Facultad de Psicología UNED. Madrid
LA
MENTIRA Y SUS COMPONENTES.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española presenta 5
acepciones
para el verbo mentir: 1 'decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe,
cree o piensa';
2 'inducir a error'; 3 'fingir, aparentar'; 4 'falsificar una cosa' y 5 'faltar
a lo prometido,
quebrantar un pacto'.
La conducta de 'la mentira' es la manifestación lingüística
de otra conducta que es
el engaño. Al hablar de mentira, como de engaño, hay analizar una
serie de componentes imprescindibles:
a) La existencia de al menos dos sujetos (el que engaña y el
engañado) y un objetivo común por el que compiten; b) El sujeto
que engaña tiene que tener la intención de
engañar a su víctima en relación al objetivo común
(contenido del engaño); c) Quien
engaña debe usar una estrategia manipulativa relativa al contenido del
engaño, por la
cual da información falsa (u oculta información verdadera) al
competidor, para crear en
él una creencia falsa sobre el contenido; d) Se debe dar una
consecuencia: que quien
engaña consiga que el otro tenga una creencia falsa y que,
ademas, consiga el objetivo
disputado.
La diferencia entre la mentira y el engaño es que quien miente, usa
estrategias manipulativas de tipo lingüístico, la mentira es
mas compleja que el engaño.
El segundo componente de la mentira (intención
engañosa) es el que hace que la conducta sea punible, que merezca
castigo (aunque finalmente falte el componente de la
consecuencia). De la misma manera, sihay una
consecuencia engañosa, pero el individuo no ha tenido intención
de engañar, no se puede hablar de auténtico engaño, puesto
que ha sido otra circunstancia, y no la intención, lo que ha provocado
la consecuencia.
La presencia del paso
dos, la intención, tiene importantes implicaciones jurídicas
(para
eximir al autor del
acto no intencionado cuando el otro sufre la consecuencia, o para
penalizar la intención aunque no haya habido consecuencia).
El tercer componente de las conductas de engaño y de mentira es un componente de
tipo mentalista, que implica que quien miente (o engaña) maneja representaciones
sobre
las representaciones del
sujeto que resulta engañado.
Pero lo que da al engaño su caracter genuinamente
'malévolo' es el cuarto componente, es decir, que tenga una
consecuencia: si quien miente no consigue lo que persigue
o el engañado detecta el ardid, todo se viene abajo (nada mas
ridículo que un mentiroso
burlado o descubierto).
La mentira incorpora el lenguaje verbal en el tercero de los componentes que
hemos
analizado, que es, precisamente, aquél en el que se manipulan las
creencias del
contrincante. En este caso se usa un acto de
habla en el que se predica algo que el emisor con-
sidera falso (o inexacto) con el propósito de que su interlocutor lo
tome por verdadero.
En la mentira se esta violando la maxima de veracidad (Grice, 1957),
que se enuncia 'sé
veraz', según la cual es esperable y deseable que los enunciados sean verídicos (no en el
sentido lógico -que lo que predican sea necesariamente verdad-, sino en
el sentido pragmatico -que lo predicado sea lo que el emisorconsidera verdadero-).
La conducta de
mentir, como la de
engañar, tiene que ser suficientemente infrecuente como
para que el
receptor no deje de suponer el principio de veracidad (recordemos el cuento de
Pedro y
el lobo), porque la interacción comunicativa se basa en la confianza del receptor sobre
la veracidad del contenido informacional del emisor (Wells,
1981). La mentira cumple
su función de eficacia comunicativa porque en ella
se incumple excepcionalmente la
maxima de veracidad.
En este sentido tenemos que considerar dos aspectos: por una parte, la
propiedad de
verdad se puede aplicar a enunciados de tipo declarativo, pero no a enunciados
de tipo
imperativo (como es sobradamente conocido, en el lenguaje de los niños
con autismo
son infrecuentes las producciones declarativas); por otra parte, la veracidad,
al evaluar
la correspondencia entre un predicado y el mundo a que remite ese predicado,
hace necesario que se den enunciados de tipo predicativo y no meramente
ostensivos.
