1. Origen e historia de la
bioética
La ética es la reflexión crítica sobre los valores y
principios que guían nuestras decisiones y comportamientos.
La palabra bioética es un neologismo acuñado en 1971 por Van
Rensselaer Potter (en su libro Bioethics: bridge to the future), en el que este
autor englobaba la 'disciplina que combina el conocimiento
biológico con el de los valores humanos'. La prestigiosa
Encyclopedia of Bioethics (coordinada por Warren Reich) define la
bioética como 'el estudio
sistematico de la conducta humana en el area de las ciencias de
la vida y del
cuidado sanitario, en cuanto que tal conducta se examina a la luz de los
valores y de los principios morales'. En la actualidad abarca no
sólo los aspectos tradicionales de la ética médica, sino
que incluye la ética ambiental, con los debates sobre los derechos de
las futuras generaciones, desarrollo sostenible, etc. (De hecho, el libro de
Potter trataba las cuestiones éticas en relación al medio
ambiente con perspectivas evolutivas, pero posteriormente el término
bioética se ha usado sobre todo para referirse a la nueva ética
médica y a la ética de los nuevos avances en biomedicina).
En 1972 André Hellegers crea el Instituto Kennedy de Bioética, en
la Universidad Georgetown (Washington DC), siendo esta la primera vez que una
institución académica recurre al nuevo término.
Según Warren Reich (1993), la palabra bioética ha tenido
éxito en imponerse porque es muy sugestiva y poderosa: 'sugiere un
nuevo foco, una nueva reunión de disciplinas de una forma nueva y con un
nuevo foro que tendió a neutralizar el tinteideológico que la
gente asociaba con la palabra ética'.
El objetivo de la bioética, tal como la 'fundaron' el Hastings
Center (1969) y el Instituto Kennedy (1972) era animar al debate y al
dialogo interdisciplinar entre la medicina, la filosofía y la
ética, y supuso una notable renovación de la ética
médica tradicional.
Pero ¿qué acontecimientos intervinieron en este nacimiento de la
moderna bioética? Hoy esta claro que un factor determinante fue
el surgimiento de una serie de 'paradojas' creadas por el propio
avance de la medicina y la tendencia a extender las prestaciones sanitarias:
| Para muchos autores, el nacimiento de la bioética (aunque
todavía no se le daba ese nombre) ocurrió en 1962, cuando en
Seattle (estado de Washington) se decidió crear un comité de
legos (no médicos) para decidir qué pacientes tenían
preferencia para beneficiarse de la entonces reciente maquina de
hemodialisis. La pregunta subyacente era ¿por qué un
avance médico debería crear una nueva discriminación
médica? ¿Quién y cómo elegía a los
candidatos? La novedad estribaba precisamente en que la respuesta a estos
interrogantes no recaía sobre los médicos, sino sobre una representación
de la comunidad.
Aunque el Código de Nuremberg (1948) había tratado por primera
vez el tema de la experimentación en humanos, en los años 60 se
tomó conciencia de que incluso en una sociedad democratica, la
misma investigación biomédica sobre sujetos humanos planteaba una
gran cantidad de problemas que había que encarar adecuadamente. En 1972
se divulga el llamado 'caso Tuskegee', un estudio hasta entonces
secreto, en el que 400individuos de raza negra habían dejado de ser
tratados contra la sífilis (a pesar de que ya existían
tratamientos eficaces) con objeto de estudiar la evolución
'natural' de la enfermedad. El congreso de los EE.UU. establece la
'Comisión Nacional para la Protección de los sujetos humanos
en el campo de las Ciencias Biomédicas y del Comportamiento'. En
1978 esta Comisión publica el llamado 'Informe Belmont', con
directrices para la protección de los individuos que participen como
sujetos de experimentación en Biomedicina, basados en los principios de autonomía,
beneficencia y justicia. |
| A partir de 1967, con los primeros trasplantes de corazón, se plantea
el problema de cómo definir la muerte clínica. En 1968 la
facultad de medicina de la Universidad de Harvard publica un artículo
donde plantea el nuevo criterio basado en la muerte cerebral.
| A su vez esto conectaba con algunos dramaticos casos de coma
irreversible, lo que animó el debate sobre la eutanasia y el
'derecho a la propia muerte'. En 1975 Karen Ann Quinlan entra en coma
irreversible y queda en estado vegetativo persistente. Los padres piden que la
desconecten del
respirador artificial para que pueda morir en paz. Tras una denegación
judicial, hay un recurso, en el que el Tribunal Supremo de Nueva Jersey
autoriza la desconexión sobre la base del 'derecho a una muerte digna y en
paz'. Se reconocía por primera vez que la propia tecnología
de soporte vital planteaba la cuestión sobre la eticidad o no de
mantener en estado vegetativo a individuos que nunca volverían a tener
una vida consciente. |
| Una de lasrecomendaciones del
Tribunal Supremo que intervino en el caso Quinlan fue la de que los hospitales
creasen 'Comités de ética' capaces de enfrentarse a
este tipo de conflictos. Surgieron directrices sobre la reanimación,
sobre el empleo o no de tratamientos costosos para mantener con vida
recién nacidos con graves anomalías, etc. |
| Uno de los factores principales en la transición hacia la
bioética fue la crisis del
concepto paternalista de beneficencia médica heredado de la
tradición hipocratica. El médico ya no puede imponerse
(siquiera benevolentemente) al paciente, sino que éste ha de ser
informado, para que pueda ejercer sus irrenunciables derechos de
autonomía y pueda conceder el consentimiento a los tratamientos. En 1972
se promulga en EE.UU. la Carta de los Derechos de los Enfermos. Las necesidades
y preferencias de los pacientes tenían que ser defendidas con fuerza,
sobre todo ante una poderosa tecnología mirada a veces con suspicacia, y
ante las instituciones. |
| La universalización de los servicios sanitarios en gran parte de los
países occidentales ha obligado a plantearse cómo financiar
y distribuir equitativamente unos recursos limitados, y cómo regular el
acceso a distintas tecnologías por parte de los ciudadanos.
¿Cómo se atienden las necesidades basicas sanitarias de
todos los ciudadanos? Pero ¿qué son necesidades basicas?
¿Cómo se diferencia entre lo necesario y lo accesorio? |
En los años recientes, los avances en Genética y el desarrollo
del Proyecto Genoma Humano, en conjunción con las tecnologías
reproductivas, estan ampliando aún mas el campo de la
Bioética, obligandoa buscar respuestas a retos nuevos:
| cuestiones sobre reproducción humana asistida. Estatuto ético del embrión y del feto. ¿Existe un derecho
individual a procrear? |
| sondeos genéticos y sus posibles aplicaciones discriminatorias:
derechos a la intimidad genética y a no saber predisposiciones a
enfermedades incurables |
| modificación genética de la línea germinal: ¿es
moral 'mejorar' la naturaleza humana? |
| clonación y el concepto de singularidad individual; derechos a no ser
producto del
diseño de otros |
| cuestiones derivadas de la mercantilización de la vida (p. ej.,
patentes biotecnológicas) |
El desarrollo de la bioética fue en sus primeros años un
fenómeno casi exclusivamente americano. Daniel Callahan, fundador del
Hastings Center ha resumido (1993) los factores que contribuyeron a la
aceptación de los estudios bioéticos en los EE.UU.:
| Aunque algunos de los mas importantes bioeticistas eran teólogos
o creyentes, enseguida los analisis dejaron de lado a la
religión, para centrarse en una bioética laica que pudiera ser
operativa en un mundo pluralista. El discurso bioético se sustentaba
principalmente en los derechos cívicos, el pluralismo ideológico
y se buscaba un consenso y unas estrategias ante esa diversidad cultural. |
| Ello supuso que la bioética americana hablara un lenguaje de
'regulaciones' y 'directrices' capaz de enfrentarse a temas
complejos. No se trataba tanto de buscar una fundamentación
común, sino que partiendo de distintas tradiciones, se llegara a
consensos sobre temas concretos, conforme estos se iban planteando. Esto se ha
reflejadoen Comités de revisión institucionales, en Comisiones
asesoras al Presidente o al Congreso. |
| La bioética americana conectó
muy bien con la ola de liberalismo político dominante en las elites
educadas, que reconocían como
propio el lenguaje de derechos y libertades individuales en una economía
de mercado. |
Sin embargo, recientemente la propia bioética americana esta
tomando consciencia de los límites y aporías de un enfoque
demasiado escorado hacia los derechos individuales, y esta intentando
introducir las cuestiones de la justicia distributiva, así como el no
olvidar que su finalidad no es estrictamente de llevar a la armonía,
sino que también ha de poseer una dimensión
'profética', de plantear dudas a ciertos presupuestos no
debidamente elaborados de las sociedades avanzadas.
