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El Magdalenense - características, el magdalenense cantábrico



1. características
El desarrollo de esta etapa presenta unas tendencias propias que, en parte, parecen coincidir con las del Magdalenense del Sudoeste francés, y en parte, sigue orientaciones independientes, especialmente en sus comienzos, en función de los distintos territorios peninsulares por los que se extendió el Magdalenense y cuyos restos se encuentran fundamentalmente en el área cantábrica y en la mediterránea, a los que hay que añadir la zona atlántica (Portugal y la Meseta norte) de la que se conocen unos pocos yacimientos, siendo los testimonios más occidentales de esta cultura.
El Magdalenense se caracteriza por la presencia de una industria lítica laminar, donde domina el borde rebajado y que aumenta la tendencia a las formas microlíticas. En esta etapa adquiere un auge importante la industria ósea, que multiplica los tipos y el número de azagayas, llegando a su apogeo en las fases medias y finales en las que aparece el propulsor y los arpones, y con ellos la gran revolución de la caza a distancia, con lo que se inaugura un nuevo modelo de sociedad.


La secuencia de las distintas fases del Magdalenense peninsular, aunque basada en la del Sudoeste francés, contiene algunos aspectos industriales algo distintos. Estas diferencias se observan principalmente en las primeras fases, las cuales ofrecen un desarrollo cultural independiente del de las primeras fases de la secuencia francesa. Sinembargo, durante las etapas medias y finales existieron importantes y estrechos contactos entre los territorios. También entre el área cantábrica y la mediterránea existen ciertas diferencias, debidas en gran parte a las condiciones climatológicas, por lo que podemos hablar de un Magdalenense de tipo cantábrico y de otro de tipo mediterráneo, que ofrecen importantes diferencias en el desarrollo de su industria ósea, abundante y fundamental como fósil director en el primer tipo, mientras que en el segundo es muy escasa.

2. el magdalenense cantábrico
Para la ordenación de la secuencia del Magdalenense cantábrico se han tenido en cuenta, principalmente, los niveles de los yacimientos de Castillo y de Cueto de la Mina, debido a su amplia estratigrafía, que posibilita una distribución de niveles en tres fases (inferior, medio y superior), y que recientemente se ha intentado reducir a dos fases: la inferior, sin arpones y la superior, con arpones. Pero la realidad arqueológica parece aconsejar la ordenación en tres fases, aunque la fase media está presente en pocos yacimientos.
La fase más antigua, el Magdalenense inferior cantábrico se presenta un tanto compleja en su ordenación. Cronológicamente, pueden señalar en el Magdalenense inferior cantábrico dos periodos, el más antiguo, formado por una Magdalenense inicial, también denominado arcaico, al que sigue un Magdalenense inferior evolucionado.
2.1. Magdalenense inferior inicial
En esta fase es posible señalar dos facies, la 'facies Castillo', que comprende además de este yacimiento los de Altamira, La Pasiega y Balmori. Sus niveles arqueológicos seencuentran siempre superpuestos a Solutrense evolucionado y debajo de los del Magdaleniense inferior evolucionado. La otra, es la llamada 'facies Rascaño'.
La 'facies Castillo' se caracteriza por la presencia de azagayas biapuntadas, de sección circular y aplastamiento o bisel en el tercio inferior de la misma, cuya derivación de los tipos solutrenses es evidente. La industria lítica, en la cual han desaparecido los tipos foliáceos y bifaciales está equilibrada entre los raspadores y los buriles en Altamira y La Pasiega, mientras que en El Castillo dominan ampliamente los raspadores. Esta escasez de elementos de borde rebajado y la presencia e Azagayas hacen suponer para esta facies un desarrollo autónomo e independiente, netamente cantábrico.
La 'facies Rascaño' contiene raederas y denticulados, junto con un mayor número de raspadores que de buriles, y abundantes perforadores. La industria ósea está integrada por azagayas monobiseladas de sección aplanada, agujas y una pieza decorada con técnica de grabado exciso. La posición de estos niveles sobre el suelo de la cueva y el tipo de azagaya de sección aplanada ha inducido a suponer que la ocupación de la cueva fue realizada por gentes llegadas del Sudoeste francés, a lo que se opone la mayor antigüedad en el Cantábrico de la técnica de grabado en excisión.
2.2. Magdaleniense inferior evolucionado
En este periodo también se han identificado dos facies. la 'facies del Juyo' que se localiza entre Cantabria y Asturias, y la 'facies País Vasco'.
