1. El historiador y su contexto
Leonardo Castagnino oriundo de la provincia de La Pampa, Bachiller e Ingeniero Civil.
Autodidacta en Historia Argentina, particularmente en el
período de la Confederación Argentina de Juan Manuel de Rosas.
Colaborador en publicaciones y paginas de Internet en temas relacionados
con historia.
Editor de la pagina de Internet La Gazeta Federal (www.lagazeta.com.ar)
dedicada a la Historia Argentina, incluyendo acontecimientos históricos,
biografías, reseñas, efemérides y cronologías
históricas, artículos y relatos sobre hechos poco difundidos por
la historia oficial, anecdotarios, etc.
Autor del libro “Juan Manuel de Rosas, sombras y
verdades”, recopilación histórica publicada por Editorial
Fabro en 2009. El subtítulo se inspira en una frase del personaje estudiado:
“Llegara el día en que desapareciendo las sombras solo
queden las verdades, que no dejaran de conocerse por mas que
quieran ocultarse entre el torrente
oscuro de las injusticias”.
También autor de las siguientes obras:
- “Guerra del Paraguay. La Triple Alianza contra los paises del Plata”.
Este libro incluye una reseña histórica de las actitudes
colonialistas de las potencias de la época, las intrigas previas y las
causas de la guerra, el desarrollo de los hechos militares y sus consecuencias.
- “Juan Manuel de Rosas. La ley y el
orden.”
No sé qué circunstancias lo impulsaron hacia la Historia, eso se
lo preguntaremos a él, pero leyendo su obra se evidencia su preferencia
por escritores del
pensamiento popular y nacional. Y el resultado es un
relato de la OtraHistoria, la de los derrotados, la que no contó la
historiografía liberal.
Sombras y verdades, Verdad histórica, Otra historia, son expresiones que
hacen alusión al hecho que Rosas apareció como figura central de
una corriente historiografica, el Revisionismo, en la primera mitad del
siglo XX, corriente que quebró la hegemonía de la Historia
Oficial o Liberal o Mitrista, mostró sus fisuras, develó
situaciones ocultadas o simplemente omitidas por los que escribieron la
historia de los vencedores de Caseros.
2. ¿Por qué hablar de Corrientes
historiograficas?
Por lo antedicho es que considero oportuno hablar de las corrientes historiograficas
argentinas, no como simple curiosidad académica sino por las profundas
huellas que dejaron en el imaginario colectivo, porque supieron constituir
parte del “aparato de pensar los pensamientos” de los argentinos.
Esta es la importancia fundamental de la Historia: Condiciona nuestro modo de
analizar el presente, de imaginar nuestro futuro como país.
Arturo Jauretche lo explicaba muy bien en “La
falsificación como política de la
historia” (cap.1 de Política Nacional y Revisionismo
Histórico”, Bs As, Ed. Peña Lillo, 1975):
“Para una política realista la
realidad esta construida de ayer y de mañana, de fines y de
medios, de antecedentes y de consecuentes, de causas y concausas.
Véase entonces la importancia política del conocimiento de una
historia auténtica, sin ella no es posible el conocimiento del presente,
y el desconocimiento del presente lleva implícita la imposibilidad de
calcular el futuro, porque el hecho cotidiano es uncomplejo amasado con el
barro de lo que fue y el fluido de lo que sera.”
3. La Historia como
parte de lo cotidiano (desde lo vivencial).
La Historia que conocí en mi transcurso escolar primario (fines de los
’60 y principios de los ’70) fue la de la Historia Oficial, Liberal
o Mitrista: historia de próceres y héroes que no tenían
debilidades ni dudas, que siempre supieron qué convenía a este
país y ademas sabían cómo hacerlo. En casa
había una versión negativa de Sarmiento –por aquello de no
economice sangre de gaucho- y de Urquiza –por traidor- pero mas
emotiva que argumentada y ademas “la verdad” en estos
asuntos la tenía la escuela.
En el colegio secundario (1974-78) descubrí con entusiasmo a los
caudillos, las montoneras federales, Quiroga, Juan Manuel de Rosas. Por poco tiempo, porque el Proceso los hizo desaparecer.
Como maestra encontré a Rosas en dos efemérides: en los 31 de
marzo (1839) en la Batalla de Pago Largo era el tirano sangriento a quien
obedecía Pascual Echague, y los 20 de noviembre (1845) en la Vuelta de
Obligado era el defensor de la soberanía nacional.