2. Alcance de la bioética
La bioética no sólo trata las cuestiones morales en el
ambito de la biomedicina, sino que ademas incluye:
| cuestiones epistemológicas: modelos explicativos sobre la conducta
humana (p.ej. debate entre el determinismo biológico y la influencia
ambiental), metaforas y modelos sobre el papel de los genes, etc. |
| Cuestiones ontológicas (estatuto de lo humano al comienzo y al final
de la vida; estado vegetativo persistente; relación entre la
dotación genética y la identidad del individuo, etc.). |
La bioética se desarrolla en el contexto de una sociedad pluralista,
ajena a los grandes relatos unificadores de tipo religioso o ideológico.
Por lo tanto, la bioética es una ética civil que se sustenta en
la racionalidad humana secularizada, capaz de ser compartida por todos, en unterreno
filosófico neutro. Como
dice Marciano Vidal (1989) 'mas alla de un ordenamiento
jurídico y deontológico, y mas aca de las
convicciones religiosas'.
| Es una ética laica, racional, que formula la dimensión moral de
la vida humana en cuanto ésta tiene de repercusión para la
convivencia ciudadana en general. Pero con la consciencia de las limitaciones
de la razón, es decir, evitando el racionalismo ingenuo. |
| Es una ética pluralista: acepta la diversidad de enfoques, desde los
que se intenta construir un acuerdo moral en una unidad superior. |
| Es una ética 'mínima' (Adela Cortina), es decir, el
mínimo común denominador moral de una sociedad pluralista, que
garantiza al mismo tiempo la diversidad de proyectos humanos (culturales,
religiosos, etc.). En esta línea se situarían igualmente los
intentos del teólogo Hans Küng de
una Ética Mundial por medio del
dialogo de las distintas religiones, que pudiera llegar a unos acuerdos
sobre valores y fines vinculantes. En cuanto ética mínima, no
puede aspirar a ser totalizadora, y por lo tanto no se identifica con la
visión de ninguna religión, que plantea cosmovisiones opcionales.
En cuanto ética común, sus contenidos no pueden depender de
simples preferencias personales, sino que reflejarían cierto grado de
consenso social derivado de la racionalidad. |
| Sus contenidos se van descubriendo tras evaluación y discusión
crítica, por sucesivas convergencias surgidas de la común
racionalidad humana. Se trata, pues, de una ética dinamica y
enraizada en la historia, que acepta moverse provisionalmente en la duda y en
la perplejidad,pero que avanza hacia niveles cada vez mayores de
búsqueda del bien y de la justicia para toda la humanidad, contrastando
sus conclusiones continuamente con la realidad de cada momento y de cada
cultura. |
En resumen, la actual bioética pretende ser universal, alejada de los
puros convencionalismos o preferencias personales, consciente de las
limitaciones de la razón humana y atenta a los contextos culturales
concretos.
Prudencia y riesgo en la decisión ética (Masia, 1998)
Este autor plantea que entre los extremos de un normativismo ético
inflexible y del mero capricho personal, quiza debiéramos
acostumbrarnos a una moral interrogativa y dinamica, que ilumine las
decisiones concretas con sabiduría practica. Según Ricoeur
(1990) 'la sabiduría practica consiste en inventar las
conductas que satisfaran mejor las excepciones exigidas por nuestra
solicitud para con las personas, traicionando lo menos posible las
normasConsiste en inventar los comportamientos justos y apropiados a la
singularidad de cada caso. Pero esto no significa que haya que dejar el juicio
en manos de la arbitrariedad'. No se trata de aplicar deductivamente las
reglas generales al caso particular, ni se trata de formular simplemente una
excepción. Según Masia, se trata de 'deliberar sobre
el caso concreto bajo una doble luz: la luz de la situación concreta y
la luz de unos criterios, fines o valores que orientan la vida humana'. De
este modo, ante situaciones parecidas, la sabiduría practica
puede dar respuestas diferentes que son igualmente correctas. Según
Ricoeur, existen tres características de esta
sabiduríapractica:
| es prudente asegurarse que posturas distintas se apoyen en un mismo criterio
de respeto; |
| la búsqueda del
justo medio no debe degenerar en una especie de vía media de compromiso;
|
| los juicios pueden evitar la arbitrariedad si se busca la ayuda de otras
personas. |
Papel de las cosmovisiones culturales y religiosas
El encumbramiento de la ética secular se ha basado demasiado a menudo en
una imagen ingenua sobre una supuesta neutralidad y universalidad de la
razón, olvidando el aspecto cultural de los problemas bioéticos,
con pérdida de las riquezas de las tradiciones culturales y religiosas.
Para Masia, muchos de los problemas bioéticos son en realidad
problemas culturales, 'porque nuestra manera de percibir cuales son
y dónde estan los valores que consideramos basicos viene
configurada por nuestra manera de ver el mundo'. En este sentido, por
ejemplo, la sociedad de consumo individualista puede tender a ver como 'mal
adaptados' a los deficientes, a los ancianos, etc. Sin embargo, lo que
esta mal adaptado es el entorno, incapaz de acoger e integrar a esas
personas. Precisamente las tradiciones culturales, como por ejemplo el cristianismo, con su
peculiar sensibilidad procedente de la fe, puede suponer un referente
'profético' capaz de influir en la sociedad para que
ésta reconozca estos valores y humanice el cuidado de los miembros
mas débiles. La teología tendra mucho que aportar a
la visión sobre la vida y la muerte, no dando 'recetas
prefabricadas', sino una cosmovisión suscitadora de valores, que se
ofrecen, sin imponerse, a la sociedad, unas propuestas utópicasque
'sacudan' ciertas creencias y prejuicios enquistados, que permitan
buscar, con los demas, alternativas sobre las prioridades para un
desarrollo auténticamente humanizante.
3. Algunas aportaciones de la bioética al debate filosófico
Según Miguel Moreno (1996), las principales aportaciones de la
bioética al debate filosófico son:
| Clarificación conceptual y epistemológica, suministrando
elementos (siquiera parciales y provisionales) que ayudan a resolver ciertos
problemas o a arrinconar ciertos pseudoproblemas o polémicas como
triviales o irrelevantes. |
| Justificación de propuestas y alternativas, proponiendo procedimientos
y métodos de discusión racional e intersubjetiva, dando
argumentos validos al menos en determinados contextos culturales y
momentos históricos. |
| Plantear nuevas cuestiones filosóficas (como p.ej., el rediseño
tecnológico de la naturaleza humana o la dirección de nuestra
propia evolución). |
| Aportar nueva luz o perspectivas renovadas a viejos problemas (como p.ej., el debate
determinismo-libertad, el valor de la vida humana, valor y uso de la naturaleza).
|
4. Fundamentaciones de la bioética
Véanse los textos de:
| Diego Gracia (1989) |
| Beauchamp & Childress (1999) |
| Goikoetxea (1999) |
| Jonsen et al. (1998) |
Valor absoluto de la persona
Deriva de la idea kantiana de que las personas no son meros medios, sino fines
en sí mismas. Sin embargo, nos encontramos con problemas que no se han
resuelto de modo unanime: dependiendo del estatuto ontológico que se
conceda a los no nacidos (embrión, feto), se hace hace necesaria o no
lamisma consideración que a la vida humana nacida. La
determinación del estatuto del embrión no
depende solamente de datos biológicos, sino de consideraciones sociales
y culturales no compartidas por todos, aunque ello no debe dar pie al
relativismo, sino que debe animar a seguir buscando y debatiendo.
El valor de la persona humana es una intución o 'a priori' que
sirve de marco referencial para elaborar la bioética. Por lo tanto, el
ser humano tiene dignidad, y no precio. De aquí se deriva el que todas
las personas merecen la misma y absoluta consideración y respeto.
