POLÍTICA AGROECOLÓGICA
A AG RO E C O L O G Í A
EN LA SOBERANÍA AGROALIMENTARIA VENEZOLANA
In Memoriam:
A la memoria de los campesinos, trabajadores y luchadores del campo, quienes en
Venezuela han ofrendado sus vidas por la transformación de las relaciones de
producción, para encontrar una auténtica y originaria soberanía
agroalimentaria.
A los campesinos de la Patria Grande y a quienes han de servir de inspiración,
las luchas de los valientes trabajadores del campo; caídos por las
manifestaciones de salud y vida que sus manos producen; en la exaltación de su
condición humana, que trasciende su modo de vida y producción al mundo de los
afectos; construyendo unas nuevas relaciones sociales para el campo con la
solidaridad inï¬nita y que nos permita alcanzar la soberanía agroalimentaria.
A manera de introducción
La agroecología nos está proporcionando desde los principios de nuestra
humanidad los fundamentos cientíï¬cos que la agricultura social del siglo XXI está
requiriendo. Desde las latitudes tropicales del globo terráqueo, la agroecología nació
donde se originaron las agriculturas sustentables, las cuales nos han brindado
sistemas de producción de alimentos, abundantes conocimientos, símbolos y
rituales que en algunas sociedades agrícolas de hoy todavía se mantienen como manifestaciones
culturales, religiosas y sociales. La agroecología ha servido para regular las
prácticas o técnicas sobre el manejo de los suelos, cultivos y aguas en sus
sistemas de producción. Por estos tantos conocimientos originarios se reconocen
los valores y la evolución de la etnociencia que integrados a las técnicas
ejecutadas a las particularidades agroecológicas locales se evidencian muy
identiï¬cadas por las diferentes condiciones agroecológicas y de biodiversidad
muy propias del
entorno tropical. Son varias las dimensiones de los distintos
conocimientos indígenas y/o tradicionales, las cuales conforman una
racionalidad ambiental sobre el
conocimiento adquirido y la percepción sobre lo más útil para adaptar y después
evolucionar y trasmitir dichosconocimientos de generación en generación a
través de la práctica y la oralidad. En los
agro-ecosistemas productivos la racionalidad ambiental de nuestras
civilizaciones ancestrales se expresa en conocimientos etnográï¬cos y agronómicos.
De sus visiones cosmobiológicas sobre la preservación de los
agroecosistemas y de la producción agrícola, social y cultural se produce una
identidad e integralidad interna de una cultura en coherencia a sus prácticas
sociales y productivas relacionadas con los procesos naturales de su entorno.
Los conocimientos de las etnias indígenas sobre suelos,
clima, vegetación, animales y ecosistemas, suelen traducirse en estrategias
multidimensionales de producción (por ejemplo ecosistemas diversiï¬cados con múltiples
especies y estas estrategias generan (dentro de ciertas limitantes técnicas y
ecológicas) la autosuï¬ciencia alimentaria de las familias rurales de la región.
(Toledo-1985). Altieri (1996) señala otros aspectos de
los sistemas tradicionales de producción y sus conocimientos son importantes
para la agroecología: los conocimientos sobre
el medio físico; las taxonomías biológicas folklóricas (o sistemas nativos de
clasiï¬cación); el conocimiento sobre prácticas de producción y la naturaleza
experimental del
conocimiento tradicional. Como se observará
más adelante la agroecología tiene sus raíces enlas ciencias agrícolas, en el
movimiento ambiental, en investigaciones sobre la agricultura tropical y en los
estudios sobre desarrollo rural (Hecth, 1996).
Desde los movimientos sociales
El sentido y carácter político de la agroecología comienza a reconocerse en la
década de los años 70 del siglo pasado cuando convergen momentos y espacios
históricos en las luchas libertarias por los movimientos sociales, que desde la
dimensión ambiental protestan por la producción y consumo de alimentos con un
alto aprovechamiento biológico no contaminados con “agrotóxicos”. Este
cuestionamiento radical enjuicia el carácter del desarrollo cientíï¬co-tecnológico agrícola
que desde la década de los años 50 ha venido siendo impuesto por los centros de
producción del conocimiento; de investigación
y desarrollo; de institutos y universidades; como también de los centros de ï¬nanciamiento
para el desarrollo agrícola. La lógica cientíï¬co-técnica de la agricultura
agrotóxica tiene su máxima expresión en la ciencia agronómica, hija de la
revolución verde nacida en los años 50 del siglo pasado. Esta ciencia
consolida y basa su desarrollo en el mejoramiento genético de las semillas
híbridas; en el monocultivo; en la intensa mecanización; en el uso indiscriminado de los agrotóxicos y el apoyo del capital mixto
transnacional. Todo ello para cumplir11
con su condición de dominación productivista, rentista y acumulativa de los
productos y sub-productos agrícolas. Creando otras formas de
producción social y de relaciones sociales. Desde esta agricultura
acaudalada y capitalizada se planteaban serias reflexiones sobre los impactos
secundarios que los agrotóxicos generarían al ambiente y a los alimentos,
especialmente en el uso y aplicación de los
insecticidas y pesticidas. (Carson, 1964 y Núñez 2006-a).
Entonces, surge y se mantiene en nuestras sociedades un
problema de salud pública al ingerir alimentos contaminados, lo cual refleja
otra dimensión de la problemática agroambiental. Ver Cuadro # 1
Cuadro # 1 La Agricultura, Los Agrotóxicos y la Salud Pública en Venezuela
Padecimientos y enfermedades Labios Leporinos* Columna Epidíï¬ca Problemas
Tubo Neural(descerebrados) Abortos* Insuï¬ciencia Renal* Cáncer en el estómago
Disfunciones sexuales Envenenamientos volunta. e
involuntarios Farmatransgénicos Localidades o Estados Sur de Anzoátegui,
Barinas, Guárico, Portuguesa y Táchira. Pueblo Llano y
Mérida. Quibor (Lara) y Pueblo Llano. Quibor (Lara). Mérida. Mérida y Táchira. En todos los
sectores de actividad agrícola. En todos los sectores de actividad
agrícola.Fuente: Elaboración propia en Núñez 2006S. (*) Se
tienen estadísticas. Es importante resaltar que desde el inicio de la Revolución
Industrial a la fecha, se han creado más de 110 mil
sustancias químicas y al menos 80 mil son usadas hoy en día. Cada año unas dos
mil entran al mercado y el ambiente, así que estamos rodeados: en los
vegetales, las carnes, los productos de limpieza, insecticidas y plásticos, de
una forma u otra todos estamos en contacto con químicos
peligrosos. El caso de los pesticidas es especial: en su libro “Este momento en
la tierra” el senador John Kerry y su esposa Teresa Heinz Kerry señalan que el
Instituto de Cáncer de EEUU considera que la exposición de niños a pesticidas
podría se causante de leucemia, tumores y sarcoma. Antes de
los seis años el sistema nervioso no se desarrolla completamente y los
pesticidas son compuestos neurotóxicos que los niños no excretan con facilidad
pues sus riñones son inmaduros. Un estudio de la Universidad de
Washington en el 2003 encontró que los niños que consumen una dieta de
alimentos orgánicos tienen seis veces menos pesticidas en sus cuerpos que
aquellos que consumen una dieta convencional. ( Bravo,
2007). En efecto la crisis de la agricultura agrotóxica convencional se ha
sustentado por el uso extractivo y la contaminación de los recursos naturales,
por lotanto, no cumple con las más elementales leyes de la naturaleza,
haciéndose insostenible energéticamente por cuanto en el uso de sus medios de
producción es subsidiada y dependiente para su funcionamiento del fósil petróleo.
En los años 70 concurría el histórico embargo petrolero y los aumentos en los
precios del
mismo. La agricultura se presentaba como un problema energético para la
sociedad consumista y despilfarradora de recursos.
Por el auge de los movimientos sociales ambientalistas con su beligerancia y su
continuo accionar de lucha, provoca a la academia a cursar investigaciones
alternativas referentes al mejoramiento de las bases materiales de los medios
de producción de la agricultura convencional como lo es la
energía. Pero muy pocos investigadores asumieron el digno desafío de tal magnitud y los que lo hicieron nos abrieron las brechas
para que la agroecología continuase en su propio desarrollo como veremos más adelante. Una de las
clásicas y referentes investigaciones en el área de la energía y agricultura ha
sido la de (Pimentel 1979), quien demostró que por cada kilocaloría alimentaria
obtenida en un enlatado de maíz y un pedazo de carne de 140 gramos se invertían
11 y 80 kilocalorías respectivamente en sus procesos productivos
agroalimentarios hasta ser consumidos. También en muchos balances de energía,midiendo la eï¬ciencia energética de los agroecosistemas
productivos, demostraban que la agricultura norteamericana además de consumir
excesivos recursos energéticos en sus medios de producción para su
funcionamiento, presenta serias deï¬ciencias en términos de rendimientos por
unidad de energía invertida.
