El duelo es la reacción ante una
pérdida que puede ser la muerte de un ser
querido, pero también la pérdida de algo físico o
simbólico, cuya elaboración no depende del
paso del tiempo sino del trabajo que se realice. Claramente
cambia el curso normal de la vida de una persona pero es un
proceso normal. Esta es una definición general, que permite incluir a
algunos de los autores mas relevantes que han
trabajado en el tema (Freud, 1917; Lindemann, 1944; Bowlby, 1961; Rando, 1983;
Parkes & Weiss, 1983; Niemeyer, 2000).
Ha habido múltiples intentos de describir las manifestaciones
psicológicas del duelo o etapas por las que
pasa una persona que pierde a un ser querido. En la Tabla 1 se ha hecho
corresponder las etapas de diferentes autores con las de Rando:
Evitación, Confrontación y Restablecimiento (Rando, 1984). Aunque
existe una equivalencia solo parcial entre los autores, hay una progresión
de fases que es común y que nos interesa resaltar ya que lleva a la
elaboración del
duelo.
Se atribuye a Freud (1917) el haber delineado el
estudio de los procesos psicológicos del duelo durante el siglo XX. Lindemann
(1944) refuerza el modelo propuesto por Freud y define etapas del duelo en base a
observaciones de personas que perdieron a sus familiares en forma
tragica.
Bowlby, el autor mas importante en el tema, propone su primer modelo
sobre las etapas del
duelo en 1961, basado principalmente en los influyentes trabajos de Freud y
Lidemann. Originalmente plantea la existencia de tres etapas: añoranza y
búsqueda de lapersona perdida, desorganización y
reorganización. Posteriormente (1969, 1980) Bowlby describe la etapa de
embotamiento. Esto como
consecuencia de los resultados de un trabajo en el que entrevistó a un
grupo de 22 mujeres viudas en cinco oportunidades durante el duelo (Parkes,
1964; Bowlby & Parkes, 1970). Las ideas sobre el duelo propuestas en estos
trabajos guardan gran similitud con su conocida teoría del apego (1969,
1973, 1980). En esta, Bowlby teorizó que los niños
pequeños forman temprano en su vida un lazo con
la figura materna, cuya ruptura lleva a la ansiedad de separación. Los
mecanismos para afrontar esta separación serían sustancialmente
los mismos que son observados cuando un niño
mayor o un adulto pierde a una figura amada.
A continuación se describen brevemente los aspectos de cada fase del
duelo en los que hay acuerdo entre los diferentes autores, señalando
cuando es necesario las diferencias entre ellos.
Tabla 1
Manifestaciones psicológicas del duelo
Rando
(1984)
Lindemann
(1944)
Bowlby
(1961; 1980)
Parkes & Weiss
(1983)
– Fase de evitación:
Conmoción (shock)
– Conmoción e incredulidad
– Embotamiento de la sensibilidad
– Reconocimiento intelectual y explicación de la pérdida
– Fase de confrontación
– Duelo agudo.
– Añoranza y búsqueda
– Desorganización y desesperanza
Aceptación
emocional de la
pérdida
– Fase de restablecimiento de una nueva identidad
– Resolución del
Reorganización proceso
– Adquisición
Fase de evitación
La persona esta agobiada por el impacto, se sienteembotada,
incrédula, desorientada, confundida, incapaz de comprender lo que
pasó. Existe un deseo de evadir el terrible
hecho de haber perdido al ser amado, una reacción de shock debido a que
no es posible asimilar la realidad de la pérdida. También
suele producirse una interrupción de los aspectos automaticos y
cotidianos de la vida.
La mayoría de los autores incluye en la fase de evitación tanto
el shock o embotamiento como la negación ante el
reconocimiento inicial de lo sucedido. Después del shock se
produciría el comienzo de un darse cuenta
intelectual. Este hace aparecer la negación, que también es
natural y, en este punto, terapéutica, al
permitir ir absorbiendo la realidad lentamente, previniendo el verse superado.
Parkes y Weiss (1983) agregan que el deudo desarrolla una explicación de
la pérdida, identificando alguna causa inevitable de la muerte, lo que
le permitiría bajar la vigilancia y ansiedad de enfrentar una nueva
pérdida.