La 'facies del Juyo' presenta niveles en dicha cueva y en El Castillo, Altamira y Rascaño en Cantabria, y enBalmori, La Riera y Cueto de la Mina en Asturias. Su industria lítica aparece formada por abundantes raspadores, y buriles, siendo escasos los perforadores y las piezas de borde abrupto. En la industria del hueso destacan las azagayas de sección cuadrada con decoración geométrica, en la que aparecen figuras 'tectiformes'. Propio de esta facies con lo omóplatos de ciervo, decorados con representaciones de animales, principalmente ciervas, grabadas mediante la técnica del trazo múltiple y del estriado, los cuales fueron recogidos en los niveles de el Castillo, Rascaño y El Cierro. La técnica del grabado de trazo múltiple y del estriado está bien definida en la Península desde el solutrense superior, tanto en el área cantábrica (Altamira), como en la mediterránea (Parpalló).
En la 'facies País Vasco', la industria ósea desecha las azagayas de sección rectangular y adopta la de sección triangular y la de sección circular con monobisel alargado. La industria lítica está dominada por los buriles (entre ellos los de truncadura) sobre los raspadores y son abundantes los elementos de tipo laminar, Bolinkova, Urtiaga, etc. se atribuyen a esta fase, así como Abauntz (Navarra).
La tendencia a la diversificación en facies del Magdaleniense inferior procede de la observada en los últimos tiempos del Solutrense, del que derivan también aspectos y elementos culturales, como el dominio del raspador sobre el buril, la escasa presencia de los bordes rebajados. Todo ello postula para el Magdalenense inferior cantábrico una dinámica cultural y un desarrollo independiente de las tres primeras del Magdalenense del Sudoestefrancés.
Las condiciones climáticas. dentro del Dryas I, fueron frías y secas, principalmente en la zona Navarra, en la que aparece el reno. El resto del área cantábrica, junto con la costa, debió de gozar de una mayor humedad. La fauna se componía de ciervos y cabras, como elementos dominantes, junto con el caballo, algún gran bóvido, zorro además de la Cyprina islándica en los yacimientos de la costa (Cueto de la Mina). El tapiz vegetal estaba formado por escasos bosques de pinos y algún caducifolio, y por herbáceas de tipo estepario.
El C-14 ha proporcionado para el Magdalenense inferior cantábrico su fecha más antigua en la 'facies Rascaño' 16.400 BP., para la 'facies del Juyo' 16.000 y 15.200 BP. y para Altamira, propia de la 'facies Castillo' 15.500 BP. Para la 'facies País Vasco' 15.800 BP. Estas fechas suponen para el Magdalenense inferior cantábrico una duración de más de un millar y medio de años.
3. EL MAGDALENENSE MEDIO CANTÁBRICO
Es paralelo al Magdalenense IV francés, con el que guarda estrecha relación, que se observa principalmente en la industria ósea, con las azagayas de base ahorquillada y las de doble bisel, las cuales parecen tipicar a esta fase, tanto en el territorio del Sudoeste francés, como en el cantábrico. Sus yacimientos son más abundantes en Asturias (Las Caldas, La Paloma, Cueto de la Mina), todos con azagayas típicas; en Cantabria (Rascaño, los niveles I y II de El Juyo; y en el País Vasco los de Ermittia y Lumentxa, ambos con azagayas ahorquilladas. La industria lítica se caracteriza por la utilización de la cuarcita en mayor número que el silex, por una tendenciaal aumento de las hojitas de borde rebajado, así como de los perforadores, y el dominio de los buriles diedros sobre los de truncadura; los raspadores abandonan los tipos altos, frecuentes en la etapa anterior, por los de tipo laminar. Durante esta fase aumentan las piezas decoradas, bien de hueso, bien sobre placa de piedra, con representaciones lineales y de animales (Paloma, Cueto de la Mina), y aparecen los prototipos de arpón (Ermittia). Recientemente, el yacimiento de La Viña (Asturias), ha proporcionado 'perfiles recortados', que son placas de hueso sobre las que se han trazado en relieve cabezas de caballos y de ciervos.
