Costa Rica
Militares y Oligarquías De Costa Rica
Introducción
Carente de guerras de independencia y caudillos militares, Costa Rica
afloró, después de su separación del gobierno español
en 1821, como un país civilista, con algún aire de timidez para
constituirse en una nación con identidad propia, sino mas bien
procurando ampararse en repúblicas de mayor poder (México,
Colombia) o bien afiliarse a federaciones (República Federal de Centro
América), reflejo fiel de la ancestral frase “hasta que se aclaren
los nublados del día”.
Con la presencia de guerras civiles (guerra de la Liga, en 1835) y de la
Campaña Nacional (en 1856 y 1857), la incursión de los militares
en la vida nacional fue cobrando prominencia. El surgimiento también de
una oligarquía cafetalera, permitió al militarismo ir creciendo
gradualmente, hasta convertirse en un elemento de
apoyo para las familias dominantes y, posteriormente, en un medio decisor para
resolver disputas entre las élites existentes.
En ese contexto, irrumpen, en el período 1846 a
1869, dos figuras relevantes en el ambito nacional, que tuvieron intensa
participación en hechos políticos y militares de gran
trascendencia en el país: Lorenzo Salazar Alvarado y Maximo
Blanco Rodríguez.
Esta obra, de caracter histórico y genealógico, aborda las
vidas paralelas de ambos militares, sus momentos de gloria y de conflicto,
así como su historia familiar, que, hasta nuestros días, persiste
en sus descendencias, herederas derecuerdos de heroísmo, pero
también de estigmas, atribuibles a sus ilustres ancestros.
De militares y oligarquías
La acepción basica para el vocablo ejército lo define como
“una gran multitud de soldados unida en un cuerpo bajo el mando de un
general”. De ello se desprende que desde 1821 hasta 1856, nuestro
país no tuvo realmente un cuerpo militar
organizado bajo el mando de un jefe superior reconocido.
Durante ese período, desde Juan Mora Fernandez hasta Juan Rafael
Mora Porras, todos los jefes de Estado y presidentes fueron elementos civiles,
debido mayormente a la ausencia de una tradición bélica y a la
idiosincrasia que distinguía a los costarricenses.
No podemos durante este período (1821-1856),
hablar de una verdadera configuración militar representada por un
ejército debidamente organizado sino mas bien de la emergencia de
algunos rasgos y circunstancias históricas directa e indirectamente
condicionantes en el largo proceso de la formación del ejército costarricense.
Nuestras fuerzas militares existían principalmente
para resguardar el orden público interno, alterado por escasas
conspiraciones de grupos de revoltosos que actuaban en disconformidad con
medidas implantadas por los gobiernos de turno.
De acuerdo con don Rafael Obregón, no es sino con la caída, en
mayo de 1838, del
gobierno de don Manuel Aguilar, que se puede señalar el primer cambio de
autoridades civiles mediante un golpe de cuartel. El
movimiento militar estuvo liderado por el capitan JoséManuel
Quirós Blanco, militar de significativa presencia en sucesos
posteriores.
Al decir del
expresidente Gonzalez Víquez: “el mal nació en mayo
de 1838; arreció después de la caída de Morazan y
no desapareció hasta la segunda administración de don
Jesús Jiménez.
Familias prominentes en la tenencia de tierras y en empresas agrícolas y
financieras, como los Mora, Aguilar, Castro, Fernandez, Iglesias,
Tinoco, fueron posicionando también a sus miembros en los distintos
poderes del estado, lo cual otorgó un papel dominante a algunas de las
familias de la época.
Sin embargo, fue el café lo que introdujo significativas variantes en
las estructuras sociales y políticas de nuestro país. Aunque ya
se comerciaba ese producto desde 1820, fue en 1854 cuando un grupo de
costarricenses inició exportaciones a Inglaterra, las cuales se enviaban
en el buque inglés Monarch, propiedad de su capitan William Le
Lacheur. El cultivo y comercialización del café transformó
a Costa Rica de una colonia letargica ubicada en un distante lugar del
imperio español, en un país boyante, siendo los beneficios
económicos obtenidos la mayor fuente de empleo y riqueza.