Los cuatro principios de la bioética
Pretenden dar contenido al esbozo moral que supone la declaración del valor y dignidad de
la persona. (Véase también Beauchamp & Childress 1999).
Principio de no maleficencia
Este principio ya se formuló en la medicina hipocratica: Primum
non nocere, es decir, ante todo, no hacer daño al paciente. Se trata de
respetar la integridad física y psicológica de la vida humana. Es
relevante ante el avance de la ciencia y la tecnología, porque muchas
técnicas pueden acarrear daños o riesgos. En la evaluación
del
equilibrio entre daños-beneficios, se puede cometer la falacia de creer
que ambas magnitudes son equivalentes o reducibles a analisis
cuantitativo. Un ejemplo actual sería evaluar el posible daño que
pudieran ocasionar organismos genéticamente manipulados, o el intento de
una terapia génica que acarreara consecuencias negativas para el
individuo.
Principio de beneficencia
Se trata de la obligación de hacer el bien. Es otro de los principios
clasicos hipocraticos. El problema es quehasta hace poco, el
médico podía imponer su propia manera de hacer el bien sin contar
con el consentimiento del
paciente (modelo paternalista de relación médico-paciente). Por
lo tanto, actualmente este principio viene matizado por el respeto a la
autonomía del
paciente, a sus valores, cosmovisiones y deseos. No es lícito imponer a
otro nuestra propia idea del
bien.
Este principio positivo de beneficencia no es tan fuerte como el negativo de evitar hacer daño.
No se puede buscar hacer un bien a costa de originar daños: por ejemplo,
el 'bien' de la experimentación en humanos (para hacer avanzar
la medicina) no se puede hacer sin contar con el consentimiento de los sujetos,
y menos sometiéndolos a riesgos desmedidos o infligiéndoles
daños. Como
dice Hans Jonas (1997 edición española), aunque la humanidad
tiene un interés en el avance de la ciencia, nadie puede imponer a otros
que se sacrifiquen para tal fin. Matizado de esta manera, el principio de
beneficencia apoya el concepto de innovar y experimentar para lograr beneficios
futuros para la humanidad, y el de ayudar a otros (especialmente a los
mas desprotegidos) a alcanzar mayores cotas de bienestar, salud,
cultura, etc., según sus propios intereses y valores.
También se puede usar este principio (junto con el de justicia) para
reforzar la obligación moral de transferir tecnologías a
países desfavorecidos con objeto de salvar vidas humanas y satistacer
sus necesidades basicas.
Principio de autonomía o de libertad de decisión
Se puede definir como
la obligación de respetar los valores y opciones personales de cada
individuo en aquellasdecisiones basicas que le atañen vitalmente.
Supone el derecho incluso a equivocarse a la hora de hacer uno mismo su propia elección.
De aquí se deriva el consentimiento libre e informado de la ética
médica actual.
Principio de justicia
Consiste en el reparto equitativo de cargas y beneficios en el ambito del bienestar vital,
evitando la discriminación en el acceso a los recursos sanitarios. Este
principio impone límites al de autonomía, ya que pretende que la
autonomía de cada individuo no atente a la vida, libertad y demas
derechos basicos de las otras personas.
Se pueden plantear conflictos no sólo entre miembros coetaneos de
un mismo país, sino entre miembros de países diferentes (p. ej.,
acceso desigual a recursos naturales basicos), e incluso se habla de
justicia para con las generaciones futuras.
Nuestra cultura ha sido mas sensible al principio de autonomía, a
costa del principio
de justicia, pero es posible que la misma crisis ecológica nos obligue a
cambiar este énfasis. La justicia e igualdad de los derechos de los
seres humanos actuales y la preservación de condiciones viables y
sostenibles para las generaciones futuras pueden hacer aconsejable, e incluso
obligatoria, una cierta limitación del principio de autonomía,
sobre todo en una sociedad de mercado que espolea el deseo desmedido de nuevos
servicios y bienes, y en la que el individuo atomizado reclama ilimitadamente
'derechos' de modo narcisista (H. Jonas: El principio de
responsabilidad).
Los países industrializados, con menos población que los paises
pobres, contaminan mas y derrochan mas recursos. Las
sociedadesopulentas deberían bajar del
pedestal la autonomía desmedida que va en detrimento del desarrollo justo y viable para todos.
5. Matizaciones al enfoque principialista de la bioética
A.R. Jonsen y S. Toulmin, en The abuse of casuistry (1988) proponen que frente
a la tiranía de los principios se rehabilite la casuística, sobre
todo allí donde hay que tomar decisiones concretas (medicina,
ética aplicada, derecho, administración pública). Las
característas de esta propuesta son:
| las decisiones se hacen caso a caso |
| las conclusiones son provisionales, atendiendo a la aparición de
nuevas circunstancias que ayuden a matizar las opciones anteriores |
| enfoque no deductivista, sino analógico. Se recurre a maximas y
valores generales que hay que ir comprendiendo al intentar estudiarlos y
aplicarlos caso por caso |
| taxonomía de casos, según sus semejanzas y diferencias. |
Este plantemiento queda perfectamente reflejado en un texto de gran influencia
en los EEUU: A.R. Jonsen, M. Siegler & W.J. Winslade (1998) Clinical Ethics
(4ª edición). La ética médica americana,
como dice James
Drane (en Gafo, 1988) 'se desenvuelve en un contexto relativista y
plurarista, pero se inspira en la ciencia y se apoya decididamente en el
postulado científico que exige someter toda propuesta a su operatividad
en la vida real'.
Dentro de la tradición americana,
uno de los textos mas influyentes es el de Tom L. Beauchamp y James F.
Childress (1999) Principios de Ética Biomédica. (La primera
edición americana es de 1979), que se basa en los cuatro principios
antes enunciados. En caso de conflictos entrealgunos de estos principios,
habra que ver cual de ellos tiene prioridad, lo cual se suele
decidir en función de las consecuencias. Al contrario que la
tradición europea, la americana
no busca tanto una fundamentación en principios filosóficos
cuanto en valores ampliamente compartidos culturalmente. El principio de
beneficencia va unido al de autonomía, matizado por el principio de
justicia, para compensar las desigualdades introducidas por los dos anteriores.
De esta manera, la tradición utilitarista centrada en los derechos
individuales establece la preeminencia de la autonomía individual. Los
conflictos tienden a ser resueltos recurriendo al método del 'observador
ideal' desarrollado por John Rawls en A Theory of Justice (1971).
En cambio, la tradición europea (continental) ha estado mas
influida por los intentos de fundamentación sobre principios absolutos, como es el caso del
imperativo categórico kantiano, que generarían obligaciones
morales absolutas: no maleficencia y justicia. Estos dos principios regulan el
bien común y jerarquicamente son superiores (en caso de
conflicto) al de autonomía, que se refiere al bien particular de cada
individuo.
Entonces, según Diego Gracia (1992), los cuatro principios se ordenan en
dos niveles:
| nivel 1: no maleficencia y justicia. Es el nivel que podemos llamar de
'ética de mínimos', en el que se nos puede obligar
desde fuera, porque regula el bien común. Se refiere a las obligaciones
'perfectas' que generan deberes negativos transitivos (lo que no se
debe hacer a otros). Socialmente vendría regulado por el Derecho. |
| nivel 2: autonomía ybeneficencia. Es el nivel de 'ética de
maximos', relacionado con el proyecto vital que cada persona
libremente escoge en la búsqueda de la felicidad y de la plasmación
de sus propios valores. Se refiera a las llamadas obligaciones
'imperfectas', que me puedo exigir a mí, pero no que no puedo
imponer a los demas. Este nivel sería el correspondiente al
estudio de la Moral. |
La bioética puede ser un procedimiento fundamentado o fundamento
procedimental para tomar decisiones en los ambitos conflictivos de la
Biomedicina. Se basa en buena parte en principios éticos generales y en
Declaraciones de Derechos Humanos, que al ser ampliamente compartidos, suministran
un marco sólido de referencia para discutir racionalmente la rica
casuística que plantean los avances tecnológicos en su
interacción con la vida.