El desarrollo de esta fase magdalenense transcurrió dentro de condiciones climáticas frías y húmedas, hacia el final del Dryas I, como revela la presencia de la Cyprina islándica en los yacimientos de la costa (Cueto de la Mina) y del reno en el interior de Ermittia. La fauna ofrece además ciervo, cabra, caballo y algún gran bóvido. La fecha del C-14 del nivel de Las Caldas para esta etapa media de 13.400 BP. es paralelizable con las de los yacimientos del Magdalenense IV francés (La Madaleine).
4. EL MAGDALENENSE SUPERIOR CANTÁBRICO
Este último periodo puede paralelizarse, de acuerdo a su industria lítica, con el desarrollo de las fases V y VI de la secuencia francesa, tipificadas por la presencia del arpón, tanto de una como de dos hileras de dientes. La nueva orientación ha fijado para el Magdalenense superior cantábrico dos facies A y B, que no aparecen superpuestas a la que quizá, se podría añadir una tercera, la C, en relación con un posible Magdalenense sinarpones.
El Magdalenense de 'facies A' está arraigado en su industria lítica a tradiciones culturales cantábricas, por el predominio del raspador sobre el buril, la tendencia a minimizar la presencia de hojitas de borde rebajado. En el de 'facies B' los buriles dominan sobre los raspadores y aumentan considerablemente las hojitas de borde rebajado, apareciendo además numerosas puntas azilienses y raspadores discoidales, que anuncian la llegada de los tiempos de dominio de las culturas microlaminares epipaleolíticas. La posición en ambas de los arpones no parece presentar prioridad de uno de los tipos respecto del otro.
4.1. El Magdalenense superior de 'facies A'
Esta facies aparece bien definida en Cantabria y en Asturias con varias cuevas. En Cueva Morín, los raspadores dominan a los buriles, escasos perforadores y abundantes hojitas de borde rebajado y algún escaleno, una industria ósea de arpones de una sola hilera de dientes con protuberancia basal, azagayas de sección circular y algo aplanada. En la cueva de Otero, los buriles sobrepasan a los raspadores, abundando las hojas retocadas. Los arpones y la Azagayas son de sección circular. En la cueva de El Castillo existió un nivel de esta facies en el que destacan los arpones de una fila de dientes, algunos con perforación basal y un bastón perforado, con decoración animal.
Los niveles Magdalenenses de esta facies se reparten en Asturias en los valles del Calabrés, Sella y Nalón. En el primer valle se encuentra Cueto de la Mina con niveles propios de esta facies, se observa la presencia de raederas, gruesas lascas retocadas, numerosos raspadores yescasos buriles, así como elementos de bordes rebajado no muy abundantes, entre los que destaca alguna punta de La Gravette,. La industria ósea está integrada por numerosos arpones con perforación o protuberancia basal, de sección generalmente circular junto con azagayas, varillas y unos bastones perforados con decoración de trazos en serie, cabezas de cabra y peces afrontados.
En la ría del Sella, Tito Bustillo contenía un una importante serie de materiales correspondientes a cuatro momentos de ocupación sucesivos, donde predominan los buriles, principalmente diedros, sobre los raspadores, con un fuerte índice microlaminar, abundantes hojitas de borde rebajado. La industria ósea contiene arpones de una sola hilera de dientes, azagayas monobiseladas y de sección circular, cortas, gruesas y con profundas incisiones, varillas semicilíndricas y un bastón perforado, decorado con motivos geométricos.
Las fechas C-14 abarcan desde 15.400 BP. al 13.900 BP. La fauna presenta el ciervo como dominante, seguido por la cabra, abundantes bóvidos y algún caballo, en tanto que la flora presenta abundantes ericáceas y un pronunciado retroceso del bosque, que experimenta un ligero avance hacia el final.
4.2. El Magdalenense superior de 'facies B'
Esta facie aparece bien representada en el País Vasco y Cantabria, y escasamente en Asturias.

En el País Vasco, sus contenidos industriales líticos tienden a señalar la presencia de momentos finales, en los que ya aparecen los tipos que formarían parte del Azilense. De esta fase se pueden considerar los niveles de Azbitarte, Berroberia y Santimamiñe, con arpone de una ydos hileras de dientes, alguno con perforación basal o doble protuberancia, azagayas de buen tamaño con doble bisel y sección circular, varillas aplanadas, agujas y abundantes objetos de adorno, algunos con decoración grabada lineal. En la industria lítica domina el buril, diedro o de truncadura, sobre el raspador, generalmente sobre hoja, aumentado los instrumentos de tipo abrupto (hojitas de borde rebajado, puntas azilienses, etc.), raspadores circulares y microperforadores.