La propiedad de veracidad de un enunciado sólo
se puede dar cuando es posible que
dicho enunciado no sea veraz y un sujeto elige intencionalmente falta de
veracidad de su
enunciado.
LAS MENTIRAS DE LOS NIÑOS CON AUTISMO
Las conductas de engaño y mentira son muy infrecuentes en niños
autistas (Rutter
1978). Algunos trabajos experimentales encuentran manifestaciones de la
'ingenuidad'
de los niños con autismo en relación al engaño.
Así, Sodian y Frith (1990) analizan tres
grupos de sujetos: autistas, niños con síndrome de Down y normales, y los evalúan en
varias tareas de engaño y sabotaje (o de evitación). La
condición deengaño implica
manipulación de estados mentales, y la condición de sabotaje no
implica manipular estados mentales sino hacer una evitación de tipo
físico. Los resultados muestran que los
niños con desarrollo normal y los niños con síndrome de
Down obtienen mejores resultados en las tareas de sabotaje, mientras que los
niños autistas no presentan diferencias
entre ambas tareas, y obtienen en las tareas de engaño resultados
parecidos a los niños
normales de 3 años (este resultado también fue obtenido por
Russell, Sharpe y Mauthner
-1991-1.
Parece entonces que los niños con a~itismo engañan ni mienten. Pero los niños
no
autistas no eligen ser veraces, sino que son obligatoriamente veraces: la
ausencia de falsedad de sus enunciados no es intencional, lo que hace que no se
pueda catalogar su conducta como
moralmente buena (ni mala, puesto que no hay intención), sino que su
'veracidad compulsiva' debe ser entendida, mas bien, como ingenuidad o inocencia.
La conducta de mentira conlleva una serie de aspectos, cuyo analisis nos
puede informar de los problemas que con ella tienen los niños autistas:
se da en situación de interacción, aparece en conductas
declarativas, en enunciados predicativos, implica diferenciar la
representación y el mundo, también implica diferenciar la
representación propia
y la ajena, y es una conducta expresada simbólicamente mediante un
código lingüístico.
Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que niños y adultos
autistas tienen
problemas con distintos aspectos del lenguaje, por ejemplo tienen dificultades
para establecer reciprocidad (Curcio, 1978; Rutter, 1978); parausar el
índice con función protodeclarativa (Baron-Cohen, 1989c; Carr y
Kemp, 1989); para dar información relevante
(Leslie y Happé, 1989); para manejar turnos conversacionales (Fay y
Schuler, 1980);
para hacer bromas (St.James y Tager-Flusberg, en prensa); para usar la
ironía (Happé,
1991); para engañar (Sodian y Frith, 1991); para usar metaforas
(Happé, 1993); para
hablar de la experiencia propia (IIurlburt, Happé y Frith, 1994); para
entender y usar el
lenguaje de estados mentales (Tager-Flusberg, 1992).
Por otra parte, hay que considerar que en la manifestación
lingüística del engaño aparecen factores
para-lingüísticos, como el tono de voz o la entonación, cuyo
control es un
importante factor para la efectividad de la mentira (Zuckerman y Driver, 1985).
Los factores para-lingüísticos junto con el analisis de la
expresión facial (Zuckerman y otros
1979) son una buena clave para detectar la mentira de otros. Pero los
niños con autismo
también tienen problemas con el manejo de habilidades
para-lingüísticas y para analizar
las expresiones faciales.
En la medida en los niños pueden ir manejando los diferentes aspectos
involucrados
en la mentira, pueden producir mentiras (como
ocurre en el desarrollo normal, Stern
1933; Strichartz y Burton, 1990). Así, en condiciones de buena
evolución, con un CI cercano al normativo, y en
una edad cronológica avanzada, algunos niños autistas pueden
producir mentiras. Por ejemplo, V., un niño
autista de nivel alto realiza la conducta de
copiar sus deberes de una enciclopedia argumentando que seguro que su profesor
no
tiene ese libro, y sostiene que ha realizadoél la tarea. Como vemos, V. atribuye un estado
mental de ignorancia a su profesor y produce un enunciado contrario a los
hechos del
mundo. Hay que señalar que se trata de una mentira que no es muy
compleja, y que se
ha realizado en una situación de presión escolar en la que la
mentira es muy adaptativa
y el niño esta muy motivado.