Para Diego Gracia la nueva casuística, al estilo de Jonsen tiene
importancia, pero debe conectarse con una adecuada fundamentación. En el
jucio moral hay un momento de razonamiento deontológico o a priori
(atento a los principios generales), y otro teleológico o a posteriori
(una fase 'experiencial', en la que se ponen a prueba los principios
en cada caso concreto). Su esquema ético incluye varias fases:
1. Sistema de referencia moral
a. premisa ontológica: el hombre, en cuanto persona, tiene dignidad y no
precio
b. premisa ética: todos los hombres son iguales y merecen igual
consideración y respeto
2. El momento deontológico del
juicio moral
a. nivel 1 (público): no maleficencia y justicia
b. nivel 2 (privado): autonomía y beneficencia
3. El momento teleológicodel juicio moral
a. evaluación de las consecuencias objetivas del
nivel 1
b. evaluación de las consecuencias subjetivas del nivel 2
4. El juicio moral
a. Se contrasta la regla en el caso particular
b. Se evalúan las consecuencias del acto, para ver si se puede hacer una
excepción a la regla
c. Contraste de la decisión tomada con el sistema de referencia
d. Toma de decisión final
La fase 2) constituye el llamado 'esbozo moral', que nos permite dar
contenidos materiales a la intuición fundamental de la fase 1). Estos
principios son puestos a prueba en la fase 3) sobre la base de las
consecuencias. Debido a que los principios se elaboran y descubren
históricamente, no son absolutos (aunque sí universales), sino
que son deberes prima facie, que pueden admitir excepciones. Precisamente la
fase 4) esta dirigida al analisis de efectos y circunstancias de
cada caso particular, con objeto de argumentar si se puede admitir una
excepción. Pero las excepciones se basan precisamente en la
calibración de las consecuencias, de modo que la admisión de la
excepción garantice la consideración y respeto de los seres
humanos. Por ejemplo, todos hemos recurrido alguna vez a la 'mentira
piadosa': se trata de una excepción al principio (no absoluto) de
que hay que decir la verdad, que se justifica porque en determinadas
circunstancias seguir al pie de la letra ese principio puede tener
consecuencias negativas para otras personas y atentar contra principios y
valores de orden superior.
Manuel Atienza ha realizado una crítica a algunos de los postulados de
Diego Gracia, centrada enque la jerarquización de principios
implicaría una petición de principio. Igualmente critica la
supuesta conexión del Derecho con la ética de mínimos.
Atienza propone usar el Derecho como una
prolongación de la moral, como
un mecanismo para positivizar la ética (juridificar
metodológicamente la bioética). En Derecho existen conflictos
cuya resolución consiste precisamente en ponderar principios
contrapuestos, y por ello existe una metodología que podría
resultar útil a casos concretos de los principios de la bioética.
Propone recurrir a principios secundarios, que surgen en casos
difíciles, y que matizarían los principios primarios. En un
comité de ética, quien pretenda recurrir a estos principios
secundarios asume la carga de la prueba: ha de demostrar que se dan las
circunstancias para la aplicación de tales principios.
Para aplicar estos principios hay que pasar a
las reglas. Hay que construir un conjunto de pautas específicas que
resulten coherentes entre sí, y que sean capaces de resolver los
problemas practicos.
¿Por qué no usar el 'modelo judicial' de resolución
de casos en los comités de ética como un sistema aceptable de racionalidad
practica? Esto tendría ademas la ventaja de que se
iría creando una 'jurisprudencia bioética' que
permitiría que la reflexión siguiera avanzando.
6. Fines y medios en la bioética
Un punto relativamente descuidado del
debate bioético, pero esencial a la hora de discutir los aspectos de
justicia en el acceso a los servicios biomédicos, es el de la
conexión entre los fines de la biomedicina y los medios técnicos
disponibles. Para Daniel Callahan(1996) hay dos factores que inciden sobre esta
cuestión:
| Tendencia de la medicina a introducir nuevas tecnologías, a menudo muy
caras, y previstas para el beneficio individual y no tanto para el beneficio de
la población general. |
| Las tecnologías biomédicas estan modificando
continuamente la imagen tradicional de lo que es 'funcionamiento normal de
nuestra especie'. Se esta redefiniendo la noción
estadística de 'normalidad', de modo que nos estamos
deslizando hacia unos fines de optimización e incluso 'mejora'
de nuestra naturaleza. |
¿Es legítimo emplear inmensos recursos económicos del entramado
clínico e investigador en seguir ampliando los límites normales
sobre todo si esto es a costa de descuidar atención mas
basica para mayor número de personas? A estos interrogantes no se
puede responder si previamente no se ha discutido cuales son los fines y los
bienes que pretendemos obtener de la Medicina. El no haber abordado esto
explica en parte la ya vieja dificultad para:
1. definir lo que debe ser un 'paquete basico' de servicios
sanitarios para todos (un problema sobre todo en los EEUU, que a diferencia de
Europa, carece de un sistema público universal y gratuito de salud)
2. incapacidad de llegar a un acuerdo sobre la 'futilidad' en
tratamientos médicos (sobre todo en enfermos terminales)
3. determinar qué clase de salud debemos lograr para los ancianos, y
cómo hacerlo
4. qué clase de cuidados sanitarios proporcionar a aquellos pacientes en
los que las únicas opciones aplicables son extraordinariamente costosas.
La bioética ha oscilado entre la insistencia encriterios formales a
menudo inflexibles pero carentes de contenido, y los criterios de
procedimiento, pero no ha encarado la cuestión central sobre lo que
entendemos como
bienes humanos o los fines de la medicina. Y mientras esto no se haga, corremos
el riesgo de no llegar a ninguna solución significativa en muchos de los
debates abiertos.
Norman Daniels (1996) ha intentado responder a este desafío conectando
su teoría de la justicia con el interés por los fines. Aboga por
procedimientos públicos y justos que establezcan la legitimidad de crear
límites para ciertos servicios médicos. Pero hay que salvar la
tentación de pretender realizar esto meramente por agregación de
preferencias en un proceso formalmente democratico. No se trata
solamente (ni principalmente) de maximizar la sastisfacción de
preferencias, sino que la clave es la deliberación sobre buenos
razonamientos, al menos sobre razones que todos los ciudadanos puedan aceptar
(a pesar del
legítimo pluralismo de intereses). El proceso deliberativo
debería dar razones aceptables por todos como
base para hacer decisiones sobre cómo
proteger la funcionalidad biológica normal de la población,
habida cuenta de los límites presupuestarios. Esto es muy importante en
relación con nuevas tecnologías (de soporte vital, de
trasplantes, servicios reproductivos y genéticos). Si se hacen
explícitas las razones para adoptar ciertas tecnologías, entonces
habría una base para un dialogo social mas amplio y para
una deliberación sobre los fines de la medicina. Con el tiempo las
entidades de servicios sanitarios podrían articular una
concepción mascalibrada de cómo proporcionar servicios de
alta calidad a la población con presupuestos que irremediablemente son
limitados.
Evandro Agazzi, en El bien, el mal y la ciencia (Madrid: Ed.Tecnos, 1996) ha
escrito profundas paginas sobre los conflictos que el sistema de
ciencia-tecnología plantea a las exigencias de la vida, conectando con
la cuestión de los fines. La extensión de las categorías del discurso científico ligadas a su
caracter empírico y antimetafísico a todas las
areas de la vida ha cortado la posibilidad de atribuir sentidos precisos
a conceptos como
bien, mal y deber. La primera consecuencia es que la esfera de lo moral se
relegó a la intimidad de la persona (juicios subjetivos), pero enseguida
esa esfera dejó de ser respetada y fue directamente atacada con los
criterios de la ciencia (tendencia al cientifismo). De ello ha derivado un
vaciamiento del contenido ético y la
falta de responsabilidad del
hombre contemporaneo.
Pero aunque el sistema tecnológico no tuviera fines en sí mismos,
en la practica, al ser el entorno en que vivimos, nos impone
continuamente modificar nuestros fines para adaptarlos a la técnica. El
hombre contemporaneo acaba aceptando los criterios
tecnológicos como
patrones de admisibilidad de sus propias acciones, vaciando con ello el
ambito de competencias de la moral respecto de sus propias acciones. La
tecnología no sólo no se detiene ante el jucio moral, sino que
pretende en cierta manera juzgar a la moral, invalidando propuestas morales que
no concuerden y se amolden al sistema tecnológico. El sistema
tecnocientífico modifica todas las formas devida, crea nuevas creencias,
comportamientos, ideologías, etc., y en este sentido no es neutral. Como maximo
podríamos permanecer neutrales nosotros, cerrando los ojos a la
realidad, pensando que tal estado de cosas es bueno.