En Cantabria, todas sus industrias observan la tendencia al aumento del retoque abrupto y de las formas laminares y microlaminares, con alguna punta de La Gravette, hojitas de borde rebajado, puntas azilienses, algún geométrico y discos raspadores. Su industria ósea se caracteriza por los arpones de una o dos hileras de dientes, con protuberancias o perforación basal, de sección circular o rectangular, azagayas de sección circular, agujas, fragmentos de bastón perforado, uno de ellos con decoración animal esculpida (Rascaño) y numerosas obras de arte con grabados lineales y alguna figura animal, realizado sobre instrumentos y placas óseas (Valle y El Pendo).
En Asturias, son interesantes los materiales de La Paloma, con arpones de una y dos hileras de dientes, azagayas con uno o dos biseles y sección circular o aplanada, punzones de varios tipos y varillas con decoración lineal, aparecen también unas placas de caliza con representaciones de animales y reticulados. Los raspadores son mas numerosos que los buriles, escasos perforadores y numerosas hojas de borde rebajado.
Estas facies del Magdaleniense superior cantábrico sedesarrollaron dentro de la sucesión Bölling-Dryas II, ofreciendo el C-14 una cronología de 12.900 y 12.300 BP., proporcionados en el nivel de Rascaño. La fauna dominante fue el ciervo, la cabra y el caballo, en los momentos más fríos aparecen el glotón y el reno, y en etapas más suaves el jabalí. La presencia de la Cyprina islándica permite apreciar las tendencias frías de esta fase.
En algunos yacimientos magdalenenses se aprecia la existencia de grandes cantidades de huesos pertenecientes a un determinado animal (La Paloma y Rascaño), en la primera el ciervo alcanza más del 95% de los restos óseos, mientras en Rascaño es la cabra la que ofrece el 85%. Esto indica una especialización de los cazadores magdalenenses en torno a un determinado animal, posiblemente el más abundante en la zona.
5. EL MAGDALENENSE ATLÁNTICO
Son escasos los yacimientos señalados, situándose estos en Portugal y en la Meseta Norte.
Al norte de Lisboa, en un yacimiento al aire libre, en Casa da Moura, apareció un escaso ajuar lítico, en el que dominan los raspadores sobre los buriles, apareciendo los diedros y los de truncadura, y algún perforador, hojitas con retoques, denticulados y un trapecio de lados curvos, su industria ósea es escasa, con una aguja y varios punzones sobre esquirla. Algo más al norte, en la cueva de Lapa do Suao, donde su industria lítica y ósea es muy similar a la del anterior yacimiento, pero aquí aparecen un fragmento de ocre rojo, dos molares humanos, unas conchas perforadas y restos de Cardium, Littorina, etc., que señalan un clima oceánico y dulce, con una fauna de ciervos, caballos, cabras yjabalíes.
En la Meseta norte, la presencia de una yacimiento al aire libre, propio del Magdalenense superior en sus etapas finales, La Dehesa (Salamanca) presenta importantes series líticas de hojitas de borde rebajado, buriles, raspadores, etc. aunque sin industria ósea, que evidencia una penetración del Magdalenense final en la cuenca media del Duero, sin duda procedente del área cantábrica. A esta misma penetración pueden pertenecer los yacimientos portugueses citados anteriormente.
6. EL MAGDALENENSE MEDITERRÁNEO
Esta fase presenta un desarrollo distinto al de las secuencias cantábrica y francesa. De las tres fases que en se pueden agrupar sus materiales, sólo la última ofrece caracteres que pueden definirla como un Magdalenense superior. Sus fases iniciales parecen seguir un desarrollo propio, en el que como característica constante se encuentra la escasez de industria ósea.
Los momentos iniciales únicamente tienen como referencia los niveles inferiores del llamado Magdalenense de la cueva del Parpalló, y el también inferior del Magdalenense de la cueva de Nerja (Málaga). Los dos niveles inferiores del Parpalló han sido considerados como propios de la 'fase magdalenizante'.