Investigaciones realizadas y actualmente en revisión por
(Núñez, 1993) demuestran que de 41 sistemas de producción agrícolas
venezolanos, el 78% no llegaban a recuperar y obtener la unidad de kilocalorías
invertida en sus procesos productivos. La precariedad de cumplir y
mantener balances eï¬cientes de energía las cuales constituyen las bases
materiales de cualquier actividad agrícola, hizo que los sistemas de producción
norteamericanos fueran, por lo tanto comparados, con otros tipos de
agricultura, los que eran de menor producción por unidad de área (en términos
de kilocalorías por hectáreas) pero muchos más eï¬cientes en términos de
rendimientos por unidad de área de energía invertida. Ante la realidad expuesta
sobre la obtención, uso y manejo de los recursos
energéticos que cada vez se hacen más escasos, la agroecología tiende a paliar,
aminorar las consecuencias e impactos tecnológicos y sociales que el modelo
agrícola convencional nos ha generado. La agroecología tiende a racionalizar y
optimizar la eï¬ciencia y los balancesde energía en los agroecosistemas
productivos.
Desde los desarrollos rurales
Se ha documentado en (Núñez, 2002) que los desarrollos rurales en América Latina y en especial Venezuela fueron inspirados en las
propuestas de la OEA, FAO, BM, FM Alianza para el Progreso. Dichas iniciativas
contaron con el aval de unos cuantos profesionales e investigadores de
universidades e instituciones privadas y gubernamentales de la región. Estos
desarrollos rurales latinoamericanos fallidos, ilusionaban sus avances y logros
sobre los alcances de la denominada revolución verde, la cual creó una serie de
consorcios agroalimentarios industriales atados al capital mixto foráneo:
Estado-TransnacionalesAgroexportadores industriales. En esta trilogía
agroalimentaria y en diferentes niveles de desarrollo ha venido ejerciendo un
poder de presión y de decisión en las políticas regionales que se maniï¬estan
en las marcadas tendencias por mantener el control integral del mercado, los
precios y soï¬sticados mecanismos de comercialización, también con el aval de
sectores cientíï¬cos y técnicos de la región, han logrado el control y
preponderación sobre el conocimiento tecnológico y la
capacidad administrativa en detrimento del conocimientoy avances de nuestros
sectores productivos rurales. La revolución verde no ha tenido un desarrollo tecnológico neutro en sus objetivos y
resultados. Todo lo contrario, pretendía transformar dramáticamente la base de
la vida rural de miles de campesinos. Entonces pues, se demuestra que aceleró el
proceso de estratiï¬cación social del campesino que se asoció a tal
revolución. (Hecth 1996). Se dio una marginalización
de la población rural entendida en: la merma de muchas formas de acceso a la
tierra y recursos tales como medianería, el arriendo de
mano de obra y tierras de pastoreo; y se redujo la diversidad de estrategias de
subsistencia disponibles de los productores rurales. Otras connotaciones
sociales se continúan expresando como:
el aumento en el desempleo agrícola; la disminución del salario; y el traumático éxodo de los
campesinos hacia las ciudades con los desajustes en los hábitos alimentarios. (Núñez, 1990). Las consecuencias precedidas han planteado una evaluación diferente en los desarrollos
rurales los cuales han incorporado críticas tecnológicas, económicas,
ecológicas y sociales que sirven como
diversos enfoques o referencias que han de alimentar las nuevas investigaciones
y desarrollos en la agroecología. Además, la agroecología incluye el valorar el
impacto de las tecnologías inducidas desde afuera; porejemplo: el cambio de los
cultivos; los efectos del mercado, las implicaciones de
los cambios de relaciones sociales y la transformación en las estructuras de la
tierra. Estos y otros procesos de carácter estructural deben ser compartidos,
entendidos y potenciados desde las bases campesinas y comunitarias. Como ellos evolucionen
aceleradamente y afecten mejorando los sistemas de producción agrícola, han de ser los procesos históricos y tecno-políticos que
esta nueva ciencia nos ha de proporcionar.
Desde el Trópico
La imposición de la ciencia “agronómica” obedeciendo propuestas tecnológicas de
climas templados no ha permitido valorar las potencialidades de nuestras
condiciones tropicales. No investigar y establecer desarrollos cientíï¬cos y
productivos de conocimientos en concordancia a las más elementales condiciones
agroecológicas de las regiones, territorios y localidades ha de ser una de las
principales causas estructurales del atraso y vulnerabilidad que
las sociedades de esas regiones
mantienen por los avances estratégicos para una política de soberanía
agroalimentaria. No sólo se trata de comprender en cifras los bajos
rendimientos de nuestra producción agrícola que se han
venido documentando en diferentes momentos y que demuestran que nuestros
sistemas de producción agrícola, además de no ser rentableseconómicamente, no
son sustentables ecológica y socialmente. Se trata también de
valorar documentos e investigaciones sobre el desarrollo y transferencias de
tecnologías de las zonas templadas sobre los agroecosistemas tropicales.
Una de las primeras publicaciones que integró los problemas
de contaminación y toxicidad de los recursos naturales fue la de (Milto-Favar,
1968). Otra investigación reveladora y ampliamente
difundida fue la de (Jansen, 1973) donde demostró que los sistemas tropicales
podrían comportarse de una forma diferente a los de las zonas templadas.
Había que repensar la ecología de la agricultura tropical.
Los aportes básicos y las razones para que la ecología como ciencia
influenciara en la evolución y materialización de la teoría y metodología de
la agroecología la expuso (Heacht-1996), quien argumentó varias razones; en
primer lugar, el marco conceptual de la agroecología y
su lenguaje son esencialmente ecológicos. En segundo lugar, los sistemas
agrícolas son en sí mismos interesantes sujetos de investigación, donde los
investigadores tienen mayor habilidad para controlar, probar y manipular los
componentes del
sistema, en comparación con los ecosistemas naturales. Estos pueden
proporcionar condiciones de pruebas para un patrón de hipótesis ecológicas y de
hecho ya han contribuido sustancialmente al cuerpo deconocimientos ecológicos ( Rish 1983, Altieri 1987 y Uhl 1987). En
tercer lugar, la eclosión de investigaciones sobre los sistemas tropicales ha
dirigido la atención al impacto ecológico de la expansión de los monocultivos
en zonas que se caracterizan por su diversidad y extraordinaria complejidad
(Jansen 1973, Uhl 1983, Uhl y Jordan 1984, y Hecht 1985). En cuarto
lugar, varios ecólogos dirigieron su atención a las dinámicas ecológicas de los
sistemas agrícolas tradicionales (Gliessmann, 1982, Alieri y Farrel 1984,
Anderson et al 1987, Marten 1986, y Richards, 1984 y 1986). La naturaleza de
las producciones agrícolas en los sistemas tropicales se basa en la diversidad
biológica. En los distintos arreglos de las asociaciones de
cultivos y sistemas agroforestales. Sus características y ventajas en la
recuperación de suelos; en la cosecha de agua, en
controlar enfermedades y plagas con cultivos especíï¬cos o usos múltiples de
las plantas; en la preparación de productos biológicos; en la diversidad de
alimentos que se producen en dichos sistemas están ampliamente documentadas en
(Nuñez-2002, 2006a). Este autor también demuestra como
desde las investigaciones realizadas por (Toledo,
1985; Mejias, 1997 Rodríguez ,1995; Velez 1998 y
Tapia 2000) sobre asociaciones de cultivos, se expresan estrategias
agroalimentarias muy propias desus condiciones agroecológicas locales, lo cual
nos han indicado lo siguiente: se da un uso sustentable de los sistemas de
producción, producto del orden establecido entre los componentes de los
sistemas productivos, sus funciones y manejos; son sistemas de producción
cerrados, por cuanto el uso de las materias primas introducidas o acumuladas
con anterioridad son procesadas en su entorno; se aï¬anza el signiï¬cado
social y cultural de los productores, basados en una producción acorde a las
limitaciones tecnológicas, biológicas y ecológicas. Se logra la autosuï¬ciencia
alimentaria local; se encuentra el equilibrio territorial social y ecológico de
las áreas productivas; es necesario sin dudas conocer las especiï¬cidades de
cada región, micro y sus zonas agroecológicas particulares; se evidencia el
profundo
conocimiento de nuestros campesinos, aprendido y compartido con la naturaleza. (Núñez, 2002b). Las apreciaciones o descubrimientos
precedidos han conseguido que en la ciencia agronómica
reconozca que tales conocimientos, prácticas y técnicas de nuestros campesinos
no son tan primitivas e ineï¬cientes, todo lo contrario, lucen complejas pero
adaptadas a los medios esperando ser valoradas y aplicadas por la ciencia
agronómica. De la interacción de factores e investigaciones
presentadas anteriormente, cursan diferentesdisciplinas que en conjunto con la
presencia activa de los campesinos latinoamericanos, surgió la teoría y la
práctica de la agroecología. Por razones naturales y ecológicas aï¬rmamos:
esta nueva ciencia no nació en USA,
ni mucho menos en el continente Europeo. Llegará más tarde de manera muy difusa, parcelada y enfrentada al
común de una política agraria. (Sevilla Guzmán, 2000).