Fase de confrontación
En esta fase se sienten las emociones mas intensas, aunque la
expresión de estas es variable. Según Bowlby (1980), se
caracteriza por una motivación poderosa de recuperar el objeto perdido y
por la presencia de rabia.
Existe un estado de excitabilidad psicológica
aumentada, que se manifiesta como
irritabilidad, ansiedad, tensión y que formaría parte de la
conducta de búsqueda. El doliente repasa obsesivamente todos los hechos
de la vida del
ser perdido, las circunstancias de su muerte, qué se pudo y no pudo
haber hecho. Según Parker y Weiss (1983) esta esla característica
mas típica del duelo. Incluso se puede
manifestar de manera física, a través de dolores
y visiones. Se describe una sensación de sentir
la presencia del
ser querido y de sueños vívidos.
Se fluctúa entre esta búsqueda y el desengaño repetido, la
esperanza intermitente, la rabia y la culpa. Pero al
mismo tiempo, en forma paralela a este proceso, habría una tristeza
profunda, añoranza, congoja y accesos de llanto, como una forma de
reconocer que la recuperación es imposible (Bowlby, 1980).
Existen dos emociones habitualmente presentes en esta fase y
que causan problemas por la respuesta social que gatillan (Rando, 1984).
La rabia, emoción que siempre se espera como respuesta a la
deprivación de algo deseado y que se considera la emoción
mas importante de esta etapa (Bowlby, 1980). Se puede dirigir a otras personas o cosas y es común que sea contra el
difunto, lo que es complicado por ser mal visto por la sociedad. La otra
emoción difícil de acoger por los demas como normal y
esperable es la culpa. Puede haber culpa por estar
vivo y que el amado no lo esté; por no haberlo protegido de la muerte;
por sentir rabia o por sentir alivio, al verse libre de una gran
responsabilidad. Incluso el hecho de llorar puede generar culpa, si se percibe como una pérdida del control.
Hay numerosos síntomas depresivos que se dan como parte del
duelo, sin constituirse necesariamente en una depresión propiamente tal como: ahedonia, retraimiento social, apatía,
desesperanza, pérdida de concentración y de la capacidad
paratomar decisiones, síntomas fisiológicos como problemas de sueño y
alimentación, etc.
Otra reacción habitual es el sentimiento de mutilación, que nace del concepto de que una parte del doliente ha muerto
con el difunto: la parte de su vida que justamente compartían, y que no
va a reemplazarse con relaciones nuevas, aunque sean de caracter
similar.
Se puede sentir panico o ansiedad generalizada, que se
debería a una aprensión por lo desconocido de la situación
que se vive. Generalmente se presenta en las mañanas cuando el
deudo se despierta y siente que tiene que enfrentar un
nuevo día sin la persona querida. También se
presenta una sensación de vulnerabilidad causada por la pérdida
actual y los recuerdos de separaciones y pérdidas previas. La
percepción de estar actuando distinto de lo habitual hace que sea
mas aterradora y dolorosa esta fase, por lo que es importante asegurar a
los deudos que sus sentimientos son legítimos.
Fase de restablecimiento
Solo si se tolera la emocionalidad de la etapa previa se puede llegar a aceptar que la pérdida es permanente y a moldear la
vida con una nueva forma. Esta redefinición de sí mismo implica
renunciar definitivamente a toda esperanza de
recuperar a la persona perdida (Bowlby, 1980). Esta fase es una gradual
declinación del
duelo, marcando el inicio de la reinserción emocional y social al mundo
cotidiano. El individuo empieza a examinar su nueva
situación y a considerar las posibles maneras de enfrentarla. La
pérdida no se olvida, pero se pone en un lugar
especial y laenergía emocional se reorienta hacia nuevas relaciones
(Bowlby, 1980; Worden, 1982).
2. El trabajo de duelo
El término trabajo de duelo es apropiado, pues el duelo requiere de la
utilización de energía tanto física como emocional.
