LA CULTURA OTOMI
Los otomíes son un pueblo indígena del centro de
México. Esta emparentado lingüísticamente con el
resto de los pueblos de habla otomangueana, cuyos antepasados han ocupado la Altiplanicie Mexicana desde varios milenios
antes de la era cristiana. Actualmente, los otomíes habitan un territorio fragmentado que va del norte de Guanajuato al sureste de
Tlaxcala. Sin embargo, la mayor parte de ellos se concentra
en los estados de Hidalgo, México y Querétaro. De acuerdo
con las estadísticas de la Comisión Nacional para el Desarrollo
de los Pueblos Indígenas de México, la población étnica[] otomí sumaba 646.875 personas en la
República Mexicana en el año 2000, lo que les convierte en el
quinto pueblo indígena mas numeroso del país. De ellos, sólo un poco mas de la mitad hablaban el otomí. Al
respecto, cabe decir que la lengua otomí presenta un
alto grado de diversificación interna, de modo que los hablantes de una
variedad suelen tener dificultades para comprender a quienes no hablan otro
dialecto. De ahí que los nombres con los que los otomíes se
llaman a sí mismos son numerosos: ñätho (valle de Toluca),
hñähñu (valle del Mezquital), ñäñho
(Santiago Mezquititlan en el Sur de Querétaro) y
ñ'yühü (Sierra Norte de Puebla, Pahuatlan) son algunos
de los gentilicios que los otomíes emplean para llamarse a sí
mismos en sus propias lenguas, aunque es frecuente que cuando hablan en
español empleen el etnónimo otomí, de origen
nahuatl.
Hñähñú, ñañhó,
ñathö, ñ'yühü
Otomí |
Fragmento del diseño de unquexquémitl bordado, de la Sierra Norte
de Puebla, México. |
Población total | 646.875[1] |
Idioma | Otomí y español |
Religión | Mayoritariamente católica |
Etnias relacionadas | Mazahua, matlatzinca, pame, jonaz |
REGIÓN DONDE SE LOCALIZAN
El territorio étnico[] de los otomíes ha
sido históricamente el centro
de México. Desde la época precolombina, los pueblos de habla
otomangueana han habitado esa región y se les
considera como
pueblos nativos de las tierras altas mexicanas. De acuerdo con el
calculo de Duverger, es posible que los pueblos otomangueanos se hayan
encontrado en Mesoamérica por lo menos desde el inicio del proceso de
sedentarización, el cual tuvo lugar en el octavo milenio antes de la era
cristiana.[] La ocupación otomangue del centro de México remite
entonces al hecho de que las cadenas lingüísticas entre las lenguas
otomangueanas se hallen mas o menos intactas, de modo que los miembros
lingüísticamente mas cercanos de la familia se encuentre
también próximos en el sentido espacial. La primera fractura del
grupo otomangueano ocurrió al separarse las lenguas orientales de las
lenguas occidentales. El brazo occidental esta compuesto por dos grandes
ramas: los pueblos de habla tlapaneco-mangueana y los de habla oto-pame. Entre
estos últimos se encuentran los otomíes, asentados en el
Altiplano Central mexicano junto con el resto de los pueblos que forman parte
de la misma rama otomangueana —mazahuas, matlatzincas, tlahuicas,
chichimecas jonaces y pames []
Los otomíes en la actualidad ocupan unterritorio fragmentado que se
extiende por los estados de México, Hidalgo, Querétaro,
Guanajuato, Michoacan, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Todos estos estados
se encuentran en el corazón de la República Mexicana y concentran
la mayor parte de la población del país. De acuerdo con
los espacios con mayores concentraciones de población otomí, este
pueblo puede agruparse en cuatro vertientes: el Valle del Mezquital, la Sierra
Madre Oriental, el Semidesierto queretano y el norte del estado de
México. Aislados de estos grandes grupos que concentran alrededor del 80% del total de miembros de este pueblo
indígena se encuentran los otomíes de Zitacuaro
(Michoacan), los de Tierra Blanca (Guanajuato) y los que aún
quedan en Ixtenco y Huamantla (Tlaxcala). Por el territorio en el que se
encuentran, los otomíes viven en una intensa relación con las
grandes metrópolis como la Zona Metropolitana de la Ciudad de
México, la ciudad de Puebla, Toluca y Santiago de Querétaro,
sitios a donde muchos de ellos han tenido que emigrar en busca de mejores
oportunidades de trabajo.