Desde la creación de un nuevo paradigma
La agricultura social del
siglo XXI necesita de un nuevo tipo de ciencia agrícola-pecuaria. Pero, spara
quién va dirigida esta ciencia? sPara
los pequeños y medianos productores campesinos o para la trilogía
agroempresarial – transgénica - agroexportadora industrial? Es como
contradictorio entender, tener o mantener dos tipos de ciencias para dos tipos
de agriculturas que históricamente por siglos han estado enfrentadas, por
cuanto los intereses de ambas son totalmente disímiles. Las debilidades
funcionales de la ciencia agronómica van en detrimento de los pequeños y
medianos productores campesinos. Entre ellas tenemos: la ciencia agronómica no
ha tenido en su discusión ni principios, ni leyes rectoras para la evolución
del pensamiento cientíï¬co agrícola, no habido creación en la aplicabilidad de
nuevos conocimientos; tampoco ha podido atender la diversidad de actores y
sectores rurales; las salidas a lassoluciones de los problemas técnicos en los
pequeños y medianos productores las hemos buscado en las soluciones aplicadas a
los grandes productores; la
tendencia anterior nos ha obligado a no diferenciar entre las naturalezas
socio-productivas entre los sectores productivos no ha habido una vinculación
viva y estrecha con la realización de proyectos y programas y su real enclave
con las comunidades productivas y rurales(Núñez, 2006); se ha llevado una
extensión y transferencia de tecnología desfasada del espacio y tiempo en su
aplicación, conllevando a su inercia, descrédito y desaparición; el técnico no
puede innovar en el campo, trata de hacerlo inescrupulosamente el distribuidor
de los agrotóxicos y alimentos transgénicos desnaturalizando más las funciones
de la extensión y transferencia; el técnico al pretender dar un consejo o
asesoría técnica desfasada en principios e improvisada en el devenir, conlleva
a debilitar más al pequeño y mediano productor, por cuanto él ha sabido
reconocer que su realidad y racionalidad productiva se desï¬gura, creando
desconï¬anza e inseguridad en la aplicación de dichas técnicas. * Alimentos
transgénicos o genéticamente modiï¬cados son aquellos donde a sus genes se les
han cambiado su secuencia genética para producir otras
sustancias o alimentos induciendo e incurriendo en distintos tipos
decontaminación poniendo en riesgo la soberanía agroalimentaria.
Es así que el técnico y el productor al ï¬nal seden ante la presión de no
perder la cosecha, y no andar en la modernidad por no usar
las tecnologías agropecuarias contaminantes de siempre (Núñez 2002). La
formación académica de la ciencia agronómica sigue desfasada, urge poner en
práctica audaces programas de reformas que sintonicen los contenidos
curriculares y las prácticas docentes con los grandes horizontes del
nuevo paradigma. Aï¬rmamos, la crisis de la racionalidad cientíï¬cotécnica
agronómica y de los tantos paradigmas tradicionales que la han
sustentado presagian que la agroecología se encamina en la construcción de un
nuevo paradigma para la agricultura social del siglo XXI. La ciencia agroecológica
puede darles respuestas técnicas productivas en cualquier dimensión productiva
que se le antoje y exija, siempre cuando cumplan con los criterios o principios
cientíï¬co-técnicos que la misma han invencionado en
su propio desarrollo. Asimismo como se ha demostrado, estamos seguros que la
agroecología coadyudará en los avances de unas nuevas relaciones sociales de
producción; en sus estructuras y las organizaciones sociales; en la propiedad
social de los medios y en el cumplimiento de las necesidades
esenciales de los productores pudiéndose integrar a las nuevas economías
sociales y solidarias que se avecinan venir frente a las economías liberales
decadentes. Es bien sabido que la agroecología se gesto entre las pequeñas y
medianas producciones agrícolas en diferentes espacios y condiciones agrícolas
que silenciosamente se han mantenido y han resistido
la dinámica de los desfases que los procesos históricos agrarios han cursado.
Aún con los tantos desequilibrios sociales y ambientales que millones de
campesinos sufren hoy día, se levantan experiencias de producción
agroecológicas que nos dan los siguientes argumentos para las razones
paradigmáticas del
que hacer de la agroecología. Primero; ha demostrado ser
aplicable a distintas realidades. Acá el principio de
la causalidad propio de la racionalidad cientíï¬co-técnica se pone en duda por
cuanto el propio desarrollo de la agroecología ha demostrado que en todo
acontecimiento intervienen en proporciones y tiempos distintos una pluralidad
de causas. Segundo; ello implica el carácter innovador de la
agroecología, no el pretender formular correspondientes leyes al funcionamiento
de los procesos productivos como la racionalidad cientíï¬catécnica
tradicional lo ha sustentado (Sevilla Guzmán 2000). Lo que no quiere decir que
podamos encontrar
guía o principios cientíï¬cos propios del nuevo paradigma para su
funcionamiento, los cuales pertenecen a nichos parciales y no universales.
Tercero; esta nueva ciencia niega la forma o lógica atomística y las concepciones
analíticas-parcelarias las cuales niegan la forma como la agricultura, ha sido entendida dando
lugar a diferentes disciplinas cientíï¬cas artiï¬cialmente separadas ( Sevilla Guzmán 2000). Cuarto; si hemos interpretado las
razones históricas de la evolución del conocimiento agroecológico,
podemos destacar que ha sido continuo, perpetuo, sustentable y que no puede
estudiarse separadamente. Desde el manejo agroecológico del suelo; la calidad
de las semillas; los sistemas de aguas incorporados y en algunas sociedades
perpetuados; en el acceso a la tierra; su manejo y sus propiedades
físicas-biológicas en las tecnologías incorporadas, en la organización social
de la producción; los precios; los nuevos mercados; la manera como se organiza
y se consumen los alimentos. Todos estos componentes como otros que bien podamos destacar nos
permiten desde la dimensión agroecológica integrar en un todo coherente,
abierto y lógico el progresivo flujo de acciones, reflexiones y conocimientos
de todas las actividades de nuestra realidad agraria Núñez,
2006c). El centro de
este nuevo paradigma lo ocupan los enfoques propios de la ecología como una disciplina que
rompe radicalmente con el mecanismo de buena parte de las otras ciencias. No
podemos, sin embargo, deï¬nirlo de forma cerrada; no sólo por cuanto signiï¬ca
una contradicción “ in terminus”, teniendo en cuenta
su vocación antitotalitaria, sino por ser un paradigma en construcción del que sólo podemos
intuir de manera cierta hacia donde se dirige sus pasos( Sevilla Guzmán 2000).
En cambio, podemos anotar sus diferencias con los otros paradigmas
convencionales. Frente a la concepción inï¬nita del tiempo, que nos sitúa únicamente
transcurriendo dentro del nuevo paradigma
ecológico tiene una concepción en del
tiempo claramente ontológico: somos tiempo en tiempo. Hace, pues, del
evolucionismo la mejor forma de entenderlo: “el paradigma ecológico es, pues,
evolucionista, y esto rompe también con la tendencia mecanicista-analítica, que
mantiene la consideración atómica de la realidad. El
evolucionismo considera la realidad desde una perspectiva procesual, temporal
y, por tanto, desde el cambio y la continuidad de las formas preexistentes.