De todos los componentes del engaño y la mentira el
que, a nuestro juicio, resulta
mas relevante en relación con el autismo es el tercero: la
habilidad de las personas para
inferir en los otros estados mentales (de creencia, de conocimiento, de deseo,
etc). La
habilidad para entender que los demas pueden tener estados mentales
distintos de los
propios, y que se contradicen con el estado real de los hechos (que es
necesaria para
manejar creencias falsas), junto con la capacidad de servirse de esta habilidad
previa
para crear ese estado mental en el otro y sacar beneficio de ello, daría
una elaborada conducta de engaño que implica el manejo de una
'teoría de la mente' (Premack y Woodruff
1978). Los resultados de los diferentes trabajos que evalúan
'teoría de la mente' en autistas ponen de manifiesto que tienen serias
dificultades para resolver tareas que implican
el manejo de habilidades de tipo mentalista (Baron-Cohen, 1989a y b, 1991; Frith,
1991;
Rivikre y Castellanos, 1981, entre otros) y, en general, no resuelven tareas
como la de
creencia falsa (Wirnmer y Perner, 1983), conocida también como 'tarea de
las canicas',
que permite evaluar la posesión de una 'teoría de la mente'.
Ademas, a juicio de autores como Wimmer y Perner (1983), el tercer
componente del
engaño yla mentira, que parece implicar la posesión de una
'teoría de la mente', es decir
tener representaciones sobre las representaciones del otro, funcionaría
como 'constrictor' sobre el engaño, de forma que, sin este componente,
el engaño no sería de tipo intencional (o 'tactico', en
térn~inos Whiten y Byrne, 1988).
de
Los engaños mas complejos, los que implican intención
engañosa y conciencia de
engaño, como es la mentira y el engaño de tipo tactico,
serían el producto de un proceso de adaptación social a las
complejas estructuras sociales (Humphrey, 1976; Cosmides
1989), en las cuales un individuo debe ser habil para proteger sus
propios intereses
(detectando conductas engañosas) y poder obtener beneficios a costa de
otros (mediante conductas de engaño y mentira). En los procesos de
detección de engaño y mentira se
pone en marcha la posibilidad de ser un sujeto con mente y con capacidad de
atribuir
mente a los otros, en definitiva, de comportarse como un 'psicólogo
natural' (Rivikre,
1991).
La mentira manifiesta también su caracter adaptativo en su
función de preservar el
yo ante los otros. Las primeras mentiras de los niños
estan relacionadas con la culpa y
con la evitación (Stern y Stern, 1909) y las mentiras adolescentes
cumplen la función de
presentar un sujeto exagerado (fanfarronerías y
autopresentaciones). Preservar el yo
llega a su límite en las mentiras mas complejas y peligrosas, como
son las automentiras
de los adultos.
Los niños autistas tienen serias dificultades para construir su imagen del
yo y para
entender la forma en que es percibida por nosotros. Quiza por eso no
sonhabiles para
usar la mentira como
protección, ni son habiles en detectar las mentiras de otros.
Así,
por ejemplo, R. (que es un niño autista que resuelve las tareas de
'teoría de la mente' de
primer y 2' orden) no detecta la intención engañosa de un
compañero que, sistematicamente y con diferentes argucias, logra
apoderarse de su dinero, aunque sí se da cuenta
de que al final él se queda sin su dinero. Esta anécdota nos hace
pensar que, aunque en
situaciones experimentales algunos niños autistas puedan resolver
adecuadamente tareas estaticas que involucran engaño, en la vida
real, en la que se dan situaciones interactivas rapidas y variables,
incluso autistas inteligentes son incapaces de detectar mentiras
y protegerse del engaño. La ingenuidad de los niños con autismo
les hace indefensos a
como
es el engaño.
situaciones sutiles y n~alévolas,
Este aspecto es especialmente importante cuando los niños autistas
entran en contacto con otras personas no ingenuas, como es en el contexto de integración
escolar. En
estas interacciones sociales se manejan el engaño, el abuso o la
mentira, como
moneda
habitual. Un dato que se ha observado en la
experiencia de integración es que los niños
generan actitudes protectoras por parte de sus compañeros, debido a su
con a~~tismo
ingenuidad. Pero este es sin duda un aspecto en que
los profesores deben poner atención.