Usualmente los deudos no estan preparados para trabajar con sus intensas
reacciones emocionales por un periodo prolongado y/o
no comprenden la necesidad de aceptarlas y expresarlas. Asimismo, las personas
que rodean al deudo tienen dificultades para evaluar adecuadamente los
requerimientos que este proceso exige, el que
normalmente se percibe como dependiente solo del paso del
tiempo. Esto determina que las personas que rodean al deudo frecuentemente no
proporcionen el apoyo social o emocional necesario para que este
pueda realizar su trabajo de duelo y luto. De hecho, las expectativas poco
realistas de nuestra sociedad y las respuestas inapropiadas a las reacciones
normales del
doliente suelen hacer de la experiencia de duelo algo mucho mas
difícil de lo que podría ser. Por ejemplo, si no se les dijera a
los dolientes que sean valientes, tendrían menos conflictos con la
expresión de sus emociones.
El trabajo de duelo incluye no solo a la persona muerta, sino también a
todas las ilusiones y fantasías, las expectativas no realizadas que se
tenían para esa persona y la relación con ella. Es poco frecuente
que esto se identifique como pérdidas
simbólicas, que deben ser trabajadas. Hay que buscar no solo lo que se
perdió en el presente, sino también en el futuro. No es menos
pérdida y también debeser objeto del trabajo de
duelo.
3. Modelos teóricos y el trabajo de duelo
Los autores que hemos mencionado trabajan en base a un
enfoque teórico común, el psicoanalisis. Como hemos visto, destacan la importancia de
procesos y emociones similares durante el duelo. Sin
embargo, se puede observar una evolución desde una definición del duelo en términos de
mecanismos intrapsíquicos universales a una en la que el duelo es visto como un proceso
mas activo, en el que se incorporan diferencias individuales y
contextuales.
Lindemann, a pesar de que es el que habla originalmente de “trabajo de
duelo”, lo define como un proceso psicológico
relativamente pasivo y universal. Sucede algo que la persona no desea, la
muerte de un ser querido, que produce en los deudos
una secuencia de reacciones psicológicas que estos no eligen, pero que
serían las que permiten elaborar el duelo. Esta
elaboración consiste fundamentalmente en retirar la energía desde
el objeto significativo que se ha perdido, para dedicarla a nuevas relaciones.
En este autor, como en
otros que basan su posición en el psicoanalisis, el desapego, que
significa emanciparse del lazo con el
fallecido, es el objetivo central del
trabajo de duelo.
Bowlby se aparta de la tradición estrictamente psicoanalítica y
también reconoce la influencia de otras disciplinas y enfoques, como
de la psicología cognitiva y la etología. El duelo, para Bowlby,
es una respuesta adaptativa, que se basa en el valor del apego en la
sobrevivencia. Señala la importancia de condicionantessociales en el
duelo y de la redefinición del sí mismo y de su
contexto. La causa para no lograr un duelo normal
(“duelo crónico” y “ausencia prolongada de
aflicción consciente”) implica que existen lazos con el fallecido.
Esto lleva a un impulso de búsqueda, lo que
explica la ausencia de pesar y tristeza que se puede dar en ambas variantes del duelo
patológico. En ambas el duelo esta inconcluso: el duelo
crónico significaría quedarse en la fase de añoranza y
búsqueda y la ausencia de aflicción en la fase de embotamiento
(Bowlby, 1980).
La idea del duelo, como un proceso de etapas
relativamente universales, también la encontramos en Kübler-Ross
(1969). En su conocido libro On Death and Dying, menciona la negación, rabia, negociación, depresión y
aceptación. Estas etapas ayudan a comprender el
proceso por el que pasa el enfermo terminal al vislumbrar su propia muerte o,
mejor dicho, la pérdida de la propia vida. Este
es el objetivo para el que fueron originalmente propuestas por la autora.
Sin embargo, también se han usado para
describir el proceso que ocurre en el deudo, no siempre teniendo en cuenta la
diferencia entre los dos procesos.