Como habitante de esta ciudad, lo encontré tras el ocultamiento de la
fundación de Paso de los Higos en 1829 bajo el gobierno del federal
Pedro Dionisio Cabral y la celebración de la creación del
departamento de Monte Caseros en 1855.
Es que la difusión de la historia oficial como verdad absoluta desde las últimas
décadas del
siglo XIX fue tan exitosa, que aún hoy se enseña en las escuelas.
Como dice Norberto Galasso: “No
extrañe, entonces, que muchos argentinos de hoy no sepan quiénes
son,ni en qué lucha insertarse, ni qué
gestas del
pasado continuar y concluya en el desanimo, en la indiferencia”.
Es que desconocer la propia Historia es carecer del instrumental de analisis del presente.
4. ¿Quiénes elaboraron estas versiones de la Historia?
Las corrientes historiograficas argentinas se
pueden clasificar en:
- Historiografía decimonónica - liberal – mitrista que
originó la Nueva escuela histórica
- Revisionismo, en el que se identifican distintas etapas e ideologías
. rosista 1930/1945
. forjista antes de 1945
. enfrentamientos peronistas- antiperonistas 1945/
1955
. peronista 1955/1976
. de la izquierda nacional desde fines de los
’60
- Historia social
¿Cuales son sus
características?
- La Historiografía decimonónica que originó la Historia
Oficial.
La historiografía argentina comienza en la 2da mitad del siglo XIX con
un grupo de intelectuales que socializaron su obra historiografica en
redes personales y circuitos político- culturales de la elite:
- Los relatos fundacionales fueron la Historia de Belgrano (1859) y de San
Martín(1877) escritos por Bartolomé Mitre y la Historia de la Rca
Argentina escrita por Vicente Fidel López. Ambos polemizaban sobre el
modo de abordar la historia y de esas polémicas triunfó la
posición de Mitre a tal punto que los
siguientes historiadores se adscribieron a su línea.
Los textos historiograficos del siglo XIX se caracterizan por:
-La minuciosidad extrema en detalles facticos, la búsqueda de
respaldo en los detalles.
-La crítica sistematica con el objetivo de adquirir
autoridadintelectual desacreditando al oponente para construir su propia
legitimidad como
historiadores.
-El discurso histórico narrativista, acontecimental.
-La discusión metodológica entre Mitre y López (1881/83) y
Groussac (1897/1916), terminó funcionando como
un esquema de ajuste del conocimiento
histórico a partir del cual comenzaron
a identificarse criterios de construcción del discurso sobre el pasado:
1-Documentos (pruebas materiales de una narración).
2-Perfectibilidad y provisionalidad del texto historiografico.
3-Crítica hermenéutica (previa) del documento;
fijar criterios de crítica documental y de selección de fuentes.
Ellos crearon la Historia Oficial, la que siempre nos contaron y nos
enseñaron, la que escribieron los vencedores de las guerras civiles del
siglo XX: oligarquica, porteñista, liberal en lo
económico, conservadora en lo político, anticriolla, la historia
de aquellos cuyo proyecto de país estaba resumido en el dilema
sarmientino CIVILIZACIÓN (lo europeísta- porteño) o BARBARIE
(lo criollo- provinciano).
Para ellos civilizar fue desnacionalizar: sustituir a los habitantes criollos,
gauchos, indios y mulatos que no servían para su proyecto
“civilizador” por inmigrantes europeos; descalificar lo
autóctono y admirar lo extranjero; no se trataba de hacer un país
para las grandes mayorías sino para los poderosos; se estableció
así una condición esencial de la dependencia argentina de
intereses ajenos a los nacionales en complicidad con la dirigencia
económica y política.
Otros historiadores de fines del
siglo XIX y principios del XX: José María RamosMejía, Juan
Alvarez, Juan Agustín García, Joaquín V. Gonzalez, y dos
autores que no generaron una tradición histórica pero que son
considerados precursores del
revisionismo: Adolfo Saldías y Ernesto Quesada (ambos investigaron y
escribieron sobre Rosas y su tiempo (1883 y 1898).
• Nueva Escuela Histórica: Proceso de profesionalización a
principios del
siglo XX.
La profesionalización de la tarea de los historiadores en Argentina se inició a principios del
siglo XX, con un grupo heterogéneo de historiadores a quienes (en 1916
Juan Agustín García) se denominó “Nueva Escuela
Histórica”.