El modelo evolucionista encuentra vías de salidas a los
dilemas ontológicos entre lo continuo y lo discontinuo, entre renovación y
conservación. (Garrido Peña, 1996). El nuevo
paradigma se fundamenta en la idea de que los sistemas no son nunca una mera
suma de las partes sino la interrelación de sus elementos, que a su vez
son también un conjunto de relaciones. En este sentido, un sistema contiene propiedades que no pueden
ser observadas separadamente en cada una de sus partes. Es por ello que dentro este nuevo paradigma no se busca la sustancia sino la tupida
red de relaciones que componen y articulan lo real; red que está en continua
evolución, en continua mutación y cambio. (Núñez 2006e).
Es lógico, pues, que la realidad que se analiza y se estudia -la realidad
agraria- nunca pueda deï¬nirse de manera acabada, pretensión que constituye
uno de los principios básicos de la epistemología, propia de los viejos
paradigmas. En consecuencia el nuevo paradigma no puede admitir el principio de
la causalidad ni renunciar al pluralismo. La
“realidad“, el conocimiento cientíï¬co, tiene que ser múltiple, tiene grados
de acercamiento y exactitud, admite la incertidumbre, el error, contiene
desorden, en deï¬nitiva no es en el fondo sino una posibilidad en la lógica del
sistema que analiza. Como demostró
Gödel, (en Garrido Peña 1996) ningún sistema está absolutamente cerrado en el
procedimiento de su fundación racional. La admisión de la pluralidad de
lógicas y de las lógicas plurivalentes rompe con el imperialismo epistemológico
de la lógica bivalenteidentitaria y admite otras formas de pensar y representar
la realidad, dentro de un marco pluralista donde no hay ningún tribunal supremo
quesiente jurisprudencia sobre
la verdad o falsedad de los distintos tipos de racionalidad y de pensamiento.
(Garrido Peña 1996). El nuevo paradigma alternativo y
emergente es una representación compleja de lo real. La complejidad es
una de sus bases constituyentes. Para Morín (1984) ello se
concentra en la necesidad de asociar el objeto a su entorno. La
necesidad de unir el objeto a su observador. El objeto ya no es principalmente
objeto si esta organizado y sobre todo si es organizante (viviente social): es un sistema, es una maquina. El elemento
simple se ha desintegrado. La confrontación con la contradicción.
Finalmente, debe añadirse otra constituyente del nuevo paradigma: su rechazo del antropocentrismo y la asunción de una perspectiva
biocéntrica que pone en el centro del análisis
la relación entre el ser humano con la naturaleza, tanto biótica como abiótica.
Conceptualización de la Agroecología
Las bases epistemológicas de la agroecología convergen en los sistemas
agrícolas indígenas y tradicionales. Como
lo ha sistematizado (Norgaard
1997) particularmente se ha dado una co-evolución entre los sistemas sociales y
ecológicos a lo largo de los procesos históricos. Los campesinos y productores han captadoel potencial de los sistemas agrícolas a través
de un proceso de ensayo, error, selección y aprendizaje cultura que se ha
venido evidenciando durante siglos. Por otra parte las críticas a las ciencias
agronómicas y demás ciencias agrarias convencionales han
permitido que surja un cúmulo de enriquecedores aportes sobre las deï¬niciones
y conceptualizaciones sobre que es, implica y ha de alcanzar la agroecología.
La agroecología se levanta a principios de la década del 70, cuando un
numeroso grupo de intelectuales desplazan un primer enfoque hacia una óptica
ecosistémica, en esta década, la literatura ecológica se expandió
considerablemente hacia un enfoque agroecológico. La agroecología podía deï¬nirse
como
un enfoque teórico y metodológico que, utilizando varias disciplinas cientíï¬cas,
pretende estudiar la actividad agraria desde una perspectiva ecológica
(Altieri, 1987). Su vocación es el análisis de todo tipo de procesos agrarios
en su sentido amplio, donde los ciclos minerales, las transformaciones de la
energía, los procesos biológicos y las relaciones socioeconómicas son
investigados y analizados como un todo ( Altieri, 1993).
La agroecología ha llegado a signiï¬car muchas cosas. A menudo incorpora ideas
sobre un enfoque de la agricultura más ligado al
ambiente y más sensible socialmente: uno que se centra no sólo en laproducción
sino también en la sustentabilidad ecológica del sistema de producción. A esto podría
llamársele el uso “normativo” o “prescriptito” del término agroecología, porque
implica un número de características sobre la sociedad y producción que van
mucho más allá de los límites del predio agrícola. En un
sentido más restringido, la agroecología se reï¬ere al estudio de fenómenos
netamente ecológicos dentro del campo de
cultivos, tales como
relaciones predador/ presa, o competencia de cultivo/maleza. (Hecht 1996). La
agroecología se centra en las relaciones ecológicas en los sistemas agrícolas y
su propósito de esclarecer la estructura, las funciones y la dinámica de esas
relaciones (García, 1996). La agroecología establece como espacio de
observación aquel trozo de naturaleza que puede ser reducido a una última
unidad con arquitectura, composición y funcionamiento propios y que posee un
límite técnicamente reconocible, desde una perspectiva agronómica, para la
adecuación y apropiación por parte de los seres humanos. La agroecología se
sirve pues del
concepto de agroecosistema como
una unidad de
análisis. Con él se quiere aludir a la especíï¬ca articulación que en cada uno
de ellos presentan los seres humanos con los recursos naturales: agua, suelo,
energía solar, especies vegetales y el resto de las especies animales.Dicha
articulación se explicita en una estructura interna de autorregulación
continua, en otras palabras, de automantenimiento, autorregulación o
autorenovacion. Desde esta perspectiva, la estructura interna de los
agroecosistemas resulta ser una construcción social, producto de la coevolución
de los seres humanos con la naturaleza (Redclif y Woodgate, 1997). Ya lo
señalaba (Toledo,1985), todo ecosistema en conjunto en el que los organismo,
los flujos energéticos y los flujos biogeoquímicos se hallan en equilibrio
inestable son entidades capaces de automantenerse, autorregularese y
autoutorrepararse independientemente de los hombres y de las sociedades y bajo
por los que principios naturales. Pero los seres humanos, al
artiï¬cializar dichos ecosistemas para obtener alimentos, respetan o no los
mecanismos por los que la naturaleza se renueva continuamente. Ello depende de la orientación concreta que los seres humanos
impriman a los flujos de energía y materiales que caracterizan cada
agroecosistema. La agroecología es la ciencia que aplica conceptos y
principios en el diseño y manejo de los agroecosistemas sustentables
(Gliessman, 2000).
La agroecología como enfoque implica una forma de agricultura más ligada a las
ciencias biológicas y sociales, centrada en la sostenibilidad de sus sistemas
de producción, considerando que elhombre ha consolidado agroecosistemas
interviniendo el ecosistema natural con el objetivo de acceder a productos
(agrícolas, ganaderos, forestales,), con el ï¬n de consolidar su reproducción
biológica y social; agroecosistemas que se han establecido en los orígenes
mismos de la agricultura (Espinoza, 2006). La agroecología está deï¬nida como
la aplicación de conceptos y principios ecológicos para establecer
agroecosistemas sustentables. Sin embargo, esta deï¬nición no tiene el mismo
signiï¬cado para todos. (Grupo Reflexión Rural, 2006).