Worden (1982) y Rando (1984) conciben el duelo como un proceso mas
activo, se cambia la idea de pasar por fases o etapas a la de realizar
“tareas”, para que haya un trabajo de duelo efectivo. Las tareas de
Worden son: Aceptar la realidad de la pérdida; Experimentar el dolor de
la pérdida; Adaptarse a su medio, en el que ahora falta el ser querido,
y Retirar la energía emocional desde lapersona que falta,
reinvirtiéndola en otras relaciones. Rando (1983) ademas enfatiza
que se debe tomar en cuenta la idiosincrasia de cada duelo, la que
estaría determinada por una combinación única de factores
psicológicos, sociales y fisiológicos, como los que mencionamos mas adelante como condicionantes del
duelo. Como vemos, para estos dos autores el trabajo de duelo es mas
activo y particular.
Recientemente ha surgido un nuevo modelo
teórico del duelo, que puede verse como una alternativa o como producto de la evolución de la
corriente teórica clasica, que hemos expuesto. Niemeyer (2000)
realiza un analisis del
proceso del
duelo desde una perspectiva constructivista. Este autor define duelo como
una reconstrucción de significados y destaca lo particular y lo activo
en el proceso de duelo, a diferencia de lo universal y pasivo de los autores
mas tradicionales. La elaboración del duelo esta determinada no solo por
las emociones, sino también por el contexto relacional y los
significados únicos del
doliente, los que tienen que ser reconstruidos después de la
pérdida. La cultura y las creencias espirituales son determinantes
relevantes del
significado particular de la pérdida para cada persona. El modelo de
Niemeyer permite integrar aportes que se han realizado
recientemente, desde la antropología y la sociología, al estudio del duelo (Parkes et
al., 1997; Klass, 1999; Kellerhear, 2002).
En términos del
trabajo de duelo, este nuevo enfoque plantea, al igual que la postura
mas tradicional, que se necesita reconocerla realidad de la
pérdida y abrirse al dolor. La diferencia se presenta principalmente en
lo que se ha llamado fase de reorganización o restablecimiento, cuyo
objetivo esta determinado en forma importante por la concepción
de lo que es un duelo elaborado. La propuesta de
Niemeyer fundamentalmente permite una mayor amplitud en los procesos que llevan
la elaboración.
Esta amplitud significa, por una parte, que no necesariamente el deudo debe
“dejar ir” o renunciar a la relación con la persona
desaparecida. Se ha descrito que las experiencias de contacto o alucinatorias
con seres queridos son comunes y normales durante el
duelo. La mayoría de los deudos, por ejemplo, sigue sintiendo la
presencia de la persona fallecida y manifiestan que esto les proporciona consuelo y les anima a seguir con su propia vida (Datson y
Marwit, 1997; Klass, 1997).
En el trabajo de Datson y Marwit, un 30% de los deudos tiene una
sensación asociada a esta presencia, como por ejemplo la
sensación de que la persona esta sentada a los pies de la cama.
Alrededor de un 20% dice haber visto u oído a
su ser querido. Estas evidencias son incorporadas por Niemeyer, quien postula
que la muerte transforma las relaciones con la persona querida, en lugar de
ponerles fin. Esto implicaría que no es necesario distanciarse de los
recuerdos del
ser querido, sino “convertir una relación basada en la presencia
física en otra basada en la conexión simbólica” “Conservando esta relación que fue fundamental para
nosotros en el pasado, podemos dar continuidad a unahistoria vital interrumpida
por la pérdida, emprendiendo el duro trabajo de inventar un futuro lleno
de sentido” (Niemeyer, 2000, pag. 75 y 76).
Por otra parte, se postula una reconstrucción de significados que
permite contemplar las creencias particulares, teniendo como telón de
fondo la cultura a la que uno pertenece, sin connotaciones a priori de
anormalidad.
Por último, la amplitud en la elaboración del duelo permite
incluir el crecimiento. El mundo de la persona queda
transformado por la pérdida. La reconstrucción de un nuevo mundo de significados que tenga sentido no
necesariamente lleva a la “normalidad” previa a la pérdida,
sino que da la oportunidad de llegar a un estado de mayor desarrollo personal.
Etapas del duelo
A través del
tiempo ha habido múltiples intentos de describir las manifestaciones
psicológicas del
duelo o etapas por las que pasa una persona que pierde a un ser querido. En el
presente apartado se exponen las fases que plantean diferentes autores
que, aunque existe una equivalencia sólo parcial entre ellos, hay una
progresión de fases que es común y que nos interesa, ya que lleva
a la elaboración del duelo.