Región de Zacatecas en el siglo XVI antes de la conquista de México.
Territorio ocupado en la actualidad por los pueblos otomíes
ORIGEN DE LAS CULTURA OTOMÍ
Como ocurre con la mayor parte de los etnónimos empleados para referirse
a los pueblos indígenas de México, el término otomí
no es nativo del pueblo al que hace referencia. Otomí es un
término de origen nahuatl que deriva de otómitl,[] palabra que en la lengua de los antiguos mexicas quiere
decir quiéncamina con flechas,[] aunque autores como Wigberto
Jiménez Moreno lo hayan traducido como flechador de pajaros.[] También
resulta plausible que el gentilicio sea derivado del nombre de Oton, un
caudillo de este pueblo que vivió en la época
prehispanica. De acuerdo con los miembros del pueblo a que refiere este término,
otomí tiene un sentido peyorativo porque esta asociado con una
imagen derivada de las fuentes coloniales y nahuas donde los otomíes son
presentados como
indolentes y perezosos. Por ello, desde hace algunos años ha habido un resurgimiento del empleo
de los nombres nativos, especialmente en el valle del Mezquital,
Querétaro y el noroeste del
estado de México; territorios con un alto porcentaje de población
étnica otomí. En cambio, en el oriente de Michoacan la
recuperación del gentilicio nativo no ha tenido
el mismo auge
HISTORIA
Los textos historiograficos sobre los pueblos mesoamericanos de la
época prehispanica han prestado muy poca atención a la
historia de los otomíes. Muchos siglos atras, en el territorio
que ocupaban los otomíes a la llegada de los españoles
florecieron grandes ciudades como Cuicuilco, Teotihuacan y Tula.
Incluso, en la Triple Alianza que dominaba el llamado
'Imperio azteca', Tlacopan heredó los dominios de
Azcapotzalco, con mayoría de población otomí. Sin
embargo, casi nunca se mencionan los otomíes como protagonistas de la
historia mesoamericana prehispanica, quiza porque la complejidad
étnica del centro de México en esa época no permite
distinguir las contribuciones de losantiguos otomíes de aquellas
producidas por sus vecinos.[] Sólo hasta
años recientes empieza a aparecer algún interés sobre el
papel que jugó este pueblo en el desarrollo de las altas culturas de la
Altiplanicie Mexicana, desde el Período Preclasico hasta la
Conquista.
Los pueblos otomianos en la época prehispanica
Es muy posible que los ancestros de los otomíes hayan ocupado el centro
de México desde hace por lo menos cinco milenios, por lo que
habrían participado en el florecimiento de las primeras urbes
mesoamericanas. En la imagen, figurillas de ceramica relacionadas con el
culto a la fertilidad. Proceden de Tlapacoya (estado de
México). Cultura preclasica del Centro de
México.
Hacia el quinto milenio antes de la era cristiana, los
pueblos de habla otomangueana formaban una gran unidad. La
diversificación de las lenguas y su expansión geografica a
partir del que se ha propuesto como su urheimat,[] es decir, el
valle de Tehuacan (actualmente en Puebla)[]
debió ocurrir después de la domesticación de la trinidad
agrícola mesoamericana, compuesta por maíz, frijol y chile. Esto
se establece con base en la gran cantidad de cognados que existen en las
lenguas otomangueanas en el repertorio de palabras alusivas a la agricultura.