Aunque el sistema tecnocientífico tiende a seguir su propio curso, se
puede y se debe emitir un juicio de valor sobre él, y podemos influir
(si queremos y nos dotamos de las instituciones adecuadas) en cambiar su
estructura y dirección. El problema es que para hacer tal cosa hacen
falta referencias externas fuertes. Pero en una sociedad postmodernista y
altamente relativista, incapaz de dialogar sobre fines (mas alla
de la sacrosanta autonomía personal), esto va a ser extremadamente
difícil. Mas que acusar a la ciencia y a la tecnología,
deberíamos preguntarnos si este estado de cosas se ha debido al abandono
del
compromiso e investigación en valores que guiaran los fines.
7. Bioética y derecho
En las relaciones entre bioética y derecho hay dos posibles tendencias
(Moreno, 1995):
| legalista y rigurosa: pretender elaborar leyes muy detalladas adaptadas a los
diversos casos que se piensa pueden surgir (pero con el riesgo, como se ha
visto con algunas, de que los avances técnicos permitan encontrar huecos
legales o creen determinadas paradojas, o que permitan soluciones no previstas
por el espíritu de la ley). |
| Abierta e inductivista: se reconoce que no se pueden prever todos los avances
y todas las situaciones posibles creadas por una tecnología que avanza a
un ritmo tan rapido. Pero queda la necesidad de leyes generales que
reconozcan principios claros,pero sin descender a demasiados detalles. Queda
lugar para que la jurisprudencia vaya incorporando el espíritu de la ley
en función de los nuevos contextos científicos y sociales. |
Para Adela Cortina (1994) el ethos de una sociedad viene configurado por el
dialogo entre la moral cívica (conjunto de valores que una
sociedad democratica comparte), derecho positivo e instituciones
políticas. La tarea de la bioética sería inspirar formas
de vida respetuosas con las exigencias vitales basicas y llegar a
plasmaciones jurídicas sólo cuando sea inevitable. Una dificultad
es delimitar lo que son exigencias basicas (derechos exigibles) de lo
que son deseos o preferencias subjetivas (que no pueden reclamar su
satisfacción jurídica). Esto conduce a preguntar quién
puede acceder a determinados servicios sanitarios, y a qué servicios
basicos se tiene derecho. Por ejemplo, ¿esta obligada la
sociedad a ayudar a cualquier individuo a recurrir a técnicas de
reproducción artificial?
Daniel Callahan (1996b) ha planteado los dilemas específicos en la
sociedad norteamericana en cuanto a las relaciones del derecho con la
bioética: 'Es como si al público se le presentara una simple
y cruda disyuntiva: si piensas que algo realmente es moralmente importante,
llévalo a los tribunales o aprueba una ley sobre ello; pero si piensas
que hay que dejar aparte a los tribunales o que no debería haber leyes
sobre eso, entonces, callate y deja el tema en el campo de la elección
privada. Y cuando decimos 'elección privada' en este
país, queremos decir una cosa: que no debemos emitir juicios morales
sobre las elecciones delos demas, y mucho menos condenas de moral
pública de las practicas de diferentes grupos'. El caso es
que el tabú a discutir seriamente sobre los usos morales de la libertad
y sobre la diferencia entre opciones morales responsables e irresponsables ha
conducido mientras tanto a que gran parte de la moral sea elaborada en las
cortes de justicia y enraizada en deciciones legales. Para Callahan es
sorprendente, por ejemplo, que decisiones judiciales (con amplia
repercusión mediatica, configuradora del
pensamiento de muchos ciudadanos) declaren que 'si mi vida termina en una
situación de dependencia, debilidad y desorganización mental como de niño,
habré perdido mi dignidad' (de persona). Por lo tanto, el legalismo
se puede definir como la conversión de
problemas morales en problemas legales; la inhibición del debate moral por temor de que sea
convertido de esa forma; y la elevación de los jucios morales de los
tribunales al estatuto de estandares morales. Callahan no culpa a los
jueces, sino a las Iglesias (que o son demasiado sectarias o son demasiado
complacientes), a las universidades (demasiado atrapadas por el profesionalismo
o por las guerras culturales), a la prensa de opinión (la de izquierdas
aburridamente ocupada en atacar a la derecha religiosa, y la de derechas al
asalto de los liberales políticamente correctos), y a la vida
política (interesada sólo en atacar a los oponentes).
Aceptando el reto de Callahan, Gilbert Meilaender (1996) reconoce que un punto
clave estriba en que se tiende a pensar que las leyes estan para
promocionar las elecciones que cada uno hace. Se ha creado'un ideal del yo que esta
vacío de contenido, salvo el de la elección' (Callahan).
Para Meilaender el problema no esta sólo en el legalismo, sino en
el hecho de que pensamos que la ley debe garantizar nuestras elecciones
privadas, eliminandose con ello de la consideración
pública una amplia gama de cuestiones morales. Y pone los siguientes
ejemplos:
| ¿Se tiene en cuenta el bien del feto como parte del
bien común? |
| ¿Se acepta que un ciudadano conceda el derecho a otro de quitarle a
él la vida? |
| ¿Eliminar al que sufre es un buen método de eliminar el sufrimiento?
|
Todas estas son cuestiones tanto morales como
legales. Pero su respuesta dependera del valor que queremos dar a las
garantías jurídicas para el ejercicio de nuestra autonomía
respecto de otros enfoques que podemos haber colocado en el 'punto ciego'
de nuestros debates. Lo que necesitamos es una comprensión de la
ley que considere a los seres humanos como
algo mas que entidades aisladas de deseo y elección. Hay que
tener claro (y someter a crítica) una antropología de base que
arroja una visión del hombre como sujeto de deseos,
aislado respecto de los demas, supuestamente capaz de una libertad
ilimitada que sólo atiende a su propio narcisismo y a la
plasmación de su voluntad. Pero ¿de dónde salen los
deseos? ¿Cómo se ha decidido que la satisfacción de deseos
es el maximo bien? ¿Qué fuerzas generan y manipulan los
deseos supuestamente autónomos y 'neutros' de los individuos?
¿No esta al cabo la satisfacción de deseos y voluntades al
servicio de un determinado sistema de intereses económicos espoleadosmediaticamente?
¿Se puede obviar todo este cúmulo de factores reales concretos
para seguir creyendo en la ficción del individuo autónomo abstracto?
| Es difícil imaginar que la ley deba permanecer silenciosa sobre
ciertos temas, como
el aborto y la eutanasia, ya que ellos conllevan implicaciones sobre el
significado de ser miembro de una comunidad. |
| Hay otros asuntos que parecerían caer (casi) totalmente dentro del ambito
privado, pero sobre los que se necesita al menos una comprensión
compartida: ahora que tenemos a mano FIV y tecnologías reproductivas y
genéticas (incluyendo la clonación), ¿se puede mantener
que es de incumbencia exclusivamente privada el modo de traer hijos al mundo?
¿no tendría la sociedad nada que decir si elijo tener un clon de
mí mismo, o si elijo 'mejorarlo' genéticamente,
determinando con mi voluntad algunos de sus rasgos? ¿No tendra
ninguna consecuencia el que empecemos a considerar los hijos como bienes de consumo y de diseño,
cuando 'produzcamos' nuestra descendencia en lugar de procrear en un
contexto de acogida diferente? ¿La ley no tendría nada que decir?
|
8. Algunos peligros asociados a la invocación de la
bioética
Miguel Moreno (1995) ha resumido algunas de las 'trampas' que pueden
jalonar el curso de la bioética:
1. Considerar la bioética como
un mero calculo de posibilidades técnicas y de relación
costes/beneficios. Se asume que los problemas éticos suelen estar
asociados a técnicas aún no maduras que presentan problemas de
seguridad, pero una vez que tales problemas se solventen, desaparecen los
obstaculos éticos para su aplicación. (Algo de esto
seesta viendo ya con la perspectiva de la clonación en humanos, y
sobre la intervención genética en la línea germinal).