Los llamados Magdalenenses I y II de Parpalló son en realidad consecuencia de una evolución 'in situ' y el resultado de un proceso de 'gravetización' que, iniciado dentro del Solutrense de facies ibérica, produjo como resultado final el excepcional Solutreogravetense, proceso que siguió su curso dando origen a los citados niveles I y II Parpallonenses. En el más antiguo se observa una cierta continuidad industrialSolutreogravetense, con puntas de escotadura y alguna de La Gravette, así como de hojitas de borde rebajado, siendo los buriles más numerosos que los raspadores, y una pobre industria ósea de pequeñas azagayas monobiseladas, con algún rayado oblicuo en el bisel, procedentes del Solutreogravetense de la misma cueva. El nivel que se superpone (Parpallense II) supone una continuidad cultural, ya que en los tipos líticos continua el dominio del buril sobre el raspador, disminuyen las hojitas de borde rebajado y aumenta la industria ósea con azagayas monobiseladas pequeñas, que se hacen robustas o tienden a desaparecer, apareciendo entonces las grandes azagayas monobiseladas, observándose una mayor decoración en todas ellas a base de combinaciones lineales, rectas o curvas. Estas dos fase constituyen por sí mismas una facies especial, cuyo desarrollo transcurre paralelo con el Magdaleniense inferior cantábrico y francés, con los que tiene pocos elementos en común.
En la cueva de Nerja se han encontrado tres niveles atribuibles al Magdalenense. El inferior contiene una importante serie de elementos de borde rebajado, dominando los buriles sobre los raspadores, en relación sin duda con el predominio de la pesca sobre la caza, que se observa en los restos de la alimentación. La industria ósea es casi inexistente.
A continuación, en el mismo Parpalló, se encuentra una tercera fase, mal llamada Magdalenense III, que cronológicamente parece coincidir con el Magdalenense medio (13.80o BP.). en sus industrias se observan un notable aumento de la materia ósea, predominando las azagayas monobiseladas, aparecen lasvarillas y es notable el número de agujas. En la industria lítica aumentan las piezas de retoque abrupto, siendo importante el número de hojas de borde rebajado, los microraspadores y algún microburil. Abundan los elementos de hueso con decoración lineal. Este nivel magdalenense medio parece por el momento único en toda el área mediterránea, y por su espesor, O m., significa una larga ocupación de la cueva. Hay que pensar en un posible origen autóctono, dada la calidad de sus elementos industriales y sobre todo su gran riqueza artística en placas grabadas.
El Magdalenense superior mediterráneo, aunque escaso de yacimientos bien conocidos, aparece tipificado por su industria ósea de arpones de una y dos hileras de dientes, salvo en Parpalló, donde sólo se han encontrado protoarpones. Sus yacimientos se extienden desde el Pirineo catalán hasta Málaga.
En Cataluña, el yacimiento de la Bora Grand D'en Carreres contenía una importante industria de silex, con hojitas de borde rebajado, escalenos y microburiles junto a una industria ósea en la que destacan los arpones de una y dos hileras de dientes, con varillas de sección rectangular, agujas y punzones, el C-14 lo ha fechado en 11.500 BP., en las etapas finales del Magdalenense.
En la región valenciana se ha discutido la adscripción del nivel superior del Magdalenense de Parpalló, pero el descubrimiento de la cueva de Les Cendres (Moraira - Alicante), dentro del área de influencia del Parpalló, ha puesto de relieve la presencia del Magdalenense superior en esta región. Les Cendres ha proporcionado una industria con abundantes hojas de borde rebajado, y unpredominio de los buriles sobre los raspadores, la industria ósea presenta arpones de una hilera de dientes, azagayas de sección cuadrada y semicircular.
Respecto a la fauna de estos yacimientos mediterráneos se observan grandes cambios entre los yacimientos pirenaicos y los malagueños. en la Bora Gran se encuentra el caballo, el ciervo, el toro, el jabalí el reno y el lince, a medida que se progresa hacia el sur empiezan a dominar la cabra y el conejo, como se observa en Nerja, donde domina ampliamente la fauna marina, como demuestran los restos de peces y de moluscos de medio arenoso.
El desarrollo de la fase del Magdalenense superior debió de ocurrir durante el Dryas II, de condiciones marcadamente frías en la región pirenaica, aunque mas templadas y quizá algo más cálidas en el sur
Como resumen se podría considerar que el área mediterránea tuvo, durante los tiempos magdalenenses, un desarrollo particular, ligado al Magdalenense francés en la zona pirenaica, pero con un proceso industrial independiente en la levantina y la andaluza. El Parpallense, con sus tres fases y un desarrollo autónomo en Parpalló, avanzaría hacia el sur. Con posterioridad penetraría el Magdalenense superior con arpones, que llega hasta los yacimientos malagueños.


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