Entre ellos se encontraban: Luis María Torres, Emilio Ravignani, Diego
Luis Molinari, Rómulo Carbia, Ricardo Levene, Narciso Binayan.
No tenían formación profesional específica (con
excepción de Carbia), pero fueron los creadores de la
historiografía profesional en la Argentina. Para ello
-Crearon espacios institucionales: la Sección de Investigaciones Históricas
creada en 1905 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA (Ravignani
fue su director a partir de 1920) se convirtió en Instituto en 1921; y
La Junta de Historia y Numismatica Americana creada en 1893 (Mitre fue su
1º presidente, y Levene desde 1927) se convirtió en Academia
Nacional de la Historia en 1938, publican la Historia de la Nación
Argentina en 10 tomos de los que abrevaron los manuales escolares.
-Había una clara articulación entre
practicas hitoriograficas y política: la Academia nucleaba
a los conservadores y el Instituto a los radicales.
-Fomentaron la formación de historiadores con la apertura
deprofesorados.
-Sostuvieron publicaciones que adjudicaron a la historia un
caracter científico y un lugar importante en la formación
de la conciencia nacional.
Competían por obtener la hegemonía, pero tuvieron en común
la forma de entender el oficio de historiador, sentaron las bases de las reglas
del oficio con la
búsqueda de documentos y el uso sistematico del método de la crítica documental.
Y el contenido de su obra fue la Historia Oficial convertida
en Política de la Historia. • Revisionismo
Contra esa versión surgió el Revisionismo histórico
Buscando sus características distintivas, Alejandro Cattaruzza considera
que los revisionistas son un grupo de intelectuales que intervienen en el
encuentro entre cultura (en la que incluye a las instituciones
historiograficas) y política, sin posicionamientos uniformes. Desarrollaban sus actividades en función de “cambiar
la versión dominante del
pasado argentino por otra, mas verdadera y mas adecuada a los
intereses nacionales”.
Identifica etapas:
• en los años ’30 el revisionismo rosista, en 1938 fundan el
Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas y publican
revistas y el boletín del instituto. Sus
representantes son Julio y Rodolfo Irazusta, Carlos Ibarguren, Ernesto Palacio,
Manuel Galvez.
• entre 1945 y 1955 el peronismo provocó
conflictos internos, y las aguas se dividieron en peronistas y antiperonistas.
• entre 1955 y 1973 el revisionismo peronista, en 1957 Perón
publica “Los vendepatria” y adhiere al revisionismo. Y el revisionismo se peroniza. Sus representantes son Arturo
Jauretche, JorgeAbelardo Ramos, Manuel Galvez, Fermín
Chavez, José María Rosa, Juan José Hernandez
Arregui, Ortega Peña.
• Desde fines de los ’60 y principios de los ‘70 el
revisionismo socialista que recibe aportes de la izquierda nacional integrando
la perspectiva marxista al revisionismo (con Jorge Abelardo Ramos, Rodolfo
Puiggrós, Norberto Galasso y Eduardo Astesano).
Es la época de gloria del revisionismo, se enseña
en las universidades; esta etapa termina en 1976 con el golpe de Estado.
• Pacho O’Donnell dice que asistimos a un
nuevo empuje del revisionismo al que algunos
llaman neo-revisionismo a partir de la crisis del 2001, que despertó en muchos el
interés de comprender el presente a partir de una historia nacional,
popular, que no deforme ni retacee. Se encuentra en este
grupo, junto a Eduardo Luis Duhalde, Hugo Chumbita, Daniel Balmaceda.
Los representantes de cada etapa figuran a modo ilustrativo, ya que varios
pueden clasificarse en mas de una de ellas.
En síntesis, desde sus inicios pueden detectarse un “revisionismo
de derecha” y un “revisionismo de izquierda”, el primero pone
el énfasis en el Rosas del orden, defensor de la soberanía; el
segundo en la igualdad de clases, el nacionalismo, el sufragio,
características que en opinión de José María Rosa
hacían que “el gobierno de Rosas pueda llamarse socialista”.
J.J. Hernandez Arregui en su “Imperialismo y Cultura” dio
una nómina de revisionistas señalando que a “algunos no les
gusta verse en la misma lista”: Scalabrini Ortiz, Jauretche, Doll, Cooke,
los hermanos Irazusta, Ibarguren, Palacio, Castellani, José
MaríaRosa, Puiggros, Astesano, Ugarte, Spilimbergo, Ramos.