2. Invocación a la ética sólo cuando el conocimiento científico
y técnico llega a afectar a la sociedad. En este caso se puede tener la
tentación de usar la bioética de un modo reactivo, como 'amortiguador de impactos sociales' y no como reflexión
previa y crítica sobre medios y fines.
3. Invocación al prestigio de la bioética para pedir
atención y recursos de investigación. Los científicos y
gestores públicos saben que la investigación requiere grandes
inversiones, para lo cual pretenden ganar un amplio apoyo social. Esto favorece
el surgimiento de una ética informal en los proyectos de
investigación, cuyo peligro es el de ser instrumentalizadora, el de
'hacer tragar' la irrupción masiva de nuevas
tecnologías que favorecen a ciertas capas o sectores. Se trata de una
ética domesticada, como
tramite publicitario, para cubrir el expediente y acallar conciencias.
Este es el peligro de la ética 'institucionalizada' en
comités oficiales, que intentan cerrar el debate de modo prematuro.
También es el recurso de comités ligados a empresas o a grupos
profesionales (p.ej., en los servicios de FIV, analisis
genéticos, etc.).
Daniel Callahan ha hablado igualmente del riesgo que él llama 'de
nuestra pandilla' (Bioethics, our crowd, and ideology, Hastings Center
Report, nov.-dic. 1996, pp. 3-4), por el que los bioéticos tienden a
mimetizar las 'guerras culturales' tan características de los
entornos académicos de los EEUU: se puede predecir lo que va a decir un
bioéticoconociendo su edad, creencias religiosas (o falta de ellas),
educación previa y clase social. Callahan emite varios deseos:
1. Que los expertos no se impliquen en ninguna comisión donde haya una
razonable certeza de que su propósito político sea dar
legitimidad a una investigación o propuesta política
controvertidas. (Esto se relaciona con el punto 3 de las advertencias de Moreno arriba citadas).
2. La bioética debe respetar las distintas posturas que surjan en el
debate. El bioético debe defender sus posiciones, pero para ello no debe
escamotear el debate, y por lo tanto, sus propuestas deben entrar a dialogar
(sin deformarlas ni ridiculizarlas) con propuestas diferentes.
3. Evitar que los foros académicos sean homogéneos, a base de
gente de la propia pandilla. Por ejemplo, los biotecnólogos
deberían invitar a ecologistas críticos con la ingeniería
genética; las revistas 'liberales' favorables al aborto
deberían invitar a oponentes, (y viceversa), etc.
Albert Jonsen (1996) rompe una lanza en favor de tolerar la riqueza de la
perplejidad y ambigüedad que acompaña al debate bioético. Es
mejor no cerrar el debate prematuramente, y dejar que durante un tiempo la
'zozobra' nos invada, porque ello es garantía de que
seguiremos buscando soluciones que no sean simplistas e inflexibles. Para
Renée Fox (1996) la prioridad que la bioética americana ha concedido al individualismo le
ha apartado de varias clases de temas sociales, especialmente de los que
afectan a los mas desfavorecidos, y ha levantado una barrera entre entre
los temas sociales y los temas éticos.
9. Bioética ypercepción pública de la
Biotecnología
El interés público por la biotecnología se debe a varios
factores (Lujan et al., 1996):
| Desde los años 60, debido a las polémicas sobre la
energía nuclear y a la crisis ecológica, la tecnología ha
sido arrojada al centro del
debate público. |
| La biotecnología presenta un caracter horizontal, afectando a
numerosos sectores de las actividades humanas. |
| La biotecnología, al permitir la manipulación racional de la
base de la vida, toca una importante dimensión simbólica,
entroncada en todas las culturas. |
Todavía en muchos sectores tecnológicos y de política
científica se piensa que la oposición a la biotecnología
se puede 'curar' con mas información técnica.
Este modelo del
'déficit cognitivo' ha demostrado ser inoperante, puesto que
se ha detectado una mayor oposición en algunos países muy
informados de los avances en biomedicina.
Los modernos estudios de percepción pública de riesgos asociados
con tecnologías se centran en los modos en que los individuos aprenden
sobre su entorno a través de la experiencia. Se pueden distinguir cuatro
enfoques:
| cognitivista |
| psicosocial |
| cultural |
| sociológico |
Desde los enfoques culturales se plantea que las creencias sobre la naturaleza
y sobre el riesgo estan socialmente construidos, de modo que cada grupo
tiende a percibir distintos tipos de riesgos.Desde los enfoques
sociológicos el riesgo se define en función de amenazas a modos
de vida y estructuraciones sociales. Esta mas relacionado con la
identidad sociocultural, los valores morales o las relaciones socioeconómicas.
En estosenfoques se tiene en cuenta la valoración de los distintos
grupos, y no sólo el papel de los expertos.
La bioética puede desempeñar un papel importante en la
evaluación de riesgos, ponderando el principio de no maleficencia
(evitar daños) con el de beneficencia (hacer el bien).
Sin embargo, uno de los puntos donde tropiezan muchas discusiones es la
ambigüedad y polisemia del término 'riesgo'. No es lo
mismo el riesgo como simple potencial de cambiar algo (una idea sin
implicaciones morales a priori) que el riesgo como posibilidad de hacer
daño. El problema es que a menudo se confunden y mezclan ambos
significados. El primero se relaciona (en el ambito de la
biotecnología) con temores mas o menos vagos de cambiar lo
natural. Pero hay que decir que toda tecnología cambia de una u otra
forma nuestras relaciones con lo natural. No es posible que Homo sapiens vuelva
a un supuesto estado de naturaleza primigenia. Para bien y para mal, nuestra
naturaleza nos ha dotado con la capacidad de usar y adaptar nuestro entorno.
Se puede hacer un intento de taxonomía de los tipos de riesgos:
| riesgos como interferencia con la naturaleza. Ciertos grupos religiosos
plasman esta idea ligandola a la metafora de que no
deberíamos 'jugar a ser Dios'.(Pero hay que decir que el
concepto de natural no es inmutable, sino que esta construido
socialmente, que cambia con el tiempo, las culturas y las religiones). |
| Riesgos asociados al mal uso de la tecnología (p. ej.,
discriminación genética, eugenesia obligatoria) |
| Preocupaciones vagas de miedo, sentimientos de peligro ante lo desconocido. |
|Preocupaciones concretas sobre impactos negativos sobre la salud o el medio
ambiente. |
Una cualidad de la bioética en su reflexión sobre la
ingeniería genética es que nos ha obligado a pensar de nuevo
nuestras ideas sobre
| la evaluación de riesgos |
| el impacto de la tecnociencia en la sociedad |
| el control social en la tecnociencia |
| la finalidad de nuestras sociedades. Este es quiza el punto mas
importante, aunque seguramente el mas difícil de implantar
políticamente, ya que supone realizar una crítica social acerca
de los valores explícitos e implícitos que nos guían,
incluyendo la imagen del hombre y sus necesidades y deseos en un sistema donde
se han enquistado numerosos prejuicios que a menudo sirven a intereses
minoritarios (pero controlados por poderosas fuerzas políticas y
económicas). Langdon Winner habla al respecto de que debemos reevaluar
el 'contrato social implícito' que hemos realizado con el
entramado tecnocientífico y económico. |
Una dificultad, acentuada por la sociedad posmoderna alejada de relatos
unitarios dotadores de sentido, es la aparente heterogeneidad de valores de los
individuos, grupos y naciones. Sin embargo, ciertos estudios de opinión
multiculturales pueden suministrar materiales para diseñar una
ética descriptiva común. Una de las conclusiones de estos
estudios es que no hay tantas diferencias en las opiniones éticas entre
distintos países y culturas en relación a los valores fundamentales.
Ello quiza tenga que ver con el hecho de que los distintos países
se estan acercando a estrategias educativas y culturales parecidas. La
conclusión es quequiza sea mas facil de lo que se
pensaba un acercamiento universal por acuerdo a la regulación de las
tecnologías biológicas.
La evaluación de riesgos no se puede dejar en manos exclusivamente de
'expertos', ya que incluye no sólo valoraciones
técnicas y económicas, sino percepciones éticas,
estéticas, religiosas, etc., que aunque a menudo sean vagas, no pueden
ser pasadas por alto, al ser expresión de profundos y legítimos
sentimientos culturales.