Conceptualización de la Ciencia Agroecológica
Más de 300 combinaciones de técnicas agroecológicas acoplándose entre ellas
mismas, ha escrutado (Núñez 2002) las cuales se fundamentan desde las
asociaciones de cultivos de los sistemas agroforestales y de la
agrobiodiversidad. Conocimientos, creaciones, invenciones técnicas y sabidurías
reaï¬rmadas por el
saber popular campesino, encontramos y entendemos como se reflejan los
criterios que se adecuan a las deï¬niciones de lo que es “ciencia”; según
(Bachelard 1973) en (Schutter, 1984), “la ciencia es creación, es acto de
descubrimiento”, no hay para ella razón única o pura experiencia, tampoco
admite verdades primeras, objetos pre-construidos o queda reducida a un
reflejo inmediato de la exterioridad. Según (Schutter, 1984)
la deï¬nición de “laciencia es la acumulación de conocimientos
sistematizados”. Acorde a (García Gallo, 1985) “ciencia es el sistema de
conocimientos objetivamente verdaderos que sintetizan la práctica humana, que
son obtenidos por ella y conï¬rmados con ella”. Es un concepto más estricto que saber, pues saber puede signiï¬car
también conocimiento general. Según el mismo autor, técnica
es una actividad práctica que es una forma especíï¬ca de la actividad humana,
cuyo rasgo peculiar es su capacidad de sustituir ciertos trabajos naturales,
mediante la creación de instrumentos. Podemos concluir que los conceptos
precedidos de ciencia y técnicas se reflejan directamente en las
particularidades de las tecnologías ecológicamente apropiadas que han sustentado las bases de la agricultura tropical. Como ha
sido valorado en (Núñez 2002) todas
esas propuestas de trabajo práctico se han dado en momentos de descubrimientos,
de creación, obtenidos de la percepción e intuición de la práctica humana
reflejándose la sistematización de las experiencias, encontrándose reglas y
procedimientos que se están conociendo y que debemos mantener su desarrollo
hacia nuevos conocimientos por demostrar y presentar que los viene capturando
la ciencia agroecológica para su propio desarrollo. La agroecología es la
ciencia que uniï¬ca todos los saberes (indigenistas, campesinos,cientíï¬cos y
otros) con las perspectivas socios económicas, ecológicas y técnicas para el
diseño, manejo y evolución del sistema productivo y de su base social y
cultural existente.
Los Principios Científicos de la Ciencia Agroecológica.
En la obra de Núñez (2002) se enunciaron los principios
cientíï¬cos y técnicos de la agroecología, en los cuales a continuación se
amplían sus cualidades. Partimos de lo aprendido en el Diccionario de
Filosofía de Ed. Progreso (1984) que deï¬ne el principio como el concepto
central, el
fundamento del sistema, que constituye la generalización y extensión de una
proposición de los fenómenos estudiados en la naturaleza. Podemos entender que
en las asociaciones de cultivos en sí, se expresa la idea fundamental de los
sistemas de producción establecidos fundamentalmente en el trópico y que sirven
de base a un orden determinado de conocimientos donde
se apoya un razonamiento. Allí se regularizan una cantidad de
fenómenos físicos, químicos y biológicos que tratamos de resaltarlos en los
principios cientíï¬cos y técnicos que analizaremos brevemente cada uno de los
propuestos y su integración entre ellos. 1) La asociación de cultivos o
agrobiodiversidad del
sistema de producción. Es la base fundamental del sistema de
producción de las agriculturas tropicales. Se recogen una serie de ventajas que
nospermiten entender e interpretar un buen número de
connotaciones cientíï¬cas y técnicas. (Núñez, 2002, 2006a).
Ello nos da pie a entender que los componentes del sistema de
asociaciones de cultivos, nos proporcione una serie de conexiones esenciales y
estables que determinan su desarrollo necesario. En las asociaciones de
cultivos encontramos interconexiones funcionales entre
las propiedades o componentes de la realidad como lo son materia,
energía, tiempo, espacio e información. Por ejemplo en la recuperación de los
suelos degradados y el manejo agroecológico que debe someterse, especial
atención debemos ponerle a las funciones de la materia orgánica, sus
propiedades y las funciones especíï¬cas de los microorganismos o bichitos en
la diversidad de plantas que se están asociando. El carácter
especíï¬co de la asociación y las rotaciones, el papel de las raíces en la
diversidad de raíces y la multiplicidad de funciones endógenas en el recuperar
y mantener la bioestructura de los suelos. Éstas entre otras
inquietudes, la nueva comunidad cientíï¬ca debe entenderlas y asimilarlas para
poder avanzar en nuevos espacios del conocimiento de la ciencia
agroecológica. 2) Sinergia y complementariedad entre los componentes
tecnológicos. La utilización de la energía solar como base material del
funcionamiento de los agroecosistemastropicales, el número de horas sol, los
diferentes niveles de radiación solar; la capacidad fotosintetizadota de los
cultivos, entre otras cosas se reflejan directamente en los diferentes tipos
de arquitecturas de las plantas
que nos proporcionan las asociaciones de cultivos o policultivos. Por
principios prácticos en una diversidad de cultivos independientemente de los
arreglos y de las combinaciones de asociaciones de cultivos que podemos
ensamblar de acuerdo a los diseños de las plantas, va
existir una diminuta o amplia sombra. Esta sombra contiene humedad y en huertos
permanentes de frutales y otros cultivos aún en las condiciones más extremas de
calor y humedad, el dosel arbóreo mantiene la superï¬cie del suelo a niveles
cercanos a los 25 grados centígrados. Según Mejías (1997) son precisamente 25
grados y 2000 mm anuales de lluvia los límites estratégicos del equilibrio
crítico de la materia orgánica en el suelo: a mayores valores climáticos hay
tendencia al déï¬cit y a menores cifras hay tendencias a la acumulación. En la
sombra también se produce humedad y esta contiene cantidades de oxigeno lo cual
ayuda aumentar la materia orgánica en el suelo, elevando el aumento de la
actividad de microorganismos en el suelo. Esta connotación bioquímica colabora
en la expansión de las raíces del
suelo y estas tienden aperturar o aflojarel suelo proporcionándonos una
fertilidad físicabiológica del
suelo. Así mismo se mejora el ciclaje de agua y de los nutrientes que han sido lixiviados o están fuera del alcance de los cultivos. En todo este proceso
que el policultivo nos ofrece se da un concurso activo y concertado de los
órganos y componentes del
sistema productivo para realizar una o varias funciones. Este
fenómeno es lo que comúnmente llamamos sinergia. Otras funciones
sinergéticas que se recogen de la multiplicidad de las ventajas encontradas en
las asociaciones de cultivos son las siguientes: estos arreglos de cultivos
crean microclimas favorables tendiendo a producir o estimular la formación de
sustancias o componentes deseados que eliminan a otros
perjudiciales. Se ha comprobado que esto ayuda a
eliminar o disminuir las plagas, a reducir enfermedades y a controlar malezas.
El principio de complementariedad que deseamos destacar lo integramos de la
siguiente manera: La asociación de cultivos captura diferentes niveles de luz solar y de sombra, ello ayuda a proporcionarnos
diferentes niveles de humedad atmosférica; podemos encontrar necesidades altas
o bajas de humedad en cualquier arreglo o combinación de cultivos. Como vimos anteriormente los niveles de humedad
atmosférica han de modular los niveles de humedad en
los suelos independientemente delos diferentes tipos y cualidades del suelo. Por ejemplo
tierras con más o menos piedras, inclinación, fertilidad, resistencia al anegamiento y profundidad del suelo.