Para los claustros de la universidad, es decir para los historiadores
de la Historia Social, el revisionismo “es mas un objeto de
estudio que un interlocutor”.
Rasgos que permiten identificar una versión revisionista:
Jorge Oscar Sulé, académico de número del Instituto
Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, afirma que
se esta en el Revisionismo Histórico cuando se han detectado tres
factores:
1) El factor externo proyectandose sobre nuestro país y no con
fines benéficos.
2) El pueblo que defiende el patrimonio nacional espiritual y material;
encontrando los jefes que lo interpretan.
3) Minorías con poder económico, político, cultural y
social que juegan de espaldas a los intereses argentinos.
Los historiadores pueden poner el acento en uno u otro factor, pero, siempre
que adviertan los tres mencionados, ya estan en el Revisionismo
Histórico, aunque esto no implica un mismo
comportamiento político.
El Revisionismo esta acusado de tener fines políticos -pero los
que lo acusan también los tienen- y de no haber
hecho aportes metodológicos a la historiografía. Su principal
aporte es la CRÍTICA HISTÓRICA, valida para la obra de
cualquier corriente historiografica, porque lo que develó el
revisionismo es que la Historia Liberal implementó una Política
de la Historia que no se limitó a una interpretación del pasado
sino a educar a las nuevas generaciones con esa interpretación como
verdad absoluta, y para ello se volcó a los manuales escolares, a
efemérides, a nombres de pueblos, calles,plazas.
Creó un modelo para pensar(nos) favorable a la
elite vencedora y lo impusieron.
• Historia Social.
A mediados de la década del ’50 un grupo de cientistas sociales de
diferentes disciplinas (historia, sociología, economía)inician
una renovación de la historiografía argentina en dos aspectos:
enfoque interdisciplinario para actualizar los estudios históricos y
construcción de un perfil profesional competitivo (crean centros de Investigación
el Instituto Di Tella y el IDES Instituto de Desarrollo Económico
Social; publican revistas especializadas y dos compilaciones “Argentina
Sociedad de Masas” (1965) y “Los Fragmentos del Poder”
(1968). Dejan el discurso narrativo por el analítico;
desaparece el discurso polémico; abandonan la historia de hechos
(acontecimental) por la historia de procesos, los protagonistas individuales
por el colectivo social. Hacen historia
política buscando explicaciones desde la historia económica y
social. Es la historiografía académica
actual, se hace desde la universidad.
Los iniciadores de esta corriente fueron José Luis
Romero y Gino Germani. Otros representantes: Alberto Ciria, Guido Di
Tella, Tulio Halperín Donghi, Roberto Cortés Conde, Aldo Ferrer.
Los resultados no implican cambios muy importantes en la interpretación del
pasado. Entre los historiadores de esta corriente esta
mal visto manifestar sus elecciones partidarias o ideológicas, aunque
algunos no lo pueden ocultar.
Según N. Galasso, con el golpe militar de 1955 que sepultó al
revisionismo y a sus representantes, la Historia Oficial se recicló
rebautizandose como HISTORIASOCIAL, que incorporó criterios y
técnicas actualizadas en un cambio cosmético. Lo confirma uno de
sus principales ideólogos, T.Halperín Donghi, al afirmar (en
“Ensayos de historiografía”) que esta corriente se
proponía “ilustrar y enriquecer pero cuidando de no poner en
crisis a la línea tradicional”.
En síntesis, según la corriente historiografica a la que
se adscriba, Juan Manuel de Rosas fue:
- un tirano que gobernó mediante métodos despóticos,
instaurando un régimen de terror e intolerancia política,
responsable de numerosos asesinatos políticos, el gobernante que
obstaculizó el arreglo constitucional del país;
- un hacendado y agricultor progresista, un líder aclamado por los
sectores mas pobres de la población, un gobernante sagaz que supo
comprender la necesidad de pacificar el país antes de organizarlo
constitucionalmente, un defensor de la soberanía nacional frente a las
agresiones de las potencias europeas mas poderosas.
Resulta muy interesante que historiadores académicos actuales (quiero
decir con formación disciplinar y metodológica), en nuevos
analisis de este personaje y período
histórico, llegan a conclusiones similares a una u otra versión. Es
que la historia es siempre una versión, una interpretación, y como dice José Pablo Feinmann:
“Hay tantas interpretaciones de nuestro pasado histórico como proyectos
políticos en vigencia coexisten en nuestro presente.”