Después del desarrollo de una incipiente agricultura, la proto-otomangue
dio origen a dos lenguas diferenciadas que constituyen
los antecedentes de los actuales grupos oriental y occidental de la familia
otomangueana. Siguiendo con la evidencia lingüística, parece
probable que los oto-pames—miembros de la rama occidental— hayan
llegado a la Cuenca de México alrededor del cuarto milenio antes de la
era cristiana y que, en contra de lo que sostienen algunos autores, no hayan
migrado del norte sino del sur.[]
En ese sentido, es plausible que durante mucho tiempo la población del
centro de México haya formado parte de la familia de pueblos hablantes
de lenguas otomangueanas. A partir del
Preclasico (ss. XXV a. C.-I d. C.), el grupo
lingüístico otopameano se comenzó a fragmentar cada vez
mas, de tal manera que hacia el Período Clasico el
otomí y el mazahua ya eran lenguas distintas. Si las cadenas
lingüísticas del grupo otopame se encuentran concentradas y
mas o menos intactas[10] en el centro de
México, es posible que los grupos otomangueanos hayan ocupado sus
actuales territorios étnicos desde hace mucho tiempo, lo que
llevaría a reevaluar su participación en el florecimiento de
poblaciones como Cuicuilco, Ticoman, Tlatilco, Tlapacoya y otras durante
el Período Preclasico; pero especialmente en el desarrollo de la
gran ciudad de Teotihuacan. Aunque son varios los autores que coinciden en que
la población del Valle de México
durante el florecimiento de Teotihuacan era
principalmente otomiana, se resisten a aceptar que también los
gobernantes de la metrópoli pudieron formar parte del
mismo grupo lingüístico.[]
La caída de Teotihuacan
es un hito que señala el fin del Clasico en Mesoamérica.
Los cambios en las redes políticas a nivel mesoamericano, las disputas
entre los pequeños estados rivales y losmovimientos de población
derivados por las prolongadas sequías en el norte de Mesoamérica
facilitaron la llegada de nuevos pobladores al centro de México. Por esta época tiene lugar la llegada de grandes grupos de
habla nahuatl que comenzaron a desplazar a los otomíes hacia el
oriente. Estos llegaron entonces a la Sierra Madre Oriental y a algunas
zonas del valle de Puebla-Tlaxcala. En los
siglos siguientes, en el territorio otomí se desarrollaron grandes
estados encabezados por los pueblos nahuas. Alrededor del siglo IX, los toltecas convirtieron a Tula
(Mähñem'ì en otomí) en una de las principales
ciudades de Mesoamérca. Esta ciudad concentró una buena
parte de la población del valle del Mezquital, de filiación
otomí; aunque muchos de ellos siguieron refugiandose al sur y al
oriente, en el estado de México y la Sierra Madre Oriental.[]
El florecimiento del estado tepaneca de Azcapotzalco en la cuenca lacustre del
valle de México llevó a este pueblo a expandirse hacia el
occidente, ocupando el territorio que tradicionalmente había sido
ocupado por los pueblos otomí, mazahua, matlatzinca y atzinca. De este modo, los pueblos otomianos cayeron en la órbita
de poder de los nahuas que habían ocupado la cuenca de México. Tras la derrota de
Azcapotzalco ante la alianza de México-Tenochtitlan y Texcoco, los
dominios de los tepanecas en el poniente del actual estado de México
fueron asignados a Tlacopan. El territorio de los
otomíes se encontraba precisamente en la zona donde confluían los
dominios de los mexicas y sus aliados aloriente y de los tarascos de
