El escepticismo
mantiene que no es posible el conocimiento. Del mismo modo que ocurre con el
relativismo, cabe ser escéptico de un modo
radical o aceptar el escepticismo respecto de ciertas regiones de realidad y la
posibilidad de adquirir ciencia o conocimiento respecto de otras. Por ejemplo,
se puede ser escéptico en temas de religión (agnóstico) y
sin embargo creer en la posibilidad del
conocimiento del mundo físico, como ocurre en la
actualidad en muchos científicos. En la
filosofía presocratica el escepticismo fue una teoría poco
aceptada pero también tuvo sus defensores. El
movimiento sofista tendía mas al relativismo y escepticismo que
al objetivismo.
En 1637 apareció su famoso Discurso del método, presentado como
prólogo a tres ensayos científicos. Por la audacia y novedad de
los conceptos, la genialidad delos descubrimientos y el ímpetu de las
ideas, el libro bastó para dar a su autor una inmediata y merecida fama,
pero también por ello mismo provocó un diluvio de
polémicas, que en adelante harían fatigosa y aun peligrosa su
vida.
Descartes proponía en el Discurso una duda metódica, que
sometiese a juicio todos los conocimientos de la época, aunque, a
diferencia de los escépticos, la suya era una duda orientada a la
búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar
sólidamente el saber. Este principio lo halló
en la existencia de la propia conciencia que duda, en su famosa
formulación «pienso, luego existo». Sobre la base de
esta primera evidencia pudo desandar en parte el camino de su escepticismo,
hallando en Dios el garante último de la verdad de las evidencias de la
razón, que se manifiestan como ideas