5. La obra: JUAN MANUEL DE ROSAS. Sombras y Verdades.
Momento histórico de su aparición. Objetivos del libro.
Este libro: “Juan Manuel de Rosas, sombras y verdades” fue
editadoen 2009. Resulta interesante observar el momento en que se
publicó, ya que el contexto histórico siempre –de alguna
manera- se hace texto en las acciones, palabras y pensamientos de quienes lo
vivenciamos: desde lo que se llamó el “conflicto del campo”
se reinstaló el debate político en la sociedad argentina, y se
develaron posicionamientos ideológicos y emotivos que nos remiten a la
Argentina de mediados del siglo XX.
El historiador Tulio Halperín Donghi dice:
“Cuando surgen nuevos conflictos, todo el pasado también se eriza
de nuevos conflictos.”
No es casualidad que don Juan Manuel, calificado de “tirano sangriento”
por unos y ensalzado como “defensor de la soberanía” por
otros, haya regresado bajo forma de libro en el 2009.
Desde la formación universitaria se defiende una
neutralidad académica a la que no quieren llamar
“objetividad” por saberla imposible. Se aboga por
métodos y técnicas con cuya implementación se
llegaría al nivel de cientificidad requerido para ser un
“historiador serio”, aceptado, reconocido por los popes de la
historiografía de nuestro país. Pero al leerlos, sin embargo, se
hacen evidentes sus recortes, sus omisiones, sus elecciones ideológicas
en definitiva que, a su pesar, los emparenta con historiadores liberales o
revisionistas o marxistas. Es que no hay técnica ni
método que anule la subjetividad.
Leonardo Castagnino, el autor, ha recopilado documentos, testimonios y citas de
historiadores que investigaron y escribieron sobre Juan Manuel de Rosas, de
manera tal de contribuir a la difusión de lo
que considera “la verdad histórica”sobre Rosas. Él
mismo afirma en el prólogo que este trabajo no
pretende ser una “investigación histórica” ni una
“historia de Rosas”, ni una “historia de la
Confederación”, sino un aporte a la misma. Agrupó
documentos de manera tal que de ellos se deduce la
personalidad del
“Restaurador de las Leyes”.
Este Rosas que nos presenta Leonardo Castagnino no es solamente una
construcción histórica de una figura del pasado, es el posicionamiento
ideológico del autor, y por lo tanto,
un instrumento de observación y de reflexión sobre la
política del
presente.
No hay posturas inocentes ante Rosas: la interpretación que se realice
de este personaje y sus acciones posiciona al
intérprete no solamente respecto al pasado, a la historia, sino al
presente, a la elección ideológica y política actual. Esta
cuestión no menor, aparece velada en la interpretación de algunas
corrientes
historiograficas. No es el caso del
Revisionismo, ni de Castagnino, autor de este libro.
Hipótesis o tesis que se propone demostrar:
Juan Manuel de Rosas, llevado al poder por la necesidad de las difíciles
circunstancias que vivía Buenos Aires, investido por la Legislatura con
facultades extraordinarias, apoyado mayoritariamente por las clases bajas, tuvo
genio y firmeza para defender a la Patria de enemigos internos y externos. Sus
adversarios, mayoritariamente hombres de la clase alta,
se unieron incluso a extranjeros para sacarlo del poder. Vencido en Caseros, partió al
exilio. Los vencedores de Caseros se encargaron de borrar de la
historia toda referencia sobre Rosas, el período rosista no existía
enla historia. Saldías, hijo de unitarios se propuso investigar
sobre el tema, accedió al archivo personal que Rosas había
llevado consigo a Inglaterra. El resultado fue la
“Historia de la Confederación”, que mereció el
reproche de Mitre por no “mantener los viejos nobles odios”, el
libro fue condenado al silencio y Saldías sufrió el desdén
y el aislamiento (como lo expresara Milcíades Peña “Errar
es humano, mentir es mitrista”).
Pero puesto Rosas en el tapete, los historiadores liberales se ocuparon de
crear la imagen del Tirano sangriento y ésta
fue la historia que se impuso a generaciones de argentinos antes y
después de que surgieran los historiadores revisionistas.
Dos líneas enfrentadas a lo largo de la
Historia Argentina,
dos ideologías, dos proyectos de país. Rosas es la figura que
ejemplifica el antagonismo: sus características personales,
políticas, y las del período
histórico que protagonizó fueron tergiversadas intencionalmente
por la historiografía oficial liberal que escribió la
versión de los vencedores.