Michoacan al poniente. Cuando los
españoles llegaron al centro de México, esta zona era habitada
por diversos grupos étnicos que con frecuencia se mezclaban para formar
una localidad. Es por ello que los cronistas de Indias
reportaron que en Tlacopan se hablaba otomí, nahuatl, chocho,
matlatzinca y mazahua. Wright Carr señala que:
Lejos de ser un pueblo dominado, los otomíes formaban parte esencial del panorama político, militar, económico y
social del
Centro de México.[]
CONQUISTA
Los otomíes entraron en la historia de la Conquista de México
cuando los españoles llegaron a la región dominada por los
tlaxcaltecas. Como se ha dicho anteriormente, los otomíes llegaron a la
región de Puebla-Tlaxcala durante el período Posclasico
Temprano, cuando su territorio original fue invadido por los nahuas procedentes
del occidente y el norte de Mesoamérica. En la región del valle
de Tlaxcala convivieron con los señoríos de la llamada
'República de Tlaxcala', una confederación dominada por
tribus nahuas y opuesta a los mexicas y sus aliados. Los tlaxcaltecas eran
aliados militares de los otomíes de Tecóac, a quienes se
reconocía como
un pueblo con grandes habilidades para la guerra. De acuerdo con el
Códice Florentino los otomíes fueron atacados por los
españoles:
Y cuando a Tecoac llegaron, fue en tierra de tlaxcaltecas, en donde estaban
poblando sus otomíes. Pues esos otomíes les
salieron al encuentro en son de guerra; con escudos les dieron la bienvenida.
Pero a los otomíes de Tecoac muy bienlos arruinaron,
totalmente los vencieron. Los dividieron en bandas,
hubo división de grupos. Los cañonearon,
los asediaron con la espada, los flecharon con sus arcos. Y no unos pocos sólo, sino todos perecieron.
Y cuando Tecoac fue derrotado, los tlaxcaltecas lo oyeron, lo supieron: se les
dijo. Mucho se amedrentaron, sintieron ansias de muerte.
Les sobre vino gran miedo, y de temor se llenaron.[]
De acuerdo con la versión de los informantes de Sahagún, al ver
la ruina de los otomíes de Tecóac los tlaxcaltecas decidieron
aliarse con los españoles.
De hecho los otomies jugaron un papel muy destacado;
pero poco reconocido en la Conquista de México. Luego de la derrota de
los ejercito de Cortés en el episodio de la Noche Triste, los
otomíes del pueblo de Teocalhueyacan visitaron a Cortés un
día después por el rumbo de Naucalpan. En este
encuentro, los españoles recibieron comida y una promesa de alianza y
refugio en la zona de Teocalhueyacan. Los españoles visitaron este poblado y permanecieron en él por cerca de 10
dias, recomponiendo fuerzas militares y alianzas de caracter
político. A instancias de este grupo de otomíes, Cortés
atacó por sorpresa y masacró a los nahuas de Calacoaya el 2 de
julio de 1520, aliados de la Triple Alianza y enemigos de los otomíes. Esta fue la segunda acción militar de los españoles
en el Valle de México, esta vez exitosa y contando con la complicidad de
los otomíes de Teocalhueyacan. Luego de
recomponerse, los españoles partieron rumbo al territorio aliado de
Tlaxcala; pero en elcamino se enfrentaron nuevamente con los mexicas en la
Batalla de Otumba. En esta ocasión salieron triunfantes y para
ello debieron contar muy probablemente con la ayuda de los otomíes,
tanto de Tlaxcala como
de Teocalhueyacan.
ÉPOCA COLONIAL
Murales del Templo de San Miguel Arcangel en
Ixmiquilpan (Hidalgo).