Se atribuye a Freud (1917) el haber delineado el
estudio de los procesos psicológicos del duelo durante el siglo XX. Lindemann
(1944) refuerza el modelo propuesto por Freud y define etapas del duelo con
base a observaciones de personas que perdieron a sus familiares en forma
tragica.
Bowlby, (1970) el autor mas importante en el tema,
propone su primer modelo sobre las etapasdel duelo en 1961, basado
principalmente en los influyentes trabajos de Freud y Lindemann (1944).
Originalmente plantea la existencia de tres etapas: añoranza y
búsqueda de la persona perdida, desorganización y
reorganización. Posteriormente (1969, 1980) Bowlby describe la etapa de
embotamiento. Esto como
consecuencia de los resultados de un trabajo en el que entrevistó a un
grupo de 22 mujeres viudas en cinco oportunidades durante el duelo (Parkes,
1964; Bowlby & Parkes, 1970).
Las ideas sobre el duelo propuestas en estos trabajos guardan gran similitud
con su conocida teoría del apego (1969, 1973, 1980). En
ésta, Bowlby teorizó que los niños pequeños forman,
desde temprano, un lazo con la figura materna, cuya
ruptura lleva a la ansiedad de separación. Se vera, así,
que los mecanismos para afrontar esta separación serían
sustancialmente los mismos que son observados cuando un
niño mayor o un adulto pierden a una figura amada.
A continuación se describen brevemente los aspectos de cada fase del
duelo en los que hay acuerdo entre los diferentes autores, señalando,
cuando es necesario, las diferencias entre ellos.
Fase de Evitación
La persona esta agobiada por el impacto, se siente embotada,
incrédula, desorientada, confundida, incapaz de comprender lo que
pasó. Existe un deseo de evadir el
terrible hecho de haber perdido al ser amado, una reacción de shock
debido a que no es posible asimilar la realidad de la pérdida. También suele producirse una interrupción de los
aspectos automaticos y cotidianos de la vida.
Lamayoría de los autores incluye en la fase de evitación, tanto
el shock o embotamiento como la negación ante el
reconocimiento inicial de lo sucedido. Después del shock se
produciría el comienzo de un darse cuenta
intelectual. Este momento hace aparecer la negación, que
también es natural; este punto es
terapéutico, debido a que permite ir absorbiendo la realidad lentamente,
previniendo el verse superado. Parkes y Weiss (1983) agregan que el deudo
desarrolla una explicación de la pérdida, identificando alguna
causa inevitable de la muerte, lo que le permitiría bajar la vigilancia
y ansiedad de enfrentar una nueva pérdida. Para Rando
(1984), la persona tiene una sensación de estar y no estar al mismo
tiempo, se encuentra en una anestesia emocional que le impide ver la realidad y
aceptar que ha sufrido una pérdida.
De acuerdo con Kübler (1972), esta etapa, que se conoce como negación
y aislamiento, permite mitigar el dolor ante la pérdida de un ser
querido; ademas, también nos ayuda a aislarnos para evitar
el dolor, que con toda la naturalidad se espera que se supere pronto. En
esta misma etapa encontramos la ira, donde se debe permitir al pariente que
llore, grite, hable; aquí es dónde debemos estar para cuando
se nos necesite, porque sabemos que le espera un largo
camino de duelo por recorrer.
Fase de Confrontación
En esta fase se sienten las emociones mas intensas, aunque la
expresión de éstas es variable. Según Bowlby (1980)
se caracteriza por una motivación poderosa de recuperar el objeto
perdido y por lapresencia de rabia.
Existe un estado de excitabilidad psicológica
aumentada, que se manifiesta como
irritabilidad, ansiedad, tensión y que formaría parte de la
conducta de búsqueda. El doliente repasa obsesivamente todos los hechos
de la vida del
ser perdido, las circunstancias de su muerte, qué se pudo y no pudo
haber hecho. Según Parker y Weiss (1983), ésta es la
característica mas típica del duelo. Incluso
se puede manifestar de manera física, a través de dolores y visiones. Se describe una
sensación de sentir la presencia del
ser querido y de sueños vívidos.