Marco teórico desde el que se analiza el tema:
Castagnino parte de la narración de acontecimientos empleando fuentes
primarias y secundarias para analizar la personalidad de Rosas; exalta al
personaje que llevó adelante una empresa política nacional y
popular para contextualizarlo como
un conductor emergente de una situación política y social.
Estructura de la obra:
. El libro consta de prólogo y catorce
capítulos. Cada capítulo esta
dividido en subtemas. Y en ellos aborda cuestiones tan variadas como el
nacimiento, la actuación en las invasionesinglesas, su boda, fortuna
personal, su casa, la honestidad en el manejo de los dineros públicos,
su trato con los indios, su apariencia, vestimenta y trato, astucia, popularidad,
su picardía, su intervención en el tema de Malvinas, su
actuación política respecto a los opositores, sus consideraciones
sobre la Constitución, la agresión extranjera, las implicancias
de la batalla de Caseros, el exilio, las opiniones de detractores y de
admiradores.
El libro se ocupa así de cuestiones frecuentadas y de
otras no tratadas en los libros de historia.
Fuentes:
Las fuentes consultadas por el autor estan rigurosamente citadas en
forma inmediata al parrafo correspondiente. Y al final de cada
capítulo hay una breve referencia de cada autor y obras mencionadas.
Para el desarrollo de su libro, Castagnino recurre a fuentes primarias (cartas,
documentos oficiales, manifiestos, decretos, memorias de protagonistas del período
analizado, textos publicados en periódicos de la época), y nos
acerca las ideas, los sentimientos, las voces de Rosas y de sus aliados y
adversarios a través de citas textuales.
En cuanto a fuentes secundarias: cita obras y autores de la talla de Manuel
Galvez, José María Rosa, Fermín Chavez,
Ernesto Palacio, Leopoldo Marechal, Pacho O’Donnell.
Transcribe fragmentos, recurre a la cita permanente de fuentes
primarias y secundarias, para luego sustentar su punto de vista a medida que va
elaborando conclusiones parciales respecto a cada subtema planteado.
CONCLUSIÓN
El estilo es narrativo, relata minuciosamente hechos políticos y
anécdotas. Exalta alprotagonista y otros personajes, y los
relaciona con grupos políticos, sectores ideológicos, clases
sociales y los intereses económicos, sociales y políticos
subyacentes.
Ameno, planteando conflictos políticos y situaciones de la vida
cotidiana de don Juan Manuel, el autor involucra
emocionalmente al lector en su relato.
Profusamente documentado, con un lenguaje simple y
directo, el autor manifiesta claramente su elección y posicionamiento
ideológico desde el inicio de la obra y lo ratifica en cada subtema.
Logra el objetivo que plantea en el prólogo: contribuir, aportar a lo que considera “la verdad histórica”
sobre Rosas, sobre su personalidad y sus acciones en el ambito
público en una época de las mas tumultuosas y por ende
polémicas de nuestro pasado.
Como todos los que nos apasionamos en el estudio de la Historia Argentina,
analizando elementos que nos permitan comprender a la vez que construir la
historia de nuestro país, creo que Leonardo Castagnino busca a la vez
transferir esa valoración del pensamiento nacional y popular a hechos y
personajes de la construcción presente de la historia cotidiana.
Aportes
Es meritoria la honesta toma de posición del autor y la utilización de recursos
estilísticos que facilitan la comprensión de los lectores para
que la Historia sea finalmente herramienta del pensar, dadora de sentido. Produce el
empoderamiento de la historia por lectores no especializados, que pueden
identificarse con protagonistas y momentos del pasado a la vez
que sentirse parte de una historia en construcción. Enorme
mérito, porque si la producción no esaccesible a un lector no especializado, se condena a la Historia al
depósito de objetos inútiles que se guardan por si alguna vez
hiciera falta.
El aporte de esta obra es poner en evidencia que, en la interpretación del pasado hierven concepciones
ideológicas contrapuestas, como las que
disputan en la política del
presente.
Fiel a los lineamientos del revisionismo, establece la existencia de una
secuencia de hechos y procesos que, aunque aparentemente interrumpidos, son la
continuidad de la larga confrontación entre dos proyectos
antagónicos de país, sus victorias y sus derrotas.