Los otomíes fueron crsitianizados en los años
siguientes a la Conquista de Tenochtitlan. Las
primeras tareas de evangelización corrienton a cargo de los
franciscanos, concentrados en las provincias de Mandenxhí (Xilotepec) y
Mäñhemí (Tula),
donde realizaron su labor entre los años de 1530 a 1541. En 1548 la orden de los agustinos aprobó la creación
de los conventos de Atocpan e Ixmiquilpan. El convento de Ixmiquilpan
destaca porque sus murales (realizados en la segunda mitad del siglo XVI)
presentan un tema netamente indígena (el de la guerra sagrada) en un
panorama de elementos relacionados con la mitología cristiana.[] Con la
cristianización de los otomíes se inicia también el
proceso de adaptación de las formas de organización
política europeas, que dieron origen a la organización de las
comunidades indígenas en mayordomías, que, en casos como el de
los otomíes de Ixtenco (Tlaxcala) constituyen uno de los pocos elementos
de identidad étnica que aún conservan. De modo paralelo a este proceso de aculturación, en otras partes del centro de
México el franciscano Bernardino de Sahagún hacía
indagaciones entre los pueblos nahuas. Los informantes de Sahagún
expusieron el modo en que los nahuas veían a los otomíesantes de
la llegada de los españoles, de los que dijeron 'no carecían
de policía, vivían en poblado; tenían su
república'[]
Los frailes franciscanos levantaron un gran convento, el de Corpus Christi en
Tlalnepantla en 1550 y en una de sus puertas laterales llamada
porciúncula se lee que fue construido por igual por los pueblos locales
nahuas y otomíes ahora cristianizados y sometidos por igual a la corona
española. Este convento fue edificado en un
sitio que quedaba a mitad de camino entre los dos grandes poblados de Tenayuca
(mexica) y Teocalhueyacan (otomí). El teocalli de Tenayuca sobrevive
hasta nuestros dias; pero el de Teocalhueyacan no.
Dado que se sabe que las piedras aportadas para la construcción por los
otomíes eran de color gris, es posible que
estas sean justamente las piedras del
desaparecido teocalli de Teocalhueyacan, paradójicamente los de Teocalhueyacan
fueron unos de los primeros aliados de Cortés en el Valle de
México.
Durante la Colonia, los frailes hicieron una gran labor de investigación
sobre las culturas y las lenguas indígenas. Sin
embargo, en comparación con el caso de los pueblos de habla
nahuatl, los documentos producidos acerca de los otomíes son
realmente pocos. Luis de Neve y Molina publicó en 1797 unas
Reglas de orthographia, diccionario, y arte del idioma otomí, que fueron
redescubiertas en 1989. Este documento se suma a otros
manuscritos que fueron producidos con antelación en el centro de México. Quiza el mas conocido de ellos sea el Códice
de Huamantla, que fue realizado en laregión de Tlaxcala en el siglo XVI
y habla sobre la historia de los otomíes desde la época
prehispanica hasta la Conquista. Otros documento de igual
importancia es el Códice de Huichapan, procedente del
valle del Mezquital y realizado por el otomí Juan de San
Francisco a final del
siglo XVI.[]
El arribo de los españoles a Mesoamérica significó el
sometimiento de los pueblos indígenas al dominio de los recién
llegados. Hacia la década de 1530, todas las comunidades otomíes del
Valle del Mezquital y la Barranca de Meztitlan habían sido
repartidas en encomiendas. Posteriormente, al modificarse la legislación
española, aparecieron las llamadas repúblicas de indios, sistemas
de organización política que permitieron cierta autonomía
de las comunidades otomíes con respecto a las poblaciones
hispano-mestizas. La creación de estas repúblicas de indios, el
fortalecimiento de los cabildos indígenas y el reconocimiento de la