La evaluación de riesgos no debe basarse exclusivamente en
analisis de costes/beneficios, ya que frecuentemente hay valores
'intangibles' no cuantificables. Sin embargo, también
habría que aceptar que en todas las intervenciones del hombre sobre la
naturaleza hay incertidumbres que no se pueden prever a priori. La ética
de la responsabilidad nos obliga a la cautela, pero no a quedarnos
inmovilizados.
Una cuestión central es la de los fines. No es lo mismo una
biotecnología aplicada prefencialmente a resolver problemas de amplias
capas de la población (p.ej., cabe imaginar que la Ingeniería
Genética pudiera abordar resolver suministro alimentario al Tercer
Mundo) que una biotecnología centrada exclusivamente en aumentar la
productividad y el beneficio económico privado, a costa de un mejor
reparto de la riqueza y del equilibrio ecológico.
10. Evaluación de tecnologías y bioética
El modelo tradicional de evaluación de tecnologías era unileteral
y reactivo: sólo consideraba los efectos que la técnica (una vez
madura) podría tener sobre la sociedad, pero no tenía en cuenta
la posibilidad de que la sociedad pudiera crear
institucionesdemocraticas de consulta y control sobre la
tecnología. Ademas, se tendía a considerar casi
exclusivamente la cuestión de la eficacia, seguridad y riesgos
'cuantificables', quedando las cuestiones éticas y sociales
mas profundas en un segundo plano, cuando no directamente ignoradas.
La inoperancia del modelo de evaluación tradicional, junto con la
presión social cada vez mas intensa, que pide una mayor
implicación de los ciudadanos en las decisiones tecnológicas ha
impulsado nuevos modelos constructivistas, como una vía mas
adecuada para evaluar y gestionar los riesgos e intentar gobernar el cambio
tecnológico. Se habla de un nuevo paradigma, denominado
Evaluación Constructiva de Tecnologías (ECT). En dicho enfoque se
destierra definitivamente la pretensión de una evaluación objetiva
y neutral ligada a la opinión exclusiva de expertos, dando mas
importancia a las opciones sociales y culturales asociadas a ciertas
tecnologías y a la socialización de la toma de decisiones. No se
puede seguir manteniendo el estricto reparto de papeles entre promotores y
controladores, sino que debemos centrarnos en aprender a gestionar esta
responsabilidad compartida, implicando a las comunidades afectadas en el
proceso de toma de decisiones.
Las actividades de diseño tecnológico deben incluir, desde el principio,
el analisis de impactos sociales y ambientales. Pero puesto que es
imposible predecir totalmente impactos futuros, y el cambio tecnológico
esta conducido parcialmente por la experiencia histórica de los
actores conforme aquel se va desplegando, se concluye que uno de los objetivos
principales de la ECTdebe ser la necesidad de experimentación y
aprendizaje social como parte integral de la gestión de la
tecnología. En este sentido es alentador comprobar que en ciertos países,
como en Holanda y Dinamarca, se han introducido elementos de aprendizaje social
en el control de nuevas tecnologías, como la Ingeniería
Genética. La misma OCDE, en su informe de 1988 sobre 'Nuevas
tecnologías en los 80: una estrategia socioeconómica',
recoge y admite la pertinencia del concepto de ECT.
Brian Wynne ha sido uno de los autores mas activos en el nuevo paradigma
evaluativo, habiendo abordado el estudio de riesgos en un contexto de
aprendizaje social. Su enfoque es reflexivo: presta atención a lo que la
tecnología refleja y reproduce por medio de valores, formas culturales y
relaciones sociales previos. Frente a la opinión tecnocratica de
que la percepción pública de los riesgos es a menudo irracional,
Wynne mantiene que tal percepción recoge símbolos, valores y
conocimientos esenciales para contextualizar las tecnologías e
integrarlas socialmente. Siguiendo la teoría cultural de Mary Douglas,
la reflexividad del aprendizaje social implicaría la exposición,
investigación y debate sistematico de los modelos sociales implícitos
y de los supuestos que estructuran los analisis 'factuales' de
la tecnología. De esta manera, se traerían a la plaza
pública (para su escrutinio) compromisos implícitos que incluyen
desde hipótesis virtuales sobre cómo organizar la sociedad hasta
prescripciones sociales duras para que la sociedad se acomode a la
tecnología. Esto significa también que los 'expertos'
deben serespoleados por la crítica y la controversia social, para mirar
no sólo al panorama sociopolítico en el que implantar las tecnologías,
sino al interior de sus propios marcos previos y a sus modelos sociales
conformadores. Este estímulo constructivo requiere un marco
institucional que reconozca la necesidad de un tratamiento sistematico y
explícito de estas cuestiones.
Esto conduce a admitir que, necesariamente, la evaluación de la
tecnología ha de politizarse para ser operativa, y plantea la espinosa
cuestión de si las democracias representativas existentes estan
preparadas para dar cabida a algún tipo efectivo de gestión
participativa de la tecnología. Los problemas teóricos y
practicos al respecto pueden parecer, en efecto, abrumadores. La
estructuración cognitiva e institucional hacen que el cambio
tecnológico sea complicado, pero no imposible: el estudio de casos
históricos muestra que es posible en principio modificar las
trayectorias tecnológicas mediante la acción concertada de
diversos actores sociales y el aprovechamiento de coyunturas favorables. Los
experimentos de aprendizaje social deben considerarse como ambitos en
los que se especifican las tecnologías, se definen las necesidades
sociales, y se ponen a prueba las representaciones de los usuarios. Requieren
que se facilite toda la información a todos los participantes y si
queremos que sean operativos, seguramente habra que crear imaginativas
instituciones no controladas por ningún grupo de poder o de
presión, que tengan influencia real a la hora de configurar el control
político sobre la tecnología. Igualmente se requeriran
nuevosmodelos teóricos (alejados de la simpleza y linearidad de los
antiguos) que permitan facilitar la respuesta a la pregunta de cómo
evitar el atrincheramiento social de ciertas tecnologías o la
pérdida de opciones positivas debido a que otras alternativas no sean
debidamente valoradas.
Una de las inercias mayores que se tendría que resolver es la del modelo
económico imperante (asociado al imperativo de proliferación de
control tecnológico en todos los ambitos de la vida humana, y a
la idea de 'progreso'). Desde el analisis económico, ya
no cabe mantener que la tecnología sea un factor exógeno del
crecimiento económico, ni que los indicadores económicos al uso
midan correctamente muchos de sus costes sociales y ambientales. La
tecnología es de hecho, un factor endógeno, que se adapta y se
selecciona por los requerimientos y necesidades de la sociedad. La viabilidad
de una tecnología no sólo depende de factores económicos,
sino también de los sociales, éticos y políticos. La
noción tradicional de mercado pierde así su significado, y la
intervención del estado ya no se puede predicar solamente bajo los
supuestos de fallos del mercado. Las nuevas 'reglas de juego' deben
garantizar que los efectos adversos de las tecnologías sean menos
dañinos que si se dejara libre competencia para todos. Dichas reglas
deberían establecerse antes de que los intereses invertidos adquieran
privilegios (y las tecnologías en cuestión se atrincheren
socialmente) y de modo que la lucha competitiva no amenace con su
aplicación compulsiva e indiscriminada. De ahí, de nuevo, la
necesidad de un aprendizaje social quegarantice una retroalimentación
continua que haga que la evolución del sistema tecnológico y
económico se adapte a las necesidades sociales y no amenace la
viabilidad ecológica. De esta manera, como dice Medina (1992), sin renunciar
por completo a la intervención tecnocientífica (algo impensable e
irrealizable), se favorecería una cultura y un entorno en los que
pudieran coexistir dominios tecnocientíficos junto con dominios
sociotécnicos de otro tipo, en los que se podría preservar no
sólo el rico patrimonio natural, sino también las diversidades
culturales y formas de vida social valiosas.
Por su gran interés, voy a resumir un penetrante artículo del
bioético holandés Henk ten Have, que aborda las relaciones
ambivalentes entre la ética y la evaluación tradicional de
tecnologías, y que aboga por un nuevo enfoque (publicado en Hastings
Center Report, sept-.oct. 1995):
La principal limitación de la evaluación de tecnologías
(ET) en relación a la ética es que se centra en los aspectos de
efectividad y seguridad, pero apenas trata los aspectos morales de un modo
sistematico. De hecho, la ética se convierte en tales programas
evaluativos en una tecnología mas dedicada a resolver problemas.