Leonardo Castagnino, en esta obra, tiene la virtud de su coherencia
ideológica y de propósitos y la de su honestidad intelectual: el
personaje y el proceso investigado, las fuentes
compiladas, tienen siempre el propósito de ofrecer la
construcción del
pasado oculto por la Historia Oficial.
Profusamente documentado, cita a mas de sesenta (60)
autores para sustentar su analisis. Su obra evidencia a un hombre
que, ademas de ejercer la profesión que eligió, se permite
desarrollar sus inquietudes intelectuales y con interés por comprender
los complejos vaivenes de nuestra sociedad y de nuestro país, lo que en
estos tiempos en que se alienta la frivolidad, la futilidad, la
irreflexión, resulta gratificante y esperanzador.
Si consiguiéramos contagiar y despertar similares inquietudes en muchos
jóvenes profesionales, si intentaramos contagiar este
interés histórico a los no especialistas , tal vez
podríamos recuperar aquella forma de ser pensantes de nuestros mayores
(que sabían una historia noescolarizada, que sospechaban de las
versiones institucionales porque conocían o intuían la estrecha
relación historia pasada- política presente) y comenzar a
recuperar para la construcción social de lo cotidiano a quienes
estan siendo seres pensados (repetidores de opiniones) por los medios de
comunicación masiva.
Para lograr esa comunidad de pensantes y no de
pensados mucho tiene que hacer la educación sistematica, pero no
sera suficiente sin el acompañamiento de los medios de
comunicación, de las familias, de las instituciones del
Estado, de la comunidad que es la que educa en definitiva.
Para terminar, una anécdota: Después de Caseros (1859), cuando en
Buenos Aires se debatía la posibilidad de hacerle un juicio a Rosas, el
diputado Emilio Agrelo propuso que no hubiera posibilidades de revisión,
dijo:
“No podemos dejar el juicio de Rosas a la historia ¿Qué
diran las generaciones venideras cuando sepan que el almirante Brown lo
sirvió?¿Que el General San Martín
le legó su espada? ¿Que grandes y poderosas
naciones se inclinaron a su voluntad? ¡No, señores
diputados! ; debemos condenar a Rosas y condenarlo en
términos tales que nadie quiera mañana intentar su
defensa”.
Agradezco entonces a los revisionistas que asumieron esa defensa, el relato de
la Otra Historia, y a Leonardo Castagnino por continuar su difusión a
través de su obra,
Graciela E. Sarabia
Monte Caseros, Corrientes, 30 de abril de 2010
(*) Graciela Elvira Sarabia
Nació el 13 de enero de 1961 en Curuzú Cuatia (provincia
de Corrientes).
Es montecasereña por adopción, ya que su
familia setrasladó a nuestra ciudad en 1962.
Cursó sus estudios primarios en la escuela Nº 88
“Del Centenario” y sus estudios secundarios en el viejo y querido
Colegio Nacional “Ramón J. Carcano”.
Es Profesora Para la Enseñanza Primaria, egresada de la Escuela Normal
“Ramón J. Carcano”, Profesora en Historia egresada
del Instituto Superior del Profesorado “Pbro. Ramón Alfredo
Meyer”, Operadora en Psicología Social egresada del
Instituto Superior “San José”
de la ciudad de Corrientes.
Actualmente cursa el último año de la Licenciatura en Historia en
la Universidad Nacional del Nordeste.
Desde 1998 y hasta 2002 fue redactora - colaboradora de la
revista local “Antorchas”.
Su trabajo de investigación bibliografica
“EL SINDICALISMO ARGENTINO. Historia del movimiento obrero
argentino desde sus orígenes hasta su acceso al poder” fue
publicado en trece números de la revista Octubre, mensuario del
Partido Justicialista, desde noviembre de 1999 hasta febrero de 2002.
Se desempeñó como maestra de grado en la Escuela
Parroquial “Pbro. Juan Perelló” durante
quince años. Allí proyectó y
coordinó el trabajo de investigación realizado junto a sus
alumnos de 7º grado de la promoción de 1997 “JUAN
PERELLÓ FERRER. Un ejemplo de vida”
publicado en agosto de 1998.
Desde 1999 ejerce como profesora en el Colegio de Educación Secundaria
de Labougle y desde 2001 en el Colegio Secundario de Colonia Libertad.
Fue dos veces electa Concejal de nuestra ciudad.
Directora de Cultura durante un breve período
intermedio.
Es miembro de la Junta de Estudios Históricos Monte Caseros.