posesión de las tierras comunales por parte del
Estado español fueron elementos que permitieron a los otomíes
conservar su lengua y, hasta cierto punto, su cultura indígena. Sin
embargo, especialmente en lo que respecta a la posesión de la tierra,
las comunidades indígenas padecieron despojos a lo largo de los tres
siglos de colonización española.[]
Al mismo tiempo que los españoles iban ocupando los antiguos
asentamientos otomíes —como es el caso de la actual ciudad de
Salamanca (Guanajuato), fundada en el asentamiento otomí de Xidóo
('Lugar de tepetates') en 1603 por decreto de Gaspar de
Zúñiga yAcevedo, virrey de Nueva España[23] —,
algunas familias otomíes fueron obligadas a acompañar a los
españoles en la conquista de los territorios al norte de
Mesoamérica, ocupados por los belicosos pueblos aridoamericanos. Fueron
colonizadores los otomíes que se asentaron en ciudades como San Miguel el
Grande y otras ciudades de El Bajío. De hecho, el proceso de
colonización de este territorio fue
esencialmente obra de los otomíes, teniendo como punta de lanza el señorío
de Xilotepec. En El Bajío los otomíes sirvieron como puente para la
sedentarización y cristianización de los pueblos nómadas,
que terminaron siendo asimilados o exterminados por la fuerza. La importancia
de El Bajío en la economía de la Nueva España le
convirtió en un escenario donde confluyeron posteriormente distintos
grupos étnicos, incluidos los migrantes tlaxcaltecas, los
purépechas y los españoles, que finalmente terminarían por
sobreponerse a todos los grupos indígenas que les apoyaron en la
conquista de este territorio que había sido el habitat de
numerosos pueblos clasificados como chichimeca. Sin embargo, hasta el siglo
XIX, la población otomí en El Bajío era todavía un
componente principal, y algunos de sus descendientes permanecen en municipios
como Tierra Blanca, San José Iturbide y San Miguel de Allende.[24] Los
movimientos de la población otomí continuaron a lo largo de toda
la época colonial. Por ejemplo, en San Luis Potosí, un total de
35 familias otomíes fueron llevadas a la fuerza para ocupar la periferia
de la ciudad y defenderla de losataques de los indígenas nómadas
de la región en 1711.[25] En varios lugares, la
población otomí fue diezmada no sólo por las migraciones
forzadas o consentidas, sino por las constantes epidemias que padecieron los
indígenas mesoamericanos tras la Conquista. Numerosas comunidades fueron
arrasadas entre los siglos XVI y XVIII a causa de las enfermedades.[]
La sumisión al dominio español por parte de los otomíes no
fue nunca total. Durante el siglo XVII se sucedieron un
gran número de conflictos originados por las diferencias entre
españoles e indígenas. En Querétaro —cuya
población otomí había sido asimilada o relegada de las
tierras de mejor calidad por el empuje de la españolización del Bajío— hubo una rebelión en 1735 en
la capital de la provincia originada por la escasez de granos para la
población. Posteriormente, entre 1767 y 1785, los otomíes de
Toliman se lanzaron contra las haciendas vecinas que habían
despojado a la comunidad indígena de sus terrenos. La tensión
originada por la reocupación de las tierras que los hacendados
habían obtenido mediante la invasión de las tierras de las
comunidades desembocó en un nuevo conflicto en
la región de Toliman en 1806. Para
poner fin a la disputa, fue necesario que el Corregidor de Querétaro
interviniera y pusiera en prisión a los líderes de la
rebelión. Sin embargo, sólo dos años mas tarde la
violencia volvió a estallar en Toliman, y los indígenas
ocuparon nuevamente las tierras de que habían sido despojados[]
Siglos XIX y XX
Venta de artesania otomí en ElArenal (Hidalgo).