Otro de los aspectos es si de debe enseñar a mentir a
los niños autistas.
¿DEBEN MENTIR LOS AUTISTAS? ASPECTOS EDUCATIVOS
Y MORALES
Parece que entre los principios de todo planteamiento educativo (familiar o
escolar
que se precie, figura el objetivo deevitar que los niños digan mentiras,
enseñar a los
niños que no deben mentir porque se trata de una conducta punible y
socialmente indeseable, por eso, durante décadas, en los ambitos
educativos escolares y familiares, se ha
procurado educar para la veracidad, castigando, mas o menos severamente,
la producción de mentiras o engaños. En este
sentido, con los niños autistas este objetivo educativo estaría
cumplido desde el principio. Pero, por otra parte, parece que la
detección de
la mentira, como la detección del engaño, son estrategias
adaptativas muy importantes y
-
es obvio que las personas mentimos y engañamos, y debemos aprender a
hacerlo sin ser
descubiertos, pero al tiempo debemos detectar los intentos malévolos de
los demas.
Desde este punto de vista, los niños con autismo serían sujetos
'socialmente desvalidos'
sin una herramienta útil para desenvolverse en la difícil red de
relaciones sociales. Aquí
se plantea un problema de tipo ético:
¿debemos enseñar a los niños autistas una conducta que es
adaptativa aunque sea punible, para ofrecer a los niños autistas
herramientas al
uso en el ambito social? o, por el contrario
¿debemos dejar a los niños autistas en el
mundo de la ingenuidad, éticamente intachables?, ¿debemos
enseñar a los escasos niños
autistas que mienten lo punitivo de su conducta?
Hay que tomar en consideración un aspecto
importante, como
es que no todos los
individuos reaccionamos igual ante una persona ingenua: mientras que unos no
intentaran engañar al ingenuo, otros haran de él el
objeto de sus tretas.
Suponiendo que superamos la cuestión ética decidiendo que los
niñosautistas deberían contar con las herramientas sociales de
sus iguales, también se plantea un problema
educativo ¿cómo enseñar a los niños autistas la
conducta espontanea de mentira? Los
profesores de niños autistas tienen que plantearse un objetivo educativo
contrario al de
todos los educadores: no sólo no deben castigar las escasas conductas de
tipo engañoso,
simulador o mentiroso, sino que deben trabajar sobre estrategias que le
permitan al autista desarrollar intenciones competitivas y evitadoras (de las
conductas de los otros) que
le lleven a producir conductas de engaño y mentira, y, contrariamente a
todos los programas normativos de educación, fomentar y reforzar estas
conductas en los alumnos
con autismo. Pero, como
sabemos, los niños deberían ser capaces de manejar inferencias
mentalistas previamente. Diversas experiencias en las que se ha instruido a
niños autistas en el manejo de inferencias mentalistas han tenido poco éxito y esto nos hace sospechar la
dificultad de instaurar la conducta de engaño. Recordemos que la mentira
tiene
mas exigencias que el engaño: es necesario que se dé en
una producción de tipo declarativo y predicativa, algo que no es
frecuente en el lenguaje de los niños autistas.
En el ambito de este congreso, centrado en la respuesta educativa, nos
parece que
aunque no es posible por ahora ofrecer a los profesores estrategias para seguir
un camino de instrucción en engaño ni mentira, podemos
reflexionar sobre la participación de
habilidades mentalistas y pragmaticas en las conductas de mentira, y
sobre la adecuación
de situaciones de enseñanza en las que los niñosautistas puedan
obtener beneficios
sociales de conductas engañosas.
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