Se fue constituyendo rapidamente durante este lapso la llamada
'oligarquía cafetalera', la cual requería no
sólo del apoyo estatal para llevar adelante sus negocios, sino
también del control de los principales centros de decisión
política y militar, a fin de poder pilotear; con mayor seguridad y
firmeza, el paso de la poblaciónpor los drasticos acomodos que
exigía el cultivo empresarial del cafeto y el delicado montaje de los
engranajes de una dinamica económica de exportación.
Surgió así en el seno de una sociedad que se había
caracterizado por su relativo igualitarismo, una clase con suficiente peso
financiero y empuje para ir reclamando para sí el papel de principal e
incontrastable protagonista del proceso histórico de
desarrollo.
Nació entonces una alianza entre la oligarquía y los militares,
donde estos se convirtieron en los instrumentos de presión para
consolidar el poder político y social de aquella, y, a su vez, esa
oligarquía servía de apoyo a los militares para que estos
reafirmaran su carrera en las armas y ocuparan, con el tiempo,
posiciones decisorias en los destinos del país.
A pesar de que los militares en Costa Rica habían efectuado golpes de
estado en 1838 y 1842, causando las dos caídas de gobiernos jefeados por
don José Rafael Gallegos y que, asimismo, habían participado en
múltiples conspiraciones entre 1848 y1849 que condujeron a la
caída del doctor José María Castro Madriz en noviembre de
ese último año, sus actuaciones estaban sometidas al servicio de
las oligarquías y jamas sus líderes buscaron ocupar
algún cargo prominente en los supremos poderes del país, como la
historia sí nos dice que ocurrió en otros países
latinoamericanos (Obregón en México, Bolívar en Venezuela,
Sucre en Perú).
Al ser designado como Jefe de estado el 30 de diciembre de 1849, donJuan Rafael
Mora considera necesario descentralizar el poder militar hasta entonces
existente en el Cuartel Principal y el 15 de abril de 1850 crea el Cuartel de
Artillería, sabia decisión que menguó las fuerzas del
capital José Manuel Quirós, cuando en junio de ese mismo
año, intentó rebelarse contra Mora con resultados infructuosos
Ademas, don Juan Rafael trajo “al país al militar polaco,
en 1852-53, Fernando von Salisch, para servir de instructor de alta
preparación de las fuerzas militares y para ello se creó una
academia militar. A partir de este momento se asocia
el poder de los militares y la existencia del
ejército con la defensa y apoyo de los intereses del gobierno.” En otras palabras, los
militares rompen su alianza con la oligarquía existente para prestar sus
servicios exclusivamente al gobierno electo.
La medida política no tuvo otro objetivo que el de buscar el sustraer
parte del
excesivo poder bélico que se almacenaba en el Principal, y colocarlo
mas directamente bajo el dominio de las autoridades civiles. El nuevo
centro militar estaba ahora directamente bajo las órdenes del
Presidente de la República.
Para que la implantación de esta medida tuviese vigencia, se
ordenó que todos los cañones que se encontraban en el Principal,
menos uno, fueran trasladados al nuevo cuartel. Ademas,
los pertrechos bélicos que se encontraban en el Principal, se
repartieron por partes iguales entre ambos centros.
Con la llegada a Centro América, en 1855, deWilliam Walker y sus
filibusteros, Mora interpreta acertadamente la seria amenaza que se cierne
sobre Costa Rica y prepara un ejército de 9.000 hombres que durante 1856
y 1857 emprendera una gesta trascendental en nuestra historia patria,
enaltecida con las gloriosas batallas de Santa Rosa y Rivas y la campaña
del Transito en el río San Juan.