Esto último se acopla a los tipos de plantas y sus raíces profundas y o superï¬ciales
y como
cada una de ellas en su propia especiï¬cidad están en disposición de absorber
nutrientes para necesidades diferentes de plantas. La biomasa del subsuelo regida
por diferentes funciones que allí convergen también colabora en complementar
más las actividades naturales que vamos encontrando en la estabilidad y
sustentabilidad de los sistemas de producción y en la velocidad de recuperación
de los sistemas productivos. A toda esta complementariedad también se le
integran los niveles de biomasa tanto aérea como terrestre que
es aprovechable directa o indirectamente por el hombre y el agroecosistema. 3)
Reciclaje de nutrientes entre los cultivos. Como se entendió en el principio Ns
2 sobre el efecto sinergético que se da en las asociaciones de cultivos cuando
las raíces de un cultivo se amplían, ello también ayuda a movilizar nutrientes
por la ï¬jación biológica de nitrógeno o simbiosis micorrítica. Allí se dan un sin número de reacciones bioquímicas tales como solubilización de nutrientes; inmovilización de
nutrientes; mineralización humiï¬cación entre las más estudiadas quehace se de
un continuo o perenne reciclaje de nutrientes no sólo
entre los más destacados como
lo son nitrógeno, potasio y fósforos, sino también otros tantos micro
nutrientes indispensables para la nutrición de la planta. Especial
atención en de ciclaje de nutrientes nos debe llamar atención los avances en la
aplicación de los biofertilzantes y bioestimulantes para la integralidad y
productividad de los sistemas agrícolas en las reacciones bioquímicas
anteriormente mencionadas. También constituye una fracción primordial de
la biodiversidad terrestre al contribuir a la descomposición de materia orgánica,
al ciclaje de los nutrientes, a las modiï¬caciones de las estructura del
suelo, a la regulación de la composición atmosférica, al control biológico de
plagas y enfermedades y a la degradación de los compuestos xenobióticos (Palm,
2001). En ese orden de ideas, los biofertilizantes y bioestimuladores
representan un componente vital de los sistemas sustentables, ya que
constituyen un medio económicamente atractivo y ecológicamente aceptable de
reducir los insumos externos y mejorar la cantidad y calidad de recursos
internos mediante la utilización de microorganismos del suelo debidamente
seleccionados, capaces de aportar a los cultivos nitrógeno ï¬jado en la atmósfera,
fósforo transformado a partir el que está
ï¬jado en el suelo y sustancias ï¬siológicamente activas que al interactuar
con la planta, desencadenan una mayor activación del metabolismo vegetal. (Bauer, 2001 y Budman, 2000). Los biofertilizantes y
bioestimuladores, que también son llamados inoculantes microbianos, pueden deï¬nirse
como productos a base de microorganismos que viven normalmente en el suelo,
aunque en poblaciones bajas, y que, al incrementar sus poblaciones por medio de
la inoculación artiï¬cial, son capaces de poner a disposición de las plantas
mediante su actividad biológica, una parte importante de los nutrientes que
necesitan para su desarrollo, así como de suministrar sustancias hormonales o
promotoras del crecimiento.(Martínez Viera 2006). El mismo autor argumenta que
si bien es cierto que en los últimos años se han desarrollado una amplia gama
de biotecnologías que permiten el manejo directo de la biota del suelo, también
es cierto que la mayor parte de esas biotecnologías que se desarrollaron para
los inoculantes bacterianos no están siendo utilizadas en gran escala, debido a
una serie de prejuicios que se han basado en la inconsistencia de resultados
obtenidos en las condiciones de climas templados, donde se han realizado la
mayor parte de las investigaciones que generan publicaciones
importantes y de amplia divulgación. Pero estos prejuicios no se justiï¬can en
las condiciones tropicales, con temperaturas constantes favorables y con una alta ï¬jación de carbono que alcanza hasta 20
toneladas/hectárea/año (Debinstein, 1970), o que garantiza la presencia de
altas poblaciones de microorganismos en la zona rizos feérica de las plantas.
En general, se han generado grandes contradicciones entre los resultados
encontrados con la aplicación de los bioproductos en condiciones templadas y
tropicales, lo que ha sido manejado de forma negativa por los grandes
monopolios que fabrican y distribuyen los agroquímicos con el ï¬n de aplazar
lo más posible la introducción en gran escala de los biofertilizantes Martí nez Viera, 2006). 4) La adaptabilidad y velocidad de
recuperación o regeneración del sistema productivo. La
asociación de cultivos reproduce la integralidad de sus fenómenos naturales,
los cuales se van dando en las determinadas etapas de su desarrollo. Es una nueva cualidad que se le añade e integra al sistema
productivo, que lo hace más estable y perfectible en su dinámica de producción,
esto es lo que hemos entendido en los principios de sinergia y
complementariedad
que hemos abordado anteriormente. Si pudiéramos
establecer algunas diferencias entre la sinergia y lacomplementariedad; esta
última es más amplia y se valora entre sus interacciones de ciclos de plantas y
animales perennes, anuales de ciclos cortos. La sinergia es más especíï¬ca,
se corresponde más al establecimiento de las funciones; a la sumatoria e
integración de ellas que han de darnos la
complementariedad. Estos fenómenos nos permiten presagiar la disposición a encontrar una mayor adaptabilidad de los cultivos en el
sistema productivo en sí y menor tiempo en recuperar los suelos degradados. 5)
Preservación del sistema productivo. Es obvio interpretar que las asociaciones
de cultivos como
propuesta o modelo tecnológico actúan como
antídotos para la preservación de los recursos naturales en los sistemas de
producción establecidos. Por ejemplo el hecho que una asociación de cultivos
nos enseñe como se hace
el suelo o como
éste se recupera, nos lleva a pensar que es una opción cientíï¬camente válida
para elevar propuesta de investigación y desarrollo en la cantidad y calidad
exigida para poder sanear los tantos suelos degradados por las técnicas de la
revolución verde. Estudiar e investigar cuantiï¬cando y sistematizando podrá
darnos
nuevos e importantes conocimientos para continuar en este
innovador y trascendente tema, como
lo es la agricultura tropical sustentable y sus asociaciones de cultivos. No
cabe la menor duda de que la basematerial de la asociación de cultivos se perï¬la
en esencia como la
propuesta cientíï¬ca-tecnológica que ha de regir la parte más dinámica de un
nuevo desarrollo rural como
lo es la agricultura tropical sustentable. Queda en nosotros seguir
profundizando y avanzando éstas y otras áreas del conocimiento
tropical, para poder sustentar y hacer valer más nuestras propuestas de
desarrollo cientíï¬co y de orden tecnológico que también debemos comprender e
impulsar.
La agroecología y la soberanía agroalimentaria.
El devenir de los movimientos sociales agroambientales nos
arrojan sustanciales avances en el área de la agricultura sustentable y en las
técnicas agroecológicas aplicadas. Corroborando lo anteriormente
expuesto, una publicación de la FAO (2002) en conjunto con varias
organizaciones campesinas y algunas universidades, sistematizan la mayor
encuesta
conocida sobre la agricultura sustentable considerando 45 proyectos en
Latinoamérica, 63 en Asia, 100 en África. En estos 208 proyectos/iniciativas,
cerca de 8,98 millones de agricultores han adoptado
las prácticas agroecológicas y los principios de la agricultura sustentable
cubriendo 28,92 millones de hectáreas. Considerando que hay 960 millones de
hectáreas bajo cultivo arables y permanentes. En África, Asia y Latinoamérica,
la agricultura sustentable está presente en,por lo
menos, 3% de esas tierras ( las tierras arables comprendían 1600 millones de
hectáreas en 1995/1997, de las cuales 388 millones de hectáreas se encontraban
en los países industrializados, 267 millones en los países en transición y 960
millones en los países en desarrollo FAO, 2002) en (Pretty 2002). No incluimos
las estadísticas de los otros avances de la agricultura orgánica
mercantilizada, los cuales también se beneï¬cian de las innovaciones agroecológicas.
Los impactos encontrados en los datos de la FAO se resumen en aumento eï¬ciente
en el uso del
agua, aumento en la acumulación de materia orgánica y secuestro de carbón,
aumento en la producción de suelo, y reducción drástica de pesticida y
recuperación de las semillas naturales (Pretty, 2002). Para el 2006 Pretty actualiza
sus datos. La agricultura sustentable se ha extendido en 57 países,
trabajándose en
286 proyectos. En esto, han agrupado unos 12.6 millones de productores quienes
cubren 37 millones de hectáreas integradas al proceso de transición hacia la
agricultura sustentable ( Pretty, 2006). De todos
estos avances a excepción de la sociedad cubana, las actividades productivas
sustentables en su mayoría han sido impulsadas por los
mismos campesinos y productores. En otros espacios ha prevalecido la cogestión
entre organizaciones de productores, campesinas yproductores en alianzas con
organizaciones no gubernamentales y en algunos casos con apoyos y
colaboraciones internacionales. Se está demostrando que en distintos espacios
organizativos ha habido un debate, una reflexión
sobre la problemática agroambiental en relación a su organización social; a su
nuevo papel en los procesos productivos y como
ellos han de comprometerse en mejorar sus condiciones de vida en cumplimiento
de sus necesidades esenciales. Se entiende que los objetivos
productivos y sociales se deï¬nen desde abajo. Las agendas de producción
se debaten entre otros actores sociales y políticos de las comunidades,
asegurándose el cumplimiento de las actividades programadas para así llegar a ejercer la contraloría social. Se evalúa
y
concertan las agendas de las tecno-políticas frente en el diario accionar de
las comunidades productivas de base.
