AsQuA© pasA³ en realidad en Honduras?
Oscar SAtnchez es
Licenciado en Ciencias JurAdicas y Sociales por la Universidad Nacional AutA³noma
de Honduras (Summa Cum Laude). Master en Derecho y Finanzas Internacionales por
la Universidad de Harvard. Ex-Asesor Presidencial (2002-2005)
y Ex-Ministro de Cultura (2005-2006) de la RepAsblica de Honduras. Profesor investigador visitante en la Facultad de Derecho de la
Universidad de Arizona (2006-2009).
El 20 de enero del
presente aA±o, el SeA±or Barack Hussein Obama fue juramentado como presidente de los Estados Unidos de
AmA©rica a las 12:05 pm. Cuando lo hizo ya era el presidente de los Estados Unidos.
De acuerdo a la vigA©sima enmienda de la ConstituciA³n Americana el presidente
electo asume su cargo automAtticamente, a las 12:00 pm del 20 de enero del aA±o
siguiente al que fue electo sin necesidad de juramentaciA³n alguna pues el
tA©rmino del presidente saliente termina en ese instante. Esa norma
constitucional garantiza la sucesiA³n automAttica protegiendo a la sociedad de la
posibilidad que un ciudadano quiera perpetuarse en el poder.
Normas como
esa no son extraA±as en las cartas magnas de diferentes sociedades, pero la
hondureA±a tiene una que es aAsn mAts peculiar pues tieneun artAculo que garantiza
la sucesiA³n automAttica destituyendo al que esta en el cargo. La destituciA³n la
hace sin necesidad de formalidad previa alguna sancionando a
aquel que intenta o ejecuta actos para perpetuarse en el poder. EntiA©ndase por formalidad cualquiera de las formas de juicio
polAtico que existen. Ese artAculo es el 239, que literalmente dice:
'ARTICULO 239.- El ciudadano que haya desempeA±ado
la titularidad del Poder Ejecutivo no podrAt ser Presidente o Designado.- El que
quebrante esta disposiciA³n o proponga su reforma, asA como aquellos que lo
apoyen directa o indirectamente, cesarAtn de inmediato en el desempeA±o de sus
respectivos cargos, y quedarAtn inhabilitados por diez aA±os para el ejercicio de
toda funciA³n pAsblica.' Esa norma es la que ha
sacado al SeA±or JosA© Manuel Zelayadel poder y no los militares, pues al momento
de su sonada detenciA³n A©l, para la ConstituciA³n de Honduras, ya no era el
presidente de la RepAsblica.
AsQuA© hizo el SeA±or Zelaya para que esta protecciA³n
constitucional operara en su contra? El pasado sAtbado apareciA³ publicado
en el Diario Oficial 'La Gaceta' de la RepAsblica de Honduras el
Decreto Presidencial en Consejo de Ministros PCM-020 que regula la 'Encuesta
de OpiniA³n PAsblica ConvocatoriaAsamblea Nacional Constituyente'. Con la
impresiA³n del primer nAsmero de esa ediciA³n se materializA³ la intenciA³n de
perpetuarse en el poder que castiga con destituciA³n inmediata el artAculo 239
constitucional y el SeA±or Zelaya dejA³ de ser presidente de la RepAsblica de
Honduras.
La 'encuesta' a la que estaba convocando el SeA±or Zelaya era una de
las mAts extraA±as jamAts vistas. En lugar de salir a la calle
los encuestadores eran los consultados los que tenAan que acudir a centros
educativos para ser encuestados. Al llegar el consultado el
'encuestador' le entregarAa una papeleta pidiA©ndole marcarla para que
despuA©s la depositara en una urna y se le manchara con tinta indeleble el
meA±ique de una de sus manos para que no pudiese volver a ser
'consultado'. Ese procedimiento era tan
parecido al empleado en las elecciones hondureA±as, que es admirable la viveza
criolla de quienes lo diseA±aron.
AsQuA© se buscaba con esa 'encuesta'? Al amparo de la misma, disolver
los poderes constituidos y convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que
le quitarAt de encima al SeA±or Zelaya los artAculos constitucionales
irreformables e inderogables que le impedAan reelegirse o ampliar el plazo de
su actual perAodo. Una y otra vez, la Corte Suprema de Justicia, elCongreso
Nacional, el Ministerio PAsblico, la ProcuradurAa General del Estado, el
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos y el Colegio de Abogados le
dijeron que su consulta era inconstitucional. Pero el seA±or estaba tan decidido
a deshacerse de la actual constituciA³n que ni si
quiera reparA³ en que esta se podAa defender sola sacAtndolo del poder sin necesidad de trAtmite alguno.
Sin duda que la ConstituciA³n de Honduras necesita muchas reformas pues la misma
ha sido incapaz de crear las condiciones para una prosperidad generalizada.
Pero en sus 27 aA±os de vigencia es la de mAts larga duraciA³n en la historia
constitucional del
paAs. Su pragmatismo y capacidad de adaptaciA³n a nuestra
realidad es lo que le ha permitido durar mAts que las 19 anteriores. De
los 379 artAculos originales, 7 de ellos han sido
derogados total o parcialmente, 18 han sido interpretados y 121 han sido
reformados. Cualquier cambio, menos la reelecciA³n o la ampliaciA³n del termino presidencial, era
posible dentro del
actual marco constitucional.
Lo condenable de lo ocurrido en Honduras
el pasado domingo fue el extraA±amiento del paAs del
seA±or Zelaya, eso si supuso una violaciA³n al ArtAculo 102 de nuestra
constituciA³n que prohAbe tal acto. Los militares actuaroncon una orden judicial
emitida por la autoridad competente, la Corte Suprema de Justicia (Art 313 2 de
la ConstituciA³n hondureA±a), pero la orden era para presentarlo ante los
tribunales y no para sacarlo del paAs.
Sin embargo, cuando se tiene que escoger entre dos males, siempre
hay que escoger el menor. El seA±or Zelaya tenAa la costumbre de enviar
turbas a las oficinas de las instituciones gubernamentales que le ponAan un alto a sus abusos y de evitar que llegase la fuerza
pAsblica en su auxilio. Con ese pasado a cuestas, si se
le hubiese dejado en Honduras,
en este momento es casi seguro que estuviA©semos hablando del
nAsmero de magistrados y fiscales muertos que su captura provoco o de la muerte del mismo seA±or Zelaya.
El seA±or Zelaya esta muy lejos de tener la convicciA³n democrAttica y el
idealismo exaltado del
SeA±or Obama, pero ambos conocieron el sabor de las normas de sucesiA³n
automAttica que las constituciones de sus respetivos paAses garantizan. Lo
diferente fue que a uno le garantizA³ su instalaciA³n en el cargo y a otro su salida. Ambas constituciones tenAan la misma
preocupaciA³n: evitar que alguien se perpetAse en el poder.
Este artAculo fue publicado originalmente en Christian Science Monitor (EE.UU.)
el 2 de julio de 2009.