“El militar que emergió con posterioridad al conflicto armado de
1856 lo hizo como
el individuo que había salvado a la nación de las hordas
mercenarias de la intervención extranjera. El rol del militar dentro
de la política costarricense, a partir de ese momento, ya no
sería el de un simple subordinado. En delante, lucharía por
participar de una manera mas intensa en el usufructo del poder
político, amparado en la gesta que acababa de cumplir y en la alta
estima con que lo distinguía la sociedad costarricense.
Con excepción del Golpe de Frankfort en enero de 1852, promovido por el
presidente Mora para reducir el poder político de diputados y otros
ciudadanos contrarios a su régimen y de la conjuración Iglesias y
Tinoco en junio de 1856, en que don Francisco María Iglesias y Saturnino
Tinoco encabezaron una conspiración contra el gobierno de Mora, los
conflictos internos en ese período habían disminuido, hasta que
en la madrugada del 14 de agosto de 1859 se produjo la caída del
gobierno morista y el posterior fusilamiento de don Juan Rafael Mora el 30 de
setiembre de 1860 junto con el militar Ignacio Arancibia,y dos días
después, el 2 de octubre, el del general José María
Cañas.
Con los sucesos anteriores, quedó claramente expuesto que el
ejército, representado por los militares que integraban los cuarteles
Principal y de Artillería, no estaban realmente al servicio del gobierno
y, en particular, del presidente de la República, sino de la
oligarquía vigente, es decir, del poder social y económico
ostentado por las familias mas poderosas del país.
Tan es así que en la década subsiguiente cesan los conflictos
políticos y militares en el país y se afianza el poder de los
militares en los cuarteles, brindando su apoyo a las sucesivas designaciones de
presidentes que fueron electos, hasta que se concretó la caída
del gobierno del doctor José María Castro en noviembre de 1868 y
la designación consensuada entre oligarquía y militares, del
licenciado Jesús Jiménez como nuevo mandatario.
Don Jesús comprendió luego que, aunque su nombramiento
contó con el aval de los militares, había llegado el momento de
enrumbar a Costa Rica por los senderos de la democracia civil La
resolución y el coraje para hacerlo recayó en su ministro de
Guerra, don Eusebio Figueroa, hombre de caracter férreo, de
decisiones inquebrantables y de indomable energía. En febrero de 1869,
Figueroa pidió la renuncia al general Lorenzo Salazar y en abril hizo lo
mismo con el general Maximo Blanco, comandantes del
cuartel de Artillería y del cuartel
Principal, respectivamente.…es un hecho de
fundamental importancia en el largo proceso de afirmar el caracter civil
del gobierno
costarricense. El presidente y el ministro comprenden muy
bien que toda la teoría democratica liberal tendra valor
muy reducido, mientras Blanco y Salazar conserven la atribución de poner
y quitar gobiernos.
Pero el problema es mas hondo: los altos militares apenas han sido
ejecutores de las decisiones surgidas de la entraña oligarquica,
todopoderosa en esta década.
Agrega Montero Barrantes, “Dadas las circunstancias de aquella
época, necesitabase una gran energía, una voluntad inquebrantable
para llevar a cabo una disposición de tanta
trascendencia que significaba la destrucción del pretorio costarricense.”
Si bien el militarismo siguió presente en los períodos en que el
general Tomas Guardia y otros designados, ejercieron la presidencia,
desde abril de 1870 hasta julio de 1882, en que el ejército estuvo al
servicio de la presidencia de la República y no ya de las
oligarquías cafetaleras, nos interesaba en este aparte destacar
basicamente el contexto militar y político en que tuvo lugar la
participación de los generales Lorenzo Salazar y Maximo Blanco,
personajes relevantes en el entorno nacional durante no menos de
veintitrés años, en que alcanzaron la gloria y la cima del poder,
para luego caer en las sombras del olvido, motivado ello fundamentalmente por
sus actuaciones en la caída y fusilamiento de don Juan Rafael Mora
Porras