En general, los indígenas de México permanecieron indiferentes a
la Guerra de Independencia, sin embargo, en el valle del Mezquital varios
insurgentes consiguieron aliarse con los grupos otomíes de la zona, que
veían en la rebelión una manera de deshacerse del dominio de los
criollos y peninsulares, quienes se habían apropiado de grandes
extensiones de tierra en el valle y otras zonas del actual estado de Hidalgo
donde los otomíes estaban asentados. Eran otomíes quienes
apoyaron a Julian Villagran y a José Francisco Osorio, que
controlaron el norte de la intendencia de México durante varios
años al principio de la guerra. Al finalizar la guerra, el país
se vio envuelto en una serie de rebeliones internas que también
arrastraron a los pueblos indígenas. Las
reformas liberales de los gobiernos de Valentín Gómez
Farías y Benito Juarez ocasionaron la pérdida de la
personalidad jurídica que habían tenido las comunidades
indígenas durante la Colonia. La
aplicación de las leyes de desamortización de la tierra
provocaron un conflicto agrario en el norte del estado de México
—correspondiente en la actualidad al territorio de Hidalgo— desde
Huejutla hasta Meztitlan, protagonizado por las comunidades
otomíes y nahuas que se vieron despojadas de sus tierras.[28]
IDIOMA
Anuncio de bienvenida a Ixmiquilpan (Hidalgo), con una leyenda en otomí
que dice Hogä ehe Nts'utk'ani ('Bienvenidos a Ixmiquilpan'). En
el Valle del Mezquital —del que Ixmiquilpan es la
población mas importante— viven una gran parte de
loshablantes de otomí en la actualidad.
Artículo principal: idioma otomí
Las lenguas otomíes forman parte de la familia lingüística
otomangueana, una de las mas antiguas y
diversas del
area mesoamericana. De entre las mas de cien lenguas
otomangueanas que sobreviven en la actualidad, las lenguas otomíes
tienen su pariente mas cercano en el idioma mazahua, también
hablado en el noroeste y el poniente del estado de México.
Algunos analisis glotocronológicos aplicados a las lenguas
otomíes señalan el otomí se separó del idioma mazahua alrededor del siglo VIII de la era
cristiana. Desde entonces, el otomí se fragmentó en las lenguas
que se conocen actualmente.[]
La lengua nativa de los otomíes es el idioma otomí. En realidad,
se trata de un complejo de lenguas, cuyo número
varía de acuerdo con las fuentes consultadas. De acuerdo con el
Ethnologue del Instituto Lingüístico
de Verano, y con el Catalogo de lenguas indígenas del Instituto Nacional
de Lenguas Indígenas (Inali) de México, son nueve las variedades
de otomí.[30] David Charles Wright Carr propone
que son cuatro las lenguas otomíes. De acuerdo con la Comisión
Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México
(CDI), sólo el 50,6% de la población otomí habla la lengua
nativa de este grupo. En el año 1995, esta proporción
correspondía a un total de 327.319 hablantes de las lenguas
otomíes en toda la República Mexicana.[] El calculo
anterior corresponde a un calculo de la CDI en el que se pretende
incluir a los menores de cinco años que hablan otomí, que enlos
conteos de población mexicanos no son contemplados. De acuerdo con el I
Conteo de Población de 1995, los hablantes de otomí mayores de
cinco años sumaban 283.263 individuos, lo que representa una
pérdida de 22.927 hablantes en comparación con el Censo de
Población y Vivienda de 1980, cuando se registraron 306.190 hablantes de
lenguas otomíes.[]
La población hablante de las lenguas otomíes ha disminuido en los
últimos años. En cierta forma, esta reducción de los
hablantes de otomí se debe a la migración desde las comunidades
de origen y a la urbanización de su territorio
étnico, que les impone la necesidad de convivir con una población
exclusivamente hispanófona en su mayoría. La contacción de
la comunidad lingüística otomí también es resultado
de los procesos de castellanización a que han
sido sometidos todos los pueblos indígenas de México. La castellanización
de los indígenas en México se ha entendido por mucho tiempo como
un proceso sustractivo, es decir, que implica la renuncia al uso de la lengua
materna para poder obtener competencia lingüística en la lengua española.[] La castellanización de los indígenas se
presentó como una alternativa para integrar a los indígenas a la
cultura nacional mexicana y para mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo,
los programas de educación indígena en lengua española han
sido desacreditados por los críticos porque implican, por una parte, la
pérdida de la lengua nativa y, por otro lado, no han servido para
mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas
[