La Agroecología en Venezuela
En la Venezuela
transformadora de hoy, la agroecología está revolucionando el colapsado agro
venezolano. Un buen grupo de campesinos y productores
han adoptado el camino de la transición hacia la consolidación de la
agricultura sustentable deï¬nida en la Constitución de la Republica
Bolivariana de Venezuela. El cuadro # 2 refleja 74 comunidades productivas en
23 municipios deï¬nidos, cotejando un total de 2267 productores, quienes
trabajan en1254 parcelas más de 100 cultivos, totalizando 3730,9 hectáreas con
prácticas agroecológicas. La última columna corresponde a la aplicación de los
indicadores de sustentabilidad los cuales han de
veriï¬car el estado actual del
proceso de transición para el cambio de la nueva agricultura. Es importante
destacar que la sistematización de los datos recopilados ha sido por
colaboradores e investigadores y promotores del IPIAT
lo que no quiere decir que existan
otras válidas experiencias agroecológicas en Venezuela que pudiesen integrarse a
las estadísticas presentadas. Es tarea indispensable evaluar con mayor
detenimiento y de forma crítica, desde diferentes dimensiones todo este esfuerzo. (Ver cuadro 2) Estas cifras representan
comunidades campesinas, productores individuales y organizados que en alguna
medida han sensibilizado a las altas autoridades de algunos
Ministerios para iniciar acciones encaminadas en avanzar hacia la consolidación
de la ciencia agroecológica en el agro venezolano. La tabla # 3 sintetiza las
principales actividades agroecológicas formativas, productivas e investigativas
que algunas instituciones el gobierno bolivariano han asumido
Cuadro # 2 Resumen de la Transición y Producción Agroecológica en algunos
Estados Venezolanos.
Barinas Barinas 5 1 8 7 42 41 Falcón Falcón 51 Lara Lara 67 26
Barinas Alberto Arvelo Torrealba Barinas Bolívar Antonio José de Sucre Obispo
Pedraza Falcón Bolívar Lara Giménez Mérida Andrés Bello Pueblo Llano Miranda
Rangel Zea Miranda Acevedo Portuguesa Araure Yaracuy Bolívar Bruzual José
Antonio Páez Manuel Monge San Felipe Urachiche Totales: 23
Barinas 3 1 3 2 1 5 Falcón 11 Lara 2 Mérida 2 1 1 1 1 Miranda 4 17 Yaracuy 2 4
3 1 2 2 74
Barinas 5 1 8 10 42 40 Falcón 51 Lara 107 10 Mérida 42 45 11 19 25 173 Miranda
180 506 Yaracuy 377 133 88 1 110 283 2267
Barinas Más de 15 4 5 Más de 30 0 Más de 30 Falcón 1 Lara 13 10 Mérida 2 2 3 6
1 Miranda 6 Portuguesa 6 Yaracuy
Barinas 111 19 114 287 450 269 Falcón 209 Lara 5 18 Mérida 125 135 25 30 40
Miranda 270 170/2500 Yaracuy 153 174 260 307 59 600.9 3730.9
Barinas 4 1 1 3 0 27 Falcón 0 Lara 0 0 Mérida 0 0 0 0 0 Miranda 0 0 Yaracuy 0 0
0 0 0 0 36
Andrés Eloy Blanco 3
Mérida Mérida
20 15 11 16 12 173 Miranda Miranda 275 490 Yaracuy Yaracuy
Arzobispo Chacón 2
Por precisar Por precisar 0
Portuguesa Portuguesa Portuguesa Portuguesa
Portuguesa Portuguesa
Por precisar 1 Porprecisar 12 Por precisar 3 Por precisar 1 Por precisar 7 Por
precisar 11 1254 169
Cuadro # 3
INSTITUCIÓN GUBERNAMENTAL RESPONSABILIDADES Ministerio de Agricultura y Tierra
INSAI (sasa) INDER FONDAFA INIA CIARA INTI INAPESCA PROCUDARIA AGRARIA
Ministerio de Educación Superior Ministerio de Ciencia y Tecnología FUNDACITE
Mérida Plan Integral de Desarrollo Agrícola 2007-2008. 113 lab.
de biofertilizantes y 73 lab. de
biocontroladores para cubrir entre 2 a 3 millones de hectáreas en el 2010
Escuelas Agroecológicas 24 Millardos ï¬nanciar 14 cultivos agroecológicos
& conucos. Sinedes; Investigaciones varias. Programa Café Orgánico. Iniciativas en
algunos fundos zamoranos. No tienen actividades. No tienen actividades.
UBV & ILDEA. Investigaciones
varias. Red de Aprendizaje en Agroecología; 52 Proyectos
Fuente: Elaboración propia. Investigadores del IPIAT (2007
La Soberanía Agroalimentaria desde la Agroecología:
Independientemente de las fallas de coordinación, articulación y de sinergia
que han de generarse entre
las responsabilidades e instituciones venezolanas por el desarrollo de la
agroecología, estamos convencidos que el proceso revolucionario venezolano
gesta una inédita y auténtica política de soberaníaagroalimentaria desde la
agroecología. La naturaleza del
proceso en sí; el escalonamiento del
mismo y el acoplamiento de iniciativas productivas entre las instituciones nos
presagian que por las tensiones agroambientales que vive la agricultura
teniendo en cuenta el calentamiento global y otros agravios ambientales, la
contextualización de las propuestas sobre soberanía agroalimentaria han de
tener otra visión y alcance. Desestimar tal condición sería cometer el grave
error de no reconocer el sentido de las relaciones que se desprenden de la dinámica
agroambiental productiva perdiendo las perspectivas respecto a un mejor sentido
de planiï¬car y programar las nuevas propuestas libertarias de producción que
han de seguir surgiendo en la agricultura social del siglo XXI. La soberanía
agroalimentaria desde la agroecología se funda en un
carácter estratégico político-ambiental. Como
ha sido descrito a lo largo de este ensayo, la
agroecología tiene dimensiones multifuncionales. Ésta tiene que ver con los
nuevos procesos de producción
agrícola en lo rural y urbano. Con este nuevo sentido
de organización de la ciencia y técnica del
agro se pretende otro estilo de vida menos despilfarrador de recursos y
energía. Asimismo, estimula una nueva visión de la vida donde
los valores de solidaridad, equidad y equilibrio se sitúen en el surde la
sustentabilidad para seguir superando los flagelos de la exclusión social.
Tengamos siempre presente que la ciencia agroecológica es la única ciencia que
realmente puede enfrentar los desafíos ambientales de la humanidad tales como:
los cambios climatológicos, el aumento de las temperaturas de los cultivos, la
pérdida de los niveles freáticos en los suelos, la contaminación de los mismos,
la necesidad de mejorar los procesos productivos desde los suelos y el
secuestro del carbón, el ahorro de la energía, la preservación de la
agrobiodiversidad y las cuencas hidrográï¬cas entre otras tensiones,
evidencian que las nuevas propuestas políticas de soberanía agroalimentaria se
construyen sobre las siguientes premisas que exigen tomarse en cuenta de
inmediato. A continuación: El diálogo de saberes: encontrado entre las
comunidades productivas nutren a la agroecología, ello potencia algunos
elementos de resistencia
social encontrados en la localidad, los cuales sustentan las
racionalidades deï¬nidas desde la propia identidad sociocultural-productiva.
Los procesos participativos: el surgimiento de la agroecología viene acompañada
de distintas metódicas no sólo para destacar y hacer valer a pertinencia
social, también la participación ayuda en el diseño de métodos y propuestas de
desarrollo endógeno. La participación proporcionael carácter integral,
armónico, estratégico y democrático de la organización social de la producción.
Corresponsabilidad social: en la transferencia de saberes se valoran los diferentes
niveles de conocimientos de manera horizontal y colectiva. La innovación: las
tecnologías agroecológicamente sustentables parten de la base material de los
recursos locales y del
ingenio represado entre nuestros campesinos. Los sistemas
agroecológicos son diversos; descentralizados y adaptados a las distintas
condiciones agroecológicas. Armonía: la racionalidad en el uso de los recursos naturales locales proporciona una
armonía entre el
mantenimiento o aumento de la calidad de vida y en el desarrollo humano allí
implícito orientado al bienestar colectivo y a la complementariedad de acciones
entre productores. La economía social y solidaria: la agricultura social del
siglo XXI basada en la agroecología ha de convertirse en la parte más dinámica
de las nuevas economías que surgen de los procesos revolucionarios que vienen
en camino. Se han de potenciar los mercados locales
alternativos y fraternos acompañados de los principios que rigen la economía
social y solidaria. Principios que apuntan hacia la gestión,
el trabajo compartido, la justa distribución de los recursos y las ganancias, y
los niveles de autonomía. La intervención pública: elhecho que la
agroecología tiende a generar una autonomía en los procesos productivos no
quiere decir que la intervención pública no pueda existir. Dicha
intervención debe estar ajustada a la dinámica de los procesos participativos
en la deï¬nición de las agendas de producción agroecológica elaboradas por las
comunidades. Se debe respetar, apoyar y brindarle todo
el respaldo institucional que dichas agendas proponen. No creemos
existan formulas genéricas al respecto en
esa interacción: instituciones públicas y movimientos sociales. Lo que acá
debemos resaltar es que para ambos espacios “la soberanía agroalimentaria” debe
ser una prioridad para el Estado garantizando y ejercitando el derecho que
tienen los ciudadanos en su alimentación, de nutrirse con alimentos de alto
aprovechamiento biológico libre de agrotóxicos. Las nuevas dimensiones: ubicar
la soberanía agroalimentaria desde la agroecología implica debatir otras nuevas
dimensiones del que hacer productivo, social y cultural que progresivamente van
emergiendo en el proceso de transformación de la sociedad y donde el Estado
tiene su papel protagónico, por ejemplo: los distintos procesos de organización
social de la producción; las nuevas relaciones productivas; el nuevo papel del
desarrollo cientíï¬co y técnico de la agricultura de la bioseguridad; la
minimización de lasexternalidades ambientales negativas en las actividades
productivas; el cumplimiento del derecho al acceso a la tierra; agua y a otros
recursos de producción alimentaría; el derecho a regular los precios de los
alimentos y la agricultura por el interés público; el derecho a decidir si se
aceptan o no alimentos importados genéticamente modiï¬cados; el
derecho para suprimir o protegerse del abaratamiento de alimentos por otros países(dumping).
