso a la organización definitiva de instituciones nacionales.
Cuando el federalismo litoraleño puso fin a la alianza con Rosas,
contaba con la pasividad del interior y el apoyo activo de los unitarios
emigrados, como también con segmentos del federalismo porteño,
que si bien no habían enfrentado abiertamente a Rosas, participaron de
la conspiración iniciada en su contra. A esta
reunión de fuerzas, contribuyeron Brasil y Uruguay, mientras que
Inglaterra permaneció neutral, sin quitar su apoyo formal a Rosas hasta
último momento.
Las potencias extranjeras, sin embargo, no prestaron apoyo efectivo a la
alianza liderada por el Litoral; mas alla de Caseros, Inglaterra
se interesó en la incorporación de Buenos Aires a la
Confederación Argentina, nacida del Acuerdo de San Nicolas,
posiblemente porque la unidad argentina era un freno contra la expansión
del imperio brasileño, pero se mantuvo neutral, ya que la
correlación de fuerzas entre Buenos Aires y la Confederación fue
casi siempre favorable a aquella y, por otra parte, en ella se hallaban
radicados el grueso de la población y los intereses britanicos.
Su pasividad era, sin embargo, importante para que el Litoral pudiera presionar
libremente a Buenos Aires y, en todo caso, el interior mediterraneo
constituyó siempre un aliado potencial para un ataque frontal de la
Confederación a Buenos Aires.
Después del dudoso triunfo militar de Buenos Aires en Pavón, los
gobiernos provinciales quitaron su apoyo algobierno nacional, que dejó
de existir en diciembre de 1861, y delegaron en la persona de Bartolomé
Mitre, como jefe de las fuerzas vencedoras y no en su caracter de
gobernador de Buenos Aires, el ejercicio provisorio de las funciones del
ejecutivo nacional y la facultad para convocar a un nuevo congreso sobre las
bases de la Constitución de 1853, reformada en 1860; Corrientes y La
Rioja limitaron la delegación al ejercicio de las relaciones exteriores;
y Entre Ríos a la convocatoria del congreso. Así fue como durante los primeros meses
de 1862, se estableció en la ciudad de Buenos Aires un gobierno nacional provisorio,
estrechamente vinculado a las instituciones locales.
Varias lecturas tiene la caída de Rosas. La
mayoría de los textos indican que fue el hartazgo del régimen
rosista. Otros, en cambio, señalan que las medidas y controles que Rosas
había impuesto al comercio con la Banda Oriental, perjudicaba
grandemente los intereses comerciales (y el contrabando), entre otros, los de
su lugarteniente, Justo José de Urquiza. Fue por este
lado por donde comenzó a deslizarse su entendimiento con orientales y
brasileños. Todo lo demas que pueda decirse sobre que
también Urquiza estaba compenetrado de los ideales regeneradores, parece
ser un intento por mejorar la imagen del entrerriano. Mas bien,
habría que preguntarse sino fue un instrumento,
habilmente explotado y manejado por los sagaces como
empecinados emigrados, como
por los poderosos intereses portuarios.