De acuerdo con Rando(1984), en esta etapa la persona
afronta la realidad y por ello se vuelve la etapa mas difícil, se
siente invadido por todas esas emociones e incluso se pueden presentar pseudo
alucinaciones, pero todo esto es normal. Se fluctúa entre esta
búsqueda y el desengaño repetido, la esperanza
intermitente, la rabia y la culpa. Pero en forma paralela a este proceso, habría una tristeza profunda,
añoranza, congoja y accesos de llanto, como una forma de reconocer que la
recuperación es imposible (Bowlby, 1980).
Existen dos emociones habitualmente presentes en esta fase y
que causan problemas por la respuesta social que generan (Rando, 1984).
La rabia, emoción que siempre se espera como respuesta a la
depravación de algo deseado y que se considera la emoción
mas importante de esta etapa (Bowlby, 1980). Se puede dirigir a otras personas o cosas y es común que sea contra el
difunto, lo que es complicado por ser mal visto por la sociedad. La otra
emoción,difícil de acoger por los
demas como
normal y esperable, es la culpa. Puede haber culpa por
estar vivo y que el amado no lo esté; por no haberlo protegido de la
muerte; por sentir rabia o por sentir alivio, al verse libre de una gran
responsabilidad. Incluso el hecho de llorar puede generar culpa, si se percibe como una pérdida del control.
Hay numerosos síntomas depresivos que se dan como parte del
duelo, sin constituirse necesariamente en una depresión propiamente tal como: ahedonia,
retraimiento social, apatía, desesperanza, pérdida de
concentración y de la capacidad para tomar decisiones, y diversos
síntomas fisiológicos.
Otra reacción habitual es el sentimiento de mutilación, que nace del concepto de que una parte del doliente ha muerto
con el difunto: la parte de su vida que justamente compartían, y que no
va a reemplazarse con relaciones que el doliente pueda establecer a partir de
ese momento, aunque éstas sean de caracter similar.
Se puede sentir panico o ansiedad generalizada, que se
debería a una aprensión por lo desconocido de la situación
que se vive. Generalmente se presenta en las mañanas cuando el
deudo se despierta y siente que tiene que enfrentar un
nuevo día sin la persona querida. También se
presenta una sensación de vulnerabilidad causada por la pérdida
actual y los recuerdos de separaciones y pérdidas previas. La
percepción de estar actuando distinto de lo habitual hace que sea
mas aterradora y dolorosa esta fase, por lo que es importante asegurar a
los deudos que sus sentimientos son legítimos.Para
Kübler (1972) Ross ésta etapa se conoce como pacto o
negociación; ante la situación de la perdida, que ya es bastante
tener que afrontar, aspiramos superar la traumatica vivencia. Entra
aquí la depresión; cuando ya no es posible hacer una
negación, el paciente empieza a tener síntomas de tristeza,
adelgazamiento o aun el hablar con la ropa o sus cosas favoritas del
difunto. Esto nos habla de un estado en el que se
encontrara temporalmente.
Fase de Restablecimiento
Sólo si se tolera la emocionalidad de la etapa previa, se puede llegar a aceptar que la pérdida es permanente y a moldear la
vida con una nueva forma. Esta redefinición de sí mismo implica
renunciar definitivamente a toda esperanza de
recuperar a la persona perdida (Bowlby, 1980). Esta fase es una gradual
declinación del
duelo, marcando el inicio de la reinserción emocional y social al mundo
cotidiano. El individuo empieza a examinar su nueva
situación y a considerar las posibles maneras de enfrentarla. La
pérdida no se olvida, pero se pone en un lugar
especial y la energía emocional se reorienta hacia nuevas relaciones
(Bowlby, 1980; Worden, 1982).
De acuerdo con Rando (1984) la persona se reubica en el mundo real, se
restablece su vida y poco a poco se va recuperando.
Para Kübler (1972) ésta etapa se conoce como aceptación; la cual no significa
felicidad, significa que ya ha pasado por las etapas anteriores para empezar a
sentir una cierta paz, con los menores temores ante la soledad. Y podra seguir con su vida
haciendo cambios quiza en su hogar.