En ï¬n, desde la perspectiva institucional estadal, la nueva soberanía
agroalimentaria necesariamente tiene que luchar frente al sistema alimentario
globalizado dominado por los negocios agrícolas o agro negocios, el cual es
otro mundo diferente y que se encuentra históricamente enfrentado a de la
agricultura campesina y familiar. De las premisas anteriormente señaladas y
otras que los colectivos o movimientos pudiesen valorar o asumir, se van
haciendo evidentes en la medida que la dinámica social y productiva así lo
expresa. Es allí donde la lucha por la soberanía agroalimentaria comienza a
tener forma; sur en el sentido de encontrar su propia determinación y el avance
ante el flagelo del
hambre.
La soberanía agroalimentaria en los movimientos sociales.
En Latinoamérica y a inicio de las décadas de los noventa, la noción de la
soberanía agroalimentaria fue introducida por elMovimiento Agroecológico
Latinoamericano (MAELA) en los debates internacionales.
Toma más impulso cuando la Vía Campesina en 1996 la impulsa en la World Food
Summit, convirtiéndose en otra de las tantas banderas que integra, une y
digniï¬ca a los agricultores con los otros movimientos sociales rurales y
redes internacionales. Estas alianzas han funcionado
durante décadas para enfrentar y corregir las distorsiones e injusticias que se
encuentran en las normas del comercio
neoliberal en instituciones como
la Organización Mundial de Comercio (OMC). Para lograr estos objetivos
se están desarrollando alternativas al Acuerdo para la Agricultura de la OMC y
a las otras políticas que tocan y que progresivamente se subordinan a la
ecología y agroecología. El Plan de Johannesburgo en la III Cumbre
Mundial de Desarrollo Sustentable del 2002 elaborado por miles de
representaciones campesinas. La Vía Campesina Internacional ha deï¬nido a la
soberanía agroalimentaria como la capacidad que tienen los
países y comunidades para controlar sus propias provisiones alimentarias: tener
voz en decidir lo que se produce y bajo que condiciones, y tener voz sobre lo
que se importa y exporta. A nivel local, la soberanía
alimentaría supone los derechos de las comunidades rurales a permanecer en la
tierra y a continuar produciendo su propia comida y paramercados domésticos
silo desean (2002).
La Constitución Bolivariana de la Republica de Venezuela en sus Artículos 304;
305; 306 y 307 que le dan el rango constitucional a la agricultura sustentable,
implica que los venezolanos (consumidores y productores) tienen el derecho de
estar informados de cómo se produce, cómo se distribuye, cómo se transforman,
cómo comercializan, y cómo se consumen los alimentos. Ello les debe permitir a
la sociedad y gobierno venezolano, en varios niveles de acciones políticas,
tomar decisiones sobre las importaciones, exportaciones, inversiones, créditos
y sobre los usos de aquellos recursos que favorecen los bienes producidos de
acuerdo a las normas de sustentabilidad ambiental y agroecológica con
relaciones laborales más equitativas y justas. Dado que entendemos y
defenderemos la soberanía agroalimentaria desde la agroecología como el
paradigma productivo alternativo, la hemos deï¬nido como la capacidad de
respuesta cientíï¬ca tecnológica y productiva ambientalmente sustentable, y de
justa distribución de los alimentos, que conllevan a la autodeterminación e
ingesta agroalimentaria de un alto aprovechamiento biológico, satisfaciendo el
máximo de las necesidades energéticas y nutricionales de las comunidades y
sociedad, y en concordancia con la cultura local.
La política y la agroecología.
La agroecología en su carácter innovador y libertario nos conduce a ensamblar las nuevas políticas públicas en la agricultura
social para el siglo XXI en los diversos sectores agroalimentarios. Aï¬rmamos tal aseveración, por cuanto la construcción de dichas políticas,
parten de un conjunto de acciones sociales y productivas emprendidas en un
delimitado lugar, espacio e interés comunitario construidas colectivamente. Allí radica el sentir y accionar de las nuevas políticas públicas
para el sector agrícola (Núñez 2006c). Pareciera que todos somos actores
políticos con la disposición y voluntad de ejercer y defender nuestras agendas
agroecológicas para el trabajo productivo. Se da entonces una
representación social diversa de lo que debe ser el accionar político de esta
nueva ciencia. El cuadro # 4 nos establece algunos
eslabones, constructores o criterios, los cuales nos orientan a derivar en
principios políticos para proceder en la formulación de las políticas
agroecológicas. La jerarquización de los criterios se ha hecho en
función de la valorización predominante en el comportamiento humano y deben
tomarse en cuenta por lo menos todos en la formulación de políticas
agroecológicas desde las comunidades.
Cuadro # 4:Políticas Agroecológicas.
Criterios Saberes Principios Políticos Aplicación de pluralidad de saberes
Multidimensional Políticas Agroecológicas
Usos de conocimientos ancestrales y cientíï¬cos Estrategias Se ubica en nuevos
tiempos y en diferentes espacios geográï¬cos Organización Coordinación
horizontal Incorporación de las familias rurales Libertad Se construye a partir
de Autónoma y endógena la participación. Convivencialidad Tolerancia ideológica
Intereses comunes en la producción y consumo Calidad de Vida Distintos procesos
Protección ambiental, no productivos adaptados a al uso de agrotóxicos y las
diferentes condiciones transgénicos naturales y culturales Cultura Revaloración
de la Defensa de la biodiversidad cultural diversidad cultural Ideología
Combatir la conciencia Bienestar colectivo mercantilista en sus necesidades y
consumista esenciales cumplidas Jurídico Cumplimientos Derechos colectivos y
Derechos Humanos difusos de las comunidades Economía Social y Solidaria
Gerencia en valores ecológicos y culturales Tecnología Ahorro energético
Apropiada al medio natural y cultural
Fuente: Elaboración propia Febrero 2007. Colaboración del
Ing. José Luis Rodríguez y Dr. Max Sánchez Araujo.
Miembros Fundadores del IPIAT.
Desde las políticas agroecológicas deben irse deï¬niendo estrategias que
orientan la formulación de planes,programas y
proyectos agroecológicos. Dicho de otra manera, cada acción de los planes, los
programas y los proyectos deberán cumplir con algunos de los principios
políticos y en consecuencia con las políticas agroecológicas. En el Consenso
Popular de la Agroecología (Núñez y Rodríguez 2005) sistematizan 86 grandes
acciones para el cumplimiento de las políticas agroecológicas, las cuales se
ordenaron en cuatro grandes categorías a saber: - Lineamientos generales para
recuperación y degradación de suelos. - Cultivos asociados para la producción
de suelos. - Tenencia de la tierra y recuperación de suelos. - Acciones
inmediatas para el fortalecimiento de la agroecología. Estas
estrategias o acciones fueron deï¬nidas por 276 participantes de las más
diversas regiones agroecológicas en Venezuela. Creemos que
dichas propuestas o acciones debiera evaluarse a luz
de las políticas formuladas y llegar a hilvanar un Plan Rector Nacional en
Agroecología. Apreciamos que la agroecología esta
construyendo procesos, y espacios necesarios que no habían existido