Limitaciones de la ET:
| El modelo lineal y unidireccional (Tecnología se aplica en la
sociedad, en la que puede producir efectos secundarios que se trata de
amortiguar) secuestra las cuestiones éticas como preocupaciones de
segundo orden que sólo son significativas en la fase final de toma de decisiones
políticas. Pero como ya sabemos, la tecnología es una
practica particular que es técnica y socialal mismo tiempo, y que
se produce en determinados contextos culturales. |
| La ET tradicional presupone que hay las tecnologías poseen un ciclo de
vida lineal: |
1. primero surge el conocimiento basico,
2. luego se desarrolla un prototipo tecnológico,
3. en tercer lugar se evalúa su efectividad y seguridad (en la
investigación médica esta es la fase de ensayos clínicos)
4. programas que muestran la aplicabilidad global (programas de
demostración)
5. difusión y aceptación general (fase de adopción por los
profesionales)
6. entrenamiento en el uso y aplicación a varias categorías de
pacientes
El modelo tradicional introduce la ET en la fase en la que la nueva
tecnología esta comenzando a difundirse (entre la 4 y la 5). Pero
el hacer la evaluación cuando la tecnología ya se esta
diseminando en la practica médica es demasiado tarde para que
constituya apoyo para la toma de decisiones políticas.
| Pero los estudios recientes han demostrado la compleja simultaneidad de la
investigación basica y de la aplicación. En esta
situación, que es la habitual, la ET tradicional tiene un valor
limitado, y sólo sirve para que si se realiza en las primeras fases del
desarrollo de la tecnología, facilite su aceptación. Sin una
adecuada vigilancia posterior a la ET, las tecnologías médicas
tienden a crecer sin restricciones. |
| Cuando las tecnologías biomédicas estan disponibles,
parece inevitable que se terminaran usando, incluso cuando haya datos
objetivos de que sean inadecuadas. |
| Otra limitación es que el objetivo de las decisiones políticas
sobre tecnologíasbiomédicas es el 'negativo' de
controlar para atenuar o suprimir los posibles peligros del cambio
tecnológico. Se trata de un enfoque reactivo: se da por supuesto que la
tecnología se va a introducir, y se trata de mitigar sus efectos
indeseados. Pero no se plantea la posibilidad de que el cambio
tecnológico sea guiado de modo positivo en direcciones predeterminadas,
ni cómo se puede encarrilar la tecnología hacia fines
específicos. |
| La ET tradicional presupone que se puede establecer una demarcación
clara entre lo médico y lo no médico, y que las nuevas
tecnologías se originan en principio fuera del ambito médico,
y posteriormente se introducen en él una vez realizado el prototipo y
los ensayos clínicos. Pero esto no se corresponde con la realidad: en
lugar de ser introducidas en un dominio delimitado, las tecnologías
aportan nuevas demarcaciones entre lo que es médico y lo que no lo es.
De hecho reordenan, cambian, recrean y redefinen el dominio de la medicina |
Esto se ve claramente con las tecnologías reproductivas. El no poder
tener niños se ha ido transformando cada vez mas en un problema
médico por el simple hecho de disponer de la tecnología. La
experiencia de la infertilidad como sufrimiento no se puede separar del mayor
control que ejercemos sobre el proceso reproductivo. Ahora que, por ejemplo, es
posible inducir maternidades postmenopausicas, se ha vuelto mas
difícil aceptar la idea de infertilidad postmenopausica. En
cierto sentido, esta condición se ha transformado en un estado de
sufrimiento simplemente porque ahora de considera que la infertilidad es un
defecto biológicoque hay que vencer.
Otro ejemplo: el uso de hormona de crecimiento se previó inicialmente
sólo para niños con defectos en la síntesis de esta
hormona. Pero ahora que la Ingeniería genética permite fabricar
grandes cantidades de esta sustancia, transforma el simple rasgo físico
de tener menor talla que la media en un problema médico potencial.
Tecnología y ética
| El no considerar a la tecnología como una practica social
mas (sino la plasmación de una racionalidad objetiva que avanza
inexorablemente) conlleva que los problemas sociales y éticos que puedan
surgir tiendan a ser tratados de modo 'tecnológico': la ET se
convierte en una especie de 'meta-tecnología', donde los
enfoques dotados de racionalidad tecnológica se imponen, y donde la
ética obviamente desempeña un papel secundario. |
| Pero ademas, la ética a su vez, tiende a usar modelos de
razonamiento moral impregnados de racionalidad técnica, aplicando
principios a practicas. Esto se ve claramente en numerosos
comités de ética, que se limitan a cuestiones sobre el adecuado
uso de la tecnología (cuestiones de consentimiento informado, justicia,
etc.), pero nunca se considera que la tecnología como tal pueda ser un
problema. La ética se convierte entonces en una tecnología
destinada a hacer controlables un conjunto particular de problemas potenciales.
|
Hacia una nueva relación de la ética con la evaluación de
tecnologías: discutiendo sobre los fines
Las relaciones de la bioética con la tecnología biomédica
se pueden abordar centrandose en dos tipos de categorías
diferentes:
1. Nos podemos preguntar por las cuestionesmorales que surgen dentro del marco
de una tecnología. Como ejemplos se pueden poner los debates sobre el
estatuto moral del embrión, o sobre las madres de alquiler. El problema
con este enfoque es que se acepta como inexorable el dato de la
tecnología en cuestión, y lo que se pretende es definir su uso
responsable y adecuado.
2. Pero nos podemos preguntar por las cuestiones morales de la misma
tecnología. ¿Esta justificada la tecnología como
tal, a la luz de los valores morales? Los valores tradicionalmente ligados al
conocimiento tecnocientífico (búsqueda del conocimiento o
mitigación del sufrimiento) ya no se consideran como dados
implícitamente, sino que sirven de puntos de partida para un debate
sobre otros valores que motivan a la sociedad.
El hecho de que estemos enfrentados a mas y mas problemas morales
depende en buena parte del grado de penetración y
'colonización' que tiene la tecnología en nuestras
vidas. La solución a dichos problemas no puede venir (al menos no
exclusivamente) por una ética que a su vez esta orientada
tecnológicamente.
Así pues, se necesita una evaluación de tecnologías
auto-crítica, capaz de encarar las cuestiones morales de tipo 2) citadas
arriba. Por ejemplo:
| discutiendo el modo en que se definen los problemas |
| explorando las interrelaciones entre temas técnicos y no
técnicos. |
| analizando las tecnologías como problematicas en sí
mismas. |
1. El debate moral se podra entender mejor cuando examinemos cómo
los problemas se transforman por la innovación tecnológica. En el
caso de la medicina, ello inicia una reflexión sistematica sobre
susfines. Frecuentemente se jalea a las nuevas tecnologías como
soluciones a problemas que no existen. Algunas se comercializan sin ninguna
necesidad identificada. Algunas tecnologías andan en busca de una
aplicación, creando su propio mercado, induciendo una necesidad (deseo)
particular. En el caso de la medicina, se supone que las tecnologías
tienen objetivos: la evaluación de tecnologías debería
analizar el bien que es el leitmotiv de la innovación.
2. Estudiar la interconexión entre tecnología y sociedad: en
qué contexto de practicas sociales surge la tecnología.
3. Finalmente, la ética puede tener como objetivo ayudar a cambiar las
tecnologías, discutiendo la racionalidad tecnológica. La
ética podría preguntar, por ejemplo, qué deberíamos
hacer cuando esa racionalidad domine nuestras respuestas a los
complicados problemas y situaciones de sufrimiento, finitud, discapacidad y
enfermedad. No cabe duda de que la tecnología nos ha aportado numerosas
cosas positivas, pero la fascinación ciega que sentimos por ella
esta asociada con la fragmentación y merma de experiencias e
interpretaciones. (Por ejemplo, obsérvese cómo ha disminuido la
importancia del dialogo y amistad médico-paciente, cómo el
paciente puede ver alienada su propia experiencia subjetiva en entornos
hospitalarios tecnificados y despersonalizados). La ética debería
articular el malestar evocado cuando la tecnología se convierte en la
fuente basica de temas morales. El significado de la existencia humana
no se puede reducir a una ilimitada regulación y control de la vida y
del mundo.